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Revista de Folklore número

493



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Un prefolklorista en las postrimerías del siglo XVIII: José María Castor Doroteo González Torres de Navarra y Montoya

REY GARCIA, Emilio

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 493 - sumario >



Desde hace décadas, en varios libros, artículos y escritos sobre la historia de la investigación de la música tradicional en España, sus autores musicólogos y etnomusicólogos dan noticia reiterada de un personaje al que se cita con nombre de José González Torres de Nava (o Navas), del que se dice que intentó realizar una recopilación de música popular española a finales del siglo xviii. Aunque el proyecto por él ideado, que fue presentado al gobierno del rey Carlos IV, no tuvo éxito, es considerado como un prefolklorista guiado de positivos y pioneros propósitos.

El primero que menciona a José González Torres de Nava es el gran musicólogo asturiano Eduardo Martínez Torner (1888-1955). En su libro Temas folklóricos: Música y poesía, al comienzo del capítulo titulado «Fuentes para la investigación», en el que ofrece una bibliografía sobre el estado de la investigación del folklore musical español, en la nota al pie nº 1 dice lo siguiente: «Quiero señalar, como curiosidad, el primer intento hecho en España para la recogida sistemática de la música de los cantos y bailes populares. Se debe a D. José González Torres de Nava, quien el 14 de marzo de 1799, presentó al Gobierno una Memoria en solicitud de protección oficial para formar una colección de música característica española, recogiendo de viva voz las canciones antiguas y modernas que se pudieran encontrar y tomando nota de su provincia. Los buenos propósitos de Torres de Nava no fueron atendidos. (Se conserva este curioso documento en los Archivos de Alcalá y existe una copia en la Biblioteca Nacional, entre los papeles de Barbieri)» [1].

Seis años después, el escritor, investigador, erudito y crítico pontevedrés José Filgueira Valverde (1906-1996), creador del Museo de Pontevedra en 1927 y su Director desde 1942 hasta 1986, en la «Introducción y notas bibliográficas» del Cancionero Musical de Galicia reunido por el sacerdote pontevedrés Casto Sampedro y Folgar (1848-1937) indica lo siguiente: «La memoria de Torres de Nava lleva fecha de 1799. Perdido el original de Alcalá sólo se conserva la copia de la col. Barbieri, en la sec. de ms. de la Biblioteca Nacional»[2].

En 1953, en su Historia de la Música Española e Hispanoamericana, el musicólogo y compositor José Subirá Puig (1882-1980) menciona también el proyecto de Torres de Navas de hacer una recopilación de música popular española: «El 14 de marzo de 1799 se realizó el primer intento, frustrado como era natural, de presentar una recopilación de la música característica española formando una colección de aquellas canciones que se pudieran recoger de viva voz y declarando la demarcación donde se las cantaba. En efecto, el hoy desconocido folklorista José González Torres de Navas solicitó en una memoria la protección oficial sin que se atendiera tal propósito. El documento se hallaba en los archivos de Alcalá»[3].

Varios años después, el etnomusicólogo Josep Crivillé i Bargalló (1947-2012) dice lo siguiente en uno de sus trabajos: «El primer intento hecho en España para la recopilación sistemática de la música tradicional se debe a don José González Torres de Nava, quien en el año 1799 presentó al Gobierno una memoria solicitando protección oficial para formar una colección de música popular española recogida de viva voz. Tal proyecto se hubiera realizado anotando todas las canciones antiguas y modernas que se pudieran encontrar, indicando, asimismo, su procedencia. Estas noticias figuran en la Biblioteca Nacional, entre los papeles de la colección Barbieri. De haberse llevado a buen término el proyecto el nombre de España se hubiera colocado entre los primeros lugares en la investigación etnomusicológica universal. La obra del padre M. Amiot[4], pionero de la materia que nos ocupa, Mémoire sur la musique des Chinois tant anciennes que modernes, está fechada en París en el año 1776»[5].

Con parecidas palabras, Josep Crivillé vuelve a referirse al proyecto de Torres de Nava en su libro sobre Folklore Musical Español de 1983: «Durante el siglo xviii el interés por el folklore musical condujo a realizaciones como las de Antonio Eximeno, de Gaspar Melchor de Jovellanos y al intento de José González Torres de Nava, quien en el año 1799 presentó al Gobierno una Memoria solicitando protección oficial para formar una colección de música popular española recogida de viva voz. Tal proyecto se hubiera realizado anotando todas las canciones antiguas y modernas que se pudieran encontrar, indicando, asimismo, su procedencia. Estas noticias figuran en la Biblioteca Nacional, entre los papeles de la Colección Barbieri. De haberse llevado a buen término el proyecto el nombre de España se hubiera colocado entre los primeros lugares en la investigación etnomusicológica universal. Recuérdese que la obra del padre M. Amiot, pionero de la materia que nos ocupa, Mémoire sur la musique des Chinois tant anciennes que modernes, está fechada en París en el año 1776. Pero tanto ésta como otras avanzadas, que tan importante repercusión hubiesen podido tener en nuestra historia y en nuestra situación actual, generalmente no han aparecido más que como fugaces y vertiginosos centauros que por desventura dejaron de existir en la esterilidad más total»[6].

Torner, Filgueira y Crivillé coinciden en que al menos una copia de la Memoria que José González Torres de Nava (o Navas) preparó y presentó al gobierno en 1799 se encuentra entre los papeles de la colección Barbieri en la Biblioteca Nacional. Torner y Filgueira dicen, además, que el original de Alcalá se ha perdido y que el documento de la Biblioteca Nacional es una copia. Subirá afirma que el documento se hallaba en los Archivos de Alcalá y Crivillé sólo se refiere a los papeles Barbieri de la Biblioteca Nacional. En el Archivo de Alcalá no se encuentra la Memoria. En cuanto a la supuesta copia de la Biblioteca Nacional, he consultado los dos volúmenes publicados por Emilio Casares Rodicio sobre el Legado Barbieri y en sus índices documentales y onomásticos no aparecen ni la Memoria ni el nombre del prefolklorista frecuentemente citado[7].

En 1991 Emilio Rey García y Víctor Pliego de Andrés publicaron un artículo en la Revista de Musicología[8] en el que se refieren al Memorial dirigido al Gobierno por Torres de Nava, del que da cuenta José Subirá. Recuerdo que cuando estábamos realizando este trabajo en 1990, Víctor Pliego se desplazó al Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares y, hechas las correspondientes búsquedas, no encontró la famosa Memoria. Posteriormente escribí sobre el tema en un artículo publicado en la Revista Música[9], diciendo que la Memoria «Probablemente esté depositada en el Archivo Histórico Nacional, o que, como afirma Josep Crivillé, la noticia proceda de los papeles Barbieri que se encuentran depositados en la Biblioteca Nacional». No consulté entonces el Archivo Histórico Nacional, y en los papeles Barbieri la Memoria no aparece, según la información documental y onomástica que ofrece Emilio Casares.

El antropólogo y folklorista Josep Martí i Pérez menciona también la Memoria de Torres de Nava en un artículo en el que ofrece una visión crítica sobre los estudios de folklore musical y etnomusicología realizados en España desde los pioneros en el siglo xix hasta finales del xx. Así se refiere a la misteriosa Memoria: «Introductions to Spanish musical folklore often mention the project which José González Torres de Nava presented in 1799 to the Spanish government. He requested official support for a folk music collection where the songs were to be gathered directly from the people, indicating their respective places of provenance. This project, however, was not undertaken»[10] («Las introducciones al folklore musical español mencionan a menudo el proyecto que José González Torres de Nava presentó en 1799 al gobierno español. Solicitó apoyo oficial para una colección de música folclórica donde las canciones serían recopiladas directamente del pueblo, indicando sus respectivos lugares de procedencia. Este proyecto, sin embargo, no se llevó a cabo»).

En mi trabajo titulado Los libros de música tradicional en España[11] me refiero también al proyecto: «A finales del siglo xviii se produce en España un intento serio de recopilación de la música popular mediante el trabajo de campo directo, es decir, acudiendo a las fuentes primigenias». Siguiendo a José Subirá, y dando por válidas en principio las noticias que da en su citado trabajo, muy similares a las anteriores de Torner, aceptadas y repetidas después por otros musicólogos, etnomusicólogos y folkloristas hasta nuestros días, en el año 1992 me desplacé, no recuerdo bien si acompañado de Víctor Pliego, al Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares en busca de la citada Memoria, creyendo que allí pudiera encontrarse, pero las pesquisas no dieron el resultado esperado.

Otros folkloristas y etnomusicólogos como José Antonio Gómez Rodríguez y Enrique Cámara de Landa se refieren también al proyecto de Torres de Navas. José Antonio Gómez cita a Subirá y Crivillé, diciendo que el intento es de José González Torres de Navas[12]. Enrique Cámara abunda también en el tema refiriéndose a mi libro titulado Los libros de música tradicional en España[13] y a mi artículo de la Revista Música[14], indicando además que la Memoria de Torres de Navas fue en su tiempo una propuesta de investigación: «Rey aporta nuevos datos sobre el frustrado intento de recogida exhaustiva de materiales en el campo por parte de José González Torres de Navas a fines del siglo xviii»[15].

Maximiano Trapero insiste también en el tema. Citando un trabajo del filólogo e investigador José Manuel Pedrosa[16], profesor de la Universidad de Alcalá, menciona el proyecto de Torres de Nava: «Y otro precursor de la recolección folklórica moderna en España fue José González Torres de Nava, quien en 1799 presentó al Gobierno una Memoria de solicitud de medios y de protección institucional para formar una colección de música popular española recogida de viva voz del pueblo. Según su plan de trabajo, cada canción combinaría la anotación del texto, la música y la consignación de su procedencia, lo que convierte este proyecto, que lamentablemente no encontró eco ni apoyo en las instancias oficiales y se vio por ello truncado, en un auténtico adelantado de la moderna recolección folklórica, y en una lamentable ocasión perdida para el folklore y la cultura españolas»[17].

Los investigadores citados, desde Torner a Trapero, y quizás algunos más, ofrecen información similar sobre la Memoria realizada a finales del siglo xviii por un prefolklorista madrileño de nombre José González Torres de Nava. Algunos le mencionan como Navas en su segundo apellido. El primero en dar la noticia del proyecto fue Torner en 1935, y todos los que escriben después se expresan en parecidos términos.

Recuerdo bien que en los primeros años 90 del pasado siglo xx, el musicólogo Alfonso de Vicente Delgado, que entonces era alumno en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y después profesor titular de Historia de la Música en el Conservatorio Profesional de Amaniel (Madrid), me facilitó en fotocopia un clarificador y muy documentado artículo del musicólogo y compositor asturiano Nicolás Álvarez Solar-Quintes (1893-1967) que encontró en la Biblioteca Nacional, y que yo entonces desconocía[18]. En este artículo se da noticia exacta del proyecto ideado por el entusiasta y temprano prefolklorista: El coronel Don José González Torres de Navarra y Montoya, Caballero de la Orden de Santiago. Solar-Quintes dice al comienzo que se le puede considerar como un «precursor del folklore musical, en lo que esta rama de la cultura tiene de recolección y estudio metódico de temas populares». Cita la documentación unida al expediente de fecha 10 de marzo de 1788, para su ingreso en la Orden de Santiago en la que consta su situación profesional como teniente con grado de capitán del Regimiento de Caballería del Príncipe, su condición de madrileño, los nombres y apellidos de sus padres y abuelos paternos y maternos, así como la procedencia, situación personal, profesional y social de todos ellos. Su padre, también militar, se llamaba Don Ignacio González Torres de Navarra y Nava y su madre Doña Baltasara Montoya y Montúfar. Sus abuelos paternos: Don Luis González Torres de Navarra y Doña Josefa de Nava. Abuelos maternos: Don Gaspar de Montoya y Doña María Teresa Montúfar. Reproduce, incluso, su partida de bautismo, que entonces se conservaba en el archivo parroquial de la Iglesia de San Martín de Madrid, hoy depositado en el Archivo Diocesano del Arzobispado de Madrid. La detallista partida de bautismo dice que nuestro prefolklorista nació en Madrid el 28 de marzo de 1759 en la calle Alta de la Flor (hoy llamada de la Flor Alta, entre la calle de San Bernardo y la Gran Vía), casas del Marqués de Iturbieta, y que se llamaba José María Castor Doroteo. Indica también el nombre de sus padres.

Dice Solar-Quintes que la documentación se conserva en el Archivo Histórico Nacional, Sección de Estado, legajo número 2.940. Reproduce literalmente varios párrafos de los documentos en los que expone sus proyectos musicales y educativos y en los que se presenta con el nombre de José González Torres de Navarra. Y dice de él que fue «gran patriota, moderno en su tiempo y de espíritu refinado». En el proyecto que presentó al Rey Carlos IV el 14 de marzo de 1799 indica que «Desde entonces me propuse recoger, luego que volviese a mi patria, toda la música característica española, antigua y moderna, instrumental y vocal, de iglesia, dramática y provincial, y formar un cuerpo de obra para erigir este monumento a las Bellas Artes, y apologizar noblemente a España, en esta parte, del vejamen que nos hacen los extranjeros» [19]. Solicita al Rey que apoye y apruebe su «pensamiento de hacer la recolección y publicación de la música española, expida las órdenes correspondientes para que en todo este año podamos verificarlo don José Lidón, primer organista y vicemaestro de la Real Capilla, y este rendido vasallo de V. M. Q. S. B. Madrid, 14 de marzo de 1799. José González».

En una hoja adicional presenta siete «puntos que es preciso hacer presente a S. M., si se aprueba la Colección y publicación de la música española, para extender su Real Decreto». En ellos propone que se expida una circular a los jefes de las bibliotecas y archivos del Reino para que proporcionen los papeles necesarios a los editores de la «Colección de la Música Española». En el punto 2º indica que se dé «orden a los cabezas de todos los cabildos y comunidades eclesiásticas, seculares y regulares, para que manden a sus profesores dependientes, ya maestros de capilla, ya cantores, ya organistas, que de sus archivos entresaquen todo lo que fuese digno de perpetuarse en honrosa memoria de la profesión, sea de misas, nocturnos lamentaciones, himnos, responsos, rosarios, villancicos, etc., para reunir la música del templo; y que se encarguen de recoger cuantas tonadas populares antiguas y modernas les fuese posible de los pueblos inmediatos, formando una copia exacta de todas ellas, con sus nombres provinciales y sus letrillas más generales y graciosas, y remitiéndola por el correo, con los originales que pudiesen adquirirse a los editores de la Colección de la Música Española, en Madrid». Solicita que la misma circular sea dirigida a los autores o superiores de las compañías de cómicos españoles para que faciliten tonadillas, zarzuelas, letrillas, etc., que se invite a todos los aficionados, profesores y editores para que proporcionen piezas vocales o instrumentales de carácter español, prometiéndoles gratificaciones por ello. La gran Colección de Música Española debía ser editada por la Imprenta Real, estableciendo un fondo para los pequeños gastos que serían recuperados con la venta de la obra.

El ambicioso proyecto que el musicólogo madrileño presentó no tuvo aceptación en los ámbitos administrativos y de poder de la época, como se desprende de la carta, con fecha 14 de marzo de 1799, dirigida a don Mariano Luis de Urquijo, en la que dice: «El Excmo. Sr. Don Juan de Lángara no me permite pasar a ese Real Sitio (acaso se refiere a El Pardo), como se lo he suplicado, con el objeto de comunicar a V. E., personalmente, la idea que tengo tiempo ha, de hacer una recolección y publicación de la música característica española antigua y moderna, instrumental y vocal, del templo, del teatro y de los bailes populares». Le pide al Sr. Urquijo que medie ante el Rey para que se interese por la Colección de música y también por un ambicioso Plan de Educación general de la juventud que había presentado el 1 de enero de 1798[20]. Al margen de la carta hay una anotación ciertamente desventurada: «18 de marzo de 99. Déjese sin respuesta».

José González Torres de Navarra puede ser considerado un adelantado precursor del folklore musical, aunque, permítaseme la expresión, sólo en grado de tentativa. El proyecto por él ideado y presentado a las autoridades era muy ambicioso y quizás demasiado costoso. Y en algunos de sus aspectos ciertamente extravagante. Pero de haber realizado con éxito su loable empresa, o al menos parte de ella, hubiera supuesto para España el digno honor de figurar entre las primeras naciones de occidente en la labor de recopilación etnomusicológica, que dio comienzo en el segundo cuarto del siglo xix y no ha cesado hasta nuestros días.

En cuanto al nuevo método de música que anuncia Solar-Quintes en el título de su artículo, se trata de un curioso y breve trabajo del ingenioso musicólogo Don Domingo de Aguirre (1741-1804), brigadier e ingeniero director de los Reales Ejércitos. Es un método de cifra con explicaciones filosóficas previas, gran alarde litográfico y variedad de colores en sus hojas. Describe minuciosamente el cuaderno, que fue litografiado en Madrid en el año 1799 y se guarda también en el Archivo Histórico Nacional, Sección de Estado, legajo nº 2.940. Es un trabajo de cifras que el autor no descifra, constituyendo un alarde de imaginación que no tiene utilidad práctica.

La Memoria que presentó José González Torres de Navarra proponiendo la recopilación de la música popular, además de la religiosa y la denominada culta de carácter español, hay que situarla en el ambiente popularista de la segunda mitad del siglo xviii, cuyas concreciones más conocidas son el casticismo, el plebeyismo y el majismo que vemos, por ejemplo, en algunos cuadros de Goya y en las obras literarias de varios autores. Popularismo al que se apunta con entusiasmo la nobleza. Es época de fandangos, seguidillas, boleros, tiranas…, músicas y danzas populares, en definitiva, para sustituir a las danzas, costumbres sociales y modas extranjeras con su floración de currutacos, petimetres y damicelas de nuevo cuño. Y como las costumbres populares se pusieron de moda, la música popular encontró también resquicios para colarse entre la culta. El caso de Boccherini es un claro ejemplo.

En este ambiente de valoración de lo popular publicó el escribano de Madrid «Don Preciso», seudónimo de D. Antonio de Iza Zamácola y Ocerín (1756-ca. 1819), su conocida Colección de las mejores coplas de seguidillas, tiranas y polos que se han compuesto para cantar a la guitarra[21], obra que recoge textos literarios de los géneros expresados su título. En su ideología generadora está presente una clara aversión del escritor vizcaíno a las modas sociales y musicales foráneas, sobre todo de procedencia francesa e italiana. Fue Don Preciso un patriota en el campo del folklore, un adelantado en las ideas nacionalistas que florecieron un siglo después con Felipe Pedrell, y un acérrimo defensor de lo autóctono frente a lo foráneo. En fin, un apasionado de los cantos y bailes de España. Gran aficionado a la música, destacó como bailarín, aprendió los cantos, bailes y danzas de su tierra vizcaína y fue al mismo tiempo un diestro tañedor de guitarra. En sus libros ridiculiza a la gente afrancesada y censura las costumbres y modas de los «currutacos». De la música nacional como fuente de inspiración artística fue ferviente defensor en una época en que la castiza tonadilla escénica había sido desplazada por la ópera italiana y francesa[22]. En el mismo año de 1799 Antonio Valladares de Sotomayor (1740-1820), periodista, novelista, poeta lírico, dramaturgo, autor teatral y fecundo escritor ilustrado, dio a conocer su Colección se seguidillas o cantares, obra menos conocida que la de D. Preciso pero que fue también pionera en el campo de las recopilaciones de textos populares. Cuando aparece la colección de Don Preciso en 1799 ya se había publicado en Madrid un curioso librito cuyo contenido obedece a esa corriente de animadversión a las modas extranjeras: la Crotalogía o Ciencia de las Castañuelas[23]. Su autor fue Francisco Agustín Florencio, seudónimo del clérigo agustino fray Juan Fernández de Rojas. Contra de lo que pudiera parecer a la vista de su título, este opúsculo no es para nada un tratado organológico sobre las españolísimas castañuelas, sino una sátira jocosa y humorística de las modas francesas y su proceder social, literario y científico.

Las obras de Don Preciso, Valladares y Francisco Agustín Florencio, junto a las ideas defendidas con anterioridad por fray Benito Jerónimo Feijóo (en su discurso Música de los Templos de 1726), el ilustrado Marqués de Ureña (Reflexiones sobre la Arquitectura, Ornato y Música del Templo, Madrid, 1785) y el teórico jesuita Antonio Eximeno (1729-1809), representan el nacimiento de un primer nacionalismo musical español en el xviii, movimiento que tuvo también significados detractores entre algunos ilustrados. Así, Jovellanos dice en su Memoria sobre la policía de los espectáculos y diversiones públicas y su origen en España: «¿Qué otra cosa nuestros bailes que una miserable imitación de las libres e indecentes danzas de la ínfima plebe? Otras naciones traen a danzar sobre las tablas los dioses y ninfas; nosotros los manolos y verduleras».

Un siglo después, Pedrell fundamenta su estética nacionalista en la famosa frase atribuida a Antonio Eximeno: «Sobre la base del canto nacional debería construir cada pueblo su sistema». La frase fue atribuida a Eximeno por Menéndez Pelayo (Historia de las ideas estéticas en España, Madrid, CSIC, 1946, Vol. II, p. 633). En opinión de Antonio Martín Moreno[24], a quien sigue José Sierra Pérez en un artículo posterior[25], la frase no aparece literalmente en ninguno de los escritos del jesuita expulso valenciano, pero la valoración de la música popular está presente en su obra como idea general. Pedrell la cita en el encabezamiento de su obra Por nuestra música. Algunas observaciones sobre la magna cuestión de una Escuela Lírico Nacional motivadas por la Trilogía (tres cuadros y un prólogo) Los Pirineos[26], dedicada principalmente a plantear la utilización del canto popular en el drama lírico nacional. José Sierra dice que Pedrell construye la frase a partir del pensamiento que sobre el tema había expresado el P. Eustoquio Uriarte (1863-1900) en la revista La Ciudad de Dios publicada en 1890. Y argumenta su afirmación en la influencia que tuvo en el musicólogo catalán el entonces joven clérigo agustino.

Los precedentes dieciochescos comentados no culminan en realizaciones concretas en el campo de la recopilación de textos y melodías, pero evidencian una notable valoración de la música popular española que se prolonga con diferentes matices a lo largo del siglo xix y comienzos del xx. Desde el primer cancionero musical publicado por Juan Ignacio de Iztueta (1767-1845) en los años 20 del siglo xix[27] hasta nuestros días se han publicado en España en torno a 500 cancioneros y recopilaciones que recogen más de 80.000 melodías[28].

El presente trabajo pretende recordar y reconocer el rigor del musicólogo, compositor y crítico musical y teatral Nicolás Álvarez Solar-Quintes, que ingresó por oposición en el Cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos y fue varios años habilitado-pagador general en el Archivo Histórico Nacional y del Patronato Nacional de Archivos Históricos. Emilio Casares Rodicio, autor de la voz a él dedicada en el Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, dice que fue un gran documentalista y que, por ende, sus trabajos están muy bien documentados[29]. Un ejemplo de ello es el trabajo que ha servido de base a este breve artículo. Su obra ha sido estudiada por el musicólogo Guy Bourligueux[30].

El original de la Memoria presentada por José González Torres de Navarra en 1799 al gobierno de S.M. no se conserva en el Archivo General de la Administración de Alcalá, como dicen Torner, Filgueira y Subirá. Al parecer, tampoco hay una copia entre los papeles de Barbieri de la Biblioteca Nacional, como afirman la mayoría de investigadores de la tradición que la mencionan. Como bien aclara Solar-Quintes en su artículo, se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, pudiendo él mismo consultar con facilidad la documentación por trabajar varios años precisamente allí.

El nombre completo de nuestro prefolklorista madrileño es el que figura en el título de este artículo: Don José María Castor Doroteo González Torres de Navarra y Montoya, que es el que se deduce de la documentación unida al expediente para su ingreso como Caballero de la Orden de Santiago y de su partida de bautismo.




NOTAS

[1] E. MARTÍNEZ TORNER. Temas Folklóricos: Música y Poesía. Madrid: Faustino Fuentes, 1935, p. 88.

[2] J. FILGUEIRA VALVERDE. «Introducción y notas bibliográficas». En Cancionero Musical de Galicia reunido por Casto SAMPEDRO Y FOLGAR. Reimpresión facsímile de la edición de 1942. La Coruña: Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa, 1982, nota 177, p. 85.

[3] J. SUBIRÁ. «La música popular en España e islas adyacentes. Folklore Musical Español». En Historia de la Música Española e Hispanoamericana, Barcelona, Salvat, 1953, p. 887.

[4] Se refiere al Padre Joseph-Marie AMIOT (1718-1793), sacerdote jesuita francés que fue misionero en China y difundió su cultura en Europa. Su famosa Memoria fue publicada por el abad Roussier en 1779.

[5] J. CRIVILLÉ i BARGALLÓ. «La etnomusicología: Sus criterios e investigaciones. Necesidad de esta disciplina en el tratamiento de toda música de tradición oral». En Actas del I Congreso Nacional de Musicología (Sociedad Española de Musicología), Zaragoza, Institución Fernando El Católico (C.S.I.C), 1981, p. 150.

[6] J. CRIVILLÉ i BARGALLÓ. Historia de la música española. 7. El folklore musical. Madrid: Alianza, 1983, p. 42.

[7] E. CASARES RODICIO. Vol. 1. Francisco Asenjo Barbieri. Biografías y documentos sobre Música y Músicos Españoles (Legado Barbieri). Madrid: Fundación Banco Exterior, 1986. Vol. 2. Francisco Asenjo Barbieri. Documentos sobre música española y epistolario (Legado Barbieri). Madrid: Fundación Banco Exterior, 1986.

[8] E. REY GARCÍA; V. PLIEGO DE ANDRÉS. «La recopilación de la música popular española en el siglo xix: Cien cancioneros en cien años». En Revista de Musicología, Vol. XIV, Núms. 1-2 (1991), p. 358.

[9] E, REY GARCÍA. «La música popular y tradicional en España hasta finales del siglo xviii». En Música. Revista del Real Conservatorio Superior de Música, Nº 3 (Madrid, 1996), p. 103.

[10] J. MARTÍ I PÉREZ. «Folk music studies and ethnomusicology in Spain». En Yearbook for Traditional Music, 28 (1997), p. 107.

[11] E. REY GARCÍA. Los libros de música tradicional en España. Madrid: AEDOM, 2001. p. 35-36.

[12] J. A. GÓMEZ RODRÍGUEZ. «La música popular y el folklore literario: El siglo xviii». En Campos interdisciplinares de la Musicología. Actas del V Congreso de la Sociedad Española de Musicología, Vol. II, Madrid, SEdeM, 2001, p. 1342.

[13] Cit.

[14] Cit.

[15] E. CÁMARA DE LANDA. Etnomusicología. Madrid: ICCMU, 2003, p. 43.

[16] J. M. PEDROSA. Enciclopedia Universal Multimedia. Micronet S.A., 1995-2002. (Voces Folklore y Música Popular).

[17] M. TRAPERO. «El folclore literario-musical desde la investigación: Pasado, presente y futuro». En II Jornadas nacionales. La cultura tradicional en la sociedad del siglo xxi, Jaén, Diputación Provincial, 2005, p. 172.

[18] N. ÁLVAREZ SOLAR-QUINTES. «Un madrileño prefolklorista y un nuevo método de música». En Anales del Instituto de Estudios Madrileños, Tomo II (1967), p. 291-301.

[19] Particularmente, se refiere Don José a su viaje a Italia, donde pudo observar con gran decepción, contrariedad y hasta irritación el desconocimiento que había en ese país de la música española, tanto culta como popular. Allí oyó decir que de música nacional española no había otra cosa más que el Fandango y la Seguidillas de la Mancha.

[20] El Plan de Educación propuso, entre otras cosas, la creación de un Seminario de Educación para 500 jóvenes, una especie de pequeña ciudad universitaria, que tendría su sede en Madrid. El proyecto, que no se encuentra entre los documentos vistos por Solar-Quintes en el Archivo Histórico Nacional, tuvo un informe desfavorable y fue desechado por su alto costo. En mi opinión, hay en el Plan extravagancias y fantasías irrealizables, aunque quizás algunas de las reformas educativas que propone podrían ser viables incluso en la época.

[21] Madrid: Imprenta de Villalpando, 1799. Los 8 volúmenes de la Colección tuvieron una favorable acogida. Ello explica que la obra fuera reeditada varias veces a lo largo del siglo xix (1800, 1802, 1805, 1812, 1816, 1836 y 1869).

[22] Sobre su figura y obra véase M. Carmen GARCÍA-MATOS ALONSO. «Un folklorista del siglo xviii: Don Preciso». En Revista de Musicología, Vol. IV, nº 2 (1981), p. 295-307.

[23] F. AGUSTÍN FLORENCIO. Crotalogía o Ciencia de las Castañuelas. Instrucción científica del modo de tocar las Castañuelas para baylar el Bolero... Madrid: Imprenta Real, 1789. Reproducción facsímil, Valencia, Librerías París-Valencia, 1985.

[24] A. MARTÍN MORENO. El Padre Feijóo y las ideologías musicales del siglo xviii en España. Orense: Instituto de Estudios Orensanos «Padre Feijóo», 1976.

[25] J. SIERRA PÉREZ. «Sobre la base del canto nacional debería construir cada pueblo su sistema (P. Antonio Eximeno)». En Revista de Musicología, Vol. X-2 (1987), p. 647-652.

[26] Barcelona: Imprenta de Heinrich y Cª, 1891. Reimp. facs. Madrid, Música Mundana, 1985.

[27] J. I. de IZTUETA. Euscaldun anciña ancinaco ta are lendabicico etorquien dantza on iritci pozcarri gaitzic gabecoen soñu gogoangarriac beren itz neurtu edo versoaquin. San Sebastián: Ignacio Ramón Barojaren, 1826. Transcripciones musicales realizadas por D. Pedro ALBÉNIZ (1795-1855). Reed. con el título Gipuzkoako dantzak / introducción del P. DONOSTIA. [San Sebastián]: Euska-Ikaskuntzaren Argitaldiak (Sociedad de Estudios Vascos), ca. 1927.

[28] Véase E. REY. Los libros de música tradicional en España. Cit.

[29] E. CASARES RODICIO. Voz «Álvarez Solar-Quintes, Nicolás». En Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, Vol. 1, Madrid, SGAE, 1999, p. 382.

[30] G. BOURLIGUEUX. «La obra de Don Nicolás Álvarez Solar-Quintes». En Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, Año 21, Nº 62 (1967), p. 256-260.



Un prefolklorista en las postrimerías del siglo XVIII: José María Castor Doroteo González Torres de Navarra y Montoya

REY GARCIA, Emilio

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 493.

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