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Una exposición y un catálogo acerca de los mitos y los héroes, abre un debate constantemente presente en la sociedad de nuestros días: ¿Qué es un héroe y a qué tipo de ficciones o mitos está ligado? Es evidente que el ser humano busca (siempre lo hizo así) alguna vía que le permita trascender la realidad que le rodea y le acerque a otras épocas -ya del pasado, ya del futuro- en las que fabulosos relatos le lleven a admirar su propia condición y naturaleza o a hurgar en sus características. Esa admiración llegará por las cualidades que precisamente le resulten más lejanas e inasequibles y con las que tratará de construir un héroe a la medida de sus aspiraciones -casi sobrenatural-, o también porque un esfuerzo o unas hazañas desproporcionadas le elevan -a él mismo o a alguno de sus semejantes- por encima de la realidad chata y desesperante de cada día.
Durante dos días, varios expertos en diferentes disciplinas expusieron y debatieron en Medina del Campo, en el Castillo de la Mota -y organizado por la Cátedra de Estudios sobre la Tradición, de la Universidad de Valladolid-, sus opiniones acerca de este tema ante cuarenta alumnos de toda España. Las conclusiones, independientemente de las expresadas en el propio catálogo de la exposición, son obvias: el mundo de hoy necesita más que nunca héroes y ejemplos. El simple hecho de que una mitología dura, áspera, con tan pocas concesiones como la de Tolkien, llene hoy los cines, alerta ante la necesidad que siente el individuo de ahora mismo de escaparse de ese mundo de bienestar y abundancia que consumimos a diario unos pocos privilegiados frente a la inmensa mayoría de habitantes del planeta. Evidentemente, están más cerca los personajes de Tolkien de los héroes de una tribu africana, que nosotros de los miembros de esa tribu… El acercamiento a lo numinoso, a lo misterioso, a lo primitivo -pero también a lo esencial del ser humano-, se siente más en esos niveles de la fantasía y la fábula que en la realidad imposible de las Bolsas y la macroeconomía que nos hemos inventado y que explotamos a diario para encadenarnos y esclavizarnos de por vida. Por eso el interés de esta exposición por presentar héroes locales que puedan ser calificados como patrimonio propio y además asimilables. Es evidente que un personaje como El empecinado se puede comparar en bravura con otros héroes europeos o americanos, pero también es obvio que sus hazañas, sus famosas tácticas guerrilleras, no se podrían haber dado en Holanda o en las estepas siberianas.