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"La provincia de Soria es, entre las de Castilla la Vieja, la que atesora lo más bello, lo más puro, lo más intenso del hermoso folklore castellano, que es lo más hermoso de España. Cultivar sus danzas y canciones, hacerlas revivir, salvarlas del olvido y renovar en "el pueblo", que las creó, el amor a su propia obra, es labor que debe intensificarse, pues nada hay que más exalte, que más enaltezca a un pueblo y que más represente su modo de ser y de sentir como su folklore, y el de Soria es oro de ley. Dejarlo perder sería lamentable." (Rafael Benedito, director de la "Masa Coral" de Madrid, 25 de noviembre de 1944.)
EL FOLKLORE COMO PATRIMONIO CULTURAL
El pueblo castellano-leonés tiene una de sus mayores riquezas patrimoniales en el folklore. Producto de generaciones sucesivas, saber de antepasados y mayores está condensado en él. Acaso todo ello se deba a su privilegiada situación, dentro de una península, la Ibérica, que utilizaron los más diversos pueblos (iberos, celtas, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, árabes...) como escala obligada a sus migraciones históricas. De este modo, todo el solar hispano fue enriqueciéndose con el saber valetudinario de estas heterogéneas civilizaciones, abonándose fecunda y admirablemente con su amalgama. No ha de extrañar por tanto, que en el intento de acercarnos a redescubrir el entorno en que se desarrollan nuestras vidas nos encontremos con un cúmulo de materiales pertenecientes a la sabiduría popular y transmitidos de generación en generación, que impregnan los más variopintos aspectos de nuestro actual modo de vida (vestido, vivienda, alimentación, oficios, religión, fiestas, costumbres, artesanía, música, danzas, etc.).
Por razones obvias de espacio y circunstancia, vamos a adentrarnos aquí de forma sectorial en las danzas o bailes típicos de nuestra provincia, en un ensayo de recomposición de un aspecto de esa herencia vital legada por nuestros antepasados y que forma parte consustancial de nuestras propias señas de identidad.
Aparentemente, Soria no parece ser tierra de danzas y canciones. Tal sensación se desprende de juicios tan severos como el del gran poeta Antonio Machado, que nos tildó en sus versos de "atónitos palurdos sin danzas ni canciones", ¿Acaso -cabría pensar- los sorianos no se divertían en manera alguna? No; que apenas profundicemos en nuestro estudio, constataremos la numerosa existencia tiempo atrás de agrupaciones o comparsas de danzantes sorianos. Sin embargo, el proceso de industrialización del país, que conllevó una emigración masiva de nuestras gentes, con el consiguiente despoblamiento de las zonas rurales, provocó su desaparición en muchos de los pueblos donde estaban enraizadas.
Demostración palpable de este aserto lo corrobora el Cancionero de Kurt Schindler (Música y poesía popular de España y Portugal), con más de novecientas melodías de danzas y canciones, de las que una tercera parte, 362, están recogidas en tierra de Soria entre los años 1928 y 1932. Otro documento gráfico, que nos libra del "sambenito" que nos endosara Machado, lo supone el valioso lienzo de Valeriano Bécquer -gran admirador de las costumbres sorianas denominado "El Baile" (Museo de Arte Moderno de Madrid), donde de las quince figuras presentes en el cuadro, seis están bailando, y las otras nueve, ya tocando, ya admirando o animando a los danzantes.
Entrando, pues, en materia diremos que las danzas más representativas de nuestra provincia poseen un tempo rápido y se ejecutan, en el mayor de los casos, al son de la dulzaina y tamboril en el marco de las procesiones y actos religiosos, marchando los danzantes de cara a la imagen de la Virgen o del Santo patrón (que es portada en andas), así como en las grandes solemnidades locales, cual las fiestas populares, en la plaza pública.
DANZAS Y BAILES DE SORIA
Sin tratar de ser exhaustivos, destacamos los siguientes bailes a modo de relación : La "jota soriana", que se baila a saltitos y es menos movida y airosa que la de Aragón. Una de sus variantes en nuestra provincia la supondría la "jota de Covaleda". En este sentido entresacamos una de sus muchas letrillas que dice así:
Dicen que ha dicho tu madre
que ser reina te mereces
y yo, como no soy rey
no quiero que me desprecies.
Los "monitos", de la zona de las Vicarías, los bailaban dos parejas con aires de jota de influencia aragonesa y los ejecutantes entrecruzan las parejas con repiqueteos de los brazos y los pies.
La "rueda", propia de la comarca de El Burgo de Osma, que requiere numerosas parejas para integrar un gran corro que irá marcando los pasos según el ritmo dictado por el dulzainero.
Las "agachadas" o "agachadillas", localizadas en Cenegro (en Ciria presentaba la variedad denominada "chimilindrón"), son a la manera de un juego cantado en el que mozos y mozas en corro van rotando, agachándose y levantándose a tenor de la letra y el son de la canción. Muy similar sería el "cuchichí", bailado en la sierra soriana a los acordes de la pandereta. Tal señala la cantata:
Agáchate Pedro;
agáchate Juan
agáchate Pedro
vuélvete a agachar
que agachaditos
hemos de bailar.
Otra danza curiosa, de por tierras de Calatañazor, es la denominada "palomas chiclaneras", especie de rústico minué que conserva a través de sus sencillas evoluciones la señorial galantería y finura del minué cortesano. Reza su letra:
Las palomas chiclaneras
se vienen y se van
dejémoslas que vuelvan
que ellas volverán.
El "triscado" o "trescado", perteneciente a las tierras altas, es un tipo de baile pastoril. Lo efectúan dos mozas y un mozo que imitan el arrullo de las tórtolas. Al final, las mozas forman un arco con sus brazos en alto, pasando el galán por debajo y arrodillándose para cortejar a su pareja. Y así cantarán:
Si quieres que te quiera
si quieres que te quiera
me los has de pagar;
por cada cariñito
me has de dar un rial.
Asimismo, otra típica danza la constituye "el cordón", organizada en derredor de un palo sujeto al suelo de cuyo extremo superior penden ocho cordones. Cada danzante toma uno de ellos y al ritmo de la música van tejiendo un cruzado que, luego, repetidos los pasos a la inversa, destejen. Ejemplos de cordones o trenzados los encontramos en Sotillo del Rincón y en Santa Cruz de Yanguas. Veamos una de sus estrofas:
Y entre mis ajos,
y entre mis puerros,
que yo tengo mi nido
de pájaros negros,
ellos se harán grandes,
ellos se harán buenos
y ellos se harán pajaritos volanderos.
El "milanazo" o "milano", en la zona de Almazán, simula el acoso de este ave rapaz de rojizo plumaje a las palomas, aquí representadas por los danzantes, que efectuarán curiosos movimientos para salir indemnes de sus reiterados ataques.
Mención especial merecen los "paloteos" o "danzas de espadas", que requieren de gran habilidad para acompasar el entrechocado de los palos. Ejecuciones de estas formas de baile las encontramos aún en Casarejos por San Ildefonso (23 de enero) y en San Leonardo por Las Candelas y San Blas (2 y 3 de febrero), realizándose en el interior de la iglesia (como ocurre en Trévago con la danza en honor a su Virgen) y que rememoran rituales celtibéricos, máxime en San Leonardo, donde se emplean, además de los palos, las llamadas "coberteras", que desempeñan en el juego la función de los escudos. También, de hondo sabor primitivo, asemejándose a la "espadantza" vasca, resulta el baile de las espadas de Truecha. Casos similares supondrían los conocidos: "Paloteo de los Llamosos", "Saludo de Cidones", los de Las Casas de Soria, Santervás, Arbujuelo, Layna, Sarnago, Yanguas, La Póveda, Fuentearmegil, Ciria, La Revilla, El Royo, Almazán, etc., etc., sobrepasando el número de cincuenta los pueblos que recuerdan la existencia de estos tipos de danzas.
Todas ellas, junto a sus respectivas tonadillas, tenían, como ya hemos podido apreciar, letrillas de acompañamiento, de rancio abolengo, con abundancia de motivos -expresión de sentimientos plasmados con ingenuidad-, unas veces de aroma religioso :
Al entrar en vuestra casa,
Virgen y Madre de Dios,
al entrar en vuestra casa,
licencia os pido a vos.
(Danza de Los Llamorosos)
Otras, guerreras y alusivas a hechos de armas en los que el pueblo ha intervenido:
En unos casos, frente a Portugal:
Ya se tiran, ya se matan,
ya se tiran, ya se dan;
los portugueses sangrientos,
llorando, piden la paz.
Aquí es de morir, traidor
con mi espada a tu garganta
para morir esta tarde
más vale morir mañana.
Aquí es de morir, traidor,
pícaro, perro, villano,
aquí es de morir, traidor,
con mi espadita en la mano.
(Estribillo)
El gran Duque y el gran Dueño
es mi Duque y general,
con las armas en la mano
soldados, a pelear.
y en otros momentos, contra Francia:
Mucho vale Sevilla
más Tarazona,
más vale el Rey de España
con su corona.
¡Muera el Rey francés,
muera el Rey francés!
porque puso guerra
contra nuestro Rey.
(Estribillo)
Tres son tres
las hojas en el árbol;
dábales el aire
y meneábanse.
(Otro estribillo)
Tres son tres y con tres seis
vamos a beber
antes que os canséis.
También las había, cómo no, con líricas referencias al amor:
Soy soltera, soy soltera,
vivo en Aguilar,
soy zaranderita
y me quiero zarandear.
Quién te cortó naranjuela;
quien te cortó mal le venga,
mal le venga, mal le vaya
quien te cortó de la rama.
(Estribillos)
Saltaba la trucha en el agua
échale la red y péscala.
Dar y dar y dar, madre mía, en la gamella,
dar y dar y sobre dar en ella.
Trigo menudito,
me lo habéis de dar
para ver entrar en Roma
más menudito me lo habéis de dar,
para ver en Roma entrar.
Costumbristas, jocosas y de bromas:
Si se cae el castillo de Valladolid,
si se cae, que se caiga,
qué se me da a mi.
y hasta algunas irreverentes y anticlericales:
Estaba Fray Diego sentadito al sol,
las bolsas colgando y tieso el bastón.
Pasó una señora y como le vio
le dijo muy seria; -¿Qué es eso Señor?
-Estas son las bolsas de la munición
y ésta es la pistola con que apunto yo.
(El Cordón de Sotillo del Rincón)
De otra parte, la vestimenta de los intervinientes observa una mayor uniformidad al evolucionar el traje pastoril de los hombres al estilo de "majo" dieciochesco, con chaquetillas adamascadas o chalecos, fajas de seda, calzón ajustado hasta la rodilla, camisa adornada, medias blancas de lana, zapatos negros con hebilla o zapatillas y un pañuelo de reminiscencia aragonesa en la cabeza; a veces, cubren todo su cuerpo con una realenga capa de paño. El de las mujeres ha asumido el conocido traje de "piñorra" provisto de un justillo o corpiño de seda o terciopelo negro con pechera de seda blanca y botones de azabache; la falda encarnada o verde, con tres cintas de terciopelo negro en su parte inferior; delantal corto al talle, ricamente bordado, pañuelo a la cabeza de seda; medias blancas con calados y zapatos de pana o terciopelo negro con punteras y talones de charol respunteado.
PRESENCIA DE "EL ZARRAGON" y OTRAS MASCARAS
En este orden de cosas, debemos hacer constar cómo toda cuadrilla de danzantes llevaba su correspondiente "zarragón", estrafalaria figura, vestida grotescamente con rabo de toro por cetro o zurriago y cuya misión es la de gracioso o bufón ("bobos", se denomina en San Leonardo a la pareja de personajes con vestimenta cuarteada en colores a modo de arlequines, si bien aquí su papel es el de meros "palilleros") : ofrecía las danzas a los señores, alejaba a los chicos, etc., despertando la hilaridad del público. Estos curiosos "zarragones", de connotaciones hechiceriles, parecen encarnar fuerzas mágicas e irracionales, y quedan constatados en las danzas de diferentes lugares sorianos. Así parece desprenderse de la sexta de las danzas de San Leonardo, cuando adjudica a un extraño Martín de Antón este ridículo oficio:
Gaspar y Baltasar,
tres reyes con Melchor
y Martín de Antón
zapatero, mondonguero,
albañil y zarrangón,
y Martín de Antón.
También se nos mostrará, aunque de distinto humor en el referido "paloteo de Los Llamosos":
Ya está triste el zarragón,
ya no podemos danzar,
la Virgen de la Asunción
nos lo venga a consolar.
Su muerte se presiente, con ligeras variantes, en los bailes de Ocenilla y Castilfrío, cuando les oímos exclamar:
Aquí morirás traidor
sin cuchillo ni puñal.
Aquí morirás traidor
sin poderlo remediar .
Tras ello, lógicamente, solo cabría rogar por su resurrección, como se contempla en la localidad de Valdeavellano.
Ya se ha muerto el zarragón,
ya no podemos danzar.
Que la Virgen y San Roque
lo vuelva a resucitar.
E inclusive se vislumbra en una de las viejas canciones de San Leonardo, que proclama:
Ya se murió el zarragón,
ya no podemos bailar,
y el bendito San Miguel
lo ha vuelto a resucitar.
Troncos y coles, pepinos y melones,
clavo y canela, pimienta y azafrán.
¿Quién le mandó tocar al gaitero?
¿Quién le mandó que le diera dinero?
De ejemplares similares hallaríamos, igualmente, noticias en las danzas de Cidones, Sotillo del Rincón y Las Casas de Soria, si bien, en estos dos últimos casos el personaje en cuestión asocia a su carácter un componente limosnero.
En cualquier caso, este "zarragón", que muere "simbólicamente" en el último palo, dejando sin maestro de ceremonias a los danzantes, sobrepasa con mucho nuestro ámbito provincial haciendo acto de presencia -según Julio Caro Baroja- en diferentes mascaradas de invierno por tierras de España, e incluso, allende nuestras fronteras. En este sentido lo relacionaremos con múltiples variantes que responden a denominaciones tan diversas como "birrio", "murrio", "diablo" o "cachidiablo" por tierras castellanas (el "mirrio" de Tordehumos, por ejemplo, se permite la licencia de levantar las faldas a las mozas); y a las de "gathia" (= el gato; personaje de las mascaradas del país de Soule); "cachimorro" (bailarín que aparece por San Juan en la población alayesa de Laguardia); "Kotihun gorriak" (bailarín del país de Labourd, que además hace de trasgo o demonio asustando y azotando a la gente); "guirrios" y "zamarrones" (mascaradas asturianas que representaban comedias grotescas, donde solían fustigar a los políticos y autoridades locales)...
ETIMOLOGIA DE LA PALABRA "ZARRON"
Por otro lado, don Ramón Menéndez Pidal, en su libro sobre juglares, estudia la metamorfosis del nombre de "zamarrón" partiendo de la definición de "Cagarrones" (" ...son figuras ridículas de enmascarados que acostumbran ir detrás de las fiestas, procesiones o máscaras para detener y espantar la canalla enfadosa de muchachos que en semejantes fiestas inquietan y enfadan, y así, para más horror de éstos, las visten en hábitos y figura de diablo, ...") .Dicha definición viene dada en un Diccionario del doctor Francisco del Rosal, que data de 1601. Prosiguiendo en su comentario de los viejos textos, establece cómo la palabra "zaharrón" se ha transformado al confundirse con las palabras de "zaga" y "zamarra" (por tendencia natural a deshacer el hiato de las aa); por recuerdo del "zángano", y por metátesis varias. Nos pone los siguientes ejemplos:
"Zagarrón" = el bobo de la danza en Ciudad Rodrigo. "Zamarrero" en Villafranca (Navarra) y "zamarrón" en Lena (Asturias) y en Redondo (Palencia) "a la máscara vestida grotescamente". "Cigarros" y "cigarróns" en partes de Galicia, como Verín, el valle de Laza, etcétera, a los que se disfrazan en carnaval con trajes de mojiganga. "Zaangarrón" en Lena, por recuerdo del "zángano", lo cual hace que en Mediana (Zaragoza) se llame "zamarrones" a los machos de las abejas.
Como metátesis presenta: "zamarrón" en Villarramiel, Aguilar y Meneses (Palencia), con significado de máscara. "Zazarrón" en Burgos, donde se designa así, según Olmeda, a un "rey de Navidad", adornado con cintas de colores chillones.
Un último caso en el que las dos aa se funden en una sería el de "zarrón", registrado en Atienza (Guadalajara), que sirve para designar a una máscara que sale en carnaval cubierta de andrajos o de una piel de toro sin cuernos, arrojando al público paja o ceniza.
DEL "ZARRON" ADNAMANTINO
Llegados a este punto, observamos cómo dicha voz se hace idéntica a la que denomina al personaje central de las danzas de paloteo que, para honrar a su patrón, con motivo de la festividad de San Pascual Bailón, organiza la cofradía del mismo nombre cada 17 de mayo en la histórica villa de Almazán:
Tío zarrón,
tío barrigón,
las sopas de leche
qué buenas que son
En este lugar el citado "zarrón" va ataviado con indumentaria pastoral de cordobán y un llamativo sombrero de ala ancha, adornado con grandes plumas de aguilucho y rabos de cordero. y se violentará cuando los más jóvenes, en un intento de audacia, pretendan arrebatárselas, esgrimiendo para ello como defensa una tralla rematada en vegiga de cuero, con la que a su vez dispersará a cuantos perturben la buena marcha de los danzantes por delante del Santo.
Supondría, por tanto, este singular "zarrón" adnamantino el último superviviente de esa aludida familia de máscaras y zarragones que en nuestra provincia de Soria han sido.
Que no se pierda, pues, la hermosa danza del "zarrón" en la soriana villa de Almazán, "donde bailan los pastores al divino San Pascual" .
BIBLIOGRAFIA
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