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Entre las episcopales ciudades de Coria y Plasencia, en un cerro y a la orilla del río Jerte, rodeada de murallas de argamasa -que se amparan en el recio bastión de su castillo-, se halla situada la villa de Galisteo, que presenta un pasado importante en la historia de la Alta Extremadura.
Fue Galisteo cabecera del señorío de su nombre, con jurisdicción sobre las aldeas de Aldehuela, Carcaboso, Holguera, Montehermoso, Aceituna, Valdeobispo, Riolobos, Portezuelo, El Guijo y Malpartida de la Despoblada.
De origen romano y contigua a la legendaria Vía de la Plata, Alfonso IX de León firmó en el castillo de la histórica localidad el convenio de 1229, luego de la reconquista de Cáceres. El rey Juan II hizo merced del señorío de Galisteo a don García Fernández Manrique -Casa de Osorno- y, a su vera, la Villa se desarrolló, creció y prosperó extraordinariamente. Habiendo venido a menos la casa de Manrique, el señorío pasó a la casa ducal de Fernán Núñez y duque de Montellano y del Arco, conde de Cervellón.
El palacio -magnifica morada y residencia de preclaros varones de la casa de Lara y que albergó al marqués de las Minas cuando sometía a la Alta Extremadura al archiduque don Carlos de Austria, aspirante al trono de España contra Felipe de Anjou, proclamado rey con la denominación de Felipe V que tuvo diversas propiedades-, conoció la lucha de los Infantes de Castilla con los Maestres de la Orden de Alcántara y sufrió la devastación de los franceses en la Guerra de la Independencia.
Lo más característico del castillo es su torre de defensa, rectangular, con un chapitel octogonal piramidal, que data de la catorce centuria.
Notable es en la villa su hermosa iglesia parroquial de tres naves.
Galisteo -que tuvo un pretérito jugoso- hoy se ofrece con vida pujante, como consecuencia de la intensa actividad que en el mismo se registra debido al favorecimiento de los nuevos regadíos, y a que pertenece al sistema de ese gran vaso que es el embalse que lleva el nombre del celebrado vate campesino Gabriel y Galán. Más de mil hectáreas de buenas tierras puestas en regadío han dado ocupación a una abundante mano de obra que hubiera tenido que emigrar inexorablemente de no haberse acometido tal empresa.
Vamos a ocuparnos de un aspecto insólito de la población galisteña: el juego de "La calva".
Mas queremos hacer constar, antes de pasar a describir el juego, que el investigador local Vicente Pereira Villar, ha tenido la generosidad de facilitarnos un precioso material para este trabajo monográfico.
LA CALVA
La calva es un juego-deporte, que se practica en la villa de Galisteo desde tiempo inmemorial.
Elementos que intervienen y son necesarios para su ejercicio:
a) Los contendientes.
b) El calvero.
c) El rayador.
d) El terreno de juego.
e) La calva.
f) Los rollos.
a) Los jugadores.- Se les llama también "calveros". Lo forman dos equipos de 2-3 ó 4 jugadores cada uno; lo más frecuente es el equipo de 3.
Pueden jugarlo sólo dos individuos.
b) El calvero.- Es la persona considerada como el árbitro, nombrada de acuerdo por ambos equipos y tiene por misión cuanto consignamos seguidamente:
1º Colocar la calva derribada por los jugadores; tiene que hacerlo siempre en el mismo sitio.
2º Medir los 18 pasos (16 m. aproximadamente), en línea recta y sentido longitudinal de la calva, que es la distancia mínima que debe mediar entre el extremo base de la calva y el punto desde donde han de lanzar el rollo.
En el punto de los 18 pasos, el calvero traza una línea recta transversal y los jugadores pueden tirar el rollo, más hacia la derecha, izquierda o detrás de ella; pero nunca delante de la misma, salvo previo acuerdo entre ambos equipos, de dispensar a algún jugador de tal circunstancia.
3º En presencia de ambos equipos, realizar el sorteo, determinante de cuál de los dos equipos es el que haga la primera tirada del rollo o empiece el partido. Se realiza lanzando una moneda al aire, eligiendo suerte cualquiera de los equipos.
4º Ultima, principal y delicada misión del calvero, que es decidir, qué calva ha de ser válida o no. Su decisión es inapelable. El calvero indica a los jugadores, si es válida la calva cuando al ponerla por haber sido derribada hace delante o por encima de ella un movimiento oscilatorio con la mano. A esto se dice específicamente "dar con la mano".
c) El rayador.- Persona también elegida por ambos equipos. Su papel consiste en anotar o contabilizar las calvas que el calvero ha dado como buenas para cada equipo.
Cuando uno de los equipos consigue la penúltima calva del juego, que es 8, tiene que decirlo en voz alta, indicando, a la vez, el número de ellas que tiene el equipo contrario. A esto se llama en término calveril "cantar".
d) El terreno de juego.- Lo constituye el sitio donde se ha de colocar la calva, con un metro, aproximadamente, a cada lado de ella, de anchura y de longitud, lo que se quiera, siempre que sean más de 18 los pasos que midió el calvero. El terreno de juego, en expresión calveril, se denomina patio. Puede cambiarse, en conformidad de los jugadores, durante el partido.
e) La calva.- Es un trozo de madera de encina, de una sola pieza, en forma de ángulo más o menos obtuso (120-135°), cuanto más próximo en ángulo recto la calva es más alta, y más baja cuando es lo contrario.
Los lados de la calva están formados por dos paralelepípedos rectangulares, de dimensiones variables (20-25 cm.. de longitud, 6-8 de anchura y 3-4 de grosor por término medio), el paralelepípedo que sirve de base, es algo mayor que el que sirve de altura o está al aire.
f) Los rollos.- Cada jugador tiene el suyo, puede cambiarse cuantas veces quiera durante el partido. Es una piedra (canto rodado de río) muy dura, de color gris pizarra, que se halla en las cuencas o márgenes de los ríos Alagón o Jerte. Los jugadores las pican y pulimentan, hasta convertirlas en cilindros de bases redondeadas, de peso y dimensiones conforme a sus gustos y posibilidades (más o menos fuertes), suelen tener por término medio 2,250 Kgs., 20 centímetros de longitud y 6-8 de diámetro.
PRACTICA DEL JUEGO
Este juego-deporte no tiene reglamento; pero si reglas conocidas por todos y que se cumplen taxativamente.
Se dice "partido de calva" y lo practican dos equipos o también pueden jugarlo sólo dos jugadores.
Casi siempre suele jugarse el valor de bebidas o comidas, pocas veces dinero; las bebidas suelen consumirse durante el partido y las comidas al término del mismo, siempre conjuntamente en unión del calvero y rayador. Puede -rara vez- jugarse a "jumo" y, entonces, el equipo perdedor, paga lo jugado; pero no participa en la consumición.
Los partidos se conciertan a un determinado número de juegos, y, cuando el número de ellos es más de 5, se juegan dos partidas de 3-4-5 juegos cada una si son 6-8-10 los juegos acordados realizar.
Cada juego se termina y gana por el equipo que haga primero 9 calvas.
El partido empieza colocando el calvero la calva en su sitio y lanza el rollo el primer jugador del equipo que, en suerte, le correspondió ser el primero en lanzar; si este jugador logra calva válida, tira el segundo jugador de su mismo equipo, si éste hace lo mismo, tira el tercero y así correlativamente, hasta que alguno de ellos falla y, entonces, empiezan a lanzar el jugador primero del equipo contrario, siguiendo las mismas normas que el anterior.
En la primera calva del partido o "partida" se coloca la calva con el ángulo abierto hacia la dirección de los jugadores.
Como puede verse, la calva y su posición en el ángulo abierto, su valor es uno.
Al empezar el juego segundo y siguientes del partido o "partida", la calva se pone con el ángulo cerrado en dirección de los jugadores; en esta posición se llama "burro".
Posición de la calva en ángulo cerrado o "BURRU", su valor es de 2 calvas.
Terminado un juego, empieza el juego siguiente el equipo que perdió el anterior. Cuando el equipo que inició un juego lo pierde, se dice que perdió la "mano".
Como es natural, será ganador el equipo que logre primero las partidas, los juegos o las calvas concertadas. Cuando empatan a partidas, juegos o calvas, suelen concertar el desempate a un número determinado de calvas.
Se consideran calvas válidas o buenas: 1º Cuando el rollo pega todo él en cualquiera de los dos lados de la calva sin tocar en el suelo. 2º Cuando más de la mitad del rollo pega en cualquiera de los lados de la calva antes de pegar en el suelo. 3º Cuando el rollo pega en el lado superior a la calva antes de tocar en el suelo, aunque sea menos de la mitad del rollo. Entonces llaman calvas de "orejera"; y 4º Son buenas las calvas que aun sin tirarlas pasa el rollo rozando la parte superior de la misma.
Son calvas malas las que el rollo pega antes en el suelo que en ella y las que pegando a la calva, toca a la vez más de la mitad del rollo en el suelo.
Por ello, la misión del calvero es muy delicada y comprometida; pues son muchas las ocasiones en que es difícil apreciar si es o no la mitad del rollo la que ha pegado en la calva (aunque el calvero está siempre colocado a menos de un metro de la calva y pendiente de la jugada). Si ha pegado antes en el suelo que en la calva, etc.
Por eso, como en cualquier deporte, se producen jugadas dudosas, en las que la decisión del calvero puede interpretarse como más o menos subjetiva, originando fuertes polémicas entre los jugadores o entre los espectadores que tiene en mayor o menor número su equipo favorito, llegándose en ocasiones hasta suspenderse el partido.
Esta es la causa de que el calvero, tenga que nombrarse de completo acuerdo entre los equipos. Conociéndose en la localidad las personas que son buenos o malos calveros, recusándose en algunas ocasiones a individuos para tal cometido, por alguno de los equipos.
Este juego-deporte se practica en Galisteo, desde tiempo inmemorial, que, sin precisar fecha fija, bien puede remontarse a los siglos XIV o XV, época del apogeo de La Mesta o trashumancia del ganado lanar, importándolo los pastores, ya que, su origen, parece indiscutible es castellano-leonés, especialmente salmantino, donde estimamos que aún se juega en la misma capital de Salamanca, la ciudad dorada, por el Paseo del Rollo o cercanías.
Se practicaba en los domingos de Cuaresma, días de Semana Santa y Pascua de Resurrección o fiestas de primavera, época en que los pastores se hallaban con sus ganados en las dehesas del término municipal y aprovechando que venían a la localidad por diversos motivos o necesidades, se concertaban partidos con los mozos, de una gran rivalidad y competencia, pues los castellanos tenían fama de buenos calveros y la mayoría de las veces era justa; pero., también es verdad que algunas veces perdían, ya que, no en vano, se dice que en deporte el público es un jugador más del equipo favorito y, en este caso, ni que decir tiene que era el de la localidad.
Hasta los años 1952-1954, el juego se practicaba en la Plaza Mayor, habiendo días de Semana Santa y Pascua en que se organizaban (todos a las mismas horas) ocho o diez partidos hallándose a esas horas, por las mañanas, prácticamente toda la población masculina de la localidad en la plaza, siendo casi imposible circular por ella sin peligro de ser alcanzado por algún rollo de los cuarenta o cincuenta jugadores-calveros que actuaban.
Al pavimentarse la plaza, dejó casi de practicarse este juego en la localidad y, entonces, resurgió en Madrid y en otras poblaciones (San Sebastián, Barcelona, Holanda), llevado por nuestros emigrantes, que eran los buenos calveros del pueblo y que, cuando venían en vacaciones, acostumbraban a llevarse los rollos y calvas para ellos practicarlo en sus lugares de residencia.
Hay que hacer constar que hace seis u ocho años la Hermandad de "Amigos de San Isidro" y el Ayuntamiento, con motivo de la fiesta del 15 de mayo y 15 de agosto, entre otras atracciones y concursos organizan partidos de calva, inscribiéndose cada año más equipos, resurgiendo este juego-deporte con tanto entusiasmo y afición como en los mejores tiempos que registran sus anales.
En la actualidad el juego se practica en "patios" ubicados en la dehesa boyal, el día de San Isidro y en el egido municipal el día 15 de agosto.