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Revista de Folklore número

521



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Javier Guardo, ceramista palentino de la nueva tradición: 1975-1992

BELLIDO BLANCO, Antonio

Publicado en el año 2025 en la Revista de Folklore número 521 - sumario >



Francisco Javier Guardo Laso nació en Palencia en 1950 y falleció en esta misma ciudad el 12 de marzo de 2023. En el año 1973 se graduó en la Escuela de Conservación de Obras de Arte en Madrid, en la especialidad de Arqueología, con especial interés en los materiales silíceos (cerámica). Pese a esta formación, que le llevó a trabajar en 1974 al Museo de Huesca y fue el tema de un artículo publicado en la revista Sautuola[1], enseguida mostró que su principal pasión era la cerámica. De hecho durante los años setenta se graduaría en la Escuela de Cerámica de Madrid fundada en 1911 por Francisco Alcántara, algo que sin duda le proporcionó una base importante para el uso de los esmaltes en sus cerámicas, en lo que ya estaba experimentando en 1977.

Según el mismo Javier Guardo relata en algunos documentos[2], en 1975 comenzó su formación alfarera y pasó seis meses en el alfar de Astudillo (Palencia) aprendiendo el oficio de la mano de la familia Moreno Castrillo, justo el mismo año que murió el primero de ellos. Con los conocimientos adquiridos decidió establecer su propio taller en Palencia capital en 1976. En ello siguió durante el año siguiente, practicando y estudiando en especial lo relativo al uso de esmaltes y vidriados en cerámica.

De una manera más poética expone lo que hizo durante estos años en el folleto de una de sus exposiciones. Más o menos destacaba que nacía en Palencia en la calle de Cantarranas 12 en enero de 1950, «a partir de 1952 empiezo a jugar con barro en contra de la opinión de mis mayores; 1952-1975, sigo las normas y me encuentro trabajando en una oficina bancaria; 1975-1978, decido viajar; 1978-1989, retomo mis aficiones de niño, me dedico de lleno al barro»[3].

En torno a las becas de la Diputación de Palencia

La figura de Javier Guardo permanece más o menos fuera del foco hasta finales del año 1978. El 20 de noviembre de 1978 aparece una nota en el Diario Palentino enviada por él en la que comenta un artículo previo del corresponsal del periódico en Guardo. Todo surgía de la convocatoria de una beca que la Diputación de Palencia había publicado unos días antes para potenciar y dar continuidad a la cerámica popular de Astudillo, de la que decían que era «el último reducto de cerámica popular que queda en la provincia de Palencia»[4]. El texto del corresponsal del periódico en Guardo corregía la convocatoria de la beca para la promoción de la cerámica de Astudillo y defendía la vigencia y mantenimiento de alfareros en Guardo, básicamente a través de la Escuela-Taller de Alfarería del ayuntamiento, en la que enseñaba uno de los últimos alfareros de la localidad[5].

Javier Guardo aportaba una serie de argumentos para validar el texto de la convocatoria de la beca en relación a que la cerámica para ser popular ha de tener formas características propias, debe haber llegado hasta nuestros días sin sensibles transformaciones, su elaboración ha tenido que ser constante hasta la actualidad y su difusión, consumo y elaboración se debe realizar de forma artesana y no industrial. Refiriéndose a la alfarería hecha en Guardo, recurría al artículo clásico de Rafael Navarro, que ignoraba su producción y supuestamente la ligaba a lo leonés. Como detalle interesante hay que señalar que Guardo firma su nota como redactada en Astudillo, con lo que cabe pensar que en ese momento residía allí. A ello respondía posteriormente el corresponsal, aludiendo a cada uno de los argumentos, para señalar que todavía existían alfareros, aunque su producción fuera solo ocasional y para encargos concretos, debido sobre todo a que el aumento del nivel de vida por el florecimiento de la minería condujo a un uso marginal de esta cerámica. La pequeña polémica surgida no tuvo mayores repercusiones, pero iba a servir para dar mayor visibilidad a la alfarería palentina. La beca para promoción de la cerámica popular de Astudillo se concedió en enero de 1979 a Javier Guardo[6].

En estos años de transición hacia la democracia se aprecia el interés de la Diputación por revalorizar la identidad palentina y por ello unos meses después convoca nuevas becas. Una de ellas fue se orienta a la promoción de la cerámica popular palentina «para continuar las distintas tradiciones locales con el fin de poder recuperarlas y si es posible ampliar con nuevas aportaciones», pero ahora ya se abre a producciones de toda la provincia. Los candidatos debían presentar un ejemplar de cada forma cerámica que ellos realizasen y un texto indicando las formas originales en las que se basaban y el lugar de procedencia, dando cabida a nuevas formas de cerámica. Junto a esa se convocaba otra beca para promocionar la cerámica popular de Astudillo, como el año anterior, y los candidatos debían presentar también un ejemplar de cada pieza que hubiera trabajado, teniendo como base las formas tradicionales de Astudillo[7].

La primera de las becas se concede a Tomás de Prado Paris, de Guardo[8]. Este viejo alfarero guardense tenía ya 63 años y había aprendido el oficio desde niño con su padre, Casiano de Prado. La necesidad de ganar dinero le obligó a dedicarse a la cerámica sólo como afición «que realiza de tarde en tarde, en los ratos perdidos, para complacer a algún amigo, algún familiar»[9]. La segunda se adjudicó a Félix Moreno, el alfarero de Astudillo, «con la obligación de enseñar a muchachos del pueblo»[10].

No fue ésta la última convocatoria de becas, pues en mayo de 1980 se publica una nueva con dos beneficiarios a la que podían optar «todos los interesados en la cerámica popular, con el fin de aprender o ampliar sus conocimientos»[11]. Como en una de las becas del año anterior, los candidatos debían entregar en la Diputación muestra de los trabajos que hubieran realizado hasta el momento usando como base formas tradicionales y acompañadas de información sobre su lugar de procedencia. Las becas se concedieron en noviembre a Tomás de Prado, por segunda vez, y a Aquilino Fernández Pérez, ambos de Guardo[12]. Otras dos becas de 1980 destinadas la promoción de la cerámica artística también fueron para dos ceramistas guardenses, Teo Calvo y Florentino José Pedrosa[13]. Todo ello refleja una clara voluntad de la Diputación por potenciar este foco artesano, quizás para compensar lo que parecía la inminente desaparición de la producción en Astudillo. Hay que tener en cuenta que en este alfar astudillano se había trabajado de forma habitual hasta 1975, cuando falleció Eulogio Moreno Castrillo, y luego se mantuvo con una producción muy menguada hasta que en 1985 se jubiló su hermano Félix[14]. Por otra parte, los alfareros de Guardo han sido analizados con cierto detalle por Carlos Porro, que explica que Tomás de Prado había aprendido el oficio de su padre, mientras que Aquilino y Teodoro se formaron como alumnos de Domicio Monge en el Centro de Iniciativas Turísticas de Guardo en 1977[15].

Acabando el año 1981 se concede una nueva beca de cerámica popular, que en esta ocasión fue repartida entre José Ramón Enrique Sáenz de Santa María (Paredes de Nava) y Javier Guardo (Villalóbón)[16]. Parece que durante 1982 y 1983 no hubo becas para el estudio de la cerámica[17], aunque la Diputación volvió a convocar una nueva beca «para promocionar la cerámica popular de la provincia de Palencia» en 1984, dirigida a quienes quisieran aprender o ampliar sus conocimientos sobre cerámica popular de la provincia[18]. En esta ocasión, era ya solo una y la dotación había bajado ligeramente su dotación económica a 120.000 pesetas.

Ya fuera del ámbito alfarero, el Consejo General de Castilla y León, en colaboración con la Diputación de Palencia, convocó en 1982 una beca para realizar un estudio de la situación museística de la provincia y «potenciar y mejorar las condiciones» de los museos, «con el fin de que cumplan su función cultural y educativa». La convocatoria se realizó en agosto y a finales de octubre se publicó que el seleccionado había sido Javier Guardo, que debía realizar un estudio de las necesidades y problemas del museo, así como un informe con aspectos relativo a su planificación y organización, acondicionamiento, seguridad, mantenimiento, función pedagógica, conservación, etc[19]. Desconocemos cómo fue el resultado de su trabajo, pero hay que tener presente que en esas fechas el museo provincial apenas funcionaba como un almacén en la Diputación Provincial y acababan de iniciarse las obras para construir el nuevo edificio del museo en la Casa del Cordón, estando abiertos en la provincia sólo el castillo de Ampudia con la colección Fontaneda, la Casa-Museo de San Martín (Cervatos de la Cueza), el Museo Monográfico de la Villa de la Olmeda, el Museo Etnográfico Piedad Isla (Cervera de Pisuerga) y el Museo Diocesano.

El duro trabajo del alfarero

La primera ocasión en que tenemos noticia de que Javier Guardo dio a conocer públicamente su trabajo se demoró cinco años desde que comenzó a trabajar en el campo de la alfarería. Fue en la exposición de cerámica palentina en la librería Alfar, de Palencia, del 14 al 26 de enero de 1980. Mostraban sus obras siete jóvenes ceramistas que aunaban a un mismo tiempo la recuperación de piezas tradicionales con la renovación de las formas y las decoraciones y barnices. Se reunieron junto a Javier Guardo, José Ramón Enríquez (Paredes de Nava), Pablo Buisán y Felipe Montes (Palencia), Aquilino Fernández, Teo Calvo y Pedrosa (Guardo), a los que se sumaba una muestra del trabajo del alfarero Félix Moreno, de Astudillo (botijos de Pasión, cántaras, jarrillos, juegos de café y de vino). Como vemos, en ella había una buena representación de artesanos becados por la Diputación. La aportación de Guardo eran «25 piezas de cerámica moderna con vasijas tradicionales o recreadas en estilo moderno», según señala un reportero[20].

Durante el año 1980 deja su taller de Palencia para pasar a instalarse en Villalobón y se dedica por completo a la cerámica (figura 1). Además acudió en septiembre a la II Feria de Cerámica Popular de Castilla y León organizada durante las fiestas de Valladolid, donde fue el único representante palentino[21]. Su segunda exposición se demoró un año y fue ya una muestra individual de sus producciones. Se inauguró a finales de diciembre de 1980 en la sala «Nogal», de Palencia, y presentaba cerca de 70 piezas. Según relata la prensa, reunió unas cerámicas en las que pueden diferenciarse tres tipologías distintas. En la primera se ciñe a la alfarería tradicional, con escudillas, jarras, vasos, botijos y porrones con vidriado transparente. La segunda tiene influencia oriental e incluye anforillas, jarros y floreros a los que aplica esmaltes de tipo oriental, como el «sangre de buey» (rojo intenso), y también se incluyen aquí formas prehistóricas que se realizaban en la Edad del Bronce y del Hierro, a las que aplica esmaltes. En tercer lugar se agrupan cerámicas de fantasía con formas originales básicamente decorativas. Utilizaba distintos barnices que se salían fuera de la tradición palentina a base de compuestos con cobalto, cobre y óxidos de estaño, titanio y cromo[22]. En este momento ya se ve cómo sus intereses van abriéndose a nuevas visiones de la alfarería, influenciado, según comenta el periodista, por sus estudios de Arqueología y sus viajes por algún país asiático.

En 1981 organizó una exposición de cerámica del 23 al 25 de abril en la biblioteca de Torquemada, con motivo de la Semana Cultural dedicada a «Castilla-León, Historia y realidad actual»[23]. Un mes más tarde, entre el 20 de mayo y el 6 de junio, tiene una nueva muestra esta vez en la Sala de Exposiciones de la Casa de Cultura, en Palencia, que comparte con la fotógrafa gallega Sara Seoane. En la nota de prensa se señala que su formación aúna lo aprendido en el taller de Astudillo con indagaciones propias de forma autodidacta[24]. Lo que puede encontrarse en esta ocasión parece centrarse en jarras, anforillas y otras formas, todas realizadas con simplicidad, sobre las que aplicaba barnices y esmaltes, «dentro de un estilo dominantemente castellano», según señala el cronista[25].

La importancia que la alfarería cobra en estos años, al calor del crecimiento del sentimiento autonomista, se reflejará en el verano de 1981 (31 de agosto al 6 de septiembre) con la celebración en Palencia de la II Feria Regional de Artesanía, organizada por el Consejo General de Castilla y León (el ente preautonómico de la región). Entre los ceramistas aparece Javier Guardo (Villalobón) junto a J. Ramón Enrique Sanz de Santa María (Paredes de Nava) y un puesto general de cerámica de la localidad de Guardo[26]. También dentro de tal espíritu regionalista, se concedieron este año los premios «Villalar de los Comuneros» por parte del Consejo General de Castilla y León, uno de los cuales recayó en Javier Guardo. Fue el accésit del dirigido «al mejor quehacer artesano en la región»[27].

Las exposiciones continúan y en octubre de 1981 se encuentra una en la sala «Genaro Poza», de Huesca[28]. También participa en la exposición «Homenaje a Picasso» que se inaugura el 14 de noviembre de ese año en la Delegación de Cultura de Palencia[29]. En ésta presenta obras de su faceta más moderna con cuatro piezas (vaso, dos vasos con asas y cuenco) sobre las que aplica esmaltes tipo «sangre de buey», «reducción verde cromo» o «lustre metálico de cobre». Su actividad no se frena y el 15 de diciembre se inaugura una exposición de Artesanía de Castilla y León en el local del Banco del Comercio (calle Don Sancho, Palencia), donde también participa[30]. Y el 19 de ese mismo mes se abre una exposición (hasta el 16 de enero) en la Diputación Provincial dedicada a los «Ceramistas Palentinos» que reunía los trabajos de nueve alfareros, en su mayoría jóvenes: José Ramón Enríquez, Félix Moreno, Pablo Buisán, Teo Calvo, Aquilino Fernández, Roberto Fernández, Carmen García, Tomás de Prado y Javier Guardo (figura 2). La prensa señala que de Guardo se muestran ánforas, vasos y varios diseños nuevos con esmaltes al óxido, metalizados y con cenizas realizados en atmósferas reductoras[31]. En la exposición los artesanos realizaban demostraciones de su trabajo diariamente[32].

Estaba clara la importancia que se daba en este momento a la cerámica, como elemento característico de la tradición y la identidad palentina. Mientras los viejos alfareros estaban dejando el oficio, había un pequeño grupo de jóvenes que venían actualizando las producciones tradicionales y recibían una fuerte atención por parte de las instituciones y los ámbitos culturales. Consecuencia de ello fue que en 1982 se planificó que la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Palencia incluyera un taller de cerámica a partir del curso 1982/83[33], si bien en 1983 se mantenía sólo como un deseo por realizar[34] y no se completaba su implantación.

Llegadas las fiestas de san Antolín de 1982, se organiza la III Feria Regional de Artesanía. Con tal ocasión se destaca la importancia de la cerámica y el Diario Palentino entrevista a Javier Guardo, que ya estuvo en las anteriores y vuelve a vender sus obras en ésta. Señala que, aunque necesita vender lo que produce para vivir, le interesa más la investigación y aprender cosas nuevas. Explica que combina las ferias de artesanía con las exposiciones más artísticas, destacando de las primeras la posibilidad de hablar con la gente a la que le gustan sus piezas. Sobre lo que elabora dice que la cerámica tradicional ya no tiene el uso que recibía antaño y que ahora se prefiere lo decorativo: la cerámica forma parte de la posibilidad de crear un entorno bello. En cada pieza que crea quiere transmitir un mensaje que combine los elementos naturales que la componen y lo que el creador ha querido añadirle. En su taller, cuenta, crea sus propios esmaltes apartándose de lo que se vende industrialmente. Prefiere buscar acabados distintos, en forma, color, brillo y volumen para hacer algo único, aunque eso a veces le obligue a desechar resultados fallidos[35]. Propone además que, para que la gente aprecie y valore mejor la cerámica, hay que apoyar la creación de un centro donde se enseñe a hacer cerámica, más allá de las becas que hasta la fecha se han convocado. En la Feria, inaugurada el 30 de agosto, estaban presentes 37 artesanos, entre ellos los ceramistas palentinos Félix Moreno, Francisco López Portillo, José Ramón Enríquez, Gerardo Pescador Gutiérrez, Aquilino Fernández y Javier Guardo[36].

El 18 de octubre de 1982 inaugura nueva exposición en la Casa de Cultura de Palencia con 15 piezas que muestran «variaciones del ánfora y de la vasija castellana», con esmaltados a base de óxidos de estaño, vanadio, hierro y cobre con los que consigue tonos metálicos de diversa coloración[37]. Acabando el año, el 28 de diciembre la Diputación inauguró en su edificio (en el corredor bajo) una exposición de ceramistas palentinos, repitiendo la del año anterior. En ella exponían y ofrecían a la venta sus trabajos Aquilino Fernández, Teodoro Calvo, José Ramón Enríquez, Manuel Ceinos y Roberto Fernández, Gerardo Pescador, Pablo Buisán y Javier Guardo[38]. De las piezas de Guardo y Pablo Buisán se destacan los esmaltes metalizados en óxido de hierro, los esgrafiados fórmicos y las piezas con la técnica japonesa del raku. Esta misma pareja, junto al madrileño Álvaro López, expuso del 9 al 23 de abril de 1983 en una sala de la Asociación Socio-Cultural Antonio Machado, «La casina», en Aranda de Duero. Sobre sus cerámicas se mencionan de nuevo los esmaltados y que Guardo los aplica sobre piezas tradicionales torneadas. Curiosamente Guardo era el único de los tres que no vendía sus obras en esta muestra, mientras que de sus compañeros los visitantes habían adquirido una gran cantidad de piezas[39].

Al final del año 1983 tiene lugar una nueva exposición de «Ceramistas Palentinos», esta vez en la sala «Don Sancho», de Caja Palencia, desde el 20 de diciembre (figura 2). Se reúnen Pablo Buisán, Teo Calvo, los hermanos Ceinos, Aquilino Chacón, José Ramón Enríquez, Carmen García Nebreda, Gerardo Pescador, Lourdes Pobes y Javier Guardo[40]. Guardo compaginó esta exposición con otra en el Colegio de Arquitectos de Palencia, donde mostraba cerca de 50 obras que incluían «variantes de ánforas, vasijas y cuencos» y otras formas más modernas y todo con un especial trabajo de los acabados: tiene «piezas de arcilla refractaria con engobes, murales de arcilla refractaria, vasijas de cubierta feldespática, en varios tonos, sobre gres y porcelana, vasijas con esmaltes plúmbicos, sobre barro rojo, varios grupos de vasijas grandes y pequeñas tratadas con esmaltes alcalinos o plúmbico, sobre barros rojos; y otras con cubiertas feldespáticas sobre gres y porcelanas»[41].

Poco podemos concretar sobre cómo eran las cerámicas que realizaba Javier Guardo en estos años, más allá de las descripciones que recoge la prensa. Las obras que pueden corresponder a estos años no están fechadas y sólo cabe recurrir a las publicaciones de la época. Una fotografía con una muestra de ellas se encuentra en el libro de Ignacio Sanz de 1983, acompañada de un breve texto donde señala que se trata de reproducciones de piezas tradicionales de las que tiempo atrás se realizaban en Palencia capital, con vidriado verdoso y que incluyen jarras de culo ancho, botijillas, botos, medios cántaros, mieleras, botijos y cazuelillas. Junto a estas piezas realizaba también otras de libre creación con recuerdos de lo popular[42]. Una de estas piezas aparece en una publicación posterior, que sus autores identifican con un conco, o una pequeña jarra de culo ancho[43]. Se englobaría en las piezas sobre las que aplica el vidriado verde cromo o metálico de cobre.

También de 1983 es su inclusión entre los «nuevos ceramistas» en el estudio de cerámica palentina que publica Caja Palencia. Se explica en esta publicación que aunque empezó trabajando el barro con Félix Moreno en Astudillo, en este momento realiza obras más personales y además es autor de las losetas con dibujos que adornan las paredes exteriores del Mercado de Abastos de Palencia (figura 3), poco antes restaurado[44]. Algo posterior, pero en la misma onda es un texto de Mercedes Cano en el que menciona que aunque empezó como alfarero, poco a poco pasó al campo de la cerámica[45].

En estos años se aprecia que sobre su formación alfarera lograda en Astudillo estaba desarrollando una incipiente preocupación por los esmaltes y vidriados que aplica con multitud de variantes, experimentando en la búsqueda de distintos acabados. En este ámbito, Javier Guardo manifestó en diversas ocasiones la influencia que tuvo en él el trabajo de Josep Llorens Artigas (Barcelona, 1892-Gallifa, 1980), visible especialmente en sus jarrones.

Dicho esto, se aprecia que hay una doble faceta en los trabajos de Javier Guardo (figura 4). En 1983 por una parte en la Guía de Alfares de Castilla y León aparece mostrando su faceta de mantenedor de las piezas tradicionales de Astudillo, que debía haber sido predominante a finales de los setenta, pero que parece muy residual en su producción de esos años. A la vez en la publicación sobre Cerámica palentina se presentan elementos de vajilla con un vidriado verde muy personal.

La exposición temporal «Castillo interior» dedicada a Javier Guardo en el Museo de Palencia (23 de enero-2 de marzo de 2025) ha permitido ver muchas de las piezas que facturó en los años ochenta, aunque las que corresponden a vajilla de mesa no suelen estar fechadas y sólo cabe hacer una aproximación al momento de su elaboración[46]. En la colección expuesta encontramos un grupo de cerámicas que encajarían más o menos entre 1980 y 1985, una vez que ya ha dejado la producción de piezas similares a las tradicionales. Se reúnen piezas muy distintas. En primer lugar (figura 5) hay vajilla vidriada en verde, que reúne un grupo de juegos de café, con distintos tipos de vasos y jarras, además de algunos cuencos; y en vidriado verde rojizo hay formas que recuerdan más a lo tradicional, parecidas a botijas y cantarillos aunque con características de gres, con cocción a más alta temperatura. En otro grupo (figura 6) recogemos vidriados de otro tipo, con tonos ocres y azules con los que hace de nuevo juegos de café, y que también incluyen lozas blancas con motivos decorativos muy sencillos. Además elabora otras piezas con pastas rugosas que incluyen algunos cuencos con vidriados casi negros y floreros con pastas anaranjadas y vidriados de tonos verdosos y naranjas, con una técnica que denominaba «gres chamotado».

Una etapa de cambio y búsqueda de nuevas formas

En su búsqueda de un estilo propio, Javier Guardo va evolucionando y ya en la exposición de «Ceramistas palentinos» que tiene lugar al inicio del año 1985 (entre el 2 y el 13 de enero en la sala «San Telmo» de Caja Palencia) se va viendo el nuevo camino que emprende. En esta exposición (repetida todas las Navidades y en esta ocasión con José Enríquez, Teo Calvo, Marisa Lavin y Lourdes Pobes) presenta junto a sus vasijas, algún cuadro cerámico y formas originales realizadas en gres[47]. Continúa además asistiendo a ferias, como la V Feria de Cerámica Popular de Burgos, del 22 al 25 de julio[48], y también en la VI Feria Regional de Artesanía de Castilla y León, en Palencia durante las fiestas de san Antolín[49]. No falta tampoco en la campaña de Navidad de Caja Palencia, con su exposición de «Ceramistas Palentinos» desde el 30 de diciembre de 1985[50].

Desde 1986 tiene menos presencia en las ferias y exposiciones, puesto que las referencias a su actividad escasean. Fue profesor de alfarería en la Universidad Popular de Palencia al menos durante el curso 1985-1986, según cuenta León Javier Sancho[51] (alfarero en Astudillo entre 1987 y 2021), aunque parece que esta actividad formativa no tuvo continuidad. En el verano de 1986 realiza una cerámica para la sucursal de Caja Palencia en Astudillo que incluía elementos característicos de la localidad, que parece que supuso tres meses de trabajo[52]. En mayo de 1987 (del 21 al 24) participa en la IV Feria Nacional de Cerámica Creativa, en Zaragoza. También merece un artículo en la revista «Calle Mayor», editada por el Kolectivo Karkoma durante 1987[53]. A lo anterior se suma que a partir de diciembre de 1987 trabajaba como restaurador del Museo de Palencia (hasta febrero de 1996), lo que posiblemente le restaría tiempo para su faceta de ceramista.

Estaría en una clara conversión al ámbito artístico, prueba de lo cual es su exposición en la sala de Caja Salamanca del 2 al 14 de enero de 1988 (figura 7). La noticia de prensa destaca, además de sus trabajos en el taller tradicional de Astudillo, su formación como restaurador de obras de arte y su paso por la Escuela de Cerámica de Madrid. De su «labor creativa» se señala que en los últimos años «ha estado caracterizada por la constante investigación en las formas cerámicas y en el desarrollo de esas posibilidades en cuanto a esmaltes, baños y cocciones». Y de sus exposiciones se mencionan sólo las de la sala Tellatupe de Zarauz (1982), la madrileña Torres-Begué (1982) y la del Colegio de Arquitectos de Palencia (1984)[54].

En una entrevista hecha a Javier Guardo con ocasión de esta exposición apuntaba que el cambio en su creación cerámica se produjo un año antes. Realizaba entonces una hornada de piezas escultóricas de las que todas se rompieron salvo una, pero que sirvió de comienzo para esta nueva etapa. Combina en esta exposición dos tipos de objetos. Por un lado hay vasijas hechas en el torno, si bien en ellas su trabajo se centra en los esmaltes que las bañan, de difícil cocción, y que tienen acabados rojos, negros, grises o blancos. Éstas son sólo una puerta que le lleva a otras obras más escultóricas donde coloca la forma como vehículo de expresión, y que son el grueso de su producción. Explica que le cansan estas porcelanas primeras, pero que las incluye para que sirvan de contexto a sus nuevas preocupaciones artísticas. Ahora le interesa realizar unas piezas de volúmenes geométricos, con superficies en las que aplica óxidos metálicos y tierras aplicados sobre un material refractario. Son su trabajo de los últimos tres meses[55].

Esta exposición marca una brecha muy clara en su producción, aunque todavía en 1988 se le encuentra experimentando con la elaboración de jarrones de porcelana sobre los que aplica nuevas variantes de sus esmaltes (figura 8). De nuevo esta faceta es apreciable en la exposición «Castillo interior», que reunió una buena muestra de sus jarrones realizados tanto torneados en loza como en porcelana a molde. Las formas son muy similares en estas piezas, con cuerpos globulares ovalados, base sin pie y pequeñas bocas con un borde apenas marcado, a veces de tendencia más cilíndrica y raras veces con cuello, pero los vidriados conseguidos con los esmaltes son muy variados y conforman piezas únicas sin ningún acabado que manifieste repetición (figura 9). También en los años 1989-1993, y seguramente durante algunos años más, continuó elaborando lozas de vidriado estannífero sobre los que aplicaba decoración en azul, verde y morado. Testimonio de esto último son cuencos, juegos de café y algún frutero y florero[56]. Siguen siendo piezas funcionales pero que, por lo que hemos visto, no le conducen a repetir las decoraciones, e incluso las formas son ligeramente distintas de unas piezas a otras (figura 10). En las producciones de estos años es muy habitual encontrar la firma de Guardo y en bastantes ocasiones se señala el año de su elaboración.

Tras la exposición de 1988 su faceta más visible será la del artista y de ello da testimonio su siguiente exposición, ya en el verano de 1989 (20 de junio-2 de julio), «Los Amarillos», con el fotógrafo Javier Ayarza, el escultor Fernando Zamora y el pintor Luis Rodríguez en la Casa Revilla del Ayuntamiento de Valladolid. Después, en enero-febrero de 1990, «Los Amarillos» pasó por Segovia. Y durante los noventa participó en concursos de cerámica, pero ya con obras escultóricas, siendo premiado en la «Feria Chica» de Palencia en 1993, el Concurso de Cerámica Creativa de 1994 y en el de Cerámica Ciudad de Valladolid de 1999. A partir del año 2002 su actividad artística se volcó más en el ámbito de la pintura.

Consideraciones generales

Javier Guardo empezó en la alfarería acudiendo a formarse con los últimos alfareros de la provincia, la familia Moreno de Astudillo. Este es su punto de partida, buscar las raíces de lo que se había hecho en su tierra desde hacía siglos y sobre esa base construyó su propio camino. A ello sumaba una formación realizada en la escuela de Cerámica de Madrid y su propia experimentación personal, aplicada sobre todo a los esmaltes y vidriados.

En su trabajo inicial seguía dos principios fundamentales de la artesanía: realizar objetos para el uso práctico y diario y producir objetos sencillos y en cantidad, sin piezas únicas. El paso del tiempo le fue conduciendo, sin embargo, hacia las piezas individualizadas, aunque siempre manteniendo una selección cuidadosa de los materiales y atención a los detalles, el barro, los esmaltes y la cocción, como había hecho desde el principio. El arte popular es anónimo de manera general, o a lo sumo consta la ciudad o el nombre del taller. Javier Guardo no firmaba sus obras en sus primeros años, pero en la segunda mitad de los ochenta su firma se vuelve habitual en la base de las piezas, en especial los jarrones.

Comenzando en un momento en el que la alfarería estaba en claro retroceso, y de hecho casi desaparecida, supo sumarse a la artesanía tradicional adaptándola a su tiempo. Viendo que los objetos que se producían anteriormente ya no merecían la atención –o al menos muy escasamente– de los posibles compradores, optó por crear piezas más cercanas a los gustos y necesidades de su tiempo. Y lo hizo sin desvincularse de las formas de trabajo y los materiales tradicionales. Sus obras siguieron orientadas a usos funcionales y de servicio diario, destinadas principalmente a la vajilla de consumo de alimentos. Elaboraba por ello fuentes y cuencos, juegos de café y también jarrones. Muchas eran formas nuevas y sobre ellas aplicaba diferentes tipos de esmaltes que iban más allá de los vidriados de plomo tradicionales, pero casaban mejor con los gustos de los compradores. Esta línea de trabajo artesana-artística se mantuvo durante cerca de tres lustros, pero poco a poco fue dando mayor énfasis a su vena artística y la alfarería pasó a un segundo plano. Son esos primeros años los que hemos tratado de reflejar en estas páginas.




NOTAS

[1] GUARDO LASO, Francisco Javier: «Causas fundamentales en la degradación de los objetos arqueológicos», Sautuola. Revista del Instituto de Prehistoria y Arqueología Sautuola, 2, 1976-1977, pp. 393-399.

[2] Folleto de la exposición Javier Guardo Laso. Cerámicas. Sala Genaro Poza (Huesca, del 2 al 14 de octubre de 1981). Obra cultural. Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1981.

[3] Folleto de la exposición Los amarillos (20 de junio al 2 de julio/89). Casa Municipal de Cultura. Fundación Municipal de Cultura/Ayuntamiento de Valladolid, 1989.

[4] Convocatoria publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Palencia del 30 de octubre de 1978.

[5] Toda la polémica se desarrolla en las páginas del Diario Palentino a finales del año 1978. Empieza con el artículo del corresponsal en Guardo del día 9 de noviembre (página 7), que responde Javier Guardo el 20 de noviembre (p. 4) y recibe su contrarréplica el 30 de noviembre (p. 9 y 11).

[6]Diario Palentino, 26 de enero de 1979, p. 4. La beca estaba dotada con 76.320 pesetas y su duración de su disfrute era de un año (Boletín Oficial de la Provincia de Palencia, 30 de octubre de 1978, p. 2).

[7] Convocatorias publicadas en el Boletín Oficial de la Provincia de Palencia del 28 de septiembre de 1979; ambas becas tenían una duración de un año y estaban dotadas con 125.000 pesetas cada una.

[8]El Diario Palentino, 11 de enero de 1980, p. 5.

[9]El Diario Palentino, 23 de enero de 1980, p. 9.

[10] «Pleno de la Diputación Provincial», Diario Palentino, 15 de febrero de 1980, p. 4.

[11] Convocatoria publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Palencia del 30 de mayo de 1980; con una duración de un año y dotadas con 125.000 pesetas cada una.

[12] «Pleno de la Diputación Provincial», Diario Palentino, 15 de noviembre de 1980, p. 4.

[13] «Guardo», Diario Palentino, 20 de noviembre de 1980, p. 9.

[14] Porro, C. (2022): «El alfar y taller de Máximo Moreno y sus hijos Eulogio y Félix», en Carlos Porro y Enrique Echevarría (coords.), Alfarería tradicional en Astudillo. La familia Moreno entre los siglos xviii-xxi, Palencia: Junta de Castilla y León-Diputación de Palencia, p. 99.

[15] Porro, C. (2021): «Los últimos tiempos de la tradición en Guardo y el renacer de la alfarería guárdense», en Enrique Echevarría y Carlos Porro (coords.), La alfarería tradicional en Palencia, vol. I, Palencia: Diputación de Palencia, pp. 108-115.

[16] «En el último pleno de la Diputación Provincial», Diario Palentino, 19 de diciembre de 1981, p. 7.

[17] Anuncio, Diario Palentino, 12 de febrero de 1983, p. 6.

[18] Convocatoria publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Palencia del 21 de marzo de 1984.

[19] «Teletipo de la región», El Adelantado de Segovia, 16 de agosto de 1982, p. 6; «Castilla-León», Diario Palentino, 27 de octubre de 1982, p. 7. En la misma convocatoria se contemplaban otras becas equivalentes para las provincias de Ávila, Burgos y Soria.

[20] F. Buisán, «Exposición de cerámica palentina, en ‘Alfar’», El Diario Palentino, 15 de enero de 1980, p. 4.

[21]El Norte de Castilla, 17 de septiembre de 1980, p. 7.

[22] F. Buisán, «El ceramista palentino Javier Guardo expone en ‘Nogal’», Diario Palentino, 2 de enero de 1981, p. 4.

[23] R. Miguel, «Torquemada», Diario Palentino, 21 de abril de 1981, p. 9.

[24] «Casa de Cultura», Diario Palentino, 20 de mayo de 1981, p. 5.

[25] F. Buisan, «Galería de Arte», Diario Palentino, 22 de mayo de 1981, p. 4.

[26] «El lunes se inaugura la II Feria Regional de Artesanía», Diario Palentino, 29 de agosto de 1981, p. 4.

[27] «Concesión de los premios Villalar de los Comuneros», El adelantado de Segovia, 30 de septiembre de 1981, p. 10. El primer premio de la misma categoría fue para Ismael Álvarez, de Villamayor (Salamanca), tamborilero y fabricante de instrumentos.

[28] «El ceramista Javier Guardo» expone en Huesca», Diario Palentino, 15 de octubre de 1981, p. 6.

[29] Félix Buisán Citores, «Galería de arte», Diario Palentino, 17 de noviembre de 1981, p. 5.

[30] F. Buisán, «Galería de arte», Diario Palentino, 17 de diciembre de 1981, p. 3. Se clausuraba el 30 de diciembre.

[31] F. Buisán, «Galería de arte», Diario Palentino, 23 de diciembre de 1981, p. 7.

[32] A. Álamo, «Los ceramistas palentinos exponen», Diario Palentino, 9 de enero de 1982, p. 5.

[33] T. Álamo «La Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Palencia», Diario Palentino, 23 de enero de 1982, p. 5

[34] César Alonso de los Ríos, «Victorio Macho: llegó la hora», Diario Palentino, 26 de febrero de 1983, p. 6.

[35] «Javier Guardo, uno de los ceramistas palentinos de la III Feria de Artesanía», Diario Palentino, 28 de agosto de 1982, p. 8.

[36] «38 stands abiertos en la III Feria Regional de Artesanía», Diario Palentino, 30 de agosto de 1982, p. 7.

[37] Félix Buisán Cítores, «Galería de Arte», Diario Palentino, 19 de octubre de 1982, p. 7.

[38] F. B. V., «Galería de Arte», Diario Palentino, 30 de diciembre de 1982, p. 7.

[39] «Aranda de Duero», Diario de Burgos, 1 de abril de 1983, p. 20; «Aranda de Duero», Diario de Burgos, 14 de abril de 1983, p. 21.

[40] F. B. C., «Galería de Arte», Diario Palentino, 21 de diciembre de 1983, p. 5.

[41] F. B. C., «Galería de Arte», Diario Palentino, 2 de enero de 1984, p. 4.

[42] Sanz, Ignacio (1983): Guía de alfares de Castilla y León, Madrid: Ediciones de la Torre, p. 84.

[43] Echevarría, Enrique (2021): «Palencia capital y la tejería de Cándido Germán Esteban», en Enrique Echevarría y Carlos Porro (coords.), La alfarería tradicional en Palencia, vol. I, Palencia: Diputación de Palencia, pp. 200.

[44] Gómez Nuño, Luis y Pelaz Roldán, Félix, La cerámica palentina, Apuntes palentinos, 3, Palencia: Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Palencia, 1983, p. 23-29.

[45] Cano Herrera, Mercedes, La artesanía en Castilla y León, Valladolid: Castilla Ediciones, 1988, p. 48.

[46] Agradecemos al director del museo, Francisco Javier Pérez Rodríguez, y al comisario de la exposición, Javier Ayarza, las facilidades para el estudio de las piezas expuestas.

[47] F. Buisán, «Galería de Arte», Diario Palentino, 4 de enero de 1985, p. 6.

[48] «V Feria de Cerámica Popular de Burgos», Diario de Burgos, 17 de julio de 1985, p. 7.

[49] «La avalancha de gente, protagonistas de san Antolín-85», Diario Palentino, 2 de septiembre de 1985, p. 8.

[50] Carmen Centeno, «Exposición de nueve ceramistas palentinos en sala Cajapalencia», Diario Palentino, 31 de diciembre de 1985, p. 6.

[51] Dice que fueron sus profesores Javier Guardo y José Ramón Enríquez. Citado en: https://turismoastudillo.blogspot.com/2021/12/adios-la-alfareria-tradicional.html. En el año 1987 ya sólo encontramos a José Ramón Enríquez como profesor de cerámica («Pintura, cuero repujado, cerámica y ecología en la exposición de la U.P.P.», Diario Palentino, 23 de junio de 1987, p. 8).

[52] Carlos Nebreda, «El último alfarero artesanal de Astudillo», Diario Palentino, 10 de septiembre de 1986, p. 12.

[53]Calle Mayor: Magazine de paso, nº 5. Palencia: Kolectivo Karkoma, noviembre de 1987.

[54] «Exposición del ceramista Javier Guardo», Diario Palentino, 26 de diciembre de 1987, p. 7.

[55] J. L. A. C., «La última cerámica de Javier Guardo: del torno a la escultura», Diario Palentino, 4 de enero de 1988, p. 5.

[56] Dos fruteros fueron subastados en septiembre de 2022 por la casa madrileña Ansorena.
https://www.ansorena.com/es/subasta-lote/Pareja-de-fruteros-ceramica-J.-Guardo-1989./422-344



Javier Guardo, ceramista palentino de la nueva tradición: 1975-1992

BELLIDO BLANCO, Antonio

Publicado en el año 2025 en la Revista de Folklore número 521.

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