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Son muchas las "referencias" folklóricas que podemos encontrar en la cotidiana existencia del medio urbano; aunque, aparentemente, la cultura tradicional como fenómeno social haya perdido casi toda su influencia en las grandes urbes, aún se suelen escuchar refranes, relatos, canciones o supersticiones que, pese a estar fuera de su contexto o expresar un mensaje equívoco demuestran poseer una fuerza vedada a esos "trasplantes" que pretenden, quizá a la fuerza, demostrar que el folklore sigue vivo.
Creemos que la tradición no precisa de ayudas para mantenerse; se adapta perfectamente a la vida de una comunidad y es capaz de soportar los períodos de oscurecimiento o desaparición temporal de alguno de sus elementos, que volverán al cabo de años o siglos como si nada hubiese sucedido. Pensamos que entra mejor y más naturalmente dentro del concepto de "folklore" cualquier dicho o cancioncilla inconscientemente pronunciado o entonado por un habitante de la ciudad, que todos aquellos "espectáculos" donde se le invita a "recuperar sus raíces". El primer paso en ese difícil proceso podría consistir en que cada uno recordara y estudiara frases, dichos, actitudes o costumbres que poseen posiblemente un origen rural y de los que es inconsciente e inadvertido portador. Los ejemplos, numerosos y diversos, nos ayudarán a descubrir la densidad de la trama formada por la tradición sobre las vidas de los miembros de una comunidad.