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Recuperando la memoria de una celebración civil de carácter educativo: la Fiesta del Árbol en Béjar (1912-circa 1930)

CASCON MATAS, Mª del Carmen

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 500 - sumario >



La Fiesta del Árbol se instituye oficialmente en España de manera obligatoria por Real Decreto del rey Alfonso XIII el 5 de enero de 1915 con el objetivo de inculcar en los niños el amor por la naturaleza, regenerar los montes y definir, en suma, una celebración de carácter público en comunidad, imbricando a los ayuntamientos, centros educativos y autoridades civiles y eclesiásticas. La idea no era nueva porque once años antes, en 1904, otro Real Decreto había promovido la organización de juntas locales para organizar esta fiesta. Las juntas estarían formadas por las «fuerzas vivas» de las localidades, tales como el alcalde, los maestros de escuela, los ingenieros forestales, el médico, los párrocos o los representantes locales de asociaciones diversas. El Real Decreto de 1915 la hacía obligatoria en su cumplimiento, y no al albur de las autoridades locales. De hecho, la Fiesta del Árbol, que se preparaba concienzudamente, se integró en el plan de estudios como un mérito más del alumnado, premiando de este modo el cuidado con el que cada niño iba transformando el pequeño esqueje en un árbol apto para ser trasplantado en la tierra en el día de la fiesta de manera solemne y celebrativa. Con todo, la primera Fiesta del Árbol, de la que se tiene noticia se celebró en Villanueva de la Sierra (Cáceres) en 1805.

Origen de la fiesta en Béjar

En Béjar se celebraba de manera fija, aunque movible en el calendario, entre los meses de febrero y mayo, y desde el año 1912 hasta que desapareció en los años 30. Estamos ante una de las fiestas de carácter civil infantil más relevantes de las que tenemos noticia en nuestra localidad, aunque existían otras vinculadas al ámbito educativo menos populares. Más celebraciones cívicas eran organizadas a nivel municipal con gran éxito como el Día del Trabajo o las conmemoraciones de los sucesos ocurridos durante la Guerra Carlista el 3 de mayo de 1838 o en La Gloriosa el 28 de septiembre de 1868[1].

La Fiesta del Árbol tuvo escaso recorrido temporal, apenas dieciocho años, entre otros motivos porque acabó colisionando con una festividad religiosa de similares características, como luego comprobaremos. Esta fiesta infantil civil coincidía con la exaltación de la naturaleza que sobrevenía entre los meses de abril y junio, aunque algunos años se adelantó a los meses de febrero y marzo por el imperativo de que eran los mejores momentos para la plantación de nuevos árboles. Así, durante la primavera, además de estas dos mencionadas, tenían lugar los mayos, las hogueras de San Juan, probablemente los Arcos de San Juanito e incluso la procesión del Corpus Christi. De todas ellas podemos destacar tres fiestas puramente infantiles: la Fiesta del Árbol, San Gregorio y los Arcos de San Juanito[2]. En todas ellas se exaltaba la naturaleza a través del uso decorativo de la vegetación con mayor o menor fortuna. Al margen dejaríamos la fiesta de San Luis Gonzaga[3], que no poseía ese componente vegetal. Pero solo una de ellas era cien por cien civil: la Fiesta del Árbol. En otros lugares cercanos como Candelario (Salamanca), Becedas (Ávila), Hervás (Cáceres), Baños de Montemayor (Cáceres) o Fuentes de Béjar (Salamanca)[4] tenían lugar citas similares como se deduce de la lectura de la prensa.

Características generales de la fiesta: patrocinadores y elementos comunes

Comencemos con la organización, un elemento que corría de cuenta de una Junta del Árbol compuesta por distintas personas relevantes de la localidad y presidida por el industrial y escritor Emilio Muñoz García[5]. En la primera cita de 1912 tuvo mucho que ver el Ateneo Bejarano, dirigido por el escritor, periodista y político anarquista bejarano José María Blázquez de Pedro[6]. De hecho, su periódico Béjar Nueva informaba de que en diciembre de 1911 había tenido lugar una velada bajo el lema del árbol, una preparación para la fiesta[7], y en febrero del año siguiente, apenas unos días antes de la cita, el Ateneo fue el escenario de reunión de los maestros, de los miembros de la Junta del Árbol y de las autoridades locales para su concreción[8]. Sus impulsores efectivos fueron, pues, José María Blázquez de Pedro y Emilio Muñoz García, que alentaron la formación de una Junta del Árbol compuesta por el alcalde Bernabé Sánchez-Cerrudo, el arcipreste José María Santamera Tejedor, Carrero, el médico Ramiro Arroyo, el farmacéutico Enrique Brochín, Galindo, y los arriba mencionados Blázquez de Pedro y Muñoz.

Durante los meses previos la Junta del Árbol recabó apoyos económicos, bien de asociaciones comerciales, industriales, corporativas y culturales de Béjar, bien del Ayuntamiento, quien solicitaba subvenciones para costear los gastos de compra de árboles y de la merienda al gobierno civil o al estado[9]. El mayor o menor esplendor de la fiesta se achaca, bien a la falta de acuerdo de la Junta con el consistorio, bien a la falta de dinero. Los lugares escogidos para plantar los árboles eran, claro está, aquellos que carecieran de masa forestal. Durante estos años hemos apreciado una repetición en los puntos de reforestación: Camino Viejo del Bosque, el Regajo, Carretera del Castañar, Santa Ana o el parque desaparecido de la Plaza Mayor.

El consistorio, como rezaba el Real Decreto de enero de 1915, debía convocar un pleno previo para determinar la fecha de la fiesta, cuestión que se dejaba en manos de la autoridad civil, por lo que no había un día concreto en el calendario. Las fechas variaron en Béjar: primero se escogió el mes de mayo y luego se cambió al de marzo, por ser éste más propicio para que los árboles arraigaran. Por lo que hemos podido leer, es probable que se plantasen en febrero o marzo por parte de los operarios del Ayuntamiento, para luego emplazarse la fiesta más adelante, en mayo, un mes más benevolente en cuanto a la climatología. De todos modos, la fiesta varió en su fecha entre febrero y mayo dependiendo de los años, con la salvedad de 1915, en que se hizo coincidir con la visita del inspector provincial de Educación en el mes de diciembre.

En cuanto a la trayectoria y etapas de la fiesta, no hemos apreciado grandes distorsiones, aunque en algunas fechas como el año 1913 no adquirió demasiado esplendor quizá por falta de subvención o la de 1914, que fue cancelada por la incidencia de la gran huelga textil que afectó al motor económico de la ciudad durante siete largos meses desde diciembre de 1913[10]. La prensa recogió con mayor o menor extensión en sus páginas la crónica del evento, descendiendo en importancia entre 1925 y 1930.

A partir de 1930 la fiesta desapareció. José María Hernández Díaz explica su desarrollo:

En esta fiesta escolar y popular participan centenares de niños, incluso 1.061 escolares se cuentan en el año 1912, y consiste en la plantación de árboles en la carretera del Castañar, se pronuncian discursos patrióticos y de defensa del patrimonio natural, y se educa sobre todo a los niños en la ciudadanía y en el respeto a los árboles como elemento central del bien común. Parece, no obstante, que declina su celebración a partir de la tercera década del siglo[11].

La celebración en Béjar atendía año a año a la misma estructura: se convocaba a los niños y profesores, además de autoridades civiles, militares y eclesiásticas, en la Plaza Mayor hacia las 3 de la tarde y desde allí se ascendía por la calle Mayor hasta La Corredera para tomar el rumbo al lugar de plantación de los árboles. El recorrido era amenizado por la banda de música. Una vez llegado el cortejo al sitio escogido, las autoridades civiles y educativas leían discursos en los que se aleccionaba a los chiquillos sobre la importancia de cuidar los árboles, la relevancia económica de la masa forestal y otros temas similares. Los niños y niñas, por su parte, cantaban el Himno del Árbol y plantaban los esquejes si estos no habían sido plantados ya, o el párroco de San Juan Bautista los bendecía si estaban ya echando raíces. Para concluir el Ayuntamiento invitaba a los congregados a una merienda. La música, como vemos, constituía una parte esencial de esta cita festiva[12] y nos suponemos que el Himno del Árbol que se cantase en Béjar respondía a la música de Roberto Chapí y la letra de Carlos Fernández Shaw[13], aunque hemos encontrado otras versiones y autores. La letra decía:

Cantemos al árbol que voy a plantar. ¡Si dios lo proteje (sic) del hombre y del viento! ¡Salud y riqueza dará! ¡Salud y riqueza dará! Para el aire puro campestre aromas para el caminante regala, da sombra, templará los rayos de la luz del sol. Por entre sus ramas colgarán las aves sus nidos de amor. Uno para el otro los dos creceremos. Él se irá elevando y yo iré creciendo y si triste y solo llego yo a morir dejaré en el mundo un árbol si quiera plantado por mí. Cantemos al árbol con voces de paz y amor. ¡Defiéndalo el hombre! ¡Protéjalo Dios!

También hemos de atender a las fuentes locales consultadas, los dos periódicos más importantes de la ciudad, pues en ellas se pueden apreciar los diferentes enfoques correspondientes a su línea editorial. Si bien ambos son benevolentes con respecto a la Fiesta del Árbol por los beneficios educativos que implicaba, La Victoria, siendo un periódico católico, defiende la romería de San Gregorio, una celebración religiosa que entraba en choque directo con la fiesta que aquí estudiamos. Mientras que Béjar en Madrid exalta un poco más su relevancia civil al ser este semanario de tendencia liberal. Faltaría por consultar la memoria que el secretario del ayuntamiento estaría obligado a enviar al Gobierno Civil de manera anual según rezaba el Real Decreto de enero de 1915.

La primera Fiesta del Árbol en Béjar (abril de 1912)

En Béjar sabemos por la prensa que se instituyó en 1905, al año siguiente de la aprobación del primer Real Decreto, pero en realidad no inició su andadura hasta 1912, como se refleja en la prensa de la época, tres años antes de su implantación obligatoria. El año anterior, en diciembre, hay noticias de que se estaba gestando, entre otras cosas porque se realizó una velada en el Ateneo Bejarano el domingo 17 de diciembre, donde el tema se centró en torno al árbol y la naturaleza. Con estos mimbres distintos poetas y literatos bejaranos recitaron sus creaciones, aludiendo la prensa[14] que esa velada se consideró «una preparación para celebrar la fiesta del árbol». De hecho, el 17 de marzo se informaba de que había tenido lugar una reunión en el Ateneo Bejarano por parte de la Junta del Árbol, de las autoridades locales, asociaciones culturales y económicas, y los maestros para su organización definitiva[15]. Hay, pues, que tener claro que los impulsores de la misma fueron el Ateneo Bejarano, y en concreto Emilio Muñoz García, un asiduo colaborador del mismo, y el escritor y periodista José María Blázquez de Pedro.

El 2 de marzo de ese año la Unión Bejarana, un partido político formado por distintas personalidades locales, junto con el Ateneo como hemos comentado, pidió cooperación al alcalde y al Ayuntamiento para inaugurar de manera oficial la Fiesta del Árbol[16]. El 16 de marzo La Victoria[17] informa de la plantación de unos 150 árboles por treinta niños de las escuelas elementales y varios obreros en la subida al Castañar o Camino Nuevo, un lugar habitual para este cita en años sucesivos.

Un mes después, el domingo 14 de abril, tuvo lugar la esperada primera Fiesta del Árbol. La prensa[18] nos describe una celebración a la que asistieron más de mil niños de las Escuelas Públicas de Primera Enseñanza y colegios privados que fueron congregados en la Plaza Mayor a las 3 de la tarde. Desde allí partieron hacia el campo, acompañados por los maestros, autoridades, miembros de la Junta del Árbol, invitados y la banda municipal de música[19]. El paseo por la Calle Mayor hasta La Corredera debió de estar marcado por el bullicio y la algarabía, pues en el trayecto cantaron el himno oficial de la fiesta, se dispararon cohetes y la banda de Gonzalo Martín, su director, amenizó la caminata con pasodobles. El emplazamiento definitivo de la fiesta fue el Camino Nuevo del Castañar, lugar donde los niños y los obreros de las industrias textiles, el motor económico de Béjar, habían plantado previamente más de 160 árboles.

Pasado el Caño del Chorrito, por encima de Santa Ana, el arcipreste Julián Muñoz, revestido de capa pluvial, bendijo los árboles plantados y el alcalde, Bernabé Sánchez Cerrudo, y el decano de los maestros, pronunciaron discursos. En su alocución, el máximo representante del ayuntamiento bejarano recordó que la primera fiesta se había celebrado en el pueblo de Villanueva de la Serena en 1805, mientras que la de Béjar se debía a Emilio Muñoz García, prócer bejarano y presidente de la Junta del Árbol. Patrocinada por el consistorio a iniciativa de la Unión Bejarana y nombrada una comisión organizadora, recordó que se habían realizado trabajos preparatorios de gran calado, tales eran la compra de árboles para su posterior trasplantado, la petición del material necesario, la adquisición de regalos para los niños gracias a los patrocinadores, y la invitación de todos los agentes participantes. Resaltó los beneficios científicos e higiénicos que la fiesta podía proporcionar, además de cambiar el sentido climatológico de la zona donde fueran trasplantados, ya que se elegían lugares que carecían de ellos. Su trasplante, además, embellecía distintos parajes conocidos de los alrededores de la ciudad. La misión educativa no fue olvidada por el alcalde, al incidir en su alocución que servía para que los niños respetaran los árboles.

Como bien narra el cronista, los infantes fueron agasajados en aquella ocasión con hornazos (una empanda de pan y chorizo, típica de la zona), tajadas de carne, embutidos y naranjas. Estuvieron presentes en esta primera fiesta autoridades civiles y militares (no olvidemos que entonces el Palacio Ducal servía como cuartel a un destacamento de Infantería con uso como tal desde el siglo anterior). Al final de la crónica el periodista ofrece el número exacto de niños y niñas que participaron y que provenían de las escuelas públicas de párvulos y elementales de niños y niñas de Santa María, El Salvador, San Juan y La Corredera; así como de los colegios religiosos y privados de Niñas Huérfanas, de don Manuel Verdejo y Salesianos, y de las Escuelas de El Castañar.

Las siguientes Fiestas del Árbol

El esplendor vivido en la primera Fiesta del Árbol fue contagiándose a años posteriores. No así en 1913[20], cuando la celebración se traslada al momento de la plantación, el mes de marzo, y no se pospone como en el año anterior al mes de abril, una decisión más sabia en cuanto a que el momento estelar consistía precisamente en ver colocar los plantones en la tierra, pero se limita solo a 30 niños, los más aplicados. El sitio escogido es el mismo del año anterior, la carretera del Castañar, hacia donde subieron los pequeños acompañados por el alcalde, el maestro de las escuelas de El Salvador, el doctor Ramiro Arroyo, el farmacéutico Enrique Brochín y el presidente de la Junta del Árbol, el industrial Emilio Muñoz, junto a otros maestros. En el paraje de la Fuente del Lobo se hicieron las alocuciones habituales y se obsequió a los niños con galletas, libros y postales. La cortedad de la fiesta pudo deberse quizá a la falta de presupuesto. Por una nota de prensa de 1915 sabemos que todos los años debía acudir algún representante desde Béjar para solicitar una subvención a Madrid[21].

El aplazamiento se deja vislumbrar en varios números del semanario La Victoria, dando cuenta de que se iba a celebrar en fecha próxima sin avanzar mucho más. Al final se pospone al 29 diciembre de 1915[22]. El lugar de reunión y de plantación de ejemplares fue el mismo: el jardín de la Plaza Mayor. El grupo de niños fue acompañado por el Inspector de Instrucción Pública, el bejarano Anselmo García Galindo, el diputado provincial, el alcalde, los miembros de la Junta del Árbol, profesores y demás autoridades civiles y militares. El acto se modificó un tanto al repartir primero premios a los pequeños, los cuales fueron obsequiados con medallas, diplomas y libros. Después fueron plantados algunos ejemplares in situ, para más tarde concentrar el acto en el salón de plenos del edificio consistorial, tan próximo al lugar de reunión, donde se pronunciaron los habituales discursos al resguardo del frío. Al final se invitó a los congregados a dulces y licores, prometiendo para el año próximo una fiesta en fecha más apropiada. La tardía cita de ese 1915 muy bien pudo deberse a esa visita institucional del inspector provincial a la ciudad.

La peculiaridad de la Fiesta del Árbol de 1917 es que la prensa ofrece algunos datos sobre su preparación. En febrero[23] se reunió la Junta del Árbol para recabar apoyos de personas privadas, asociaciones culturales y recreativas de Béjar como el Casino Obrero. El Ayuntamiento promete aportar 200 pesetas para que todos los niños de las escuelas reciban su tradicional merienda. El pleno consistorial del mes da cuenta de esa cita y aprueba su celebración a finales de febrero, dependiendo del tiempo climatológico. A la fiesta serán invitadas todas las autoridades locales, obsequiando a los niños con una merienda como era habitual y amenizando la jornada la Banda Municipal[24]. Sin embargo, no serán las lluvias ni la nieve lo que suspenda la Fiesta del Árbol de 1917 en la fecha prevista a principios del mes de marzo, sino la muerte de una niña a la tierna edad de 4 años[25]. Sin embargo, el aplazamiento dura poco y a mediados de ese mes[26] se recoge la noticia de que se están recaudando fondos de distintas asociaciones bejaranas para poder festejarlo como se merece. Entre estos donantes destacan el Ayuntamiento con 200 pts., el Casino de Béjar con 75 pts., la Cámara de Comercio e Industria con 50 pts., la Federación de Obreros Textiles con otras 50 pts., el Casino Obrero también con 50 pts., la Unión Social con 12 pts., la Sociedad de Dependientes de Comercio con 10 pts., y el Círculo Cosmopolita con 10 pts., entre otros donantes particulares que aparecen mencionados en una larga lista en la prensa.

Por fin en mayo de 1917[27], tras una moratoria por el mal tiempo[28], la comitiva se reúne en la Plaza Mayor a las tres y media de la tarde, encaminándose hacia el Camino Viejo del Bosque bajo los acordes de la banda de Gonzalo Martín. Los niños y las niñas recorren la calle Mayor y la calle Libertad hasta el punto de encuentro. Dice el cronista:

La abigarrada e incontable muchedumbre, que en referido sitio se reunió, alegre y bullanguera como en los días de mayor fiesta, el ir y venir padres, ávidos de ver a los pedazos de su corazón ante aquella alegre colmena de inefables voces, los variados tonos de colores de la indumentaria de las mujeres bejaranas, todo prestaba a aquel hermoso y animado cuadro un aire de vida, de gozo, de alegría, que confortaba el ánimo.

El párroco de la iglesia de San Juan Bautista, don José María Santamera Tejedor, bendijo los árboles que se habían plantado hacía tiempo, revestido con capa y sobrepelliz, aunque el discurso lo pronunció el coadjutor por estar Santamera afónico. Los niños cantaron el Himno al Árbol y recitaron poesías. Tras ellos, intervino con unas palabras el director de la Escuela de Niños de Palacio, Emilio Herrero y resaltó «la importancia de la propagación del árbol para la educación del niño». Quizá la frase más hermosa que pronunció fue que la «Fiesta del Árbol es el triunfo de la Cultura» y luego veremos el por qué de estas palabras. Le siguieron en esta ronda de intervenciones el presidente de la Junta del Árbol, el industrial Emilio Muñoz García, concluyendo el acto con la entonación del Himno de la Bandera y la degustación de una merienda que se repartió en el patio del Tinte y Fábrica de Felipe Gutiérrez. Como curiosidad enunciaremos las viandas distribuidas: panecillos, queso, salchichón y galletas. Y todo ello para unos 1.406 niños y niñas. A las autoridades les agasajaron con dulces y vino. El diálogo que pronunciaron en este acto los niños Cayetano Téllez y Josefa Martín, escrito por el profesor Cayetano Hernández, fue publicado en la prensa para interés de los lectores[29].

Saltamos a 1919[30], a una Fiesta del Árbol que sigue los patrones de años anteriores, manteniendo la fecha de mayo y el lugar, en este caso Santa Ana. Fueron más de mil niños congregados en la Plaza junto a autoridades civiles, militares eclesiásticas, representantes de la Escuela Industrial, sociedades obreras y cerrando la marcha la banda de música. Según el cronista de Béjar en Madrid «es una fiesta que ha encajado en el pueblo», una declaración que posteriormente será puesta en entredicho, como veremos. Los discursos del alcalde de Béjar, el señor Tapia, del representante de los maestros y del inspector de educación tuvieron lugar en el lugar de plantación como en años anteriores.

El mes de abril fue el escogido para 1920[31]. El esplendor fue el habitual con cientos de chiquillos convocados para recorrer las calles de Béjar seguidos por autoridades civiles y militares hasta el lugar de colocación de los plantones, en El Regajo, en la subida del Castañar, donde se pronunciaron discursos, se leyeron poemas, se cantaron los himnos y se degustó la merienda con la banda de música como amenizadora. «Allí era de ver cómo formaban corros y se disputaban con los otros la azada para llenar el hoyo que previamente se había hecho para plantar el arbolito», nos describe el corresponsal de Béjar en Madrid. El día no acompañó en aquella ocasión, con nubes amenazando lluvia, un agua que se precipitó apenas una hora después de iniciar el evento.

La prensa se lamenta en 1923[32] de que no haya tenido lugar la Fiesta del Árbol como en años anteriores. Desconocemos las causas concretas, pero el cronista alude a que se ha convertido en una «fiesta festival» y que los gastos ocasionados en los plantones y las meriendas no compensan. Sugiere la posibilidad de que la Junta del Árbol y el Ayuntamiento, corresponsables de su organización, mediten sobre la posibilidad de elegir para la plantación varios lugares próximos a cada colegio y que cada clase vaya con sus profesores en distintas épocas del año, alentándoles estos sobre la importancia de cuidar la masa forestal. La fiesta se había convertido en una cita muy rimbombante y concurrida, plagada de oficialismos y discursos de las autoridades, muy alejada de los valores pedagógicos que se presuponían en ella. Al año siguiente La Victoria se lamentaba que en la celebración ya no participase la Junta organizada al efecto y que se hubiera alejado de su labor pedagógica.

Esta situación de desnaturalización de la fiesta, de manipulación por parte de las autoridades, se comprueba al año siguiente. De hecho hay noticias en febrero[33] de que se están preparando por los jardineros municipales el lugar y plantones adecuados, pero la cita se demoró hasta el mes siguiente[34]. La visita del gobernador civil de Salamanca a Béjar en 1925[35] coincidió con la Fiesta del Árbol. O más que coincidir es posible que la hicieran coincidir. Me explico: si estaba preparado y anunciado este encuentro con los bejaranos para el mes de marzo, la Junta del Árbol y el Ayuntamiento pudieron organizarla en la misma jornada. La autoridad provincial hizo un recorrido por el Ayuntamiento de Béjar y la Escuela durante la mañana, pasando a almorzar en la conocida Fonda España. El punto de reunión fue la Plaza Mayor, donde se congregaron los niños «con lacitos en el pecho de los colores nacionales y las niñas lucían sobre la cabeza lazos más grandes de los mismo colores». El lugar elegido en esa ocasión fue el paraje del Regajo de los Moros, en los inicios del ascenso al Castañar, donde se habían plantado 300 árboles. Las bendiciones, los discursos y los cantos de los niños concluyeron con el reparto de chorizos, bollos y naranjas. Su función comienza a salirse del campo de lo meramente educativo para adentrarse en lo político. Esta desnaturalización se sumará a un choque con el ámbito religioso que hará, al fin y a la postre, sucumbir y desparecer a esta fiesta.

En 1930 hay alguna noticia de que se seguía celebrando[36], pero en la prensa no se menciona apenas, como sí se hacía y con extensión en los años anteriores.

El choque con otra fiesta bejarana: San Gregorio

Existía desde antiguo una romería bejarana que, partiendo de la ermita de Santa Ana, en el monte, descendía hasta la iglesia de San Juan Bautista para retornar con la talla del santo unos días después a su ermita. Como la Fiesta del Árbol y la de San Luis Gonzaga, era una tradición ligada a los niños. Todos los años en el mes de mayo se convocaba a los infantes a la explanada de Santa Ana con gran concurso de niños, autoridades civiles y eclesiásticas, y banda municipal de música. ¿Por qué entró en conflicto con la Fiesta del Árbol? Porque era tradición recibir y acompañar al santo con ramas de castaños que se cortaban para la ocasión, unas ramas que se adornaban con roscas, dulces, farolillos y cadenetas. Además de coincidir en cuanto que era una fiesta infantil, que se celebraban ambas en mayo, en parajes similares (el monte frondoso en ese momento, en primavera), con romerías de niños hasta la población o a la inversa, colisionaban como dos trenes en marcha. No se concebía que un día inculcaran a los niños la defensa y cuidado de los árboles, y al siguiente se partieran ramas para recibir a un santo.

Ya en 1917 el periódico local Béjar en Madrid[37] advertía de la contradicción de celebrar ambas fiestas. «Siendo fervorosos defensores del árbol», declara el anónimo escritor, «resulta un tanto paradójico encomiar la procesión de San Gregorio». No obstante, se describe la romería de San Gregorio con detalle aludiendo que la talla, adornada con un enorme roscón bajo el brazo, sale de su ermita de Santa Ana precedida de la gaita y el tamboril y de unos cien chiquillos «con grandes ramas de árboles, que al desembocar en La Corredera semejan un bosque ambulante». Y añade: «Ninguno que haya pasado en Béjar los años de su infancia habrá dejado de talar árboles jóvenes por llevar a la procesión el mejor ramo». La nota concluye con una llamada de atención a los jóvenes que rompen ramas durante todo el año con el único propósito de hacer daño y «eso solo se evita con fiestas como la reseñada en otro lugar y con la perseverante ayuda del maestro. Sin duda se refiere a la Fiesta del Árbol. En ese mismo año, en este caso en La Victoria[38], se informaba a los lectores que, como se había celebrado hacía muy poco tiempo la Fiesta del Árbol, se había recomendado a los niños en San Gregorio no acompañar al santo con ramas, sino con banderolas.

Un año más tarde, en el mismo periódico[39], vuelven las alusiones a que fiestas tan dispares en cuanto a protección de masa arbórea se alienten desde distintas autoridades, civil y eclesiástica. Parecemos asistir a un pulso de incierto resultado. El anónimo cronista, tras ofrecer unas pinceladas de la Fiesta del Árbol en un artículo general que titula «Fiestas de primavera», reflexiona sobre el acierto de concentrar esta fiesta, la de San Gregorio y las primeras comuniones, como nota final del curso escolar. Sin embargo, advierte que, si bien se incita a los niños a proteger la naturaleza plantando árboles y escuchando discursos, pasando unas semanas con el advenimiento de la romería de San Gregorio

[...] estos mismos chicos, arrastrados por la tradición, por la costumbre y por la esperanza de una tarde de asueto, faltan un día a clase con permiso de los profesores, van al monte, destrozan unas docenas de árboles, cortando sus más hermosas ramas en salvaje emulación por ver quién lleva la más grande, y cargados con ellas van a la ermita de Santa Ana y forman en la pintoresca y preciosísima procesión de San Gregorio, que desde su poético retiro le llevan sobre un bosque ambulante a la iglesia de El Salvador.

El cronista pregunta al lector qué sentido tiene alentar a los niños a plantar árboles y a destrozarlos poco después. Y reflexiona en voz alta:

Ni una ni otra fiesta pueden suprimirse: la del Árbol, porque es altamente educadora, cultural e instructiva; y la de San Gregorio porque es tradicional, típica, poética y en cierto modo es una página de la vida bejarana, bellísima por su originalidad.

La solución que ofrece es sintomática y en cierta forma visionaria de lo que va a ocurrir apenas una década después: unir ambas fiestas en una sola, que honre a San Gregorio como «Patrón del árbol». Y hasta organiza la fiesta futura:

Diríjase la comitiva de la Fiesta del árbol al Paseo de Santa Ana, repártase allí a los niños las varas que, procedentes del vivero municipal han de plantar, organícese la procesión de San Gregorio yendo delante toda la chiquillería con los arbolitos y diríjase la misma al sitio donde deba celebrarse la Fiesta del Árbol. Allí, pronunciados los discursos pertinentes, se bendeciría el campo y los árboles por el sacerdote y por el santo «patrón del árbol» y después, o se reorganiza la procesión hasta dentro de la ciudad, con los niños y sus autoridades, o se disloca aquella, quedando los niños en el campo para merendar, acompañando al santo solamente el elemento religioso.

La Victoria replica a Béjar en Madrid en el ejemplar de la semana siguiente[40]. En este caso el arcipreste de Béjar y párroco de San Juan Bautista se da por aludido y escribe un artículo largo hablando «Sobre las fiestas de primavera». Como el artículo es largo, lo resumimos: el sacerdote informa de que son pocas las ramas que portan los chiquillos para escoltar al santo, apenas una docena, y enumera las causas por las que son tan escasas, entre ellas el alto precio de la madera, el respeto a los árboles y el cuidado de los propietarios para que actos vandálicos no se produzcan. Con todo ello, aboga por mantener la fiesta de San Gregorio por su gran tradición en la vida religiosa de Béjar y propone que un experto jardinero corte las ramas necesarias con el fin de que no se perpetren daños. Y además propone que se nombre a San Gregorio patrón del árbol, llevando el día de su fiesta la talla al lugar de plantación para que las bendiga. La polémica, sin duda, estaba servida, y no fue atenuándose ni mucho menos.

El rifirrafe debió de ir alzando vuelos más profundos, pues el pleno consistorial de 1927 decidió prohibir directamente el que se dañasen los árboles partiendo ramas y sugirió que los niños llevasen como sustitución banderitas y gallardetes. La carta en la prensa del párroco de la iglesia de San Juan Bautista[41], don José María Santamera Tejedor, el principal organizador de San Gregorio, no se hizo esperar. En ella arremetía contra la autoridad civil, alegando que la veda a cortar ramas en ese día no era competencia del Ayuntamiento, sino de la autoridad eclesiástica. Santamera tilda a la Fiesta del Árbol como «campanuda y extranjera» y reproduce las declaraciones de los ediles -a los que llama por cierto «adoradores del árbol»-, calificando a la romería de San Gregorio y a la tradición de recibirle con ramas como inculta por «la poda arbitraria e injustificada. de un árbol en plena floración». El párroco declara que exageran, «que han sido solo unos ramitos para ofrendar al santo» y que si hubiese habido alguna extralimitación, él mismo hubiera sido el primero en imponer su autoridad. Aboga, finalmente, que en Béjar la fiesta verdadera del árbol no es la civil, sino la religiosa de San Gregorio.

En 1930 todavía se consignaban partidas económicas municipales para esta fiesta[42].

Conclusiones

Los motivos de la desaparición de esta fiesta infantil puramente civil en Béjar no están claras, pero son fácilmente deducibles tras la lectura de este trabajo: el choque con una festividad arraigada de tipo religioso, la falta de fondos y la manipulación por parte de las autoridades civiles. Su recorrido de casi veinte años no hay duda de que dejó un poso indeleble en unos niños que recordarían esta celebración en sus años de madurez, pues ese objetivo tenía: inculcar el respeto por la naturaleza. Y quién sabe si alguno de aquellos ejemplares de árboles fructificó y sea alguno de los que a día de hoy dan sombra a parajes como los de la subida al Castañar, el Regajo, Santa Ana o el Camino del Bosque. Con este pequeño trabajo hemos pretendido rescatar una celebración infantil de existencia efímera de la que se ha perdido memoria en Béjar hasta tal punto, que a día de hoy no hemos podido recopilar fotografías de un día tan bullicioso como aquel en el que se convocaba a niños de todos los colegios públicos de la ciudad hasta llegar a mil. Quizá sirvan estas líneas para identificarlas en algún momento.




REFERENCIAS

HEMEROTECA

-Béjar Nueva: periódico republicano. Órgano de la Coalición republicano-socialista (ejemplares 1911 y 1912).

-La Victoria (ejemplares de 1912 a 1930).

-Béjar en Madrid (ejemplares de 1917 a 1930).




BIBLIOGRAFÍA

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Cascón, Carmen. «Los Arcos de San Juanito de Béjar: una tradición ligada a los ritos vegetales. Explicación y evolución histórica». Revista de Folklore, nº 350, Fundación Joaquín Díaz de Valladolid, (2011): 4-10.

Cascón, Carmen. «La Congregación de los Luises y una fotografía inédita», Béjar en Madrid, 4.908(2/XII/2022), p. 4.

Domínguez, Roberto. «La Banda Municipal de Música de Béjar: los orígenes de una banda que cumple cien años». Revista de Ferias y Fiestas de Béjar (2017: 10-13).

Hernández, José María. «Educación y sociedad en Béjar en el primer tercio del siglo xx (1900-1936)» en Historia de Béjar, vol. II (Centro de Estudios Bejaranos y Ayuntamiento de Béjar, 2013), 353-433.

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Palomeque, Manuel Carlos. Vuestros y de la causa obrera. La gran huelga textil de los siete meses en Béjar (1913-1914), (Centro de Estudios Bejaranos y Ayuntamiento de Béjar, 2016), 325 págs.

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NOTAS

[1] Algunas de estas festividades han sido recogidas en Carmen Cascón «Inventario breve de regocijos, jolgorios y curiosidades festivas religiosas de Béjar desde la Edad Moderna». Revista de Folclore, nº 460, Fundación Joaquín Díaz de Valladolid (2020): 66-91.

[2] Carmen Cascón, «Los Arcos de San Juanito de Béjar: una tradición ligada a los ritos vegetales. Explicación y evolución histórica». Revista de Folklore, nº 350, Fundación Joaquín Díaz de Valladolid, (2011): 4-10.

[3] Carmen Cascón, «La Congregación de los Luises y una fotografía inédita», Béjar en Madrid, 4.908(2/XII/2022), p. 4.

[4] Existe un artículo en internet de Pablo Vela que describe la fiesta en Baños de Montemayor. «La Fiesta del Árbol, 1910». https://www.histobanos.com/la-fiesta-del-arbol-1910/. Del resto hay referencias hemerográficas en la prensa consultada.

[5] La vida de este bejarano relevante merece una entrada en el Diccionario Biográfico Español. https://dbe.rah.es/biografias/51661/emilio-munoz-garcia

[6] Para saber más sobre este escritor y periodista, Ignacio C. Soriano y Miguel Íñiguez, José María Blázquez de Pedro, Anarquista de ambos mundos (en Béjar, Panamá y Cuba), (Asociación Isaac Puente, 2017), 359 págs.

[7]Béjar Nueva: periódico republicano. Órgano de la Coalición republicano-socialista. Año II, n.º 62, 23 de diciembre de 1911, p. 3.

[8]Béjar Nueva: periódico republicano. Órgano de la Coalición republicano-socialista. Año III, n.º70, 17 de febrero de1912, p. 3.

[9] Según se desprende de la consulta de la prensa y de las resoluciones plenarias, ya que en las lecturas los libros de actas de plenos del Ayuntamiento, custodiadas en el Archivo Histórico Municipal de Béjar, no hemos encontrado referencias a la Fiesta del Árbol quizá por ser considerado asunto menor.

[10] Manuel Carlos Palomeque, Vuestros y de la causa obrera. La gran huelga textil de los siete meses en Béjar (1913-1914), (Centro de Estudios Bejaranos y Ayuntamiento de Béjar, 2016), 325 págs.

[11] José María Hernández, «Educación y sociedad en Béjar en el primer tercio del siglo XX (1900-1936)», Ob. Cit., 353-433, aquí 17. Cita en este trabajo otras fiestas educativas, además de la del Árbol.

[12] Algunas pinceladas en torno a la música de estas y otras celebraciones nos las ofrece Josefa Montero, «Las fiestas de antaño y su música en Béjar», Revista de Ferias y Fiestas de Béjar (2019): 24-29.

[13] Partitura descargada de internet. Obras escogidas de autores clásicos y modernos. Fuentes y Asenjo. Música, pianos y librería. Arenal, 20, Madrid. https://arribalasramas.es/2022/07/17/real-decreto-de-la-fiesta-del-arbol-1915/

[14]Béjar Nueva: periódico republicano. Órgano de la Coalición republicano-socialista. Año II, n.º 62, 23 de diciembre de 1911, p. 3.

[15] Ibídem. Año II, n.º 62, 23 de diciembre de 1911, p. 3.

[16]La Victoria, 2 de marzo de 1912, n.º 918, p. 3.

[17]La Victoria, 16 de marzo de 1912, n.º 920, p. 3.

[18]La Victoria, 20 de abril de 1912, n.º 925, p. 2.

[19] Sería una de las primeras citas a las que acudió la Banda Municipal de Música de Béjar recién constituida, pues se aprobó en pleno municipal el 2 de abril. Roberto Domínguez, «La Banda Municipal de Música de Béjar: los orígenes de una banda que cumple cien años». Revista de Ferias y Fiestas de Béjar (2017: 10-13).

[20]La Victoria, 8 de marzo de 1913, n.º 971, p. 3.

[21]La Victoria, 29 de mayo de 1915, n.º 1.087, p. 3.

[22]La Victoria, 31 de diciembre de 1915, n.º 1.118, p. 3.

[23]La Victoria, 10 de febrero de 1917, n.º 1.176, pp. 2 y 3.

[24]La Victoria, 17 de febrero de 1917, n.º 1.177, p. 2.

[25]La Victoria, 3 de marzo de 1917, n.º 1.177, p. 2.

[26]La Victoria, 17 de marzo de 1917, n.º 1.181, p. 2.

[27]La Victoria, 5 de mayo de 1917, n.º 1.188, p. 2.

[28]La Victoria, 28 de abril de 1917, n.º 1.187, p. 2.

[29] No los transcribimos aquí por su extensión, pero puede ser consultado en La Victoria, 12 de mayo de 1917, n.º 1.189, p. 1. En ese diálogo se recuerda el origen de esta fiesta en Villanueva de la serena, la obligatoriedad de su celebración y los beneficios de los árboles.

[30]La Victoria, 10 de mayo de 1919, nº 1.293, p. 3. Béjar en Madrid, 16 de mayo de 1919.

[31]La Victoria, 10 de abril de 1920, nº 1.341, p. 2.

[32]La Victoria, 14 de abril de 1920, nº 1.342, p. 3.

[33]La Victoria, 21 de febrero de 1925, n.º 1.595, p. 3.

[34]La Victoria, 14 de marzo de 1925, n.º 1.598, p. 5.

[35]La Victoria, 21 de marzo de 1925, n.º 1.5, p. 1 y ss.

[36] José María Hernández, «Educación y sociedad en Béjar en el primer tercio del siglo XX (1900-1936)» en Historia de Béjar, vol. II (Centro de Estudios Bejaranos y Ayuntamiento de Béjar, 2013), 353-433, aquí 12. Se consigna en el pleno de ese año el otorgamiento de 750 pts. para gastos.

[37]Béjar en Madrid, 16 de mayo de 1917, p. 3.

[38]La Victoria, 12 de mayo de 1917, n.º 1.189, p. 3.

[39]Béjar en Madrid, 16 de abril de 1917, pp. 2-4.

[40]La Victoria, 28 de abril de 1917, n.º 1.239, pp. 1 y 2.

[41]La Victoria, 21 de mayo de 1927, n.º 1.712, p. 1.

[42]La Victoria, 11 de enero de 1930, n.º 1.8520, p. 3.



Recuperando la memoria de una celebración civil de carácter educativo: la Fiesta del Árbol en Béjar (1912-circa 1930)

CASCON MATAS, Mª del Carmen

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 500.

Revista de Folklore

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