Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >
Las marzas pospandemia en la Ribera del Duero
Pasadas las restricciones impuestas por la pandemia de covid en 2021, en el 2022, las marzas han vuelto por sus fueros en la mayor parte de los pueblos de la Ribera del Duero. Como decía uno de los marzantes en uno de los vídeos que se difundieron el año pasado: «Cantarlas bien o cantarlas mal, lo importante es cantarlas».
El hecho de que este año el 28 de febrero haya caído en lunes ha propiciado que el canto de las marzas, como vienen haciendo ya en varios pueblos, se haya trasladado al fin de semana siguiente. También se retomaron los encuentros previos «para hablar sobre las marzas», que se iniciaron en el 2020 en Villanueva de Gumiel. El pueblo anfitrión este año fue Baños de Valdearados, de la mano de Elena Martínez y Manuel Martínez, de la Asociación Cultural Dios Baco. La conferencia tuvo lugar en los salones de dicha asociación el jueves 24; asistieron una treintena de personas, con representación de varios pueblos, entre ellos Arauzo de Miel y Villanueva de Gumiel (ver la ilustración 2). Impartió la conferencia Gumersindo Ontañón Ontañón, que ya había liderado el encuentro del 2020 y que es uno de los primeros autores en escribir sobre las marzas en la Ribera (Ontañon, 1989). Hubo aportaciones de todos los presentes, y se hicieron votos por la buena salud de la tradición y por seguir avanzando en su estudio.
Tratando de ahondar en ese conocimiento, en las líneas que siguen nos centraremos en el Romance del prisionero.
Las marzas y el Romance del prisionero
En una colaboración anterior (Revista de Folklore, 2021, n.º 475), prestamos atención a las paremias, preferentemente de tema agrícola, que se encuentran inmersas en los textos de esta tradición en la Ribera del Duero; textos que habían contribuido a mantener vivas dichas paremias, de tal forma que podríamos decir, que las paremias alimentaron a las marzas, y a su vez, estas contribuyeron a mantener vivas las paremias en la lengua.
Con un punto de arranque similar, hoy nos detendremos en ver cómo las marzas han servido para perpetuar en la memoria de los ribereños un romance antiguo, conocido a través de los textos escolares, pero no demasiado vivo fuera del ámbito escolar, el Romance del prisionero.
Sin salirnos del ámbito de la Ribera del Duero, hemos preguntado a algunos de nuestros informantes habituales, si conocían este romance. Nuestra sorpresa ha venido en un doble sentido: el desconocimiento fuera de los pueblos donde se siguen cantando las marzas, salvo algún caso excepcional proveniente del ámbito escolar; y su reconocimiento donde se cantan las marzas, pero sin identificarlo con un romance exento, sino como parte de esas letras tradicionales. Otros testimonios recogidos por investigadores contemporáneos, como veremos más adelante, refuerzan esta observación.
La presencia de este romance en la tradición de las marzas ha sido considerada por la mayoría de los autores como una glosa al mes de mayo, precisamente por el primero de sus versos: Mes de mayo, mes de mayo... Pérez Rivera (2015: 966) ve extraña la inclusión del romance en un ambiente festivo, pero la «justifica», además de por el encabezamiento, por la aparición de conceptos tales como el «granar de cebadas» y la aparición de las «flores», que ya estaban presentes en los cantos de los meses. El simbolismo de frutos, flores y aves dentro del romance fue analizado minuciosamente por McGrady (1992); nosotros añadiremos que ese simbolismo es extensible a su aparición en las marzas, así como otros elementos poéticos.
Más allá del simbolismo de estos elementos, las distintas variantes, que se presentan en todos los pueblos, vienen a reforzar las finalidades que se han dado a las marzas: propiciar las buenas cosechas, canciones de ronda y petitorias. Perdiguero (1993: 4) es de la opinión de estar ante «un canto de ronda, de carácter amoroso, que encierra un canto a la vida». Todo ello está presente también en las distintas manifestaciones del Romance del prisionero.
Podemos considerar que marzas y mayas (o mayos) han formado, de algún modo, parte de la misma tradición como cantos propiciatorios en diferentes momentos de la primavera, ya que los textos comparten elementos comunes. Temiño López-Muñiz (1982) considera tanto a las marzas como a las mayas componentes de una tradición amoroso-festiva, que termina con la inevitable petición de viandas. La erección de un árbol, normalmente un pino, en la plaza del pueblo o en un lugar destacado, el primero de mayo, se sigue manteniendo en muchos pueblos de la Ribera; sin embargo, el canto de las mayas solo parece haberse conservado en Caleruega. Comparando los textos de marzas y mayas en este pueblo, bien podríamos decir que la letra de una versión amplia de las marzas se ha dividido entre las dos celebraciones, siendo además la puesta en escena y la música muy similares en ambas tradiciones. Concretamente el Romance del prisionero queda dividido de la siguiente forma:
Marzas:
Yo tenía un pajarito, de las aves el mejor.
Un domingo mientras misa me lo mató un cazador.
Si lo hacía por las plumas, plumas le hubiese dao yo.
Si lo hacía por la carne, no pesaba un cuarterón.
Si lo hacía por la caza, mala dicha le dé Dios.
Mayas:
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los lirios ya están en flores,
cuando los bueyes van gordos, los caballos corredores,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos regalan con rosas, y otros con rosas y flores,
otros con verdes naranjas y otros con agrios limones,
otros con palabras dulces que roban los corazones,
otros con buenos dineros, que aquéllos son los mejores.
En algún otro pueblo reducen el Romance del prisionero a los pocos versos que cantan la desgracia del prisionero, cuya única alegría es el canto de un pajarillo que al final resulta abatido. ¿Se cantaba esa parte que falta en los mayos? ¿Es el Romance del prisionero dentro de las marzas una fusión de las dos tradiciones?
Preguntas que de momento no intentaremos responder, pero que dejamos planteadas para futuras investigaciones.
La situación del romance dentro de la larga tira de versos puede darnos también algunas pistas acerca de cómo ha llegado a formar parte indiscutible de ellas en esta parte de la provincia de Burgos.
Del ayer al hoy del Romance del prisionero
La primera versión escrita conocida del Romance del prisionero la encontramos en el Cancionero General (fols. CXXXVIr y CXXXVIv ) recopilado por Hernando del Castillo en los inicios del siglo xvi, que lo titula simplemente «Otro romance»:
Que por mayo, era por mayo cuando los grandes calores
cuando los enamorados van servir a sus amores,
sino yo triste mezquino que yago en estas prisiones,
que ni sé cuándo es de día y menos cuándo es de noche
si no es por una avecilla que me cantaba al albor
matómela un ballestero dele Dios mal galardón.
Esta sencilla y esquemática versión, que siguió Dámaso Alonso (1969: 188), apenas se separa del principal hilo argumental: Mientras el amor bulle fuera con la llegada de mayo, un hombre solo en prisión encuentra consuelo en el canto de una avecilla que, para su desgracia, termina muerta por el disparo de un ballestero.
Sin embargo, esos «silencios» (McGrady, 1992) presentes en el poema se han apresurado a llenarlos algunos de sus intérpretes. Recordemos, por ejemplo, la muy citada glosa de Azorín al Romance:
Es por el mes de mayo. La tierra respira vitalidad y sensualidad. Ya los árboles están cubiertos de follaje nuevo. La luz tiene una viveza que antes no tenía; las sombras –la del alero de un tejado, la de un viejo muro– adquieren imperceptibles colores: sombras rojas, sombras violetas, sombras azules. Canta el agua como antes no cantaba, y sentimos un irreprimible deseo de ahondar las manos en las fuentes claras, límpidas y frescas. Los insectos zumban; pasan rápidos en el aire los panzudos y torpes celonios que van a sepultarse en el seno de las rosas...
¿De dónde sale esa profusión de elementos de la naturaleza descritos de forma tan sensorial? Nada nos impide pensar que provenían de la propia historia del romance, y de las muchas versiones que sin duda correrían de boca en boca en tiempos del escritor.
Por su parte, Menéndez Pidal (2010: 210-211) incluía, sin mencionar la fuente, aunque se presume contemporánea, una versión que introduce cuatro versos sobre la versión de Del Castillo, ampliando la glosa del inicio al incluir dos elementos de la naturaleza: el vegetal (los trigos), y el animal (los pájaros).
Que por mayo, era por mayo, cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan, y están los campos en flor,
cuando canta la calandria, y responde el ruiseñor[1],
cuando los enamorados, van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla, que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero; dele Dios mal galardón.
Notamos también un lenguaje algo más moderno, y quizá por ello, y por ser ampliamente difundida entre los escolares, es considerada por muchos estudiosos la versión «canónica», si al hablar de poesía tradicional, puede establecerse este concepto. Así la considera Rodríguez Urriz (1988: 198) en su artículo sobre las marzas de Villanueva de Gumiel, en el que se lamenta de que la letra actual de las marzas en esa localidad haya perdido poeticidad respecto a la versión de Menéndez Pidal.
Volviendo al siglo xvi, es preciso recordar la versión ampliada que se publicó después, dentro del Romancero viejo:
Por el mes era de mayo, cuando hace la calor,
cuando canta la calandria, y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados van a servir al amor,
sino yo, triste cuitado, que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla, que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero. ¡Dele Dios mal galardón!
Cabellos de mi cabeza lléganme al corvejón,
los cabellos de mi barba por manteles tengo yo;
las uñas de las mis manos por cuchillo tajador.
Si lo hacía el buen rey, hácelo como señor,
si lo hace el carcelero, hácelo como traidor.
Mas quien ahora me diese un pájaro hablador,
siquiera fuese calandria, o tordico, o ruiseñor,
criado fuese entre damas y avezado a la razón,
que me lleve una embajada a mi esposa Leonor:
que me envíe una empanada, no de trucha, ni salmón,
sino de una lima sorda y de un pico tajador:
la lima para los hierros y el pico para el torreón.
Oídolo había el rey, mandóle quitar la prisión.
Como podemos ver, en la primera parte se han incorporado dos versos que luego figurarán en otras versiones; pero sobre todo se ha incorporado una amplia segunda parte, sobre la que la crítica viene a convenir que desmerece en mucho la sencillez y el lirismo de la primera (McGrady, 1992; Díez, 2008). Quizá por ello, las versiones posteriores más difundidas han sido las más próximas a la primera versión publicada.
Debido a sus primeros versos, el Romance del prisionero siempre se ha consideredo muy unido a los mayos, tradición que ya había dejado su impronta en la literatura culta de la Edad Media. Veamos dos testimonios en los que podemos encontrar coincidencias o antecedentes de versiones del romance que podrían estar conviviendo con la que se llevó a la imprenta a comienzos del siglo xvi.
La primera es una de las piezas que componen las Cantigas de Santa María (Alfonso X, 2003: 272 -273), que lleva como título Es primeira é das mayas. La influencia popular es clara, y en ella, entre las sucesivas loas a la Virgen, vemos aparecer elementos que llaman a la exhuberancia de dones que trae el mes de mayo:
Ben vennas, Mayo, | e con alegría;
poren roguemos | a Santa Maria;
[...]
Ben vennas, Mayo, | con muitas requezas;
e nos roguemos | a que á nobrezas
[…]
Ben vennas, Mayo, | coberto de fruitas;
e nos roguemos | a que senpre duitas.
[…]
Ben vennas, Mayo, | con bõos sabores;
[…]
Ben vennas, Mayo, | con muitos gãados;
[…]
Ben vennas, Mayo, | con pan e con vĩo;
[…]
Ben vennas, Mayo, | con bõos manjares.
Riquezas compuestas de frutas, ganados, pan y vino, manjares, en definitiva con «bonos sabores». Igualmente, en el Libro de Alexandre (estrofas 1950-1954) aparece reflejada esta abundancia y alegría primaveral:
El mes era de mayo, un tiempo glorioso
cuando fazen las aves un solaz deleitoso
son cubiertos los prados de vestido fermoso,
da sospiros de dueña, la que non ha esposo.
Tiempo dulç’ e sabroso por bastir casamientos,
ca lo tempran las flores e los sabrosos vientos;
cantan las donzelletas sus mayos a convientos,
fazen unas a otras buenos pronunciamientos.
Fazen en el sereno las buenas ruçiadas,
entran en flores las mieses ca son ya espigadas;
fazen las dueñas triscas[2] en camisas delgadas
entonç casan algunos que pues messan las barvas.
Andan moças y viejas embueltas en amores,
van coger en la siesta a los prados las flores,
dizen unas a otras buenos pronunçiadores[3],
e aquellos más tiernos tiénense por mejores.
Los días son bien grandes, los campos reverdidos,
son los paxarïellos de mal pelo exidos,
los távanos que muerden no son aún venidos
luchan los monagones[4] en bragas, sin vestidos.
El canto de las aves se suma a la abundancia de flores, y las prometedoras mieses animan a gozar de los amores, que también florecen.
Dentro de la tradición sefardí se han conservado, igualmente, versiones del Romance del prisionero, por lo que su circulación antes de 1492 parece plausible. Alvar (1971: 135) difundió una versión recogida en Salónica, que, si bien difiere bastante de la recogida en el Cancionero general, nos da unas cuantas pistas de que algunos elementos, que luego encontraremos en las marzas, ya podían estar presentes en versiones primitivas del romance.
De día era, de día, de día y no de noche,
cuando los belos mancebos servían a sus amores;
quien los vence con naranjas, quien los vence con limones,
quien los vence con manzanas, qu’es el fruto de los amores.
Triste lo digo, el mezquino, que cayí en estas prisiones;
ni sé cuándo es de día ni menos cuándo es de noche.
Tenía tres avesicas, me cantaban rojioles,
la una era de prima, la otra de medianoche,
la más chiquitica d’ellas me cantaba al albores.
Agora, por mis pecados, no se quién me las llevó.
Si me las llevó el buen rey tiene mil pares de razón,
si me las llevó la reina, el Dió que sea pagador,
si me las mató el carcelero, él que tenga gualadrón.
Una de las críticas más frecuentes a las versiones de las marzas es la ampliación a tres aves de la avecilla primitiva, algo que restaría dramaticidad al hecho de que desaparezca una de ellas, pues quedarían aún otras dos; sin embargo, vemos que en esta versión sefardí son tres aves también las que consolaban al prisionero, siendo las tres las desaparecidas. ¿Fue la versión del Cancionero General una simplifiación? ¿Pueden ser las tres aves que aparecen en la mayoría de las marzas una muestra de su antigüedad, anterior incluso a la primera versión escrita que nos ha llegado?
No tenemos respuestas precisas para estas preguntas, pero es claro que muchos de los motivos que aparecen en las marzas hoy circulaban ya en la Edad Media.
Versiones en la segunda mitad del siglo xx
Sin duda la publicación de Menéndez Pidal influyó en las versiones más conocidas o reproducidas del siglo xx entre los escolares, pero también en las que impulsaron los cantautores en la segunda mitad del siglo xx.
Entre estas últimas, cómo no mencionar la que Joaquín Díaz (1967) incluyó en su álbum Recital, y cuya letra se aproxima a la de Ménendez Pidal con supresión de dos versos en la primera parte.
Sí, por mayo era por mayo, cuando hace más calor,
cuando los trigos encañan, y están los campos en flor.
Cuando los enamorados, van a servir al amor.
Pero yo, triste y cuitado, me veo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son
si no fuera una avecilla que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero, déle Dios mal galardón.
Prácticamente la versión de Menéndez Pidal es la que recogieron Amancio Prada (Canciones de amor y celda, 1979) y Paco Ibáñez (A flor de tiempo, 1979).
Que por mayo, era por mayo, cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan, y están los campos en flor,
cuando canta la calandria, y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados van a servir al amor;
sino yo, triste y cuitado, que vivo en esta prisión[5];
que ni sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla, que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero; dele Dios mal galardón.
Al principio mencionábamos una pequeña encuesta entre informantes de la Ribera, tanto en pueblos donde se seguían cantando las marzas, como no. Entre estos últimos hemos recogido dos testimonios que declaran haberlo aprendido en el colegio. Comparamos estas dos versiones y vemos que difieren básicamente entre ellas en la supresión de dos octosílabos del principio, sin que hayamos podido verificar, si responden a un fallo de memoria ocasional, o a una versión así consolidada[6].
Que por mayo, era por mayo, cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan, y están los campos en flor[7],
cuando canta la calandria, y sonríe el ruiseñor,
cuando los enamorados van a servir al amor,
sino yo, triste y cuitado, que estoy aquí en esta prisión[8],
que no sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son,
si no fuera por una avecilla, que me canta al albor.
Matómela un ballestero, dele Dios mal galardón.
Por otra parte, si hacemos una búsqueda en la base de datos Pan-Hispanic Ballad Project, encontramos 46 versiones, de las cuales son 1 de Uruguay, 1 de Argentina, 1 de Venezuela, 1 de Marruecos, 12 de Portugal y 30 de España. No vamos a comentar estas versiones, salvo por dos aspectos: Primero, que en algunos casos aparecen en combinación con otros romances, hecho constatado en general por los estudiosos (p. ejp. Alvar, 1971: xiii-xiv); y segundo, que una de las versiones registradas corresponde a las marzas de Pinillos de Esgueva (ficha n.º 9432).
Igualmente, una somera incursión en la base de audios de la Fundación Joaquín Díaz, albergada en Wikimedia, nos devuelve versiones recogidas en distintos puntos de España: Burgos, Salamanca, León, Córdoba... Parecidos resultados devuelve la búsqueda en el Fondo de Música Tradicional que incluye el fondo de la Fundación Joaquín Díaz. Estamos ante versiones muy cortas, que muestran pequeñas o grandes variantes respecto al modelo de Menéndez Pidal. Igualmente aparecen unidas a recitados de otros romances, así como por lo menos cinco versiones que incluyen marzas, todas de la provincia de Burgos: Villalmanzo, Quintanilla del Agua y tres de Mecerreyes, con distintos informantes y compiladores.
Precisamente, de Mecerreyes, cuyas marzas son consideradas por los estudiosos unas de las más completas, recogió Díaz Viana (1990: 19) su version del Romance del prisionero.
Mes de mayo, mes de mayo, el de los bellos calores,
los bueyes se muestran gordos, los caballos corredores.
Cuando las cebadas granan, los linos están en flores,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos halagan con rosas, otros con rosas y flores,
otros con gallinas pintas, otros con gallos capones.
Unos con naranjas dulces, otros con agrios limones,
otros con buenos dineros, aquéstos son los mejores.
En la enramada las aves cantan sus trinos de amores...
¡Oh, triste de mí, cuitado!, metido en estas prisiones,
sin saber cuándo es de día y apenas cuándo es de noche.
Si no por tres pajaritos que me cuentan sus amores:
el uno es la tortolilla, el otro es el ruiseñor.
El otro es un pajarillo que canta al caer el sol.
y volando va diciendo: –Libertad es lo mejor.
Mal haga aquella escopeta y mal haga el cazador,
que ha matado un pajarillo de las aves la mejor.
Si lo hacía por la carne, no pesaba un cuarterón,
si lo hacía por la pluma, mejor se la diera yo.
Esta versión, como veremos a continuación, recoge muchas de las variantes que, un poco más al sur, en la zona de la Ribera del Duero, presentan las marzas.
Finalmente, Alonso de Martín (2019, 2020, 2021), que recorrió, desde los años 90 hasta nuestros días, los pueblos de la cuenca del Arlanza y de la Ribera del Duero a la búsqueda de romances aún vivos, solo registra el Romance del prisionero en Baños de Valdearados y Villalbilla de Gumiel, precisamente dentro del canto de las marzas.
Las versiones sobre las marzas que recogieron Olmeda (1992 [1903]: 70-71 ) y Hergueta Martín (2010 [1934]: 220-221) incluyen, lógicamente, los versos correspondientes al Romance del prisionero, pero no se refirieron a él como una romance independiente, y tampoco mencionan las localidades donde se recogieron, por lo que los dejaremos fuera de nuestra revisión, aunque todos los indicios apuntan a que fueron recogidos en el sur de la provincia de Burgos.
Variantes del Romance del prisionero en la Ribera del Duero
Examinar todas y cada una de las variantes del Romance del prisionero en los pueblos en los que se cantan las marzas de la Ribera del Duero resultaría enormemente tedioso, sobre todo para el lector. Intentaremos resumir estas variantes y darles un significado dentro de la tradición.
Para ello empezaremos, por subdividir la zona en varias zonas coincidiendo con el curso de los ríos. Empezando por la parte más septentrional, contemplaremos los pueblos en torno al valle del Esgueva, subdividiendo a su vez en tres partes. En la primera parte estarían los situados al norte del Esgueva: Ciruelos de Cervera, Pineda Trasmonte y Pinilla Trasmonte; en la zona media, situados en la A-1: Bahabón de Esgueva y Oquillas; y al oeste, en el curso medio del Esgueva, todavía en la provincia de Burgos: Santibáñez de Esgueva[9], Pinillos de Esgueva[10], Terradillos de Esgueva, Villatuelda y Torresandino[11]. La segunda zona la situaríamos en los cursos del Bañuelos y del Gromejón, con Hontoria de Valdearados, Caleruega, Valdeande, Villalbilla de Gumiel, Tubilla del Lago, Baños de Valdearados y Villanueva de Gumiel. La tercera zona sería la más oriental, en parte coincidente con los cursos del Arandilla y del Aranzuelo: Arauzo de Miel, Arauzo de Torre, Brazacorta y Coruña del Conde[12], para finalizar en Aranda de Duero, cuyas marzas son una refundición de las marzas de distintos pueblos llevada a cabo por los habitantes del barrio de Santa Catalina[13].
Dejamos fuera de este viaje las marzas de Boada y Pedrosa de Duero, estas últimas recogidas por Manzano (2003: 279), ambas en la parte oeste de la comarca, por no incluir el romance que estamos estudiando y tener características peculiares en sí, siendo excepcionales dentro de la tradición.
Estudiaremos varios aspectos, empezando por los más globales, como por ejemplo la longitud del romance dentro de las marzas, la situación dentro del texto, las supresiones, etc. Para ver las variaciones respecto a los modelos tradicionales, principalmente respecto a la versión de Menéndez Pidal, partiremos de la versión ad hoc acumulativa –refundida en palabras de su autor– de Perdiguero (1993: 168-169).
Recordemos que el canto de las marzas se estructura en la zona de la Ribera en seis partes: 1. saludo y permiso; 2. canto de los meses; 3. Retrato de la dama, que no aparece en todas las versiones; 4. Romance del prisionero; 5. petición de dones; y 6. despedida. A su vez, y a efectos de facilitar el análisis, subdividiremos el Romance del prisionero en cinco partes: 1. glosa del mes de mayo; 2. galanteo de los enamorados; 3. presentación del prisionero; 4. muerte de la avecilla y 5. maldición final.
En general, todas las versiones tienen un tamaño mayor que el modelo pidaliano, pues han añadido versos en alguna o varias de las cinco partes, aunque también se aprecian supresiones. El pueblo de Tubilla del Lago presenta una versión más corta que el resto, al suprimir las partes primera y segunda; y de igual forma, Arauzo de Torre suprime todo lo relativo al prisionero, siendo la parte primera la glosa correspondiente al mes de mayo, intercalada entre el resto de los meses, es decir, entre abril y junio. También encontramos una sustancial variación en el orden de las estrofas en Pinillos de Esgueva: primero se da cuenta de las desventuras del prisionero (estrofas 24 a 32) y a continuación se empieza con la glosa de mayo y los dones que presentan los enamorados (estrofas 33 a 40). La versión refundida de Aranda de Duero no incluye tampoco la muerte del pájaro.
Respecto al lugar en el que aparece el romance, por lo general se canta tras el canto de los meses; de ahí que algunos autores lo consideren una glosa ampliada del mes de mayo, pese a que se vuelva atrás en la narracción. El llamado Retrato de la dama, de carácter opcional, puede aparecer antes o después. Hontoria de Valdearados nos presenta una excepción curiosa, pues intercala estrofas del Romance del prisionero y del Retrato de la dama. Lo más frecuente es que tras el Romance del prisionero se enlace con las peticiones para terminar el canto. No en todos los casos está tampoco claro dónde termina el romance y dónde empiezan las secciones siguientes. Algunos pareados nos presentan dudas de si pertenecen a las maldiciones por la muerte del pajarillo, o las maldiciones por no haber recibido los regalos esperados. Dedicaremos también atención a estos versos que llamaremos de enlace.
Dentro del marco de las marzas y su temática, quizás sea el principio del romance, allí donde se incluye una glosa más o menos extensa del mes de mayo, lo más significativo.
La versión refundida por Perdiguero reproduce casi al pie de la letra las versiones más extendidas; sin embargo, este autor no incluye versos, que marcamos en cursiva, que sí estaban en la versión pideliana, y que sí se cantan en distintos pueblos: Brazacorta, Arauzo de Miel, Ciruelos de Cervera, Pineda Trasmonte, Hontoria de Valdearados y Caleruega; como vemos todos ellos muy próximos.
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores;
cuando los trigos encañan y están los campos en flor,
cuando canta la calandria y responde el ruiseñor
cuando los bueyes engordan y los caballos corredores[14]
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores.
Siguiendo el estilo propio de las marzas, vemos paralelismos, antítesis y complementos, que junto a la rima van a propiciar la memorización: caballos y bueyes, cebadas y trigos; engordar y correr, granar y florecer. En los versos marcados, dos son los elementos propios del mes de mayo –las flores y los pájaros–, mientras el resto de los versos se decantan por poner de relieve las prometedoras cosechas, de trigo y de cebada, y la de la ganadería mayor, que nos recuerdan los versos medievales citados arriba. También detectamos alguna contaminación fonética, al sustituir en algunos casos trigos por linos o por lirios, propios de textos que se transmiten de forma oral.
Por otra parte, estos versos son buena antesala para la segunda parte del romance dentro de las marzas, parte que hemos denominado de galanteo, pues adelantan, o resumen, los dones que los enamorados pueden ofrecer a las damas dentro de la ronda.
Seguimos con Perdiguero para esta segunda parte y vemos que los dones ofrecidos van desde lo inmaterial –dulces palabras–, hasta lo más material –el dinero[15]–, pero normalmente buscando una gradación:
Cuando los enamorados andan en busca de amores,
unos se sirven de rosas otros de rosas y flores,
unos con dulces naranjas otros con agrios limones,
otros con gallinas pintas y otros con gallos capones.
Otros con buenas palabras roban los corazones.
Otros con buenos dineros aquellos son los mejores.
Solo en el pueblo de Coruña del Conde no aparece una relación de obsequios para las damas de los enamorados[16]; sin embargo, no todos presentan los mismos dones. En cuanto a la gradación, se empieza quizá por lo más poético y típico de mayo –las flores–; se sigue por los frutos –naranjas y limones–; y le siguen los productos del corral –gallinas y capones–. Luego hay una inflexión hacia lo inmaterial –las dulces palabras–, para finalizar en una oposición total y su mucho de ironía, en lo más material –los buenos dineros–.
Nos llama la atención que las frutas ofrecidas sean frutas típicas de invierno, recordemos que estamos todavía en él, por más que la primavera se anuncie, y que tanto las naranjas como los limones no son frutos que se den en estas tierras, por lo que, si cabe, son por ello más apreciados.
Una vez más son de destacar las oposiciones complementarias: dulces naranjas frente a agrios limones, gallinas pintas frente a gallos capones, en la que los paralelismos presentes en todas las marzas están, sin duda, haciendo su trabajo, para facilitar la memorización.
Quedan así las damas, que son las receptoras principales de estas marzas, bien dispuestas con las promesas de recibir buenos dones de los rondadores. Sin embargo, estos gozos se ven suspendidos, o al menos pospuestos, al entrar de pleno en las cuitas de un hombre preso.
En este punto, quizá deberíamos detenernos en el orden, ya mencionado, de los versos en Pinillos de Esgueva. Primero se cantan las cuitas del prisionero, después la glosa a mayo con su presentación de los enamorados, para enlazar con una larga sucesión de versos con claro carácter de ronda y petitorios. Si le damos a las marzas este carácter, el petitorio, este orden tendría mucha lógica, aunque resulte excepcional en su entorno.
La tercera parte de este Romance del prisionero dentro de las marzas nos presenta al prisionero y su estado, según la versión de Perdiguero:
Y yo triste de mí, metido en estas prisiones,
sin saber cuándo es de día, tampoco cuándo es de noche;
sino por tres pajarillos, que me cantan mis amores.
Recordemos que Pérez Rivera (2015: 966) encuentra «muy extraño que un romance con la temática del que se cantaba como episodio de las marzas forme parte de una manifestación festiva»; sin embargo, otros autores se plantean: ¿Cuál es realmente la temática del romance? ¿A quién se dirige el prisionero? ¿Qué o quién le ha puesto en prisión? ¿Qué recados le llevan a su encierro esas avecillas?
Preguntas que los críticos (McGrady, 1992) han tratado de responder por vía de presumir lo que oculta el lirismo contenido de las primeras versiones del romance. Una amada lejana parece ser la destinataria de los lamentos del prisionero, al que sin duda han sido razones de amor las que han causado su desgracia, y esas avecillas que le cantan al albor sus amores, lo que le llevan son, precisamente, las respuestas de su amada. Muerta la avecilla, su relación amorosa se termina al romperse el hilo conductor.
Perdiguero ha elegido por tercer dístico de esta parte de las marzas: «sino por tres pajarillos, que me cantan mis amores». No es solo una de las fórmulas más repetidas, sino que además recoge plenamente la tradición amorosa presente en el Romance del prisionero, trasladada también a las marzas. Unida a las abundancias de dones de mayo, esta visión del romance refuerza la idea de que las marzas tienen un componente amoroso importante, incluso en estas partes que parecen más alejadas de la tradición festiva.
Hay pueblos que suprimen esta autopresentación del prisionero enamorado: Coruña del Conde, Caleruega, Baños de Valdearados (parcialmente), Valdeande, Tubilla del Lago, Santibáñez de Esgueva, Villatuelda y Torresandino. Las razones pueden haber sido de distinta índole, aunque lo más probable es que sean simplemente fallos en la memoria en la transmisión oral. Nótese también que, como podemos observar en otros casos, hay una cierta semejanza entre pueblos muy próximos.
Por otro lado, otro aspecto que se puede destacar es la aparición en un principio de tres pajarillos que terminarán en uno solo como en el romance primitivo. Seguimos con Perdiguero.
El uno es la tortolita y el otro es el ruiseñor;
el otro es un pajarito que canta al salir el sol.
No se posa en rama seca, ni tampoco en verdor,
que se posa en la tierra, a la sombra de un terrón.
Me lo mató un caballero en la raya de Aragón.
Antes de continuar con los siguientes versos, veamos cómo empiezan las versiones que han suprimido los versos anteriores de esta parte del romance.
Así vemos una coincidencia plena en tres pueblos muy próximos: Caleruega, Valdeande y Tubilla del Lago:
Yo tenía un pajarito, de las aves el mejor,
un domingo mientras misa me lo mató un cazador.
Nos vamos hacia la parte oeste de la comarca, al curso del Esgueva, en Terradillos, Villatuelda y Torresandino, para encontrar variantes que podríamos calificar de mixtas y que muestran diferencias con las más orientales y con la de Perdiguero. Invitamos a descubrirlas en las trascripciones al final del artículo.
Solo señalaremos como excepción el curioso preludio que introduce el pueblo de Terradillos de Esgueva, una especie de admonición para los cazadores, en realidad labradores descuidados, que matan pajarillos:
Cazador, que vas de caza teniendo hierba en las viñas,
así te darán el pago cuando vayas a vendimias;
En general, volvemos a ver confusiones fonéticas, en algún caso propiciadas por la vecindad, como es el caso de sustituir Aragón por Espejón (Arauzo de Miel). También, como ocurre en las variantes de casi todos los romances, estas son mayores a medida que avanzan los versos. Sin duda, la memoria, o su falta, obra a favor de estas numerosas variaciones que sufren los versos, algunas sin mucho sentido, y otras tratando, precisamente, de restituirlo con los elementos más próximos y conocidos.
¿No querrán concretar las marzas el origen del caballero –la raya de Aragón– como el posible origen de la rivalidad amorosa entre ambos? ¿No seŕa el pérfido caballero un enemigo en la guerra antes que rival amoroso? De lo que no cabe duda es de que los ballesteros del romance primitivo han sido sustituidos por caballeros o mayormente por cazadores, algo mucho más próximo a la cotidianeidad de estos pueblos en el siglo xx.
Volvemos a la versión refundida de Perdiguero, para ver la parte final en la que el prisionero se lamenta por la pérdida y se pregunta por las razones que ha tenido el cazador, que en algunos lugares se encumbra a caballero, para actuar así. Nótese que estos versos son añadidos por las marzas respecto a la versión primigenia del romance, pues allí no se cuestionan las razones para el abatimiento del ave:
si lo hizo por la carne, no pesaba un cuarterón;
si lo hiciera por la pluma, yo le diera otra mejor.
Si yo le pillara aquí, le daría galardón:
los domingos sin camisa y la Pascua sin jubón.
Que amanezcan vuestras hijas con ruecas en las cintas;
que amanezcan vuestros hijos con puñales en los cintos.
Y añade como posibles versos de enlace con el Retrato de la dama:
Debajo de esos quinzales hay unos lindos rosales;
debajo de esas tres puertas hay unas chicas muy frescas.
Perdiguero ha optado por una versión muy simplificada, y quizás algo más literaria, que las numerosas condiciones –si– que encontramos en los distintos pueblos: pico, pinta, caza, dicha, venganza... No siempre queda claro a qué se están refiriendo ni la resolución de los condicionales. Las contaminaciones, probablemente de origen fonético –galardón por gallardón y jubón por jugón–, y la mezcla de dísticos en esta parte son abundantes, llegando en algunos casos, como en Ciruelos de Cervera a versos sin ningún sentido:
si lo hacía por la carne, carne de mi galardón,
y el domingo sin camisa, y la Pascua sin jugón.
El premio (galardón), que ha de recibir el cazador, tiene un claro sentido irónico, ya que la maldición más plausible –mala dicha le dé Dios– se convierte en una serie de desgracias de índole distinta.
No falta entre ellas el fallo de la escopeta en el futuro, como por ejemplo en Brazacorta:
mala hallase la escopeta, mala hallase el cazador,
mala ya sea la escopeta, que no le falló el pistón.
En la mayoría de las marzas, que se cantan estrofa tras estrofa sin solución de continuidad, es dífícil saber en algunos casos dónde termina el Romance del prisionero y dónde empiezan el resto de las secciones. La melodía, que suele ser igual, y la distribución entre grupos no ayudan tampoco a esta división. Así nos podemos encontrar estrofas de las que no sabríamos decir si son premios o castigos. ¿Cómo interpretamos esos versos que encontramos en Pineda Trasmote de ruecas y puñales que escogió Perdiguero?:
Que amanezcan vuestras hijas con ruecas en las cintas,
que amanezcan vuestros hijos con puñales en los cintos.
En otros casos, no sabemos muy bien si las maldiciones van dirigidas al cazador o son para aquellas personas que no han sido lo suficientemente generosas con los marzantes. Por su singularidad, destacamos estos versos de Valdeande y Tubilla del Lago:
Dios le dé tanta salud, como a aquel burro moreno,
que siete años tuvo sarna, y otros siete tuvo muermo.
A manera de resumen
Tras este repaso, y la reproducción de las letras del Romance del prisionero dentro de las marzas, que añadimos al final, podríamos intentar despejar algunas de las incógnitas que nos planteábamos al principio y a lo largo del texto.
Sin lugar a dudas, por un lado, el Romance del prisionero forma parte imprescindible, aunque sea en una mínima expresión, de las marzas en aquellos pueblos donde se cantan; pero por otra, en esos pueblos, el romance es en sí inseparable de las marzas. Lo demuestran tanto las encuestas espontáneas que hemos realizado, como los testimonios recogidos por Fraile y Alonso Martín.
Lo más probable es que el romance fuera introducido en manifestaciones primitivas de la tradición, aunque desde el primer momento se empezaron a añadir elementos que pertenecían a los otros componentes: glosa especial para el mes de mayo como crucial para las cosechas, abundancia de dones que los enamorados pueden ofrecer a las amadas en las rondas. Se espera que la dama acepte las promesas de esos dones a cambio de regalos inmediatos. La maldiciones aplicadas al cazador pueden identificarse con esos malos vecinos que no van a contribuir con aguinaldos a la petición de los mozos.
No debe descartarse, como se ha visto en su momento, que los lamentos del prisionero por la pérdida del amor, no sean también un lamento de los mozos, que ven cómo su amor puede ser desdeñado por las damas.
En aspectos más externos, se aprecia claramente una proximidad en las letras entre pueblos vecinos. La copia es más probable que el desarrollo paralelo, y sin duda las lagunas producidas en la memoria se subsanan mediante el auxilio del pueblo de al lado. En algún caso, sobre todo en los más recientes de restauración de la tradición, tenemos testimonios directos de que así ha sido. Los errores producidos por esta transmisión oral no siempre se restauran, quedando algunos como auténticas reliquias fósiles.
Un estudio detallado de todas y cada una de las variantes puede descubrinos nuevos matices dentro de la tradición festiva. Y por supuesto, en ningún modo deben primarse unas versiones sobre otras, pues todas son importantes.
Romance del prisionero en las marzas
Ciruelos de Cervera
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando los bueyes engordan, los caballos corredores,
cuando los enamorados andan en busca de amores,
unos se sirven de rosas, y otros de rosas y flores,
unos con naranjas dulces, y otros con agrios limones,
otros con palabras dulces que roban los corazones,
otros con buenos dineros, aquellos son los mejores.
¡oh de mí!, triste cuitado, metido entre estas prisiones,
sin saber cuando es de día, y menos cuando es de noche
sino es por tres pajarillos que me cantan mis amores.
Uno es la tortolilla, que canta al romper el día,
el otro es el ruiseñor, que canta al salir el sol,
el otro es un pajarillo, de las aves la mejor,
y el domingo al ir a la misa, me lo mató un cazador.
Si lo hiciera por el pico, pico le hubiera dado yo;
si lo hacía por la pluma, pluma le hubiera dado yo,
si lo hacía por la carne, carne de mi galardón,
y el domingo sin camisa, y la Pascua sin jugón.
Y la Atocha está en Madrid y la Sagrada en Toledo,
y la Virgen de las Viñas está en Aranda de Duero.
Pineda Trasmonte
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando los bueyes engordan, los caballos corredores,
de que las cebadas granan, los trigos andan en flores,
de que los enamorados andan en busca de amores.
Unos se sirven de rosas, y otros de rosas y flores,
unos con dulces naranjas, y otros con agrios limones,
otros con gallinas pintas, y otros con gallos capones,
otros con mucho dinero, aquellos son los mejores.
Y yo triste de mí, metido en estas prisiones,
sin saber cuando es de día, tampoco cuando es de noche.
Gracias a tres pajarillos que me cantan mis amores.
El uno es la tortolilla, el otro es el ruiseñor.
el otro es un pajarillo, que canta al salir el sol,
no se posa en rama seca, ni tampoco con verdor,
que se posa en la tierra a la sombra de un terrón.
Me lo mato un caballero a la raya de Aragón.
Si lo hizo por la carne, no pesaba un cuarteron;
si lo hizo por la pluma, yo le diera otra mejor.
Si yo le pillara aquí, le daría gallardón,
los domingos sin camisa, y la Pascua sin jubón.
Que amanezcan vuestras hijas con ruecas en las cintas,
que amanezcan vuestros hijos con puñales en los cintos.
Pinilla Trasmonte
Este pueblo tiene la peculiaridad de cantar en tres grupos en vez de dos grupos; sin embargo, este hecho no parece influir en la distribución de versos y estrofas.
Mes de mayo, mes de mayo, cuando los grandes calores
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando los bueyes engordan, los caballos corren, corren,
cuando los enamorados andan en busca de amores,
unos se sirven con rosas, otros con rosas y flores,
unos con dulces naranjas, otros con agrios limones,
otros con palabras dulces, que roban los corazones,
otros con gallinas pintas, otros con gallos capones,
otros con buenos dineros, aquellos son los mejores.
¡Ay de mis tristes cuidados, metido en estas prisiones!,
sin saber cuándo es de día, apenas cuándo es de noche,
sino por tres pajarillos que me cantan sus albores.
El uno es la tortolita, el otro es el ruiseñor,
el otro es un pajarillo de las aves el mejor,
no se posa en rama seca ni tampoco en la de flor,
que se posa en tierra llana a la raya de un terrón.
Me lo mató un caballero a la sombra de Aragón.
Si yo le pillase aquí, le diera su galardón.
Los domingos en camisa y las Pascuas en jubón.
Para las Pascuas floridas, para las Pascuas en flor.
Debajo de tus quiciales hay unos frescos rosales.
Bahabón de Esgueva
Mes de mayo mes de mayo, el de los grandes calores,
cuando los bueyes están gordos, los caballos corredores,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos se sirven de rosas, otros de rosas y flores,
otros con gallinas pintas, otros con gallos capones,
otros con dulces palabras, que roban los corazones;
otros con buenos dineros, aquellos son los mejores.
La mujer con su marido en el monte tiene abrigo.
Triste de mí, cuitado, metido en tantas prisiones.
sin saber cuándo es de día, tampoco cuándo es de noche,
sino por tres pajarillos, que cantan los mis amores.
El uno es la tortolilla, el otro el ruiseñor,
el otro es un pajarillo, de las aves el mejor.
ni se posa en rama seca, ni tampoco en rama en flor,
que se posa en tierra llana, a la sombra de un terrón.
Me lo mató un caballero a la raya de Aragón.
Si yo le pillara aquí, le diera galardón;
Si de la prisión saliera, el galardón yo le diera.
El domingo sin camisa y la Pascua sin jubón.
Para la Pascua de flores, para la pascua de flor.
Debajo de tus quiciales, hay unos frescos rosales.
Oquillas
Mes de mayo, mes de mayo cuando los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando los bueyes engordan, los caballos corredores,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos se sirven de rosas, otros de rosas y flores,
unos con gallinas pintas, otros con gallos capones,
otros con buenos dineros, aquellos son los mejores .
Y yo triste de mí metido en estas prisiones,
sin saber cuándo es de día, tampoco cuándo es de noche,
solo por tres pajaritos que me cantan los albores.
El uno es una tortolilla, el otro es un ruiseñor,
y el otro es un pajarillo que canta al salir el sol.
No se posa en rama seca, ni tampoco con verdor,
que se posa en el verano a la sombra de un terrón
Un domingo mientras misa me lo mató un cazador.
Me lo mató un caballero, a la raya de Aragón.
Si lo hacía por la pinta, pinta le daría yo;
si lo hacía por la pluma, pluma le daría yo;
si lo hacía por la carne, no pesaba un cuarterón;
si lo hacía por la dicha, mala dicha le dé Dios.
Si yo le pillara aquí, le daría un galardón.
Que ponía un huevo y a la mañanita dos,
Y con esto adiós, adiós.
Santibáñez de Esgueva
Mes de mayo, mes de mayo, cuando los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando los enamorados andan en busca de amores,
unos sirven con rosas, y otros de rosas de flores,
otros con buenos dineros, y esos serán los mejores,
otros con gallinas pintas, y otros con gallos capones,
otros con naranjas dulces, y otros con agrios limones.
Ese pajarillo, madre, que canta al salir el sol,
el uno es una tortolilla, el otro es el ruiseñor,
Ese pajarillo, madre, me lo mató un cazador,
a la raya de Aragón.
Si lo hacía por la pluma, mala dicha le dé Dios,
si lo hacía por la carne, no pesaba un cuarterón.
Ese pajarillo, madre, no se posa en ramas verdes,
que se posa en el verano a la sombra de un terrón.
Pinillos de Esgueva
La mujer con su marido en el monte tiene abrigo,[17]
y harina en carro molido.
¡Oh triste de mi cuitado metido en tantas prisiones!,
sin saber cuándo es de día y menos cuándo es de noche,
si no es por tres pajarillos que me cantaban los albores.
El uno es la tortolilla y el otro es el ruiseñor,
El otro es pajarillo que canta al salir el sol.
Estos tres pajarillos, madre, me los mató un cazador,
a la raya de Aragón.
Si yo le pillara aquí , yo le diera el galardón.
El galardón yo le diera, si de la prisión saliera;
el galardón yo le diese, si de la prisión saliese.
Mes de mayo, mes de mayo, cuando los grandes colores,
cuando los bueyes están gordos, los caballos corredores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando los enamorados andan en servir de amores,
Unos se sirven con rosas, y otros con rosas y flores,
otros con gallinas pintas, pintas, y otros con gallos capones,
otros con naranjas dulces, y otros con agrios limones,
otros con buenos dineros, aquellos son los mejores.
Aquí vive y aquí mora y aquí vive una señora,
aquí vive un hombre honrado, que es es el señor de éste barrio.
Terradillos de Esgueva
Mes de mayo, mes de mayo, el de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando los bueyes engordan, los caballos, corredores;
cuando los enamorados tratan de atender a amores:
unos se sirven de rosas, otros de rosas y flores;
unos, con naranjas dulces, otros, con agrios limones;
unos, con buenas gallinas; otros, con gallos capones;
y, si es a buenas mujeres, aquellos son los mejores.
Cazador, que vas de caza teniendo hierba en las viñas,
así te darán el pago cuando vayas a vendimias.
¡Ay de mi pobre morada, metida en tantas prisiones
sin saber cuando es de día, tampoco cuando es de noche,
sino por tres pajarillos que cantan a los albores!
El uno es la tortolilla, el otro es el ruiseñor,
el otro es el avecilla que canta al salir el sol
Ese pajarillo, madre, me lo mató un cazador,
a la sombra de un terrón, la raya de Aragón.
Si lo hizo por la pluma, pluma le daría yo.
Si lo hizo por la carne, no pesaba un cuarterón.
Si a ese señor yo le viera, el galardón yo le diera.
Si a ese señor yo le viese, el galardón yo le diese.
Asomaros, damas, a vuestras ventanas;
abriréis las arcas, nos daréis castañas.
Villatuelda[18]
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos están con flores,
cuando los bueyes van gordos, los caballos corredores,
cuando los enamorados, andan en busca de amores.
Unos de sirven de rosas, otros se sirven de flores,
unos con dulces naranjas, otros con agrios limones,
otros con palabras tiernas, que roban los corazones,
y otros con buenos dineros, aquellos son los mejores.
Yo tenía un pajarillo, que me cantaba al albor.
Aquel pajarillo, madre, me lo mató un cazador.
Si lo hizo por la pluma, plumas le daría yo;
si lo hizo por la carne, no pesaba un cuarterón,
Si lo hizo por venganza, mala dicha le dé Dios.
En esta calle que estamos, hay un señor que es muy bueno,
que tiene tierras y viñas, y también tiene dinero.
Torresandino
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en zores[19],
cuando los bueyes van gordos, los caballos corren, corren,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos con dulces naranjas, otros con agrios limones,
unos tien’ buenas gallinas, y otros los gallos capones;
otros con buenos dineros, y aquellos son los mejores.
Yo tenía un pajarillo, me lo mató un cazador,
a la sombra de un terrón, a la raya de Aragón.
Si lo hizo por la pluma, pluma le daría yo;
si lo hizo por la carne, no pesaba un cuarterón;
si lo hizo por venganza, mala dicha le dé Dios.
Y con esto adiós, adiós.
Levantaos, damas, de esas lindas camas.
Y oiréis cantar estas lindas marzas.
Hontoria de Valdearados
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando los bueyes engordan, los caballos corren, corren,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos regalan con rosas, otros con rosas y flores,
otros con gallinas pintas, otros con gallos capones,
unos con verdes naranjas, otros con agrios limones,
otros con palabras dulces, que roban los corazones,
otros con buenos dineros, aquellos son los mejores.
[Sigue el Retrato de la amada.]
¡Ay pobre de mí cuitado!, metido en tantas prisiones,
sin saber si es de día, ni apenas si es de noche,
sino por tres pajaritos, que cantan en los albores.
El uno es la tortolilla, el otro es el ruiseñor,
el otro es un pajarito, de las aves el mejor,
y le mató un caballero, a la raya de Aragón.
Si lo hacía por la carne, no pesaba un cuarterón,
si lo hacía por las plumas, no tenía ni un cañón.
A la mocita garrida, ya la haremos levantar,
que nos ponga un par de huevos, para mañana almorzar.
Caleruega
Como hemos dicho más arriba, el romance queda dividido entre marzas y mayas. Para facilitar la comparación con otros pueblos empezamos por estas.
Mayas:
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los lirios ya están en flores,
cuando los bueyes van gordos, los caballos corredores,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos regalan con rosas, y otros con rosas y flores,
otros con verdes naranjas y otros con agrios limones,
otros con palabras dulces que roban los corazones,
otros con buenos dineros, que aquéllos son los mejores.
Marzas:
Yo tenía un pajarito, de las aves el mejor.
Un domingo mientras misa me lo mató un cazador.
Si lo hacía por las plumas, plumas le hubiese dao yo.
Si lo hacía por la carne, no pesaba un cuarterón.
Si lo hacía por la caza, mala dicha le dé Dios.
Dios nos dé buenos corderos, cornigachos y morenos.
Dios nos dé buenas colmenas hasta los témpanos llenas.
Valdeande
Como se ha dicho arriba, la estructura de las marzas de Valdeande, en lo referente al Romance del prisionero, aparecen intercaladas entre las otras estrofas de los meses, –la primera como glosa de mayo– en una anárquica mezcla. Según fuentes contemporáneas de esa localidad, la tradición de las marzas se recuperó recientemente gracias a la memoria de una informante, y con el apoyo de pueblos vecinos. Ambos hechos parecen reflejarse en esta letra desordenada de las marzas de Valdeande. De las estrofas 26 a 38, las cuatro últimas dobles, extraemos lo correspondiente al Romance del prisionero más los versos de enlace.
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos con dulces naranjas, otros con agrios limones.
Yo tenía un pajarito, de las aves el mejor,
Y un domingo mientras misa, me lo mató un cazador.
Si sería por las plumas, plumas le daría yo;
si sería por la carne, no pesaba un cuarterón;
si sería por la envidia, mala dicha le dé Dios.
Mala dicha a la escopeta, mala dicha al cazador.
Dios le dé tanta salud, como aquel burro moreno.
que siete años tuvo sarna, y otras siete tuvo muermo.
Villalbilla de Gumiel
Mes de mayo, mes de mayo, cuando los grandes calores,
cuando los enamorados andan en busca de amores
cuando las yeguas relinchan, los caballos corren corren,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores.
Unos se sirven de rosas, otros de rosas y flores,
otros de dulces naranjas, otros de agrios limones,
otros de gallinas pintas, otros de gallos capones,
otros con buenas doncellas, que aquellas son superiores,
otros con buenas pesetas, que aquellas son las mejores.
Aquí me tenéis metido, metido en estas prisiones,
sin saber cuándo es de día, ni apenas cuándo es de noche,
sino por tres pajarillos que me cantan sus amores.
Una es la tortolilla, que canta al venir el día,
otro es el ruiseñor, que canta al salir el sol,
el otro es un pajarillo, de las aves el mejor.
El domingo mientras misa, me lo mató un cazador.
Si lo hacía por la carne, no pesaba un cuarterón,
si lo hacía por la caza, caza le hubiera dado yo,
si lo hacía por el ave, mala dicha le dé Dios.
Maldita fue la escopeta, que no le falló el pistón.
Si él estuviera aquí, le daría un galardón.
El domingo sin camisa, y la Pascua sin jergón.
Sabadito por la tarde, por tu puerta me paseo.
Tubilla del Lago
Yo tenía un pajarito, de las aves el mejor,
y un domingo mientras misa, me lo mató un cazador.
Mala dicha la escopeta, mala dicha el cazador.
Si sería por la pluma, pluma le daría yo;
si sería por la carne, no pesaba un cuarterón;
si sería por la envidia, mala dicha le dé Dios,
mala dicha la escopeta, mala dicha al cazador.
Dios le dé tanta salud, como a aquel burro moreno,
que siete años tuvo sarna, y otros siete tuvo muermo.
Baños de Valdearados
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los linos andan en flores,
cuando las yeguas relinchan, los caballos corren, corren,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Tenía tres pajarillos que cantaban mis amores.
El uno es una tortolilla y el otro es el ruiseñor,
el otro es un pajarillo, que canta al salir el sol.
Y una mañana de domingo me lo mató un cazador.
Si lo hizo por la pluma, pluma le hubiera «dao» yo;
si lo hizo por la carne, no pesaba un cuarterón;
Si lo hizo por venganza, mala dicha le dé Dios.
Si nos dais un huevecito, de la gallinita pinta,
de la más juntita al gallo, de la más coloradita.
Villanueva de Gumiel
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando los bueyes engordan, los caballos corren, corren,
cuando los enamorados andan en servir amores.
Unos se sirven con rosas, otros con rosas y flores,
otros con dulces naranjas, y otros con agrios limones,
otros con palabras dulces, que alegran los corazones,
otros con buenos dineros y aquellos son los mejores.
¡Ay de mis tristes cuidados!, metidos en las prisiones,
sin saber cuando es de día, sin saber cuando es de noche,
sino por tres pajarillos, que me cantan los albores.
La una es la tortolilla, que canta al salir el día;
el otro es el ruiseñor, que canta al salir el sol;
el otro es un pájaro, de tres aves el mejor.
El domingo mientras misa, me lo mató un cazador.
Si lo hizo por la pluma, pluma le hubiera dado yo;
si lo hizo por la carne, carne le hubiera dado yo.
si lo hizo por la caza, mala dicha lo dé Dios.
Ya vienen las ovejitas preñaditas y muy buenas.
También vienen los carneros, con su vellón y cencerros.
Arauzo de Miel
¡Mes de mayo, mes de mayo! Cuando los grandes calores.
Cuando los bueyes están gordos, los caballos corren, corren.
Cuando las cebadas granan, los lindos andan en flores.
Cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos se sirven de rosas y otros de rosas y flores.
Otros con naranjas dulces y otros con agrios limones.
Otros con gallinas pintas y otros con gallos capones.
Otros con palabras dulces que roban los corazones.
Y otros con buenos dineros que aquellos son los mejores.
Yo de mi, tristes cuidados, metido en tantas prisiones
Sin saber cuando es de día, sin saber cuándo es de noche,
sino por tres pajarillos, que me cantan mis amores.
La una es la tortolica, que canta al salir el día;
el otro es un ruiseñor, que canta al salir el sol;
el otro es un pajarillo, de las aves el mejor.
Le ha matado un cazador a la raya de Espejón.
Si lo hizo por la caza, caza le hubiese dado yo;
si lo hizo por la pluma, mala dicha su fortuna;
si lo hizo por la carne, no tenía un cuarterón.
Esa es tu cabeza, ¡oh qué pequeñita!,
en ella se forma y una palomita.
Arauzo de Torre
Mes de mayo, mes de mayo, cuando los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los trigos andan en flores,
cuando las yeguas relinchan, los caballos corren corren,
(V. Los bueyes se muestran gordos, los caballos corredores)
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos se regalan rosas, y otros se regalan flores,
otros con dulces naranjas, y otros con agrios limones,
otros con palabras dulces, que alegran los corazones,
otros con buenos dineros, y aquellos son los mejores.
Sale mayo y entra junio con las hoce en el puño.
Con bien vengan las cebadas altitas y bien granadas.
Brazacorta
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos adornan con rosas, otros con rosas y flores,
otros con naranjas dulces, otros con agrios limones,
otros con grandes dineros, aquellos son los mejores.
Yo tengo tres pajaritos, que me cantan mis amores,
la una es la tortolita, el otro el ruiseñor,
el otro es un pajarito, que canta al salir el sol.
Este pajarito, madre, me lo mató un cazador.
Si lo haría por la pluma, pluma le daría yo;
si lo haría por la carne, no pesaba un cuarterón;
si lo haría por venganza, mala dicha le dé Dios,
mala hallase la escopeta, mala hallase el cazador,
mala ya sea la escopeta, que no le falló el pistón.
Y con esto ea, ea, y con esto adiós, adiós.
Esta noche un huevecito, y a la mañanita dos.
Coruña del Conde
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores
cuando las cebadas granan, los linos andan en flores,
cuando las yeguas relinchan, los caballos corren, corren.
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Tenía tres pajarillos que cantaban mis amores;
el uno es la tortolilla y el otro es el ruiseñor,
y el otro es un pajarillo que canta al salir el sol,
y una mañana, domingo, me lo mató un cazador.
Si lo hizo por la pluma, pluma le hubiera da’o yo;
si lo hizo por la carne, no pesaba un cuarterón;
si lo hizo por venganza, ¡mala dicha le dé Dios!
Aranda de Duero
Mes de mayo, mes de mayo, mes de los grandes calores,
cuando las cebadas granan, los linos andan en flores,
cuando están los bueyes gordos, los caballos corredores,
cuando los enamorados andan en busca de amores.
Unos los buscan con rosas, otros con rosas y flores,
unos con naranjas dulces, y otros con agrios limones;
unos con gallinas pintas, otros con gallos capones;
unos con palabras dulces, que roban los corazones;
otros con buenos dineros, y aquellos son los mejores.
¡Ay de mí tristes cuidados, metido en estas prisiones!
Sin saber cuándo es de día, y apenas cuándo es de noche;
solo por tres pajarillos, que me cantan los albores.
El uno es la tortolilla, el otro es el ruiseñor;
y el otro es un pajarillo, de las aves, la mejor.
Y vosotras las mujeres, cual gallinas encarnadas,
parecéis a las perdices, cuando van por las cañadas.
Fuentes e informantes
Aranda de Duero: http://www.arandahoy.com/archivos/marzas2009.pdf, [consulta: 30-03-2021], más entrevista telefónica realizada a Angelina, de la Asociación de Vecinos de Santa Catalina en febrero de 2020.
Arauzo de Miel: Dolores Merino e Isidro Ferreras.
Arauzo de Torre: http://terra.es/personal7/asctorre/canciones/CANCIONE.doc, [consulta: 01-09-2011].
Bahabón de Esgueva: Asociación Bahabón va Bien a través de su web https://bahabonvabien.com/las-marzas/, [consulta: 28-03-2021].
Baños de Valdearados: www.banosdevaldearados.es/marzas.pdf, [consulta: 01-09-2011].
Caleruega: www.caleruega.es/files/fiestas/lasmarzas.pdf, [consulta: 01-09-2011].
Ciruelos de Cervera: Grabación de 2019: https://www.youtube.com/watch?v=uqhF6zTVwK8, [consulta 03-03-2021].
Hontoria de Valdearados: http://hontoriadevaldearados.burgos.es/municipio/tradiciones/las-marzas, [consulta: 01-09-2011].
Oquillas: Sergio Lázaro y Noelia Muñoz.
Pineda Trasmonte: http://www.pinedatrasmonte.com/pineda/lonuestro_lasmarzas.htm, [consulta: 01/09/2011].
Pinilla Trasmonte: Ramón Arribas.
Pinillos de Esgueva: Grabación de 2021: https://www.facebook.com/watch/?v=127903355864603, [consulta 03-03-2021] y Lourdes Núñez.
Terradillos de Esgueva: http://club.telepolis.com/jcabanes/fiestas/marzas.htm, [consulta: 24-03-2008], José María Cabañes, Montserrat Monje y María Jesús Íñiguez.
Torresandino: Montserrat Román, Cristina Otero y Alejandro Casado (correos electrónicos).
Tubilla del Lago: www.tubilladellago.com/marzas.html, [consulta: 28-03-2021].
Valdeande: Letra facilitada por la Asociación Cultural «El Moral» en septiembre de 2020.
Villalbilla de Gumiel: http://usuarios.multimania.es/gutiruben/marzas.html, [consulta: 01-09-2011].
Villanueva de Gumiel: Gumersindo Ontañón Ontañón.
Villatuelda: http://villatuelda.wordpress.com/2010/01/21/tradiciones-populares-las-marzas/, [consulta: 28-03-2021].
Fotografías facilitadas por Montserrat Monje, Isidro Ferreras, Auri Cuesta y la Asociación Cultural Dios Baco.
Bibliografía
Alfonso X el Sabio (2002 [1988]): Cantigas. Ed. de Jesús Montoya. Madrid: Cátedra Letras Hispánicas. 3.ª Edición 2002. pp. 272 -273.
Alonso, Dámaso (1969): Cancionero y romancero español. Madrid. Biblioteca Básica Salvat.
Alonso de Martín, Salvador (2019): Selección de romances del bajo Arlanza. CD. Ediciones DISPERSAS S. L. y TECNOGASA S. A.
Alonso de Martín, Salvador (2020): Selección de romances del alto Arlanza. CD. Edición del autor.
Alonso de Martín, Salvador (2021): Romances de la Ribera del Duero y cantos de Cuaresma y Semana Santa. Libro USB. Edición del autor.
Alvar, Manuel (1971): Poesía tradicional de los judíos españoles. México: Editorial Porrúa.
Del Castillo, Hernando (1511): Cancionero General. Versión facsímil. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/cancionero-general--0/html/ [consulta: 06 -05 -2022].
Díez R., Miguel (2008): «Del romancero viejo al moderno», Letralia, https://letralia.com/181/ensayo02.htm, [consulta: 06 -05 -2022].
Díaz, Joaquín (1967): «Romance del prisionero» en Recital. https://funjdiaz.net/joaquin-diaz-canciones-ficha.php?id=842, [consulta: 06 -05 -2022].
Díaz Viana, Luis (1990): El romancero. Anaya.
Fondo de Música Tradicional. Institució Milà i Fontanals. CSIC. https://musicatradicional.eu/home, [consulta: 13-6-2022].
Hergueta y Martín, Domingo (2010 [1934]): Folklore burgalés. Copia digital disponible en la Biblioteca Digital de Castilla y León, [consulta: 19-06-2022].
Libro de Alexandre (1978). Ed. de Jesús Cañas Murillo. Madrid: Editora Nacional (p. 316).
McGrady, Donald (1992): «Misterio y tradición en el romance del Prisionero» en Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: Barcelona 21-26 de agosto de 1989 / coord. por Antonio Vilanova Andreu, Vol. 1, pp. 273-282.
Menéndez Pidal, Ramón (2010 [1938]): Flor nueva de romances viejos. Madrid: Espasa Calpe.
Manzano Alonso, Miguel (2003): Cancionero popular de Burgos. Canciones del ciclo anual y vital. Tomo V. Burgos: Diputación Provincial de Burgos.
Olmeda, Federico (1992 [1903]): Folklore de Burgos. Burgos, Diputación de Burgos, 3.ª ed. (2.ª facs.), prólog. de Miguel Manzano.
Ontañón Ontañón, Gumersindo (1989): «Las marzas en Villanueva de Gumiel», Revista de Folklore, https://funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?ID=777&NUM=105, [consulta: 23-03-2021].
Pan-Hispanic Ballad Project. Universidad de Washington. https://depts.washington.edu/hisprom/router.php, [consulta: 08-05-2022]
Perdiguero Villarreal, Hermógenes (1993): «El texto de las Marzas», Biblioteca: Estudio e Investigación, nº. 8, pp: 161-176.
Pérez Rivera, María Dolores (2015): El repertorio vocal profano en Castilla y León a través del trabajo de campo realizado para elaborar los programas Raíces y El Candil de Radio Nacional de España. 1985-1994. Tesis doctoral. Matilde Olarte Martínez (dir.) Universidad de Salamanca. https://gredos.usal.es/handle/10366/128529, [consulta: 22- 5- 2022].
Pérez Solana, Juan José (1978): «Villatuelda y sus “marzas”», Diario de Burgos, 05-03-1978, pág. 13.
Rodríguez Urriz, M.ª Begoña (1988): «Las “marzas” de Villanueva de Gumiel (Burgos)», Letras de Deusto, vol. 18, n.º 42, septiembre-diciembre 1988, pp. 193-200.
Romancero viejo(1945). Madrid: Atlas. Biblioteca Cervantes Virtual. https://www.cervantesvirtual.com/obra/romancero-viejo--0/, [consulta: 18 -9 - 2022]
Temiño López-Muñiz, María Jesús (1982): «Dos cantos amorosos de primavera. Marzas y mayas», Narria, n.º 28, pp. 34 -38. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=254693
NOTAS
[1] Marcamos en letra recta las variaciones, generalmente versos añadidos, respecto a la primera versión escrita. Veremos que estos versos sí son recogidos en algunas de las marzas actuales.
[2] Brincos.
[3] Noticias, palabras.
[4] Monaguillos.
[5] En Prada: que yago en esta prisión.
[6] Se trata de M. C. C. (1953), natural de Gumiel de Mercado –localidad donde no se han cantado las marzas–, que estudió el bachillerato en Aranda de Duero, donde aprendió el romance; y N. S. B. (1971), nacida en Madrid, pero que estudió igualmente en Aranda de Duero.
[7] Versos suprimidos en la versión de N. S. B. Sobre él hemos podido comprobar que tampoco viene en muchos textos escolares.
[8] En N. S. B: vivo en esta prisión.
[9] No nos consta que se sigan cantando. La letra y la música la recoge Manzano (2003: 281).
[10] En la ficha que se incluye en el Romancero pan-hispánico, el recopilador, José Manuel Fraile, incluye la siguiente nota: «Un largo canto de aguinaldo –las marzas– preceden y rematan el romance».
[11] Fraile Gil, en las notas incluidas al recoger el romance en el vecino pueblo de Pinillos de Esgueva incluye la siguiente nota curiosa: «Explica la recitadora: “Aunque yo soy de Torresandino –que aunque es también de Burgos allí no cantaban las marzas–, cuando me casé me fui a vivir a Pinillos, y allí aprendí yo estas que te voy a cantar. La ultima noche de febrero se juntaban los mozos en dos o tres grupos, según los que hubiera, y marchaban por todas las casas cantando esto en dos coros, contestándose unos a otros. Luego les daba la gente lo que podían, dinero poco, más bien huevos, como dice el cantar, o cosas de la matanza que va estaba hecha por entonces». Aparte de resaltar el carácter petitorio, llama la atención que se diga que no se contaban en Torresandino, donde según distintas fuentes se han cantado siempre.
[12] No se cantan en la actualidad. Letra incompleta y música recogidas por Manzano Alonso (2003, 255-256).
[13] Este barrio tuvo un gran desarrollo y crecimiento durante los años 60 del siglo xx, al instalarse en él buena parte de los habitantes de los pueblos de la comarca que emigraron a Aranda para trabajar en la industria.
[14] En Villanueva de Gumiel y Coruña del Conde se sustituyen los bueyes por las yeguas.
[15] Como curiosidad, en Villalbilla de Gumiel sustituyen el dinero por pesetas. Ello podría darnos una pista sobre la antigüedad de las letras, no tanto de las marzas, pero sabemos que son textos dinámicos, que van sufriendo pequeñas adaptaciones a lo largo del tiempo, por lo que la sustitución se puede haber producido en fechas relativamente recientes.
[16] Tampoco, lógicamente, en el pueblo de Tubilla del Lago, que ya hemos visto que suprime la primera parte del romance.
[17] Estos versos ya los hemos visto en mitad del Romance del prisionero en Bahabón de Esgueva. Nótese el orden de las estrofas, con relación al orden clásico.
[18] Suprimido en una de las dos versiones que se conservan.
[19] Uno de nuestros informantes nos decía que nunca supo a qué se refería ese zores. Claramente es una corrupción de flores que se ha fosilizado.