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Revista de Folklore número

459



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Tradiciones de Canillas de Aceituno, pueblo de la Axarquía de Málaga

JIMENEZ MUÑOZ, José Luis

Publicado en el año 2020 en la Revista de Folklore número 459 - sumario >



Durante los quince años que estuve en Canillas de Aceituno, pueblo de la Axarquía de Málaga, fui recopilando tradiciones populares de la Villa preguntando a familiares, amigos y a personas mayores (hombres y mujeres). Siempre con un bolígrafo a mano y un trozo de papel, sabía que, si alguien no lo hacía, gran parte de la sabiduría popular de la localidad se perdería.


Juegos tradicionales canilleros

Son juegos antiguos que han ido trasmitiéndose de generación a generación y han pervivido hasta hace pocos años. Hay que hacer mención del rico vocabulario popular que se ha ido a crear con esos juegos. Palabras como tangana, tabuleta, leva, billarda, mocho, troquillejo, macuquinés, burrucha, hoyuelo, simón, baratero son términos que constituyen un legado lingüístico heredado de nuestros antepasados.

El diabolo. Era un juego de niñas. Consistía en un carrete grande de goma (el diabolo) que se ponía sobre una cuerda fina cuyos extremos estaban unidos a sendos palos de madera.. El diabolo se iba balanceando en la cuerda con el movimiento de las manos. Cuando adquiría velocidad, el diabolo se lanzaba al aire y, a continuación, había que tener la pericia de recogerlo con la cuerda. Algunas veces, cuando el diabolo estaba en el aire, a la niña le daba tiempo de saltar la cuerda. Perdía la niña a la que se le caía el diabolo al suelo.

El juego de la pelota contra la pared. Era también un juego de niñas. Consistía en lanzar una pelota contra una pared a la mayor altura posible, para que a la niña le diera tiempo a dar varios giros y saltos y recoger la pelota antes de que cayera al suelo. Perdía la niña a la que se le caía la pelota al suelo.

La rueda. Era un juego de niños y niñas. Consistía en ir rodando por las calles un aro con un alambre doblado en su punta. Los aros de los niños solían ser de toneles. Los aros de las niñas eran de madera.

La tangana o tabuleta. Era un juegos de niños y niñas parecido a la actual regaña. La tabuleta era un trozo de cántaro roto que se iban desplazando con el pié.

Los botones (o los broches). Era un juego de niños. Un grupo se reunía para jugar con un número igual de botones. Empezaba uno lanzando contra una pared un botón. El siguiente lanzaba luego su botón: tenía que conseguir que cayera a una distancia mínima de una cuarta con respecto a la posición de caída del otro botón. Si lo conseguía se llevaba el botón del contrario. Ganaba el que obtuviera mayor número de botones al finalizar el juego.

La leva. Era un juego de muchachos que se cogían de la mano y tenían que ir corriendo para lograr rodear y hacer «prisionero» a otros muchachos que habían salido corriendo al iniciarse el juego. El que quedaba «prisionero» tenía que unirse al grupo de los que iban cogidos de la mano. La leva terminaba cuando se lograba capturar, por medio de la carrera y el rodeo, a cada uno de los jóvenes que habían salido corriendo al inicio del juego.
La billarda. Era un juego entre dos muchachos. La billarda era un palo de aproximadamente una cuarta de largo, con sus extremos afilados. La billarda se colocaba sobre dos piedras. Con otro palo más largo llamado mocho se golpeaba un extremo de la billarda e inmediatamente había que darle en el aire otro golpe, llamado troquillejo, para lanzarla al mayor número de metros de distancia. Luego se colocaba el palo largo o mocho sobre una de las dos piedras donde anteriormente había estado la billarda, sobre una tercera piedra llamada macuquinés. A continuación el otro jugador cogía la billarda en su posición de caída y tenía que lanzarla con la mano contra el mocho para conseguir derribarlo. Si, en el lanzamiento de la billarda se había quedado corto o se había pasado, tenía que acertar en calcular la distancia exacta (medida con el mocho) que había entre el lugar de la segunda caída de la billarda y la tercera piedra (el macuquinés). A continuación se medía la distancia utilizando el palo largo o mocho. Si el jugador se había equivocado en su medición, quedaba fuera de juego, y otro comenzaba a jugar con el que había ganado.
El salto del palo. Era un juego de muchachos. Uno de ellos, al que se le llamaba burrucha (que había salido perdedor en un sorteo previo), se ponía con la espalda y la cabeza inclinadas hacia el suelo y las manos apoyadas en las rodillas. A continuación cada uno de los demás muchachos saltaba uno a uno por encima del que estaba agachado, y, al saltar, iba diciendo una serie de frases según el número del salto.


Tradiciones de Semana Santa

El templo parroquial (antigua mezquita) data del siglo xvi, año 1505. Los recorridos procesionales canilleros surgieron como continuación en el calendario eclesiástico de aquél que desde el siglo xvii hacía bajar a la Virgen de la Cabeza (Patrona de la Villa) desde el Convento de Franciscanos de la Orden Tercera hasta el templo parroquial, y también, en gran medida, por imitación, a pequeña escala, de las procesiones de otros pueblos de la Axarquía y de Málaga.

Canillas de Aceituno conserva, hoy en día, entre su variada gastronomía local, una serie de comidas específicas de Semana Santa. En efecto, por esas fechas son alimentos tradicionales de Canillas los siguientes: Potaje de Semana Santa. Pan con aceite de oliva. Bacalao con tomate frito (tomate de huerta). Bacalao con pan amasado y aceite de oliva. Arencas en un «hoyico» de aceite de pan amasado. Torrijas o leche frita. Buñuelos con miel de abeja (de colmenares canilleros). Tortillas de bacalao con miel negra. Arroz con leche de cabra, azúcar y canela (en rama y en polvo).

Por Semana Santa se podían oír las saetas del cantaor Antonio de Canillas (Antonio Jiménez González), uno de los cantaores más prestigiados de la Provincia y, además, estudioso del género y un creador, pues a él se le atribuye la saeta malagueña. En su Pueblo oyó de pequeño la llamada saeta llana, cante improvisado por hombres y mujeres de nuestro pueblo durante la Semana Santa local cuando salía en procesión la imagen de Cristo o la de la Virgen. Ese cante, oído por Antonio de niño, influyó decisivamente en su posterior carrera profesional.


Gastronomía local

La cocina tradicional canillera depende de la época estacional en la que estemos. Así, en verano, es típica la sopa de tomate, la olla de coles con frijoles, el frito y el gazpacho con uvas moscatel. En invierno son típicas las gachas puercas (que llevan cerdo), la sopa cachorreña (con naranja bravía), las tortas de aceite y los roscos de vino dulce moscatel. Actualmente es el chivo asado en horno de leña el plato estrella de la cocina canillera.


Técnicas constructivas tradicionales

La casa del Castillo (situada en el número 18 de la calle del mismo nombre) presenta balconada y ventanas con rejas dieciochescas de hierro forjado. Su interior presenta arcos que dan acceso a un bonito patio ajardinado. Queda aún por hacer el estudio arquitectónico del interior de este histórico inmueble de Canillas de Aceituno. Sabemos que durante los años veinte y treinta del siglo xx fue escuela de niños, pues los «mayores» y los adultos iban a la escuela de la Plaza de la Constitución.

La casa de la nieve. Situada en los números 5 y 7 de la Plaza Maestro Gallero Badillo, es una construcción de 1745. Durante los siglos xix y principios del xx, esta casa fue el lugar donde se daba el último «arreglo» a la nieve convertida en hielo que, extraída de las cumbres de Sierra Tejeda, viajaba hasta Vélez-Málaga y Málaga cada verano para refrescar bebidas y pescados. Presenta ventanas y balcón de hierro forjado del siglo xviii. Su interior alberga una preciosa chimenea hermosamente decorada y un amplio patio ajardinado. Presenta también pinturas en el techo de uno de sus salones. Queda por hacer un estudio arquitectónico del interior y exterior de este inmueble.


Sabiduría campesina

Las herraduras traían buena suerte a los campesinos porque, colocadas en las ramas de los árboles frutales, ahuyentaban a los pájaros (servían de espantapájaros).

Tradiciones de época de vendimia: quemar un cuerno de cabra para ahuyentar a las alimañas. Montar el meseor. Montar la enrramá. Cantar coplas de meseor.

Pastores y campesinos han hecho sonar, tradicionalmente, cuernos de cabra y caracolas para comunicarse unos con otros en pleno campo.

Conservas tradicionales de alimentos: oreo (embutidos), sal (carnes), aceite (queso), manteca (lomo), anís (uvas) y hojas de col (pan amasado).

La cáscara de los cabalacinos se usaba antaño como botijo para mantener y beber agua fresca y también para guardar semillas de un año para otro.

Para varear aceitunas (esmuhir) se usaban antaño varas de castaño y de avellano americano.

Las cabañuelas o témporas. Es un término de predicción del tiempo atmosférico por estaciones del año. Hay cabañuelas de ida y de vuelta. En Canillas, el experto en cabañuelas suele ser por costumbre una persona de campo (labriego o pastor). En principio, sólo recurre a la observación de los primeros 24 días de agosto de cada año para pronosticar qué tiempo atmosférico serà el que se disfrutará en los próximos doce meses.

Antiguamente la economía local se basaba en la seda y en la vid, pero ambos negocios cayeron estrepitosamente: la seda por la reconquista cristiana y la vid por la plaga de la filoxera.


Fiestas populares

• Las candelarias.

• El día de la morcilla canillera.

• La romería de San Isidro Labrador.

• La Noche de San Juan.

Las candelarias se festejan del 7al 8 de septiembre y no esta ligada a la Virgen de la Candelaria.

En el Día de la Comadres, en el primer jueves de febrero, es cuando más se oyen canciones populares y se hacen bailes entre los mozos y las mozas. Allí se oyen canciones y se hacen bailes tradicionales, y, al regresar al pueblo, para tranquilizar a las madres, se cantaba aquello de:

No se crea usted, Señora,
que venimos de otra parte,
que venimos de la era,
de pasar el día Comadres.

La Virgen de la Cabeza es la Patrona de la Villa. Se debe a la repoblación de este pueblo cuando los moriscos fueron expulsados en 1571. Los repobladores trajeron la Patrona titular de Andújar (Jaén). Se cuenta que esta imagen fue tallada por el Evangelista San Lucas en Antioquía sobre un trozo de madera del Líbano.


El habla de Canillas de Aceituno

Hallamos una peculiaridad lingüística peculiar de la Villa. Se impone desde el siglo xvi un hablar versallesco usándose los títulos de doñes, doñas, señores, señoras, marqueses, marquesas, etc. expresados con acento característico de la campiña cordobesa, heredados de los repobladores que vinieron de aquellas tierras. El habla de Canillas recuerda al habla de Córdoba.



Tradiciones de Canillas de Aceituno, pueblo de la Axarquía de Málaga

JIMENEZ MUÑOZ, José Luis

Publicado en el año 2020 en la Revista de Folklore número 459.

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