Revista de Folklore • 500 números

Fundación Joaquín Díaz

Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >

Búsqueda por: autor, título, año o número de revista *
* Es válido cualquier término del nombre/apellido del autor, del título del artículo y del número de revista o año.

Revista de Folklore número

194



Esta visualización es solo del texto del artículo.
Puede leer el artículo completo descargando la revista en formato PDF

JUEGOS INFANTILES DE DEDOS, MANOS Y BRAZOS

LOPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón

Publicado en el año 1997 en la Revista de Folklore número 194 - sumario >



I-JUEGOS DE DEDOS

Este pide pan,
este dice que no hay,
(a) este dice que lo compremos
este dice dinero no tenemos
y este dice, pues lo robaremos (el pulgar).

(Guadalajara)
Otras variantes comienzan a contar a partir del dedo pulgar:

Este cogió un huevo,
este lo peló,
(b) este puso el fuego,
este lo guisó
y el más pequeñito
todo se lo comió.

(Guadalajara)

Muy parecida a la anterior es la siguiente variante:

Este fue a por leña,
este la partió,
(c) este fue a por huevos,
este los frió,
y el más pequeñito
se los comió.

(Guadalajara)
que, igualmente, aparece relacionada con algunas nuevas variantes:

Este fue a por leña,
este la cargó,
(d) este fue a por huevos,
este los guisó,
y este golosote
todos se comió.

(Berninches, Guadalajara)

En otras manifestaciones es siempre el dedo "gordo" el que sale ganando:

Este mató un pájaro
este le peló,
(e) este fue a por leña,
este le asó,
y este regordete
se lo comió.

(Escariche, Guadalajara)

Este mató un pájaro
este le peló,
(f) este lo echó a asar,
este le sacó,
y el picaro gordo
guá, guá, guá,
se lo comió.

(Escariche, Guadalajara)

Completamente diferentes a los enunciados más arriba conocemos otras variantes en las que se habla de la función que desempeña cada uno de los dedos de la mano:

Este el chiquitillo,
este el del anillo,
(g) este el de la mano,
este el escribano,
y este, el matapulgas
y piojos de todo el año.

(Berninches, Guadalajara)

Este es el dedo dedín,
este el escribón,
(h) este es el sortija,
este es el de "tos"
y este se comió a "tos".

(Escariche, Guadalajara)

Este el dedo dedito,
este el de la mano,
(i) este de la "ortija",
este el escríbión
y el dedo que se los comió a "tos".

(Escariche, Guadalajara)

Como vemos comienzan con el dedo meñique para llegar al pulgar, que recibe, en el primer caso, el oficio de verdugo de parásitos.

Directamente emparentada con la variante (a) encontramos otra oída en Casas Ibáñez (Albacete):

Este pide pan,
este dice que no hay,
(j) este dice que lo robemos,
este dice que lo hurtemos
y este pícaro viejo
que en la horquica lo pagaremos.

que también guarda relación con la versión que nos ofrece Joan Amades (2) y que, es posible, recuerde -según él- fórmulas sardas o italianas:

Aquest vol pa
i no n’hi ha,
(k) como lo farem?
arrobarem.
Piu, piu.

Existen otros juegos de dedos en que participan no sólo los de una mano, sino los de las dos. Para Amades es posible que los primeros sean más antiguos que los segundos. Pero no hemos encontrado juegos de manos (de diez dedos) propios de Guadalajara.

Sirvan estos dos ejemplos, el primero de Melilla y el segundo nuevamente de Casas de Ibáñez (Albacete):

Uni, doni, treni,
catoni, quini, quinete,
estando la reina
(1) en su gabinete
vino Gil
apagó el candil
Gil, Gilón,
cuéntalas bien
que las veinte son (3).

La otra variante:

(m) Candil, bujía, aceite,
diecinueve y veinte.

Esta última y breve variante parece, desde nuestro punto de vista, más evolucionada que la anterior, puesto que sólo se realiza con una mano y sus dedos, dando la impresión de tener veinte en lugar de cinco. Algunas de las variantes recogidas por Amades llegan con una sola mano a querer indicar cien y hasta mil dedos:

Canin,
canen,
(n) callant,
corrent,
cent.

(Cerdenya)

Penéreta
figuereta
(ñ) closca d'ou
capdell de fil
mil.

Carril,
camil,
(o) cuot,
pioc,
mil.

(Rosselló)

Modo del juego

Se coge la mano del niño (aún con pocos meses de edad) por la persona que va a llevar el soniquete de la cancioncilla. A cada dedo de la mano corresponderá un verso, excepto el último (pulgar o meñique) con el que se hace una explicación más o menos larga para llamar su atención.

Los versos son, ante todo, rítmicos y al pronunciar cada uno de ellos se irá estirando un dedo infantil. Al llegar al último, y después de la explicación más extensa, se harán cosquillas en la palma de la mano del infante, que de esta manera se reirá.

Conclusiones

Los juegos de dedos pueden ser realizados con una mano (cinco dedos) o con dos (diez dedos).

Con una mano:

-Comienzan por el meñique (a), (d), (e), (f), (g), (h),(i)y(j).

- Comienzan por el pulgar: (b) y (c).

-Indistintamente: (k), (m), (n), (ñ) y (o).

Con dos manos:

-Indistintamente: (l).

- Los dedos parecen estar personificados:

• Pulgar= Padre.
• lndice= Madre.
• Medio y anular= Hijos (hermanos) mayores.
• Meñique= Hijo menor (el mimado).

Sin embargo cada verso -correspondiente a cada dedo, o sea, a cada una de las personificaciones- comienza con la palabra "Este..." de clara alusión masculina. Lo cual parece indicar que pudiera tratarse de cinco o diez -según los casos hermanos, o enanitos. En algunas variantes aparecen como pájaros en el nido piando de hambre.

Siempre los cuidados son para el meñique: se le llama "el más pequeñito" (b) y (c), "chiquitillo" (g), "dedo dedín" (h), "dedo dedito" (i), siempre cariñosamente.

El dedo "gordo" (pulgar), aparece en esta personificación de padre o hermano mayor, el más listo y sesudo: unas veces da soluciones drásticas (a) y, generalmente, se le denomina cariñosamente: "golosote" (d), "regordete" (e), se le llama "picaro gordo" (f), "matapulgas y piojos" (g) (no olvidemos la relación pulga y pulgar), "comilón de los demás dedos" (h), (i), y nuevamente "picaro viejo" (j).

En ocasiones se denomina al dedo por su ocupación, o su nombre se saca de la misma:

Si el pulgar se llama pulgar será porque mate pulgas (g).

Meñique= "Chiquitillo", "dedín", "dedito".

Anular= "el del anillo", "el sortija", "el de la ortija".

• Corazón= "el de la mano" (aunque no aparece muy claro en (h)).

lndice= "el escribano", "el escribión".

Pulgar= "matapulgas y piojos", "el que se comió a “tos".

II-JUEGOS DE MANOS

Cinco lobitos
tiene la loba,
cinco lobitos
detrás de la escoba.
Cinco lobitos
(p) para ella sola.
Uno reía,
otro cantaba,
y el más pequeñito
se iba a la cama (4).

(Guadalajara)

Palmas, palmitas,
(q) higos y castañitas,
almendras y turrón
para mi niño son.

(Guadalajara)

La cancioncilla (p) se entona al mismo tiempo que la mano de la persona mayor y a veces la de la criatura, con los dedos extendidos, va girando sobre la muñeca con un movimiento de vaivén. Los cinco lobitos a que se refiere la canción significan o representan los cinco dedos de la mano, pero como puede apreciarse, posteriormente quedan reducidos a tan sólo tres, debiéndose comenzar por el pulgar, lo que nos hace suponer que, o bien faltan versos, o que originariamente la canción era así, puesto que muchas canciones creadas por niños, o mejor, para niños no tienen un sentido fácilmente entendible.

En (q) se trata de hacer que el niño dé palmas de forma imitativa y dándole como premio final una subida de tono "...soon", que le provoque risa.

Otro de los juegos empleados es el siguiente:

Pinto, pinto, gorgorito,
saca la vaca de veinticinco.
(r) Tengo un buey
que sabe arar, trompicar,
dar la vuelta a la redonda,
esta mano que se esconda.

(Guadalajara)

Este juego se utiliza para ver de manera justa quién se "queda" en algún juego que se vaya a iniciar.

Supongamos que hay cinco jugadores que van a echar a suertes quien se "queda". Para ello se colocan en corro, con uno de ellos en el centro, o bien alineados, con los brazos extendidos y los puños cerrados con los nudillos hacia arriba. Uno, el del centro, hace de "madre" y entona la cancioncilla (r) mientras va pellizcando sucesivamente los puños de los participantes. Cuando termina la cancioncilla con "esta mano que se esconda", la mano sobre la que ha recaído la suerte ya no participará en el recuento de puños que se sigue haciendo hasta que nada más quede uno solo sin esconder, que es el que "paga", "se queda" o "pecha".

Nos recuerda en la posición de las manos otro juego previo para ver quién se "queda", consistente en esconder una piedrecita ("china") en una de las manos, cerrar el puño y hacer que todos los participantes vayan eligiendo una de las manos, que se le ofrecen boca abajo y extendidas al frente. Al que le ha tocado la mano en que esté la "china" pierde. Si aún quedan jugadores, van pasando de igual modo, hasta que ya sólo queden dos, en que para mayor justicia se echan suerte dos veces, una por cada uno de los jugadores. La "china" va a parar a la persona que ha tocado la mano en que estaba escondida.

Otro juego muy curioso, emparentado con el anterior (r) por lo que se canta en la letra es el siguiente:

Pinto, pinto, gorgorito,
la colleja, la mermeja,
que tire, que tire,
de la orejeta.

(Casas Ibáñez, Albacete) de clara influencia valenciana.

La cantan los niños de entre cinco y siete años de edad. Se colocan en círculo y van entonando la canción. Al que corresponda por turno la parte "de la orejeta" lo coge por la oreja su compañero anterior (al que correspondió "que tire, que tire"). Así hasta que todos están unidos mediante la mano que toma la oreja del vecino. Cuando parece que el juego ya se ha terminado, se vuelve a entonar la cancioncilla, pero esta vez flexionando el cuerpo por la cintura, para al término de la misma, darse todos un tirón, soltarse y reir alegremente.

Una forma antigua, muy llamativa y curiosa, nos fue relatada en Escariche (Guadalajara) por el niño de diez años Pedro Romero, que se lo escuchó a su abuelo. Es así:

Pinto, la araña, barre tu cabana.
Con qué la barriste.
Con la mano cortada.
Quién te la cortó.
El rey y la reina.
Donde se fueron.
A colar la leche con un dedal.

y de difícil interpretación.

III- INTERVIENE EL BRAZO

Aún queda por recordar otro juego, simple en su forma, cuyos efectos finales no son otros que las risas de un niño de corta edad (¡que no es poco!). La fórmula que se emplea es la siguiente, por otra parte muy conocida:

Si vas a la tienda a por carne
(u) que no te den
ni de aquí, ni de aquí, ni de aquí.
Nada más que de aquí, aquí, aquí...

La cancioncilla se emplea en muchos lugares de España. La conocemos en Guadalajara y Albacete.

Con ella se trata de provocar risa después de una sorpresa. Se fija previamente la atención del niño diciéndole que si va alguna vez a la carnicería no le den carne ni de aquí (la muñeca), ni de aquí (el codo), ni de aquí (el hombro). Siempre de su brazo. Sino que la carne se la tienen que dar de aquí, aquí, aquí (la axila donde se le hacen cosquillas). Intervienen además grandes cambios tonales por parte de quien realiza el juego al niño.

Esta forma de llamar la atención del infante mediante el tono de voz empleado por la persona mayor que le hace el juego, y que generalmente también se ríe, es muy parecida a la de los sonidos onomatopéyicos que se emplean en otras cancioncillas infantiles, pero en las que ya no entran en juego los brazos, las manos ni los dedos de una manera tan directa.

Aserrín, aserrán,
los macicos del batán,
unos vienen y otros van,
y los del duque,
turucutuque, turucutuque, turucutuque...

(Casas Ibáñez, Albacete)

Esta última se canta con el niño sobre las rodillas, de cara a la madre, a la vez que se le provoca un movimiento de vaivén, adelante-atrás, mediante el flexionamiento alternado de los brazos de la madre y el niño.

Significado

Para Amades los dedos tienen gran relación con una familia de pájaros. La verdad es que entre los pocos ejemplares que hemos utilizado en este trabajo sólo hay dos alusiones directas (e) y (f), sin que aparezca suficientemente clara esta idea. Pero aún así hay que poner de manifiesto ciertas diferencias notables entre los juegos de la zona geográfica estudiada por Amades y la que nosotros consideramos, de Guadalajara y Albacete, fundamentalmente.

Para Amades está clara esta significación de pájaros en el "piu, piu" (k) de muchas de las variantes, que en ningún momento aparecen entre las que nosotros hemos recogido.

Finalmente, tiene en consideración la tradición de muchos lugares de Europa que tienen a los pájaros como introductores de semillas -fundamentalmente gramíneas-, de ahí que establezca su relación con la siembra. Hasta la llegada de una determinada especie avícola no podía sembrarse determinada semilla.

Igualmente se ocupa, en efecto, de considerar aspectos alusivos a ritos fecundadores de la tierra, como enterrar los huesos o despojos de algunas aves, aunque también y preferentemente se enterraban las del cerdo, para propiciar la arada, que en muchos casos se cita en este tipo de variantes y con los que quizá tenga algo que ver la mencionada como (r).

Existen coincidencias con lo que dice Amades respecto a esta fecundación mágica de los campos, a través de los huevos. En el folklore de Guadalajara y su provincia queda de manifiesto en numerosas ocasiones (5). Huevos son los que se reparten como "caridad" en Cifuentes el día de San Isidro Labrador, a la salida de la misa mayor; también los que se tiran rodando por la ladera de un monte en Hueva, Irueste y Yélamos de Abajo (lo que se denomina "rilar el huevo"), y los que se consumen en las comidas de "mayos" en Luzaga. Y con idéntico significado que el huevo, la naranja con que algunos de nuestros enmascarados ("botargas") tocan los cuerpos y golpean la frente de las mujeres para comunicarles su poder fecundante. La alusión al uso del huevo aparece con notable frecuencia en nuestras coplillas (b), (c), y (d), lo mismo que sucede con el pan (a), (j) y (k).

Podría hablarse también -sin despreciar la significación apuntada anteriormente, que se refiere a un contenido más arcaico de los versos- de otra significación más viva. Más presente. Se trata de la trilogía MADRE - JUEGO - NIÑO.

Si nos hemos detenido a pensar cómo es el juego -si es que en realidad se trata de ello- podremos sacar algunas conclusiones más, aparte de las hasta ahora vistas.

En primer lugar existe una relación de amor de la madre hacia su hijo y a la vez otra de dependencia del hijo con la madre. El hijo va transformándose poco a poco, lentamente, va creciendo. Y a cada periodo de crecimiento físico corresponde otro de tipo mental o psíquico, que preocupa, por ser menos evidente. La madre trata de observar la vivacidad (y la normalidad) de su hijo a través de estas sencillas manifestaciones. Trata de enseñarle por de pronto a contar para ver si efectivamente es "normal", a hablar (por imitación), a desarrollar su sensibilidad, sus sentidos. Esta sensibilización está directamente relacionada con el premio final al hijo, consistente en producirle una agradable sensación de placer al hacerle cosquillas sobre la palma de la mano o picotear a la manera de un pájaro.

Es decir, nos encontramos ante una manera de comprobar algo, una manera a la vez más eficaz -creemos- que un sonajero, puesto que supera sus cualidades:

Para en el momento de la dentición tener algo duro para poder morder (descartado).

Por considerar que el ruido de los cascabeles y silbatos, así como el brillo de los metales, aviva los sentidos y distrae.

Como preservativos contra poderes malignos ocultos (descartado).

Como señal de la situación mental de la criatura (6).

Sin embargo el sonajero está "muerto", no posee la vida de la madre, que comunica alegría a su hijo de una manera completamente natural.

Al irse desarrollando el niño irá necesitando otras nuevas manifestaciones (juegos de dedos, manos y brazos) que traten de sacar a la luz otros aspectos a ponderar más evolucionados, tales como el sentido del volumen de las cosas, la capacidad para establecer distancias, etc., que al irse complicando dan como resultado nuevas variantes a su vez más complicadas. Es decir, a mayor complejidad de los actos del desarrollo del niño, mayor complejidad en las cancioncillas y juegos.

Quizá se esclarezca con el siguiente esquema:

(a) - (b) - (g) - (m) - (l) - (q) - (p) - (u) - (v) - (r)
(f) - (c) - (h) - (n) (s)
(k) -(d)-(¡) - (ñ) (t)
(e)
(f)

Es decir, desde el momento en que la madre o el familiar juega con el niño (en participación desigual, puesto que es la madre quien más pone de su parte), pasando por los "Cinco lobitos" (que ya es un compuesto en que el niño, al ser algo mayor que antes, va poniendo más de la suya), hasta el "Palmas, palmitas" (imitativo, con risa final producida por la madre para provocarla en el niño), detrás del que ya vendrán otros juegos aún más complicados tanto en texto como en significado (ya que ahora sirven de introducción a otros juegos también más complicados e indicativos de un desarrollo muy superior con respecto al que vimos; juegos que por otro lado, quizá nada tienen que ver con los que aquí reseñamos).

El juego del principio era un juego casi de persona mayor en relación directa con el niño y su producto evolucionado es un juego de niño que ya puede realizar solo o en compañía de otros niños como él. Se trata de un simple movimiento de balanceo.

____________

NOTAS

(1) Con este mismo título publicó Joan AMADES, "Jocs de dits", en Homenaje a don Luis de Hoyos Sáinz, vol. II, Madrid, 1950, pp.19-29.

(2) Op. cit.

(3) En San Lorenzo del Escorial encontramos una nueva variante muy parecida, cuyo fin es el mismo apuntado:

Uni, doli, teli,
catoli, qule, quileta,
estando la reina
en su silleta
vino el rey
apagó el candil,
candil, candilón,
cuenta las veinte,
que las veinte son.

(4) Quizá aludiendo a la longitud de los dedos, hemos oido una variante más:

Cinco lobitos,
tiene la loba,
cinco lobitos,
detrás de la escoba,
cuatro rabotes
y uno con cola.

(Casas Ibáñez, Albacete)

(5) Esa fertilidad se manifiesta constantemente a través de elementos bien distintos: la ceniza que arroja el día de Candelas el "botarga" de Retiendas y también el mismo "botarga" cuando restriega su cuerpo con el de las mozas. (S. GARCÍA SANZ, "Botargas enmascarados alcarreños. Notas de Etnografía y Folklore", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, IX, 1953, pp. 471-476 y 7 de la separata, citado por CARO BAROJA, en El Carnaval, Madrid, 1965, p. 358). Igualmente véase "A caza de botargas". Caso parecido es el que cita R. MENENDEZ PIDAL acerca de la "vaquilla" de Atienza (Poesía juglaresca y juglares, 6a ed., Madrid, 1969, p. 24). La ceniza a veces se ve sustituida por pelusa de espadaña (S. GARCÍA SAN2, Op. Cit.). A veces también es una vejiga de cerdo hinchada, como sucede en Guadalajara en las comparsas de gigantes y cabezudos y en Albalate de Zorita (Antonio ARAGONÉS SUBERO, Danzas, rondas y música popular de Guadalajara, 1a ed., Guadalajara, 1873, p. 38, habla de la botarga de Yélamos de Abajo, que igualmente usaba ceniza). En Montarrón se utilizaba una vejiga (CARO BAROJA, El Carnaval, p. 358). La naranja es otro elemento muy corriente: en Valdenuño-Fernández (José de la FUENTE CAMINALS, "Botarga" de la fiesta del Niño Perdido en Valdenuño-Fernández (Guadalajara)", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, VII, 1951, p. 352. LÓPEZ DE LOS MOZOS ("La botarga vuelve a Valdenuño", Revista Informativa GUADALAJARA, n° 14, febrero 1973, pp. 6-9. Después de quince años sin salir). Algunas manifestaciones diferenciadas utilizan carne de toro ("sopas", "huesos", y "calderetas"), como sucede en Lupiana y Fuentelencina (sobre este último pueblo véase "San Agustín y el culto totémico", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, XXIX, 1973, cuadernos 3° y 4.°, escrito por A. HERRERA CASADO. También, E. NAVARRETE, "La fiesta de San Agustín, patrono de Fuentelencina (Guadalajara)", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, XI, 1955, 1° y 2.°), aunque su relación con la fertilidad no está del todo esclarecida. A veces es el gallo: En Albóndiga, Espinosa de Henares, etc. (A. ARAGONÉS SUBERO, Op. Cit., pp. 107-108 y 111). También y referido a Centenera, J. Luis GONZÁLEZ ARPIDE y P. GONZALEZ-POLA DE LA GRANJA, "El Carnaval de Centenera", Narria, 1 de enero de 1976, pp. 22—23. A veces se trata de un signo fecundatorio consistente en bollos recubiertos de anisillos que se reparten a las mozas el día de la boda de cualquier hija del pueblo de Alcoroches (ARAGONESES SUBERO, Op. cit., p. 109). Los propios saltos y cabriolas de las "botargas" tienen o tenían originariamente cierto significado fecundatorio o fertilizante en agricultura. Por magia simpática hacían crecer la siembra (FRAZER, La rama dorada, México, F. C. E., 1965).

(6) CARO BAROJA, Julio: Catálogo de la colección de sonajeros. Trabajos y materiales del Museo del Pueblo Español, Madrid, p. 3.



JUEGOS INFANTILES DE DEDOS, MANOS Y BRAZOS

LOPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón

Publicado en el año 1997 en la Revista de Folklore número 194.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz