Revista de Folklore • 500 números

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Revista de Folklore número

500



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Pueblos con nombres de todos los colores

RODRIGUEZ PLASENCIA, José Luis

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 500 - sumario >



Los que tienen la suerte de haber recorrido España por carretera lo saben, nuestra geografía está salpicada de pueblos con nombres de lo más peculiares, algunos de ellos despoblados o a punto de despoblarse y tan surrealistas que, al atravesarlos, resulta casi imposible no hacer un alto en el camino para fotografiarse junto al cartel de entrada a la localidad. Eso sucede, por ejemplo, a quienes pasan junto al cántabro río Polla, sobre el cual alguien tuvo la humorada de añadir que no recomendaba dejarse caer de culo en él; o Poyatos, en Cuenca…

Y entre esos pueblos los hay con nombres más largos y más cortos. Así, nos encontramos municipios o pedanías largos tales como: Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja –Burgos– con 43 caracteres; Cruïlles Monells i Sant Sadurní de l’Heura –Gerona– 42 caracteres; Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago –en la Sierra Norte de Madrid– que debe su nombre a la fusión de esos nombres independientes a mediados del siglo xix, que forma con treinta y ocho letras; en Burgos nos topamos con Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja, que se diferencia de la anterior en una sola letra. Y les siguen: Vandellòs i l’Hospitalet de l’Infant –Tarragona– 36 caracteres, Villanueva del Rebollar de la Sierra –Teruel– 36 caracteres, Santa María de Guía de Gran Canaria –Las Palmas– 35 caracteres, Montejo de la Vega de la Serrezuela –Segovia– 35 caracteres, San Martín de la Virgen de Moncayo –Zaragoza– 34 caracteres, San Martín de la Vega del Alberche –Ávila– 34 caracteres… Y algunos más que andan por los treinta y uno o treinta y dos caracteres, como Pont de Vilomara i Rocafort, El –Barcelona–, San Sebastián de los Ballesteros –Córdoba–, Quintanilla del Agua y Tordueles –Burgos–, Villavicencio de los Caballeros –Valladolid – sin olvidar, por ejemplo, al madrileño Miraflores de la Sierra, antes llamado Porquerizas de la Sierra; junto a Santa Cristina de la Polvorosa, en Zamora, donde tuvo lugar la batalla de Polvoraria, también conocida como «Batalla de Polvorosa», librada entre las tropas de Alfonso III y un contingente de soldados musulmanes enviados por el emir Muhammad, que concluyó con la victoria de las tropas cristianas en unos campos yermos y polvorientos llamados precisamente Polvoraria.

Otras muchas localidades y pedanías podrían sumarse a las dichas para ampliar la lista. Aunque la duda surge en torno a Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, pedanía del municipio de Igüeña, en la comarca de El Bierzo, provincia de León, con 41 caracteres. Su nombre se debe a que en este lugar el monarca leonés Ramiro II –llamado El Grande– derrotó a Martín Moro, el Toledano y a las tropas de Almanzor.

Entre esos pueblos con nombre de largo recorrido pueden citarse los siguientes: el cántabro Bárcena de Pie de Concha –en el Valle de Iguña–, cuyo nombre está formado por bárcena, terreno de gran amplitud que hace pendiente, y Pie de Concha por los restos de cerámica hallados bajo la calzada o vía que pasa por el pueblo hacia la Meseta; Alquería del Niño Perdido, de gentilicio alquerieros, que debe su nombre a una imagen de Nuestra Señora del Niño Perdido que unos frailes agustinos dejaron en el oratorio de Bonretorn, una alquería próxima; Cabeza del Caballo –en la comarca salmantina de Vitigudino– según información que me remite Catalina Sánchez desde la localidad, no debe su nombre a que el término municipal tenga forma de caballo, sino a que el pueblo que era una agrupación pequeña de casas, pajares y paneras que estaban en un pequeño teso, de ahí testa y al final quedó en cabeza y caballo porque allí habría caballos o habían encontrado algún caballo muerto, de ahí viene el nombre de Cabeza del Caballo, el teso del caballo y añade que «[...] gentilicio no tenemos, aunque según un estudioso del pueblo que murió hace años, nos teníamos que llamar caputequinos por su nombre en latín, pero los hijos de hijos del pueblo que ya han nacido fuera cuando vienen en vacaciones se refieren al pueblo como CdC y se llaman cedecienses»; Cabezarrubias del Puerto –en Ciudad Real– es un topónimo derivado de los vocablos latinos caput y rubeus, es decir, cabeza o cabezo rojizo como alusión al color de sus tierras, apareciendo mencionada ya en El libro de las Monterías de Alfonso XI, como la Sierra de Cabezas Rubias, por el pelaje de los osos, abundantes en la zona, que semejaba ser rubio cuando le daba el sol de lleno, aunque otra leyenda cuenta que el origen del nombre se debe a que, tras la reconquista, se inició la tarea repobladora de la zona con gentes procedentes de Francia y Alemania y que los lugareños, subidos a una peña viendo a sus nuevos vecinos exclamaron: «¡Cuánta cabeza rubia!», por lo que el pueblo pasó a llamarse primero Cabezas Rubias, más tarde Cabezarrubia y finalmente el actual Cabezarrubias, de ahí que sus habitantes sean conocidos como cabezarrubeños. «Lo de Puerto se añadió posteriormente como reclamo engañoso para atraer repobladores, a quienes se decía que el lugar estaba situado junto al mar».

Continuando con nombres largos de pueblos españoles nos encontramos con Las Cabezas de San Juan, en la provincia de Sevilla, que a lo largo de su historia ha tenido hasta tres nombres, debiéndose el actual al conjunto de pequeños cerros en que se sitúa la localidad, cabezas o cabezos a los que se añadió el determinante de San Juan de Jerusalén por la Orden Militar que arrebató el lugar a los musulmanes, conociéndose sus habitantes como cabeceños; un segundo Cabezón –el cántabro de las Sal– tiene dos posibles orígenes, el primero de los cuales provendría de la medida romana «el cabezón» que se utilizaba en la compra y venta de la sal, pues en el lugar abundaban las minas de este producto, que dio lugar al actual determinante, y un segundo que podría hacer referencia a una antigua torre medieval de vigilancia costera, a veces conocidas también como cabezos, que se erguía en el conocido Pico de la Torre, circunstancia que podría llevar a pensar que el primitivo nombre de este municipio pudo ser Cabezo del Valle de la Sal, que posteriormente derivó en el nombre actual de esta villa, cuyos habitantes son conocidos como cabezonenses. Y aún existe otro Cabezón –éste de Pisuerga– en Valladolid, que se levanta junto al cerro o cabezo de Altamira, un lugar apto para erigir una atalaya de vigilancia sobre el cruce el Pisuerga, río que contribuye como determinante, por lo que el nombre del topónimo sería un aumentativo de cabeza o cabezo y de ahí a cabezoneros –su gentilicio– sólo había un paso. Según informes recibidos desde el Ayuntamiento; Campillo de Ranas es un municipio español del noroeste de la provincia de Guadalajara, nombre que proviene del sustantivo campillo que no siempre define un campo pequeño, sino también puede referirse a un terreno dividido en fincas –campillos–, suficientes para una economía de subsistencia y «de ranas», su determinante, porque las ranas han abundado siempre en el río Tajuña que pasa por la localidad. Su gentilicio es campilleros, aunque también se les conoce como miguistas, chichorritones o los de las yeguas (Cela, 1986, cit. por José Antonio Ranz Yubero, Diccionario de toponimia de Guadalajara, pg. 92); El Cubo de la Tierra del Vino en Zamora, el nombre de El Cubo tal vez proceda de una torre o cubo destinado a defender la zona, estratégica por cruzar las Vía de la Plata «por otra parte –señalan los cubinos– «el determinante se debe a que la zona donde se ubica esta localidad estuvo cubierta de abundantes viñedos desde remotos tiempos, hasta que en el siglo xix una plaga de filoxera diezmó el cultivo, aunque como recuerdo de aquel extenso cultivo quedan algunas viñas y numerosas bodegas excavadas bajo tierra»; Espeja de San Marcelino pertenece a la comarca de Burgos de Osma, en Soria, y por lo que se refiere a su nombre existen dos posibles interpretaciones: Lugares en Espeja de San Marcelino (Brujulea.net) de speculu, espejo, o quizás de specula, lugar de observación, altura, atalaya. En cuanto a San Marcelino se trata del santo patrón, y se añadió a la villa de Espeja cuando, durante la desamortización del convento de los Jerónimos, los huesos considerados de este santo fueron llevados a la Iglesia parroquial de Espeja donde aún se conservan; Los Espejos de la Reina es una localidad leonesa perteneciente al municipio de Boca de Huérgano, que según Asturnatura aparece mencionada como Los Espejos en el Cartulario de Santo Toribio de Liébana –del siglo xi– donde se alude a los los Pelios, y de finales del siglo xii, en que figura como Los Peios. Más tarde, en el siglo xiv se cita ya como Santa María de los Espeios, que derivará en Los Espejos, aunque el lingüista salmantino Llorente Maldonado dice «que formas de tipo ligur Pelio-a ‘altura’ o Peio, Pelho ‘altura cubierta de césped’, aunque no abunda en los Pirineos sí reaparece en Asturias «Monte Pelio, de modo que Illos Pelios > Los Pejos ‘los montes’, por etimología popular se transformaron en Los Espejos y en cuanto a «de la Reina» se trata de un añadido más reciente y que aunque no existe unanimidad entre los historiadores al respecto, se dice que viene porque tradicionalmente, y desde muy antiguo, viene adjudicándose a doña Constanza Enríquez, hija de don Tello, Infante de León y Castilla, hermano bastardo de Pedro I El Cruel, así como hermano también de Enrique II de Trastámara, hijos todos ellos de Alfonso XI; o Rodrigatos de la Obispalía es una pequeña localidad del municipio de Brazuelos, en la Maragatería leonesa, nombre que se forma del nombre del arroyo Rodrigatos y obispalía, residencia de un obispo; Villaseco de los Gamitos es municipio salmantino en la Tierra de Ledesma, que originalmente se llamó Villarseco o Villar Seco, donde el término ‘villar’ significaría pueblo, topónimo que derivó en Villarseco y finalmente en el actual Villaseco, al que más tarde se le añadió el determinante de los Gamitos, nombre éste que no recoge la Real Academia, pero que podría ser, según información recibida desde el Ayuntamiento, de los Gamones, planta perenne mediterránea que creen que debió abundar en el término municipal.

Menos largos son las localidades de Casasola de Rueda –leonesa– y la salmantina Castellano de Moriscos, debiéndose el nombre del primero a que según es tradición popular local, que en un principio en el lugar hubo una casa sola, que dependía de la Villa de Rueda utilizada como lugar de servicio por el señor de la Villa; y el segundo a que la zona fue repoblada con gentes procedentes de Castilla, de ahí que se les conozca con el gentilicio de castellanomorisqueños; Alcubilla de Avellaneda –en Soria– es un diminutivo de Alcoba, palabra árabe que tiene varios significados, siendo los más comunes el de torre defensiva o más bien de una torrecita que debió de existir en la Edad Media, mientras el topónimo Avellaneda haría referencia a los señores de igual apellido que edificaron un palacio en la población allá por el siglo xvi; otra Alcuvilla –ésta de la Peña– en el partido de Almazán soriano, recibe su nombre porque su término municipal se extiende por un terreno llano, aunque de elevada altura y se les conoce –a éstos– como alcubillenses; Caravaca es murciana y todo parece indicar que su topónimo alude a lo pétreo del lugar, con el aditivo de la Cruz como alusión a la leyenda que hace referencia a la cruz que, a falta de una tangible, apareció en los cielos cuando el almohade Abu Zeyt, primo de Miramamolín, pidió a un sacerdote cristiano que tenía cautivo que celebrara una misa en su presencia, al menos eso cuentan los caravaqueños o cruceños; La Flecha de Torio es una localidad leonesa en el municipio de Garrafe de Torio a la que también se alude como Frecha –derivado de Fracta– y hace referencia a una vía o camino cortado, en alusión a que el arroyo que baja de los altos de Fontanos producía una fuerte erosión que cortaba los caminos.

Baños y Mendigo es una pedanía murciana en el Campo de Cartagena y, según se recoge en El Portal del Ayuntamiento de Murcia, el origen de su nombre no está del todo claro. Tradicionalmente se ha buscado y explicado su origen en la existencia en el lugar de un nacimiento con un pequeño caudal que se recogía en una gran balsa cuyas aguas se utilizaban para el riego, pero que en época estival usaban para el baño los habitantes de la zona, de ahí el término ‘Baños’. En cuanto al segundo término, «Mendigo», también se ha mantenido que deriva del hecho de que en la pequeña ermita construida en el lugar habitó un mendigo, aunque otros hablan de un eremita. No obstante, esta última interpretación ha sido cuestionada por el prestigioso historiador D. Juan Torres Fontes, cronista de la Ciudad de Murcia, que tras el estudio de diferentes documentos medievales constata la utilización del término ‘Mendigol’ para referirse a las tierras en donde se ubica la actual pedanía de Baños y Mendigo».

Matavenero y Paibueno son un mismo pueblo de la comarca leonesa de El Bierzo, donde Matavenero estaría formado por mata –bosque de árboles de una sola especie– y venero, manantial y Poibueno de podio y bueno; este pueblo leonés pertenece a Reperuelos del Páramo, aunque su nombre –me informan desde el Ayuntamiento– poco o nada tiene que ver el insecto con el nombre, aunque hay quien dice que ‘La Mosquera’ era un paraje o bosque fresco donde pastaba el ganado para protegerse de las moscas, «[...] pero otros relacionan el nombre con ‘almizcle’ –mucus– y también hay quien lo interpreta basándose en ‘muesca’, como referencia al terreno llano, yermo, rasos y desabrigado»; en la comarca de La Carballeda zamorana se levanta Muelas de los Caballeros –situada a una altitud de 985– donde muela hace referencia a meseta o mesas en horizontal, formadas generalmente por rocas calizas, y que han sido recortadas por ríos o ramblas, que forman profundos desfiladeros o gargantas y en cuanto al determinante de los Caballeros puede hacer referencia a los descendientes del monarca asturiano Ordoño I.

En las segovianas Tierras de Sepúlveda está Castroserna de Abajo –en el siglo xvi con el añadido de Yuso–, formado por el topónimo castos, del latino castrum, campamento o castillo, y serna, senara, terreno poseído en común por los habitantes de un poblado, mientras de Abajo lo toma para diferenciarse del vecino Castroserna de Arriba –municipio de Prádera–, apodados cartusos; y corqueños los vecinos de Corcos del Valle, en Valladolid, la antigua Cohorcos –del latino confurcu – cruce de caminos; El Cubo de Don Sancho –en la comarca de Vitigudino– al igual que otras muchas localidades de la provincia salmantina debe su origen a los reyes leoneses y, en este caso, además, de ellos tomó su nombre y su gentilicio cubense. «Así, El Cubo ya estaba poblado en la Edad de Hierro y mantuvo ese nombre tras las repoblaciones y hasta el siglo xviii, cuando se le añadió de Don Sancho. Sin embargo, no hay consenso de si el nombre procede del rey Sancho IV o del infante Don Sancho ‘el Mudo’, que estuvo encerrado en una fortaleza en la localidad» (Isabel Andrés. De Pocilga a Buena Vista: diez pueblos con nombres singulares. Tribuna. Salamanca, 7-I-2023); en Dios le Guarde –en la salmantina comarca de Ciudad Rodrigo– los diosguardeses cuentan la leyenda que hace ya muchos años hubo por la zona un gran bosque tenebroso y oscuro, al que los habitantes de la zona le tenían gran respeto porque había muchos lobos, bosque que debía cruzarse para ir al pueblo de Tenebrón, en la misma comarca, de ahí que cuando alguien iba a cruzarlo la gente le decía Dios le guarde, como fórmula protectora del peligro que podía encontrarse en él; Beniaján es una pedanía murciana donde, según escribió Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, existían numerosas ermitas, entre ellas la de Ntra. Sra. de Los Dolores, que al producirse la separación entre la de Benaoján y San Benito, el lugar comenzó a llamarse Ermita de los Dolores de Beniaján y doloreños sus habitantes.

Peleas de Arriba y Peleas de Abajo son municipios de la ya mencionada comarca de la Tierra del Vino y parece claro, según recoge el Correo de Zamora La Opinión, Entre peleas de moros y cristianos, que cita al alcalde local, que la zona fue un lugar de fricción durante varios siglos entre moros y cristianos, separados por el arroyo de Valparaíso, lo que justificaría el nombre, ya que Peleas de Abajo está más al norte que Peleas de Arriba, pero el determinante no está equivocado ya que está en la parte baja del curso del arroyo de Valparaíso, que nace precisamente en el pueblo vecino, aunque una leyenda popular – sin embargo – «parece referir su nombre a que la zona, frondosa en arbolado, era refugio de bandoleros que asaltaban a los viajeros que recorrían la Vía de la Plata y que su nombre ‘de Abajo’ – Peleas de Yuso – sirve para diferenciarlo del pueblo de Peleas de Arriba o de Suso» y en lo que no hay discrepancia es el gentilicio pelaínos, que se aplica a los habitantes de ambas localidades.

En el salmantino Valle del Amblés el municipio de La Hija de Dios perteneció al monasterio femenino de San Clemente de Adaja, localidad a la que hace referencia Cela –Judíos, Moros y Cristianos, Ediciones Destino, Barcelona,1989– diciendo que el origen de este nombre provino de un ventero llamado Juan de Dios que, al morir viudo, dejó la venta a una hija moza que hubo de gobernarla atendiendo a «su clientela de arrieros, trajinantes y truchimanes de todo pelaje...» y a los mismos hijienses, supongo; Llano de Brujas es una pedanía situada en plena llanura aluvial de la huerta murciana, de tierra de salina, denominada bruja, pedanía a la que el investigador y erudito de la literatura popular de la comarca, Pedro Díaz Cassou, atribuye el origen del nombre a un curioso episodio protagonizado por el fraile carmelita Padre Tomatera, que sufrió una alucinación o un sueño en un lugar del Llano y que en ese estado creyó ser cogido por las brujas de Alcantarilla, «[...] que lo llevaron volando y lo colocaron en presencia del mismísimo diablo, ante el que pronunció un conjuro carmelita contra diablos infernales y que rezaba así: ‘Vade infernalis, draco autoritate. Dei et Beeatissimae Virginies Carmelitana’, conjuro que sirvió para que le soltaran inmediatamente y cuando más tarde contó la experiencia sufrida a sus vecinos, decidieron llamar a la zona con dicho nombre» (Historia de Llano de Brujas. Portal del Ayuntamiento de Murcia); Más de las Matas –en la comarca turolense del Bajo Aragón– recibió este nombre por el apellido de unos hermanos apellidos Mata o Lamata que constituyeron una explotación agraria, complejo que comenzó a conocerse como Mas de los Matas o de los Lamatas y a sus habitantes masinos; y volviendo a León –en el municipio de Valderrey– el nombre de Matanza de Los Oteros según algunos provendría de la hecatombe que las tropas cristianas de Alfonso II infringió a las musulmanas de Muhammad I, donde no quedó ninguno vivo, «[...] aunque en realidad, todo esto no es más que leyenda, de relativamente nueva creación, aunque según los expertos el nombre no es más que una referencia toponímica, vulgarizada a partir de la raíz mata –mata-ancha=matanza–, raíz que se encuentra en muchos otros pueblos de la región» –Brujulea– pudiendo llamarlos matancinos o matanceros. Y aún existe en León otra Matanza, ésta de Valderrey.

Curioso nombre, en apariencia, tiene el salmantino Poyales del Hoyo, en la comarca de Arenas de San Pedro, aunque no debe pensarse mal sobre el origen del nombre y sobre los hoyancos –su gentilicio–, pues deriva del castellano poyo –pŏdiu en latín–, cerro, colina, al igual que Poyales de Enciso, en La Rioja; Pozal de Gallinas se encuentra en Valladolid, aunque el origen del municipio no está nada claro, salvo que, como dicen sus vecinos, los gallinatos, pozal es el brocal de un pozo y cuentan con algo de sorna que tal vez los primeros que pasaron por aquí vieron un pozal lleno de gallinas y lo bautizaron con dicho nombre; Puente Tocinos es una pedanía murciana que debe su nombre, según el Ayuntamiento local, al Puente de los Tocinos, situado sobre la acequia de Benetúcer, aunque existen dos tesis diferentes sobre el origen de este nombre, pues según el primer párroco de esta localidad parece ser que en el puente sobre la acequia, en el Barrio del Secano, se levantaban comercios ilegales de carne de cerdo que, aprovechando que se encontraban fuera del radio municipal a efectos de pagos de arbitrios, la vendían fresca y más barata que los carniceros del pueblo, actividad que con el tiempo derivó en el nombre actual topónimo y que es considerada la teoría más creíble. Aunque un joyero de la pedanía oyó decir a sus padres que los mozos puentetocineros tenían por costumbre salir a deshoras de la noche al puente del Barrio del Secano para rondar a las mozas huertanas, encuentros que en ocasiones acabaron en disputas con derramamiento de sangre entre los diferentes grupos, sucesos que la gente luego con frases como «En el puente ha habido tocino». Tampoco deja de producir sorpresa a primera vista que en el concejo asturiano de Castrillón existan dos localidades conocidas como La Ramera de Arriba y La Ramera de Abajo, que nada tiene que ver con las profesionales del sexo, aunque algún mal pensado se haya atrevido a dirigirse a algún vecino como «hijo predilecto de La Ramera», pues en este caso el sustantivo ramera alude a las ramas de los abundantes árboles de ambas localidades.

Por supuesto debe reconocerse entre los de curiosos nombres El Meadero de la Reina, un apeadero de casas en una barriada rural gaditana entre Chiclana de la Frontera y San Fernando –perteneciente a Puerto Real– que ostenta tan indiscreto nombre desde 1862 que, eso dicen, en un viaje que hizo la Reina Isabel II con su marido y sus dos hijos por tierras andaluzas en octubre de aquel año, a la vuelta de visitar a unas salinas invitados por el Ayuntamiento de Puerto Real, se sintió indispuesta y le urgió aliviar su vejiga entre unos arbustos y las cuatro casas habidas allí, por lo que mandó parar el tren que la conducía en un lugar que por entonces se conocía como El descansadero de la Venta Caída, que un tal Antonio García había levantado para descanso de arrieros y trajinantes, pero que con el tiempo se había abandonado, motivo por el cual dio en llamarse con dicho nombre. Más tarde, tras los aprietos que aquejaron a su Majestad, adquirió el que hoy tiene y se rumorea que, desde entonces, los habitantes de aquel barrio comenzaron a ser apodados meones.

El Mirador de Las Brujas se encuentra en el municipio de El Paso, en la Isla de la Palma y según información remitida por María Luisa Rodríguez Castro, del departamento de fiestas de Santa Cruz de La Palma, esta isla cuenta con muchas leyendas que se extienden por toda su geografía, como es el caso del Llano de las Brujas o Mirador del Jable:

El porqué de este nombre tiene varias teorías que han llegado hasta nosotros.

1) Desde la antigüedad, siendo un sitio de cruce de caminos reales, subían a hacer rituales de santería. O incluso, los antiguos habitantes prehispánicos, los benahoaritas, podían utilizar el lugar para ritos.

Hay que decir que estos habitantes tenían como Dios a Abora que se puede traducir como Luz, el Sol y a Iruene como el ser maligno, que ellos lo asignaban a la noche y lo relacionaban con un perro, que eran los que atacaban por la noche a los ganados. Utilizaban sitios altos para ritos, bien en los equinoccios u otros momentos.

El lugar se ha convertido hoy en un lugar ideal para contemplar el cielo y ser un mirador astronómico espectacular.

2) La otra versión es que en la zona se reunía el pastoreo, de hecho, hay restos aborígenes de pequeñas cabañas también. Solían subir en busca de raíces de helechos o como lugar de paso por ser el cruce de caminos. La zona, que se encuentra en el paso de las nubes del alisio suele verse envuelta por niebla. La niebla y las fogatas en la noche, marcan un paisaje fantasmagórico y de ahí la creencia de Brujas. Desde las zonas poblacionales bajas se veía en las cumbres los resplandores del fuego entre la niebla y eso provocaba miedo en la población. De hecho, en las leyendas decía que no se debería de subir en las noches de luna llena a la zona.

Mora de Rubielos se sitúa en la comarca turolense de Gúdar-Javalambre y como me remiten desde el Ayuntamiento morano, «[...] el origen del nombre de nuestro municipio no se encuentra detallado sí que siempre fue Mora, que también por ser frontera de Aragón durante bastante tiempo de la Edad Media, fue llamado Mora de Aragón, y a partir del siglo xix, la administración con el listado de todos los municipios que coinciden con el mismo nombre, pone apellidos, a Mora apellido de Rubielos para distinguirla de las otras Mora que hay en España y, cierto es, que este nombre se refiere a la fruta porque está en nuestro escudo, junto con tres castillos, la flor de Lis y corona de Marquesado, representativo todo de nuestra historia». En la misma comarca está Rubielos de Mora, los rubielanos.

Quintanillas del Coco pertenece a la provincia de Burgos y es nombre que hace referencia a quinta, casa de campo cuyos colonos pagaban como renta la quinta parte de los frutos, pero del coco al que hace mención el determinante, nada se dice.

Retortillo de Soria en la tierra del Burgo, su nombre alude a río pequeño torcido o tuerto, o as aunque anteriormente en castellano antiguo se llamara Río Tortiello, como reconocen los retortillanos; Rubielos de Mora es una localidad turolense en la comarca de Gúdar-Javalambre, Según información remitida por Carlos Casares, Técnico de Turismo de Rubielos, en las proximidades del pueblo hubo un asentamiento romano del que se derivaría el nombre por el cual se conocía a la zona del establecimiento rubus Idoeus, término que a la traducción significaría algo parecido a terreno de zarzas, debido a la abundancia de este arbusto por este valle, «[...] pese a ello, nuestra tierra no es ni sería, especialmente fértil, ni nuestro clima tan húmedo como en el norte de España y es por esto que nuestros arbustos no alcanzan un gran tamaño». Y añade que la conjetura que está más extendida con respecto a la evolución del nombre de Rubus en Rubielos tendría relación con este hecho sobre el tamaño de los arbustos, debido a que es conocido un diminutivo latino en forma de sufijo –olus– que daría lugar a rubus olus, Rubolus y que etimológicamente es posible que derivase en la actual acepción del término con un significado de «zarza pequeña». «Otra de las posibilidades barajadas sobre el origen del término Rubielos podría tener relación con la forma latina del color rojo rubrum, debido a las formaciones ricas en arcillas en las proximidades de la localidad. Actualmente aún existe alguna explotación de arcilla operando en nuestro termino municipal». El apellido o determinante de Mora estaría influido por el Señorío de Mora, localidad vecina y de mayor tamaño, perteneciente a la aragonesa familia de los Fernández de Heredlia. Su gentilicio es rubielanos.

Sardón de los Frailes –sardoneses– es un municipio de la provincia de Salamanca, en la comarca de la Tierra de Ledesma, al que se atribuye un origen derivado de latín exarritare, que significa ‘monte bajo de encinas’, topónimo que fue evolucionando hasta el llegar a su actual Sardón, al que se añadió el determinante ‘de los Frailes’ por haber pertenecido en el siglo xiv al convento salmantino de San Esteban.

Venta de Pantalones es una aldea hoy casi abandonada de la provincia de Jaén, nombre de uno de los venteros que la ocuparon, que era conocido como el tío Pantalones por usar ropa que no le correspondían por su estatura, pues era bastante bajito; Villanueva del Pardillo –el pueblo de los pardillanos– es un municipio madrileño que debe su nombre, según unos, a un pastor apellidado Pardo que ocupó el lugar durante la Reconquista, aunque hay quien lo relaciona con la tuna, pues de dicha localidad procedían muchos universitarios que se sumaban a dicha agrupación estudiantil –los pardillos, por novatos–, aunque menos probable es que se deba a los aldeanos que generalmente solían usar ropas de color pardo; Villanueva del Trabuco se integra en la comarca nororiental de Málaga y, como recoge Brujulea.net, el hecho de nombrar el lugar como el Trabuco –y trabuqueños su gentilicio– podría tener relación con que en ese lugar se colocó anteriormente un trabuco-catapulta probablemente para usarse en la toma de Loja. Aunque menos probable es la leyenda que hace referencia a la existencia de una venta en un cruce próximo al pueblo, cuyo propietario, para proveerse de víveres se dirigía a Archidona y como en sus continuos viajes era asaltado en los caminos para robarle las mercancías, decidió comprarse un trabuco del que no se separaba ni a sol ni a sombra, de ahí, que cuando iba a Archidona decían al verlo «aquí viene el tío del trabuco», leyenda que «[...] se contrapone también al hecho de que el nombre del Trabuco como pueblo, aldea, venta o sitio ya existía desde 1478 y aparece reflejado en multitud de documentos, mapas y otros de los siglos xvi, xvii y xviii sin que se hubiera inventado aún el trabuco-escopeta al que refiere la leyenda».

Villar de Canes es un pequeño municipio castellonense que debe su nombre al derivado latino vila –villa o pueblo– y canes –del latín canna, caña–, de ahí que Villar de Canes sería el pueblo de las cañas o cañaverales, mientras en El Bierzo leonés está Villadecanes, con su gentilicio villadecanienses; en Salamanca está Villavieja de Yeltes –antes Villar de la Vieja–, formado por el ya conocido villar y el determinante de Yeltes en referencia al río que baña su término municipal de los villaviejenses; y Valcabado del Páramo es una pedanía dependiente del leonés Reperuelos y de cuño nombre –como se lee en la Wikipedia– no se sabe exactamente la procedencia del topónimo, aunque sobre ello podrían referenciarse dos historias, la primera de las cuales dice que el nombre procede de la unión de valle y de cavado, mientras la segunda indica que el nombre procedería de valle y de acabado, de ahí que estas dos posibilidades «hagan que la ortografía en el nombre del pueblo no sea muy clara», aunque «en el uso de los habitantes suele destacar Valcabado, siendo además ésta a la opción con más peso lógico por la situación orográfica del lugar». Y el leonés Zotes del Páramo, que según cuentan debe su nombre a un secretario ignorante que pasó por el pueblo quien cambió el nombre de Cotes por Zotes, mas la confusión de una letra no ha afectado al gentilicio de quienes viven allí, que se siguen llamando coteños o cauteños. Aunque como escribe Teresa Giganto –Es un error ser vecino de Zotes. La Nueva Crónicas, Diario Leonés– «[...] en esto de la toponimia hay muchas incertezas, leyendas y verdades que se mezclan con historias que han pasado de boca en boca con su consecuente deformación. Por eso hay otras hipótesis como que, en el mismo término municipal, pero en otra zona hubo un pueblo llamado San Pedro de Cotes que fue diezmado como consecuencia de una gripe muy fuerte que asoló su censo», y los que sobrevivieron «no fueron muy lejos y fue entonces cuando asentaron las bases de lo que hoy conocemos como Zotes del Páramo». Y concluye: «O bien por la mala suerte de las pestes o bien por la mala suerte de tener un secretario zote, ser de Zotes es un error, pero en cualquier caso solo gramatical».

Y volviendo a los municipios de largos nombres, seguro que no hay alguno tan largo como éste del norte de Gales –oficialmente al menos–, que tiene 58 letras: Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch, que traducido dice «Iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de un torbellino rápido y la iglesia de San Tisilio cerca de la gruta roja».

Y, por supuesto, también los hay bastante más cortos, como es el caso del desaparecido Ura –en Burgos– o de los asturianos El Pito, apeadero ferroviario del municipio de Cudillero que según referencias puede aludir a los bocinazos de avisos emitidos por las locomotoras cuando llegaban al lugar, o Acio, aldea ubicada en el concejo de Cangas de Narcea, Yelo, en la provincia de Soria, Adiós –en la Comunidad Foral de Navarra, con gentilicio en adiostarras–, Ajo, capital del municipio de Bareyo, en Cantabria, nombre que, sin mucha certeza, sus habitantes –los ñeros– proviene de la gran cantidad de este producto que consumían sus habitantes y que le daba a la localidad un olor característico; Alcabón es un municipio de la provincia de Toledo, topónimo de origen árabe con el posible significado de bovedilla, pues los alcaboneros creen que el primer origen del lugar fue Casas de Alcalcabón; Aliud, en los Campos de Gómara sorianos, cuyo nombre tiene origen árabe, bien como al-yahūd, los judíos, lo que permite suponer que allí hubiera una colonia de judíos dedicados a la agricultura y a la ganadería, una colonia judía en territorio cristiano-musulmán aunque una segunda opinión señala que el topónimo procede igualmente del árabe –en este caso de al-hûd–, nombre coránico Hûd, que muy posiblemente haga referencia «al profeta árabe que envió Dios a los aditas y que da nombre a multitud de familias musulmanas entre las que se encuentra la importante dinastía de los Banu Hud, reyes de la taifa de Zaragoza entre 1039 y 1110». Su gentilicio es yesero. El murciano Bullas tiene raíz hebrea y significa «punto elevado», bulleros es su gentilicio, Cabra –egabrenses– municipio cordobés, de Igabrum, romanizado del turdetano Licabrum, Cariño –en la provincia de La Coruña– sobre cuyo origen cuenta la leyenda que la Señora do Castro enterró allí a la más hermosa de sus hijas y que al marchar de la zona con el rey celta Ith se despidió de la tierra con un ‘adiós, Cariño’. (El Español), Casla, en las Tierras de Sepúlveda segovianas, que se trata de una derivación de casela –del latín casella– es decir casilla o casa pequeña, Catí, en Castellón, y aunque no es muy seguro el origen de su nombre, parece provenir del latín catinu –plato, hondonada, hoyo–, que tiene mucho que ver con el relieve del municipio, formado por el valle conocido como el corredor de Catí, numerosas ramblas y el barranco de San Miguel, se les apostilla como catinenses; Culla, en el Alto Maestrazgo castellonense, nombre que unos estudiosos hacen provenir este nombre de collia, que sería cuello –lógicamente de montaña–, aunque otros opinan que viene del íbero colla –cerro– y quizá más seguro sea de origen árabe, qulla, monte, por encontrarse en plena sierra de Segura; se les conoce como culleros.

Y prosigamos con otros de tal corte: Churra es una pedanía murciana y según recoge el portal de su Ayuntamiento la denominación provendría de una de las acequias más antiguas construidas en la Huerta de Murcia, la conocida como Churra la Vieja, aunque otros autores se inclinan por una procedencia mozárabe, relacionada con el castellano chorro y tiene churreros como gentilicio; Jódar, en Jaén, nombre que según unos significaría montaña boscosa, aunque otros creen que «Shawdar es un nombre propio de varón en árabe», sus gentilicios son galduriense y jodeño. Loja –granadina– que el filólogo Joan Corominas incluye la voz ‘Losa’ en su Diccionario Crítico Etimológico y la hace derivar del vocablo prerromano lauxa, losa o pizarra con apellido lojeños, Dólar, en la comarca granadina de Guadix, que –como recoge la Wikipedia– son tres las teorías que intentan explicar este nombre, la primera se debe al historiador árabe Ibn al-Jatib, que cita la localidad como Dollar, que al parecer hace referencia a los toneleros que trabajaban la madera con unas hachas que aún se conocen con el nombre de dólar, los cuales se asentaron en el pueblo, la segunda podría deberse a Dolasria, como referencia a un lugar abundante en madera pues antaño hubo un gran bosque próximo a esta localidad u por último, el topónimo puede derivar de ‘Dar’, la casa, lo que vendría a indicar que allí pudo haber una fonda o posada, camino al Puerto de La Ragua, entre las provincias de Granada y Almería, municipio que tiene como gentilicios dolorios o doloríos; Lalín es un municipio de Pontevedra y su nombre, que aparece en numerosos textos medievales, viene supuestamente de un juego de palabras con lana y lino, por la abundancia de estos productos, y se les conoce como lalonenses; Latas, municipio oscense que, según información recibida desde el Ayuntamiento, recibe este nombre del Linaje de Latas, histórica familia noble de origen aragonés, cuyas primeras referencias aparecen documentadas con las formas Latas y Lata.

El Ejido, municipio almeriense cuyo nombre hace referencia al campo comunal, situado a las afueras del pueblo, donde se reunía el ganado, o se establecían las eras. «Etimológicamente, procede del latino exitum, salida al campo, cuya forma bajo latina derivó en exitu, salida». Su gentilicio es ejidense, Elciego, en el País Vasco, sobre cuyo nombre se han emitido diversas opiniones, descartándose, entre otras, la que alude a un vecino local –ciego de nacimiento– que levantó una venta en el lugar, aunque más plausible es que el pueblo se llamase a suponer que Eltziego se llamó Eltzeaga lugar de solares, aunque también eltze significa olla o puchero, por lo podría tratarse de un lugar en donde los fabricasen y se les conoce con el gentilicio de elcieguenses; El Membrillo es una pedanía en el término municipal de Las Herencias, en la comarca de la Jara, provincia de Toledo, nombre que según información recibida provenía de que en esa zona se hacía un dulce amelado, a base de manzanas, que se parecía al membrillo.

La Pera –en el Bajo Ampurdán– es un topónimo que procede del latín petra, piedra, con igual significado en el catalán antiguo, porque el terreno que lo rodea es de naturaleza pedregosa. Y María Díaz –Éstos son los pueblos con los nombres más curiosos de toda Cataluña, 6/09/2019– escribe «¿Cuántas veces los habitantes de La Pera no habrán escuchado que su municipio es ‘la pera limonera? Este deato no puede saberse, pero seguro que a más de uno se le ha ocurrido el chascarrillo al pasar por el Baix Empordà –Girona)– y ver carteles indicativos con este nombre» y su gentilicio es perenc en catalán y perenco en castellano; La Uña en la montaña de Riaño leonés se encuentra este topónimo que según algunos procedería del latín ungula – que daría uña en castellano; Las Bodas es un pueblo perteneciente a la provincia de León, cuyas formas más antiguas documentadas Bouata, Bobata, hacen pensar en un derivado del latín Bovem –buey– y de un Bovata que pudiera significar algo parecido a «campos para pastar el ganado vacuno» –Francisco Javier García Martínez. Etimología e interpretación popular en los pueblos de León– que evolucionaría a Boada y de aquí a Boda, aunque también podría tratarse de un teónimo referido a alguna divinidad indígena, por ejemplo, Bodos o Bodus, dios guerrero, nombre que se traduce como victoria; Los Albaricoques esta pequeña pedanía almeriense de se llamó primero Los Albercoques, nombre que según dicen pertenece a uno de los primeros pobladores del lugar, apodado Albaricoque.

Melón –en Orense– aparece en el documento original como Coto de Melón y según información facilitada desde su Ayuntamiento, el nombre se atribuye a un fraile conocido como Fray Melo o Melón, aunque la teoría más aceptada por los especialistas es que al temer una raíz prerromana mel- su significado sea el de altura y a sus vecinos se les conoce como melones; Mula pertenece a la Comarca del río de igual nombre y su nombre procedería etimológicamente, según el Catedrático de Historia Antigua de la Universidad murciana, Rafael González Fernández, «del adjetivo latino mulleus-mullea-mulleum» con el significado de color rojo o púrpura y a sus habitantes se les conoce como muleños; Novés, en la comarca de toledana de Torrijos y según Manuel Belosillo, el término Novés derivaría del latín novus –nuevo– aunque para José Gómez-Menor, derivaría de novalis que, referido a un campo o tierra, es la que se deja en reposo y para Jairo Javier García Sánchea, «resulta difícil explicar tanto su origen como su motivación, aceptando que podría ser un derivado de ‘novo’, mediante el sufijo ’-es-‘, novesano es su gentilicio.

Pájara es un municipio canario perteneciente a la isla de Fuerteventura, del que se conoce el origen de esa denominación, aunque –como puede leerse en la Wikipedia– tradicionalmente se la considera relacionada con la voz del español general pájaro, aunque se desconoce el motivo por el que se empleó este apelativo para la zona, aunque investigadores lo consideran como como topónimo de procedencia aborigen, si bien transformado o castellanizado y en cuanto a su posible significado, el filólogo Ignacio Reyes propone su traducción como ‘gran ventura, suerte, fortuna, riqueza’; Puercas –en la comarca zamorana de Aliste– nombre que persiste aún a pesar de que se ha intentado cambiar por Balcón de Aliste o Puertas, de modo que sus vecinos siguen conociéndose como puercos. Según Javier Sáinz Sáinz –Zamora, pueblo a pueblo, La Opinión, 2002, pg. 356– este nombre tal vez proceda de la existencia en el lugar de algunos verracos celtas en tiempos pasados, aunque para Gregorio Rodríguez Fernández –Libro de los pueblos de Aliste, León, 1999– esta denominación histórica la haría provenir de la abundancia en el contorno de jabalinas, frecuentes aun actualmente, quien señala sabiendo que en la Edad Media la forma de pago de los diezmos a los monasterios, por razón de las tierras donadas en arrendamiento a los campesinos de su jurisdicción, se pagaban en especie: trigo, centeno, carneros, gallinas, miel… «Pues bien, con relación a Puercas se dice que contribuían al monasterio de Moreruela con puercas –cerdas–, de donde derivaría su propio nombre».

Torla –actualmente Torla-Oropesa, en la provincia de Huesca– y su nombre se atribuye a una derivación de torre, en referencia a la que defendía el valle de las incursiones francesas desde la época de Juan II de Aragón; de uncula, montaña o del euskera uni-a, la garganta del río; la murciana Mula, derivada del adjetivo latino mulleus-mullea-mulleum que, como saben los muleños, significa de color rojo o púrpura.

Y volviendo atrás con nombres más o menos largos:

Agallas –en la comarca salmantina de Ciudad Rodrigo– recibe su nombre, según los expertos en los temas agallejos, de la gran cantidad de excrecencias de figura redonda que aparecen tras la picadura de algunos insectos en el tronco del roble, un árbol abundante en la zona; Arconada –en la Tierra de Campos palentina, con gentilicio alconadiense, al igual que la Arconada burgalesa– derivarían de arcón, un diminutivo de arca con el significado de mojón que divide las tierras, lo que equivaldría a divisoria o límite; la Alcantarilla murciana –con gentilicio alcantarillero– tendría ese nombre – según recoge la Wikipedia– procedente del árabe Al-qantara, que significa puente y que probablemente se trate del Qantara-Asqabach o Ascayata, que puede traducirse por «el puente de barcas», al que alude Al-Idrisi en el siglo xii, situándolo entre Murcia y Librilla, en el camino de Almería; Aldealcorbo –segoviano y gentilicio corbatos– el nombre del lugar podría hacer referencia al defecto físico que soportaba su primitivo repoblador que, por ser cheposo, se convirtió en apodo de su nombre y del lugar; en la provincia de Jaén está el municipio de Aldeaquemada que, según el que fuera cronista de la villa, Carlos Sánchez-Batalla Martínez, se edificó después de incendiarse la Aldehuela y que su nombre alude a aquel siniestro, conociéndose sus vecinos como aldeanos y colonos, porque fue colonizada por personas procedentes de Centroeuropa; Almazul –en la Comarca de Campo de Gámora soriana– toma su nombre del árabe al-mahsul, que hace referencia al movimiento de aguas verticales debido al nacimiento del río Henar en este municipio, que tiene como gentilicios almazuleño, almazurero y el coloquial escobero; el también soriano Almejano recibió su nombre del árabe como cruce de caminos, aunque también tiene varios orígenes del latín como mojón que significa señal que delimita de fincas, conociéndose sus habitantes como almejaneros; Ampolla La –Tarragona– significa la botella, que se debe a la forma que antiguamente tenía la desembocadura del río Ebro, y de Ampolla, ampolleros, su gentilicio; Aparecida, La hace mención tanto a la pedanía alicantina orihuelana de igual nombre como a la Virgen encontrada en un olivar del barrio de Los Bancales por un labrador; Arahuetes es un municipio de la provincia de Segovia en La Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza, cuyo nombre deriva del topónimo vasco-ibérico ara-otz que significa llano frío hasta 1826 se usó la forma antigua de Aragüetes; Arcones es un municipio de la provincia de Segovia, conocida siglos atrás como Archones, nombre que según algunos autores provendría del latín arcone, que significa límite o mojón, aunque para otros, tomó el nombre del paso natural o puerto de montaña que pone en comunicación esta parte de la provincia de Segovia con la de Madrid, pero en lo que no hay discrepancia es en los gentilicios arconenses y tarugos con que se les conoce popularmente; de Asquerosa –en la parte occidental de la Vega de Granada– dice la Wikipedia que en el lugar hubo un asentamiento romano y que aunque no se tienen noticias del nombre original, tal vez se llamase Agua de Rosas o Acuarosa, en latín Aqua Rosae, que con el tiempo pudo degenerar hasta denominarse Asquerosa, nombre que fue sustituido el año 1943 por el actual Valderrubio, para evitar el gentilicio asqueroso aplicable a sus vecinos.

Barba del Puerco o De Puerco –hoy Puerto Seguro, con lo que sus habitantes pasaron a llamarse puertosegurenses– fue un municipio salmantino de la comarca de Ciudad Rodrigo que en la Edad Media fue conocido como Barvadepuerco, denominación que conservó hasta 1916 con la grafía Barba del Puerco o de Puerco, año que cambiaron al actual aunque sobre la procedencia del antiguo nombre hay varias especulaciones, una de las cuales dice que el propio término municipal tuviera precisamente esa forma de barba de cerdo, o como se recoge en un libro sobre los berracos vetones, en la zona hay una peña con forma de barba de puerco; Beatos, Los es murciano y según me remite Rafael Belda, técnico del Archivo Municipal de Cartagena, no han localizado ninguna referencia concreta al origen de ese nombre, aunque «[...] en cualquier caso, todo hace pensar que el nombre de este núcleo podría deberse al establecimiento en él de un grupo de religiosos, que buscaran refugiarse de las incursiones de los piratas», estancia que tal vez recordaría la ermita de San José local; una de las primeras referencias al municipio segoviano de Bercimuel la cita como Verzemuel, que según los expertos en topografía la raíz de la palabra se refiere a un bercial, una pradera de berceos, mientras que muel o muelle significa suave o blando, es decir pastable y bueno para el ganado; el nombre del municipio barcelonés de Berga, según los bergadasnos, tal vez proceda de un antiguo castro romano –Bergium– que cita Tito Livio; en la Serranía de Cuenca, Beteta es un topónimo que según el filólogo y lingüista Gutierre Tibón que proviene del vasco be, que significa abajo, -t, – que viene a significar limitación– y eta, que quiere decir paso; Brincones –en la comarca salmantina de Vitigudino– se cree que recibió su nombre de algún repoblador de apellido Brincones –muy común en Ávila–, aunque también se dice que los brinconeses y otros vecinos eran de arraigada tradición religiosa, pues de su párroco llegaron a depender catorce vicarías, por lo que llegó a ser conocido como el obispillo de Brincones.

Burón es un municipio de la provincia de León –de gentilicios buroneses o buronenses–, nombre que procede, según Roberto Gordaliza –Estudios de toponimia–, de Buradón, «[...] que en latín puede ser ‘Burado’, ‘Buradonis’, o bien ‘Buradona’, ‘Buradonae’ ‘Buradona’, (que) para mí, es ‘Bi-ura-du-dura’, el lugar que está entre las dos aguas»; Burriana –en la Comunidad Valenciana– se forma del término árabe Burj’ –que significa precisamente torre– y del río Anna que flanquea toda la ciudad de los burrianenses o burrianeros; en el Guadarrama madrileño –Bustarviejo – se formó del latín bos-stare, dehesa o pastizal de bueyes al igual que bostar, palabra que sí aparece en el diccionario de la Real Academia con el significado de boyera, corral o establo donde se recogen los bueyes, y del sufijo Viejo –de antiguo–, por lo cual el nombre de este municipio vendría a significar antigua dehesa o pastizal de bueyes. Su gentilicio es bustareños.

Cabezuela es un municipio segoviano que tuvo su origen en el diminutivo de cabeza o montículo, por ser el lugar que eligieron los futuros cabezolanos para edificar el pueblo; la isla balear de Cabrera debe su nombre a las cabras montesas que habitaban cuando llegaron a ella los principales pueblos mediterráneos, desde fenicios a romanos; del topónimo Cabrón –hoy Peñaflor, en Orense– se desconoce su origen, «[...] aunque en los diferentes repertorios onomásticos medievales se recoge el nombre personal de origen latino Capronius, mas también puede ser un zootopónimo sin más y mismo un sobrenombre de alguno de sus pobladores» –Penaflor y Vilar de Flores: Dos ejemplos de retoponimizaciones eufemísticas, Toponimia gallega–, aunque los testimonios más antiguos no nos resuelven la duda: «in loco qui dicitur Larea de Caprone» –1238– o «ipsam predictam leiram de Cabrones» –1257–; a la turolense Calamocha –con gentilicio calamochinos– la bautizaron los árabes como Qal’at Musa, que significa fortaleza de Musa, por el nombre de su fundador, Musa ibn Musa; en el municipio de Castropodame –comarca de El Bierzo leonés– se ubica una localidad que tiene el curioso nombre de Calamocos, nombre que «[...] según un texto del profesor y poeta Manuel Cuenya que recoge las explicaciones de un estudiante veterano de la Universidad de la Experiencia, que aseguraba que el origen de este nombre no demasiado bonito viene de la palabra griega ‘kalamós’ – caña en griego–, hipótesis que ninguna investigación ha aclarado –De Calaveras a Calamocos: Los pueblos de León con los nombres más raros. La Nueva Crónica. Diario leonés de información general, 2017–; Calaveras de Arriba y Calaveras de Abajo, son dos pequeñas localidades del municipio de Almanza en la Tierra de Sahagún –provincia de León– nombre que, al parecer, se debe a una batalla entre moros y cristianos que se vivió en aquella zona al este de la provincia de León en la que hubo muchos muertos y, por tanto, quedaron muchas calaveras; Capileira es una localidad de la Alpujarra granadina que recibió su nombre del latín Capillaria, que significa cabellera, por ser el pueblo más alto del valle de Poqueira, llamándose sus habitantes capilurrios; Casasuertes es una pedanía del municipio leonés de Burón que a mediados del siglo xv se llamaba Casasortes, lo que hace suponer que era una casa o unas casas que el municipio alquilaba mediante sorteo entre los vecinos del concejo, de donde vendría el nombre de Casa a suertes; Casla es un municipio segoviano de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, nombre que al parecer derivar del latín casella o casulas, diminutivo de casilla o casa pequeña, lo que hace suponer que en su origen medieval en el lugar habría una sola vivienda, al menos eso piensan muchos casliegos; sobre el significado y origen de Castropodame, ya citado, existen varias hipótesis, pues mientras las fuentes municipales lo identifican a partir de dos vocablos castro, asentamiento amurallado propio de la cultura castreña, y podame, que atendiendo a su raíz griega sería arroyo, río, agua, otra fuente coincide en el primer vocablo, pero el segundo lo identifican con una persona a la que pudo pertenecer el pueblo o la zona que sería Potamio –genitivo de poseedor personal, Potami–, fuente que «[...] nos desvela una tercera opción a la que no da mucha credibilidad pero pudiera tener alguna consistencia Castor Podamio, en referencia a los hermanos Cástor y Pólux» pues según esta fuente, Castor está documentado en estas tierras (Wikipedia); el segoviano Castrojimeno encuentra el origen de su nombre en el vocablo latino castrum, campamento o castillo, al cual posiblemente acompaña el nombre del que fue su primer repoblados ya en la Alta Edad Media, un tal Ximeno, y como tal figura en los documentos históricos del siglo xiii, Castiel Xemeno; La villa segoviana de Castroserna de Abajo recibe su nombre de los vocablos latinos castrum –campamento o castillo– y serna, senara, tierra concejil dedicada a sembradura y el determinante de Abajo, para diferenciarla de Castroserna de Arriba, de gentilicio cartusos; el municipio también segoviano de Castroserracín debe su nombre a al latino castro –campamento o castillo– y al de que pudo ser su repoblador –Serracin o Serracín–, nombre muy común en la Edad Media, que hoy sería conocido como un castroserracinense más.

Cebolla –en la comarca toledana de Torrijos– bien pudo recibir su nombre del árabe yevayla, que derivó primero en Yubaila y más tarde en Zeboila y Zebolla, pasando a cococerse como Las Casas de Cebolla o bien del árabe Gebel La –Dios me ha hecho– o porque en tiempos hubo allí una venta llamada De la Cebolla, en el camino de Talavera, que daría lugar al nombre actual del pueblo de los cebollanos; Cenicientos –de gentilicio coruchos– es un municipio de la Comunidad de Madrid y su nombre proviene de la Reconquista, cuando el monarca leonés Alfonso VI preguntó al representante de la localidad si podía ayudar enviándole cien lanzas para luchar contra los infieles y éste le respondió: «Con cien y cientos puede contar, Su Majestad» –Wikipedia– respuesta que daría lugar al pueblo; sobre el municipio logroñés de Cenicero –cenicerenses sus vecinos– existen dos teorías que parecen complementarse, ya que una alude a las cenizas de las hogueras que hacían los pastores durante su estancia invernal a orillas del Ebro y la otra que el nombre procede de ceniza, pero no de la que dejaban los pastores sino de las que se dejaban tras realizar carbón vegetal con encinas y carrascas, abundantes en la zona.

Chimeneas es una localidad perteneciente a la provincia de Granada en la comarca de Alhama que, según me informan desde el Ayuntamiento, el origen de su nombre proviene de los primeros años de la Conquista de Granada y se debió a que las chimeneas de las casas servían de punto de referencia para los caminantes, por lo que era conocido como cortixo de las Chimeneas y «[...] cuentan también, que antes de la entrega de la ciudad de Granada a los Reyes Católicos, la Reina Isabel se hospedó en una de las viviendas de Chimeneas», recibiendo el cariño de los chimeneeros o chumeros; Chinas, Las es una aldea de la serranía de Huelva y según información remitida por la Archivera-Bibliotecaria del Ayto. de Galaroza el origen de su nombre se debe al paso del río Múrtiga por esta zona y la sedimentación de las rocas al paso de esta circunvalación formando el amontonamiento de piedras pequeñitas conocida como «chinas» y utilizadas para la elaboración de las casas, «[...] que tras el paso de los años comenzaron a denominarla como Las Chinas y sí es como se denominó hasta la actualidad»; la valenciana Chulilla proviene de un topónimo de raíz claramente preislámica que «[...] podría corresponder a un patronímico, que fue conformando la estructura territorial que derivaría en el distrito dependiente del ‘hisn’ –castillo islámico– de Xulellade aquella época», cuyos habitantes ostentarían el gentilicio de chilillanos; Churriana es uno de los once distritos en que se encuentra dividida a efectos territoriales la ciudad de Málaga, topónimo –el de Churriana– que parece estar relacionado con un sirio que se quedó los terrenos durante el período árabe y que por esto se llamó Siriana, que con el paso de los años acabó convirtiéndose en Churriana, cambio que a pesar de los años no han logrado cambiar el gentilicio churros, aplicado a sus actuales habitantes; Cirujales es una localidad del municipio leonés de Riello –existe otro Cirujales, este del Río, Soria– derivado de cirujal, que dio nombre al lugar por los muchos ciruelos que en otros tiempos hubo en el lugar.

Cogollos –del latín cucullus, capucha– localidad burgalesa, recibe el nombre por el río Cogollos, que nace en el pueblo, y cogollanos o cogollenses sus habitantes, aunque según su Ayuntamiento, tienen otros «motes» que nada tienen que ver con los gentilicios originales; Cogolludo –éste en Guadalajara, con gentilicio cogolludenses– se conoció originalmente como Cugullent, del latín cucullus, con igual significado que Cogolludo, haciendo alusión a su ubicación sobre un cerro y al apiñamiento de sus casas que parecen formar una piña o cogollo, nombre éste «[...] que vendría a significar, según otros autores, Lugares en Cogolludos, – Brujulea.net– ‘montículo de fuerte pendiente’»; Coitos es una aldea del Ayuntamiento coruñés de Toques y según el jocoso comentario que aparece en El Foro de los Puertos de Montaña (Lugares con nombres curiosos): «El caso es que está la capilla de San Valentín, en la parroquia de Folladela, y claro, justo al lado está la aldea de Coito (¡¡¡no tiene habitantes, que raro!!!) Y debajo de Coito está Subcoito. Y lo más curioso es que al lado está la aldea de Barrigas. Es normal ¿no?»; Colilla, La es un municipio de la provincia de Ávila que, según información recibida desde el Ayuntamiento colillano, la creencia más generalizada es que procede del latín coliella, que pasó primero a Colina y más tarde al actual Colilla; Conejera –en el Archipiélago de las Pitiusas– recibe el nombre del catalán Illa Conillera o Illa dels Conills, es decir isla de los conejos; Consuegra –en La Mancha toledana con gentilicio consaburenses– debe su curioso nombre –según la Wikipedia– «[...] a la antigua ciudad pre-romana de Consabura que significa ‘la confluencia del río Sabo’», el antiguo nombre del río Amarguillo, nombre debido a la gran cantidad de materiales en suspensión que arrastran sus aguas; la burgalesa Cornudillas, según se recoge en la Crónica Najarense, su anterior nombre fue Cornuta, sin embargo y según información recibida desde el Ayuntamiento cornudillense existe una leyenda que le atribuye orígenes romanos, pues en los alrededores del actual núcleo de población hubo siete asentamientos dispersos llamados las Siete Cornetillas que habrían dado nombre a la población siglos más tarde nombre más próximo a la corneta – cornuta– de la época romana o cornetilla; Correpoco es una localidad cántabra perteneciente al municipio de Los Tojos, nombre que tal vez provenga de la orografía del terreno, desigual y montañoso, orografía que no permite desplazamientos rápidos por él y que tiene por gentilicio garuju, «[...] tal vez con igual significado que garujo, uno de cuyos sinónimos es mazacote, que coloquialmente hace referencia a la persona molesta y pesada» (Francisco García González, Vocabulario. El Dialecto Cabuérnigo. Torrelavega: Cantabria Tradicional).

Culebrón es una pedanía alicantina perteneciente a la población de Pinoso y según información recibida del Centre Cultura de Pinoso, José Villaseca –en su Historia del Reino de Valencia en Pildoritas– en la localidad se daba de la tradición de que las más viejas del lugar solían advertir a las jóvenes madres de que no se durmieran con el niño al pecho, pues más allá del riesgo de sufrir «de mamella» –nombre popular de la mastitis, provocada generalmente por el frío–, el aviso tenía el objetivo de evitar que una culebra apartara al bebé y se aprovechara de aquella fuente inagotable de leche y Villaseca añade que ocurría que «[...] quizá aún inspirada por la diabólica serpiente del Edén, las culebras parecían desarrollar una inteligencia antinatural y, deslizándose sobre el seno de la madre, retiraban al recién nacido, quien mantenían adormecido metiéndole la punta de la cola en la boca para que siguiera succionando, mientras ellas se colocaban cómodamente sobre el pezón, hasta quedar saciadas»; la localidad leonesa de Culebros –perteneciente al Ayuntamiento de Villagatón– recibe su nombre porque, según cuentan, los rayos que caían allí simulaban pequeñas «culebrillas», gran actividad eléctrica que se debe al subsuelo de la zona donde abunda el hierro.

Degollada o La Degollada es un pequeño pueblo en la isla de Lanzarote, nombre que no significan ‘lugar donde una persona fue degollada’ ni tienen nada que ver con historias de miedo o terror, pues se explican en relación con un pariente de collada –decollatam–, que según la toponimia asturiana es depresión o garganta que permite el paso entre montañas o entre elevaciones próximas.

Encebras –en valenciano Les Enzebres– es una pedanía alicantina del municipio de Pinoso, topónimo que alude a la presencia de encebras o caballos que hubo en el lugar hasta la Edad Media; Entrepenes es una localidad del concejo de Oviedo que en asturiano de Entrepeñas, entre piedras; Escucha es una localidad turolense –de gentílicos escuchenses y escuchanos– de etimología desconocida que, según información recibida del Ayuntamiento, parece ser que no guarda relación con el verbo escuchar, pero que tal vez se relacione con el escucha o centinela que durante la noche está alerta para alertar sobre la posible presencia de enemigos, aunque en este caso fuera para evitar el robo de lignito, ya que el pueblo se encuentra en la comarca de las cuencas mineras; Espejón –en la comarca Tierras del Burgo soriana– es nombre que se cree derivado de las palabras latinas specula y speculum, con referencia a torre o atalaya.

Esposa es una localidad perteneciente al municipio de Aísa, en la Jacetania, provincia de Huesca.

Según un posible antropónimo debe derivarse de un nombre en Aspus, con la terminación femenina en ‘osa’ o ‘’usa’ [Pita Merce, R. Otros nombres antiguos en la toponimia de Lérida y Huesca. Argensola, 43, 1960, p. 198]. Por su parte Manuel Alvar, dice de Espplsa [Alvar, Manuel. Estudios sobre el dialecto aragonés. Vol I. Zaragoza, 198 p. 210-211] que la etimología vincula este topónimo con otros pirenaicos como Espés, Espierba, Espierre y posiblemente no se puede separar esta base de la figura en Aspe; entonces estaríamos ante un celtimos que tendría el valor de ‘pradera’. Considerando la situación llana de Esposa no parece, en principio, un disparate.

En definifiva la toponimia no nos dice demasiado sobre la posible etimología de los nombres de los tres pueblos, [Aísa, Sinues y Esposa] ni tampoco, por tanto, de su posible origen. Sin embargo, una cosa parece clara: el nombre de los tres pueblos parece anterior a Roma; y por tanto como corolario lógico podemos situar al menos unos caseríos habitados en los actuales lugares con una antigüedad muy superior a los 2.000 años». (Genaro Lamarca Langa. El Valle de Aísa. Mira Editores, Zaragoza, 2004. pp. 17-18 (Cortesía del Ayto. de Aísa).

Folledo es un municipio leonés situado sobre el arroyo Folledo, derivado tal vez del latín folium, hoja, follaje; Fuentelpuerco o Fuente del Puerco –hoy Fuente Tovar, en la provincia de Soria–, es nombre que según una tradición, recogida por Diario de la historia soriana, tuvo su origen en el hecho de que un rey que pasaba por allí se acercó a beber agua a la fuente, vio un cerdo y como le hizo gracia la estampa decidió llamar así al pueblo, aunque hay otra variante de la historia que explica que el monarca se enojó al encontrar al verraco bebiendo agua de la fuente que había de saciar la regia sed y castigó al lugar llamándolo así, hasta que los actuales tavareños solicitaron el cambio al nombre actual; Fuenteliante es un municipio salmantino en la subcomarca de El Abadengo, nombre sobre el que, según el Ayuntamiento, no hay ninguna referencia clara, sólo alguna mención relativa a una fuente o caño que allí hay, aunque parece ser que en su origen se llamó Fuentelifante que, según Pascual Riesco, –Nombres personales germánicos en la provincia de Zamora– haría referencia a un gentilicio de esa nacionalidad; Fuenterebollo es un municipio segoviano que en un principio se escribía por separado, haciendo referencia a una fuente próxima a un roble o rebollo. Sus habitantes se conocen con el gentilicio de fuenterrebollanos.

Galaroza es un municipio de la provincia de Huelva, en el parque natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, municipio sobre el que –según recoge la Wikipedia– no se tiene claro su origen, aunque parece ser islámico, ya que se tiene asumido que el origen de su topónimo pudiera venir de Al-Jaroza, nombre este que puede tener diversas interpretaciones: Valle de las Rosas, valle de las Doncellas, valle de la Desposada o también interpretaciones relacionadas con la fertilidad de sus huertas, como tierra fértil, y por otra parte una leyenda habla de la pérdida en el bosque del príncipe bereber Ysmail en el que se adentró en busca de una mujer de la que quedó encantado; Gargallo es una localidad turolense de la comarca Andorra-Sierra de Arcos. Según información recibida desde la secretaría del Ayuntamiento –Félix A. Serrano Royo Gargallo en su Historia– en relación con la etimología de la palabra Gargallo, la mayoría de autores siguen la tendencia de considerar el vocablo como un derivado onomatopéyico de la raíz garg, garganta:

Así el P. Altaba Escorihuela en su libro El Monasterio del Olivar y pueblos aledaños, se apoya en esta definición y extiende el significado literal al geográfico, afirmando que en árabe significa ‘estrecho de río’, que no cuadra mal con el estrechamiento que se produce en el Río Bajo, pero no indica la voz o voces árabes de las que se derivaría la palabra. Esta tesis no es compartida por el Departamento de Filología Arabe de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid, que no tiene homologado como árabe el vocablo Gargallo. Asimismo, la lingüista americana Grace de Jesús C. Alvarez, Catedrática de Lenguajes Modernos de la Universidad del Estado de Nueva York, en su obra Topónimos de apellidos hispanos, encuentra entre las acepciones secundarias de la raíz ‘garg’ la que le parece más ajustada al término, que resulta ser la de ‘carcajada’, ‘la risa con gusto y muy ruidosa’, usada para señalar una característica singular de los primitivos habitantes del lugar. Más asequible parece el tratamiento que el profesor Guillermo García Pérez da al significado de nuestro pueblo, relacionándolo con la toponimia del lugar y opina que el término procede de una doble yuxtaposición de la raíz ‘Gar’/’Gal’, que remite a ‘alto’ en íbero y en vascuence, que eran, al parecer, una misma lengua. El ‘Colladillo’, culminación del ascenso, viniendo tanto desde La Mata como desde Castel de Cabra, sería el ‘Puerto o Alto‘, y daría nombre a nuestro pueblo: GarGal(lo): Alto-Alto. Nuestro gentilicio es gargallino.

Gestoso es una localidad leonesa de El Bierzo y según información recogida en Gestosos (León). Pueblos de España, esta localidad anteriormente se llamó Costuoso y también Genestoso durante la Edad Media y se cree que también pudo estar situada aquí la ciudad romana de Gemestacio.

Granucillo es un municipio de la provincia de Zamora, en el valle de Vidriales, nombre que según parece hace alusión a una cella o almacén de grano existente antiguamente en este lugar.

Guarrate es un municipio de la provincia de Zamora, situado en el extremo sur de la provincia, en la comarca de La Guareña, localidad sobre cuyo origen hay dos versiones, una que indica que proviene del árabe «guad-rrás», que significa entre dos aguas y otra, remite a dos términos vascos, ‘gur’ o ‘gua’ –que significa nuevo o nuestro– y arrate que es el nombre de un monte y de una advocación de la Virgen en vascongadas, opción esta última que se apoya en el recuerdo de la existencia de un capitán vasco que venía por estas tierras y como le gustó el pueblo, se quedó y le puso ese nombre, pasando el gentilicio de sus habitantes a guarrateños; Gurromán es un municipio de la provincia de Jaén, fundado en el lugar que ocupaba la Venta de Guadarromán, aunque en los documentos de su fundación se le denomina Real Población del Sitio de Guarromán, nombre castellanizado del árabe Uādī-r-Rommān – río de los granados – «[...] que evolucionó fonéticamente hacia ‘Guadarromán’ y posteriormente hacia ‘Guarromán’, conociéndose este río en la actualidad como Tamujoso» (Wikipedia) tiene como gentilicios guarromanense o guarromanero; Guarros, también conocido como Baños de Santiago, es una pedanía perteneciente al municipio de Paterna del Río, en la parte occidental de la Alpujarra almeriense, aldea que destaca por sus aguas mineromedicinales gaseosas y ferruginosas, recomendadas para el tratamiento de enfermedades de la piel y respecto al origen de tan asqueroso nombre cabe la posibilidad de haga alusión pintoresca al hecho de que aquellas personas que acudían al lugar para curarse se revolcaban en sus aguas como hacen los cerdos o guarros en las zonas fangosas para eliminar su calor corporal; Gustomeao es una aldea orensana en el municipio de Lobios, variante de un originario Bustomeao, que procede del latín bustum medianum, con el significado de un lugar de pastos para el ganado que está situado en medio de dos puntos equidistantes o en una situación orográfica a media altura.

Herencias, Las es un municipio de la provincia de Toledo, nombre que significa ‘las heredades’, que eran los derechos que poseían los labriegos –los herencianos– de un pequeño caserío llamado La Peña; Horcadas es una del municipio leonés de Riaño, sobre del –según me informa Santiago J. Fernández Díez– no hay nada concluyente, «[...] si bien la mejor interpretación que yo conozco es que tiene su origen en el dibujo esquemático que forman el río de Horcadas y los dos arroyos que se le juntan en el mismo casco urbano del pueblo»; origen que también se aplica Horcajuelos en la provincia de Ávila, pues el pueblo se halla situado en la horquilla que forman los ríos Aldeamuña y Arevalillo de ahí que se piense que es este emplazamiento de donde proviene el su nombre, pues en algunos lugares tiene la acepción de ‘pueblo entre ríos’.

Infiernos, Los es una localidad perteneciente al municipio de Torre-Pacheco, en la región de Murcia y según información recibida desde el Ayuntamiento no fue éste su primer nombre, pues el actual le vino cuando en cierta ocasión pasó por allí un carretero con su carromato cargado de vasijas de barro y los muchachos comenzaron a lanzarle pedradas, rompiéndole todos los recipientes y cuando el desdichado llegó al pueblo más próximo, sus vecinos le preguntaron que de dónde venía y él respondió que «de los infiernos». Y con ese nombre se quedó la aldea. Pero ahí no quedó la cosa, pues los vecinos de otro lugar próximo comenzaron a llamar al suyo El Purgatorio y otros al suyo como El Limbo, también pertenecientes a a Torre Pacheco; Ingenio se trata de un municipio perteneciente a la provincia de Las Palmas, en la isla de Gran Canaria que toma su nombre del ingenio azucarero, una antigua hacienda con instalaciones para procesar caña de azúcar para obtener azúcar, alcohol y otros productos. Sus gentilicios son ingéniense y cochinero.

Jabugo es un municipio onubense ubicado en el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, nombre que proviene de la palabra sabugu o xabugu de la lengua leonesa y que en español corresponde al saúco, que tiene como gentilicio jabugueño, aunque popularmente se les conoce como choqueños; sobre el barrio puertorelense de Jarana –en Cádiz– hay testimonios de la existencia de poblamiento humano desde la Antigüedad, cuya continuidad desde la Sacrana romana hasta la Jarana actual estaría demostrada según algunos autores por la población medieval de Xarrana –Šarana/Xarana– de época islámica –Wikipedia– y según la tradición popular era una zona de ventas donde los gaditanos de los siglos pasados se iban de jarana, es decir de juerga.

Ladrido –o Santa Eulalia de Ladrido– es el nombre de una parroquia del concejo coruñés de Ortigueira sobre el que, según información recibida del Coordinador de la Unidad Técnica de Toponimia de Santiago de Compostela Vicente Feijoo Ares, «[...] sobre el origen y significado de este topónimo existen dos hipónimos: Podría contener una raíz hidronímica prerromana ‘lat-‘ con el significado de ‘humedal, charca’, presente en el nombre del río Ladra, que pasa por la parroquia del concello de Vilalba con este mismo nombre o teniendo en cuenta que este topónimo presenta el sufijo abundancial ‘-ido’ –latín ‘-etum’–, podría tratarse de un colectivo de ‘ladairos/odairos’ –latín vulgar ‘latanariu’– un árbol que también llamamos en Galicia ‘lamigueiro o gruñeiro’»; Lario es una pedanía leonesa perteneciente al municipio de Burón sobre cuyo origen se han emitido variedad de hipótesis, que van desde el euskera larre on –que significa pasto bueno–, hasta relacionarlo con los dioses romanos Lares, pasando por la forma celta laro –con significado de ancho, llano o llanura–, por el nombre de un colono romano Laurus, por un derivado de laurus, nombre latino de laurel, hasta finalizar en la opinión sostenida por algunos laurienses, que el nombre procede de Hilario, o la Ventade Hilario que daría origen al pueblo.

Librila es un municipio de la región de Murcia, nombre que le «[...] fue otorgado por el geógrafo árabe al-Idrisi quien, en el siglo xii, lo bautizó con el nombre de Lymbraya, que en árabe significa Barranco de los Espectros, en alusión a la rambla que cruza la población (Sierra Espuña/España Turística)»; Limpias es un municipio de Cantabria en el valle del río Asón y según recoge la Wikipedia sobre el moderno nombre de esta localidad, existen dos versiones: La primera habla de que en la antigüedad Cantabria fue la puerta al mar para Castilla, sirviendo los puertos cántabros de entrada y salida de numerosos bienes y manufacturas para ser vendidas en esta u otras tierras. Las mercancías que se transportaban por barco: trigo que bajaba por el puerto de los Tornos, nueces y castañas de los montes de Cantabria, etc., se depositaban en el ribero de Coabab –antiguo nombre celta de la localidad– para su limpieza, que a su vez hacía de puerto. Con el tiempo y la constante tarea de limpieza, quizá la comodidad del habla dejó en segundo plano el nombre de Coabab y dio paso al nombre de Limpias. Y la segunda que «[...] parece ser que antiguamente la población de Coabab fue famosa por sus aguas termales, aguas sulfhídricas templadas, de excelentes propiedades, que se empleaban con gran acierto en combatir enfermedades cutáneas. El preciado líquido procedía de tres fuentes de aguas potables de excelente calidad y de un manantial de aguas minerales. Una de estas fuentes o manantiales que aún discurren, es la ‘Fuentenilla’, que se encuentra en la carretera que lleva a la villa de Seña. Tal vez estas “límpidas aguas”, aguas cristalinas de dichos manantiales, pudieron dar paso la apócope de Limpias» y tal vez a su gentilicio: Limpienses; Lordemanos es una pedanía situada en la comarca Esla-Campos, en la provincia de León y según todos los indicios el nombre parece proceder de los vikingos que llegaron por primera vez a las costas ibéricas en el siglo ix, se les denomina Normani o Nordomani y también Lormanni o Lordomanni.

Mancilleros es una localidad del municipio leonés de Villaturiel, nombre que se remonta a la Edad Media, cuando era llamado Macellarios –macilleiros en latín, carniceros–, porque en la aldea se concentraron personas con esa profesión durante algún tiempo para proveer de carne a la catedral de León; Matabuena es un municipio segoviano integrado en la comarca de la Tierra de Pedraza que según recoge El Norte de Castilla «[...] si hacemos caso de la toponimia sería un lugar poblado por un bosque de árboles de una sola especie que, además, debía de estar bien cuidado, pues se le une el adjetivo de origen latino bona». No así su barrio Matamala, aunque tal vez el nombre proceda porque sus tierras estaban descuidadas o eran de escasa producción; Montuerto es una localidad del municipio leonés de Valdepiélago sobre el origen de cuyo nombre existen hipótesis inverosímiles, como la de «el moro tuerto», al que contestaba el cristiano de La Mata de la Riba «no cedo», aunque no se dice en qué debía de ceder dicho cristiano; la localidad de Morasverdes se encuentra en la llanura del Campo Charro salmantino que –según la Wikipedia– su origen puede establecerse en torno a los numerosos molinos harineros que se establecieron a lo largo del río del mismo nombre y de sus numerosas desviaciones; Moriscos –con gentilicio morisqueños– es un municipio salmantino en la comarca de La Armuña sobre cuyo origen no hay certeza, aunque algunos expertos consideran que puede hacer referencia a una comunidad musulmana que permaneció en la zona más allá de la Reconquista, pues se llamaba entonces Morisco; la localidad turolense de Moscardón es un topónimo procedente del latín muscus, derivado de mosca, aunque parece más un apodo o sobrenombre formado sobre el zoónimo moscardón, que ha pasado a nombrar el terreno o paraje fresco con arbolado o matorrales altos, igualmente abundante en musgo donde sestearía el ganado evitando las moscas, no a estos molestos insectos que abundan en todas partes. Su gentilicio es moscardonenses.

Nigüelas –ubicada en la comarca granadina del Valle de Lecrín– tomó su nombre de Niwaslas, término que significa atalaya o punto de vigía elevado, siendo conocidos sus habitantes como nigüeleños; Nonduermas es una pedanía perteneciente al municipio de Murcia, sobre cuyo origen recoge su Ayuntamiento que Antonio Berruezo Díaz aporta diferentes hipótesis, a primera de ellas la fundamenta en las limitaciones que estableció el Concejo murciano al paso de ganaderías por las dehesas del lugar, prohibiéndose el paso de ganados foráneos sin el permiso del arrendador de la dehesa, señalándose que los ganados no podían «afumar» –encender hoguera– y de hacerlo se le impondría las multa «[...] de 10 cabezas de ganado al “rabadán” ó mayoral y con 5 al pastor, pudiéndose imponer en caso de reincidencia una sanción de hasta 1000 maravedís», y fue por tales sanciones cuando se generalizó la frase de «non duermas en dicho lugar».

La segunda versión, recogida por el autor entre ancianos del lugar, la relacionan con lo peligroso que era el paso por el camino Hondo, advirtiendo los lugareños a los viajeros de dicho riesgo con la frase «non duermas» al pasar por él. La última de las tesis habla de la llegada al lugar de un grupo de caballeros cristianos enviados por Jaime I desde Orihuela y que fueron atacados mientras dormían por fuerzas musulmanas provenientes del reino de Granada, lo que llevó a su comandante a advertir a su guardia ante futuras acciones con la frase «non duermas»; según algún autor esta narración podría tener relación con una acampada que tropas del rey Jaime I realizaron cerca de una alquería identificada como la Voz Negra, y que es mencionada por el profesor Torres Fontes en su libro La Reconquista de Murcia en 1266 por Jaime I de Aragón.

Novallas es un municipio de Zaragoza en la comarca de Tarazona y el Moncayo, que, según información municipal de la localidad, se cree que fue arrebatada a los árabes tras la conquista de Tarazona por Alfonso I El Batallador y que se le puso el nombre de Novellaso Novalia –de ahí el gentilicio de novalleros–, que en latín medieval significa algo así como tierra recién conquistada. Pajareros en municipio segoviano de la Villa y Tierra de Sepúlveda, que aún conserva a la salida del pueblo algunos palomares utilizados para la cría de estas aves, actividad que dio nombre al municipio; Pampaneira –con los gentilicios de pampanurrios y ajumaos– es localidad granadina en la comarca de Las Alpujarra, cuyo nombre viene de la palabra latina pampinarius, que significa productor de hojas de parra, lo que nos indica que ésta fue una tierra famosa por sus viñas y vino en época romana; Pancrudo es un municipio de Teruel, próximo al nacimiento del río Pancrudo, del que toma el nombre, aunque los pancrudinos no conozcan el origen del nombre de este río; Parderrubias es una parroquia en la provincia de Pontevedra –con gentilicio parderrubienses– que según recoge el historiador tudense del siglo xix Ávila y la Cueva –y cita la Agrupación Cultural Xunco– en un principio su nombre era Piedras Rubias, que al parecer provenía de dos grandes peñascos que rodeaban el lugar por el sur y el poniente, que por el sol y las lluvias tomaron un color rubio y la Cueva añade que el nombre antiguo era el del año 1610, cuando el Obispo de Tui, Prudencio Sandoval, cita el nombre de la parroquia como Perarubeas, «que traducido es el mismo de Pedras Rubias», de donde derivaría el actual nombre y su gentilicio parderrubienses; el nombre del municipio salmantino de Pelabravo –en la comarca del Campo Charro– proviene de su fundador y repoblador, Pelay Bravo o Pelayo Bravo siguiendo las órdenes de los reyes de León en la Edad Media.

Pancorbo es un municipio de la provincia de Burgos –en el desfiladero que lleva su nombre– donde existía una fortaleza para defender la entrada al desfiladero y un puente curvo, de donde derivaría el actual topónimo, aunque según información pancorbina, estando dicha fortaleza sitiada por los árabes, unos cuervos fueron lanzando pan a los asediados, hecho que se consideró un milagro y dio lugar a su primitivo nombre –Pan Cuervo– que terminó convirtiéndose en su actual Pancorbo.

Peleagonzalo –de gentilicio peleanos– es un municipio situado en el este de la provincia de Zamora que según Pancracio Celdrán, debe su nombre a repoblador de esta localidad, Pelayo Gonzalo, cuyo nombre propio provenía del latín Pelagius, nombre que evolucionó hacia la palabra pelea posiblemente por su proximidad al término que ahora tiene de significado riña o disputa; Peligros –en la parte central de la comarca de la Vega de Granada– parece claro que el nombre tiene una raíz latina, al proceder del término paluculum, que a su vez vendría de palus-paludis y paludi-palucidulum, que significaría laguna de aguas estancadas y peligrosas, aunque según Luis Seco de Lucena Escalada, escritor e historiador gaditano, procedería de periculum, peligro y más tarde serían los árabes quienes convirtieron el lugar en alquería del alfoz granadino, transformando igualmente el anterior topónimo en Garyat Biriquius o Bericulos, nombre –según las Wikipedia– que «[...] finalmente el nombre derivó en Peligros por influjo de la nueva lengua castellana que confundió la desinencia en ‘os’ del término árabe por una forma del plural», con gentilicio peligreños; la salmantina Peñacaballera –en la comarca de la Sierra de Béjar– toma su nombre de la abundancia en su término de rocas graníticas de tamaño grande que se apoyan en el suelo, o sobre una base estrecha que le da un cierto aire de inestabilidad, a las cuales se llaman «peñas o piedras caballeras»; sobre Pepino –municipio toledano con gentilicio pepineros– dice la leyenda que el topónimo proviene del apodo o sobrenombre de un antiguo labrador –Alonso Pepino– que vivió allí; Pocilgas –ahora Buenavista– es un municipio salmantino de la Tierra de Alba. La historia del nombre es, sin duda, una de las más curiosas de la provincia y éste no siempre fue éste su nombre. Su origen se encuentra en la Edad Media, cuando recibía el nombre de Bozigas. Sin embargo, ya en el siglo xv se conocía como Poçilgas. De ahí su nombre derivó hasta Pocilgas, hasta que en 1910 la localidad solicitó el cambio de nombre, pasando a llamarse Buenavista gracias a las privilegiadas vistas que pueden observarse del Sistema Central y la Sierra de Gredos. No obstante, el imaginario colectivo de los lugareños cuenta que anteriormente el pueblo se llamaba Villarreal de los Laureles, pero un obispo que visitó la localidad aseguró que el pueblo se parecía a una pocilga y así debía llamarse. (Historia de Salamanca. II Edad Media. Salamanca: Centro de Estudios Salmantinos, pg. 321).

Polvoredo es una pedanía leonesa en los Picos de Europa cuyo nombre debió derivar del latín pulveraria, lugar de polvo o arena, arenero, aunque otros estudiosos piensan que de derivaría de populus, pueblo; Porcuna –de gentilicio porcunense y coloquialmente porcunero– es un municipio jienense que, según Juan Manuel Montilla Salas, El nombre de Porcuna, la actual pronunciación de este municipio, provendría de una evolución lingüística originaria de la antigua Ibolca celtíbera, la Obolco romana, la Bulcana árabe, que derivaría en la actual Porcuna; Porqueriza es una localidad salmantina en la comarca de la Tierra de Ledesma, nombre deriva de Porcariza, denominación que hace referencia al sitio o pocilga donde se guardan los cerdos; Poyatos es un municipio perteneciente a la Serranía de Cuenca de gentilicio poyatense que se forma con el sustantivo poyo –banco de piedra adosado a la pared de una casa– y el sufijo -atos, que expresas acción u operación o hace referencia a la cría de algún animal, en este caso pollos.

Retuerto es una localidad del municipio de Valdeburón en la provincia de León, con gentilicio retuertanos, nombre que viene del latín Rivo Torio, río torcido.

Sacaojos es una localidad perteneciente al municipio Santiago de la Valduerna, en La Bañeza leonesa, que ha cambiado de nombre hasta cuatro veces, desde el primitivo Saxa oxa, como era conocido el castro celta donde se ubica, pasando por Saca ojos o Sacaojos, hasta el actual, con gentilicio santiagueses; Santiz es un municipio de la provincia de Salamanca en la comarca de la Tierra de Ledesma –de gentilicio santiceños– que es considerado como un hagiotopónimo, es decir, un vocablo del léxico religioso convertido en topónimo, que lo mismo puede referirse al nombre propio de un monasterio como al de un santo patrón local que, en el caso de Santiz, «[...] algunos autores lo hacen derivar de las palabras latinas ‘Sanctus Thyrsus’, es decir, de San Tirso» (Wikipedia).

Sarrión es una localidad de la comarca Gúdar-Javalambre en la provincia de Teruel –de gentilicio sarrionenses–, nombre que al parecer significa «tierra de temperatura fría»; en la comarca de la Huerta Sur de Valencia se encuentra Silla –con gentilicios silleros o sillenses–, topónimo derivado probablemente del árabe suhayla, llanita, aunque otros autores se inclinan por el latino cella –almacén o celda–, como referencia a los pequeños fuertes que servían para almacenar vino y aceite.

Seno es una villa turolense situada en la cuenca del Guadalope –de gentilicio seneros– que tal vez reciba este nombre de una villa romana próxima, que se referiría al antropónimo Senus, aludiendo al dueño de un antiguo ‘fundi’ o propiedad rural romana.

Sobrado es un municipio leonés de la comarca de El Bierzo, nombre que en algunas provincias españolas hace referencia a la parte superior de una casa y como topónimo se interpreta en el sentido de sitio alto, eminente, derivado de separatum; Sobradillo, por su parte, es un municipio salmantino en la comarca de Vitigudino, sobre cuyo nombre existen varias teorías, una de las cuales defiende que es diminutivo de sofrero, vocablo del leonés que se traduce como alcornoque que tiene su origen en el vocablo romance sobro, que derivaría del vocablo latino suber, con el que los romanos designaron tanto al alcornoque –quercus suber– como a su producto más característico, el corcho, de modo que según esta teoría el topónimo del pueblo significaría en leonés alcornocalillo y sobradillenses su gentilicio; la anteiglesia foral Sopelana es un municipio de vizcaíno en la comarca de Plencia-Munguía, topónimo con la terminación latina -ana que, según Caro Baroja, estaría relacionado con posesiones del carácter de villas urbanas y que, aunque «[...] logró proponer nombres propios relacionados con casi todos estos topónimos», no llegó a proponer ninguno propio que estuviese en la raíz de dicho nombre. Otro posible origen es el que relaciona esta localidad pudo tomar su nombre del linaje de los Sopelana –y no viceversa–, que tenían su casa solar en el territorio de la anteiglesia. El gentilicio del lugar es sopeloztarra.

Suárbol es un pueblo leonés en la comarca de El Bierzo que, según dicen los mayores del pueblo, se llamaba Ambasaguas, porque en el pueblo hay dos ríos, uno a la entrada y otro a la salida, pero el nombre cambió allá por el siglo xiv, cuando Suárbol y Balouta –ambas del municipio de Candín– compartían iglesia, situada en el lugar conocido como O Coladin y según una leyenda mariana, la Virgen se aparecía todas las mañanas en el actual emplazamiento de la iglesia, debajo de un árbol, hecho que tanto el clero como los vecinos del lugar interpretaron como un claro gesto de que la Virgen deseaba que en el lugar de sus apariciones se le edificara una iglesia, santuario que fueron construyendo con las piedras que iban bajando desde O Coladin; Suellacabras –en la comarca de Tierras Altas soriana, con gentilicio suellacabrense– es nombre que proviene de so capras debajo de San Caprasio, donde hay una ermita hoy en ruinas donde vivió y meditó el Abad Caprasio (Soriapasoapaso); la murciana Sutullena –en el Alto Guadalentín– derivaría, según Gonzalo Mateos Sanz –Jardín Botánico. Universidad de Valencia – de sutu-lehen-a, el pinar quemado.

Tembleque es una localidad toledana –de gentilicios temblequeños o temblequejos– sobre el cual se han emitido diversas teorías que van desde un origen ibero o celta, a la presencia de algunas colonias judías fugitivas de Nabucodonosor que se establecieron en la zona, pasando por una venta llamada de Tiembles, en torno a un antiguo pozo situado en una boscosa arboleda por donde pasaban las diligencias camino de Andalucía, que eran asaltadas por los bandidos que se ocultaban entre los árboles y que con el miedo o el temblor que sentían los pasajeros al pasar por aquel lugar, dio lugar a Tembleque; origen que también atribuyen el municipio salmantino de Tenebrón en el Campo de Yeltes, pues según cuentan los tenebroneses en la zona donde hoy está el pueblo existió un bosque grande, frondoso y oscuro, tenebroso, al que se le tenía gran respeto. De ahí nació el topónimo. El término vecino de Diosleguarde, dicen, tiene el mismo origen, pues antes de cruzar por el bosque los vecinos bendecían al viajero intrépido.

Tomares es un municipio sevillano en la comarca del Aljarafe que tiene un origen incierto debido a las diferentes civilizaciones y culturas que han pasado por el lugar, aunque la opción más viable sea la que asocia Tomares con Tomillare, es decir, tierra de tomillos y también «[...] cuentan muchos tomareños de edad avanzada la posibilidad de que provenga de la expresión ‘tomar aire’ y se haya simplificado a la actual denominación, debido al aire que sopla en el municipio por su diferencia de altitud respecto a la capital sevillana» – Wikipedia –; Torrijas es una localidad de la comarca Gúdar-Javalambre, en Teruel. Según información confirmada desde el municipio torrijense el nombre procedería de torreja –diminutivo de torre–, alusiva a alguna antigua torreta hoy desaparecida, fácilmente confundible con torrija o torreja, como se conoce a la tostada francesa; el nombre del municipio zamorano de Trefacio proviene, según la etimología popular, de que anteriormente había tres iglesias en el pueblo, lo que nos da idea de la importancia que el pueblo siempre tuvo en la comarca de Sanabria, aunque actualmente solo existen dos de estos templos. También se dice, que Trefacio significa tres caras, referente a las tres primeras familias que ocuparon ese lugar: Remesal, Ramos y Prada. Su gentilicio es burreiros.

Ucero es un municipio soriano que en el siglo xiii perteneció a Juan García de Ucero, apellido que le dio nombre; el nombre de la villa zaragozana de Utebo proviene del latín octavus, pues era el lugar donde se marcaba la octava milla –miliario– entre Caesar Augusta –Zaragoza– y Cascantum, que se corresponde con la actual Cascante, Navarra. Su gentilicio es utebero o utebano.

Valcuende es una pedanía de la provincia de León, perteneciente al municipio de Valderrueda que, según recoge la Academia de la Lengua Asturiana ,el castellano medieval Cuende deriva del latín Comitem –compañer – , «[...] que en el Bajo Imperio se aplicó a los nobles que vivían en el palacio imperial y acompañaban al soberano en sus expediciones, y acabó por convertirse en el nombre de un escalón de la jerarquía feudal. Cuende también debió de usarse como nombre personal»; según García y García –Pueblos y ríos Bercianos, que me ha remitido David Puente, de la Diputación de León– la pedanía Valdelaloba, en la comarca de El Bierzo «[...] aunque se documenta con frecuencia con el nombre propio ‘lupo’ y ‘lupa’, la presencia del artículo hace referencia a un nombre común» y añade que «[...] el significado puede ser ocasional o anecdótico motivado por alguna loba que se significó de alguna manera singular previamente a la formación del núcleo de población que tomaría el nombre del paraje o valle que llevaba ese nombre»; sobre el origen del municipio madrileño de Valdemanco informa el Ayuntamiento valdemanqueño que circula una leyenda muy difundida que lo vincula a su fundación en el siglo xvi por un vecino de Bustarviejo llamado Juan Valdés y apodado el «manco» que, no pudiendo dedicarse a las labores del campo, construyó una venta a cinco kilómetros de su pueblo y que cuando sus hijas se casaron con hombres de Bustarviejo construyeron sus casas junto a la de su padre; Valderredible es un municipio cántabro en la comarca de Campoo-Los Valles, cuyo nombre deriva del topónimo tradicional de Val de Ripa Hibre, que en castellano antiguo significa Valle a orilla del río Ebro, haciendo clara referencia a ese río, que atraviesa el término municipal de los vallucos; la maragata Valdeviejas –en el municipio leonés de Astorga– originalmente estuvo ubicado en la ribera del río Jerga, en la zona llamada ’emplante’ y llevaba el nombre de ‘Hospital de Yuso’, porque en el lugar su propio hospital era para los peregrinos que iban a Santiago, y, más tarde, pasó a llamarse Villa Sancti Verisimi, y Aldeaviexas, que evolucionó hasta el actual Valdeviejas, nombre que «[...] puede relacionarse con un baile al cual solo asistía la gente mayor, aunque algunas fuentes apuntan al lugar donde se escondieron los niños y personas mayores del pueblo en época de conflictos». («Valdeviejas, un pueblo con mucha historia». El Bierzo Digital, 11 de noviembre, 2017).

Venialbo es un municipio de Zamora, topónimo que podría derivar de un híbrido formado por el árabe beni –hijos– y del romance albo, antropónimo con el significado de blanco, al menos eso dicen los venialbenses o venialbinos; Ventosilla –tal vez derivada de ventosa– es un concejo segoviano en la Tierra de Sepúlveda cuyo nombre se relaciona con una zona o lugar de mucho viento o muy aireado, porque está en un valle entre montañas, por donde circulan los vientos encajonados, aunque los ventosillanos o trieros no descartan que el topónimo esté relacionado con una venta arriera existente en el lugar.

Villaconejos –de gentilicios conejeros y villaconejeros– es un municipio de la Comunidad de Madrid, nombre que parece aludir a que el lugar era abundante en conejos, que se destinaba a la caza, pues en la zona existe un paraje conocido como el Vedado –lugar donde se prohibía la caza– y un cerro hoy conocido como Cerro Barbero, pero que en su tiempo se llamó Cerro Galguero, como referente a los galgos, perros dedicados a la caza por ser unos grandes corredores; Villadepán es una localidad del municipio leonés de Riallo que recibe ese nombre porque, según recoge Madoz, era un buen pueblo de centeno que tenía dos molinos harineros; Villafáfila es un municipio en la Tierra de Campos zamorana y su nombre procede de la conjunción de villa y del antropónimo germánico Fáfila o Fávila, al que algunos lingüistas consideran un hipocorístico; Villagatón es un municipio leonés en la comarca de La Cepeda que recibe su nombre de Conde Gatón, repoblador de la comarca en tiempos de su hermano Ordoño I, rey de Asturias; Villapene, que sirve de mofa a quienes llegan a esta parroquia lucense del municipio de Cospeito y leen su nombre abreviado a la entrada del municipio, su nombre real es Santa Mª de Vilapene, que recibió su nombre de un repoblador llamado Penius; y Vitigudino, en la provincia de Salamanca, nombre que –como se lee en Facebook, Érase una vez… Vitigudino– parece derivar del nombre propio Alvito Godino, identificado como un miembro de la corte del rey Ramiro II de León siendo el teórico fundador del pueblo –que tiente como gentilicio vitigudinenses– en el siglo x.

Zamayón es una localidad salmantina en la comarca de la Tierra de Ledesma situada sobre un pequeño cerro cónico y su nombre se trataría de un doble diminutivo de la voz latina cÿma, de forma regular cÿmäcülu > cimayo, cimao, forma castellana de cimajo, donde el traslado del acento causado por la segunda sufijación en –ón –valor despectivo diminutivo: ‘montículo pequeñajo’– libera la vocal protónica permitiendo el proceso asimilatorio Cimayón > Zamayón (Wikipedia). Sus gentilicios son zamayonejos o zamayoneses.

Y así podríamos seguir hasta el infinito… o casi, pues además de los nombres que no se citan en este trabajo, existen otros tantos pueblos, pedanías y parroquias que tienen topónimos de orígenes desconocidos: Tardajos, Villacalebuey, Matagorda, Vozpornoche… Aunque esto no quiere decir que únicamente se den estos raros nombres en España, basta, por ejemplo, con darse una vuelta por algunos municipios chilenos para comprobarlo: Pata de Gallina, Cariño Botado, Cólico, Entrepiernas, La Crista de Doña Filipa… y así sucesivamente.



Pueblos con nombres de todos los colores

RODRIGUEZ PLASENCIA, José Luis

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 500.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz