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En el amplio marco de la cultura tradicional, la transmisión oral ocupa un importante papel como soporte y canalización de los "saberes" de una comunidad. Dentro de la llamada literatura oral podemos encontrar variadísimas muestras tradicionales: es el caso de romances, cuentos, oraciones, rondas, aguinaldos..., etc. Un leve muestreo por los principales cancioneros populares publicados en el Estado español permite observar cómo las diferentes composiciones se hallan recogidas según diversos criterios. Unos prefieren distribuir el material compilado según el ciclo anual: Navidad, Reyes, Carnaval, Cuaresma, etc.; otros, por el contrario, sistematizan los temas de acuerdo con su estructura métrica: romances, seguidillas, jotas, villancicos, etc. Sea cual sea el criterio metodológico empleado, existen una serie de composiciones que presentan una clasificación dudosa y que, en su mayoría, se integran en el "cajón de sastre" de "Varios". La tradición oral, por su tendencia a la recreación de motivos y temas -lo que, por otra parte, constituye su propia esencia- ofrece un amplio abanico de posibilidades interactivas entre motivos y aun de géneros, como vamos a tener en seguida la ocasión de mostrar.
Los diferentes géneros literarios rara vez se mezclan, por lo general, en la literatura culta, pues inherentes a ellos conllevan su propia estructura. La novela, el ensayo, la poesía..., suelen poseer una estructura interna definida y estable, lo que permite, en definitiva, hablar de géneros literarios. No sucede igual, en cambio, con la literatura de tradición oral. En efecto, el romance -como muy bien apunta D. Devoto (1)- deriva a veces hacia la narración prosificada. Ni en el romancero ni en todo el ámbito de la literatura tradicional narrativa existe un límite preciso entre la narración en prosa y la narración versificada. Si bien es cierto que los casos de entrecruzamiento entre diferentes géneros se ofrecen en menor proporción frente a los géneros "puros", al menos reflejan una nota significativa: la versatilidad de la narrativa oral.
Un caso de feliz entrecruzamiento entre dos géneros, como son el romance y el cuento, es el que pasamos a ofrecer a continuación y que recogimos en Garganta de los Montes (Madrid) (2).
Un rey tenía tres hijas,
todas tres como la plata;
la más pequeña de todas,
Delgadina se llamaba.
Un día estando comiendo,
su padre les preguntaba:
-Ascensión, ¿cuánto me quieres?
-Yo más que a mi corazón.
-¿y tú, Concepción?
-Yo más que a mi vida.
-¿y tú, Delgadina?
-¡Yo más que la sal al agua!
-¡Altos, altos son mis pajes!
¡A Delgadina encerrarla
en un cuarto muy oscuro,
que no vea luz ni clara!
A los tres meses
le han abierto una ventana,
y le han puesto una fuente
para que bebiese agua.
Y se asoma a una ventana donde estaba su abuela en silla de oro sentada:
-¡Abuelita de mis ojos,
abuelita de mi alma!
¡Lo que le pido y le ruego
que me dé usted un jarro de agua!
¡Quítate de ahí, Delgadina,
quítate de ahí, perra mala,
que si tuviera una sierpe
fuera que te la embocara!
Se volvió la Delgadina
triste y muy desconsolada,
con lágrimas en los ojos
regando toda la sala.
Y repara otra ventana donde estaba su madre en silla de oro sentada:
¡Madrecita de mis ojos,
madrecita de mi alma!
¡Lo que le pido y le ruego
que me dé usted un jarro de agua!
-¡Quítate de ahí, Delgadina,
quítate de ahí, perra mala,
que por ti llevo yo ya
tres meses muy mal casada!
Se volvió la Delgadina
triste y muy desconsolada,
con lágrimas en los ojos
regando toda la sala.
Y se asoma a otra ventana donde estaban sus hermanas en sillas de oro sentadas:
-¡Hermanitas de mis ojos,
hermanitas de mi alma!
¡Lo que os pido y os ruego
que me deis un jarro de agua!
-¡Delgadina, Delgadina,
sabemos que eres hermana,
si el padre rey lo supiera
la cabeza nos cortara!
Se volvió la Delgadina
triste y muy desconsolada,
con lágrimas en sus ojos
regando toda la sala.
Y repara otra ventana donde estaban sus hermanos echando un juego a la barra:
-¡Hermanitos de mis ojos,
hermanitos de mi alma!
¡Lo que os pido y os ruego
que me deis un jarro de agua!
-¡Delgadina, Delgadina,
sabemos que eres hermana,
si el padre rey lo supiera
la cabeza nos cortara!
Se vuelve la Delgadina
triste y muy desconsolada,
con lágrimas en los ojos
regando toda la sala.
Ya la desechan de casa a servir a una posada, adonde iba su padre todos los jueves a comer una comilada. Y entonces ella le dijo a la posadera:
-¡Déjeme usted guisar la comida hoy, por favor!
Y se la dejó guisar. Y a la de su padre no la echó sal. Y entonces fueron a comer. Y a la de los otros compañeros, pues claro, le echó sal y se podía comer, y la de su padre no se podía comer. Y llamó a la posadera, y dice:
-¿Qué ha echao usté a mi comida, que no la puedo comer?
-Yo la he guisao igual. No; bueno, la ha guisao Josefina -se mudó el nombre-.
Y entonces fue ella y le dice:
-En una ocasión dijo usted:
-Ascensión, ¿cuánto me quieres?
-Yo más que a mi corazón.
-Concepción, ¿cuánto me quieres?
-Yo más que a mi vida.
-Delgadina, ¿cuánto me quieres?
-¡Yo más que la sal al agua!
-¡Altos, altos son mis pajes;
a Delgadina darle agua!
¡Unos en jarros de oro,
otros en jarros de plata.
¡Montármela en mi caballo,
que me la llevo a mi casa!
En las múltiples versiones peninsulares que he podido consultar del conocido romance de Delgadina, no hemos observado ningún caso de fusión como el presentado (3). Sí es frecuente, en cambio, encontrar expresiones que aludan a la acción de los personajes,
como:
-Y su madre le dijo...
-Su madre, muy asustada, le dijo...
-Y llamó a la segunda hermana...
En América Latina, por el contrario, es bastante más frecuente la prosificación del romance que nos ocupa donde, a veces, enlaza con algún cuento:
"Un día se fue la madre de Angelina a la iglesia y se quedó el padre con Angelina, y empezó el padre a enamorar a la hija. Y ella no quería. Y el padre la encerró...(Puerto Rico)."
Henríquez Ureña y Wolfe colocan entre los romances tradicionales mejicanos motivos del cuento La flor del lirolay, corriente en toda América (4). El romance de Delgadina tiende a convertirse en un relato en prosa en las islas del Caribe, como atestiguan las colecciones de A. M. Espinosa y J. Alden Mason en Puerto Rico (5) y Castellanos en Cuba (6). Este último señala que en Santiago de Cuba, capital de la provincia de Oriente, la versión en prosa, con trozos de verso, ha desplazado al romance. También es frecuente esta tendencia a la prosificación del romance en Nicaragua (7).
Un resumen del cuento Amor como la sal que enlaza con nuestro romance de Delgadina, puede ser como sigue:
Un rey pregunta a cada una de sus tres hijas que cuánto le quieren. Dos de ellas le responden satisfactoriamente a juicio de su padre, con expresiones como: "Más que a mi vida", "Más que a las niñas de mis ojos", etc. La última, en cambio, le contesta que quiere a su padre como "la sal al agua", "la sal a la comida", "como un buen cagar" (Espinosa), etc. Esta respuesta origina el recelo del rey, quien la encuentra inoportuna y resuelve echar de casa o matar a la hija que, según él, tan poco le estima. Con el tiempo se establece como cuidadora de gansos o pavos en un reino próximo, donde nadie conoce su condición de princesa. Con el nombre cambiado, solamente puede mostrar su belleza y hermosos vestidos antes los animales que cuida. Pero un día, el hijo del rey descubre su secreto y se enamora perdidamente de ella. Ya sea porque le promete en matrimonio u otras circunstancias, se organiza una comida a la que son invitados todos los reyes de la región; entre ellos, el padre de nuestra protagonista. Ella es la encargada de guisar la comida, y aprovecha la ocasión para no echar sal a la comida de su padre. Este, airado, reclama la presencia de la cocinera, quien aprovecha para recordar a su padre que un día mandó matar o arrojar de su casa a la que le contestó que le quería como "la sal al agua". Descubre su verdadera personalidad, y el rey, conmovido por su mala acción, la promete en matrimonio con el joven príncipe.
Estos serían, a grandes rasgos, los elementos constitutivos de las versiones españolas, aunque, lógicamente, cada una desarrolla o acentúa determinados acontecimientos. El cuento Amor como la sal se halla catalogado en el índice establecido por Aarne- Thompson con el tipo T 923, cuyo motivo central corresponde al número H 529.1 (8). Esta narración se halla bien documentada en la tradición española y americana (9). El comienzo de la narración es similar a la pregunta del rey Lear a Cordelia en el drama de Shakespeare (The King Lear), cuando aquél le pregunta cuánto le quiere. Ella responde que su amor es como la sal, en contraste con sus hermanas, que han comparado el suyo con el azúcar.
Amor como la sal pertenece a un grupo conocido genéricamente como "la niña perseguida" que presenta tres tipos principales: a) el de Cenicienta (T 510); b) el del padre incestuoso como el relato de Perrault Piel de asno (Peau d'âne) y el que comentamos c) Amor como la sal. Estos tipos se suelen mezclar entre ellos frecuentemente, lo que conduce a versiones híbridas.
Lo que más llama la atención de nuestra versión es la interpretación que se ha dado al romance de Delgadina. En efecto, el padre que requiere incestuosamente de amores a su hija -a semejanza de Peau d'áne- es la nota dominante de la mayoría de las versiones del romance. En nuestro texto este hecho no aparece explícitamente y es sustituido por las preguntas. Sin este desarrollo la cadena de eventos no se hubiese comprendido totalmente. Tan sólo conservamos un leve recuerdo de las pretensiones incestuosas del rey, a través de las quejas de la madre:
"...que por ti llevo yo ya tres meses muy mal casada!"
Otra característica curiosa es el intento de nuestra informante, antes de dar paso propiamente a la narración prosificada, de acomodar algún episodio a la métrica impuesta por el romance:
" ...adonde iba su padre todos los jueves a comer una comilada."
Pero lo más significativo, a nuestro juicio, consiste en el final versificado, que refuerza la interacción romance-cuento a favor de una unidad temática y lógica.
Los mecanismos de que se vale la tradición oral posibilitan la aparición de formas híbridas con autonomía temática propia. Por ello, no es de extrañar esta versatilidad que comentábamos como característica de la literatura oral.
Otros casos que manifiestan diferentes desarrollos narrativos, ya sean como cuento o con estructura versificada, son los temas de El convidado de piedra o Las doce palabras retorneadas, que pueden aparecer como narración en prosa o con forma versificada. Igual sucede con La baraja de los naipes..., etc. Esta mezcla o entrecruzamiento de géneros se aprecia, igualmente, en las formas fosilizadas o ritualizadas de los cuentos. Es decir, pequeños trozos rimados -a veces cantados- que se integran dentro de la narración prosificada. Recordemos la cancioncilla que suele acompañar a los cuentos La niña del zurrón o El hueso cantor (10).
En resumen, el texto presentado participa de una feliz unión entre el romance y el cuento. La inclusión de un motivo del cuento dentro del romance (episodio de las preguntas) posibilita la inteligibilidad de la narración posterior, sin la cual el cuento no tendría sentido. Por otra parte, la fina sensibilidad tradicional ha utilizado versos del propio romance como epílogo feliz de la narración. Es curioso cómo dos géneros tradicionales que tratan del tema del incesto entre padre e hija se unen en la conciencia colectiva a un nivel de estructura inconsciente para construir una composición donde el incesto apenas se deduce. La motivación profunda ha sufrido un cambio de perspectiva de los deseos del padre al arrepentimiento por el mal trato dado a una de sus hijas. La narración representa el triunfo de la hija-héroe frente al rey-padre-poder a través de un proceso demostrativo de la importancia de la sal a la comida y no mediante la intervención divina, nota frecuente en el romance.
El rey-padre representa el concepto patriarcal del poder y de la autoridad. En el romance de Delgadina, la hija-héroe no atenta contra el poder y la autoridad del padre, sino que aparece como víctima de la injusticia y sólo mediante la intervención divina de la Virgen o de los ángeles puede resolver satisfactoriamente el requerimiento amoroso: su muerte como solución al conflicto. Algunos autores han querido ver en la historia de Delgadina un prototipo de mártir semejante a las hagiografías de los santos y por tanto a la mitificación de su martirio (11). En la mayoría de las versiones del romance de Delgadina, ésta aparece como un "actante-objeto" -según la terminología de Greimas-. Es decir, como simple opositora pasiva ante los deseos de su padre. Otro caso de autoridad opresiva por parte del padre es el romance de Santa Catalina y, en general, varios relativos a vidas de santos.
Uno de los factores más importantes que contribuyen a la creación poética tradicional es el relativo al eufemismo. Braulio do Nascimiento ha estudiado agudamente este problema (12). El eufemismo está ligado al tabú, es decir, a la sumisión ante una presión social vigente. Do Nascimiento habla de tres tipos de eufemismo: a) por elipsis; b) por sustitución; y c) por creación poética. La censura por pudor o moral establecida puede variar la lógica de la estructura temática. El texto presentado ha reelaborado a través del tiempo y del espacio la materia tradicional, dentro de los límites temáticos impuestos por los propios modelos. La elipsis total o parcial del tema del incesto determina, para corregir el alogismo creado, una variación temática: en nuestro caso su correlación con el cuento, lo que obliga a un sistema de ajustes para la comprensión lógica de la narración.
Creemos que el ejemplo presentado es una clara muestra de la importancia de la actividad creadora en el área de temas relacionados con el tabú sexual que es, precisamente, uno de los principales soportes del eufemismo.
(1) DEVOTO, Daniel: Sobre el estudio folklórico del Romancero Español, "Bulletin Hispanique", 1955, V, LVII, págs. 233-291.
(2) Antonio Lorenzo Vélez, Paloma Esteban y Julio Camarena (27-11-1983). Hemos de agradecer a Rafael Martín, M. A. Blanco y A. Martínez, las primeras noticias de la existencia de esta versión.
(3) GUTIERREZ ESTEVEZ, M.: El incesto en el romancero popular hispánico. Un ensayo de análisis estructural. Tesis doctoral. Dep. de Sociología. Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Univ. Complutense. Madrid, 1981.
(4) HENRIQUEZ URUEÑA, P. y WOLFE, Bertram D.: Romances tradicionales en México, en "Homenaje a M. Pidal". Madrid, 1925.
(5) ALDEN MASON, J. y ESPINOSA, A. M.: Romances de Puerto Rico, en "Revue Hispanique", XLIII, 1918, págs. 309-364.
(6) CASTELLANOS, Carlos A.: El tema de Delgadina en el folklore de Santiago de Cuba, en J. A. F., XXXIII, 1920, págs. 43-46 (citado por Devoto).
(7) MEJIA SANCHEZ, E.: Romances y corridos nicaragüenses, en A. S. F. M., 1944, págs. 69-181 (citado por Devoto).
(8) THOMPSON, Stith: El cuento folklórico. Universidad Central de Venezuela. Caracas, reed. de 1972.
(9) AMADES, J.: Les cent millors rondalles populars. Barcelona, 1948. MACHADO y ALVAREZ, A.: El Folk-Lore andaluz. Madrid, reed. 1981. ALCOVER, A. Mª: Rondaies mallorquiens d'en Jordi des Racó. Reed. en 24 vols., 1972-1977, XII, págs. 139-142 y XVII, págs. 51-75. VASCONCELLOS, Leite de: Contos populares e lendas, 2 vols. Coimbra, 1964-1969, núms. 663-666. ESPINOSA, Aurelio M.: Cuentos populares españoles, núms. 107, 108 y 154, C S.I. C., Madrid, 1946, 3 vols. PRIETO, L.: Contos Vianeses, núm. 10, Vigo, 1958. RAMIREZ DE ARELLANO, R.: Folklore portorriqueño. Cuentos y adivinanzas recogidos de la tradición oral, núm. 82 (versión híbrida con la bella y la bestia), Madrid, 1928. CORTES VAZQUEZ, Luis: Cuentos populares salmantinos, 2 vols., núms. 91, 92 y 93, Salamanca, 1979.
(10) DIAZ, Joaquín y CHEVALIER, M.: Cuentos castellanos de tradición oral. Ambito, Valladolid, 1983.
(11) NAHON, Zarita: Romances judeo-españoles de Tánger. Edic. crítica y anotada por Samuel G. Armistead y Joseph H. Silverman. Cátedra-Seminario M. Pidal, Madrid, 1977, pág. 144, nota 1.
(12) NASCIMIENTO, Braulio do: Eufemismo e criaçao poética no romanceiro tradicional. Incluido en El Romancero Oral, págs. 233-277. Madrid, 1973.