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En multitud de ocasiones nos encontramos ante fenómenos de moda, que no son tal, como vamos a tener oportunidad de ver a través de este sencillo trabajo.
En la actualidad, época que se considera como de desencanto en materia cultural, pero que en realidad no es así, dado que la Cultura como fenómeno humano seguirá existiendo siempre que el hombre exista, se tienen en cuenta algunos hechos que no son ni más ni menos que variaciones sobre un viejo mismo tema que se va repitiendo con el paso de los tiempos, adaptándose a las situaciones de cada uno de ellos.
Al hombre sencillo de la calle puede que no le llame la atención una pieza, que podemos considerar indudablemente etnográfica, y que consiste, fundamentalmente, en una "pegatina" de las que por lo común se colocan sobre los sufridos vidrios del automóvil, y que ya hemos llegado a ver en forma de goma de borrar, de caja portalápices, etc.: llevan escrita una frase simbólico-anglógrafa: "I (corazón en color rojo. perfectamente simétrico)... tal o cual".
Por cierto que en la exposición de la provincia de Guadalajara en un centro comercial de La Vaguada (Madrid), se repartieron una serie de estas pegatinas a que hacemos referencia: "I (corazón) Guadalajara". Lo cual no deja de tener su interés.
I (CORAZON) GUADALAJARA
La verdad es que este hecho, o al menos su base, es francamente antigua. Precisamente L.Charbonneau-Lassay, en un articulo publicado en la revista Regnabit, sobre La iconografía antigua del Sagrado Corazón. Representaciones diversas relacionadas con el Culto al Corazón de Jesús o ajenas a él. (A partir de los meses de abril, mayo y junio de 1922 nos ofrece algunos símiles de interés bajo el epígrafe de "Anillos de Amor de Poitou".) Concretamente en la página 80 de la edición traducida del francés (Etudes de symbolique chrétienne): Estudios sobre simbología cristiana (1), nos ofrece la reproducción de tres piezas de anillos pertenecientes dos de ellos a una clase sencilla: una mujer y un hombre, y el otro a una clase más elevada, quizá noble en relación con la realeza.
El primer anillo lleva como figura destacable una L y un corazón, exactamente idéntico al de las "pegatinas" de que tratamos. El segundo, de hombre, la misma simbología; el tercero, finalmente, una V -según el autor del texto-, muy abierta, que nosotros creemos una L que extiende y abre sus lados para soportar entre medias un nuevo corazón.
Para Charbonneau-Lassay, de los mejores colaboradores de René Guénon, "los jeroglíficos que se ven grabados en ellos deben interpretarse así :
Para el anillo de uso femenino, el corazón : colocado en la letra L se leía: "Mi corazón en El" (N. del T.). En el anillo de hombre, quería decir: Mi corazón en Ella; y en el que ofrecía la tercera decía al presentarla: Mi corazón está en vos."
Los anillos a que se hace referencia en el trabajo publicado en Regnabit, corresponden al siglo XVII, aunque, según indicaciones del autor, conócense ejemplares de finales del siglo XV y otros posteriores del XVIII. Lo cual viene a decirnos de la continuidad de una idea simbólica plasmada en elementos de uso común: las manos en este caso.
Notemos, no obstante, que las "pegatinas" responden a una forma "cultural" de una sociedad determinada según unos espacios y unos tiempos, a los que como vemos es capaz de adaptarse, variando apenas su o sus significados.
En la actualidad suelen colocarse en los coches, como especie de amuletos protectores, o recordadores de amor a alguien o a algo. Amor Humano y amor al resto: para el primero de los casos, nos valdría con el amor que se manifiesta a la persona querida mediante el clásico y conocido grabado a navaja sobre la corteza de un árbol: Juan quiere a Lolita (y un corazón atravesado por una flecha, a modo de nueva y eterna transverberación, cuyo principio y fin se hacen acompañar por las iniciales J y L).
El otro amor, en una de sus variantes, se manifiesta hacía la provincia en la que uno ha nacido o en la que vive, o a la que está unido por diversos motivos: “I (corazón) Guadalajara" o “I (corazón) errores" (caso de la goma de borrar faltas de escritura). De cualquier manera hay un hecho muy claro, un hecho que debería estudiarse por etnógrafos, etnólogos y antropólogos: ¿Por qué cuando el Hombre ha llegado a la Luna, cuando domina determinados aspectos de la Vida, etc., cuando en líneas generales ha habido un avance, recurre a formas de expresión de sus sentimientos que considera actuales y que en realidad no dejan de ser una adaptación al HoY de algo que pertenece al Ayer? ¿O es que acaso el Hombre debe acogerse y aferrarse a este tipo de cosas como arrastres de un inconsciente colectivo en el que como Humano está inmerso?
Observamos escasas diferencias entre el hombre que coloca la estampa del santo patrón de su pueblo bajo la albarda de su mula y el actual que en su coche coloca una imagen de San Cristóbal, protector, tanto como el anterior, de los accidentes del camino...y también, en este caso, con el que pega en su coche ese "Yo te amo, Guadalajara" que lo define. ¿O es sólo cuestión de estética?
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(1) CHARBONNEAU.LASSAY, L.: Estudios sobre Simbología cristiana. Iconografía y Simbolismo del Corazón de Jesús. Barcelona, Ediciones de la Tradición Unánime, 1983. Trad. de Victoria Argimón, págs. 80-81.