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Resumen: En este artículo se analiza el impacto y las influencias que tuvo el proceso de evangelización y la culminación del cristianismo en la religión local del territorio del Perú conquistado por la Monarquía Española en la primera mitad del siglo xvi. El cristianismo modificó el conjunto de creencias culturales y religiosas de la cultura inca, por lo tanto condicionando y modificando su sistema cultural imperante hasta ese momento. Dicho proceso de conquista transformará la etnografía de este territorio permaneciendo de forma sólida todavía hasta el tiempo presente.
Palabras claves: Cristianismo, Evangelización, Cultura, Perú, influencias.
1. Introducción
Junto a las motivaciones económicas, sociales y psicológicas de la conquista de América por parte de la monarquía española, resulta oportuno y fundamental mencionar las motivaciones religiosas: querían ampliar el cristianismo por nuevas tierras.
La leyenda del Preste Juan y la búsqueda de este mítico reino, situado alternativamente en Asia y África, contribuyó a dar a este capítulo de la historia europea el halo de espiritualidad que no podía faltar en ninguna empresa medieval.
Otro de los cambios que se producen y que tiene bastantes implicaciones a nivel social es la evangelización. De hecho, fue la evangelización junto con la explotación minera y el establecimiento del comercio entre la Corona y los territorios amerindios, los principales objetivos de los españoles en el proceso de colonización.
2. El sistema de creencias de la civilización Inca: antecedentes
Al llegar las tropas españolas ya estaba formada la civilización del Imperio Inca. Este pueblo se había establecido en el siglo xiii y había llegado a ser el más importante de América del Sur. El centro del Imperio lo conformaba la región de Cusco.
Tenían una religión politeísta cuyos dioses representaban elementos de la naturaleza. La religión estaba presente en todos los ámbitos de la vida social. De hecho, era el culto a los dioses lo que daba sentido a las festividades y a la sociedad.
Para la sociedad incaica la muerte representaba el traspaso de una vida a otra. Incluso, creían que, en la organización social de la otra vida, todos se seguirían agrupando en «ayllus», es decir, en forma de comunidad familiar extensa originaria de la región andina con una descendencia común que se caracteriza por trabajar colectivamente un territorio de propiedad común.
Los Incas se habían establecido en el siglo xiii en los altiplanos andinos del Perú. La región de Cusco era el centro del Imperio, ocupando en torno a 2 millones de kilómetros cuadrados entre el océano Pacífico y la selva amazónica. Se extendía desde Quito (Ecuador) por el norte, hasta una zona situada entre el río Maipo, río Cachapoal y el río Maule (Chile) por el sur.
La posibilidad de tener todos estos cultivos en la zona, permitían a sus habitantes la sedentarización humana en estos territorios.
Su emperador era considerado el hijo del dios Inti y era conocido como Inca. En el corazón de los Andes, los incas habían llevado a cabo fortalezas de piedras. Era el caso de Machu Picchu, Ollantaytambo o Písac. Del mismo modo, construyeron monumentos militares y conmemorativas como Inca Huasi y Sacsayhuamán. En estas monumentales construcciones no podían faltar las de carácter religioso como Vilcashuamán y Coricancha.
Se trataba de una religión politeísta cuyos dioses simbolizaban elementos de la naturaleza, a los cuales se les asignaba una serie de atributos. En todos los ámbitos de la vida incaica estaba presente la religión. De hecho, era el culto a los dioses lo que daba sentido a todas las fiestas, en las que tenían un papel muy importante los sacerdotes. Destacaba la festividad de Huillac Umu.
Los oráculos representaban el vehículo de comunicación entre los dioses de los incas y los seres humanos. Mediante los oráculos, hechos por distintos materiales, se representaba a los dioses.
Además, a los oráculos se les pedía deseos y estos respondían a distintas preguntas hechas por los humanos, e interpretadas, a su vez, por los dioses. Por su parte, las festividades que presidían los ciclos lunares regularizaban el calendario incaico.
Así pues, la fiesta más importante era la del Cusco que era presidida por el Inca, mientras que el resto de las fiestas eran presididas por un representante de este.
Lo sagrado, entonces, tenía una especial importancia en la sociedad incaica. Con el nombre de «huaca» se definía a todo lo que era considerado sagrado. Así pues, a los santuarios o a los lugares de culto se les conocía con ese término.
Los incas creían que el sacrificio de los animales sagrados y de humanos reconfortaba a las deidades. El pillco llama era uno de los animales considerados sagrados por los incas. Se trataba de una llama blanca. Para sacrificar al animal se le vestía de color rojo y se le decoraba con plumas, además de acompañarlo con elementos como hoja de coca o flores.
Para ellos la muerte representaba el desplazamiento de una vida a otra vida. Se creía que ese camino era difícil y, por lo tanto, el espíritu del difunto necesitaba una ayuda en forma de perro negro, ya que se creía que podía ver en la oscuridad y ayudar en el camino. Cada etnia ubicaba el otro mundo en zonas diferentes, bien las cumbres de las montañas o bien los pastos. Se tenía la creencia de que en la otra vida la organización social era igual, agrupándose en ayllus.
Antes de la llegada de los españoles, la religión de los Incas se caracterizaba por ser politeísta. La mayor parte de sus dioses representaban elementos de la naturaleza. En todos los ámbitos de la vida de los Incas estaba presente el culto y la religión, siendo los sacerdotes los responsables de las festividades. Algunas de las divinidades incaicas eran Huiracocha, a quien se le atribuye el ordenamiento del mundo; el Sol, conocido como Inti o Punchao; la Luna, conocida como Mama Quilla (se trataba de la contraparte femenina del Sol); Pachamama, o madre Tierra (divinidad relacionada con la Madre Tierra y los recursos que nos proporciona la misma).
3. Conquista y evangelización: Choque e impacto del cristianismo
Pero todo esto se vería alterado con la llegada de los españoles a territorio peruano, ya que la conquista llevaba implícita la idea de la conversión de los indígenas al cristianismo. Con la llegada de los conquistadores se produce un choque de culturas y, con ello, un choque de religiones, destruyéndose así las religiones de los indígenas. Entonces, la estructura social del territorio peruano se vio alterada puesto que la colonización implicaba la cristianización.
Fueron los jesuitas y los dominicos los primeros religiosos en llegar al Imperio Inca, iniciado las labores de evangelización tras el primer Concilio Limense en 1551. Al respecto, Ares Quija (1984:1) explica lo siguiente:
La ruptura producida por la conquista y la introducción del cristianismo en el Nuevo Mundo dio lugar a un profundo proceso de transformación de las culturas autóctonas que no podemos ignorar, incluso para entender la realidad actual en su totalidad. Si bien esta transformación estuvo caracterizada por la «hispanización» progresiva de los diferentes grupos sociales, es indudable que éstos, en función de su propia dinámica social, reelaboraron sus propias culturas, dando lugar a un proceso dinámico y creativo.
Desde la perspectiva de los hombres europeos del siglo xvi, la religión de los incas era una religión no-civilizada. Por ello, en los escritos de la época se le concede el valor de «empresa evangelizadora» a la labor realizada en cuanto a la conversión.
En este sentido, fue fundamental en la conquista la empresa evangelizadora del Convento de San Esteban de Salamanca, así nos lo confirma Fernández Rodríguez (1994):
La empresa evangelizadora en Indias del Convento de San Esteban de Salamanca es la época cumbre de toda la Historia de este celebérrimo cenobio salmantino, en cuyo tiempo se fecundan mutuamente el espíritu misionero y el espíritu teológico en defensa de los derechos humanos y cristianos de los pueblos recién descubiertos. Hacer memoria de este acontecimiento es la base, no sólo para admitir una vez más aquella sorprendente evangelización fundante de las actuales nacionalidades hispanoamericanas, sino también para crear esa comunión profunda con los que nos precedieron en el servicio de Dios, de la Iglesia y del hombre, lo cual permanece hoy como una fuente de compromiso humano y cristiano en la Iglesia y en el mundo en los que nos encontramos. (Fernández Rodríguez, P.1994. Prólogo, Los Dominicos en la primera evangelización de Perú (1526-1550)
En definitiva, toda esta organización social y religiosa de los indígenas fue la que se vio alterada con la llegada de los españoles. La conquista significaba cristianización, y con ella, la conversión de al cristianismo de los habitantes de las nuevas tierras conquistadas. De hecho, el Papa Alejando VI puso como requisito a los Reyes Católicos que se legitimara su presencia en los nuevos territorios conquistados.
En el caso de Perú, las distintas fuentes bibliográficas consultadas hacen referencia a la religión politeísta incaica. Estas religiones andinas le otorgaban un alto valor a la reciprocidad y a la ayuda a los más necesitados, además de ofrecerle un gran respeto a la naturaleza. En este sentido Mariátegui (1968: 130) indica lo siguiente:
Los rasgos fundamentales de la religión incaica son su colectivismo teocrático y su materialismo... La religión del quechua era un código Moral antes que una concepción metafísica,...el Estado y la Iglesia se identificaban absolutamente; la religión y la política reconocían los mismos principios y la misma autoridad.
4. El proceso evangelizador
En el proceso colonizador conviven distintas culturas y distintas religiones. Por un lado, la religión de los colonizadores que se acabará imponiendo en los nuevos países colonizados; y por otro, la religión de los indígenas con la que convivieron los colonizadores en los primeros momentos de la colonización. Como indica Marzal (1993):
La mayoría de los misioneros que escriben sobre las culturas autóctonas reconocen que es imposible evangelizar a los indios si no se conocen previamente las religiones americanas. Los mismos extirpadores de «idolatrías», que van a organizar en el Perú, en la primera mitad del siglo xvii, campañas sistemáticas contra religiones indígenas que sobreviven en la clandestinidad, recogen mucha información sobre el tema. Así, en este período, se producen descripciones de los sistemas religiosos autóctonos: sus creencias en Dios, en los intermediarios sagrados y en los espíritus dañinos, con sus formulaciones sistemáticas o míticas; sus ritos impetratorios, satisfactorios, festivos y de transición; sus formas de organización del grupo religioso y las diferentes clases de sacerdocio y chamanismo; y las normas éticas, que son parte integrante de la religión o que se legitiman religiosamente. (p. 20)
Por otro lado, una vez colonizado totalmente Perú, el repertorio de festejos que hacían en honor a los símbolos del rey ausente resulta digno de mencionar:
[…] junto al sello real y a su majestuoso recibimiento, la Monarquía y las autoridades indianas se valieron de toda una panoplia de símbolos, signos y ceremonias para hacer presente al rey ausente y crear, mantener y reforzar los imprescindibles lazos de lealtad y fidelidad con los súbditos. Todos ellos actuaron como mecanismos de persuasión que favorecieron en gran medida la consolidación y sostenimiento de la autoridad real en tierras tan distantes a la persona del monarca. Pero, de toda esa panoplia simbólica, ninguna representó de manera tan fiel y plena al monarca como su sello real, signo encarnado de la persona regia, manifestada singularmente en su solemne entrada. (Ramírez Barrios, J.A.2017:8)
5. Conclusión
En el proceso de conquista del territorio inca, así como en cualquier otro proceso de conquista de cualquier otro territorio, los españoles usaron como pretexto la evangelización, convirtiendo a los indígenas a la religión católica al llegar a América. En este sentido, no escasean en la historia de la conquista de América los episodios de rechazo hacia la religión católica por parte de los indígenas. A pesar de que el proceso de evangelización no resultó fácil , la nueva religión dominante se impuso en el virreinato peruano hasta llegar a transformar completamente los valores de creencias y la religión imperante hasta ese momento. Las influencias fueron tan grandes, que todavía a día de hoy la religión católica sigue siendo un referente religioso férreo en la cultura peruana además de ser un condicionante de vida en todos los sentidos.
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