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Una de las características de la sociedad española en el momento que vamos a analizar en la presente publicación (finales del siglo xix y comienzos de la siguiente centuria) es una realidad contrastada: por un lado, tasas de analfabetismo muy elevadas[1], mas, por otro, los hombres y las mujeres que sabían escribir frecuentemente lo hacían con una letra que solía ser bella, pues reflejaba algo que en las escuelas de aquel tiempo era muy común: la caligrafía. Conviene recordar que, en otros tiempos, esta disciplina era común en colegios, institutos y escuelas de magisterio.
En localidades bercianas de El Bierzo Alto, principalmente en Bembibre pero también en otras (San Román de Bembibre, Castropodame, etc.) se conservan interesantes ejemplos de balcones con barandillas metálicas, datados entre finales del siglo xix y comienzos de la siguiente centuria, con fechas y siglas correspondientes a nombres de los propietarios. De las fechas, en el mencionado contexto, ya nos hemos ocupado en una publicación anterior[2], y ahora nos centraremos en lo segundo.
Las siglas, en la mayoría de los casos (y son estos los que centran en el presente trabajo nuestra atención) manifiestan formas caligráficas propias de dos de los tipos de letra más generalizados: la letra inglesa y la letra redondilla española. Tanto quienes encargaban las barandillas metálicas de los balcones como los herreros que las ejecutarían habrían aprendido en la escuela a escribir imitando los modelos que sus maestros/as les expondrían. Pero hay un aspecto a tener en cuenta: no es lo mismo trazar una línea con un lápiz o una pluma sobre el papel que fabricar ese trazo con metal en una herrería. Esta dificultad también se manifiesta en las formas que, finalmente, se aprecian en los balcones. Así, por ejemplo, es evidente en alguno de los casos que no se respetó el ángulo de inclinación propio de la letra inglesa.
Aunque nos hemos centrado en los ejemplos realizados en metal, lo cierto es que las huellas de la caligrafía en localidades de El Bierzo Alto se aprecian también en inscripciones de la época que nos ocupa en el presente artículo realizadas sobre otro tipo de materiales y, a modo de muestra, reproducimos fotográficamente una inscripción conservada en Colinas del Campo de Martín Moro Toledano[3].
En este tipo de muestras las localidades estudiadas no son algo excepcional. Esta práctica se encuentra en otras zonas. Así, verbigracia, D. Arturo Martín Criado recoge varios ejemplos en su magnífico libro titulado La ornamentación en la arquitectura tradicional de la Ribera del Duero[4].
Los casos que aquí recogemos con las fotografías que hemos reproducimos a continuación son, muy probablemente, una parte de un número mayor de muestras que debió de haber en su momento. Ojalá el presente artículo sirva para que sean más apreciadas estas manifestaciones en las que se entremezclan la artesanía de la forja y el arte caligráfico y, en caso de que las casas sean derribadas, estos elementos sean conservados en algún museo. Y también nos gustaría que se realicen más trabajos que documenten este tipo de piezas[5]. Lo que recogemos en las presentes páginas no pretende ser una recopilación exhaustiva de todos los ejemplos conservados, pero sí suficientemente significativa para proporcionar una muestra de este tipo de piezas. Quede aquí, en la Revista de Folklore, testimonio gráfico de estas piezas, no exentas de belleza y poseedoras de un indudable interés cultural y etnográfico.
NOTAS
[1] Sobre la situación en este aspecto de la provincia de León en la época en la que se centra el presente artículo vid. JOSÉ LUIS MARTÍNEZ CELADA, «El comienzo del siglo xx»: FRANCISCO CARANTOÑA ÁLVAREZ (coord.), La Historia de León. Volumen IV. Edad Contemporánea, León 1999, 250-278, concretamente pp. 260-262.
[2] LORENZO MARTÍNEZ ÁNGEL, «Fechas inscritas en piedra (s. xix) y metal (ss. xix-mediados del xx) en casas de Bembibre, San Román de Bembibre, Santibáñez del Toral, San Esteban del Toral, Viñales y Santa Marina del Sil (El Bierzo)»: Revista de Folklore, 468 (2021) 28-35. Hemos encontrado un ejemplo más en Santibáñez del Toral (no muy visible por un cartel que tiene colocado en su parte interior, junto a la reja de balcón en el que se encuentra inserto) que reproducimos a continuación; indica la fecha «1907».
[3] Agradecemos a nuestro amigo D. Antonio Gómez Marqués el transporte a las localidades de Colinas del Campo de Martín Moro Toledano y Castropodame.
[4] ARTURO MARTÍN CRIADO, La ornamentación en la arquitectura tradicional de la Ribera del Duero, Ávila 2008, pp. 289-300.
[5] Este tipo de trabajos tienen, además, la ventaja de que se pueden realizar desde el exterior de los edificios, lo cual facilita no poco la tarea. Quien esto escribe conoce, por experiencia, la dificultad que a veces existe para conseguir los permisos correspondientes para entrar en algunos edificios históricos (o zonas concretas de los mismos), para realizar trabajos de investigación. Y también que, a pesar de haber sido permitido el acceso, no se le conceda a uno el tiempo necesario para poder realizar el trabajo de forma adecuada, lo que puede provocar en los resultados limitaciones (inevitables dadas tales circunstancias).