Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >
En 1951 don Ernesto Navarrete publicaba en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares un sencillo trabajo sobre "La botarga de San Blas en Peñalver (Guadalajara)" (1). En líneas generales se trataba de un enmascarado cuya actuación se heredaba de padres a hijos. Iba delante del Santo a la hora de la procesión, revolcándose en el barro de los charcos, persiguiendo a la chiquillería bulliciosa y a las mozas en edad de merecer, que alegremente le canturreaban:
Botarga, la larga,
que a mí no me alcanzas.
Sobre las fechas de la Candelaria y San Blas (2 y 3 de febrero, respectivamente) la botarga entrevistada por el señor Navarrete da la siguiente explicación:
"Se hace esto en loor de San Blas bendito, rememorando lo que el Santo quiso hacer con la Virgen. Como la Virgen era muy joven cuando salió a misa con su Divino Hijo, a la Presentación, el día 2 de febrero, San Blas, para que la gente no se fijase en la juventud de la Madre y hubiese pábulo para la maledicencia, propuso vestirse él de "botarga" e ir delante de la Virgen cuando ésta fuese al templo, y con su raída vestimenta y sus movimientos y saltos se llevaría la atención de la gente, pasando con ello desapercibida la Virgen. Pero la Madre de Dios le dijo:"No, Blas; yo delante y tú detrás". Y por eso en el calendario la Presentación es el día 2 y San Blas es el día 3" (2).
La botarga, ya está vestida. Lo hace en una casa situada junto al río. Sólo pasan algunas personas a ver este rito que siempre ha sido el vestirse de algo casi religioso. Unos momentos y cubierto el rostro con su ancestral y demoníaca máscara irá persiguiendo a las mozas y a los niños que, por su edad, lloran desconsolados.
La botarga es un personaje que de vez en vez arroja su cachiporra a los pies de quienes corren delante de ella, pretendiendo escapar. A la botarga la acompañan algunos miembros de la Hermandad del Santo, de casa en casa, solicitando limosnas y uvas frescas o pasas que después servirán de caridad. A veces la botarga se cuela por el balcón de alguna casa y se oye en su interior el grito de una mujer que luego sale corriendo por la puerta, perseguida, colorada, sonriente y asustada al tiempo. Se recorren las calles ante el griterío infantil, entre carreras y sonido de campanilla. Cuando caía algún pequeño en sus manos, la frase ritual amendrantadora era: "¿Te meas en la cama?". Si era un poco más crecido, amenazaba con llevarlo a los montes Pirineos, todo ello dicho con voz de ultratumba.
Se mezclan los elementos religiosos actuales de la Hermandad con los precristianos. Esta botarga no lleva cencerros a la cintura ni a la espalda. Su vestimenta es de color blanco, a juego camisa y pantalón, de los que penden cintas de color rojo, como si de llamas de fuego se tratase; tampoco lleva gorro, aunque parece ser que hubo años en que sí lo usaba. A la hora de misa también entra al templo, pero esta vez sin máscara. La cachiporra se convierte en bastón y es como si toda su fuerza ancestral, el significado demoníaco, desapareciese como por arte de encantamiento. Una vez terminada la misa, viste capa castellana y cubre su cabeza con el mismo pañuelo que antes llevaba. Ahora tiene que repartir la caridad, esas uvas que antes le fueron ofrecidas por la generosidad del pueblo. Las gentes acuden presurosas. Las uvas son medicina que cura los males de la garganta. San Blas siempre fue abogado defensor de los males de garganta. Poco después sale la procesión. Llega hasta la plaza rectangular que hay un poco más arriba de la iglesia de Santa Eulalia de Mérida y, de nuevo ante la puerta, se subastan las andas o maneras. Las pujas no son muy elevadas en esta ocasión. También se subastan "pestiños" ofrecidos por quienes se llaman Blas o Blasa, que por la mañana ofrecieron una copa de anís a la botarga y acompañantes que acudieron a su casa para desearle felicidad hasta otro año (3).
Esta botarga que dejó de salir hacia los años 70, ha renacido de nuevo gracias al esfuerzo de los peñalvereños amantes de sus tradiciones olvidadas. En 1985 las calles de la población se vieron repletas de chiquillería vocinglera que correteaba de un lado para otro, nerviosa, al verse perseguida por la botarga. Dicho papel lo desempeñó Agustín Martínez Rebolledo, que sucedió a Feliciano Sánchez, que a su vez lo había venido desempeñando tras heredarlo de su padre Pedro Sánchez.
Con tal motivo, don Doroteo Sánchez leyó los siguientes versos:
LA BOTARGA DE PEÑALVER EN VERSO
Pongan atención, señores,
que yo les voy a contar
lo que sucede en mi pueblo
en el día de San Blas.
El día dos de febrero
con el Niño a Misa va
María y le da vergüenza
pendiente del qué dirán.
A María le propone
San Blas, gentil y galante,
él el primero salir
para que la gente calle.
Un no la Virgen a Blas,
agradecida, diría:
yo he de salir por delante;
tú mejor al otro día.
Así narra la leyenda
de cómo fue el nacimiento
de esa fiesta popular
de la Botarga, que os cuento.
Como es moda y es costumbre
desde tiempo inmemorial
el tres de febrero sale
la Botarga del Berral. (4)
A la puerta de su casa
entre el miedo y regocijo
con expectación espera
un numeroso gentío.
Preside la muchedumbre
un concejal o el Alcalde,
monaguillos con esquilas
y con cestos los cofrades.
Aparece la Botarga
con su vestidura blanca:
calzón, turbante, careta,
cintas, garrote y casaca.
Nada más aparecer
en el hueco de su puerta
lanza al público el garrote
con habilidad y fuerza.
Esquivan la cachiporra
los viejos muy cautelosos,
mientras chicos y mocetes
se desbandan presurosos.
"Botarga, la larga,
que a mí no me alcanza",
grita la chiquillería
nerviosa y alborozada.
Corre y corre la Botarqa
en todas las direcciones:
dando a diestro y a siniestro
porrazos y coscorrones.
Trepa con facilidad
en ventanas y balcones
y asusta en el interior
a pequeños y a mayores.
¿Te meas en la cama?, dice
a un niño casi bebé,
que, suspirando lloroso
"cacapís" hace a la vez.
Al llegar a la taberna
hace un alto en el camino,
toma unas copas de anis
como tentepié y alivio.
Concluida la carrera
en la cuesta del Hocino,
la campana llama a Misa,
a todos los convecinos.
En un lugar preferente
se coloca la Botarga
con todos sus atavíos,
ya sin careta y con capa.
Cuando la misa termina,
la Botarga se sitúa
en la puerta de la iglesia
para repartir las uvas.
Estas uvas bendecidas
tomadas con devoción
nos protegen la garganta
de todo mal e infección.
La jornada se termina
con el balance siguiente:
carreras, risas y llantos
y algún "procino" en la frente. (5)
Todos los reunidos
le pedimos a San Blas
que cuide nuestras gargantas
para poderle cantar.
También, San Blas, te rogamos
que, en el "chapeo" de Irueste, (6)
para ganar unos duros,
nos depares mucha suerte. (7)
Con motivo de haber salido por segunda vez, la revista local PEÑAMELERA publicó una entrevista con Feliciano Sánchez, nacido en Peñalver el 24 de enero de 1919, que protagonizó durante más de treinta años el papel de la botarga con el fin de ofrecer una visión particular de la que él desempeñó y la actual. De dicha entrevista sacamos algunas manifestaciones que pudieran ser de interés al lector:
- Creo que la primera vez que me vestí tenía 25 años y desde entonces, hasta que dejó de hacerse en el pueblo he sido yo siempre, menos una vez que la representó Julián el "Lerín".
-Vestirse era todo un rito como cuando se viste a un torero. ¿Quién se encargaba de disfrazarte y ponerte todas las cintas y colgajos que llevabas?
-Cuando era soltero mi madre, y ya de casado mi mujer. Al terminar de vestirme entraban los mayordomos que llevaban los cestillos para recoger las uvas y el dinero, y todos juntos tomábamos chocolate, haciendo tiempo hasta que la campana al toque de oración (sobre las ocho) nos indicaba que debíamos empezar.
-¿Te pagaban por hacer la Botarga?
-Durante varios años me estuvieron dando diez pesetas y más tarde me subieron a cinco duros, pero yo no lo hacía por dinero...
-Cuéntanos cómo hacías tú la Botarga.
-Lo pasábamos muy bien. Las calles se llenaban de público y los balcones, a los que subía con facilidad, se ponían a tope.
A veces, cuando tiraba el garrote o salía corriendo, se atropellaban unos a otros y había quien rodaba por el suelo.
A quien más hacía rabiar era a las mozas. Si pillaba alguna cerca de la fuente, la metía la cabeza al pilón, o si había charcos, me restregaba con ellas en el barro.
Se refugiaban en los pajares, de donde las sacaba a rastras; a veces, se escondían en las tinajas, pero yo introducía el garrote por la boca y... ¡buenos garrotazos que las atizaba...!
En una ocasión metí a dos jóvenes en un saco y las paseé al hombro por varias calles del pueblo.
-Hablas mucho de tu garrote. ¿Desde cuándo lo tienes?
Desde siempre. Seguro que tiene más de 70 años. Es de madera de olmo y lo cortó mi padre en el Pasadero.
-¿Qué diferencias encuentras entre la Botarga de hoy y la de antaño?
-La Botarga de hoy, no el que la hace, sino la fiesta en sí, es más sosa. No reina la alegría de entonces. Antes éramos todos uno, el pueblo estaba más unido y lo pasábamos mejor. Ahora tienes que andar con mucho cuidado y saber a qué balcón te subes o en qué casa te metes. El personal se molesta enseguida (8).
Hasta aquí algunos datos sobre la recuperada botarga invernal de Peñalver, declarada de Interés Turístico Provincial, como el resto de las aún existentes en la provincia de Guadalajara, por la Diputación Provincial (9).
___________
(1) NAVARRETE, Ernesto: "La botarga´ de San Blas en Peñalver (Guadalajara)". RDTP, t. VII, 1951, págs. 349-351.
(2) Algo parecido se dice en Almonacid del Marquesado (Cuenca) con respecto a los "diablos danzantes" o "Endiablada", del día de San Blas. Véase CARO BAROJA, Julio: Estudias sobre la vida tradicional española. Barcelona, 1968, pág. 105, que fue publicado con anterioridad en RDTP, t. XXI (1965), cuadernos 1 y 2. "Al querer ésta (la Virgen) ir al templo (algunos dicen "a misa de parida") a los cuarenta días prescritos por la ley, después de haber tenido a Jesús, sintió gran vergüenza porque era "moza", Entonces, los pastorcillos, que tanto se asocian al nacimiento de Cristo, aparecieron con sus cencerros, a la manera de los "diablos", atrayendo la atención de la gente con su ruido, de suerte que la Virgen pudo ir al templo sin que nadie se diera cuenta", En la nota 33 añade: "Esta explicación se da también en tierras de Guadalajara para la aparición de `la botarga´ el día de la Candelaria". LOPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón: "Bibliografía Alcarreña. Corridas de gallos y la botarga de Peñalver. Obras poco conocidas de Ernesto Navarrete". PUEBLO -GUADALAJARA (6-XI-73). GARCIA SANZ, Sinforiano: "Botargas y enmascarados alcarreños. (Notas de etnografía y folklore)". RDTP, t. IX (1953), coloca a esta botarga en el apartado XXVII de esta obra no concluida. LOPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón: Notas de etnología y folklore de Guadalajara. Guadalajara, 1979, págs. 128-129. También en el folleto titulado La Botarga de San Blas / Peñalver (Guadalajara), realizado por el Ayuntamiento de dicha villa con motivo de la recuperación de su botarga. SANCHEZ MINGUEZ, Doroteo: "Tradiciones y costumbres que Peñalver perdió. La Botarga". PEÑAMELERA (nº 2), abril 1984, págs. 16-18, coincide en la explicación, considerando el hecho como surgido en el medievo. Ofrece la siguiente estrofa de un tradicional villancico, relacionado con la Presentación: "Esta noche nace el Niño / y mañana lo bautizan / y el día dos de febrero / sale con su Madre a Misa".
(3) SANCHEZ MINGUEZ, Doroteo, ob. cit. Sobre San Blas como abogado de los males de garganta véase CASTILLO DE LUCAS, Antonio: Folklore médico-religioso. Hagiografías paramédicas. Madrid, 1943, págs. 19-24. LOPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón: "La Botarga". GUADALAJARA. Revista informativa de la Diputación (nº 22), febrero 1986, pág. 12.
(4) Es el nombre de la calle donde vive el anterior botarga Feliciano Sánchez, desde donde se iniciaban sus carreras y la cuestación por el resto de las calles.
(5) Se usa esta palabra con el significado de chichón.
(6) Cuando terminaba la actuación de la botarga, cada cual iba a comer y después era costumbre que los mayores se acercasen al vecino pueblo de Irueste para jugar a las chapas o a las cartas.
(7) SANCHEZ, Doroteo: "Volvió la botarga. La Botarga de Peñalver en verso". PEÑAMELERA (nº 5), abril 1985, págs. 18-19.
(8) PEÑAMELERA (nº 7), marzo 1986, págs. 26-29. Inserta una fotografía antigua del enmascarado.
(9) Sobre esta botarga y otras fiestas declaradas de Interés Turístico Provincial véase LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: Folklore tradicional de Guadalajara. Guadalajara, Diputación Provincial, 1986, foro de la botarga peñalvera en pág. 34.
(Fotografías de Peñamelera y J. A. L. de los M.)