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Revista de Folklore número

232



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CUENTOS POPULARES ANDALUCES (VI)

AGUNDEZ GARCIA, José Luis

Publicado en el año 2000 en la Revista de Folklore número 232 - sumario >



El cuento Los Gemelos (o Trillizos) es indudablemente uno de los maravillosos más apasionantes. Muchos de sus motivos ya debieron ser, sin duda, atractivos y aptos para su uso en la novela de caballerías. Evidentemente, dichos motivos, deslizándose desde tiempos antiquísimos, se introdujeron en la literatura, mas no al contrario; ya nos prevenía Thompson cuando hablaba de este tipo, junto al de El Dragón Asesino (El Cuento..., p. 59), de que "las versiones literarias han tenido poca influencia, o ninguna, en su desarrollo". El cuento, tal como aparece actualmente, posiblemente no sea excesivamente viejo (como aventuran algunos teóricos), pero sus motivos, no cabe duda, son antiquísimos y prácticamente universales.

Se recogen dos versiones oídas en la provincia de Sevilla, con grandes variantes entre sí.

LOS TRILLIZOS

Ese era un pescador que iba a pescar; echó la red y salió un pez muy gordo, dice:

- Apártame cuando llegues a tu casa: le vas a dar tres tajadas a tu mujer, tres tajadas a la yegua que llevas, tres tajadas a la perra, tres tajadas...

Y cuando llegó, fue a casa, hizo eso: echó tres a la perra; tuvo tres perros ¡tan bonitos!, con tres luceritos en la frente. Luego la jaca tuvo tres caballos, con tres luceritos en la frente, igual. Y en el pozo, siembra tres tajadas también, y salió el pez espada...

Cuando ya los niños fueron grandes, pues cada uno partió: su caballo, su espada: cada uno tenía la suya, ya que eran grandes, y su perro, cada uno su perro y su...

Y ya que los niños fueron grandes, dice uno:

- Pupá, yo me voy a ir a correr mundo. ¿Y qué hacemos? ¡Estamos aburridos, aquí nada más nosotros...!

Bueno, pues se fue; cogió uno su caballo y se fue por ahí. Y llegó a un pueblo que no había nadie. Todas calles, y todos -eran cerca las doce-, cerrando las puertas.

- ¡Vayase usted, vayase usted, que viene un elefante y se come todas las criaturas!

Pero él no entendió de chica. Allí llegó con su caballo, su perro: salió el elefante, se lió a luchar con él, y lo mató. Y el rey había dicho que el que matara al elefante, le tenía que llevar las siete cabezas. Cuando ya pasó aquello, que mató, empezó todo el mundo a salir, que había matado al elefante. Dice uno:

- Pero, mire usted que tiene que llevar las siete cabezas.

Y él ya había cortado las siete lenguas. Y dice que no entendió chica, pero, cuando llegó uno, cortó las cabezas, se las llevó al rey. Y dice:

- ¡Pero no tienen lengua! Entonces él presentó las lenguas: se casó con la hija del rey. Cuando pasó, se fueron al mirador, y dice que empezó a mirar, y dice:

- Esto que se ve allí, ¿qué es lo que será?

Dice:

- ¡Uy!, eso es el castillo Irás y no Volverás. ¡No vayas tú a ir allí nunca!

Dice:

- Pues yo quería echar un paseo, a ver...

- No, pues, no vas tú, que no vas... ¡Nada, pues tiene que ir gente contigo! Pero fueron gente con él. Correteó para acá y para allá, y se fue al castillo de Irás y no Volverás. Salió una viejecita:

- ¿Quién mal te quiere que por aquí te envía, hijo?

- Mi mala suerte o buena, madre anciana.

Bueno.

- Espera, que te voy a enseñar aquí una cosa.

Cuando entró, le pegó un empujón y lo echó en un sótano que tenía, y allí lo dejaron allí solo. Bueno, pues él había dejado una mariposa (que se pone en la camilla) llena de agua y le había dicho el hermano:

- ¡Uy, hermano, el agua está turbia; el hermano está en peligro. Tengo que buscarlo!

Dice la madre:

- ¡Ay, hijo mío, ya se va a ir otro, ya se va...!

Pues cogió y se fue. Pues él vino a salir a palacio otra vez. Empezó la gente en seguida:

- ¡Uy, ahí va el yerno del rey! ¡Uy!, ahí va.

Todos acudieron en seguida, empezaron a tocar las campanas, y...

- ¿Yo qué hago?

Pues nada, se conformó. Entró y se abrazó en seguida la mujer a él. Y él no sabía ni qué decir ¡porque como no era!

- ¡Uy, parece que vienes tonto. Yo no sé lo que te pasa! ¡Yo no sé lo que a ti te pasa que parece que estás tonto!

Pues al otro día, se levanta y se va a ver al mirador otra vez. Empieza a mirar, y dice:

- ¡Oye!, aquello que se ve allí, ¿qué es?

Dice:

- ¡Oy, me lo vas a preguntar, ahora! Donde tú te perdiste, que tanto tiempo has estado perdido. ¿Y ahora me vas a preguntar? ¡El castillo de Irás y no Volverás! ¿No te lo dije?

- Pues mañana voy a ir yo a dar otra vuelta, que se me ha olvidado una cosa.

Bueno, pues dice que al otro día...

- Pues tú no vas solo; tiene que ir más gente contigo; tiene que ir más gente contigo.

Fue más gente, pero ya no... Se perdió de ellos y se fue al castillo de Irás y no Volverás.

Cuando llegó, salió la viejecita y dice:

- ¡Hombre!, ¿quién mal te quiere que por aquí te envía?

Dice:

- Mi mala suerte o buena, madre anciana.

Dice:

- Pues entra, hijo, entra, que te voy a enseñar una cosa que tengo que te va a gustar, ¡verás! El pobre va a entrar, y hace como el otro.

Cuando empieza a echarlo de menos, que no aparecía, y mira el otro la garrafa, y dice:

- ¡Momá, mi hermano está en peligro! Yo me voy a buscarlo.

Dice:

- ¡Ay, me vais a dejar sola, hijo, que me vais a dejar sola, que no te vayas...!

Cogió y se fue para donde tenía que ir, pues a palacio. Y empezó todo el mundo:

- ¡Ay, ya está ahí el yerno del rey! ¡Uy!

Empezaron a tocar las campanas, y mucho jaleo la gente. Y pasó lo mismo que al otro.

Dice:

- ¡Que mi hermano se habrá casado con la hija del rey! ¿Que hago yo? Yo, ¿qué hago yo? Me haré el tonto...

Aquella noche se acostaron como si fuera...

Dice:

- Yo no sé lo que a ti te pasa, que yo no te comprendo. ¡Yo no entiendo! Pero bueno..., ¡que ya pasará! Bueno, pues dice que ponía de noche, cuando se acostaba, ponía la espada...

Al otro día, dice que hizo lo mismo que el otro: empezó a pasear por la casa, para allá y para acá, y subió arriba, y...

- ¡Oye, niña!, aquello que brilla allá, ¿qué es?

- ¿Otra vez quieres que yo te lo diga? Donde tú te perdiste. Si, ¿no te lo digo yo? ¡Parece que vienes tonto; no sabes nada, ni conoces nada, ni nada!

Dice:

- Pues yo quería ir allí.

Dice:

- Sí, ¡otra vez vas a ir tú! ¡Tú no vas más por ahí, que te pierdas otra vez! ¿no? ¡Pues tú no vas más!

- Yo quería ir a ver, a conocer eso, aunque venga más gente conmigo, pero yo voy a ir.

Pues hizo lo mismo que con el otro. Cuando le pudo dar de lado a la gente, se fue al castillo. Sale la viejecita, dice:

- ¿Quién mal te quiere, que por aquí te envía, hijo?

Dice:

- Mi mala suerte o buena, madre anciana.

- Entra, hijo, entra.

Dice:

- ¿Que entre? ¡Yo qué voy a entrar!

-¡"Pum", y le pegó un manotazo y mató a la vieja.

Y entonces él, cuando entró, cuando ya mató a la viejecita, empezó a mirar, a registrar por allí. Y se encontró al sótano y los dos hermanos que estaban allí metidos. Sacó los hermanos, y ya se montaron a caballos, y se fueron ya los hermanos y él a buscar palacio. Y ya van por el camino... Empieza el hermano a contarle:

- ¿Tú te has casado con la hija del rey?

Dice:

- ¿Pues qué, tú has estado con mi mujer?

Dice:

- No hombre, pero...

Claro, allí armaron mucho jaleo y...

- ¡Que has estado tú con mi mujer! ¿no? Y se lió con la espada allí y mató a los hermanos.

Ya que se fue hacia palacio, cuando llegó a palacio, se entró en la casa.

Cuando aquella noche se fueron a acostar, puso la espada por medio. ¡No!, no puso la espada por medio,

dice:

- ¿Pero ya has cumplido la promesa?

Dice:

-¿¡Qué promesa!?

Dice:

- ¿Tú no habías hecho una promesa de no estar conmigo hasta que no pasara tiempo? La promesa que has hecho, ¿ya la has cumplido? Ya él dijo:

- Esto es que no han estado mis hermanos... -no con la mujer, que no había estado con la mujer.

Y ya el pobre, dice que no pudo dormir aquella noche dando vueltas, deseando que fuera de día. Dice:

- Yo me voy a ir por ahí a echar un paseo.

Dice:

- Veremos a ver, a ver si te pasa como siempre: te alejas de manera que te pierdes, ¿no?

- Pues yo no sé por los sitios; pero yo me volveré, ¡descuida! ¿Y dónde fue? Fue en busca de los hermanos. Y entonces dice que los curó. Cuando ya estaban buenos los tres, dice que se montaron los tres a caballo y fueron a palacio. Y ya la reina ya no sabía cuál era su marido. Miraba uno..., miraba al otro..., y no sabía cuál era su marido.

Y ya se ha acabado el cuento.

María Fernández. Fernández. Arahal, 1991.

ARGUMENTO

I. Debido a la ingestión del pez maravilloso, la mujer, la yegua y la perra concibieron trillizos.

II. Pasados los años, uno de los hermanos parte en busca de aventuras, dejando, como señal de vida, un agua que se vuelve turbia en caso de peligro grave (aunque ésto no se señala explícitamente en este apartado, se recordará posteriormente).

III. Consigue vencer a la serpiente (elefante) de siete cabezas y rescatar a la princesa, con la que se casa, pese a las pretensiones de un usurpador que, mostrando las cabezas del monstruo, pretende ser el rescatador. Siendo atraído por un castillo que está a la vista del palacio, se dirige a él, y sufre el encantamiento de la bruja que lo custodia.

IV. Observando la señal de vida, el segundo hermano es consciente de los peligros que debe padecer el hermano que había marchado, y sale en su busca. Cuando el nuevo héroe llega al país en que el hermano se había casado, es tomado por el antecesor, y como él, cae en poder de la bruja. El tercer hermano repite la experiencia del segundo; como él, duerme con la mujer del primer hermano, pero interponiendo la espada entre ambos.

V. Llegado al castillo próximo, rescata a los hermanos. Pero, el primer hermano, al descubrir que los otros han dormido con su mujer, los mata enloquecido por los celos. Cuando reconoce el error, los cura (con los remedios mágicos obtenidos de la propia bruja).

ESTUDIO MORFOLOGICO

- Thompson:

I. N800, B175, F986, (se omite B375.1), B292, B211.5, D1032.1, D1347.5, T353, T500, T510, T511.5.1, T587, T589.7, T589.7.1, T586, B311, P251, P251.5, P251.6.1, P577, P577.2, Z210, T685.1, T685.3, F611.3.2, H982, H1221.

II N772, E761, D1317, G512.9.1.

III B16, B15.1.2.6.1, H1225, RO, RIO, R10.1, Rll, R13, R13.4.1, H1233, T68.1 (sobreentendido), R110, R111, R111.1.4, R111.1.3 (sobreentendido), K1932, H105, H105.1, H105.1.1, L161, G263, B421, B571.3, B579.1, B524.1.1, K1900.

IV. R155, G551.4, K1311.1, T351.

V. D700, N342.3, S110, E50, E125, D2161.5, F950, D1700, R150, Z200.

- Propp:

I. a: Un pescador.

B1: Salía todos los días a pasear.

g1: Un día pescó un pez que le pidió que lo partiese para repartirlo entre los suyos.

d2: Lo cual cumple.

a6: Nacen los hijos, los perros... y cuando son mayores están aburridos.

B3: Así es que piden autorización al padre para marchar.

•-: Sale el mayor de casa.

H1: Combate con el elefante.

I3: Toma las lenguas como señal.

J1: Se produce la victoria.

L: El falso héroe tiene pretensiones engañosas (K1932).

Q: Pero al final se reconoce al héroe.

W°0: Por lo que se produce el matrimonio (L161).

Aquí debería concluir el cuento; pero no se satisface la carencia inicial a6, por lo que el héroe inicia b3: Un nuevo alejamiento hacia el castillo.

n3: Donde se encontrará con un nuevo agresor.

Z3: Ante el que se deja engañar. Aquí asistimos a una nueva fechoría. Ahora la familia del pescador siente la necesidad de salvar al hijo y surge un nuevo héroe. Con él se inicia otro ciclo de aventuras.

II: B4: El segundo hermano tiene constancia del rapto mediante un signo (E761).

C: Por lo que parte como nuevo héroe en busca del hermano.

b3: Se produce el alejamiento.

NS: El encuentro con el agresor.

z3: Y un nuevo engaño.

III: A: Nuevamente la fechoría (=03).

B4: La noticia de la fechoría.

C: El alejamiento del héroe, su partida.

b3: El alejamiento.

n3: Las pretensiones de la anciana agresora.

z3: Y, finalmente, la reacción positiva del tercer hermano que libera a los demás.

Es un ejemplo claro de cuento con varias secuencias y héroes. Cada nueva fechoría marca una secuencia nueva.

Hallamos, en resumen, el siguiente esquema funcional:

I: a b1 g1 d2 a6 B3 ^ H1 I3 J1 L Q W°0 b3 -n3 z3
II: B4 C. b3 n3 z3
III: A B4 C. b3 n3 z3


LOS GEMELOS

Pues esto era un matrimonio, tenía dos hijos. Una historia... Tenía dos hijos. Y eran los dos, los dos iguales. ¡Igual, igual, igual los dos eran! ¡Quien vio uno, vio a otro! Y, el padre era un labrador, y tenía una yegua, y le pare dos potritos. Dice:

- ¡Ojú, para mis niños!

¡Igual, igual los dos potros! Y tenía una perra y le parió cuatro perritos. Dice:

- ¡Ojú, dos perros y dos perras! -dice: ¡Para mis niños!

Crió los potros y los perros... Y los niños, ya que estaban grandes, dice:

- Niño -le dice un hermano a otro-, yo me voy a echar por ahí una vuelta.

Había salido en el periódico: había una serpiente y todos los días se comía una persona. Y aquel día le tocaba a la hija del rey. Dice:

- ¡Yo voy a salir! Y sale con su caballo, el perro... -Sandra y Carino se llamaban los perros-. Y..., y... ¡ya está! Y salió con su caballo y fue al monte donde estaba puesta la muchacha. Estaba la muchacha para que se la comiera la serpiente, que venía todos los días a comerse una persona; si no había lo destrozaba. Y había la orden de que, el que la salvara, se casaba con ella. Entonces pilla el muchacho y llega, dice:

- ¿Qué pasa, muchacha?

Dice:

- ¡Márchate de aquí, que ya mismo viene la serpiente y nos come a los dos; márchate ligero!

Dice:

- ¡No, voy a aguantar! Y se queda allí. Aguanta, viene la serpiente...

¡ofú!..., a comerse a la muchacha. Y le dice: - ¡Sandra, Carino!, ¿vamos a por ella?

Y se lía con la lanza allí, ¡pom, pom, pom!, y los perros a bocados lo mataron. Tenía siete cabezas. Y, y la orden de que había, que el que presentara las siete cabezas, se casaba con ella. Entonces resulta de que mata, y agarra y quita las siete lenguas, y le coge las siete lenguas a la ésa. Y se va a la posada. El se va con su caballo a la posada. Entonces pasa un arriero, dice:

- ¡Ojú, mi felicidad! -y le quitó las siete cabezas-¡Como la orden que había, que el que presentaba las siete cabezas...!

Entonces se presenta un arriero chequetete, dice:

- ¡Mira, aquí está; yo he matado a la serpiente!

Dice la muchacha:

- Papá, ése no ha sido el que ha matado a la serpiente. Ha sido otro muchacho.

Bueno, nada...

- Pues ése ha sido el que ha presentado... -vieron los médicos la cabeza...

¡Nada! No había quien le sacara... ¡perfecta! Y fue a casarse. ¡Ya que estaba la boda pendiente...!

Estaba en la posada el muchacho, y le dice...:

- ¡Carino, ve a por tu parte! Y cuando se presentó en la boda el perro... Y cuando vio la muchacha, dice:

- ¡Ese, padre, ése es el que mató a la serpiente!

Cogió una batea de dulces el perro con la boca... ¡a la posada!, adonde estaba su amo. Le dice:

- ¡Sandra, tú, por la tuya!

Y cogió la mejor botella que tenían en la mesa los novios. Llega y le pegó un bocado en el cuello... ¡A la posada! Y, y dice:

- ¡Papá ésa es la perra que mató a la serpiente!

Dice:

- Esos son unos perros muy rateros.

Entonces los persigue la policía y llegan a la posada.

Estaban los tres perros y el caballo en la cuadra metidos. Dice:

- Esos perros son unos rateros, que se han llevado de allí la batea de dulces que estoy comiendo y la botella de vino bueno de ése.

Dice:

- Esos perros van por lo suyo.

-¿Por lo suyo?

Dice:

- Sí, señor, ésos son los perros que mataron a la serpiente. Y yo también.

Dice:

- Eso, ¿cómo se puede ver?

- Pues viendo -dice-. Ahora mismo registrad la cabeza a ver, a ver si tiene lengua.

Y ya ni una tenía lengua.

Dice:

- ¡Ofú, eso es un arriero de mala fe, ojú!

Entonces dijo:

- A ver si son ésas las lenguas.

Y presentó en un pañuelo las siete lenguas. ¡Ea! Cuando lo vio la muchacha, ¡se puso de contenta...! Y entonces se casó con él. ¡Ea! Pero estaban un día en casa, se montaron arriba en un castillo y dice el muchacho.

- ¡Niña!, aquello, ¿qué es?

Dice:

- Aquello es el castillo Tal, aquel es Tal... -y le dijo...

Dice:

- ¡Aquél que está allí!

Dice:

- Aquél, es el castillo de Ir no Volverás.

¡Bueno! Dice por la mañana:

- A ver si echo un paseo por allí.

Coge su caballo, su perro... Y se salió. Y llegó al castillo de Ir no Volverás. Salió una viejecita, una bruja. Sale, dice:

- ¡Huy! ¿Dónde vas que por aquí te envía?

Dice:

- Mire usted, mi buena suerte o mala.

Dice:

- ¿Quiere usted una poquita de agua?

Dice:

- ¡Dame usted una poquita de agua!

Y le dio una poquita de agua, y lo dejó hipnotizado ¡a todos igual!

Y entonces el hermano ya se entera que está el hermano en peligro. Y sale el hermano montado en su caballo -el otro hermano que se parecía todo lo mismo-, sale. Cuando entra por el castillo y lo ve, todas las campanas tocando, ¡ia!

- Ya apareció el yerno del rey, ya apareció el yerno del rey...

Dice: "Nada, yo quieto y callado. Yo me tengo que enterar por dónde está mi hermano".

¡Ea! Saludó la cuñada, como si fuera la mujer; pero no era la mujer -¿te enteras?-, era la mujer de su hermano. Y cuando fueron a acostarse, dice:

- He hecho la promesa, niña, que no me acuesto contigo -¡como no era su mujer!

Y puso una silla por medio. Por la mañana dice:

- Vamos a subirnos arriba, niña, vamos a ver esto. Vamos a ver aquel castillo...

- ¿No te dije el otro [día], el castillo que era? Aquél es Tal, aquél es tal: te lo dije el otro día -pero ella pensaba que era su marido-. Aquél es el castillo de Irás y no Volverás.

Dice:

- ¡Allí es donde está mi hermano! Y al otro día por la mañana, dice: - Yo voy a echar un paseo por ahí.

- ¡Niño, mira, hoy sale la escolta contigo! ¡Tú no sales solo! ¡Pues una escolta contigo va para echar el paseo!

Dice:

- No, no, yo voy solo.

Y llevó un perro, que eran iguales, y el caballo igual. Y llegó al castillo de Ir no Volverás, y le dice..., le dice a ella, a la vieja, dice:

- ¡Ay, ay! ¿Dónde vas que por aquí te envía?

Dice:

- ¡Mi buena suerte o mala! Y sacó la espada y dijo:

- ¡Como no diga usted ahora dónde está mi hermano la mato! Y entonces tuvo que darle un resorte que tenía la vieja. Y salió el hermano y se vinieron los dos. Llegaron al castillo y, cuando vio la mujer a los dos, no sabía a quién besar.

Y yo fui y vine y me dieron los botines para los pies, y en el camino los destrocé.

¡Chache!

Claudio Gallego del Río. Arahal, 1991.

Aparece el motivo más frecuente de los dos hermanos, P251.5, en vez de los trillizos. Esta versión viene a ser un complemento de la anterior, pues el narrador suele desarrollar mejor algunos aspectos, mientras olvida otros. El narrador de este cuento ejecuta perfectamente el apartado III, especialmente la lucha contra el agresor; también el casamiento con la princesa, que el anterior únicamente menciona. Por contra, el anterior se centra en la ayuda de los hermanos, en el rescate y en los celos del héroe que mata a sus hermanos salvadores, lo cual está muy esquematizado en el presente. Por otra parte, éste omite en el apartado I el origen de los gemelos.

El motivo T351 (espada de castidad) es sustituido por una silla, lo cual resulta menos "caballeresco" aunque cumpla la función de ser instrumento para preservar la castidad de la esposa. Otro pequeño cambio en este cuento es el del oficio del padre, que se permuta por el de labrador. Faltando el pez mágico (B 3 7 5.1, B211.5, T511.5.1, T589.7.1), el narrador no se ve obligado a utilizar al pescador y en su lugar coloca otro oficio más afín a su habitat.

El recurso del elefante -cuento anterior- debe ser un desliz de la narradora, porque luego nos habla de las siete cabezas y no es imaginable un elefante de siete cabezas. Quizás la idea de buscar un animal grande llevó el elefante a la mente de la narradora.

Es de notar, en estos dos cuentos, que los héroes no se lanzan a la aventura por una carencia inicial, que sería lo propio de todo cuento popular, sino por un mero afán de correr aventuras, lo que nos los sitúa dentro del interés y estructuras propios de la novela caballeresca; posiblemente ese mismo afán se hace notar en el deseo de guardar la virtud de la esposa dejada en casa.

Para otros aspectos, véase el cuento anterior.

El esquema del presente podría ser:

I: a ^ H1 I3 J1 K'° L Q W b3 n3 z3
II: B4 C b3 n3 z3

CATALOGACIÓN Y ESTUDIO

- Astrid Lunding, n.° 25A: The Twins (Fostbrodrene).

- Aarne-Thompson, n.° 303: The Twins or Blood Brothers.

- Boggs, 303.

-Hansen,303.

- Robe,303.

-Camarena (Repertorio... Cantabria), 303.

- González Sanz (Catálogo... Aragoneses), 303: Los Gemelos.

- Pujol, 303: El Castell d'Irás i no Tornarás.

- Espinosa, III, pp. 9-23.

- Amores García, n.° 20.

- Camarena-Chevalier, 303.

Ya hemos visto, en los comentarios a nuestro cuento Juanillo y la Serpiente, cómo Thompson (El Cuento..., pp. 50-61) y Espinosa (III, pp. 9-33) ligan este Tipo 303 al 300. Thompson lo toma como modelo de la forma en que los cuentos se han extendido por Europa durante siglos. Ya tuvimos oportunidad de contemplar que ambos teóricos se apoyaban en los trabajos de Kurt Ranke [Die Zwei Drüden] que clasificó más de treinta elementos que podían aparecer en las diversas versiones con las que reconstruyó el supuesto arquetipo primitivo (Espinosa lo reproduce en III, p. 14).

Además de las variantes propias, Thompson (pp.55-56) recoge algunas intromisiones que estos tipos han sufrido por parte de otros cuentos, especialmente en la introducción. Han interferido los Tipos 560 y 650. El primero (El Pájaro del Corazón Mágico) puede ser elemento preparativo, al menos el inicio: un hombre posee un pájaro que hará príncipe a quien coma su cabeza; pero, en vez de comerlo el padre, lo comerá el hijo que inicia las hazañas propias del Tipo 303. Este cuento puede leerse en BTPE (X, pp. 288-299: El Pájaro de los Diamantes) o en Grimm (pp. 474-480: La Lechuga Prodigiosa).

Thompson recuerda que el final del hermano celoso aparece en el Pentamerone (1634-1636), aunque Ranke asegure que no formó parte del arquetipo original.

Ya vimos también la idea de Ranke sobre el origen de estos cuentos, tras la exposición de Thompson, que agrega poco más en su seguimiento del mencionado Ranke, salvo que la lucha contra el dragón aparece en el Bjarka Saga del siglo XIV y en Pentamerone (I, 7), sin especificar la relación entre la historia de Perseo y Andrómeda ni la de S. Jorge con los cuentos modernos que, dice Thompson, podrían catalogarse como "recientes " por su bien formada estructura o antiguos por los elementos arcaicos sobre los que se asientan.

Espinosa (que analizó una treintena de versiones hispánicas inaccesibles a Ranke) es más explícito que Thompson respecto al origen de los cuentos (Tipos 300, 303 y semejantes). No duda de la estrecha relación del mito de Perseo (p. 23) con las versiones actuales: "Yo no veo dificultad alguna en establecer una relación genética entre el mito clásico y las versiones modernas ", dice. Al hacer la anterior manifestación se adhiere a las ideas de Hartiand (The Legend of Perseus), confiesa. Estas ideas, según él, no quieren significar que el mito de Perseo sea la fuente directa del cuento número 60 de los Grimm (como interpretó Holliday), sino que mito y versiones actuales provienen de las mismas fuentes antiquísimas. El mismo Espinosa (p. 25) pone en duda el origen germánico del tema del dragón, defendido por Bolte y Polivka cuando critican la teoría de Hartiand, Tampoco está de acuerdo con Cosquin (p. 22) que, basándose en ciertos paralelismos entre versiones europeas e indias, defiende el origen indio de los cuentos.

Según los tipos que estructura Espinosa, nuestro cuento de Los Gemelos pertenece al I, que coincide con el arquetipo de Ranke, mientras que el de Los Trillizos pertenece al tipo IA por la aparición de un hermano más que obliga a reduplicar algunos elementos (D2a, D2b, D2c, D2d). Este cuento incluye también los elementos F y Fl (hermano celoso).

VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS

Ya aludimos a las interferencias con nuestro cuento Juanillo y la Serpiente; a él enviamos para compartir algunas versiones.

-Muriel (Cuentos..., pp. 138-139): La Serpiente de Siete Cabezas.

- Rodríguez Almodóvar (C. al Amor), n.° 14: La Serpiente de Siete Cabezas y El Castillo de Irás y no Volverás. Cf. Los Cuentos Maravillosos (pp. 117-125).

- Jiménez Romero (La Flor...), n.° 9: El Pescador (sin elemento F), n.° 10: Juanillo el Pescador, n.° 72: La Serpiente de Siete Cabezas, n.° 73: Los Dos Gemelos.

- Rodríguez Pastor (Extremeños y Andaluces, pp. 81-85), II: El Pescador. No hay lucha con el dragón, un tiesto que se marchita es la señal de vida, el marido repudia a la esposa.

- Curiel Merchán (Extremeños), n.° 109: Entrarás y te matarás (pp. 409-411; CSIC, pp. 279-281), n.° 13: El Dragón (pp. 101-103; CSIC, pp. 34-37).

- Camarena (C... Real, pp. 76-80), n.° 48: Martín el Pescador.

- Carreño (C. Murcianos, pp. 97-99): Los Hermanos Mellizos.

- Espinosa (CPE, I, pp. 321-326, 364-366, 391397), n.° 139: El Castillo de Irás y no Volverás (zamorana), n.° 151: El Castillo Encantado (burgalesa), n.° 157: Dos Almas en Pena (granadina).

- Espinosa (CPE, "Austral", pp. 137-143), n.° 41: El Castillo de Irás y no Volverás.

- Espinosa (CPCL, I, pp. 129-139), núms. 68 y 69: El Castillo de Irás y no Volverás [43 de la colección Austral].

- Cortés Vázquez (C. P. Salmantinos. II, pp. 21-40), núms. 106-108: El Castillo de Irás y no Volverás, n.° 109: El Monte de Irás y no Volverás.

- Cortés Vázquez (C... Ribera del Duero, pp. 8896), núms. 31-33: Cuento del Castillo de Irás y no Volverás.

- Camarena (León), n.° 73: La Serpiente de Siete Cabezas, n.° 77: El Pez y el Pescador, n.° 78: Los Gemelos del Pescado.

- Llano Roza de Ampudia (Cuentos Asturianos, pp. 104-107), n.° 14: El Pescador y la Serena.

- Vázquez-Monxardín ("102 Lendas...", pp. 326328), n.° 84.

- Sánchez Pérez (Cien C.), n.° 98: El Castillo de Irás y no volverás.

- Saco y Arce (Lit. Pop. de Galicia, pp. 259-263): Los Dos Mellizos.

- Quintana (Lo Molinar... Mequinensa, pp. 98-100), n.° 24: Qüento de la serp o deis dos germans.

- Alcover (Aplec... Mallorquines, III, pp. 108-131; XXI, pp. 90-95): En Ferrandí; Es Dos Bessons.

- Bertrán i Bros (El Rondallari Cátala, pp. 83-89), n.° 18: Els Filis del Pescador.

- Amades (Folklore de Catalunya..., pp. 391a-392b, 531b-536b), n.° 118: El Fills del Pescador, n.° 156: Els Tres Bessons.

- Serra i Boldú (Rondalles Populars, IV, pp. 92-97): Dos germans que s 'assemblen molí.

- Verdaguer (Rondalles, pp. 63-66): La Vella.

- Scanu (R. Alguereses, pp. 85-92): Un Pobre Mariner [de Aplec de Rondalles, de Carmen Dore (18691954)].

- Barandiarán (El Mundo en la Mente Popular Vasca, III, p. 34), n.° V: Dar-Dar. Publicado, dice, el año 1925 en "Revista Internacional de los Estudios Vascos (Tomo XVI, p. 174)", n.° VI: Dar-Dar (versión del anterior). Incluye bibliografía.

- Azkue (Euskaleríaren..., pp. 131-134), n.° 45: Erensugea. El Dragón.

- Cf. Llorens (Leyendas del País Vasco..., pp. 13-14): El Dragón.

VERSIONES POPULARES HISPANOAMERICANAS Y PORTUGUESAS

- Ramírez de Arellano (Folklore Portorriqueño, pp.107-109), n.° 79: El Pescador y los Hijos.

- Pino Saavedra (C. F. Chilenos, pp. 45-49), n.° 5: Los Hijos de la Corvina.

- Pino Saavedra (Nuevos... Chile..., pp. 38-43), n.° 4: Irás y no volverás.

- Cabrera (C. Negros de Cuba, pp. 56-59): Eya (únicamente la concepción de los trillizos, idéntica a nuestra versión, y a las occidentales en general).

- Robe (Mexican Tales... from Los Altos, pp. 133136), n.° 37: [Los Dos Hermanos].

- Vasconcellos (Contos e Lendas, I, pp. 486-492), n.° 279: [A Torre da Babilonia], n.° 280: Un Pescador, n.° 281: [A Torre de Babilonia, quem la vai nunca mais torna].

- Pedroso ("C. P. Portuguezes", pp. 134-135), n.° 11: Torre de Babylonia.

- Coelho (C. Portugueses, pp. 234-236), n.° 52: Sao Jorge.

- Braga (C. Portugués, I, pp. 171-172): A Torre de Babilonia.

VERSIONES NO HISPÁNICAS

- Topper (C. P. Bereberes, pp. 180-187), n.° 41: De unas habas que debieron ser plantadas (algunos elementos).

- Italo Calvino (Italianos), n.° 135: Cannelora (bastante alterado), n.° 58: El Dragón de las Siete Cabezas (la hiél del pez es la señal de la vida, el recién casado es convertido en estatua de sal por la vieja del castillo), n.° 92: El Rey de los Pavos, con inversión héroe-heroína.

- Grimm (CC, pp. 185-205): Los Dos Hermanos. El titulado Los Niños de Oro (pp. 281-285) no posee la lucha con la serpiente que se sustituye por la oposición del padre de la joven al matrimonio, carece también del elemento F de Espinosa.

- Afanasiev (P. Rusos, II, pp. 1-15): El Corredor Veloz (con bastantes variables).

- Fabré (H. L. Languedoc, pp. 41-48): El Rey de los Peces.

- Fuente del Pilar (Cosacos): Los Dos Príncipes.

- Sánchez Lizarralde (C. P. Albaneses, pp. 77-84): El Clavo que goteaba sangre. Aunque se amolda al arquetipo, los motivos concretos muestran algunas particularidades: el pez perdonado no propicia los nacimientos, sino que dona los futuros objetos mágicos; los hermanos, aunque se parecen físicamente, no son gemelos; la señal de vida es el clavo que gotea sangre; tras la lucha con la kuçedra o serpiente, la princesa marca al héroe con una cruz de sangre; no hay impostores particulares, todo el mundo decía haber rescatado a la serpiente, hasta que se presentó el joven con la marca. El final presenta menos peculiaridades: espada de castidad, rescate del hermano que había sido despedazado, recuperación por las cenizas que tenía el ogro (oso), hermano celoso... Otra versión especial del mismo recopilador aparece en el cuento Nueve Puntas de Lengua (pp. 193202), donde surgen los motivos de la lucha con el monstruo, la recogida de las lenguas y la llegada del impostor, careciendo de los otros motivos característicos del tipo.

- Cf. Creus (C. Fang de Guinea, pp. 191-192): El Huérfano con Suerte.

- Creus (Annoboneses de Guinea Ecuatorial, p. 82), n.° 48: La Princesa y el Monstruo. Sin la segunda parte (partida al Castillo lejano).

- Creus (Bubis de Guinea Ecuatorial, pp. 62-63), n.° 35: Los Dos Hermanos. La señal de vida se activa cuando el hermano está en la lucha con el dragón, no cuando sucumbe en el castillo lejano.

- Cf. para algunos motivos. Larrea (L. C. Bujebas de Guinea, pp. 89-91), XIV: Historia de To de Nzambi.


VERSIONES LITERARIAS

Basile (El Cuento de los Cuentos, jornada 1.ª, pasatiempo 7.°; I, pp. 89-99), El Mercader (véase también, La Cierva Encantada, p. IX, j. I; I, pp. 107-112).

El tema del vencedor del monstruo que está a punto de ser suplantado por un rival con falsas pruebas, tal como Perseo, guía el argumento de uno de los lays de María de Francia, el de Tiolet (Menéndez Pelayo, Orígenes, I, IV; p. 256).

Fernán Caballero (COAR, en BAE, 140, pp. 198201): Los Caballeros del pez. Responde bastante bien al arquetipo popular. Falta el episodio final de los celos y la señal de vida. El caballero del Pez es requerido, en el castillo de Albatroz, por la bruja Berberisca; al negarse a entregarse como esposo, es sepultado en el abismo.

Estamos convencidos de que el cuento tradicional sirvió de marco para el desarrollo de La Historia de los Nobles Caballeros Oliveros de Castilla y Artas de Algarbe, obra anónima aparecida en 1482 (versión de la obra de Camus publicada en Ginebra en 1482, Le Livre de Oliver de Castillo et de Artus Dalgarbe...). Recordamos sintéticamente el argumento. En los tiempos que sucedieron a Carlomagno, un principe tiene un hijo después de hacer oración; no podía tenerlos su esposa (cap. I). Estamos pues, ante un hijo rogado, como en nuestro cuento. Pero la madre muere y el príncipe vuelve a casarse con la reina d'Algarbe (caps. II-III), con la que tiene un nuevo hijo (cap. IV). Ambos hijos. Oliveros y Artús se crían como hermanos. "E se parecían tanto que muchas veces tomaban el uno por el otro" (p. 35). Se conserva el motivo de igualdad de personalidades físicas; pero en este caso es evidente que se han perdido los motivos ancestrales de los gemelos, tal vez, porque el autor introduce seguidamente otro motivo conocidísimo, propuesta y rechazo de incesto: la reina propone a Oliveros relaciones carnales; para evitar mayores males, Oliveros huye de casa (VI-X). Este motivo puede ser la causa de que Oliveros y Artús no sean gemelos, sino hermanastros; a su vez es una buena excusa para propiciar la partida de Oliveros (X-XII) que le deja una nota a Artús, junto a una redoma que deberá vigilar el hermanastro porque, dice, si su agua "vierdes vuelta o la color mudada, sed cierto que me irá mal o estaré en peligro de muerte" (p. 51).

Oliveros se enamora de la hija del rey de Inglaterra, Helena, participa en los torneos, entra al servicio de Helena, lucha contra los irlandeses y casa con Helena. Podríamos comparar los torneos y lances de Oliveros con la lucha contra la serpiente del cuento folklórico. Después del matrimonio. Oliveros sale de caza y es hecho prisionero por el hijo de uno de los reyes de Irlanda, que había sido muerto por Oliveros, que ahora es conducido a un castillo como prisionero (podríamos hacer parangón con la prisión en el Castillo de Irás y no Volverás). Artús observa que el agua se enturbia en la redoma y parte en ayuda de su hermano (LIII-LIV). Llega a Irlanda, donde lucha con un dragón. Va a Londres y se hace pasar por Oliveros para tranquilizar a Helena. Se acuesta con su cuñada; pero le dice que no se unirá con ella, carnalmente, hasta que no haya cumplido el voto prometido de ir a Santiago de Compostela en romería (LVIII). Fingiendo ir a cumplir su promesa, libera a Oliveros, a quien cuenta sus hazañas, incluida su necesidad de acostarse con Helena para ocultar la identidad. Oliveros se enfurece y golpea a Artús hasta dejarlo malherido (LXI). Cuando Oliveros se acuesta con Helena, ésta se sorprende de que haya olvidado el voto y así lo dice al esposo, que comprende la verdad y acude a salvar al hermano y amigo (LXII). El final de esta novela caballeresca, sin embargo, viene precedido de otros motivos ausentes del cuento popular.

Inspiró a Valle-Inclán para su Farsa Infantil de la Cabeza del Dragón (Tablado..., pp. 145-195).

En el romance de Guzmán el Bueno (véase el n.° 954 de Duran: De cómo estando Guzmán el Bueno a servicio del rey de Marruecos, mató una sierpe, y domó un león que con ella combatía), podemos contemplar la lucha con el dragón, la recogida de las lenguas, el impostor que presenta las cabezas y el reconocimiento final. El contexto es distinto: no hay princesa que rescatar.

Para algunos de los motivos que aparecen anteriormente, véase por ejemplo, la novela caballeresca Amadís de Gaula. En Patrañuelo (patraña treceña), también vemos el motivo de la espada puesta en el medio de la cama para preservar la castidad de la dama, pretextando un voto hecho a Dios; sucede entre Corineo y Leonarda. Lida de Maikiel (El Cuento Popular..., p. 45) dice sobre este motivo: "La espada interpuesta como símbolo de castidad interviene en el Romance de Gerineldo, en la leyenda de [sic] los Nibelungos, en el episodio de Tristán e Iseo en el bosque de Morois, Amis et Amiles, Fernán Caballero, Los Caballeros del pez. Espinosa n.° 139". Según nos describe Arnold van Gennep (Los Ritos de Paso, p. 113), la espada formaba parte del ritual que consagra a las "vírgenes y prostitutas sagradas" de la India: en cierta casta, una chica de "cada familia debe ser consagrada al servicio del templo como bailarina, música y prostituta (...), el tío materno le ciñe la frente con una cinta de oro y la expone ante la gente sobre una tabla. Durante el primer coito, se coloca inicialmente un sable entre las dos personas durante algunos minutos, rito nupcial muy difundido en India". De igual forma, refiere el rito de iniciación asimilable al del matrimonio en otro distrito indio donde "se pone al lado de la novia sentada una espada que representa al novio ausente y que aquélla empuña con la mano derecha; tras diversos ritos, se levanta y va a depositar la espada en el santuario del dios".

Es claro que algunos motivos de nuestros cuentos poseen una larga tradición. En el cuento de los Dos Hermanos (papiro egipcio de entre 1560 y 1085 a. de C.), se hallan diversos motivos de los que encierra el cuento popular: existe una despedida de los dos hermanos a ambos lados de un río, existen las señales de vida y, también, la resurrección de uno de los dos. Es esta señal de vida uno de los motivos que Pidal (pp. 16-18) hace común entre el cuento egipcio y los modernos europeos. En el cuento egipcio. Bata coloca su corazón sobre la flor del cedro y le advierte al hermano: "Sabrás que me ha ocurrido algo cuando te den un tazón de cerveza y eche espuma" (Pidal, p. 11). Nuestro erudito agrega que, en un cuento serbio, la señal de vida será el agua que se enturbiará; en dos suecos, la leche o el agua enrojecidas; en un relato legendario de la reina de Hungría, el anillo que quiebra; en la leyenda de San Honorato de Buzangais (siglo XIII), el languidecer de un laurel, igual que una planta es la señal de vida para el príncipe Corazón de León.

El propio Pidal (pp. 49-54) recoge un cuento de Somadeva, La Espada de los Dioses, que presenta bastantes similitudes con el cuento europeo. La esposa del rey Parityaga concibe gemelos tras ingerir dos manzanas que el mismo rey recibe, en sueños, de la diosa Ambica. Bien adiestrados, los jóvenes gemelos, ya adultos, parten para conquistar el mundo. En una ciudad decapitan a una quimera y descubren en el palacio a Yamadanschtra, ser monstruoso que, en su tronco, tiene dos hermosas mujeres a su lado. Uno de los gemelos lucha con el monstruo, pero su lucha es desigual porque las cabezas cortadas vuelven a brotar sobre los hombros del ser monstruoso. Sin embargo, las jóvenes dan instrucciones al gemelo para que venza. Indivara, el vencedor, se casa con una de las jóvenes; pero la otra le arroja la espada al fuego y ésta, al perder el brillo, arrastra al héroe a la muerte; espada y héroe tenían ligada su existencia. El otro gemelo, Anitschha, recibe aviso divino y, tras algunas dificultades, consigue devolver la vida al hermano.

Sobre la "resurrección", podemos pensar que no tuvo obstáculos para ser admitida en la mentalidad de nuestra cultura. Los libros de exempla medievales, todos los "manuales" que debieron utilizar los predicadores, nos hablan de múltiples casos de milagros de resurrección obrados por algún santo. Algunos de estos milagros, como en el folklore, tienen que ver con hierbas o venenos, naturalmente benditos o malditos. Si los predicadores contaron al pueblo, desde los púlpitos, los prodigios que venían relatándose desde antiguo, dicho pueblo supo que, por ejemplo. San Jorge bebió un veneno que le proporcionó el propio rey; pero que la ponzoña no le hizo daño porque el propio San Jorge hizo la señal de la cruz antes de ingerir el tósigo (Disciplina Clericalis, n.° 141, p. 98).

Vimos, en el cuento de Juanillo y la Serpiente, la lucha contra el dragón devastador que es tema extensísimo en todas las culturas. La liberación de Cadmea de la opresión de la zorra que exigía el tributo mensual de un joven, recuerda nuestro cuento porque el héroe Anfitrión se sirve del perro invencible que Procris había recibido de Minos en Creta (Apolodoro, Biblioteca, VIII, II), igual que nuestros héroes se sirven de sus perros para atacar a la serpiente. También el Minotauro recibía, según decreto del rey de Creta, el tributo de siete varones y otras hembras cada año, hasta que Teseo, con la ayuda de Ariadna, da muerte al Minotauro y consigue salir del laberinto sombrío (Ovidio, Metamorfosis, VIII, II).

Sobre el motivo de la lengua cortada como testimonio, dice Lida de Maikiel (El Cuento Popular..., p. 45) cuando recuerda los motivos populares en el "Romancero":

En el romance De cómo estando Guzmán el Bueno a servicio del rey de Marruecos, mató una sierpe, y domó un león que con ella combatía (Duran 954), al que alude Lope en El anzuelo de Fenisa, II, 3, el héroe, luego de dar muerte al temible dragón, se guarda la lengua, con la que desmentirá a los impostores que se presentan a recoger la recompensa: es éste un motivo repetido infinidad de veces en el folklore de todos los tiempos y lugares, teatralizado en nuestros días en la Farsa infantil de la cabeza del dragón de Valle Inclán, y familiar también a la antigüedad, según demuestra un fragmento del historiador Diéuquidas, conservado, por el Escoliasta de Apolo de Rodas, I, 517.

MOTIVOS QUE SE CITAN

B15.1.2.6.1 Serpiente de siete cabezas.

B 16 Animales devastadores.

B175 Pez mágico.

B211.5 Pez que habla.

B292 Animal al servicio del hombre.

B311 Animal ayudante congénito. Nacido en el mismo tiempo que el amo y (generalmente) por los mismos signos mágicos.

B375.1 Pez retoma al agua agradecido.

B421 Perro ayudante.

B524.1.1 Perros matan al caníbal (dragón) que ataca.

B571.3 Animales luchan junto a sus amos.

B579.1 Animal acompaña al hombre en el viaje.

D700 Persona desencantada.

D1032.1 Carne mágica de peces.

D1317 Objetos mágicos avisan de peligro.

DI 347.5 Pez mágico (comido) causa fecundidad.

D1700 Poderes mágicos.

D2161.5 Mágica cura por cierta persona.

E50 Resurrección por magia.

E125 Resurrección por pariente.

E761 Señal de vida. Objeto (animal, persona) tiene conexión mística con la vida de una persona, así que los cambios en la señal de vida indican cambios en la persona, generalmente desastre o muerte.

F577 Personas de idéntica apariencia.

F577.2 Hermanos idénticos en apariencia.

F611.3.2 Fuerza precoz del héroe.

F950 Curas maravillosas.

F986 Sucesos extraordinarios relacionados con la pesca.

G263 Bruja perjudica, encanta o transforma.

G512.9.1 Ogro matado por perros ayudantes.

G551.4 Un hermano rescata al otro del ogro.

H105 Partes o animales muertos como prueba de haber matado.

H105.1 Lengua del dragón como prueba.

H 105.1.1 Prueba falsa de la cabeza del dragón.

H982 Animales ayudan al hombre a realizar sus empresas.

H1221 Búsqueda de aventuras.

H1225 Búsqueda del adversario fuerte.

H1233 Ayudantes en la búsqueda.

K1311.1 El hermano gemelo es tomado por el propio marido por parte de la esposa.

K1900 Imposturas.

K1932 Impostor reclama la recompensa (premio) ganado por el héroe.

L161 Héroe poco prometedor se casa con la princesa.

N342.3 Hermano celoso y precipitado mata a su propio hermano gemelo.

N772 Partida desde un cruce de caminos en busca de aventuras.

N800 Ayudantes.

P251 Hermanos.

P251.5 Dos hermanos.

P251.6.1 Tres hermanos.

RO Cautividad como castigo.

RIO Rapto.

R10.1 Princesa (doncella) raptada.

Rl 1 Rapto por monstruo (ogro).

R13 Rapto por animal.

R13.4.1 Rapto por serpiente.

R110 Rescate de cautividad.

R111 Rescate de doncella cautiva.

Rl 11.1.3 Princesa (doncella) rescatada del dragón.

R111. 1.4 Rescate de princesa (dama) del gigante (monstruo).

R150 Salvadores.

R155 Hermanos rescatan a hermanos.

S110 Asesinatos.

T68.1 Princesa ofrecida como premio al libertador.

T351 Espada de castidad.

T353 Objeto puesto entre las camas del matrimonio.

T500 Concepción y nacimiento.

T510 Concepción milagrosa.

T511.5.1 Concepción por comer pescado.

T586 Nacimientos múltiples.

T587 Nacimiento de gemelos.

T589.7 Nacimientos simultáneos.

T589.7.1 Nacimiento simultáneo de animal doméstico y niño.

T685.1 Gemelos aventureros.

T685.3 Gemelos exactamente iguales.

Z200 Héroes Z210 Hermanos héroes.

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CUENTOS POPULARES ANDALUCES (VI)

AGUNDEZ GARCIA, José Luis

Publicado en el año 2000 en la Revista de Folklore número 232.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz