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El circo: arte de precisión
Aunque resulte imposible concretar una definición, lugar y época de origen del circo, las prácticas de acrobacia están presente en todas las civilizaciones (Gutiérrez et al. 2019). El especialista en artes circenses, Julio Revolledo comenta que el circo constituye un arte que va unido al desarrollo del ser humano. Dentro de algunas de sus características se encuentran la sorpresa y el asombro, ya que mientras más angustia crea en los espectadores, tendrá mayor resultado el espectáculo. El artista de esta manifestación tiene como propósito la trascendencia de los límites de la naturaleza (INAH 2008), donde además de enfrentar riesgos, errores, miedos y caídas, es el arte de la precisión (Mariela s.f.).
Para Hippisley Coxe (1988), las artes circenses tienen la capacidad de atracción a todos/as sin diferencias de género, nacionalidad, clase social, religión o edad (Coxe 1988 citado en Ateyde 2016). Pedro Siller (1994) «pone énfasis en no olvidar que el circo es vida y felicidad» (Siller 1994 citado en Gutiérrez et al. 2019, 61).
Varios especialistas de las artes en Cuba explican que el origen del circo en la isla, se remota alrededor del siglo xviii. Ya por esos tiempos, los/as cubanos/as se desempeñaban como acróbatas, bailarines, payasos, equilibristas, músicos, entre otros. En la Mayor de las Antillas, prevalecieron dos clasificaciones: el Gran Circo, dirigido por empresarios extranjeros, y conformado por cubanos/as mestizos el circo criollo. Entre el periodo de 1881-1959, los circos más grandes que se presentaban en la isla tenían un origen estadounidense. Ya en 1977 bajo la dirección de Alexandre Volochine, se creó la Escuela Nacional de Circo (Gutiérrez et al. 2019).
Desde ese entonces, Cuba se convirtió en el único país de Latinoamérica que cuenta con una Escuela Nacional encaminada en formar artistas en diferentes enseñanzas, y un Festival Internacional de Circo llamado Circuba, que se realizó por vez primera en el año 1978, el cual se ha convertido desde su surgimiento en el espacio más relevante de su tipo en el continente y uno de los más importantes en el mundo (Gutiérrez et al. 2019).
Salvaguardar la tradición circense en Cuba, induce a reconocer su significación patrimonial, lo que posibilita que los artistas tomen conciencia de la importancia de su arte, y como portadores de esta manifestación con el propósito de transmitir sus conocimientos a las futuras generaciones (Ducci 2020).
La investigación se entrelaza con la experiencia de trabajo de campo de aproximadamente cinco años con uno de los promotores más destacados del circo en la Mayor de las Antillas, nacido en el poblado de Iguará del municipio de Yaguajay: Cirilo Esmer Hernández Martínez. El presente escrito tiene como objetivo general: Valorar la obra de Cirilo Esmer Hernández Martínez como promotor de la tradición circense en Cuba. Se utilizó el método etnográfico con la aplicación de las técnicas siguientes: observación participante, análisis de documentos (oficiales y personales), entrevistas en profundidad y testimonios.
En la cuerda, la vida…
El circo no es solo el arte de la exuberancia y la transgresión hacia lo desconocido e imposible, sino de la disciplina y la dedicación, lo que exige control y superación del cuerpo (Ducci 2020).
Ahí viene el circo ambulante en su función con la esperanza de risas, despeje, diversión, espasmos, aplausos, como los aparecidos que producen alegrías, pero al partir no sabe que el niño Esmer anhela ser equilibrista y camina sobre una cerca de púas, ignora el destino, no busca trascendencia, quiere que la carpa sea su casa y que en la cuerda le vaya toda la vida.
Para Cirilo Esmer Hernández Martínez, el arte circense era la obsesión más cara dentro de una familia campesina. En contra de la voluntad de su padre y con el apoyo de la madre, ya a los 15 años este joven de formación autodidacta estaba inmerso en el mundo artístico: «Extendía una soga entre un horcón del portal de mi casa y un árbol cerca de ella. Mi padre me regañaba cuando me veía trepado y en muchas ocasiones me la picaba pues quería que fuera campesino como él».
A pesar de los obstáculos familiares continuó fascinado por este práctica. El circo de Camagüey llamada Miriam en el año 1958, se presenta en Iguará. Después de culminado el espestáculo, la madre habló con el equilibrista principal de dicho circo para que le vendiera los aparatos/instrumentos de la cuerda floja. Estos fueron los primeros instrumentos profesionales con los que inició aquel joven que soñaba volar por el aire.
Esmer Cordero, como lo llaman la mayoría, porque según un empresario el apellido de su abuelo era más artístico, actuó con el circo Nelson hasta 1961, luego pasó por el Llerandi, Duffar, Santos y Artiga hasta que en 1968 con la intervención de los circos trabajó con el elenco nacional. Alrededor del año 1969, se vinculó al circo de la región de Las Villas.
Desafiar el peligro para lograr placer
Los/as estudiosos/as del cuerpo tienen como objetivo determinar cómo este se construye socioculturalmente, a partir de un análisis de la manera en que cada sujeto/a resalta sus destrezas, técnicas y gestos corporales en las múltiples expresiones artísticas (Infantino 2010).
Esmer Cordero relata sus entrenamientos: caídas, heridas, golpes, pero sobre todo la manera que se acostumbró y le fue perdiendo miedo a la altura. Esto se relaciona con el intento de superar, a través del cuerpo, aquellos límites que la naturaleza se empeña en imponer (Infantino 2010).
Los artistas mediante sus performances, pretenden tener un dominio del espacio, lo que les permite imaginar y crear varias experiencias (Infantino 2010). Esmer Cordero no solo se conformaba con trepar la cuerda, sino que añadía a su cuerpo aros, bicicletas, rombos, objetos/artefactos con fuego, entre otros, para lograr un espectáculo más completo. En el arte circense tiene que existir una vinculación con la imaginación, lo que posibilita a los/as artistas el desarrollo de varias habilidades (Gutiérrez et al. 2019).
Las personas que practican este arte al hacer uso de objetos en sus prácticas, entrenan sus cuerpos (Infantino 2010, 55). Esmer Cordero comenta: «Lograba la utilización de varios objetos en la cuerda a través de un entrenamiento constante del cuerpo». Thomson (2016):
Señala que habilidades del circo son tan amplias y variadas que el aprendiz convierte los entrenamientos en pasatiempos naturales que propician el aprendizaje profundo y que, a la postre, crea el deseo de actuar para un grupo de espectadores (Thomson 2016 citado en Gutiérrez et al. 2019, 18).
Generalmente, los cirqueros tienen interés en especializarse en una disciplina; sin embargo, a partir del entrenamiento, son muchos los que incluyen en sus performances, la comicidad y la teatralidad como elementos importantes de sus espectáculos (Infantino 2010; Ducci, 2020).
Desde mis primeras actuaciones ya como profesional, me dí cuenta que no bastaba mi número, sino que necesitaba incorporar la comedia ante tanta tensión por parte del público. El circo es una magia que envuelve todo: risa, teatro, comedia y gestos.
Esmer Cordero comenta que sentía satisfacción exponerse al peligro y define al número artístico como la sorpresa al público y llegar al límite. Una característica central del circo es que pretende lograr asombro a los espectadores, un placer originado al público por ese riesgo del cuerpo (Infantino 2010).
Labor comunitaria: Los Mambisitos
Después de 27 años de labor ininterrumpida se jubila en 1986 y regresa a su terruño. En el año 1989 cuando se fundó la Casa de Cultura en Iguará debutó como instructor de la primera brigada infantil del circo en el país: Los Mambisitos.
¿Por qué la idea de trabajar con niños? ¿Por qué Los Mambisitos?
Me fascinan los niños, creo que en ellos está la viveza necesaria de un artista de circo… Hice captaciones en las escuelas del pueblo y conformé la brigada. Escogí ese nombre en honor a Antonio Maceo y Ernesto Che Guevara, dos grandes de la historia de Cuba, de los cuales soy fiel seguidor.
De la mano de Esmer Cordero subieron a la pista: equilibristas, acróbatas, payasos, contorsionistas, rodillistas y diestros ejecutantes de malabares que han recibido innumerables premios y reconocimientos como: Distinción Héroes del Moncada (2008), Premio en el VI Festival Provincial de Teatro «Por los caminos de Cañambrú» (2006), Premio Provincial de Cultura Comunitaria (2010), entre otros.
¿Qué significa para Esmer Cordero Los Mambisitos con 27 años de creada?
El destacado artista expresa: «Parte de mi vida (…) Es una satisfacción que gracias a la brigada, mis niños al recorrido el mundo con sus espectáculos artísticos».
Por su destacado trabajo, como instructor artístico, es Vanguardia Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). De estímulo a tanta dedicación obtuvo las condecoraciones: Distinción Raúl Gómez García (1991), Premio Nacional de Cultura Comunitaria (2000), Distinción por la Cultura Nacional (2001), Medalla Hazaña Laboral (2002), Premio Nacional Olga Alonso (2004), Premio Romance de la Niña Mala (2004), Sello Laureado (2004), entre otras.
¿Qué le han aportado estos galardones al maestro?
«Una gran satisfacción porque veo mi trabajo reconocido…Todavía queda mucho por hacer en esta comunidad y en el país».
El circo tiene la capacidad de enrraizarse en los pueblos (Ducci 2020). Por el trabajo incansable de este promotor cultural, la comunidad iguarense lo valora:
Ejemplo de educador de muchas generaciones, una persona muy abnegada; Una personalidad destacada; Preocupado no solo por el avance artístico sino también académico de sus alumnos; Sus discípulos tienen gran repercusión nacional e internacional; El Artista; Un pilar de la cultura cubana.
Ana Maura López Morales, Miguel Antonio Pérez Cabrera y Eliecer Prado Gámez, estudiantes de la Escuela Nacional de Circo (ENC) expresan: «Esmer Cordero es mi ídolo; Amor y espíritu incansable; La brigada es mi base artística gracias a él».
Presencia, performance y documentación
¿Qué representa el término presencia en la obra circense de Esmer Cordero?
El historiador Hans Ulrich Gumbrecht (2005) muestra un interesante concepto: producción de la presencia, donde señala que el término producción se traduce en llevar adelante, mientras que presencia significa estar enfrente (Gumbrecht 2005). Aún con 80 años, acompañado por un bastón en su finquita rodeada de árboles lleva adelante, en los términos de Gumbrecht (2005) intacta la voluntad de enseñar el arte circense a las futuras generaciones.
«(...) la performance es siempre para alguien, para una audiencia que la reconoce y la valida como performance» (Carlson 1996 citado en Ayerbe 2017, 553). ¿Qué representa Esmer Cordero, a través de su performance circense, para la Cultura Nacional?
Fé Gutiérrez García que trabajó con el maestro aproximadamente 10 años comenta: «Un hombre que ha sido capaz de hacer crecer el tiempo. Nos prestigió como institución cultural y se convirtió en un maestro, como dijo José Martí: El maestro es letra viva y en este caso para Iguará, Esmer Cordero es una memoria viva».
Tania Melgarejo Galdonas, Directora de Cultura en el pueblo, expone: «Es el pedagogo natural, innato, cuya obra pone en alto el talento artístico de Iguará. Es un símbolo inédito a lo largo del país acreedor de las más altas distinciones que la cultura cubana confiere».
El metodólogo de Cultura Popular Tradicional en la Casa de Cultura Raúl Ferrer Pérez de Yaguajay, Tomás García refiere: «La fructífera y permanente labor de preservación de la hermosa tradición circense inscribe a Esmer Cordero entre las personalidades más relevantes de la cultura cubana».
¿Qué importancia le confiere Esmer Cordero a la documentación de su performance circense?
Varios autores insisten que el performance tiene que ser documentado aunque este haya sido presentado frente a un público (Ayerbe 2017). Esto demuestra que muchos artistas registran sus performances como es el caso de Esmer Cordero: «Desde joven me interesé en documentar mis actuaciones, ya que actúan como un dispositivo que me hace regresar a aquellos tiempos. Es volver a caminar sobre la cuerda».
Conclusiones
Los artistas circenses realizan actuaciones que son performances, frente a un público que evalúa constantemente, las cuales no solo incluyen presencia sino documentación, por lo que el cirquero es objeto para él y para los/as otros/as. Conocido como «el monarca del hilo de plata», de la cuerda baja Esmer Cordero para dedicarse al magisterio. Excelente instructor, promotor cultural, máxima expresión de la Cultura Popular Tradicional. Reconocido en todos los ámbitos, personalidades y representantes de la cultura cubana desempeña un arduo trabajo comunitario que revitaliza la tradición circense que rinde sus frutos en la brigada circense infantil Los Mambisitos, primera de su tipo en el país, ganadora de varias distinciones y cantera de la Escuela Nacional de Circo.
Yusmany Hernández Marichal
Sociólogo y antropólogo
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
BIBLIOGRAFÍA
Ateyde, Aníbal. Bajo la carpa: patrimonio cultural e historia de vida de la familia circense en México. Tesis de Maestría en Estudios Culturales. Tijuana, México: El Colegio de la Frontera Norte (2016).
Ayerbe, Nerea. «Documentando lo efímero: reconsideración de la idea de presencia en los debates sobre la performance». Revista Brasileira de Estudios da Presenca, 7, núm.3 (2017): 551-572.
Ducci, Pilar. «Circo: Patrimonio Cultural». Saberes del Circo. Revista Colaborativa del Circo Chileno, núm.25 (2020). Disponible en:
https://www.saberesdecirco.com/pensando-circo/circo-patrimonio-cultural/
Gómez, Mariela. «El circo y la tradición». Revista Caracteres. (s/a). Disponible en:
https://caracteres.mx/el-circo-y-la-tradicion/
Gumbrecht, Hans Ulrich. Producción de presencia. Lo que el significado no puede transmitir. México: UIA (2005).
Gutiérrez, Pavel Roel, Evangelina Cervantes, Iskra Rosalía, Marisol Arizmendiz, y Arley Simental. Educación circense. Historia del circo, escuelas de formación y proyectos sociales. México: Universidad Autónoma de Ciudad de Juárez (2019).
INAH. Acrobacia prehispánica. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia (2008). Disponible en:
https://www.inah.gob.mx/boletines/2254-acrobacia-prehispanica
Infantino, Julieta. «Prácticas, representaciones y discursos de corporalidad. La ambigüedad en los cuerpos circenses. RUNA, XXXI, núm 1 (2010): 49-65.