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Revista de Folklore número

029



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LA SANTA HERMANDAD DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DE NOALEJO

AMEZCUA, Manuel

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 29 - sumario >



De las manifestaciones populares religiosas más arraigadas y extendidas entre los pueblos de la Comarca de Sierra Mágina (Jaén) fueron, y aun son, las fiestas y procesiones de la Aurora que, pese a la proximidad de las localidades, en cada una se celebra con distinta advocación y con características bastante diferenciadas. Así en Campillo de Arenas los Campanilleros salen en agosto en la fiesta de su patrona, la Virgen de la Cabeza; en el mismo mes salen los de Carchelejo en honor de la Virgen del Rosario; en Cambil tiene lugar la Tradición de la Tambora en la madrugada del día de la Inmaculada; Albanchez de Ubeda celebra, dentro de las fiestas que dedica a su patrón San Francisco de Paula en el mes de mayo, la Procesión de los Hachones; en Mancha Real y en el mes de septiembre recorre las calles la tradicional Monidura cantando coplas a la Virgen, y en los demás pueblos se recuerdan las coplas de la Aurora que en otro tiempo se cantaron en las celebraciones de los Rosarios de la Aurora que organizaban las diferentes Cofradías y Hermandades de auroros.

Una de las desaparecidas fue la Hermandad de la Virgen del Rosario de Noalejo, que durante los cerca de cuatro siglos de pervivencia fue la patrocinadora de las más importantes fiestas religiosas de la localidad. Los vecinos más antiguos aún recuerdan las bellísimas Coplas del Resucitao que animaban la madrugada del Domingo de Resurrección hasta la hora del alba, en que se congregaba a las puertas de la iglesia la mayor parte del vecindario para asistir al Rosario de la Aurora.

ORIGENES y FUNDACION

La mayoría de estas cofradías o hermandades tuvieron su origen en los siglos XVI y XVII como fruto de campañas de evangelización de la Orden de Santo Domingo, o de Predicadores, que promovieron su fundación por todo el suelo de Castilla y Andalucía para difundir la oración del Rosario, que instituyera su fundador tres siglos antes.

En Noalejo existían además de ésta las Cofradías del Santísimo Sacramento, la de Nuestra Señora de la Soledad y la de las Benditas Animas del Purgatorio, fundadas en el siglo XVII.

La Hermandad de la Virgen del Rosario se fundó 50 años después que la villa. Con fecha 1 de octubre de 1583 fray Francisco Venegas, prior del convento de Santa Catalina de Jaén, autorizó a fray Fernando Montaño, de la Orden de Santo Domingo, a fundar en la villa de Noalejo la Santa Cofradía del Rosario de Nuestra Señora, acto que efectuó al día siguiente después de predicar en la misa mayor y ante la mayor parte del pueblo, con lo que todos los que se incorporaron por hermanos fueron declarados partícipes de las indulgencias, gracias y jubileos que por las Santas Bulas Pontificias y Breves Apostólicos tenían concedidas este tipo de cofradías.

Tras la fundación pasó el referido fraile a nombrar los cargos de la cofradía, autorizando al prior de la iglesia, el bachiller Francisco García Bueno, para inscribir a los cofrades, bendecir los rosarios, enseñar los misterios y publicar las indulgencias del Rosario, con la obligación de dar cuenta cada año al convento de Santo Domingo más cercano de la relación de hermanos entrantes.

LOS ESTATUTOS

Los primeros estatutos de la cofradía fueron redactados al tiempo de su fundación y constan de 35 capítulos que además de ocuparse de los asuntos propios del gobierno de la cofradía, constituyen un auténtico código moral de buen comportamiento y hermandad entre los cofrades. De su contenido podemos resumir como función principal la que tenían los hermanos de pedir limosna por las calles del pueblo los domingos y días de fiesta por la mañana, antes de la misa mayor, para costear los gastos de cera que tenían en los entierros de los hermanos fallecidos y en las fiestas que celebraba la cofradía.

Posteriormente estas constituciones fueron arregladas y añadidas en cinco ocasiones, coincidiendo siempre con un período de desintegración de la cofradía que en algunas ocasiones había originado su desaparición durante largas temporadas.

LA CUESTACION DE LIMOSNAS .

El caudal de la hermandad provenía principalmente de la cuota que pagaban anualmente los hermanos y de las limosnas que recibían del vecindario, ya que aunque antiguamente llegó a poseer algunos bienes a censo ,por donaciones de los propios hermanos a su fallecimiento, es de suponer que los perdiera en tiempo de la desamortización de los bienes eclesiásticos.

La cuota que pagaban anualmente los hermanos se llamaba La luminaria, debido a que en su comienzo estos fondos eran destinados a gastos de cera para la iluminación permanente de la capilla de la iglesia donde se guardaba la imagen de la Virgen del Rosario, propiedad de la cofradía.

La hermandad estaba gobernada por una Junta compuesta de una docena de hermanos presididos por el Hermano Mayor, que tenían la obligación de salir por las calles a pedir limosna. Comenzaban a salir en el mes de septiembre por los cortijos del término, aceptando cualquier tipo de sufragios, bien fuera en dinero o en grano (cuartillas y medias fanegas de trigo, cebada, garbanzos, etc.) que luego vendían y con el producto de lo recaudado costeaban la fiesta de su Patrona el día 7 de octubre.

A partir de este día la cuestación la realizaban por las calles del pueblo. Para ello se juntaban todos los sábados por la noche en la iglesia y rezaban el rosario. Tenían dividido el pueblo en Estaciones, que se componían de varias calles y cada sábado recorrían una estación diferente. Después de rezar el rosario salían de la iglesia con el estandarte de la Virgen del Rosario alzado y un farol a cada lado, iban a la calle, donde comenzaba la estación cantando el Ave María y en este punto se adelantaba el munior para anunciar a los vecinos al toque de campanilla el paso de la hermandad. Si algún vecino quería ofrecer una limosna abría la puerta de la casa y salía con una luz de aceite (un candil, una capuchina, un velón, etc.). El munior, que llevaba en una mano la campanilla y en la otra un cepo, se acercaba y le preguntaba:

-¿Salve o estación?

La Salve era cantada y se podía elegir entre ésta y la Salve doble. La estación, que se pedía cuando la familia estaba de luto, consistía en rezar tres Padrenuestros con sus tres Avemarías; si se pedía estación mayor eran cinco Padrenuestros con sus Avemarías.

Elegido el rezo, el munior se esperaba a que llegasen los demás hermanos para comunicárselo, recibía la limosna correspondiente y se dirigía a otra puerta mientras los demás cantaban o rezaban a la puerta del anterior vecino. Al terminar el recorrido se juntaban en casa del Hermano Mayor para contar el dinero recaudado. De este dinero se libraría lo necesario para pagar el entierro y una misa a cada hermano que fallecía, así como un jarrillo de aceite para que alumbrara la noche que el difunto estaba de cuerpo presente.

Estas salidas tenían lugar durante. todo el período otoñal e invernal y se suspendían al entrar la primavera, ya que al llegar. el buen tiempo muchos hermanos se quedaban por las noches a dormir en sus labores.

LAS FIESTAS

Según los estatutos antiguos de la cofradía, ésta debía celebrar anualmente las siguientes fiestas: una fiesta procesional el primer domingo de cada mes, fiesta y vigilia por todos los Santos y en las cinco de la Virgen: Encarnación, Visitación, Purificación, Natividad y Asunción. En 1720 e] Visitador y Juez de Rentas de la Abadía de Alcalá la Real, a donde pertenecía la jurisdicción eclesiástica de Noalejo, establece como fiesta de la cofradía el primer domingo del mes de octubre, fijándose posteriormente para el día 7 del mismo mes, día de Nuestra Señora del Rosario.

Esta fiesta consistía en la celebración de una misa por la mañana; por la noche sacaban a la Virgen en procesión por el pueblo y en ella los hermanos iban delante de la imagen alumbrándose con hachos de esparto.

Más adelante, en la Candelaria, se sacaba la Virgen a Misa. La procesión se hacía por la mañana alrededor de la iglesia, en la que sacaban a la Virgen con el Niño vestido de mantillas. Cuando después de la procesión todos entraban en la iglesia, el cura se quedaba fuera con la imagen del Niño, llamaba a la puerta, entraba y colocaba la imagen del Niño entre los brazos de la Virgen.

Pero la mayor manifestación festiva de la hermandad tenía lugar en la Semana Santa. En la noche del Sábado de Gloria el Hermano Mayor daba una fiesta en su casa en la que se hacía un baile para mozos y mozas. Esta misma noche se juntaban los hermanos para ensayar las coplas del Resucitao, que salían a cantar por las calles del pueblo a las cuatro o las cinco de la madrugada y que servían de llamada a los demás hermanos y vecinos para asistir al Rosario de la Aurora:

A la Aurora
venimos buscando,
que dicen que anda
por este lugar.

En mentando
la voz de la Aurora
todito el infierno
se echa a temblar.

Hermanos venid,
hermanos llegad:
a rezar
el Rosario a la Aurora
si el Reino del Cielo
queréis alcanzar.

Todos los hermanos y con ellos los jóvenes, acompañados de guitarra, bandurria, pandereta y triángulo, se volcaban en las plazas y calles en busca del Resucitao cantando estas canciones marianas. Cuando ya clareaba el día se iban a la puerta de la casa del cura a cantarle para que. se levantara y les abriera las puertas de la iglesia:

Oh dichoso
ministro de Cristo
que con vuestras manos
eleváis a Dios,
y le hacéis
bajar a la tierra
con cinco palabras
de consagración.

Poned atención:
que a los pies
de la divina Aurora
rindió la cabeza
el fuerte dragón.

Desde la iglesia y cuando eran aproximadamente las siete de la mañana salían todos en procesión hacia la ermita de la Virgen de Belén, extramuros de la villa, rezando y cantando el Rosario de la Aurora por las calles; al volver del Rosario se asistía a la misa primera del Domingo de Resurrección.

A las diez de la mañana se decía la Misa Mayor y en ella tenía lugar el encuentro de la Virgen con el Niño, acto religioso de los de más tradición y de los que gozaban de más gusto entre los vecinos de la localidad: sacaban a la Virgen en andas por la puerta de la iglesia y al Niño Jesús por el callejón de la sacristía, en la parte opuesta de la iglesia, y salían en procesión a la plaza, hacia la puerta del Ayuntamiento, y cuando se encontraban las dos imágenes, los que portaban las andas hacían un movimiento de inclinación de tal forma que parecía que ambas imágenes se abrazaban, momento de máximo entusiasmo popular en el que todos aplaudían. Después regresaban a la iglesia el Niño delante y la Virgen detrás.

LOS ALABARDEROS

En tiempo de Semana Santa el hermano mayor del Rosario elegía a varios jóvenes para que formaran la Hermandad de Alabarderos. Su misión era la de velar al Señor en la noche del Jueves Santo y para ello se turnaban de cuatro en cuatro durante la noche. Iban ataviados con sus mejores trajes y con sombreros negros adornados con cintas y ramos de color morado. Mientras estaban velando las alabardas las dirigían hacia abajo, pero cuando levantaban la imagen del Cristo yacente en señal de que había resucitado, cruzaban las alabardas en alto y se cambiaban los sombreros; esta vez se colocaban unos de color gris y adornados con ramos blancos y cintas rosas o azules; para ellos significaba el comienzo de una fiesta que duraría tres días.

Comenzaban a salir después del acto de buscar al Resucitao, ya en Domingo de Resurrección. Iban recorriendo el pueblo con sus alabardas, un tambor y una bandera que bandeaban a las puertas de sus novias y mozuelas deseadas, con quienes bailaban en parejas al redoble del tambor. Finalmente el Hermano Mayor les convidaba en su casa a una fiesta que celebraban con la asistencia de amigos y parientes.

Tanto estas fiestas como la hermandad se paralizaron en el período que duró la Guerra Civil y, acabada ésta, hubo varios intentos de revivirla hasta mediados de los años cincuenta, en que dejó de manifestarse, hasta hoy.

LAS CANCIONES

EL AVE MARIA

Se cantaba en las salidas de los sábados para pedir limosna, desde que se salía de la iglesia hasta que comenzaba la estación. Después, al terminar el recorrido, se cantaba otra vez mientras se volvía a la iglesia.

LAS SALVES

Tanto la Salve como la Salve doble se cantaban cuando así lo solicitaba el vecino que quería ofrecer una limosna. Ambas se cantaban con la misma música, variando sólo la letra, y para ello había un hermano, el que mejor entonaba, que hacía de solista. Este introducía la Salve cantando el primer verso, a lo que los demás respondían a coro cantando el segundo, el solista continuaba con el siguiente verso y los demás le respondían con el otro, y así sucesivamente hasta finalizar la canción, en que todos exclamaban a una voz ¡Viva la Virgen del Rosario!

Salve

Dios te Salve Virgen Pura
del Rosario, amparo nuestro,
hija del Eterno Padre,
madre del Divino Verbo,
amante y querida esposa
del Espíritu supremo.

Salve, animador sagrario,
poderoso y bello templo
de la Trinidad divina,
obra del poder inmenso,
concebida y sin la mancha
en el instante primero.

A ti Señora rendimos,
rendimos por este pueblo
que nos mires con piedad,
con amor venido y tierno.

Aliviadnos las fatigas,
danos Señora el consuelo
que de tu bien solicito,
y sólo por ti lo haremos
serviros en esta vida,
alabaos en el Cielo.

Amén Jesús con que acabo
la Salve de este lucero.

Salve doble

Dios te Salve Virgen Pura,
Reina del Cielo y la tierra,
madre de Misericordia,
de gracia, pureza inmensa,
vida y dulzura en quien vive
toda la esperanza nuestra,
a ti, Reina, suspiramos
gimiendo y llorando pena
en aqueste triste valle
de lágrimas y miseria.

Oh clementísima Aurora,
oh piadosísima Reina,
oh dulce Virgen Maria,
por nosotros a Dios ruega
para que seamos dignos
de alcanzar la Gloria Eterna.

Viva la Virgen María,
viva la blanca azucena,
viva la que vino a ser
de los Cielos madre nuestra.

Amén Jesús con que acabo
la Salve de aquesta Reina.

LAS COPLAS DEL RESUCITAO

Estas coplas, que originariamente servían como llamamiento al pueblo para su asistencia al Rosario de la Aurora, en este caso y suponemos que en la última época perdieron Su verdadero sentido y la gente las utilizó como complemento a una tradición semanasantera que si bien de poca raigambre, había conseguido, por estar más en el gusto de momento, desplazar el significado originario de la celebración. Si preguntamos a loS vecinos que conocieron esta tradición lo que significaban las coplas del Resucitao, nos explicarán con simpleza que como Cristo había resucitado por la mañana no sabíamos dónde estaba: pues vamos por la noche a buscarlo, por ello enlazan este acto con e.1 del Domingo de Resurrección, en el que sacaban en procesión a la imagen de la Virgen para que se encontrara con su Hijo, que ya hemos descrito anteriormente.

De cualquier forma muchas de las coplas de llamamiento para el Rosario pervivieron y se cantaron junto a otras de temática propia del ambiente de Semana Santa, entre las que tampoco faltaban las de asunto un tanto burlesco, como el estribillo que utilizaban los más juerguistas en loS solos instrumentales que se producían entre las canciones:

Lerén, lerén, lechuga;
lerén, lerén, cogollo,
la hija la trapera
se ha ido con el novio.

Se ha ido con el novio
con muchísima razón:
pensando que tenia,
no tenia ni camisón.

Hoy la Aurora
luce más temprano
y más temprano
brilla el arrebol.

Hoy la Aurora tiene
esta mañana
Cielo por alfombra,
por corona sol.

Poned atención:
que por chica
que sea la Hostia
tiene cuerpo y sangre
de Nuestro Señor.

Un devoto
por ir al Rosario
por una ventana
se quiso arrojar.
Y al decir
Dios te Salve Maria
se encontró en el suelo
sin hacerse ná.

Coro celestial:
soy un alma
que aunque pecadora
quiero que mis culpas
sean perdonás.

Un hermano
le dice a otro hermano:
-Vamos al Rosario.
-Yo no quiero ir.
-A los naipes
te sientes y juegues
y el mismo demonio
te vendrá a asistir.

Hermanos venid:
a rezar
el Rosario a la Aurora
si el Reino del Cielo
quieres conseguir.

Es Maria
la nave del barco,
San José los remos,
el Niño el timón.
El Espíritu
Santo el piloto
que guía y gobierna
esta embarcación.

Poned atención:
embarquemos
pues en esta nave
que nos saque al puerto
de la salvación.

A la Aurora
le han hecho una fuente
que tiene dos caños
de fino metal.
y el sediento
que llegue a esa fuente
su misericordia
no le ha de faltar .

Coro celestial:
que por chica...

Es María
la fuente de nácar,
escala y convento
de la Encarnación.
Donde está
el estandarte metido
que Cristo en sus hombros
el viernes elevó.

Poned atención:
que por chica...

El demonio
como es tan travieso
agarró una piedra
y ha roto un farol,
y acudieron
los padres Franciscanos
y lo apedrearon
en un callejón.

Hermanos venid:
a rezar. ..

En el Cielo
se alquilan ventanas
para un casamiento
que se piensa hacer,
que se casa
la Virgen María
con el patriarca
señor San José.

Hermanos venid:
a rezar...

Es María
la caña de trigo,
San José la espiga
y el Niño la flor,
y el Espíritu
Santo es el grano
que está allí metido
por obra de Dios.

Poned atención:
que por chica...

En la cueva
de la penitencia
Santa Rosalía
su pelo cortó.
Y el demonio
le daba combates
y ella se defiende
con llamar a Dios.

Poned atención:
soy un alma...

A las cuatro
de la madrugada
al Señor San Pedro
se le oyó decir:
a este hombre yo no le conozco
ni fue mi maestro
ni nunca le vi.

Hermanos venid:
a rezar...

Oh dichoso
varón por tu suerte,
tuviste la dicha
de ser capellán,
y tan sólo
con cinco palabras
del Cielo a la tierra
le hiciste bajar.

Poned atención:
soy un alma...




LA SANTA HERMANDAD DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DE NOALEJO

AMEZCUA, Manuel

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 29.

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