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Revista de Folklore número

497



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A propósito del «entierro de Genarín» y de Ramón Gómez de la Serna: ¿una tradición leonesa con precedentes madrileños?

MARTINEZ ANGEL, Lorenzo

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 497 - sumario >



No es necesario insistir en el hecho de que una de las tradiciones leonesas más conocida, por peculiar[1], es el entierro de Genarín. Por ello, huelga profundizar en sus orígenes específicos, que nos limitaremos a recordar de manera somera: el atropello, por parte de un camión de la basura, de un personaje que frecuentaba el ambiente de los «bajos fondos» de la ciudad de León, llamado Genaro Blanco, Genarín, en la Semana Santa de 1929, fue el motivo por el que se inició, desde 1930 la costumbre de recordarlo y loarlo de modo burlescamente exagerado, siendo esto iniciado por Francisco Pérez Herrero y otros leoneses de la época, creándose una cofradía para ello. No nos extendemos, pues la bibliografía sobre este tema no ha cesado de aumentar, siendo uno de sus hitos destacados un libro de Julio Llamazares: El entierro de Genarín.

Siempre pensamos, pues, que el origen de esto sería exclusivamente local, propio únicamente de la ciudad de León. Empero, en cierta ocasión leímos algo que no pudimos dejar de conectar, de alguna manera, con esto.

En la lección de apertura del curso 1964-1965 del Instituto El Greco, de Toledo, benemérita institución educativa de larga tradición (a cuyo claustro de profesores perteneció otrora quien esto escribe), el catedrático que la pronunció, D. Leandro García-Lomas de Alesson, expresó lo siguiente:

Allá por los años de la segunda década del presente siglo había en Madrid el uso, o mejor el abuso, de los homenajes a cualquier personajillo más o menos desconocido, y no siendo la asistencia a ellos muy numerosa, los «organizadores» de éstos, molestaban constantemente a los periódicos para que diesen a conocer a sus homenajeados. Hartos ya las redacciones de éstos, decidieron terminar con este estado de cosas, para lo cual idearon dar un homenaje popular pero ridículo. Escogieron a un hampón borrachín llamado Garibaldi, y efectuadas toda clase de propaganda, dio lugar a que resultara un éxito por la publicación de las crónicas. Ni que decir tiene que se terminaron los homenajes en una temporada[2].

A ello hay que añadir que esta costumbre madrileña ha tenido una repercusión cultural especial al afectar, aunque de manera muy distinta, a dos grandes nombres de las letras hispánicas del siglo xx: Ramón Gómez de la Serna y Francisco Ayala. Aconteció en el madrileño Café Pombo, donde el primero protagonizaba una famosa tertulia, inmortalizada en el famoso cuadro de Gutiérrez Solana conservado en el Museo Reina Sofía de Madrid:

Por desdicha, el día que yo acudí, el único que fui a la tertulia de Pombo, esa crueldad reventó en forma casi insufrible. Entre los infelices o tontos que servían de ordinario a las facecias ramonianas, figuraba una especie de mendigo apodado Pirandello quien, a cambio de un café con media tostada pagado a última hora se avenía a hacer el bufón hasta haberse ganado tan magro refrigerio. […] Pero aquel pobre diablo estaba de veras muy malo, pues ahí mismo le vino un vómito de sangre. Ramón, pálido como un muerto, empezó a gritar: «¡Las mulillas!, ¡que traigan las mulillas!», aludiendo a las que en la corrida arrastran al toro, Pero nadie se reía; no era caso de broma. A mí la escena me desagradó tanto que resolví no volver más a Pombo[3].

Dejando a un lado el hecho de que compartimos el desagrado de Francisco Ayala ante la crueldad de este tipo de burlas que se hacían en la capital de España hace un siglo, cabe recordar que, en alguna ocasión, esto tomaba un cariz distinto, pues, por ejemplo, al menos una vez, el «homenaje» se realizó sin «homenajeado» propiamente; así sucedió cuando, en 1922, se efectuó un «BANQUETE HUMORÍSTICO A DON NADIE», con invitación escrita por Ramón Gómez de la Serna. Se conserva una fotografía de los participantes, entre los que se encontraba, por citar solo uno de los nombres más conocidos, Ramón María del Valle Inclán[4], alrededor de una silla central, vacía, en congruencia con el «personaje homenajeado».

Los participantes en las acciones dirigidas por Gómez de la Serna en el Café Pombo formaron una especie de (así llamada) «cofradía»[5], como también lo hicieron los organizadores del entierro de Genarín.

Un profesor de J. R. R. Tolkien en la King Edward´s School, de Birmingham, «alentaba a los alumnos a explorar los senderos laterales de la cultura, y a estudiar con profundidad todo lo que encontraran en su camino»[6], lo cual nos parece un sabio consejo que no ha perdido vigencia con el paso del tiempo. Atendiendo, pues, a ello, y dado que todo lo anteriormente expuesto nos muestra algunos parecidos[7] (las características del personaje al que se rinde el «homenaje», el carácter burlesco, la «cofradía»[8], el marco de lo que hoy llamaríamos establecimientos de restauración[9], la época[10]) entre la costumbre madrileña y la leonesa, nos formulamos algunas preguntas. Los creadores del entierro de Genarín, ¿conocieron, aunque solo fuese por la prensa, la costumbre madrileña practicada por Gómez de la Serna y otros? De haber sido así, ¿les influyó, inspiró o motivó de alguna manera? ¿Pudo haber costumbres de este tipo en otros lugares de España? O, por el contrario, ¿son mera casualidad las mencionadas similitudes, fruto de un común espíritu bohemio? En definitiva, ¿ es, pues, el entierro de Genarín la adaptación leonesa, con obvios aditamentos originales, de la citada costumbre madrileña o una creación total y exclusivamente local?

Fuera de las preguntas formuladas y las respuestas que puedan dar los expertos queda un paralelismo meramente casual: de igual manera que el entierro de Genarín tiene claramente un carácter no religioso, el cuadro anteriormente mencionado de Gutiérrez Solana, representando la tertulia del Café Pombo, fue realizado sobre una pintura religiosa previa, como recientemente se ha descubierto[11]. Cosas del ya mencionado espíritu bohemio.

Terminamos. Umberto Eco, en cierta ocasión, escribió:

Resulta indiscutible que los seres humanos piensan (también) en términos de identidad y semejanza; pero también es cierto que, en la vida cotidiana, sabemos generalmente cómo distinguir entre las semejanzas relevantes y significativas, por un lado, y las semejanzas ilusorias y fortuitas, por otro[12].

Es correcto. Mas en la investigación etnohistórica las cosas no siempre son tan fáciles. Por ello, para poder saber si las similitudes entre las mencionadas costumbres madrileña y leonesa son algo más que parecidos casuales, o, dicho de otra manera, si los homenajes burlescos de la capital de España de hace aproximadamente un siglo influyeron, o no, en el origen del entierro de Genarín, habrá que esperar la respuesta que, a partir de los datos que se conserven, nos den los expertos en la tradición leonesa a la que se refiere el presente artículo, que aquí llega a su fin.




NOTAS

[1] En efecto, no es del tipo de tradición que puede encontrarse leyendo, por ejemplo, una obra clásica de la etnografía como Costumbres españolas de nacimiento, noviazgo, casamiento y muerte, de Enrique Casas Gaspar, que prologó en 1947 nada menos que el gran Julio Caro Baroja.

[2] LEANDRO GARCÍA-LOMAS DE ALESSON, «Las matemáticas en el Bachillerato». Introducción de Gabriel Mora del Pozo: Alminar, 4 (1995-1996) 281-291, concretamente p. 291.

[3] FRANCISCO AYALA, Recuerdos y olvidos (1906-2006), Madrid 1988, p. 98.

[4] Se conservan ejemplares del texto y de la fotografía en el archivo de la Real Academia Española, de fácil consulta on line.

[5] RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA, La sagrada cripta de Pombo, Madrid 1924, 220: «Como resumiendo mejor que otros muchos la fiesta de anoche, éste, que ha debido ser escrito por nuestro cofrade “Juan de la Encina”.- Dice así el periódico La Voz: “Los pombianos, que constituyen, bajo la presidencia de Ramón Gómez de la Serna, una cofradía de camaradas…”.».

[6] HUMPHREY CARPENTER, J. R. R. Tolkien. Una biografía, Barcelona 1990, p. 46. El profesor en cuestión se llamaba Robert Cary Gilson.

[7] Sin olvidar, obviamente, las diferencias.

[8] Si bien en el caso leonés parece claro que esto se debe a la coincidencia de haber sido en la Semana Santa cuando murió Genarín y cuando se realizan las actividades anuales de su «cofradía».

[9] Recuérdese, en relación al entierro de Genarín, lo siguiente: «La decisión se adoptó en el primer concilio extraordinario convocado por la recién fundada Cofradía de Nuestro Padre Genarín. El lugar elegido para ello fue el reservado de la cantina de Frade» (JULIO LLAMAZARES, El entierro de Genarín, Barcelona 2015, p. 85).

[10] Si bien unos años anterior en Madrid.

[11] PEIO H. RIAÑO, «El “Café de Pombo” de Gutiérrez Solana esconde una virgen»: Público (25/03/2011).

[12] UMBERTO ECO ET ALII, Interpretación y sobreinterpretación, Madrid 1997, p. 59.



A propósito del «entierro de Genarín» y de Ramón Gómez de la Serna: ¿una tradición leonesa con precedentes madrileños?

MARTINEZ ANGEL, Lorenzo

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 497.

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