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Revista de Folklore número

197



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LES DANSES" DE BOCAIRENT (VALENCIA) (Parte II)

ATIENZA PEÑARROCHA, Antonio

Publicado en el año 1997 en la Revista de Folklore número 197 - sumario >



ORGANIZACIÓN DE LES DANSES

Ya hemos dicho que, previamente a bailar les Danses, se celebran cinco días de Dansetes. La forma normal por la que una persona de Bocairent aprenderá a bailar será la siguiente:

a) De niño, "bailará" en el ruedo o rotgle de los niños. Este ruedo infantil baila dentro del ruedo de los mayores, el rotgle por antonomasia, que gira en tomo a la fuente de la plaza. Realmente muchos niños, por su edad, no saben ni pueden bailar, sólo se mueven, pero ya van conociendo e introduciéndose en el ambiente. Esta disposición de un ruedo infantil dentro del adulto se da en otras Danses, como por ejemplo, en el Ball Pla de Vilafranca. En otros lugares, les Danses infantiles se celebran unas horas antes, como en Agullent, en la propia Vall d'Albaida.

b) A los catorce años ya puede bailar en el rotgle de los adultos. Antes, en su casa, o en casa de unos amigos o parientes, se le enseñará a bailar las evoluciones o passades. Pero si bien puede aprender las sencillas, o la teoría, es difícil practicar aquellas en las cuales intervienen gran número de personas, por ejemplo, una evolución en la cual intervienen dos cuadros o quadres, como "el lío", ya supone bailar cuatro parejas, es decir, ocho personas. De ahí la necesidad de ensayos con mucha gente, como lo son

c) Les Dansestes, las cuales reúnen a muchos bailadores que, en plena calle y vestidos de normal, pueden ensayar todas la evoluciones. Así unos las aprenden y otros las recuerdan.

Debe tenerse en cuenta que actualmente les Danses son más difíciles que antaño. Hará unos cuarenta años, les Danses se basaban en el passeig pla o movimiento de los pies, y la cadena o cambios de posición entre las parejas. Desde entonces acá se han introducido las passades botados -pasos saltados- que han dificultado el aprendizaje, antes reducido al rotgle dels xiquets y a les Dansetes para gente espabilada. Actualmente es imprescindible aprender despacio los pasos o passades.

Seguir el proceso de enseñanza es importante para conocer bien el baile; porque si una persona que está bailando desconoce la passada que se va a efectuar, puede estorbar a los demás, e incluso impedir que cada bailador llegue a su lugar correspondiente. De hecho, a los que salen a bailar sin conocimientos, el público los descubre por sus torpezas y los critica, a veces duramente. Si encima incumple alguna norma de les Danses, puede llegar a ser abroncado.

Los organizadores de les Danses son los Mayorales, Majorals de San Agustí. Estos son los miembros de la Junta de Fiestas. Su faena es ardua, y por ello son jóvenes, entre los dieciocho y los veinticinco años, aún solteros, y por tanto sin obligaciones familiares. Mayoral puede serlo cualquiera, pero debe tener espíritu de sacrificio.

Para salir a bailar, el Mayoral lleva ropas diferenciadas -aunque hasta hace unos años, treinta o cuarenta años, iban con ropa de calle-: camisa blanca, pantalón largo negro -aunque algunos, pocos, también llevan calzón corto negro-, zapatos negros o alpargatas, y fajín de seda rojo, con borlas como las del barret colgando a un costado, y el blasón de la fiesta bordado en el centro; este fajín es muy similar al que llevan los festeros de las Fallas en Valencia. Como símbolo de su autoridad -pues el Majoral lo es en la plaza- llevan un gaiato o bastón, delgado y largo como de metro y medio, con el extremo superior curvado. Se dice que cuando, antaño, no había iluminación, los Mayorales llevaban colgado de esta curva del bastón un farolillo para dar luz al acto. Para guardar cosas de la fiesta, y para otros menesteres que luego mencionaremos, los Mayorales montan en medio de la plaza una caseta, imitando una barraca de la Huerta de Valencia, pero en pequeño, de planta cuadrangular y con el tejado a dos aguas, de poco más de un metro de ancha. Se la llama simplemente la barraca.

En cuanto a sus deberes, los Mayorales deben, además de organizar las fiestas, buscar mujeres que quieran hacer de cap de dansa -aunque lo más normal es que éstas se ofrezcan-, preparar la plaza para bailar, abrir o empezar les Danses, y después vigilar el transcurrir del acto, atendiendo a los problemas o circunstancias que puedan surgir. También tienen que preparar el convite al que acudirán todos los bailadores al finalizar el baile, en uno de los massets o locales festeros de las comparsas de Moros y Cristianos. Así mismo, organizan las Fiestas a San Agustín, que como ya hemos visto, se componen de actos variados.

Como "directores" de les Danses, los Mayorales designan, por orden de petición, a la mujer que presidirá el acto, bailando la primera, la cap de dansa o cabeza de danza; y también controlan cuándo le toca salir a cada pareja. Veamos ahora ésto más detenidamente.

La cap de dansa es una mujer casada que sale la primera de todas a bailar. Hasta los años cincuenta, como no habían Clavariesas, cualquier mujer que lo deseara podría ser cap de dansa. Pero desde que se instituyó la costumbre, la Clavariesa Mayor -cuyo papel se compara con el de las Falleras Mayores de Valencia; recuérdese el mimetismo entre esta ciudad y Bocairent- es la cap de dansa la primera noche de Danses. Los demás días puede serlo quien quiera, siempre y cuando sea casada y por supuesto, sepa bailar. No se le requiere ninguna indumentaria concreta: sólo la Clavariesa lleva la banda que ya hemos descrito. Una mujer que quiera salir como cap de dansa lo comunica a los Mayorales, los cuales la apuntan en una lista, y ya le anuncian: "Serás cap de dansa el segundo -o tercero, o cuarto, o quinto- día de danses de este año -o del año que viene, o del siguiente-". Normalmente, la lista está completa a dos años vista.

Hasta principios de los años setenta, la cap de dansa debía hacer un convite a todos los bailadores y bailadoras al terminar el baile. Esto llegó a suponer un gasto importante, porque las caps comenzaron a picarse les crestes, -picarse las crestas, un símil que recuerda a las peleas de gallinas- es decir, a competir entre ellas para hacer los convites más grandes que los anteriores, y quedar mejor ante la gente. Se llegó a un punto en que, como nadie podía hacer más de lo que se había hecho, y se iba a "quedar mal", no salía nadie para ser cap de dansa por no "poder". Entonces, con muy buen criterio, se cambió la costumbre. Los Mayorales asumieron montar un piscolabis o picadeta en un masset de las fiestas de Moros, y se terminaron los problemas.

La cap de dansa puede designar a una amiga para que con ella formen el quadre o cuadro básico para bailar, junto con sus parejas respectivas. Esta amiga, preferiblemente, debe ser casada. Tras este cuadro, ya se organiza la hilera de bailadoras con sus parejas masculinas. El orden se establece según dos criterios: primero van las casadas, y detrás las solteras. Y dentro de estos dos grupos, el orden se establece por la antigüedad de salir a bailar les Danses, es decir, por el año en el cual salieron a bailar por primera vez al rotgle de los adultos. Entre casadas y solteras se colocan las "forasteras", es decir, chicas de otras localidades que salen a bailar les Danses por afición y amistad o parentesco con gente de Bocairent. Pero atención, porque sólo se sale un año como "forastera"; si vuelven a salir otro año, ya deben ocupar su lugar en la fila según su estado civil, como si fuera ya bocairentina. Es decir, que bailar "naturaliza" de la localidad: aquí vemos que les Danses son un poderoso medio de socialización e integración local. Pero ya volveremos sobre ello.

Por tanto, el orden de salida o torn d’eixida será: la cap de dansa, su compañera de cuadro; la casada más antigua, es decir, la que salió a bailar hace más años, y detrás de ella todas las demás, hasta las últimas, las casadas ese año, y que salen por vez primera como casadas a bailar; como última de las casadas, aunque sea soltera, baila la Clavariesa Mayor -excepto la primera noche que ella es la cap de dansa-; después las forasteras; detrás las solteras, ordenadas igualmente por antigüedad de salir a bailar Danses, siendo las últimas las que ese año bailan por primera vez. Estas últimas, al tener el mismo derecho por entrar a bailar el mismo año, se ordenan por la edad, poniéndose delante las más mayores y detrás las más jóvenes. Este criterio se aplica también al pasar al turno de casadas. Por tanto, los baremos son: en primer lugar, el estado civil; después, los años que hace que entraron a bailar; por último la edad.

El orden se establece por las mujeres, no por los hombres. Estos tienen un papel más pasivo. De hecho, son las bailadoras las que deben buscarse pareja para bailar, son los hombres los solicitados. Lo ideal para toda bailadora es conseguir una pareja diferente para cada uno de los cinco días de Danses, es decir, cinco hombres. Estaba mal visto que un hombre bailara dos noches o más con una mujer, porque eso suponía privar a otra de salir a bailar una noche. Como el sistema es así, las mujeres intentan apalabrar bailador de un año para otro, reservárselo ya, incluso al terminar la danza. El círculo de bailadores se puede reducir a la familia, los amigos o vecinos... o vencer la timidez y pedírselo a un chico poco conocido, incluso de vista. Todo vale y nada se censura, con tal de bailar. Les danses sirven por tanto para establecer y reforzar lazos de amistad a lo largo de toda la población. Es una fiesta de socialización: el que puede o la que puede bailar, baila; y si no, acude a mirar y a charlar o comentar. Las jóvenes intentan conseguir pareja, si no para todos los días, al menos para los más posibles. E intentan ir ben mudades, bien vestidas, para despertar la admiración de todos.

7-LES DANSES

Les Danses se hacen en la Plaza del Ayuntamiento.Es un espacio de forma irregular, centrada por una fuente, en torno a la cual se baila. Esta plaza es el centro neurálgico de la población. En ella está el Ayuntamiento y, muy cerca, la Iglesia. Junto a la fuente se instala la ya mencionada barraca de los Mayorales. Allí se guardan cosas, y es también un lugar al cual un bailador puede meterse a arreglarse la ropa, como recolocarse una faja que se está cayendo o atarse una alpargata, etc.

Les Danses comienzan a las 23 horas. Previamente, los Mayorales, acompañados por el dulzainero y el tabaleter han ido a buscar a su casa a la cap de dansa, y la acompañan hasta la plaza, interpretándose con la xirimita un pasacalle específico para este acto. En la plaza, como aviso se disparan tres carcasas -fuego de artificio que estalla en el aire-. Al tirar la tercera, los Mayores dan el aviso al xirimiter, el cual se coloca ante el equipo de megafonía y da la señal al tabaleter. Tocan la melodía de "Eixida de cap de dansa". El Mayoral de más edad, con su bastón, sale con la cap de dansa, y bailan el pas pla al ritmo lento de la música. La bailadora no puede dar la espalda al mayoral. La evolución se hace dos veces, y al terminar ésta el tabaleter inicia el ritmo de danses, el "riata-plam-plam-riataplam", y entonces otro mayoral saca a la que hemos denominado como compañera de la cap de dansa. Ya he indicado que esta "compañera" es elegida por la cap de dansa; pero si ésta no ha designado a ninguna, entonces será la que hará de cap de dansa la noche próxima. Ya el dulzainero va tocando melodías, cortas, y separadas por ratos en los que sólo suena el tabal. Y desde este momento, el resto de mayorales, siempre con sus bastones o gaiato, van sacando al resto de bailadoras, introduciéndolas en el orden que les corresponde. Normalmente hacen entrar a dos bailadoras -es decir, un quadre-, o a tres, al terminar cada tocata de dulzaina. Antiguamente se bailaba en torno a una hoguera, y el alcalde era el encargado de sacar a la cap de dansa. En algunas poblaciones el alcalde preside les danses, bien como espectador -el caso de Manises- o bien como bailador -el ball de Cervera del Maestre-. En Bocairent, esta presencia de la autoridad está representada por los Mayorales.

De esta forma se va formando el rotgle. El rotgle o ruedo de los niños se forma sin ceremonia. Los Mayorales sólo bailan con el pas pla o el passeig pla, típico paso que es el que compone el estribillo de los fandangos o Us -que es como se llama este ritmo en valenciano-. Con pas pla se bailaban les danses en la Ribera, en la Costera y en la Vall d'Albaida. Dos bailadoras y sus parejas bailan en quadre o cuadro los cuatro, es decir, formando un cuadrado, cada uno en un ángulo, enfrentados entre sí, de forma que, como van avanzando en la hilera general dando la vuelta a la fuente, dos avanzan de cara y otros dos -los que van "delante" en el sentido de la marcha- avanzan de espalda, siempre mirando de frente a sus parejas respectivas. Este pas pla se hace d'espill, es decir, de espejo; ambos bailadores bailan como si uno fuera el reflejo del otro; cuando el bailador alza la pierna derecha, la bailadora levanta la izquierda. El paso se hace de la siguiente manera: se puntea con el pie derecho delante del izquierdo, y se levanta el pie derecho describiendo un arco en el aire, dejándose en el suelo; el pie izquierdo avanza entonces, y al ser depositado, el pie derecho vuelve a puntear pero ahora en el talón del izquierdo; de nuevo reposa el derecho, y ahora es el izquierdo el que puntea delante y seguidamente describe el arco en el aire, etc. Así se va avanzando, dándole la vuelta a la fuente, en sentido contrario a las agujas del reloj, en quadres. Cuando suena la melodía de la dulzaina, entonces hacen el movimiento coreográfico conocido como cadena o cadenes, que describiremos más adelante.

Resumiendo, el cuadro se compone así de cuatro personas, en dos parejas. En una de ellas, el chico avanza de espaldas, y la chica, frente a él, avanza de cara. A su lado, hombro con hombro, está la otra pareja que con la anterior forma el cuadro: junto al chico está la bailadora, también de cara a su compañero, que se encuentra al lado de la chica anteriormente citada.

Los Mayorales van sacando las bailadoras, según su turno de salida, y están bailando con ellas, hasta que a los bailadores de cada una de las mujeres les "apetece" ponerse a bailar. Lo normal es que el Mayoral baile una cadena con la bailadora. El bailador entonces se acerca, y se pone a bailar con su pareja, mientras el Mayoral se aparta dejando a la bailadora, y se va a sacar a otra. El bailador se coloca entonces, ya bailando, las castañuelas o postisses en el dedo central, y hasta que él no comience a tocarlas, la bailadora no puede hacerlo, pese a que las lleva ya puestas desde el primer momento.

Poco a poco el ruedo se va formando. Los mayorales van sacando a todas las bailadoras, que al hacer una o dos cadenas ya ven cómo sus bailadores se acercan y sustituyen a los Mayorales. Durante la primera vuelta a la fuente, todas las passades o pasos son de pas pla y de cadenes. Cuando la cap de dansa ha dado, encabezando el baile, la vuelta a la fuente, y ha regresado al punto de partida, ya todas las bailadoras deben estar bailando, con sus parejas. Los mayorales, siempre vigilantes, se colocan en el centro del ruedo, cerca de la fuente, vigilando por si les necesitan. Por ejemplo, si un bailador tiene un percance -se le cae la faja, o se le suelta la alpargata- llama a un mayoral, que se quedará bailando con la chica, mientras él se mete en la barraca y se arregla lo que deba. Es decir, que una bailadora no debe quedarse bailando sola. Esta bailadora, con su pareja de circunstancias, sólo puede bailar pas pla hasta que regrese su bailador. Si por un casual un bailador no apareciera en la plaza, dando "plantón" a la bailadora, al completar la primera vuelta, el Mayoral deberá retirarse del ruedo, y con él la bailadora. Para evitarle esa afrenta, los mayorales tienen dispuesto que uno de ellos, uno que sepa bailar los pasos saltados o pasades botados, tiene en su casa preparado un traje de bailador. Al apercibirse que el bailador no llega, este mayoral puede ir a su casa, cambiarse de ropa, y volver a la plaza para hacer de bailador con esa chica.

En la primera vuelta a la fuente sólo se baila el pas pla, bien en sencillo, o bien, cuando suena la dulzaina, haciendo las cadenas o cadenes. Al comenzar la segunda vuelta, ya sin los mayorales, comienzan a bailarse pasadas saltadas o botadas. Y así se hará toda la danza: se alternan pasadas de cadena y pasadas saltadas, cada vez que suena la melodía. Recalcamos: sonando sólo el tabal, las parejas hacen pas pla y avanzan en cuadro; cuando suena la dulzaina, y mientras dura la melodía, se hacen los movimientos coreográficos de la cadena o de la passada botada. Cada tipo de pasada tiene sus melodías: las músicas de pas pla indican que se deben hacer cadenas; las tocatas de pasadas saltadas, marcan que toca hacer éstas. Por tanto el que manda es el dulzainero o xirimiter, el cual suele respetar la alternancia de ambos tipos de pasadas. Los mayorales nunca bailan, como tales, pasadas saltadas.

Hagamos ahora un inciso para hablar del ruedo infantil. El rotgle de los niños baila dentro del adulto, muy cerca de los escalones de la fuente. Se compone de niños y niñas de muy variadas edades, pero todos ellos menores de catorce años. La indumentaria es también muy variada. Muchos de los pequeños bailadores son hijos de bailadores adultos. De esta forma, los pequeños imitan a los mayores, y aprehenden la tradición. Pero es más que eso: allí los niños también aprenden las reglas sociales, el status, y entienden a la comunidad como un "todo". Si bien el ruedo infantil no tiene ceremonias, ello no quiere decir que no se les excite a ser buenos bailadores y a portarse bien durante el acto. De esta forma, como ya he dicho, conocen su papel dentro de la sociedad: están protegidos, dentro de un círculo, pero a los catorce años pasarán a formar parte del círculo de protectores. Y dentro de ese círculo existen grados, posiciones, orden y reglas, que deberán cumplir en su edad adulta.

Volviendo al ruedo adulto, hora es ya de describir algo acerca de los pasos o passades que se hacen cuando suena la dulzaina. Ya hemos dicho que son de dos tipos, las cadenas y las saltadas. Veamos en primer lugar las cadenas o cadenes.

Las cadenas o cadenes son sobre todo una coreografía que se ejecuta con el pas pla. Su base consiste en cruces de parejas, de forma que al terminar la cadena, los cuadros han cambiado de componentes.

Para explicarlo, imaginemos una dansá. Tendríamos así una pareja A que sería el cap de dansa y que en este momento baila sola, sin quadre o cuadro. Tras ella, tendríamos dos parejas, éstas sí formando cuadro, la B y la C, respectivamente la segunda y la tercera del turno de salida; detrás van otras dos parejas, la cuarta y la quinta o D y E, también formando cuadro, y así sucesivamente. Recordemos que el cuadro o quadre es un cuadrado imaginario formado por los bailadores, cada uno de ellos en un ángulo, opuestos diagonalmente los del mismo sexo; también sabemos que los que van "delante" avanzan de espaldas y los que van "detrás" avanzan de cara.

Al redoble del tabal, los cuadros avanzan lentamente haciendo pas pla. Cuando suena la dulzaina, por la melodía se identifica si el paso va a ser de cadena o passada botada. En el primer caso, las chicas de cada cuadro inician el movimiento, entrando al centro de su cuadro y cambiándose de lugar, en diagonal. Entonces, los chicos siguen a sus respectivas parejas, y el cuadro se descompone: la pareja B, que baila en el lado interior del ruedo, ahora ha pasado a estar en el lado exterior, mientras que la C, lógicamente, ha invertido también su posición. Entonces se rehacen los cuadros: la pareja A ahora formará cuadro con la B -la A estará en el lado interior del ruedo, y la B en el exterior- la C a su vez formará cuadro con la D, la E lo hará con la F, etc. La estructura es la misma, pero la composición del cuadro ha cambiado. Este movimiento se efectúa simultáneamente por todas las parejas, y la práctica hace que lo tengan "medido", para lograrlo dentro del tiempo que dura la tocata de la dulzaina. Al callar ésta, y de nuevo resonar sólo el tabal, la cadena ha terminado.

Cuando de nuevo suene la xirimita, se hará una pasada botada. Y después, al tocar de nuevo la cadena, se repite el movimiento, pero deshaciéndolo: ahora la pareja A volverá a estar sola, sin cuadro; la pareja B hará cuadro con la C, la D con la E, etc. Y la B volverá a estar al costado de "dentro" de la hilera, y la C al de "fuera"...Para terminar, diremos que la cap de dansa unas veces baila con cuadro, y otras sin él. Lo mismo le pasa a la última pareja de la hilera.

Resumiendo, les Danses se desarrollan así: primero, cadena -y cambian los cuadros-; luego, botada -con esa distribución de cuadros-, de nuevo cadena -nuevo cambio de cuadros-; y otra vez botada -con esta nueva distribución de cuadros-; nuevamente cadena, etc. El tabal nunca se detiene, haciendo el ritmo de danses. Cuando suena, sólo se avanza, haciendo el pas pla. Bailar, entendiendo por ello cambiarse de sitio o saltar, sólo se hace cuando toca el xirimiter. El tiempo que transcurre entre tocata y tocata es aleatorio, depende totalmente de la voluntad del músico, pero oscila entre los treinta y los ciento veinte segundos.

Esta coreografía de cadenes la encontramos en otras Danses de la Vall d'Albaida, la Costera y el Comtat. No siempre es como la aquí descrita: en Muro implica un cambio de pareja el cambiar de cuadro, por ejemplo, mientras que en Bocairent siempre se baila con la misma persona. Su origen es incierto, pero resulta vistosa y es muy divertida para los bailadores. Como veremos más adelante, intensifica la socialización del grupo.

Los pasos saltados o passades botades -se pronuncian botaes- son más modernas que la cadena, o al menos se las considera así. Ya se ha dicho varias veces que se alternan ambos modelos. Estas pasadas saltadas consisten en pasos de fandango al estilo de Bocairent, y admiten coreografías de pareja, de cuadro, y de dos o más cuadros. Siempre es el mismo paso, pero lo que cambia es el cruzarse con la pareja, la forma de hacerlo, y cómo combinar varios cuadros para que las parejas se crucen entre sí. El paso básico es muy botado: consiste en caer de salto delante de la pareja, con el pie izquierdo en el suelo y el derecho punteando al lado; después se da una vuelta hacia la izquierda, y se marcan mucho tres tiempos alzando los pies alternativamente, girando a continuación y volviendo a caer de la misma manera que al principio, pero ahora con el derecho en el suelo y el izquierdo punteando, y girando hacia la derecha, o bien aprovechar el giro o el tiempo para cambiar de lugar, o aquello que requiera la pasada, pero siempre cayendo con un pie en el suelo y el otro punteando a su lado. Por ejemplo, en la pasada de pareja llamada esqueneta pará -espalda parada- se cae en el centro, se da la vuelta, y se vuelve a caer en el centro, aprovechando el movimiento para cambiarse de lugar chico y chica, cruzándose, y darse la espalda al hacer las tres "patadas" de levantar las piernas, para después girarse y caer volviendo a la posición inicial.

Al terminar una pasada botada, todos los bailadores deben mirar a la cap de dansa para ver cuál es el pie que puntea haciendo pas pla, para hacerlo todos igual: es decir, que cuando avanza el pie diestro, todos deben de avanzar el correspondiente. Esto se debe a que como los cuadros hacen pasadas diferentes, no todos terminan con el mismo pie. Pero muy pronto, tras el aparente desorden de la pasada saltada, todo vuelve a ser medido y tranquilo.

Así se va haciendo todo el baile, hasta que la cap de dansa completa la tercera vuelta a la fuente, y cuando está formando quadre bailando al lado de dentro, entonces se retira. Al salir la cap de dansa y su pareja, el xirimiter toca la pieza que indica el final del baile, es decir, el fandango -que no tiene nada que ver con el baile o ritmo de fandango; simplemente recibe este nombre-. En Bocairent como fandango se interpreta una melodía muy conocida en esas comarcas, "El tio Pep s'en va a Muro", con ritmo de jota. Los bailadores hacen el paso, pero cambian el sentido de la marcha. Se giran todos, sin deshacer los cuadros, mirando hacia el interior de la propia fila: ahora no bailan con su pareja, sino con la otra chica que está en el cuadro. El paso que hacen es de passada botada, y consiste en caer, dar vuelta en el sitio, y saltar cayendo hacia la derecha, de nuevo vuelta en el sitio, y salto hacia la izquierda, cada vez más deprisa, intentando seguir el ritmo "in crescendo" que impone el dulzainero, hasta que al final éste da una larga pitada, y concluye el movimiento. Son aproximadamente las 24 horas.

Aquí se hace un descanso, llamado la mitja part -media parte- que dura unos veinte minutos. Todos se acercan a los bares de la plaza, donde los bailadores invitan a sus bailadoras a aigua de llimó o limón granizado. Los grupos de amigos se juntan y se comentan las anécdotas. Muchos niños del ruedo infantil se retiran, recogiéndolos sus padres para llevarlos a casa.

Seguidamente comienza la segunda parte, con el mismo desarrollo que la primera. Cuando termina la tercera vuelta, y se anuncia el fandango, de nuevo la cap de dansa y su pareja salen del rotgle, acompañados por los Mayorales. Esto se considera una deferencia, pues así pueden ver bailar el fandango. De esta manera, la cap de dansa se coloca en un doble papel, como bailadora y como espectadora; asume el protagonismo de los Mayorales, que también participan de ambos niveles. Es una manera de distinguirla, de considerarla. Al terminar el fandango, cerca de la una y media de la madrugada, las parejas de bailadores, enlazados por el brazo, hacen comitiva y se van al masset -local de las comparsas morunas- donde los mayorales han preparado el convite o convidá. Cerrando la hilera va la cap de dansa con su bailador. Al llegar al lugar, todos los participantes de les Danses hacen corredor junto a la puerta, codo con codo. La cap de Dansa avanza entre ellos, recibiendo unos particulares aplausos: tocan las castañuelas. Y detrás de ella, entran al masset. Estos casales están dotados de un pequeño bar, y son amplios. Se han colocado mesas largas para la ocasión, con manteles y toallas de papel, y platos con frutos secos, bebidas, bocadillos... y de postre, melón.

Después, cada bailador acompaña a su casa a la bailadora. Allí le recibirá la familia de la chica, o el marido si ésta es casada, y se le invitará a pastas, dulces y licores, destacando entre éstos el herbero, aguardiente casero con hierbas de la Sierra Mariola maceradas. Por último, le regalarán un cigarro o puro.

En las casas donde viven bailadoras, es especial si son jóvenes, la festeta o reunión se puede prolongar hasta bien avanzada la madrugada. Desde media tarde la casa ya está patas arriba por la vestida de las muchachas, y desde entonces hasta que se retira el último invitado, las puertas están abiertas; la gente de la casa va arriba y abajo, reciben a vecinas, se cena como se puede, e incluso se invita a la mesa al forastero que se interesa por la fiesta y quiere conocer los detalles; todo ello en un ambiente animado, y cargado de expectante emoción.

Las conversaciones en torno a la mesa, vestida con las pastas y el herbero, versan sobre cómo han ido vestidas unas u otras, sobre las cosas que han pasado, sobre si éste o aquélla han metido la pata... y los mayores recuerdan cuando ellos bailaban y cuentan a su vez sus historias. Y por fin, se intenta comprometer ya al bailador para el próximo año.

8.- EL PAPEL DE LA MUJER

Resulta tentador intentar comparar el papel que la mujer juega en la sociedad tradicional, y el que ella juega en les Danses. En éstas, parece que el hombre domine la situación: los Mayorales son hombres, el bailador entra a bailar con su pareja cuando quiere, y marca con sus castañuelas cuándo la bailadora puede tocar las suyas. El hombre, en definitiva, domina. Pero es la bailadora la que escoge pareja. Esta búsqueda puede llevar a buscar bailador incluso en pueblos vecinos, por ejemplo, en Alfafara, donde sus Danses son muy similares a las bocairentinas. Aunque dentro del baile el hombre es el que parece dirigir, hasta ese momento la iniciativa siempre la ha tenido la bailadora.

El baile está presidido por una mujer, la cap de dansa, que como ya hemos dicho, antaño corría con los gastos de la convidá, haciéndola en su casa. De esta forma, imponía su anfitrionalidad a todo el pueblo. Los bailadores, que representan a la sociedad bocairentina, aceptaban su condición, y la aceptan, con el acto de pleitesía de aplaudirle con las castañuelas al entrar en el convite.

El orden de les Danses se establece por el mundo femenino: la preeminencia social corresponde a las mujeres casadas, y después a las solteras. La entrada al círculo de los adultos corresponde a aquélla en la cual la mujer, en la sociedad tradicional, entraba en edad de casadera. Pero la bailadora en les Danses no es tal hasta que no llega su bailador; éste, sin prisa, se coloca, se pone las castañuelas, casi haciéndose de rogar, y comienza a repicarlas. En ese momento, la bailadora "es" bailadora, y puede tocar también sus castañuelas. De la misma manera, en la sociedad tradicional, la mujer no "era" mujer hasta que no contraía matrimonio. Así, el protocolo del baile refleja la postura del hombre ante el matrimonio -la tan cacareada "pérdida de libertad", etc.- en la desidia del bailador ante la perspectiva de entrar en el ruedo, y la imposición de su autoridad masculina en la prohibición a la mujer de tocar las castañuelas. Esta "superioridad" del bailador sobre su pareja se evidencia en el convite: frente al vaso de aigua de llimó que el hombre obsequia, la mujer regala en su casa al bailador en una muestra del poder económico de su familia, o de su buen hacer como ama de casa -confites, pastas, licores...- Por último, le obsequia con uno de los símbolos viriles más ostentosos y apreciados: el puro. De esta forma, la mujer "agradece" el que el hombre haya bailado con ella. Posiblemente se pueda ver aquí una forma de atraer el interés de un soltero sobre una soltera, y no es descartable que así fuera en algún caso. El hecho de llevarlo a casa, convidarlo y presentarlo a sus padres, podía dar pie a iniciar unas relaciones, cuya iniciativa sería claramente femenina. Pero debe recordarse que la ambición de toda bailadora era danzar cada día con un hombre diferente, y por ello no creo que éste fuera el fin principal de les Danses.

Vemos, por tanto, un claro predominio femenino en la organización de les Danses. Las bailadoras buscaban pareja entre los hombres, y no podía ser al revés. Lo que no se daba nunca era que una mujer bailara con un hombre que la disgustase: "Aixó no es donava mai” -eso no pasaba nunca-, a no ser que la bailadora estuviera muy desesperada por salir a bailar, o tuviera un excesivo deseo de lucirse en la plaza bailando todos los días, fuera como fuera.

Resumiendo, podemos ver que si es la mujer la que puede escoger pareja, una vez en el baile debe estar supeditada a ésta. A mi modo de ver, es un reflejo de la vida femenina en la sociedad tradicional. En la actualidad, el papel de la mujer en la sociedad bocairentina ha cambiado, como es lógico. Y como este cambio podía haber provocado también la alteración de las costumbres en el baile, existe hoy día un mayor interés que nunca por mantener el protocolo. Este ahora es celosamente conservado, exaltado y vigilado. Es decir, se ha fosilizado. Ha perdido la plasticidad propia de las costumbres que poseen por sí mismas un valor. El "ritual" de les Danses de Bocairent ha quedado cerrado y establecido, y sus guardianes no son sólo los mayorales, sino todos los bailadores. Y este establecimiento severo es, repito, lo que nos indica que ha perdido la función primitiva para la cual fue establecido.

También tiene su importancia la radical separación de solteras y casadas, incluso interponiendo a las forasteras. El status de la casada en la sociedad tradicional, como dueña de su casa y madre, es muy superior a la soltera, supeditada totalmente a la familia. Pero no consideramos necesario insistir en esta idea.

9.- LES DANSES COMO REGULADORAS DE LAS TENSIONES SOCIALES

No obstante, esta función de mostrar el rol de la mujer no justifica por sí solo el hacer y mantener les Danses. Como que las mujeres casadas son parte esencial del baile, y sólo pueden bailar una noche con sus cónyuges, queda claro que la intención fundamental no es ni el establecimiento de relaciones amorosas propiciatorias del matrimonio, ni el mantenimiento de lazos conyugales. Descartadas entonces las intencionalidades amorosas, creo que les Danses funcionan como un motor de relaciones sociales amistosas entre toda la comunidad, como una manera de establecer y reforzar la red de lazos entre familias -familia extensa- y vecinos o conocidos, en el proceso de búsqueda de parejas.

Pero aún podemos ir más lejos. Dentro de les Danses, hemos visto cómo nadie puede escoger, aparte de la cap de dansa, compañera de cuadro. E incluso, una pareja normal no baila en un solo cuadro, sino en dos, alternativamente; y a la hora de hacer las pasadas saltadas, el problema se incrementa, pues intervienen dos cuadros en bastantes ocasiones. Esta situación implica que todos deben llevarse bien entre todos, o al menos estar dispuestos a fingir unas mínimas relaciones. Sostener un enfrentamiento a nivel colectivo o público, y bailar les Danses no es compatible. La posibilidad de encontrarse cara a cara con persona o personas ofendidas es elevada, máxima si se recuerda que la hilera está organizada, prácticamente de hecho, por grupos generacionales, que es donde se desatan los principales conflictos.

El hecho de vestirse de bailador o de bailadora -y ya hemos insistido mucho en la importancia adjudicada al traje- implica que el portador se sumerge, y representa, al colectivo social. La crudeza de la discusión por la indumentaria, descrita más arriba, nos lleva a pensar que ésta, al representar, a los ojos de la gente, a toda la sociedad bocairentina, debía ser aprobada y asumida por todo el pueblo. El Grupo “Cardaors” consiguió su objetivo, amén de su paciencia y trabajo -tres exposiciones, consejos de especialistas...-, porque la sociedad se mostró receptiva al cambio. Parece que hoy día, esta sociedad ha ampliado su campo de asunción a las dos posiciones, la valenciana o regional y la bocairentina. De hecho, la consigna de los "Cardaors” consistió en defender la falda de lana como ropa más autóctona, más propia de Bocairent. Resumiendo: el bailador y la bailadora representan a todo el colectivo humano local, y como éste quiere sentirse representado, exigen la máxima pureza en esta necesidad: su música, su forma de bailar, y su vestimenta ¿Por qué?

Cuando Bocairent consiguió iniciar la industrialización, la sociedad tradicional no se desplomó. Era una industrialización textil débil y poco estable, apenas un fortalecimiento del artesanado. Esta situación fue denunciada por Madoz, y se ha mantenido hasta nuestros días. Quizá la industrialización, que tan prometedora parecía que iba a ser a principios del siglo XIX se frenó debido al auge del cultivo de la viña, el cual ocasionaría un desvío de capitales para ser invertidos desde la pequeña industria comentada por Laborde. Esta agricultura vitivinícola sería próspera, y ciertamente gozaba de tradición -ya lo había comentado Cavanilles a finales del siglo XVIII. Pero la plaga de la filoxera, a principios del XX, arrasó el viñedo bocairentino ¿Es posible que la insistencia en mantener una indumentaria muy tradicional, como el calzón corto, en les Danses, sea un reflejo de la añoranza de la prosperidad en que esta prenda estuvo tan en boga?

Esta industrialización débil no impidió que la localidad se polarizara entre burgueses industriales y obreros. Al ser una industria pequeña, no obstante, no se generarían graves conflictos sociales, como sí ocurrió en la vecina Alcoi. En este ambiente, les Danses serían una fiesta institucional, pues era el Alcalde el que abría el baile con una joven de su elección, según nos cuenta Sarthou. Como que en la Vall d'Albaida se vendimia en septiembre, las fiestas de San Agustín debían tener como motivación principal la de implorar la protección de la cosecha frente a las tormentas de finales del verano. Por otro lado, ya se habían trillado los cereales, y hasta entrado septiembre no se hacía la trashumancia del ganado. Las de San Agustín eran, en consecuencia, unas fiestas muy importantes para Bocairent.

Pero conforme la industria ganaba en importancia, y la industrialización imponía nuevas pautas en la sociedad, fue la fiesta de Moros y Cristianos la que ganó auge porque, como ya hemos dicho, era la fiesta a través de la cual la burguesía local podía mostrar su importancia económica, y reclamar así la social. Todavía hoy algunas comparsas de Bocairent son consideradas como propias de gente adinerada. Esta fiesta se instituyó en honor de San Blas -Sant Blai-, el cual era el patrón de Bocairent por haber intercedido para librar a la población de una epidemia de garrotillo o difteria en 1632. Los burgueses de Bocairent decidieron ensalzar estas celebraciones, incorporando los Moros y Cristianos. ¿Por qué? Creo que por tres razones. En primer lugar, las fiestas de San Agustín y sus danses tenían un carácter de socialización, un carácter de unir a todo el pueblo. En segundo lugar, la fiesta del santo protector de los males de garganta se podía revitalizar, y es en la fecha de 1830, cuando se inicia la fiesta de Moros y Cristianos en Bocairent, cuando comienza a anudarse la alianza entre la alta burguesía y el clero, para evitar los excesos revolucionarios que se pueden desatar una vez muera Fernando VII; ésta era una alianza de ideología liberal moderada. En tercer lugar, ya se evidenciarían los males y afecciones pulmonares que la industria textil de la época conllevaba, y obviamente San Blas era el santo más adecuado, el abogado, para ese tipo de males.

Resumiendo, San Blas era la fiesta que mejor podía reflejar el cambio de raíz económica, y consecuentemente social y de mentalidad, que se estaba gestando en Bocairent. Era la fiesta que consagraba a una burguesía como la rectora de la nueva sociedad. El Ayuntamiento, controlado por la burguesía, iría disminuyendo su apoyo a las fiestas de agosto, y el Alcalde dejó de abrir el baile. Si Bocairent hubiera despegado económicamente de forma decisiva y se hubiera convertido en una ciudad industrial, probablemente les Danses no hubieran podido sobrevivir en un ambiente puramente urbano -como no han sobrevivido en Alcoi-, debido a la gran diferencia que existe entre la relación social de una localidad pequeña o mediana, a una grande y masificada -modificación de lazos de amistad y de relación, aflojamiento de los lazos de la familia extensa, pérdida de la comunicación vecinal...-. Pero Bocairent se mantuvo en una situación de industria importante pero modesta, con una agricultura que superó el bache de la filoxera. Y les Danses se impusieron como un acto del cual todos se sentían -y se sienten- partícipes, en el cual se juntaban ayer como hoy burgueses, obreros y labradores, sin más distancias ni diferencias que las impuestas por el lujo de la ropa. La inhibición del Ayuntamiento hizo que el papel de los Mayorales ganara relieve, y éstos se convirtieron en la autoridad en la plaza.

De manera consciente o no, la sociedad bocairentina sabía que les Danses eran un factor para la pacificación social. Salir a bailar era y es acatar un orden femenino, que nada tiene que ver con la riqueza. Es perdonar o disimular rencores y ofensas de forma pública, delante de todos: porque no se sabía con quién podía compartir uno o una el cuadro o la pasada saltada, y no se podía hacer un desprecio de salir del ruedo. La comunidad no lo hubiera permitido, lo hubiera sancionado duramente. En definitiva, les Danses, que eran un sistema, de raíz rural, de socialización, en la cual el conjunto social ejercía una presión para la resolución de conflictos, se adaptó a una sociedad de peso industrial, para cumplir la misma función. Como los conflictos laborales se establecían en el mundo masculino, tocó al mundo femenino asumir el rol de agentes de control social, dirigiendo les Danses como organizadoras activas. Para mantener el "ritual", necesario para que les Danses ejerzan una presión colectiva, los Mayorales asumieron el poder que el Ayuntamiento abandonaba: un Mayoral puede, incluso, expulsar del ruedo a un bailador por mal comportamiento, o por bailar muy mal. Se le sanciona así públicamente, y esta autoridad no es puesta en duda: es ejercida por el común acuerdo de todo el pueblo.

Les Danses de Bocairent funcionan como un mecanismo de liberación de tensiones sociales, de reunión, de socialización de toda la comunidad. El baile causa expectación, tiene un carácter nervioso, un poco estirado; las pasadas botades son rápidas, contrastando con la cadena, tan ceremoniosa. Las parejas se mueven deslizándose unas entre otras, cambiando los cuadros. El público actúa reforzando las tendencias de control, denunciando a los bailadores malos, o comentando los trajes. Los mayorales actúan, interviniendo cuando se les requiere para sustituir a un bailador, o avisando si los cuadros se han separado o acercado en exceso, y se rompe la estética. Y no falta quien recrimina a los Mayorales si éstos no cumplen celosamente su papel.

Este carácter ordenado se aprecia en que las forasteras bailan entre casadas y solteras. Pero además, están obligadas a bailar con un hombre del pueblo, de Bocairent. Normalmente serán sus amistades quienes le busquen pareja. De esta forma, son aceptadas como bocairentinas. Y si quieren bailar otro año, ya deberán incorporarse al rotgle.

Todo está reglado para evitar conflictos sociales que puedan enturbiar el acto, y en consecuencia, a la comunidad. Este es el resultado de una sociedad que entró en la fase industrial sin renunciar a aquello de bueno que podía rescatar de la mentalidad tradicional.

10.- LES DANSES COMO EXALTACIÓN DEL ESPÍRITU LOCAL

El proceso político y social que llevó a la democracia, tras la muerte del General Franco, tuvo como reflejo la exaltación de la cultura popular y del folklore. Precisamente, en 1978 se celebró la primera "Festa de les Danses de la Vall d’Albaida", el objetivo de la cual era doble: crear o intensificar el sentimiento de pertenencia a una entidad geográfica, la comarca, a la cual se le quería dar un contenido político que sustituyera a las diputaciones provinciales; y mantener e impulsar el fenómeno de danses como manifestación folklórica.

Ya resulta significativo el hecho de que como nexo común a la fiesta comarcal, se instituyera una muestra o festival de Danses de los diversos pueblos, y no algún otro rasgo cultural que también fuera común. Aquí ya se nos indica que les danses eran un motivo de orgullo local, de significación propia.

Sin embargo, la realidad de les Danses en la comarca es más heterogénea. Mientras que para unos pueblos -sobre todo los pequeños- les Danses continúan siendo un componente importante de su programa de fiestas -Bélgida, Agullent, Montaverner...-, para otros éstas se han convertido en un mero espectáculo a cargo del grupo de danzas local -Fontanars-. En otros ya han desaparecido -Bellus-. o se encuentran en trance de ello -Alfarrasí-. En las localidades grandes, les Danses se conservan como fiestas de calle o barrio -Albaida, Ontinyent...-. El proceso suele ser de la siguiente manera: la gente del pueblo ya no encuentra razón o motivación para salir a bailar; les danses son entonces asumidas por un grupo de gente, que se constituye en Grupo de Danzas; de esta forma, lo que antes era un acto de socialización ha evolucionado hacia un espectáculo de folklore. Mientras los antiguos bailadores se inhiben cada vez más, distanciados ahora por una ropa cara y espectacular y una calidad de danza que ellos no tienen, el espectáculo se "profesionaliza" cada vez más, hasta que un día, cansados de hacer siempre lo mismo, los miembros del Grupo de Danzas deciden abandonar, o bien reconvierten el día de Danses en un Festival Folklórico, al que invitan a asistir a grupos forasteros -Aielo de Malferit-. No obstante, si en una localidad se hacen el firme propósito de restaurar la tradición perdida, se revitaliza rápidamente.

Obviamente, no se ha tenido en cuenta que para que se conserve una tradición, ésta debe cumplir una función. Pero decir esto levanta ampollas: lo sé por propia experiencia.

Esta función puede ser, y es, la exaltación del localismo. Así suceden en Bocairent, donde participar en les Danses como intérprete o como espectador tiene un carácter de reafirmarse como miembros de la comunidad.

Insisto en la indumentaria: para "Cardaors" su propuesta de indumentaria era más "bocairentina", más localista, frente a la "Regional" o "de Fallera". Este carácter de exaltación de lo propio se manifiesta incluso en algunas personas en cierto disgusto hacia el que bailen forasteros.

Esta función nos revela que les Danses tienen algo de litúrgico. Como ya destacó Antoni Ariño (1992), las fiestas de exaltación de valores locales se mueven como una religión cívica, como un nacionalismo en zapatillas, digámoslo así. Es significativo que al conjunto de actuaciones de los Mayorales y bailadores, al establecimiento de reglas y turnos, se le llame el "ritual".

Bailar les Danses o acudir a contemplarlas es hacer profesión de bocairentinismo. Es declararse amante de Bocairent y de sus tradiciones.

11.- RECAPITULACIÓN

Poco me queda por decir. Les Danses son una fiesta en Bocairent, y cada año unos bailan, entrando al turno, por primera vez, mientras que otros, empujados por la edad, o por la solidaridad de "dejar el sitio a los jóvenes", se retiran. Pero la tradición continúa, y la plaza se llena. La continuidad de la tradición está asegurada.

¿Por qué se baila? Una bailadora o un bailador nos lo dirán rápidamente: porque nos gusta. Sólo así se puede entender el sacrificio que supone aprender las pasadas complejas, buscar afanosamente pareja, y por último bailar durante dos horas ante sus convecinos, un público exigente y crítico.

Obviamente, no sólo se hace por gusto. Otros motivos hay que creo haber revelado: orden social, establecimiento o mantenimiento de relaciones sociales, exaltación local... pero también hay una conciencia de lucha por mantener la tradición de les Danses. Mientras que en otros pueblos el baile languidece o se degrada, en Bocairent ha habido un verdadero esfuerzo por potenciarlo. Si las circunstancias han ayudado -lo cual es discutible- no se puede despreciar el esfuerzo y la constancia de bastantes personas para mantener les Danses como lo que son: un pueblo que baila; y que además, ha encontrado el camino del futuro a través del pasado.

Sólo me queda agradecer a las gentes de Bocairent la paciencia con la cual me explicaron les Danses. Y en especial, mi reconocimiento a la labor del Grupo "Cardaors", que fueron en tantas cuestiones los que me sacaron de dudas. Este trabajo no hubiera sido posible sin ellos, y por tanto también es de ellos. No quiero cerrarlo sin destacar que gracias en parte a ellos, les Danses son hoy como son; y eso porque a la hora de bailar, no han sido del Grupo: han sido simplemente bocairentinos. Quizá ahí esté la raíz de su éxito.

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BIBLIOGRAFÍA

ARIÑO VILLARROYA, Antonio: Festes, Rituals i Creéncies. IVEI, Valencia, 1988.

ARIÑO VILLARROYA, Antonio: La Ciutat ritual. Anthropos, Barcelona, 1992.

ATIENZA PEÑARROCHA, Antonio: "Los trajes de Danses en la Vall d'Albaida", Revista de Folklore, n.° 111, Valladolid.

"CARDAORS" GRUP DE DANSES: "Personatges i ritus en les danses de Bocairent", en el Libro de la Peste de les Danses de la Vall d'Albaida, Aielo de Malferit, 1986.

"CARDAORS" GRUP DE DANSES: "Aproximació-Estudi al folklore de la Mariola i la Vall d'Albaida" en La Serra i la Vall, Libro de la Festa de les Danses de la Vall d'Albaida. Bocairent, 1989.

CAVANILLES, Antonio José: Observaciones sobre la historia natural... del Reino de Valencia. Madrid, 1797.

FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS: Libro de Fiestas de Moros y Cristianos en honor a San Blas. Bocairent, 1989.

LABORDE, Alexandre: Itinerario descriptivo... de España. Valencia, 1826.

MADOZ, Pascual: Diccionario Geográfico-Estadístico-Hístórico de España y sus posesiones en Ultramar. Madrid, 1845.

SARTHOU CARRERES, Carlos: Geografía General del Reino de Valencia, Barcelona, 1920.

VV. AA.: Gran Enciclopedia de la Región Valenciana. Valencia, 1973.

VV. AA.: Diccionario Histórico de la Comunidad Valenciana. Valencia, 1992.

Las partituras de la música de les Danses de Bocairent corresponden a la obra de Salvador Seguí y otros, Cancionero Musical de la Provincia de Valencia, Diputación Provincial de Valencia. Valencia, 1980.



LES DANSES" DE BOCAIRENT (VALENCIA) (Parte II)

ATIENZA PEÑARROCHA, Antonio

Publicado en el año 1997 en la Revista de Folklore número 197.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz