Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >
Como decíamos en “Cuento de tradición oral y literatura”, se ha hecho un gran trabajo en la catalogación de cuentos que, llegados desde la tradición oral, también han tenido cabida en la literatura culta.
Es fundamental, por supuesto, la labor de los folkloristas que, por su parte, van catalogando todos los cuentos populares recogidos oralmente en la cultura hispana, o que aún se van recogiendo, siempre partiendo del índice general de Aarne- Thompson (2), desde las obras ya tradicionales de Boggs (3), Hansen (4), Robe (5), Pujol (6), Camarena (7) o González Sanz (8), todas referidas a un área hispánica concreta, hasta la que recoge los cuentos recopilados en todo el ámbito hispano, labor inconmensurable de Camarena y Chevalier (9), aún sin terminar.
Los catálogos anteriores sirven de base para los estudiosos que buscan los reflejos de los cuentos, que en ellos se describen, en los escritores de nuestra literatura culta. Excelente resulta, al respecto, toda la labor del hispanista francés Maxime Chevalier, que ha sondeado gran parte de nuestra literatura culta rastreando en ella las huellas de la tradición oral (10), sin olvidar otros grandes estudiosos del tema, como el propio Camarena, Fradejas Lebrero (11), Amores García, Carmen Hernández Valcárcel, etc. Algunos estudiosos únicamente se han centrado en la investigación de algunos períodos de la historia de la literatura; otros, en algún autor concreto; sin embargo no todo está hecho: aún siguen apareciendo temas nuevos en la tradición oral que es preciso cotejar, o investigar si han pasado a la literatura escrita; de igual forma que es necesario seguir profundizando y ampliando el campo de búsqueda en autores menos conocidos, tal vez, incluso, hacer relación de cuentos tratados en obras de difícil acceso por no haberse reeditado modernamente.
Generalmente contemplamos, como decimos, cuentos que han vivido o viven a la vez en la tradición oral y en la culta. Tanto una como otra han sido inspiración o fuente, según los casos, pero la mayoría de las veces es imposible saber cuál es fuente y cual toma la idea, a veces simplemente es arriesgado; pero, en ocasiones, los teóricos se aventuran a decir que el pueblo tomó tal cuento de tal autor, porque lo hallan escrito en un documento o libro antiguo. Nos preguntamos si el autor antiguo de aquel cuento no se inspiró en el pueblo, cuya palabra se diluye en el tiempo. Preferimos ser observadores que se dedican a testimoniar que este u otro cuento, que aparece en colecciones o catálogos populares, también lo hace en determinado autor u obra, en mayor o menor medida conocidos, de forma más o menos recreada. Cuando un cuento popular entra en la literatura culta, forma parte de ella, de igual forma que aquel que mana de la culta y termina discurriendo oralmente llega a formar parte de la tradición popular. En ambos casos, el cuento llega a ser, justamente, posesión de ambas tradiciones.
Comenzamos en esta ocasión con dos cuentos bien distintos, uno es bien notorio por su mayor presencia en la tradición oral, el otro lo es menos; el primero está inserto en la obra de autor importante en la literatura del XIX, el otro es menos conocido; el primero tiene raíz oral clara, el segundo, no cabe duda, es imitación de conocido autor francés, aunque también se refleja como cuento popular en el índice general de Aarne-Thompson.
El primero, que reproducimos por su relativa brevedad y por ofrecer la forma versificada, está inserto en los Cuentos, mentiras y exageraciones andaluzas, escritas en verso por D. Ramón Franquelo (12).
Como decimos, el autor fue bien conocido en el siglo XIX por el carácter popular y ambiente folklórico de sus obras (13). Decía en la introducción al libro que nos ocupa:
De la noche a la mañana
os he de hablar a la vez
del Perchel y de Triana,
y del Puerto y de Jerez:
Y os diré de sus galanes
el valor y la nobleza
y sus quimeras y afanes
y su liberal franqueza.
En su obra, seguía la moda impuesta por Rubí del costumbrismo andaluz, como decía Montesinos:
Desde que Rubí puso de moda el género andaluz, o en concomitancia con ello, existió un cierto costumbrismo en verso de más larga perduración que los relatos románticos; ha durado hasta nuestros días. Citaremos el libro de Ramón Franquelo, Cuentos, mentiras y exageraciones andaluzas, Madrid, Fonseca, 1848, que todavía se reeditó muy tarde en Madrid, San Martín, 1881.
LA LUNA Y EL QUESO
En medio de Andalucía
hay un pueblo no muy grande,
y en este pueblo una plaza
con formas irregulares,
y en ella un pozo redondo
con brocal de buen ensanche,
levantado hasta la altura
del pecho, para que nadie
niño, mozo, ciego, ó viejo,
caiga en él por ignorante:
una noche, á media noche,
en que la luna á millares
sus rayos distribuía
sobre los mundos, brillante,
dos mozos del mismo pueblo,
ó mejor dicho, si cabe,
aunque con formas de hombres,
dos bárbaros formidables,
recostados muellemente
sobre el brocal, de mil lances
se contaban pormenores
hablando, según su alcance,
de borricos y de arados
y de tierras y heredades.
Sucedió, pues, que la luna
estaba en aquel instante
sobre el pozo, y en sus aguas,
como todo el mundo sabe,
entrando la luz, parece
en sus formas naturales,
es decir, de su tamaño,
sin diferencia notable,
de modo que un bestia puede
con un queso equivocarle.
Acertó uno de los mozos
á mirar á los cristales,
(y si sigue el cuento, voy
á decir mil disparates,
porque me falta la vena
y ya no encuentro asonantes)
y observando aquel objeto
sobre el agua, sin pararse
á reflexionar su oríjen
ni buscar sus realidades,
se dirijió al compañero
con un gozo inesplicable
y le dijo :—Mira, mira
un queso en el poso!
—Caye!
es verdá! y es mu jermoso!
Oyes: vamos a piyarle?
—Y cómo, bárbaro?
—Toma!
con los deos!
—Vá qué lanse!
si habiera po ahí una soga!
—No es menesté! con bajase
por drento, lo arrecojemos!
Oye, ascucha mi ditámen:
sóplate drento der poso,
y asina que bien te agarres
al brocá con lo dos brasos,
verás como no te caes:
me cuelo tambien; me escurro
por tu cuerpo, y en un sante
amen ayego á tus patas,
magacho, y en el istante
tomo el queso, mos subimos,
mos lo comernos, y en pase.
—Aprobao —dijo el otro,
y antes de acabar la frase
ya estaba dentro del pozo
con los brazos adelante
sobre el brocal, que oprimia
con sus fuerzas colosales:
el compañero en seguida
penetró con gran donaire,
y aunque con sumo trabajo
fué poco a paco bajándose
por el cuerpo de su amigo,
haciéndole un tiro grande;
pero al llegar á las piernas
fueron ya tantas y tales
las arrobas que pesaba,
que el de arriba lamentándose
le dijo: —Que se me escurren
las manos, Vinje del Cármen!
—Ten pasensia! aprieta! aprieta!
—Too lo que aprieto es en varde,
que está la piedra mu lisa
y tú pesas sien quintales.
—Pus ascucha! has una cosa,
y verás qué bien te sale!
escúpete en las dos manos
y restriégalas mu suave
que eso aprieta y es mu güeno.
—Voy al momento. —Y el cafre,
sin pensar lo que se hacia,
de entrambos brazos soltándose
para untarse la saliva,
cayó en el pozo al instante
preso por el compañero,
que fué támbien á estrellarse
contra las piedras; y á poco
los dos amigos delante
del Padre Eterno, sumisos,
con un talento admirable,
le contaban de su vida
todas las barbaridades.
El cuento está catalogado en el índice general de Aarne-Thompson con el número 1250: Traen agua del pozo. Coincide con el motivo J2133.5 (“Hombres que cuelgan en una cadena hasta que el hombre de arriba se escupe en las manos. Todos ellos caen”) (14). Según el breve estudio del índice, el cuento está muy extendido por todo el mundo.
Hansen (tipo 1250) menciona una versión cubana y otra portorriqueña, Robe (1250), otra mejicana. Boggs también lo refleja (1250), pero no señala ninguna versión; en su lugar, lo relaciona con la variante de un nuevo tipo (*1703), que se apoya en el número 186 de Los Cuentos populares españoles de Espinosa (padre). Dicho cuento posee un episodio (N1, según el estudio del propio Espinosa (15)) en el que, para medir la altura de una torre, ponen “escriños uno sobre otro, y sólo faltan dos. Juan aconseja que quiten dos de abajo para ponerlos arriba. Así lo hacen y todos los escriños caen abajo...” (J2133.6.1), similar a Hansen **1252; es éste cuento, por otra parte, de larga tradición literaria en España.
También Pujol cataloga el tipo 1250 en la tradición catalana, extractando la versión de Bertran (16).
El propio estudio de Chevalier (17) ya nos mostraba la versión literaria de Timoneda (Sobremesa, ed. 1596, III, 4), que transcribe, y las de los Contos de Lugo (núm. 130) (18), una de Espinosa, hijo, (núm. 23) (19), una de Mason (“Porto-Rican Folklore. Folktales”, JAF, XLII [1929], 75) y las de Vasconcellos (núms. 442-443 y 468) .(20) Literariamente también lo trata Boira. (21) Como versiones orales, pueden verse, también, una burgalesa en Rubio Marcos (22), o una gallega en Otero Pedraya (23). También puede leerse una versión zoomorfa gaditana en Del Río (24).
Temas muy semejantes sobre animales tampoco faltan, así, por ejemplo, todos aquellos en que el animal adulado suelta la presa al abrir la boca (tipos 6, 6*, 227*), o aquellos en que los animales forman una torre para alzarse al árbol, y caen al retirarse el de abajo (tipo 121).
Por otra parte, también sería posible escindir la secuencia de la luna reflejada en el pozo, que, por sí mismo, se alza como cuento independiente, tipo 1336 (Bucea por el queso, que Aarne y Thompson resumen: “El hombre (animal) ve la luna reflejada en el agua, piensa que es un queso y bucea por él [J1791.3]. Es el Tipo 34 con protagonistas humanos”. Dicho tipo 34 (El lobo bucea al agua hacia el queso reflejado) es muy frecuente en la tradición oral, véase, por ejemplo, nuestros comentarios al cuento nº 7 de los Cuentos Sevillanos, o los de Camarena en su catálogo ya mencionado. Muy semejante es otra variante, en el que quieren salvar a la luna, que imaginan caída en el pozo, lo hacen con cuerdas, y caen todos al pozo (así, por ejemplo, en Alberto Casañal).
Más raro, como decimos es otro cuento de José Mª Castillo (27) La pascua en Taravilla. Cuento provenzal, inserto en un libro abiertamente dogmático: El país de la gracia: cuentos de mil colores, escenas populares y tradiciones cristianas.
Refiere el cuento, con gran amenidad, cómo no resultaba muy esperanzadora la parroquia de Taravilla. En ella
quien más, quien menos, era por oficio ó tenia sus puntas de contrabandista, matutero, jugador de fortuna, vista de aduanas cegato, arriero de cuenta, tratante en bestias mayores, curial jubilado ó paseante sin rentas conocidas. Casi todos al parecer Vivian de trapisondas, gastaban y triunfaban de lo lindo, eran alegres de cascos, muy hormiguitas de su casa, y tan ocupados, que jamás ponian el pié en la iglesia de miedo que se les cayera encima.
Con tales mimbres, el pobre párroco, don Martín no conseguía ver obra buena, y pedía al cielo con insistencia que el fervor llegase a sus fieles. Tan sólo Jorge el sacristán, Lepe el maestro de escuela y medía docena de beatas acudían a la misa dominical. Cavilando, se le ocurrió prometer en el sermón de un domingo que, a la semana siguiente, pensaba revelar el lugar donde se hallaba un tesoro precioso que haría rica a toda la comunidad. Como era de esperar, la voz corrió y convocó a todo el pueblo a la misa del domingo. En el sermón, el avispado párroco reveló a sus fieles que había visto, o tal vez soñado, que había llegado a las puertas celestiales, donde el propio “San Pedro en persona vino á abrir”; que cuando había preguntado al santo portero cuántos vecinos de Taravilla moraban en la gloria eterna, éste había mirado en el libro de registros y había encontrado la página vacía, por lo que el santo portero divino había querido saber, a su vez, cómo eran los vecinos de su parroquia. Continuó el párroco informando de que, cuando le informó de que no eran devotos, San Pedro lo envió al purgatorio; pero que allí tampoco había constancia de la presencia de ningún hijo de Taravilla. Siguió contando que, al llegar al infierno, el propio demonio le mostró a Mala-sombra, el Cosario, a Pepe el Maula, bien conocido por las palizas que propiciaba a su mujer, a la Maruja la Pulida, que bailaba estropeando muchos matrimonios, al tabernero Miguelón…
“Conmovido, aterrorizado, lívido de pavor, el auditorio tembló al ver en el infierno, quién á su padre, quién á su madre, á su abuelo ó á su hermano”. Y acto seguido, ante el estupefacto público, expuso la necesidad de que el pueblo enmendase su vida, y empezó proponiendo el calendario que establecía para el bien de la comunidad: “Mañana confesaré á los viejos y viejas”…
Y volvió a soñar con la subida al cielo de su rebaño.
Sin duda, Castillo viene a hacer una traducción libre de El cura de Cucuñán de Daudet (1840- 1897), uno de los cuentos o crónicas provenzales que habían aparecido en publicaciones periódicas y que luego se imprimirían agrupadas bajo el título de Cuentos de mi molino (29). La alusión al carácter provenzal del cuento, que el propio Castillo hace, refuerza el origen de la fuente. El propio hispanista francés, Maxime Chevalier nos comunica que no ha hallado el cuento en ninguna colección francesa de cuentos populares.
Pero el cuento parece enraizar con la tradición popular, ya que aparece catalogada una variante muy próxima en el índice de Aarne–Thompson con el número 1738B* (El sueño del clérigo “todos sus parroquianos en el cielo en ingrata situación”), variante que ha podido inspirar a Daudet, tras él a Castillo, para su recreación literaria (tal variante se atestigua en Lituania, Países Bajos y Canadá, según el catálogo general). Dicho cuento resulta la contrarréplica de otras variantes que posiblemente circularan anteriormente; en una de ellas, es el herrero quien dice haber soñando con que San Pedro le había comunicado la ausencia de sacerdotes en el cielo (Tipo 1738: El sueño: todos los clérigos en el infierno), en otra (1738A*: ¿Qué hace Dios?), el Todopoderoso se pregunta por qué no hay clérigos en el cielo.
____________
NOTAS
(1) “Cuento de tradición oral y literatura”, en Martos Núñez, Eloy, Lectuario 2002, pp. 11-23.
(2) Antti Aarne, Stith Thompson, The Types of the Folktale; a Classification and Bibliografy. Translated and enlarged by Stith Thompson, FFCommunication, núm 184, Helsinki, Indiana University 1964.
(3) Ralph S. Boggs, Index of Spanish Folktales, FFCommunication, núm. 90, Helsinki, Academia Scientiarum Fennica, 1930.
(4) Terrence L. Hansen, The Types of the Folktale in Cuba, Puerto Rico, The Dominican Republic, and Spanish South America, ("Folklore Studies", 8), Berkerley-Los Angeles-London, University of California Press-Cambridge University Press, 1957.
(5) Stanley L. Robe, Index of Mexican Folktales Including Narrative Texts from Mexico, Central America, and the Hispanic United States, ("Folklore Studies", 26), Berkerley-Los Angeles-London, University of California Press, 1972.
(6) Josep M. Pujol, Contribució a l´index de tipus de la rondalla catalana, Barcelona, Universidad, 1982. Tesis Doctoral.
(7) Julio Camarena Laucirica, Repertorio de los cuentos folklóricos registrados en Cantabria, Santander, Aula de Etnografía. Universidad de Cantabria. Vicerrectorado de Extensión Universitaria, 1995.
(8) Carlos González Sanz, Catálogo tipológico de cuentos folklóricos aragoneses. De acuerdo con Antti Aarne y Stith Thompson, The Types of the Folktale. A Classification and Bibliography (FF Communications nº 184, Helsinki, Suomalainen Tiedeakatemia, 1964, seguna revisión), ("Artularios", 1), Zaragoza, Instituto Aragonés de Antropología, 1996.
- , “Revisión del Catálogo tipológico de cuentos folklóricos aragoneses: correcciones y ampliación”, Temas de Antropología Aragonesa, 8 (1999), 7-60.
(9) Julio Camarena, Maxime Chevalier, Catálogo tipológico del cuento folklórico español, ("Biblioteca Románica Hispánica", IV, Textos, 24 y 26), Madrid, Gredos, 1995-1997. 2 vols.
(10) Maxime Chevalier, Cuentecillos tradicionales en la España del Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1975.
- , Folklore y literatura: El cuento Orall en el Siglo de Oro, Barcelona, Grijalbo, 1978.
- , "Veinticinco cuentos folklóricos más en textos del Siglo de Oro", LaTorre, 1(1987), 111-129 - , Cuentos españoles de los Siglos XVI y XVII, Madrid, Taurus, 1982.
- , Tipos cómicos y folklore (siglos XVI-XVII), Madrid, EDI-G, 1982.
- , Cuentos folklóricos españoles del Siglo de Oro, Barcelona, Crítica, 1983.
- , "Luis Coloma y el Cuento Folklórico", Anuario de Letras, XXIII (1985), 229-246.
- , Cuento tradicional, cultura, literatura (Siglos XVI-XIX), Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1999.
- , “Chascarrillos aragoneses y cuentos folklóricos”, Temas de antropología aragonesa, 10 (2001), 11-26.
(11) José Fradejas Lebrero, Novela corta del Siglo XVI, Barcelona, Plaza y Janés, 1985, 2 toms.
- , “Las facecias de Poggio Bracciolini en España. Primer Centenar”, en Varia bibliographica. Homenaje a José Simón Díaz, Reicheberger, Kassel, 1987, pp. 273-282.
- , “Las facecias de Poggio Bracciolini en España”, Arcadia.
Estudios y textos dedicados a Francisco López Estrada, Dicenda, VII (1988), 57-72.
(12) Madrid, Imp. de M. R. y Fonseca, 1853, 2 toms., II, pp. 165-168. Había sido publicado en Madrid en 1848, luego por Fonseca en 1853, en 1862 nuevamente en la imprenta Ramón Campuzano, y después en París, por Rosa y Bouret en 1863.
(13) (Málaga, 1821-Málaga, 1875). Decía Francisco Cuenca sobre Franquelo:
Poeta y autor dramático muy aplaudido, su popularidad en Málaga fue tan extraordinaria que aún se recuerdan sus versos originales. Desde 1850 a 1872 no hubo solemnidad literaria malagueña en la cual no fuese Franquelo el héroe obligado.
Fundó «El Correo de Andalucía», allá por el año 1850 y escribió innumerables poesías de puro ambiente andaluz.
En el género donde más descolló nuestro biografiado fue en el escénico. Los teatros de Madrid no desdeñaban sus obras y en Málaga era un acontecimiento el estreno de cada una de ellas. Algunos de sus dramas, especialmente El corazón de un bandido, alcanzaron enorme popularidad. (Biblioteca de autores andaluces modernos y contemporáneos, Habana, Tipografía Moderna de Alfredo Dorrbecker, 1921-25. 2 Vols., I, p. 131)
Manuel Ovilo y Otero aseguraba por su parte:”De los escritores que han cultivado con buen éxito el lenguaje gitano y modismo andaluz, es uno el Sr. D. Ramón Franquelo” (Manual de biografía y de bibliografía de los escritores españoles del siglo XIX, París, Librería de Rosa y Bouret, 1859, I, 231- 232).
Entre su obra puede señalarse: El que se casa por todo pasa (comedia, 1844), Defensa de os jesuitas por un individuo de la Compañía (1845), Dos o ninguno (comedia, 1846), Recreos religiosos (1846), El alcalde de Benamocarra (1848), Doña Juana la Loca (drama, 1848), El corazón de un cándido (drama de género andaluz, 1848), Treinta días después. Segunda parte de “Corazón de un bandido” (drama, 1853), El corazón de un bandido (drama, 1849), Risa y llanto. Colección de leyendas históricas y fantásticas, cuentos tradicionales, anécdotas populares, poesías serias y festivas (1850), El corazón de un bandido. Leyenda tomada del drama del mismo título y escrita en verso (1852), Salve dolorosa: o sea novenario y setenario a María Santísima de los Dolores (1852), Plutón y Proserpina (1858), El grito español (con música de Eduardo Ocón, 1859), Crónica a la visita de S.M.M. y A.A. a Málaga y su provincia en Octubre de 1862 (1862), Herodes (drama, 1862), Luz del Tajo (comedia, 1863), De la muerte a la vida (zarzuela, con música de de Antonio Rovira, 1863), Como Dios manda (drama), La traición de Bocanegra (com.), De tal palo tal astilla (com.), Ella (com.), La Giralda (com.), Matías o el jarambel de Lucena (com.), María o la flor de Estepa (drama), El valiente Campuzano (drama), Cartuja la Rondeña (drama), El capitán recluta (drama), Atrevimiento y fortuna (drama), El amor de un rey (drama), Los ojos de una reina (drama). Así como multitud de artículos y poesías en varias publicaciones periódicas.
(14) Stith Thompson, Motif-Index of Folk Literature. A Classification of Narrative Elements in Folktales, Ballads, Myths, Fables, Medieval Romances, Exempla, Fabliaux, Jest-books and Local Legends, Copenhague-Bloomington, Indiana University Press, 1955- 1958. 6 vols.
(15) Aurelio M. Espinosa, (padre), Cuentos populares españoles, Madrid, CSIC-Instituto "Antonio de Nebrija", de Filología, 1946-1947. 3 vols, III, pp. 191-206.
(16) Pau Bertran i Bros, El rondallari catalá (1909), ("Arxius del Folklore Catalá", 2), Barcelona, Alta Fulla, 19963, p. 178, nº 82: Els segadors que volien haver un formatge.
(17) Cuentos folklóricos españoles del Siglo de Oro, p. 161, nº 94: Para llegar al río.
(18) Contos populares da provincia de Lugo, Vigo, Centro de Estudios Fingoy. Galaxia, 1979, pp. 123-124, nº 130: Os canteiros e a lúa.
(19) Aurelio M. Espinosa, (hijo), Cuentos populares de Castilla, ("Col. Austral, núm. 645"), Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1946, pp. 49-50, nº 23: Los siete asturianos.
(20) J. Leite de Vasconcellos, Contos populares e lendas, Coimbra, Acta Universitatis Conimbrigensis, 1963-1969, 2 toms, II, pp. 130-132, 147-148, nº 442: O senhor Manuel Valente, nº 443: O senhor Manuel Balente, nº 468: Gente de fajão.
(21) Rafael Boira, El libro de los cuentos, colección completa de anécdotas, cuentos, gracias, chistes, chascarrillos, dichos agudos, réplicas ingeniosas, pensamientos profundos, sentencias, máximas, sales cómicas, retruécanos, equívocos, símiles, adivinanzas, bolas, sandeces y exageraciones. Almacén de gracias y chistes. Obra capaz de hacer reír a una estatua de piedra, escrita al alcance de todas las inteligencias y dispuesta para satisfacer todos los gustos. Recapitulación de todas las florestas, de todos los libros de cuentos españoles, y de una gran parte de los extranjeros, Madrid, Imp. Miguel Arcas y Sánchez (“Biblioteca de la Risa por una Sociedad de Buen Humor”), 1862, segunda edición, 3 tomos, I, pp. 59-60: El descansar fuera de tiempo
(22) Elías Rubio Marcos, José M. Pedrosa, César J. Palacios, Cuentos burgaleses de tradición oral (teoría, etnotextos y comparatismo, Burgos, Elías Rubio (“Tentenublo”, 2), 2002, p. 190, nº 88: Los gallegos y el queso en el río.
(23) Ramón Otero Pedraya, (director), Historia de Galicia, I, Akal, Madrid, 1979, 177.
(24) Juan A. del Río Cabrera, Melchor Pérez Bautista, Cuentos populares de animales de la Sierra de Cádiz, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz- Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz, 1998, pp. 56-57, nº 9: La zorra y el león.
(25) Cuentos Populares Sevillanos (en la tradición oral y en la literatura), Sevilla, Fundación Machado, 1999, 2 toms.
(26) Alberto Casañal Shakery, Cuentos de Calzón Corto (¿1931?), Zaragoza, Mira, 1992, pp. 89-94: La luna en peligro.
(27) La bibliografía sobre José M. Castillo es escasa, véase Manuel Ossorio y Bernard, Ensayo de catálogo de periodistas españoles del siglo XIX, 196, 208. Escribió: Obras son amores (Bilbao, Administración de “El mensajero del corazón de Jesús”, 1885) y La celadora (Bilbao, Administración de “El mensajero del corazón de Jesús”, 1888), entre otros artículos y estudios menores.
(28) Bilbao, Administración de El Mensajero del Corazón de Jesús, 1895, pp. 234-255. Se hicieron algunas reediciones de la de 1888 (Imp. del Corazón de Jesús): 2ª en 1889 (= 3ª en 1895), 4ª en 1911 (=5ª, 1927).
(29) Traducción de E. Tusquets, Barcelona, Lumen, 1970, pp. 55-69.