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Revista de Folklore número

112



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Manifestaciones en torno a San Antón en Castroverde de Campos

VILLAR HERRERO, Sarvelio

Publicado en el año 1990 en la Revista de Folklore número 112 - sumario >



LA COFRADIA

La Cofradía de San Antonio Abad, popularmente conocida con el nombre de San Antón, fue fundada por el párroco D. Julián Pérez Mercadillo el año 1734, aunque hasta el año 1740 no concluyera la confección de sus Estatutos, que fueron aprobados por el Obispo de León, Fray José de Lupia y Roger el día 27 del mismo mes y año.

Residía esta Cofradía en la desaparecida Iglesia de San Juan. Una vez arruinada ésta, pasó a depender de la Parroquia de Santa María.

El Retablo de la Iglesia de San Juan, donde veneraban al Santo, fue comprado por la Cofradía. El contrato de su construcción dice así: « Digo yo, Gabriel Pérez, vecino de la ciudad de Rioseco y maestro de Arquitectura, que recibí de los señores Cofrades y Oficiales de la Cofradía del Glorioso S. Antonio Abad, sita en la Parroquia de San Juan de esta villa de Castroverde, es a saber, 500 reales de vellón, por cuenta de más cantidad en que tengo ajustado y puesto un Retablo para dicho Santo. Y por ser verdad lo firmo en dicha villa a 26 días del mes de enero de este año de 1743». El costo total fue de 650 reales de vellón. A esta cantidad se añadieron 83 reales que costó dorarlo el año 1766.

El actual Retablo, situado en la Iglesia Parroquial de Santa María del Río, lo hicieron en 1954 y costó 8.000 ptas. El Santo, es moderno, de escayola. Acordaron comprarlo el día 10 de diciembre de 1900. siendo adquirido en 1901 por 200 pesetas. El Santo primitivo se conserva en la sacristía, es una talla de madera del siglo XVIII.
Las Varas de la Cofradía, que van pasando de unos Cofrades a otros, las compraron el año 1797 suponiendo un gasto de 92 reales.

En un principio esta Cofradía no admitía más de 50 Cofrades, pero esta limitación desapareció y podían pertenecer a ella quienes quisieran.

Era costumbre, por parte de los Cofrades, hacer juegos de dinero el día de la Fiesta del Santo. Al darse cuenta que esta práctica no era la forma más idónea de honrar al Santo, deciden el año 1784 no jugar dicho día.

Cada año entraba un nuevo Mayordomo para servir al Santo; debía costear el refresco y las avellanas de la Fiesta, lo que suponía un gasto excesivo. A fin de que nadie se viese privado de servir al Santo, por el gasto que suponía ser Mayordomo, acordaron en Junta General celebrada el año 1803, que el Mayordomo entrante no pagara otra cosa que los gastos pertinentes a los cultos celebrados en honor del Santo.

COSTUMBRES

PETICION y SUBASTA DE DONATIVOS:

Esta es la única costumbre que en torno a San Antón se sigue celebrando.

La víspera, los Cofrades antes, y ahora personas voluntarias, recorren el pueblo pidiendo productos para subastarlos a beneficio de los cultos del Santo. Consistían estos en pies de cerdo, orejas, dulces, huevos, chorizos, trigo, cebada, tortas, licor, etc.

El día de la Fiesta, generalmente por la tarde, se subastan esos donativos en el pórtico de la Iglesia.

LOS REFRANES

El día de la Fiesta del Santo, aprovechando que los feligreses se acercaban al pórtico de la Iglesia para que el párroco les bendijese a los animales, el pueblo vivía y celebraba un acto de convivencia en el que se recitaban sus anuales «Refranes». Eran éstos una composición poética en cuartetas, en las que como vamos a comprobar en dos ejemplos que hemos recopilado, se mezclaban, con permiso del Santo, los acontecimientos que a lo largo del año habían sucedido en la comunidad.

En principio los protagonistas de estos versos eran animales domésticos, pero también se aprovechaba la ocasión para evocar otros hechos relacionados con las personas, sobre todo con las del género femenino.

Los compositores de los «Refranes» solían ser hombres, quienes. a veces, subidos sobre una caballería les recitaban. El más simple acontecimiento que en el pueblo hubiese sucedido era aquí tomado a burla o broma en los versos de estos improvisados versadores. A veces, sobre todo si se personalizaba el hecho (y éste no era muy edificante) podía llegar a molestar al aludido. Pero este era un hecho irremediable, aunque predominaban los acontecimientos intrascendentes e impersonales. El carácter burlesco que tenían estos «Refranes» lo podemos comprobar en los dos ejemplos siguientes. En ambos el comienzo es similar y también tenían muy parecida la parte final de despedida, aunque en el segundo ejemplo no la tiene.

REFRAN Nº 1

¡Oh glorioso San Antón!
Santo mío y abogado,
aquí te vengo a contar
4 poco o mucho que ha pasado
en este pobre lugar.

Todos vamos al trabajo
a ganar una peseta
8 y luego gastamos cuatro
cuando nos viene una fiesta.

El trabajo está premiado
y de muchos intereses,
12 y todos se harían ricos
si no fueran los reveses.

Un hombre de este lugar
sin reparar en caminos
16 enganchó la burra al carro
y se marchó a Benavente
a comprar unos cochinos.

Trasteando de un lado a otro,
20 dando vueltas al mercado
le pegó la cosa bien.

La misión quedó cumplida;
24 y muy contento y alegre
echó los cerdos al carro
y se vino a Castroverde.

Cuál seria su sorpresa ,
28 ¡oh San Antonio divino!
que traía cuatro cerdos
y los perdió en el camino.

El, cuando a casa llegó
32 fue a descargar los marranos
y se llevó la sorpresa
que se le habían marchado.

Y luego empezó a dar voces,
36 loco, y ya desesperado.
miró «pa'cá», miro «pa'lli»
y los marranos no gruñían
porque no estaban allí .

40 Ya se enteró su mujer.
y se fue a ver qué pasaba;
y le dice: -¡compañera!
he «ganau» buena jornada;

44 fui a ganarme dos pesetas
para tener que comer
y si echo otro viaje
nos echamos a perder.

48 Echan los dos a correr.
cada cual por su camino.
y en la Piedra de Pincel ( 1 )
allí estaban los cochinos.

52 Ya les llegó la alegría,
y muy contentos y alegres
se los cogieron a cuestas
y vienen pa'Castroverde.

56 Cuando llegaron a casa
ya cenaron más tranquilos
por haber recuperado
lo que creían perdido.

60 Y le dice la mujer;
-Tienes que tener cuidado,
que te va a pasar a ti
lo que le pasó a Pelayo,

64 que también perdió la burra
y eso que iba de a caballo.
Pasan cosas en la vida
que son ciertas de creer

68 a unos les toca ganar
y a otros les toca perder.
Mi padre compró una vaca
para hartarnos de cecina

72 y gastó para cebarla
veintitrés sacas de harina.
Qué alegría y qué contento
teníamos todos en casa

76 con los dientes afilados
para comernos las mazas.
Y como estaba tan gorda
mi padre fue y la mató

80 y «pa'que» la registrara
se fue a llamar al doctor.
Aquí llegó el desencanto
y se acabó la alegría

84 porque nos dijo el doctor
que la carne de la vaca
para comer no valía.

Estos si que son reveses
88 estos si que son estragos
que nos ha quedado a todos
con los dientes afilados.

y no lo perdimos todo
92 y tenemos un recuerdo
que de esta vaca querida
nos quedamos con los cuernos.

Y dejemos ya de vacas,
96 de marranos y cochinos,
y vamos a hablar un poco
del género femenino.

Estamos tan agraciados
100 y el entusiasmo es alegre...
¿Queréis mujeres bonitas?
Buscadlas en Castroverde. .

Miradlas qué hermosas son,
104 sus ojos son dos luceros,
son ángeles de la tierra,
que Dios nos manda del cielo.

Es el amor y el encanto;
108 ellas brillan más que el sol
es el consuelo más grande.
Todo es pureza y amor.

Míralas cómo se ríen
112 porque las tiro piropos;
y también en Castroverde
tenéis unos buenos mozos.

Yo no sé lo que aquí pasa
116 el decirlo me da miedo,
¿por qué las mejores mozas,
las llevan los forasteros?

Estas cosas del amor
120 es parecido a la muerte,
todo aquél que muere viejo
es porque ha tenido suerte.

Yo me salí a buscar novia
124 que fuera hermosa y gallarda,
y por fin me encontré a una
barriendo la portada.

-Buenos días, señorita,
128 le dije lleno de amor,
de lo mucho que te quiero
me partes el corazón.

Ella se queda mirando,
132 y dice con mucha calma:
-Te agradezco los honores
que me haces por la mañana.

-Pues no te parezca mal
136 que yo te quiero y te adoro;
si tú me dices que sí
ya lo he conseguido todo.

No se aguardó a más razones,
140 echó a correr tras de mí
con la escoba entre las manos,
si no se le caen las bragas
me da buenos sartenazos.

144 yo no dejé de correr,
y dije a mi tía Narcisa:
-La caída de las bragas
me ha librau de una paliza.

148 También te voy a contar,
Santo mío muy amado
una cosa no se secreta
que en este pueblo ha pasado.

152 Una moza de este pueblo,
bien hermosa y bien salada,
se cenó sola una noche
más de kilo y medio de habas.

156 Se fue a la cama tranquila
bien repleta y bien contenta
y a eso de la media noche
se declaró la tormenta.

160 Vengan ruidos y más ruidos
y a su madre la despierta;
y se tiró de la cama
a ver si era cosa cierta.

164 Se fue al cuarto de su hija,
¡Ay, mi Dios, cómo la encuentra!
¿Qué te pasa, hija querida,
que a todas nos despiertas?

168 -Madre de mi corazón,
no sé si sueño o deliro,
se dispara la escopeta
sin tirar de los perrillos.

172Con qué fuerza no saldrían
los malditos perdigones,
que en la pared de la sala
hizo muchos desollones.

176 Su madre se fue a la cama
y la encontró hecha pedazos,
estaba toda esturada
a fuerza de fogonazos.

180 Ya ti, San Antonio Abad,
te pido de corazón,
de todas estas mocitas
tengas mucha compasión.

184 y que tengan mucha suerte
para encontrar un buen novio;
enséñalas tú el camino,
no se lleven un «Tenorio».

188 Y que ellas en recompensa
puedan venirte a alabar
y en el día de su boda
recuerden este «refrán».

192-Y patatín, patatán,
este «refrán» se «acabá».

REFRAN N.º 2

¡Oh glorioso San Antón!
que he deseado este dia
pa'venirte a festejar
4 con muchisima alegría.

Aunque me ves jovencito
contigo tengo ilusión
y vengo a felicitarte
8 mi querido San Antón.

Vengo también a contarte
un caso que me pasó,
que saliendo de paseo
12 mi abuelito se perdió.

Dando vueltas por el campo,
y ya con rumbo hacia el pueblo
creyendo entrar en su casa,
16 se metió en el cementerio.

Una vez que se dio cuenta
del lugar que se encontraba
trató luego de salir
20 con la puerta ya cerrada.

Como la noche caía,
daba vueltas «alredor»
y ya se había marchado
24 pa'casa el enterrador.

Al verse en tales apuros
echó mano de la mesa,
para tratar de escalar,
28 y le faltaron las fuerzas.

El herrero de Villar
pasó en aquellos momentos
y no se atrevió a ampararle
32 creyendo que eran los muertos.

Llegó a casa transformado
y le dice a su mujer:
-El miedo que yo he pasado
36 no lo puedes comprender.

Cuando venia pa'casa
vi un bulto en el cementerio
me pareció que era un hombre
40 porque tenía sombrero.

Yo «vía» que me llamaba
y apretamos a correr;
pues fíjate por el sitio:
44 ¿Quién le quita el cascabel?

Yo miraba para atrás
por ver si de allí salían;
me pareció que los muertos
48 todos tras de mí corrían.

Mientras. el pobre Aurelio
daba vueltas sin consuelo,
llamando y pidiendo auxilio
52 y nadie fue a socorrerlo.

Perdidas las esperanzas
se le apoderaba el miedo;
y se acercaron a la puerta
56 dos mocitos de este pueblo
que al verle tan apurado
vinieron corriendo al pueblo
dieron cuenta a la familia
60 y fueron a socorrerlo.

Y con grande regocijo
salió de aquel encierro
pensando en que Dios no falla
64 al que siempre ha sido bueno

Y hagamos punto final
y dejemos a mi abuelo.

Y te daré otro relato
68 si me prestan atención;
lo que pasó a dos doncellas
en la pasada Función.

Son dos amigas queridas
72 y ninguna tiene novio
y como ven que no llega
las dos se tiran del moño

Las dos están disgustadas
76 y para aliviar sus penas
se marcharon a una casa
a preparar la merienda.

De primero se comieron
80 dos docenas de tomates
y de postre se pusieron
dos libras de chocolate.

Lo metieron en el cuerpo
84 sin ayudas de vecinos,
y también se consumieron
cuatro cuartillas de vino.

Después de estas bien repletas
88 se agarraron de las manos,
se subieron a una mesa
a aprender a bailar tangos.


Una vez ya convencidas
92 de que lo hacían muy bien
se marcharon a la cama
buscando el amanecer.

Dentro de muy poco tiempo
96 las entraba gran fatiga,
que las daban mil vueltas
y ninguna se dormía.

La marea era tan grande
100 que no podían parar
y a fuerza de hacer esfuerzos
se rompió el tubo del gas.

Era tan grande el sonido
104 que despertó a un pobre sastre,
fue a la ventana y las dijo:
-con la música a otra parte.

También venía un soldado
108 que pasó por la ventana
y al sentir el ruido,
creyó que ya tocaban diana.

Se levantan de la cama
112 para emprender las labores
y se fijan en las ropas,
¡estaban de mil colores!

Se miran una a la otra
116 viendo aquel escaparate,
y terminan por decirse:
-Son frutas del chocolate.

EL MARRANO ANTON:

Durante muchos años, comenzando en 1798, aunque de forma intermitente, hubo el llamado «marrano antón» que, comprado por la Cofradía, donado por algún Cofrade o regalado por alguna persona devota, era alimentado y atendido debidamente por el vecindario. Deambulaba por las calles del pueblo durante un tiempo. En su ir y venir se podía acercar, en verano, a las eras y se le permitía que comiese en los montones de cebada. A veces, hacía notar su presencia, con una esquila que se le ponía al cuello.

Transcurrido un tiempo, y cuando el animal tenía un peso considerable, se vendían papeletas, por parte de los Cofrades, para rifarlo. El dinero recaudado servía para el culto al Santo.

Esta costumbre, tan arraigada en Tierra de Campos, dejó de celebrarse en Castroverde no hace muchos años, en 1970.

____________

(I) Pago de Castroverde de Campos.

BIBLIOGRAFIA :

Sanmillán Hierro, Cándido: LAS COFRADIAS. Revista "APUNTES en torno a Castroverde de Campos", nº. 8, agosto 1988.

Villar Herrero, Sarvelio: SAN ANTON. Revista " APUNTES en torno a Castroverde de Campos, nº. 10, marzo 1989.

Sánchez del Barrio, Antonio: EL "MARRANO ANTON".
Cuadernos Vallisoletanos, nº. 19, Obra Cultural de la Caja de Ahorros Popular.

Alonso Ponga, José Luis: Manifestaciones en torno a San Antón en algunas zonas de Castilla y León, Revista de Folklore, nº. 2, 1981, Obra Cultural de la Caja de Ahorros Popular.



Manifestaciones en torno a San Antón en Castroverde de Campos

VILLAR HERRERO, Sarvelio

Publicado en el año 1990 en la Revista de Folklore número 112.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz