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Perfil de una operadora de medicina popular urbana en San Juan de Lurigancho (Lima, Perú)

CHAVEZ HUALPA, Fabiola Yvonne

Publicado en el año 2016 en la Revista de Folklore número 413 - sumario >

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Introducción

La inmensa población de la capital del Perú, Lima[1], cuya gran mayoría es oriunda del interno del país, ha traído consigo una gran variedad de creencias y costumbres propias de cada lugar que, en muchos casos, han sido adaptadas al nuevo contexto limeño creando un extenso laboratorio en el campo de las medicinas populares. Llamo «medicina popular» (o, mejor dicho, medicinas populares) a aquel sistema médico en el cual se han incorporado elementos alóctonos: no pertenecientes a las matrices culturales tradicionales del mundo andino o amazónico. Sobre todo en los últimos decenios se ha visto una incorporación de saberes procedentes de culturas milenarias tan diferentes como el budismo, el hinduismo, etc., dentro de las prácticas y creencias del mundo de la medicina popular, en especial en aquellas urbanas. He de añadir que también en algunos casos se han incluido creencias provenientes del New Age[2], dando lugar a una desbordante variedad de medicinas populares.

Este proceso, más evidente y veloz en contextos urbanos, ha hecho y hará surgir una serie de medicinas que dependerán del interés y de la creatividad de cada operador terapéutico y de las demandas de sus pacientes.

El presente trabajo se basa en el estudio de una de estas modernas operadoras terapéuticas urbanas, Sra. Carmen Agusti, quien forma parte de la población de migrantes que ocuparon y extendieron la zona urbana de Lima, como sucedió al actual distrito de San Juan de Lurigancho. Cuando ella se estableció, la atención médica oficial no llegaba (por falta de estructuras sanitarias o personal médico). En situaciones de este tipo se hace evidente la solidaridad, la ayuda recíproca entre los pobladores, un rasgo ya presente en la mentalidad andina, el ayni[3] o principio de reciprocidad. En la labor terapéutica de la Sra. Carmen podemos distinguir la presencia de técnicas asiáticas, así como andinas y amazónicas, sea para la atención al parto, en la ginecología, en la atención pediátrica o en su labor de «doctora» en general. Ella, además, como expondré en el presente ensayo, desarrolla también el rol de «vidente».

1. La zona y el método de investigación

1.1. San Juan de Lurigancho: una breve visión histórica

El fértil valle de Lurigancho, ubicado al noreste de la actual Lima metropolitana, posee una larga historia que se remonta a la presencia humana datada entre 6000-8000 a. C., como lo demuestran las evidencias arqueológicas: puntas de lanza e instrumentos líticos. Del periodo formativo tenemos, por ejemplo, el templo en «U» de Azcarrunz (1000 a. C.). En esta rica tierra en recursos de animales se estableció una población proveniente de Huarochirí: los rurikanchas, cuyo antepasado mítico era Pariacaca. Entre 1450 y 1470, el noveno inca Pachakuteq sometió a los pobladores del valle, dominio que terminó con la llegada de los españoles, quienes crearán una «encomienda». Posteriormente, fundarán la «reducción de indios» llamada San Juan Bautista de Lurigancho. El surgimiento de las haciendas hará de este fructífero valle una zona de abastecimiento para los limeños.

Será en la segunda mitad del siglo xx cuando se creará el distrito de San Juan de Lurigancho (1967), convirtiéndose así en uno de los 43 distritos de Lima. San Juan de Lurigancho (SJL)[4] es el distrito cuya área urbana es la más grande de Lima ciudad, con sus 63 km². San Juan de Lurigancho goza de una gran actividad comercial; por una de sus avenidas principales —Las Flores de Primavera— pasan numerosas líneas de transporte público, pero, si bien el tráfico vehicular ha aumentado, la creación de la Metropolitana ha aligerado el diario movimiento de los que trabajan fuera del distrito.

A la altura del paradero 7 de las Flores, aparece un gran movimiento principalmente en las áreas comercial, de manufactura y de construcción. Al lado izquierdo del paradero se encuentran un grupo de casas pertenecientes a la cooperativa Las Flores, y en una pequeña calle paralela hay un mercado de verduras y frutas: carretillas de vendedores, emolienteros, ambulantes quienes han extendido al suelo un costal y exponen productos agrícolas.

A pocos metros del mercado se encuentra una de las casas de la Sra. Carmen, muy conocida en el barrio porque su casa es un punto de acopio del Programa del Vaso de Leche[5], y también conocida por su disponibilidad a ayudar a quien sufre de algún malestar físico.

Hoy en día, la Sra. Agusti goza de un prestigio ganado a través de décadas de atención médica y de asistencia a la labor de parto a la mayoría de la población femenina de esa parte del populoso San Juan de Lurigancho. Ella misma no tiene presente la cantidad de personas que ha traído al mundo. Una emergente medicina popular resultado de la fusión de distintas tradiciones, en su caso de la fusión de medicinas andina, amazónica y asiática. Hace de partera; de médico en general; ejecuta ritos propios de la medicina tradicional andina, como el «llamado de sombra» y «limpias»; practica la acupuntura; lee la hoja de coca; trabaja con el «mapacho», y tiene conocimientos de magia amorosa.

1.2. Metodología de trabajo

Los datos presentados fueron recogidos a través de entrevistas directas a la Sra. Carmen Agusti. Como siempre, he privilegiado desarrollar las entrevistas en forma de conversaciones privadas (solamente éramos las dos presentes) para permitir a mi interlocutora tener un ambiente propicio para explayarse. Las conversaciones se llevaron a cabo en sus dos casas, donde en ambas tiene un «consultorio». Tuve la oportunidad de presenciar la atención a algunos pacientes.

He transcrito extractos de las conversaciones y, en algunos casos en que no sea explícito el discurso, he añadido entre corchetes el significado de la expresión. He usado los paréntesis cuando he suprimido partes de la conversación que no se referían al argumento tratado o cuando la informante repite lo ya hablado. Al final del trabajo, presento un breve léxico de términos usados en el mundo curanderil y del habla popular limeña.

2. La operadora

La Sra. Agusti, que actualmente tiene 70 años y es originaria de la hacienda El Sauce, distrito de Pucara, provincia de Jaén (Cajamarca), nos cuenta que su nacimiento fue podálico. El nacimiento distinto de la posición común[6] es interpretado como un signo que anuncia que el nacituro tendrá cualidades particulares, o en general una vida diferente al resto que nace de posición normal. Según una creencia muy difundida a lo largo de los Andes: «El que nace de pie (el chakpa) tendrá suerte en su vida».

A los cinco años, los duendes —o, como ella los llama, los «gringos chiquitos»— la quisieron raptar. Ella recuerda que una noche soñó que la llamaban unas voces que salían de una caja de medidor de agua:

Cuando yo tendría pues cinco añitos me quisieron jalar, llevar. Yo soñé con esa caja del medidor de agua, me decían: «Ven acá, hay unos chiquitos, unos gringos». Y yo meto mi cara y al día siguiente amanecí todita peñiscada y mi abuela dijo: «Esos son los duendes que te quieren llevar». Me pusieron un collar de ajos[7] y en la puerta también mi abuela hizo así con esas agujas grandotas de coser así e hizo un collar y lo puso donde dormía. Le dijo: «Aléjate porque no vas a venir acá a fastidiar a mi nieta».

Ella acompañaba a su abuela materna, Elena Díaz Chávez, la cual era de Sorochuco[8], sabía curar roturas de huesos, atender a partos, prestar algunas atenciones a los niños tanto a nivel físico como la cura de síndromes culturales como el «susto». La abuela cocinaba para el alcalde y para las fiestas grandes que se llevaban a cabo en los pueblos cercanos. Tenía un gran conocimiento fitoterapéutico, y por medio de ella la Sra. Carmen conoció el uso de numerosas plantas, ya que desde pequeña la acompañaba a recogerlas:

Por ella conocí bastantes plantas porque me llevaba a que la ayude a jalar [recoger], para los cólicos, cuando no podían dormir los niños (...) así plantas para el dolor, para el reumatismo. Para el reumatismo lo frotaba con la ortiga y después le pasaba maíz blanco para que no les pique (...) yo casi no me he criado con ella, pero iba de tiempo en tiempo. Sabía hasta «limpiar» las casas, con la planta con el marco barría con el marco (...) cuando ya estaba vacío el restorante, cuando había fiestas y cocinaba y venía tanta gente (...) cuando terminaba las fiestas ellos se iban y ella barría me decía: «Vamos a traer el marco, china para limpiar» [y ella le respondía:] «¡Ah, ya abuelita!». «Para toda la mala vibra», decía (...) Otras la conocen por la artamisa [artemisia] (...) con esa barría de al fondo para fuera, «¡fuera, fuera!», decía (...) Parece que ha sido una «maestra», pues sabía bastante, claro, le consultaban para el estómago, para cuando no dormían, cuando así tenían cualquier problema o las parejas se peleaban.

La artemisia (Artemisa vulgaris), ya referida por Plinio en su relación con la cura de enfermedades propiamente de mujeres (Plinio XXV, 73), es mencionada por el pseudo-Apuleio en su Herbarium por su capacidad de aliviar el cansancio del viajante si lo lleva en la mano y por su virtud de poder alejar los demonios y espíritus: Herbam artemisiam monoclonon si quis iter faciens secum in manu portauerit non sentiet laborem itineris. Fugat demonia et male da domo («Si el caminante llevará en su mano la artemisia, no sentirá el cansancio del viaje. Además, ahuyenta de la casa a los démones y al mal»). Es interesante notar cómo el autor menciona ambos usos de la artemisia como remedio para el cansancio y como hierba apotropaica.

Continuando con los aspectos saltantes de la vida de la Sra. Carmen, ella nos cuenta que, cuando tenía alrededor de cinco años, su familia migró al Callao, a Santa María Norte; por entonces, la zona estaba llena de chacras dedicadas al cultivo de flores y de plátanos y donde los trabajadores eran sobre todo asiáticos. Ahí trabajaba su padre como guardián y también desempeñaba el oficio de albañil. La convivencia con estos pobladores de origen chino y japonés tuvo influencia en la pequeña cajamarquina, quien solo estudió hasta el tercer año de primaria. El traslado a Lima no rompió el contacto con la abuela, ya que de tiempo en tiempo mandaban a la niña a pasar una temporada en Cajamarca; además, la Sra. Elena venía a Lima algunas veces. Conoció, por ejemplo, las plantas que la abuela usaba para la rotura de huesos, tanto de personas como de animales: «… el sueldaconsuelda[9] (...) atado con una maderita por quince días; aprendió que la hoja del floripondio[10] (...) ayudaba a dormir a los niños colocándola bajo la almohada».

Alrededor de los 13 años comenzó a realizar trabajos domésticos en la casa de Reynaldo Alvarado, un doctor gineco-obstetra que recién se había casado. Las labores de limpieza se extendieron al consultorio del médico que se ubicaba en su misma residencia. El doctor vio el interés de la joven por la ginecología y comenzó a darle algunas indicaciones sobre la atención al parto.

La Sra. Agusti recuerda vivamente la primera ocasión que tuvo para aplicar sus rudimentarios conocimientos. Ocurrió cuando ella tenía 15 años: una mañana, al saltar una acequia seca, vio a una señora dentro de la acequia que estaba pujando por parir. Inmediatamente, sin asustarse o tener miedo ante esa circunstancia, se acercó para ayudarla a parir, después la acomodó y fue corriendo a su casa a traer algún pedazo de tela para fajarla y limpiarla, pero ya no la encontró. Fue entonces cuando ella entendió que era hábil en este oficio.

En la década de los 60, cuando tenía 19 años, nuevamente los padres decidieron cambiar de domicilio. Esta vez se trasladaron al valle de Lurigancho, donde había chacras, que, pocos años después, dará lugar al distrito de SJL.

La creencia en la existencia de un mundo mítico ancestral que en sus lugares de origen cumplía una función social, en los nuevos contextos urbanos, tuvo que ser reformulada. En el relato sobre estos «duendes ciudadanos» es interesante resaltar cómo la higuera —en la mentalidad andina— ha mantenido su asociación negativa:

Los duendes yo los he visto. En esa parte donde está ese carro amarillo [me indica la vereda del frente de su casa, a unos metros veinte metros aproximadamente] hay un plátano ya, ahí había una higuera. Dicen que en la higuera siempre se posesionan ellos. Entonces yo vine de atender un parto en la noche y no vine sola (...) la señora tenía dos gringuitas que ahora son mamás, bien bonitas, y veníamos... ¿Qué: la señora se ha quedado dormida y las chiquitas han salido? Nos hemos ido hasta cerca, habrá sido de aquí a allá, cerca, y se nos desapareció. Se nos desapareció de la vista. Y no eran sus hijas: ahora sabemos que eran los duendes, eran mujercitas (...) Eran gringuitas que jugaban ahí bastante en el ruedo del higo[11].

Aquí conocerá a una anciana partera, una vecina, que ampliará sus conocimientos en este campo. Ha trabajado en los centros de salud ad honorem y ha asistido a varios cursos sobre la acupuntura como los impartidos en Tianmen (Tien-an-men). Dicho centro está ubicado en el centro de Lima[12], dirigido por el acupunturista Álex León, quien ha realizado estudios en la escuela de Neijing. También siguió unos cursos de auricupuntura en Tao Salud[13]: «Tianmen y después Tao Salud (...) Tao Salud con el doctor José Carbajal (...) año y medio».

La Sra. Carmen siempre está atenta a los seminarios o conferencias organizados por instituciones académicas; por ejemplo, participó como oyente al Seminario sobre Medicina Tradicional Andina y Amazónica organizado por la Facultad de Medicina San Fernando, de la Universidad San Marcos, en el año 2014, en el cual expusieron estudiosos de diversas partes del país y del extranjero.

Sueños

Varias veces, según nos narra la Sra. Carmen, la Virgen de Fátima se le presentó y le habló. En unas oportunidades, para ayudarla en un momento de grave crisis económica en su familia. Otras veces le avisaba, le prevenía:

Cuando yo he sido niña he soñado con la Virgen de Fátima, y conversaba y me decía: «Carmen...» —como estaba en una situación bien crítica de niños pues económicamente— me decía... Antes había no sé si usted ha escuchado «La dupleta» (...) como decir, por ejemplo, que te sacas la «tinka», la suerte, algo parecido (...) Entonces me decía: «Compra tu boleto con este número 64, 72». ¡Y me sacaba! (...) y todos esos días teníamos (...) Varias veces, varias veces conversaba conmigo, con los niñitos. [Refiriéndose a la iconografía de la Virgen de Fátima:] no tiene la figura de tres niños que están ahí arrodillados (...) Tendría pues diez, once, doce hasta los doce, trece años, siempre conversaba (...) Solamente cuestión de la plata, los números para rifa, para eso. Y a veces me decía: «No vayas por ahí: te va a ir mal».

Otros sueños eran premonitorios; un sueño importante fue sobre su futura segunda casa, en lo que antes se llamaba San Antonio de Sicamaca y que ahora es el asentamiento humano Villa Hermosa Primero de Noviembre:

Cuando yo tendría pues veinticinco años yo soñaba que volaba, yo he volado por toda la parte de los cerros, Tahuantinsuyo, todo eso he volado todo el entorno del cerro y he llegado he bajado de volar en la punta de un cerro justo donde tengo hoy mi casa. En el mismo sitio.

3. Su labor terapéutica

Expongo un perfil de las diferentes técnicas que ejecuta la Sra. Carmen.

3.1. Doctora, ginecóloga y partera

3.1.1. Como doctora

En la atención a sus pacientes, la Sra. Carmen hace recurso a todas las medicinas que conoce. Algunas de estas técnicas las aprendió de joven, otras las ha ido aprendiendo en los cursos a los que ella asiste.

a. Una de las técnicas es la moxibustión (la combustión de la moxa, que es hecha de hojas pulverizadas de la Artemisa vulgaris), de origen asiática, que puede ser empleada en combinación con la acupuntura[14]. Ella nos cuenta que utiliza la moxa muchas veces como alternativa de la acupuntura: «Hay personas que no quieren las agujas nada y en los mismos puntos se moxa (...) nueve veces (...) así como el cigarro».

La moxa en forma de cigarro, al cual lo puede encender directamente como un cigarro o lo enciende con un incienso extrayendo un poco del contenido. Los usos que le da son diversos: para la parturienta, para la curación de la tos, etc.

Presencié la atención a una mujer que tenía hongos en las uñas del pie y ella le recomendó el uso de la moxa aplicándolo por nueve segundos o, en falta de ella, los cigarros Inca:

Lo prendes como un cigarro y en cada dedo, en cada uña, después que te lavas bien bien (...) y agarras así lo prendes igualito que el cigarro, si no hay la moxa el cigarro lo pones así en la uña así, cuentas: uno, dos, tres... si te quemas ¡pum! pones el dedo así nueve veces en cada dedito. Eso lo mata al hongo, no ves que el hongo vive en la humedad (...) que te llegue el calor (...) si no hay la moxa, aunque sea con los cigarros Inca (...) la cosa es que el calor los mata.

b. Respecto a la acupuntura, ella nos dice en qué casos es necesaria:

Cuando a veces hay tendones, nervios que no están en su sitio, también se pone la acupuntura (...) para sacar el frío, el aire también, se pone la acupuntura esta allí directa, directa (...) Cuando hay por ejemplo aire, así, cuando lo pones en la parte del hígado, del bazo así se coloca pue’ la aguja con un pedacito prendido, entonces humea, humea, humea solito y va sacando el aire.

Sobre el mal del estómago, ella afirma que basta apretar un punto del cuerpo dando movimientos circulares; veamos cómo lo expone:

Debajo de la rodilla cuatro puntos se llama (...) aquí, allí es el estómago, aunque usted algún día tenga un cólico, tenga algo (...) entonces se mida acá debajo de la rodilla cuatro dedos (...) inmediatamente le pasa. Así si no hay aguja así con su dedo, si le quita.

En la acupuntura, el meridiano del estómago es el 36, o también llamado zu san li; en pocas palabras, se ubica cuatro dedos por debajo de la rodilla, lateralmente. Es uno de los puntos importantes, ya que tonifica el qi, tonifica la capacidad de asimilación del bazo y del estómago. Ya en la medicina tradicional china, Li Dong Yuan (1180-1251), en su tratado del bazo y el estómago, resaltaba la importancia de estos dos órganos.

c. Otro método es la ventosaterapia. Dentro de sus amplios conocimientos de la medicina tradicional china, la Sra. Agusti recurre al uso de la ventosa, una técnica ya documentada desde tiempos de la dinastía Jin (265-420). Mediante esta terapia se busca restablecer el qi.

A los siete años aprendió a aplicar la ventosa viendo a un japonés que ayudó a su padre político cuando este tuvo un accidente:

Cuando yo aprendí eso de un japonés cuando yo tendría cinco años y ahí siempre ya yo he acudido a eso cuando había golpes (...) ¡No me enseñó, a mí no me enseñó!, sino que mi papá me fue a pegar con la correa, mi papá político, entonces agarró y yo chica pues me bajé por abajo de unas tablas de madera en el foso y se dio con la punta de la madera en su tetilla y se quedó ¡ahhh! se le quería parar la respiración y como estaba ahí el japonés con todos los chicos que iban a trabajar en la chacra. Se paró y vi que sacó un vaso y puso un algodón ahí ¡pa! le puso y la tetilla se le hinchó toditito el vaso (...) y botó como un bistec de hígado así la sangre coagulada, sacó otra bolsita entonces no sabía que cosa era, después lo descubrí, era la tela de araña ¡pum, pum! y le puso y le cortó el sangrado (...) De ahí aprendí.

d. Restablecimiento del qi. Un concepto que la Sra. Agusti maneja es el de «energía». En las técnicas chinas de la moxibustión, la acupuntura y la ventosaterapia es evidente la finalidad del restablecimiento del qi, concepto que, de manera simple, se puede definir como ‘energía que sustenta la vida’.

e. Atendiendo a Samuel. El procedimiento del que vamos a hablar es el mismo que con la ventosa, pero ella lo realiza usando vasos. En el caso que tuve la oportunidad de asistir, ella colocó la ventosa a lo largo de la columna vertebral del paciente. Samuel, un joven de 26 años, casado y de profesión mototaxista, llega a la casa de la Sra. Agusti con una mano hinchada a consecuencia de una caída mientras jugaba al fútbol. Samuel cuenta que todo su cuerpo cayó sobre su brazo derecho. La Sra. Agusti empieza a darle masajes con el Bálsamo del Inca[15] por todo el brazo hasta el omóplato. Ella diagnostica que es necesario trabajar la columna, le dice que se recueste sobre una camilla y empieza a hacerle la ventosa a lo largo de la columna, después envuelve la cabeza del joven y le da un tirón fuerte. Finalmente, recomienda vendarse la mano y hacerse aplicaciones sobre la mano de un bistec con perejil y le receta[16] tomar durante dos días las pastillas Caditar[17] cada doce horas y no comer carne durante dos días. El costo de la atención es de veinte soles, los cuales Samuel promete traerle más tarde, ya que en ese momento no tiene dinero.

El uso de las hojas de perejil con fines medicinales es conocido por sus cualidades antiinflamatorias como uso tópico: las hojas molidas aplicadas a la zona inflamada y sujetada con una banda elástica ayudan a la disminución de la inflamación. Así mismo, la aplicación de un bistec ayuda a calmar el dolor y evita la aparición de un hematoma.

F. Buscando un hijo. Toda mujer desea concebir un hijo. En mis investigaciones en los Andes norteños y en contextos urbanos, he encontrado que las operadoras terapéuticas, como las curanderas o las parteras, conocen «secretos» para volver fecunda a una mujer. Debo añadir que, al indagar entre las hierbateras (las que venden hierbas medicinales en los mercados populares, como el de Piura), ellas también sugieren algunos preparados que son generalmente a base de algunas partes de plantas.

La Sra. Carmen afirma que un medio eficaz es comer el fruto de una «palmera hembra», pero debe ser solo una sola vez, ya que el consumo de dos o más puede volver muy fecunda a la mujer. Ella lo aprendió de una señora provinciana que la conoció cuando aún no tenía hijos. Siguiendo el consejo de la anciana, ella comió uno de estos frutos y coincidió con el hecho de salir encinta:

El fruto que da es así como el mango, chiquitito así, esto ya está peladito y es dulce como una miel. Lo rompes no más y se come lo de adentro (...) todas las palmeras no dan esto, entonces eso deben ser hembra y macho porque otras palmeras, crecen y crecen, pero no tienen (...) son color naranja bien bonitas parecen uvas así.

Ella no especifica de qué tipo de palmera se trata.

Deseo agregar que, actualmente, en el Perú existe todo un interés por las llamadas Medicinas Alternativas y Complementarias (MAC) y por todo el saber de la Medicina Tradicional (MT), al punto que el Colegio Médico ha creado un comité para el estudio de las MAC y MT. Es frecuente encontrar instituciones particulares y públicas que se dedican a la enseñanza de las MAC, y en ellas sobresale la medicina asiática, y en especial la acupuntura.

3.1.2. Como partera

En su larga trayectoria como partera, la Sra. Carmen ha visto cómo muchos médicos al momento del parto buscan su comodidad, la labor fácil, y no lo mejor para la parturienta:

Ya no hay médicos, son carniceros, porque los que tienen doble cordón: ¡cesárea, cesárea! A mí me han nacido con doble con triple por acá, así y nunca se me han muerto, se me han asfixiado. Les he dado oxígeno boca a boca. Ya después he usado medicina porque ya tenía conocimiento.

Durante los meses de gestación y después en el periodo de posparto, la Sra. Carmen continúa atendiendo a sus pacientes. Recuerda casos en donde el niño se presenta atravesado:

Cuando está traverso, yo sé acomodar, cerniéndolo, usaba el aceite rosado, que antiguamente se usaba en la sierra y con eso lo giraba y le daba vuelta, bien salía de cabecita o de pie. Yo he sacado de pie, de cabeza.

Y de no resultar el acomodamiento mediante masajes con aceite de bebé, entonces pasa a recurrir a la moxibustión para que el niño se coloque en la posición justa para el parto. Del «cigarro» de moxa extrae unos «granitos» y los coloca en el dedo meñique:

Cuando el bebé está traverso se pone con la (...) moxa. Es un como tipo cigarro que se hace como tres semillitas de arroz, bien, bien se le pone en el dedo meñique, eso ya es método chino, y con el incienso, ya lo he hecho cuando no he podido voltearlo y ¡ufff! se voltea, se voltea al toque [al momento] (...) en el meñique se hace como un arrocito la moxa y agarra un incienso, se prende, y con eso se «cambia movimiento mutación trasmutación», esa es la oración, ¡suuu!, solito dan vuelta.

En la llamada medicina occidental se está incorporando la técnica de la moxibustión para la atención al parto. Parte de su gran acogida es que se trata de un método no invasivo y, por lo tanto, inofensivo para la gestante y el feto.

El punto en la base del dedo meñique del pie es llamado BL-67:

La aplicación de la moxibustión sobre el punto V-67 (BL-67 en inglés) se ha asociado a la versión fetal en presentación podálica. Este punto, también conocido como tché yin o zhiyin, pertenece al meridiano lang-vejiga (V) y se localiza en el lateral externo del dedo meñique del pie, por debajo de la uña. La técnica consiste en aplicar la moxa indirectamente en su punto, repitiéndolo según el protocolo que se lleva a cabo o hasta conseguir que el feto se gire. Puede comenzar a usarse a partir de las 33 semanas de gestación, cuando la presentación podálica ha sido confirmada mediante ecografía (Álvarez Holgado y otros, 2012: 24-25).

3.1.3. Como pediatra

Las afecciones más frecuentes del niño en sus primeros años son atendidas también por la Sra. Carmen, desempeñando así el rol de pediatra. Por ejemplo, entre los malestares más frecuentes de los niños están los cólicos y las diarreas, en el caso de una diarrea persistente se hace un caldo con la carne del buitre[18] y se le da a comer todo.

Una explicación de por qué se usa en dichos casos la carne del buitre es el hecho de que el buitre posee un estómago fuerte, ya que es capaz de ingerir carnes en descomposición. Por magia contagiosa, entonces, dándole al niño carne de buitre eso hará que el estómago del pequeño se vuelva tan resistente como el del volátil[19]. En caso de que tenga lombrices, se les suministra el paico (Chenopodium ambrosoides), ya documentado su uso medicinal en el siglo xvii por el padre Cobo (1964: 179) y en investigaciones como la de los estudiosos de inicio del siglo xx Valdizán y Maldonado (1922: t. III, 167).

Como en otras medicinas rurales, la orina del niño pequeño sirve como medicina:

Y para los cólicos los orines de los niños. Si hasta yo misma he tomado cuando esto era chacra y no había ni la salvación me dio unos cólicos ¡Dios mío! Mi hijita tendría seis años, me acordé de mi abuelita, la hice orinar y tomé, me tapé bien, quería vomitar, no, me quedé seca dormida.

Muchas de las precauciones que ella aconseja a las madres las encontramos también en el mundo andino, como, por ejemplo, sobre la lactancia[20]: se cree que una madre debe evitar dar el pecho cuando está colérica, ya que a través de la leche le pasa la cólera al niño:

Cuando uno tiene cólera siempre tiene que botar un poquito porque dicen que se transmite (...) a menos cuando uno tiene cólera o reniega se le bota. Le da cólicos o se pone hiperactivo [al niño] (...) también está con toda la rabieta adentro.

La Sra. Agusti posee un gran manejo fitoterapéutico para enfermedades sea de personas adultas como de niños.

3.2. Atendiendo síndromes culturales

3.2.1. Curación del susto: el llamado de la sombra

Uno de los síndromes culturales a los que los párvulos son expuestos (y también toda persona de carácter débil o «sombra baja») es la pérdida de la «sombra» (doble anímico)[21]. La curación implica básicamente su regreso, sin lo cual la persona lentamente moriría. La Sra. Carmen lo hizo para su hijo:

Un susto fuerte, por ejemplo, en un cerro que se asusten o en algún sitio que se asusten fuerte. Se hace como especie de una maderita, se amarra bien con telas, ¿no?, y se prende y a las doce de la noche uno va al sitio donde se ha caído la persona. Si ha pasado mucho tiempo con la ropa, ¡ojalá que la tuviera!, y con esa ropa uno se va al sitio con la persona y se le indica: «Vamos a ir pero no vas a voltear así te llamen por tu nombre o te silben» porque el enemigo es fuerte, silba o a veces lo llama voltea y se regresa. Si silba o lo llaman por su nombre.

Posteriormente hizo el «llamado de sombra» para otras personas, como a una joven de 20-22 años que estaba muy mal; la Sra. Agusti, por los síntomas que tenía la joven, determinó que tenía susto:

Se dice: «¡Levántate, levántate!» por su nombre y se le florea con el Agua de Cananga, o todo mezclado, la Cananga, el agua Florida[22], con eso se le (...) en cruz se le pasa de adelante hacia atrás y que no se levante la persona y no sale sin que voltees (...) Eso sí lo he hecho acá como dos tres veces así aquí en Lima.

Durante el rito, la Sra. Agusti usa una cruz de Caravaca: «Orando pidiéndole al Señor que todo vaya y que esta planta es muy buena y que aleje todo lo malo. Así pidiéndole al Señor».

Esta cruz, hecha de una madera de la Amazonía la Chonta[23] (Guilielma gasipae), conocida también como «jibareña», tiene doble valencia simbólica: por un lado, por el material que está realizado, que se trata de una madera muy conocida en el medio del curanderismo tradicional, ya que con ella se hacen las varas que usan los maestros curanderos en sus ritos terapéuticos. Por otro lado, el uso de la Cruz de Caravaca es difundido gracias a libritos como El tesoro de la Cruz de Caravaca, de amplia difusión en el curanderismo desde la costa a la Amazonía.

La Sra. Agusti nos cuenta los diferentes usos que ella sabe: «Es la cruz este, de Caravaca, la cruz de chonta, (...) es muy buena para los niños cuando lloran, cuando se asustan, cuando no pueden dormir (...) que compren su cruz de Caravaca y que lo ponga debajo de su colchoncito».

Como en todo rito terapéutico de este género, se debe seguir una dieta después: «Cuando hago eso les quito la carne totalmente, solamente puras verduras, bueno, pescado sí (...) unos ocho o diez días».

Como en otras materias, la abuela de la Sra. Agusti, doña Elena, fue un modelo a seguir, ella recuerda que su abuelita llamó la «sombra» de su hermana:

Lo hizo mi abuelita con mi hermanita que se cayó en un acequión en Huaral y mi hermana se moría, no sé cómo fue, llegaría mi abuela seguro a Lima. Me dijo «nos vamos» me llevó y me dijo: «No vayas a voltear, Carmen —yo tenía pues diez años— si no tu hermanita se muere». Y vi cómo su ropa la sacó mi abuela y (...) nos veníamos, nos veníamos (...) la golpeaba [la ropa] al suelo donde se ha caído (...) oraba ella, rezaba al Señor y ya media vuelta.

3.2.2. El shucaque

Otro síndrome cultural cuyo origen es social, causado principalmente por un fuerte sentimiento de vergüenza, es conocido como shucaque/chucaque. La sintomalogía es la siguiente: vómitos, fatiga, dolor de estómago, principalmente. En general, el shucaque puede ser curado por una santiguadora, algunas parteras lo saben hacer. Se dicen oraciones especialmente del repertorio cristiano católico y se usan algunas hierbas bendecidas. La Sra. Carmen sabe curar a una persona «shucada», si bien lo hace poco, más lo hacen en la sierra a su entender pero lo sabe reconocer: «Tres veces se jala el pelo. Está decaída, se siente mal, no quiere comer, o come y vomita de la nada, o una vergüenza te duele la cabeza... vergüenza ajena».

3.2.3. Limpias y florecimientos

a. Limpias

La función principal de este tipo de ritos terapéuticos es la expulsión de los «contagios»[24].

Su abuela Elena era conocida por una persona muy eficaz para cortar el ojeo y de ella recuerda cómo hacía las limpias: «Con huevo, la limpia con huevo con alumbre que le mandaban a veces de por acá (...) le mandaban el alumbre (...) cuando era otra cosa más fuerte ella tenía sus compadres ya se iba».

En todos los tipos de limpias, la Sra. Carmen exige que la persona se desvista para poder frotar el objeto con el cual limpia —alumbre, huevo, periódico, con el cuy, etc.— por el cuerpo entero. Los días privilegiados para dichos ritos son los martes y viernes. Mientras se realizan las limpias, la operadora va pronunciando frases que conjuran la expulsión de males físicos, envidias y ojeos.

— Limpia de alumbre: «Con el alumbre también se pasa calatita, toda bien, bien, todito de arriba hacia abajo... Después eso lo agarra y se quema con carbón y ahí sale se levanta y sale qué es lo que le ha asustado».

— Limpia con el periódico: «Lo mismo con el periódico bien, bien, así como un... se prende y se forma también si ha sido un perro, ha sido un gato». El periódico va tomando forma mientras se quema. Debe botarse, no dejarlo en la casa.

— Limpia con el huevo: recita Padre, Hijo, Espíritu Santo (por tres veces). Después, dice: «Huevito, tú que sirves para limpiar, sácale todo el daño de esta persona ojo, susto, lo que sea». No se usa cualquier huevo: debe ser un huevo de gallina «criolla», preferiblemente de gallina de plumaje negro, ya que ellas ponen huevos cuya cáscara es de color verduzco. Aquí juega la importancia del color de la gallina: el negro que está asociado a la protección y alejamiento de los males[25], mientras que los huevos de color verduzco, a diferencia de los rosados o blancos, son muy difíciles de encontrar[26].

La Sra. Carmen identifica dos tipos de huevos: uno hembra, cuya forma es redonda, y uno macho, cuya forma es alargada. Cuando se identifica que el ojeo o susto es fuerte, ella usa el huevo macho, ya que es «más fuerte». La dualidad femenino-masculino (yanantin) es parte de la estructura de pensamiento andino tradicional.

Desde el momento en que se empieza a frotar el huevo, todo lo que ocurre durante la limpia es interpretado: por ejemplo, si al pasar el huevo la operadora siente que el brazo se le cansa, significa que la persona tiene un ojeo fuerte. Después de frotarlo por todo el cuerpo, lo vierte en un vaso con agua para realizar la lectura. Una de las formas mediante la cual ella identifica la existencia de ojeo: «Es ojo, sale clarito, los ojos chiquititos en todo el huevo». Cuando la persona es envidiada, el huevo se va al fondo, «se asienta». Al final de la limpia, ella corta el huevo en cuatro con una tijera «para que se lleve todo lo malo».

También se pasa de la misma forma de adelante para atrás. Sale en el huevo exactito. El ojo lo limpia pues el huevo tiene 35 equivalentes de energía, entonces eso absorbe pues todo (...) el huevo tiene bastante energía y eso es lo que saca (...) Que saque todo el mal que tiene o si se atraca se debe terminar (...) por la vista que tiene muy fuerte la persona.

b. Florecimientos

Es frecuente que después de una «limpia» se le «florezca» a la persona. La Sra. Carmen usa un preparado compuesto de: agua Florida, agua Cananga, sándalo y violeta. Si bien se pueden hacer cuando son necesarios, un día propicio es el domingo.

3.3. El uso del cuy

El cuy, o cobayo (Cavia porcellus; C. cobaya), usado para sacrificios como ofrendas a las huacas o como medio de adivinación, está ampliamente documentado en las fuentes españolas[27].

En la actualidad, el cuy puede servir para «limpiar», como medio de diagnóstico del estado físico de la persona y como medio de adivinación (extospicina).

La Sra. Carmen es una experta en la soba del cuy[28]. En todos los casos se debe sacrificar al animal. Se elige el cuy según el sexo de la persona, es preferible que sea de color negro, se soba cada parte del animal con el equivalente del hombre. Finalmente, se sacrifica el animal abriéndolo —la manera tradicional es con la uña del pulgar— para examinar cada órgano. Los estudios realizados al respecto demuestran que las partes anómalas presentes en el humano corresponden a las partes equivalentes del cuy.


3.4. Métodos adivinatorios

3.4.1. Lectura de la hoja de coca

La lectura de la hoja de coca es una forma de adivinación prehispánica y difundida en los Andes centrales y sureños principalmente. Antiguamente, la lectura consistía en masticar las hojas y, según el sabor, determinaba el resultado fausto o infausto de lo que se quería saber. En los documentos etnohistóricos de los siglos xvi-xvii, conocidos como «crónicas españolas», tenemos referencias de esta técnica adivinatoria aborigen.

La existencia de operadoras femeninas dedicadas a la lectura de las hojas de coca está documentada como en la carta anual jesuítica de 1669 sobre la misión al lago de Chucuito: «Ella tuvo visiones del Demonio que le enseñaba cómo usar la planta de la coca y, entre otras cosas, cómo encontrar lo que se ha perdido, cómo alejar varias enfermedades» (Polia, 1999: 531).

Los que leen la hoja de coca hoy lo realizan mediante tiradas de las hojas. Las formas pueden ser variadas. Dependiendo de lo que se pregunte el operador, establece una identificación de las hojas con los personajes implicados o incluso se puede identificar objetos, etc. La manera de tirar las hojas es distinta, puede ser en simultáneo como poco a poco ir soltándolas durante la lectura. Previamente se dice una fórmula o se realiza un «pago» a la Pachamama. Otro método es interpretando el sabor de las hojas al mascarlas.

En el caso de la Sra. Carmen, ella aprendió sola. Se puede hacer en base a una pregunta y diciendo los nombres. La persona debe soplar tres veces el resuello en las hojas de coca (si se le quiere alejar, se sopla tres veces). Ella tira las hojas de coca directamente sobre un manta de color azul (que significa protección, al igual que el violeta). O coloca sobre la manta azul un lienzo blanco. Mientras ejecuta estos ritos, la Sra. Agusti lleva consigo algo de color azul, ya sea en ropa, o un anillo con una piedra azul como protección. Durante el transcurso de la lectura no se deben cruzar las piernas ni los brazos, que obstaculizarían la lectura.

Se inicia ordenando las hojas de coca, que estén todas al derecho, «que estén de pie». La cantidad es varia. Ellas las compró en la Parada. Desde el momento que coge el grupo de hojas, lo que ocurre tiene un significado: si alguna hoja se cae mientras las está ordenando, significa que la persona que va a ser leída va a viajar muy pronto. La primera tirada consiste en una lectura en general. A partir de la segunda, empiezan a salir informaciones que responden a las preguntas del cliente. Presento algunos de los significados que pueden aparecer en las tiradas. Esta lista, obviamente, no agota las innumerables formas, símbolos, letras y, en general, situaciones que pueden aparecer:

— Color de las hojas: la interpretación de las hojas tiene en cuenta el color; así, amarillo significa dinero, cuando sale volteada es que la persona va a quedarse sin dinero; oscura, que ha absorbido un mal. He de recordar que, en el léxico curanderil, una persona que tiene daño se le llama «sombreada».

— Tamaño de las hojas: está relacionado con las características físicas de la persona; una hoja grande representa un varón; una chiquita, un niño pequeño; una hoja de tamaño normal, pero estrecha, representa una mujer delgada, etc. Al tamaño se asocia el color: si, por ejemplo, a la hoja grande le acompaña otra hoja medio oscura, significa que se trata de una persona con grandes conocimientos curanderiles, pudiendo ser un curandero.

— Si una hoja pequeña sale separada del resto, como a los pies, significa que la persona es contraria a los hijos (ya sea por aborto o simplemente no los quiere).

— Características físicas de la hoja: con hueco, persona enferma; quebrada, una relación rota, la persona está separada.

— Posición en que caen al ser lanzadas: si todas las hojas caen al derecho, a la persona no le gustan las mentiras ni los engaños; todas al revés, la persona es contraria a quien se lee, puede tenerle envidia, celos y, por lo tanto, es recomendable retirar esas hojas de la lectura. Si las hojas amarillas salen al revés es que tiene dinero, pero se quedará pobre al final; en cambio, si caen volteadas hojas que representan personas significa que son negativas hacia la persona que se está haciendo la lectura. Cuando aparecen personas negativas (envidiosas, que desean que todo le vaya mal), la Sra. Carmen recomienda llevar siempre consigo una vara de membrillo (Cydonia vulgaris) o limones verdes para que absorban la energía negativa, la envidia de estas personas, así como portar algún objeto o prenda de color azul con los mismos fines apotropaicos.

— Relación entre las hojas: cuando se trata de una lectura a nivel amoroso, algunas de las interpretaciones pueden ser: cuando una hoja que representa un hombre cubre totalmente otra es un compromiso total, pero cuando la hoja grande cubre, pero está al revés, quiere decir que el varón quiere «tapar» esa relación, es decir, quiere ponerle punto final. En cambio, si las hojas que representan un hombre y una mujer solo se rozan, quiere decir que se quiere establecer una relación, pero no de manera completa, legal, sino a medias, oculta. Como se ve, puede haber numerosas interpretaciones de acuerdo con la posición de las hojas que representan a la pareja en cuestión. También aparecen los que se quieren entremeter, «cruzarse» en la relación como una hoja atravesada sobre una derecha.

— Forma que predomina en la tirada de hojas: básicamente se interpretan como letras; así, si forman una «C» significa compromisos, casa. La persona que se lee quiere establecer un compromiso serio ya sea en forma de una convivencia. Cuando la «C» aparece incompleta o cortada en alguna parte de la letra, como por ejemplo en la parte superior de la letra, quiere decir que el hogar anda mal. Al formarse una «S» significa separación. También la forma que predomina en la tirada puede ser interpretada como el comportamiento de la persona; así, una línea recta significa que la persona es correcta.

Algunas veces la Sra. Carmen, a petición de sus clientes, ha hecho lecturas de la coca a «larga distancia»: le llaman por teléfono y le hacen consultas frecuentemente de tipo amoroso. Entonces, ella, con el nombre del cliente y del ser deseado, hace la lectura. Este comportamiento nos demuestra que la Sra. Carmen establece muchas veces un vínculo de amistad con sus clientes más cercanos y a dichas lecturas nos les cobra ningún pago.

3.5. El mapacho

El mapacho es un cigarrillo hecho artesanalmente y proveniente de la Amazonía, no tiene filtro. En mis investigaciones sobre el uso del tabaco con fines adivinatorios en Lima[29], he encontrado una difusión del uso de cigarrillos sin filtro (tipo el Inca, otro cigarrillo sin filtro, pero de producción industrial), el mapacho (puros y cigarrillos normales con filtro). Usados tanto individual como grupalmente, de acuerdo con la eficacia que el operador le atribuye. Se pueden distinguir dos finalidades básicas: como lectura del presente y con fines de magia amorosa. Las técnicas y las interpretaciones varían de acuerdo con el operador. Sin embargo, podemos establecer la persistencia de letras y símbolos que aparecen mientras se consume el cigarro. Algunos operadores interpretan el humo, el movimiento del cigarro, como es el presente caso.

3.5.1. La lectura en el mapacho

Como la Sra. Agusti afirma, «si una persona tiene intuición» es capaz de leer, interpretar[30]. Ella hace la lectura, recibe en su «consultorio-casa». Al igual que la lectura de la hoja de coca, desde el momento que coge el mapacho todo lo que ocurre tiene un significado. Se deben usar fósforos, no un encendedor. Esta es una regla muy común entre las «fumadoras», ya que, desde el momento del encendido, cómo se comporta el fósforo y el mapacho trasmite un mensaje. Por ejemplo, si al encenderse sale una chispa, el significado que le da la Sra. Carmen es que la persona tiene dinero[31]. La simbología que maneja es muy clara: «En el mapacho sale ahí a veces se forma una flor, si es una flor muy bonita, muy buena aura que tiene. Pero si de ahí se forman calaveras, se forman perros, no es bueno».

Se interpreta:

— El humo: tanto su color como el movimiento que tiene. Así, el humo que sube en línea recta es un camino derecho, correcto.

— El color de la ceniza: si la ceniza es de color negro, puede significar enfermedades o que las cosas se van a desenvolver negativamente.

— Las figuras, símbolos que aparecen mientras se va consumiendo el mapacho: una persona como una leona, furiosa; una persona con una corona, alguien grande; pétalos de flor, que la persona va a mejor en su vida, va a haber un «florecimiento»; cuando la ceniza se pone totalmente blanca, la persona se protege —a través algún curandero— y no se deja leer.

— El movimiento de la ceniza: si la ceniza cae al poco tiempo de comenzar la lectura, se le puede «dominar», es débil, lo que nos lleva a la posibilidad de poder «trabajarlo, pisarlo con el mapacho».

— Si el mapacho quema a la fumadora: es un caso muy particular, pero puede acontecer cuando la persona a quien se fuma «se protege» mediante la intervención de un gran curandero. Entonces, el mapacho quema a la fumadora, obligándola de esta manera a no continuar la lectura.

3.6. Magia amorosa

Si bien la Sra. Carmen afirma que solo se debe recurrir a los «amarres»[32] cuando uno quiere sinceramente a la persona, y no como otros hacen, que solicitan «amarres» porque están encaprichados con alguien y después cambian de idea y quieren que se les «amarre» a otra. Ella conoce formas de hacer los amarres y atraer al ser amado. Una manera que aprendió de su abuela Elena es el uso del chamico (Datura stramonium): «Sobre el chamico, se le da molido así en semillitas, así en comida fría, ahí lo amarran ahí se queda (...) yo conozco la planta pue’».

Según los estudios del doctor Fernando Cabieses, hay que saber qué dosis suministrar:

Hay quienes consideran que el chamico tiene acción afrodisíaca. Esto es parcialmente cierto (...) en pequeñas dosis es narcótico y puede ser útil para someter voluntades o para anular inhibiciones sociales. Esto puede ayudar a la seducción amorosa de una mujer. Pero esto puede también producir impotencia en un hombre, con resultados contrarios a los que se buscan. A dosis tóxicas puede producir impotencia en un hombre, con resultados contrarios a los que se buscan. A dosis tóxicas, puede producir una euforia inicial con hiperactividad y aumento de la libido tanto masculina como femenina. Pero este estado continúa hasta el coma y puede llevar inclusive a la muerte (Cabieses, 1993: 255).

Es interesante mencionar cómo describía Bernabé Cobo los efectos del chamico:

Suélense grandes males con esta bebida (...) le dio a beber chamico, con que el paciente salió de juicio y estuvo tan furioso, que desnudo, en camisa, se iba a echar en un río. Agarrándolo como a loco y lo detuvieron, y estuvo desta suerte sin volver en sí dos días (Cobo, 1964: t. XCI, 197).

3.6.1. El mapacho para «magia amorosa»

La Sra. Agusti, además de leer en el mapacho, sabe emplearlo en magia amorosa: tanto para atraer una persona como para alejarla. El trabajo de magia amorosa debe ser por repetidas veces de acuerdo con la dificultad que presenta la persona que se «trabaja», la dificultad principal es si la persona es de carácter fuerte o débil. Obviamente, en una persona de carácter débil (o en términos de curanderismo, de «sombra baja») la «jalada»[33] es más fácil. Existen una serie de signos que aparecen mientras se hace la lectura que son interpretados como muestra del carácter de la persona a quien se ve. Un signo es, por ejemplo, la caída de la ceniza al poco tiempo de haber prendido el mapacho[34].

a. Para atraer

Cuando se usa el mapacho para atraer, la fumadora debe concentrarse y no pararse a leer la simbología que aparece en la ceniza, debe fumar constantemente. Mientras, la persona que pide el trabajo se concentra mentalmente en la persona que desea conquistar. Para «endulzarlo», se le echa azúcar[35].

Lo doblas en el papelito y lo pones dentro de tu zapato, lo tienes a tus pies con el nombre de la persona pue’(...) [mientras uno va diciendo lo siguiente]: «Vas a estar a mis pies, siempre a mis pies». De ahí lo metes.

Deben ser tres los mapachos fumados en un solo día, cuyas cenizas se recogen y se le colocan dentro del zapato de la que ordena el trabajo, para que «tenga pisado»[36].

b. Para alejar

Al igual que para atraer, se usan las cenizas para «botar» a una persona que ya no se quiere. En este caso, en vez del azúcar se usa la sal.

Una reflexión final

El caso de la Sra. Carmen Agusti nos demuestra los continuos cambios que las «medicinas populares» en contextos urbanos vienen ocurriendo. Los estudios actuales sobre medicina tradicional, sea costeña como de los Andes y de la selva, demuestran un avance de estos elementos no aborígenes. La medicina tradicional (la cual ya había sufrido un proceso de sincretismo con la religión católica) está cediendo ante las «medicinas populares», en donde cada operador entrelaza a su manera, por su interés o por distintos motivos, dando lugar a que las posibilidades de combinación sean infinitas y, por lo tanto, sea imposible establecer una tipología.



LÉXICO

— Amarre: en el léxico curanderil, se refiere sobre todo a operaciones rituales para atraer a una persona amorosamente.

— Compactos: son los espíritus que trabajan a favor del curandero en sus ritos terapéutico-adivinatorios.

— Contagios: los «contagios» pueden ser de dos clases: los que actúan autónomamente «desprendiéndose de huacas, objetos, lugares» (Polia, 2005: 38), o los que son inducidos por operaciones ejecutadas por un «malero».

— Florecer: «El florecimiento es una operación mágica dirigida a propiciar suerte» (Polia, 2005: 54).

— Jalar: término usado en la magia amorosa como sinónimo de atraer.

— Limpiar: operación ritual con la cual se desplaza los «contagios» a objetos, etc., mediante el contacto directo con el cuerpo del paciente, para después ser destruidos.

— Malero: brujo, magicero, es el antagonista del maestro curandero, el que realiza trabajos para causar daños y desgracias a las personas.

— Rastrear: operación ritual con la finalidad de «seguir los rastros» de personas, objetos, etc., ejecutado por un operador que tenga el «don de la visión», es decir, un curandero.

— Sombra: «Principio inmaterial de la persona que preside la esfera de la vitalidad e inteligencia, personalidad, carácter, volición» (Polia, 2005: 105).

— Susto: síndrome cultural en el cual se desprende el doble anímico de la persona («sombra»), causando un desequilibrio físico, emocional y psicológico en la persona. La terapia tiene la finalidad de la reintroducción del doble anímico mediante el rito de la «llamada de sombra».

Expresiones populares

— Al toque: al momento, rápido.

— Micio: una persona sin dinero.

— Pisado: una persona que está sometida, generalmente se usa cuando el hombre obedece a la mujer.



BIBLIOGRAFÍA

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GARCILASO DE LA VEGA, El inca. Comentarios reales de los incas. 2 vols. Puebla: Editorial José M. Cajica Jr. (1609), 1953.

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VALDIZÁN, Herminio y MALDONADO, Ángel. La medicina popular peruana, 3 tomos. Lima: Imprenta Torres Aguirre, 1922.



NOTAS

[1]La capital del Perú, Lima ciudad, tiene un área total distrital de 2 839 km², de los cuales el área urbana son 731 km².

[2] Otra tendencia que hoy es frecuente encontrar es la incorporación de «calaveras de muertos cristianos». Los tradicionales «compactos» (espíritus auxiliares) provenientes del mundo ancestral mítico —vigentes todavía en zonas alejadas de los Andes y de la Amazonía— son reemplazados por un tipo culto de carácter necromántico especialmente difundido entre los operadores que habitan en zonas urbanas. Este tema desborda el presente trabajo.

[3] Quisiera mencionar como ejemplo de la solidaridad andina lo que me ocurrió en una de mis visitas a SJL: el carro que me llevaba se malogró a pocos metros de la casa de la Sra. Carmen, en pleno mercado de verduras, al vernos en esa situación unos tres vendedores ambulantes se acercaron a ver qué le pasaba al carro y no nos dejaron hasta que de nuevo anduvo el carro: no es otro que el «ayni».

[4] Según algunos estudios estadísticos, por la cantidad de habitantes que residen en él, ha sido considerado como uno de los más poblados en Sudamérica.

[5] El Programa del Vaso de Leche (PVL) fue creado mediante la ley 24059 del 21 de diciembre de 1984. Se trata de la distribución de un vaso de leche a niños menores de siete años, habitantes en los sectores más pobres. El programa es administrado por cada distrito.

[6] Desde tiempos prehispánicos, las personas que nacían de manera diferente (nacimiento podálico, gemelos/mellizos, etc.) eran tenidas por «huacas». A este propósito conviene recordar el concepto de huaca aplicado a los niños que menciona el inca Garcilaso: «También llaman huaca a todas las cosas que salen de su curso natural, como a la mujer que pare dos de un vientre [...] y el mismo nombre dan a los niños que nacen de pies o con cualquiera defecto mayor o menor en el cuerpo o en el rostro, como sacar partido alguno de los labios, que destas había muchos, o bisojos, que llaman señalado por la naturaleza» (Garcilaso, 1953: t. I, 90). En específico sobre el nacimiento podálico, las crónicas de los siglos xvi-xvii los refieren, como es el caso del cronista indio Guamán Poma (1615), que los consideraba «hijos del rayo» (Guamán Poma, 1993: t. I, 205); o el jesuita Joseph de Arriaga (1621), que narra que los indios evitaban bautizar a los nacidos de esta forma (Arriaga, 1920: 57). Algunas de las creencias se han fusionado con otras provenientes de España, como es el caso de los niños que hablan/gritan desde el vientre materno. Véase en la bibliografía: Chávez 1996.

[7] El uso del ajo (Allium sativum) con fines apotropaicos es difundido en el curanderismo peruano, pero su uso apotropaico es conocido en diferentes culturas como en la mediterránea. Cattabiani dice al respecto: «La funzione di amuleto è tipica delle piante del sottosuolo, sacre agli dei degli inferi che nella tradizione precristiana mediterranea non avevano certo una valenza negativa, ma impersonavano le energie telluriche positive» (Cattabiani, 1996: 215). Además de sus virtudes médicas ya citadas en la obra de Plinio.

[8] El distrito de Sorochuco que pertenece a la provincia de Celendín está confinando con la hacienda El Sauce. Por parte del padre, los abuelos eran de ascendencia europea: española (la abuela) e italiana (el abuelo).

[9] La Sra. Carmen no nos ha sabido decir si se trata del consuelda mayor o menor; en todo caso, ambas variedades tiene propiedades que favorecen la cicatrización de heridas. Dioscórides ya informa sobre sus usos medicinales (111r-111v). En el nuevo mundo, el jesuita Cobo recogió sus múltiples aplicaciones (Cobo, 1964: t. I, 191).

[10] El floripondio (Datura brugmansia) es un árbol cuyas flores y hojas son consideradas sagradas. Dicho árbol tiene roles importantes en diferentes ritos terapéutico-adivinatorios. Aparte del uso ya muy popular de las flores que en las noches dejan salir un dulce perfume y es colocado bajo las almohadas de los que no pueden conciliar el sueño. En Lima escuché a varias personas de procedencia andina decir que los drogadictos buscan las flores para hacer una especie de cigarro y fumarlas; otras personas le tenían cierto miedo, pues decían que era «árbol fuerte». También recuerdo que uno de los guardianes nocturnos de la avenida donde vivo todas las noches quitaba las flores marchitas y un día me dijo: «Ella también es guardiana, como yo».

[11] Uno de los mayores estudiosos del folklore argentino, Tobías Rosenberg, recogió la creencia de que «en las entrañas de la higuera tiene su morada legiones de espíritus infernales y que es en ella donde el “duende” encuentra su más bello refugio». Lo interesante es que el árbol puede «exorcizarse» mediante una persona que con un cuchillo grabe una cruz, después de lo cual el árbol servirá para diversos usos medicinales (Coluccio, 1984: 214). La higuera es un árbol cuya simbología es muy rica en otras culturas como en la India: bajo un árbol de higo Siddharta Gothama llegó a la iluminación; entre los antiguos egipcios la diosa Hathor alimenta a través de dicho árbol a los difuntos en el más allá, y está presente también en el mito de fundación de Roma.

[12] Jr. Moquegua, a la altura de la cuadra 5 de la avenida Tacna (centro de Lima).

[13] Ubicado en la cuadra 18 de la avenida Arenales.

[14] La Sra. Carmen tiene dos maneras de usar la moxa. En la primera forma, la moxa se coloca directamente en el punto de la acupuntura. En la segunda forma, la moxa se presenta como una especie de «cigarro» que se enciende y se dirige el calor hacia la zona a tratar.

[15] El Bálsamo del Inca es un preparado de la tienda naturista Inkanatura dirigida por el doctor Merino.

[16] La Sra. Agusti extiende recetas que son surtidas por las farmacias de la zona por las cuales es respetada como cualquier doctor.

[17] Caditar, cuyo principio activo es Celecoxib, es un antidolorífico y antiinflamatorio, es usado también para la artritis. Conocido asimismo con el nombre de Celebrex.

[18] El uso del buitre en la cura de la diarrea infantil también lo he documentado en la provincia de Ayabaca (Piura). Hace pocos años, unos investigadores daneses han concluido que el intestino del buitre posee un sistema que inhibe el efecto negativo de unas bacterias tóxicas para la mayoría de los animales. Dichos investigadores afirmaron, por ejemplo, que el ántrax no es mortal para los buitres.

[19] La práctica de utilizar partes de animales para el beneficio del niño, para que este adquiera alguna característica apreciada de los animales, es frecuente en los Andes peruanos. En los Andes piuranos encontré las creencias de que al niño pequeño se le da la carne o unas «copitas» de la sangre del oso para que sea «forzudo»; sobar el sebo de las patas del venado a las piernas del niño para que «corra duro como el ganado»; ponerle en la punta de la lengua una cigarra para que comience a hablar, etc. (Chávez, 1996: t. II, 775-777 y 796).

[20] En los Andes norteños recogí datos sobre algunos tipos de leche materna que son considerados dañinos para los niños; uno de ellos es cuando la madre está «cansada» y da de lactar al pequeño, lo vuelve «rabioso». De ocurrir esto, las parteras andinas saben cómo quitarle la «rabia» al párvulo (Chávez, 1996: t. II, 752, 787-788).

[21] Sombra: ver léxico.

[22] Agua Cananga es el nombre que se le da en Perú al Agua Kanazawa. Agua Florida se trata de una colonia de uso común entre los curanderos para los ritos terapéuticos como el «levantar» o el «florecimiento». Estos dos productos actualmente son importados en España.

[23] Existen tres variedades determinadas por su color: chonta negra, mulata y blanca. Para una detallada explicación sobre las variedades y sobre su uso ritual, consultar el Glosario del curanderismo andino... (Polia, 2005: 32-33).

[24] Contagios: ver léxico.

[25] Una curandera andina me contó que, para evitar ser «rastreada» (v. léxico) por las noches por otro curandero o «malero», ella se cubría con una manta de color negro.

[26] Propiamente, los huevos verdes proceden de las gallinas de la raza «araucana», las cuales son difíciles de encontrar en Lima.

[27] Por ejemplo, aparece en Arriga (1968: 206, 210, 213, 274) y en documentos del Archivo Romano de la Compañía de Jesús, ARSI (Polia, 1999: 113).

[28] Ella fue entrevistada sobre cómo pasa el cuy por un estudioso llamado Víctor Reyna Pinedo, quien ha publicado un libro sobre el argumento: La soba o limpia con cuy en la medicina tradicional peruana.

[29] En una investigación realizada en Lima, encontré que todas las personas que se dedicaban a trabajar con el tabaco (sea mapacho, cigarros Inca, cigarrillos normales, puros, etc.), eran mujeres. Mujeres que, en coincidencia, eran quienes mantenían económicamente la familia y de estratos sociales bajos (o de clase media empobrecida). En todas ellas predominaba un carácter enérgico.

[30] Si una persona posee intuición, es capaz de leer con cualquier objeto o medio: lanzando un objeto o incluso solamente concentrándose.

[31] Para otras fumadoras, la chispa puede significar que la persona está molesta.

[32] Amarres: ver léxico.

[33] Jalar: ver léxico.

[34] Otras fumadoras me han confirmado que es una señal de que la persona es influenciable.

[35] El echar azúcar es un recurso conocido en las fumadoras. Con la misma simbología cuando al uso del tabaco se junta el uso de velas a estas se les «bautiza» y se les pasa miel y canela con la misma finalidad de endulzar. También puede incluirse la presencia de una foto de la víctima. Sobre otras fumadoras que realizan la magia amorosa con tabaco en Lima, véase mi artículo «El uso mágico del tabaco…», 2000.

[36] En muchas de las oraciones usadas en magia amorosa se pide tener dominada a la persona: que no pueda pensar, ni comer, ni andar, ni dormir sin que ella esté en su pensamiento, que caiga a sus pies, es decir, que lo tenga «pisado».


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Perfil de una operadora de medicina popular urbana en San Juan de Lurigancho (Lima, Perú)

CHAVEZ HUALPA, Fabiola Yvonne

Publicado en el año 2016 en la Revista de Folklore número 413.

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Fundación Joaquín Díaz