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El objetivo de este trabajo es dar a conocer y guardar en la memoria escrita, antes de su pérdida definitiva, la arquitectura tradicional en los pueblos de la Comarca de Tiermes - Caracena, en lo que respecta a las puertas de las casas y de los pajares, hasta la vuelta de los emigrantes al extranjero y a las grandes ciudades, que ocurrió en los años setenta del siglo xx. Volvimos de vacaciones a los pueblos que nos vieron nacer los que nos fuimos, bien a estudiar bien a trabajar; al volver quisimos acondicionar las antiguas viviendas a las comodidades de una nueva vida vivida en las ciudades. En la mayoría de los casos, tras muchos años de abandono, era casi imposible entrar en los antiguos hogares. Así que tiramos la casa de arriba abajo: utensilios de cocina, aperos de labranza, cuadros de cartón que colgaron durante siglos del comedor y del dormitorio, hornos, camas, mesas, sillas y otros muchos objetos de todo tipo. Con ello queríamos olvidar nuestra nada grata vida anterior. Guardamos algunos trillos, algunas camas antiguas, la cocina económica, pero poco a poco nos fuimos desprendiendo de todo. Claro, al hacer la casa nueva o reformarla en su mayoría, las puertas de principios del siglo y anteriores dejaban entrar el frio y eso había que evitarlo. Por eso las fuimos quemando y pusimos unas nuevas, que no coincidían en su mayor parte con la estructura y modelos tradicionales. Si bien aún hoy pueden verse pueblos con bastantes puertas del modelo tradicional, por las muchas casas abandonadas de los que nunca más volvieron, ello nos ha proporcionado una maravillosa ocasión para recoger su arquitectura en sus más variadas manifestaciones. Hay también otros pueblos en los que ya es difícil encontrarse con una puerta de «antes», o con un palomar, una majada, etc. Así que decidí que el verano de 2017 recorrería la comarca buscando puertas de la época anterior, para que las nuevas generaciones las guarden en un rincón de su memoria y las nuevas imiten a las antiguas.
El territorio
Esta comarca comprende 25 aldeas y dos villas, agrupadas en cuatro ayuntamientos con sede en Retortillo, Montejo de Tiermes, Liceras y Caracena. Algunos otros pueblos que aparecen aquí han formado parte tradicionalmente de la Tierra de Caracena como Carrascosa de Abajo. A Fresno de Caracena y a Navapalos les hacemos homenaje, al primero por ser el pueblo del autor del Poema del Mio Cid, Per Abbat y al segundo, también en homenaje, al Cid Campeador, cuando en el Cantar del Destierro dice: «sobre Navas de Palos el Duero va a passar»[1]. Los que estrictamente componen la comarca tienen unas características idénticas en el clima, cultivos, costumbres y tradiciones, por lo que cualquiera de las puertas que aquí se señalan pueden pertenecer indistintamente a un pueblo o a otro. Todos con una topografía abrupta y escarpada, con una elevada altitud media y condiciones climatológicas rigurosas. Los suelos pobres, el dominio del bosque de encinas, los pastos de baja calidad, la agricultura reducida a unos valles de pequeñas vegas y riberas, unas lastras pedregosas con tomillos y espliego, unas laderas con aliagas y unos montes de encinas, robles, algunos pinos y enebros y el hábitat disperso en aldeas de muy pocos habitantes, son otros tantos factores que influyeron en su organización económica y social, y por tanto en la arquitectura popular. Por ello elegiré varios modelos de cada pueblo tratando de no hacerme repetitivo.
El buen hacer de nuestros antepasados utilizando los recursos a su alcance, tierra madera y piedra, nos ha dejado una arquitectura en consonancia con las necesidades de sus moradores. En trabajos anteriores publicados en Revista de Soria me he referido a las tradiciones, costumbres y otros temas de cultura tradicional. Traté de la arquitectura popular en el trabajo sobre las ventanas[2] y hoy toca estudiar las puertas. He visitado todos los pueblos y ofrezco una información gráfica de lo que queda en ellos en cuanto a puertas de casas y pajares se refiere. He de señalar que las puertas de los diferentes pueblos, al menos las que han quedado, tienen unas características o tipología comunes a toda la Comarca desde las Cuevas de Ayllón a Torrevicente, y desde Peralejo a Fresno de Caracena. Al decir comunes se debe entender idénticas, pues lo son, aunque no aparezcan muestras de todas las ventanas de todos los pueblos por no ser repetitivo. Esa identidad le viene dada por tener el mismo clima y las mismas fuentes de riqueza: la agricultura y la ganadería.
Casas
La vivienda típica de esta Comarca era y es de planta cuadrada o rectangular, con la fachada principal orientada a la calle y en la que está la puerta de entrada. En la planta baja se situaba el portal del que partían la cuadra, la cocina y/o cocedero con chimenea, en la que se quemaba leña de encina. La primera planta estaba destinada a los dormitorios, todos o casi todos con su alcoba. Finalmente, arriba, estaba la cámara, donde se almacenaban los cereales y otros productos de la tierra como judías, garbanzos y lentejas. Los suelos de la planta baja han sido de tierra y cemento. Los de la primera planta y cámara, de yeso, que se solía hacer en los pueblos.
Las casas de esta comarca se caracterizan por sus gruesas paredes, que conservan el fresco en el verano y el calor en invierno. La mayoría de las portadas están ejecutadas con mampostería de piedra caliza típica de la comarca y/o areniscas también propias de la comarca. También se encuentran portadas con piedras de tamaños y formas variadas cogidas simplemente con barro mezclado con paja. Los materiales más usados en las construcciones locales provienen del entorno: piedra de granito, madera de álamo para las vigas y de olmo para los postes. Nuestros antepasados bien conocían el refrán de que «El olmo como nace y el álamo como yace» significando que, en la construcción, el olmo hay que ponerlo vertical y el álamo horizontal, si queremos que resistan el peso. Por ello utilizaban las vigas de chopo o álamo negro para el suelo de la planta primera y de la cámara, y el olmo para los postes de toda la casa. Se utilizó mucho el adobe para los tabiques interiores en las varias dependencias de la cámara. Pueden todavía verse - yo las he visto en Tarancueña- algunas casas con una portada en su parte superior de adobe sostenido por maderas entrelazadas. En la puerta principal es usual la presencia de un bloque de granito o «poyo», utilizado habitualmente por los vecinos para charlar durante las horas de asueto. Las casas de los más pudientes tenían balcones a la calle, las otras sólo ventanas.
En algunas casas de labradores, como los ganados de labor tenían que entrar a las cuadras por el portal de la casa, era necesario colocar un piso que soportara su peso, por ejemplo de guijarros. A excepción de las más modestas las casas disponían de un corral con un gran portón de entrada desde la calle. Las cuadras solían tener un cortijo para el cerdo y otro para la cabra. Las gallinas siempre tenían en la cuadra alguna viga al aire sobre la que dormían. Eran libres de salir y entrar a la casa o al corral en cualquier momento.
Las cubiertas de las casas y pajares se resolvían con teja árabe curva que aparecía en general a canal y con una fila de cobijas cada ocho o diez hileras, siempre cogidas con barro mezclado con paja tan bueno para servir de aislante tanto del calor como del frio.
Fachadas, dinteles y jambas
El dintel es un elemento por lo general liso y labrado en grandes bloques de piedra arenisca o caliza de la tierra que atraviesa el hueco de la puerta y sobre el que se apoya el muro. En muchas ocasiones empleaban dinteles de fuertes vigas de madera como se puede observar en varias de las fotografías de las puertas que acompaño. Así pues, las puertas están enmarcadas en su parte superior horizontal por un dintel de piedra de sillería de areniscas en los pueblos que disponen de ellas, como en las canteras de Losana, Valvenedizo, Castro, Cuevas, Ligos y otros, o en los que las tienen cerca como Tarancueña. Montejo, Liceras y Retortillo. En las puertas de los pajares encontramos un dintel generalmente de madera, siendo las jambas de piedra ordinaria del lugar. Para las jambas o laterales de las puertas es más abundante la piedra caliza que la arenisca, exceptuando en los pueblos susodichos. En esta comarca los muros de piedra son los que predominantemente cierran la mayoría de los edificios, observándose en algunas casas una parte superior de adobe. El adobe se utilizó frecuentemente para tabiques interiores en la cámara de la casa. Sobre todo en Pedro y Rebollosa de Pedro, encontramos la piedra toba en las paredes de las portadas de los edificios y en el dintel de la puerta. Así pues las fachadas estaban construidas con piedra caliza, arenisca en muchas ocasiones en forma de mampostería en seco o tomado con barro o cal. Los morteros de cal eran también una solución para revestir las paredes, si bien las paredes de casas más modestas carecían de revestimiento.
Las jambas son el elemento que aguanta el peso del dintel de la puerta y están situadas a ambos lados del hueco de la puerta. Generalmente son de la misma piedra que el dintel, grandes areniscas de una sola pieza, donde afilaban los cuchillos y navajas, a causa de lo cual se encuentran desgastadas en su parte central. También estaban hechas de piedras cuadradas o rectangulares algo labradas por la mano del albañil.
Puertas de la calle
Las puertas de calle solían ser de tablas lisas con clavos, de una hoja o de dos. Ambas clases llevaban casi siempre un ventano o ventanillo en la parte superior central, por lo común con rejilla, para dar luz y poder hablar con quien llamara, sin franquear la entrada. Otras tenían cuarterones o entrepaños. La mayoría tenían en la parte inferior, a derecha o izquierda, un pequeño agujero circular, la gatera, que permitía la entrada y salida no solo de los gatos -que mantenían la casa libre de roedores-, sino también la de las gallinas que diariamente desde la cuadra salían a la calle donde careaban a sus anchas. También servía para la entrada y salida de la perrilla, motivo del que el jotero echa mano recordando cuando iba a visitar a su novia y esta le daba la llave para que entrara al portal:
¿Te acuerdas cuando me dabas
la llave por la gatera
y tu madre, que lo supo,
de rabia mató a la perra?[3]
Herrajes
Las puertas se herraban con diferentes tipos de pernios, cerraduras, aldabas, cerrojos, tiradores, llamadores, embocaduras de llaves, etc., forjados por los herreros en sus fraguas.
Algunas puertas de Tarancueña
Puertas tradicionales de madera, la mayoría con herrajes y con la ventilación suficiente para que ni el extremado frio en invierno ni tampoco el calor en verano entraran en la casa. También con cerraduras viejas y bocallaves de formas muy sencillas.
Pajares
La arquitectura empleada en los pajares de estos pueblos de la Comarca de Tiermes es la que se puede englobar en la tradición comarcal más auténtica, en respuesta a las necesidades de los agricultores y ganaderos con soluciones adoptadas al medio y apoyados en las pautas constructivas ancestralmente. Este tipo de arquitectura puede extenderse a los palomares, colmenares, molinos y majadas que solían estar en las cercanías, mientras que los pajares y cortijos estaban en los alrededores del pueblo.
Se denomina pajar, a la edificación tradicional para almacenar la paja, a fin de disponer de ella en el tiempo para la alimentación de animales. Esta edificación tradicional se hace de forma que se consiga protegerla de los agentes atmosféricos y lograr que el producto conserve, en la mayor medida posible, sus cualidades nutricionales.
Etimológicamente, pajar procede del latín palearium, que significa lugar donde se pone la paja. Los pajares son edificios generalmente de una planta, construidos como las casas de los pueblos con piedras, barro con paja y tejado de teja roja árabe, sujetas con una mezcla de tierra y paja.
Debido a las características del terreno acostumbran tener dos entradas a distinto nivel. Por la puerta del nivel superior se descargaba la paja que se acarreaba desde las eras- cuando estas no estaban allí mismo- , luego se empujaba con la horca de madera de cuatro dientes. Parte del nivel superior del pajar se utilizaba para guardar hierba y algunos utensilios de trabajo de poco peso como horcas, cribas, etc. Dejando las de mucho peso para el nivel inferior. Las imágenes nos 9 y 10 muestran la parte superior de entrada de los pajares a nivel de calle, y la imagen nº 13 la parte inferior, a nivel de calle también.
Pajares al lado de las eras
A un lado de las eras se encontraban los pajares. Cada era tenía su propio pajar. Así lo encontramos en Retortillo, Valderromán (imagen 13), Carrascosa de Arriba, (imagen 1) Valvenedizo, Caracena y otros. Las eras han venido utilizándose hasta los años setenta. Durante el mes de julio y parte de agosto se hacia la recolección de la mies, se acarreaba a las eras y en agosto y parte de septiembre se trillaba el trigo y la cebada. Si el mes de septiembre venia lluvioso se podía llegar .a octubre sin haber terminado «de eras», es decir sin haber terminado de trillar y aventar o ablend(t)ar, y sin llevar la paja a los pajares.
La pajera
Diríamos que es un pajar muy pequeño construido con tablas y situado bien en la misma cuadra bien en alguna dependencia aneja para no tener que salir al pajar que, en la mayoría de los pueblos, estaba a mucha distancia de la casa y de las cuadras.
Refranes sobre el pajar y la era
-Acabose la paja y murió el burro que la tronzaba.
-A la hierba y a la paja de noche la guadaña. – N. –C. No importa de noche por no haber grano que perder.
-Al mal segador la paja le estorba.
-Alza en mayo y bina en junio, cogerás poca paja y grano ninguno.
-Caballo de heno, caballo de nada; caballo de paja, caballo de campaña. R.M.
-Cuando en diciembre veas nevar, ensancha el granero y el pajar.
-Cuando la paja se mete en el pajar, las mocitas ya pueden trasnochar.
-Da al diablo el amigo que deja la paja y se lleva el trigo.
-El que no quiera polvo, que no vaya a la era.
- El agua agostera destroza la era, pero apaña la rastrojera.
-El que de joven no trabaja, de viejo duerme en la paja.
-El trigo tardío no alcanza al temprano ni en paja ni en grano.
-En año bueno el grano es heno; en año malo, la paja es grano.
-Limpio de polvo y paja.
-Los asnos prefieren la paja al oro.
-Más vale blanca de paja que maravedí de lana. C (En camas pobres).
-Mayo templado, mucha paja y poco grano.
- No se puede dormir y guardar la era.
-Oficio de alabardero mete paja y saca dinero.
-Paja al pajar y barberos a rapar.
-Paja en dos pajares: si el uno se quema, el otro salvo queda. R.M. (Comparar con este otro: Ni casa en dos lugares ni paja en dos pajares).
-Pajar viejo cuando se enciende malo es de (a) pagar. –S, -C 62578.
-Pajar viejo, arde más presto. R. M.
-Pan y paja todo se queda en casa. N.
¡Qué bueno es comerse el grano sin tener que trillar la paja!
Quien la casa tiene de paja, temor tiene al fuego. R. M.
-Se ve la paja en el ojo ajeno y no se ve la viga en el propio.
-Si en el sexto no hay perdón, ni en el noveno rebaja, ya puede el Señor llenar el paraíso de paja.
-Si en marzo oyes tronar, limpia tu era y barre el pajar.
- Lo que es trillar mojado, sólo lo sabe el que lo ha pasado.
- Mies bien trillada, pronto aventada.
- Parva vuelta y bien trillada, si hay buen viento, despachada.
- Trillar mojado, trabajo disparatado.
- Trillar mojado, aventar sin aire y comer sin gana, las tres jeringas de la tía Tana.
NOTAS
[1] 18-401
[2] GARCIA DE ANDRÉS, Paulino; Ventanas tradicionales en la Comarca de Tiermes, Revista de Soria, nº 51, Invierno, 2005.
[3] GARCIA DE ANDRÉS, Paulino; Jotas de ronda, Diputación Provincial de Soria, temas Sorianos, nº33, Soria, 1996 (Jota nº 126)