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Introducción
El estudio de las marzas es un tema recurrente, al que los estudiosos del folklore gustamos siempre volver. No solo por escudriñar rincones que se habían olvidado en estudios anteriores, sino también, porque al estar vivas, siempre pueden dejarnos nuevos elementos dignos de consideración[1].
Varios son los artículos que han aparecido sobre la marzas en la Revista de Folklore: Ontañón Ontañón (1989), Puerto (1991), Valdivielso Arce (1992) y Porro Fernández (2000), entre otros, que abarcan distintas manifestaciones de esta tradición en Castilla y León, y en épocas diferentes del año. En nuestro caso, nos vamos a circunscribir al sur de la provincia de Burgos, y más concretamente a las que se celebran la última noche de febrero para dar paso al mes de marzo.
Las marzas de esta zona han sido estudiadas desde distintos puntos de vista: desde la teoría poética (Rodríguez Urriz, 1988); la etnomusicología (Manzano Alonso, 2003); la etnografía (Martínez Bustamante y Losa Hernández, 2012), además del ya mencionado al principio (Ontañón Ontañón, 1989). Nosotros indagaremos en ellas la presencia y huella de paremias, especialmente las calificadas como meteorológicas, y veremos cómo algunas de ellas permanecen en la memoria de los pueblos, incluso después de haber desaparecido la tradición.
También, y dada la tendencia en los últimos años a suspender algunas tradiciones, miraremos hacia adelante, rastreando los testimonios que en el presente nos hacen prever una larga vida a las marzas en los pueblos de la Ribera del Duero.
Las marzas en el sur de Burgos: generalidades y estructura
Define el Diccionario de la Lengua Española (DLE) las marzas como «canciones populares en alabanza de la primavera», pero esta definición, que hoy nos resulta excesivamente escueta, ha ido cambiando desde su introducción en el Diccionario en 1925: «Coplas que los mozos santanderinos van cantando de noche por las casas de las aldeas, en alabanza de la primavera, de los dueños de la casa, etc. etc.». No se puede obviar tampoco la segunda de las acepciones, que hace referencia a los regalos que los mozos recibían en esas rondas: «Obsequio de manteca, morcilla, etc., que se da en cada casa a los marzantes». Aunque la finalidad petitoria no se dé en la actualidad, esta segunda acepción es importante, tanto por su permanencia en las letras como para entender los orígenes de la tradición y ver cómo se ha ido adaptando con los cambios de costumbres.
En cuanto al espacio geográfico en el que se cantan las marzas, hay que subrayar, una vez más, que tampoco debe circunscribirse a Cantabria, como hacía la edición del Diccionario de 1925, habiéndose quitado, acertadamente, esa marca geográfica en la edición actual. Quizás tampoco tenía que haberse incluido en aquella edición, si tenemos en cuenta lo que afirmaba con rotundidad Olmeda en 1903:
Sí, también en la provincia de Burgos y en Castilla se cantan las Marzas. Y debo agregar que en el carácter que presentan no se ven señales de importación: ni en la música ni en la letra; sin embargo, se observa que estas canciones no alcanzaron aquí gran desarrollo a no ser que la tradición venga abandonada de muy atrás (Olmeda, 1903 = 1992: 70).
Si hoy volviera el padre Olmeda a recorrer la provincia de Burgos, se encontraría con un panorama bien diferente. Si bien a principios del siglo xx, esta tradición había desaparecido de bastantes pueblos, en los últimos años se ha producido un extraordinario resurgimiento de las marzas en toda la provincia. Muestra de ello son los numerosos testimonios, tanto musicales como textuales, recogidos por Manzano Alonso (2003). Esta recuperación ha llevado consigo en algunos casos una refolklorización, acompañada a veces de una puesta en escena ajena a la tradición, por ejemplo trasladándolas a un escenario. Estas adaptaciones no son siempre bien vistas por los estudiosos:
[...] en un estrado elevado en la plaza mayor de la capital, como espectáculo para un público que contempla y escucha a grupos de «recuperadores» de cultura tradicional que están representando ante sus ojos una adulteración con denominación de origen, sin enterarse de ello, y a veces con el mecenazgo del correspondiente administrador de la cultura (Manzano Alonso, 2003: 230).
Sin duda, el análisis no solo de los cantos, sino también de todo lo que llevan aparejado, nos lleva a coincidir con Manzano en que la tradición de las marzas va más allá de subirse a un escenario a cantar unas canciones; sin embargo, no podemos despreciar las recreaciones, fusiones, adaptaciones necesarias y adopciones, por las que tienen que pasar muchos pueblos en este proceso de recuperación, ya que la alternativa a ello sería la nada. Buen ejemplo de esta recuperación respetuosa sería la que tiene lugar en el barrio de Santa Catalina de Aranda de Duero, barrio obrero nacido en los años sesenta, nutrido en gran parte por migración interna de la zona, y que para seguir la tradición refunden las letras que consideran más representativas de entre los pueblos limítrofes, se reparten por el barrio y terminan el canto, con una queimada, nota quizá un poco exótica para la zona, pero las marzas se nutren, como veremos, actualmente con elementos de aluvión. Igualmente, tenemos notica directa de que en el pueblo de Valdeande se han «recuperado» las marzas, basándose en la memoria de algún informante y tomando en préstamo la mayor parte de las estrofas de los pueblos colindantes. La puesta en escena se adecua a la práctica habitual: merienda comunitaria con anterioridad, dos coros, repetir el acto en distintos puntos del pueblo, todo ello acompañados de la presencia del fuego, que se lleva sobre un bidón en una carretilla.
De su popularidad y actualidad no podemos dudar, popularidad que supera el puro espacio físico para llegar al mundo de las redes sociales. Por ejemplo, una etiqueta en Twitter, #lasmarzas, recoge alrededor del 1 de marzo, algunos testimonios espontáneos. Valga como ejemplo una serie de tuits iniciados por el periodista Arsenio Escolar (@arsenioescolar), natural de Torresandino, el 28 de febrero de 2013[2]:
Hoy es en Torresandino la noche de las marzas. Las cantan los quintos. Esta noche viene marzo, / de media noche pa bajo... #lasmarzas
Mes a mes, nos gustaba llegar a septiembre Oh q lindo mes es ese / q se coge pan y vino, / pan y vino para siempre #lasmarzas
Yo tenía un pajarito, / me lo mató un cazador, / a la sombra de un terrón / en la raya de Aragón #lasmarzas
Levantaos, damas, / de esas dulces camas, / y veréis pasar / estas lindas marzas. #lasmarzas
Encontramos en estas manifestaciones espontáneas «el sentido lúdico y en cierto modo cercano a aquel que tuvo hace años el sentido de compartir un canto que representa un recuerdo común de la infancia de quienes lo recuperan en su pueblo» (Pérez Trascasa en Manzano Alonso, 2003: 45). En el canto de las marzas, en el que ahora todos participan, se refuerza la propia identidad, la pertenencia a un grupo: el canto de las marzas significa «la vuelta al pueblo en invierno», no solo en agosto, por ello hay que perdonar que en algunas localidades se busque el fin de semana para cantarlas en aras de una mayor participación.
Más allá de su origen o antigüedad, nos interesa resaltar que las marzas están vivas, y hacer hincapié en el carácter petitorio –hoy suprimido y sustituido por la cena en común o el refrigerio posterior–, y de fiesta de invierno que siempre han tenido, además de la bienvenida al nuevo año, aspecto de especial interés para los estudios paremiológicos. Su carácter de canciones de ronda, tampoco serán despreciables, aunque ahora no estén circunscritas ya a los mozos y participe en ellas todo el pueblo sin distinción.
Estructura
Aunque en las distintas localidades de nuestra zona de estudio, las marzas presentan diferencias apreciables –todas son distintas, pero todas se parecen–, la estructura básica consta de cuatro partes, correspondientes con cuatro temas. También es preciso señalar, que con frecuencia estas subpartes aparecen mezcladas, y que el orden, si exceptuamos el saludo y la despedida, suele ser completamente arbitrario.
Saludo y permiso
El carácter formal de ronda se manifiesta desde el principio, con el saludo y la petición de permiso para llevarla a cabo:
Pa cantar las marzas, permiso tenemos / del señor alcalde, vecino del pueblo (Caleruega)[3].
Los meses del año
Aunque en otros lugares las marzas se cantan en otras fechas, Año Nuevo, entrada de la primavera o incluso mayo, en nuestra zona de estudio se cantan alrededor del 1 de marzo, manteniendo la tradición romana que situaba el inicio del año en ese mes. Así, empezando por marzo, «que esa noche entra», comienza la enumeración de los meses y sus características. En la mayor parte de los pueblos, la enumeración abarca los meses más productivos, es decir, hasta septiembre, siendo excepcionales las marzas que abarcan todo el año.
Con pocas variaciones, los versos que hablan de los distintos meses se repiten, y en su momento pasaron a formar parte del habla popular como paremias:
Esta noche entra marzo, desde media noche abajo (Baños de Valdearados).
Tras de marzo viene abril, con las flores relucir (Villatuelda).
Desde abril entra mayo, con las flores relumbrando (Brazacorta)[4].
Desde mayo entraba junio, con las hoces en el puño (Pineda Trasmonte).
Desde San Juan entra julio, segando más a menudo (Villalbilla de Gumiel).
Desde julio entra agosto, este lo arrebata todo (Hontoria de Valdearados).
Desde agosto entra septiembre. ¡Oh qué lindo mes es este! (Aranda de Duero).
Que se coge pan y vino, si durara para siempre (Ciruelos de Cervera).
Y en cuanto al resto de los meses transcribimos la completa versión de Arauzo de Torre[5]:
De septiembre viene octubre,
este mes siempre ocurre,
cuando se lava la lana,
y se le marcha la «mudre»[6].
También vienen ya las viñas,
cada cepa su vendimia.
De septiembre viene octubre,
cuando la zorra madruga,
el que con chispa se acuesta,
con agua se desayuna[7].
De octubre entra noviembre,
el mejor mes para bodas,
que vale el vino barato,
están gordas las machorras.
De noviembre entra diciembre.
¡Oh qué lindo mes es este,
que tiene dos noches buenas,
y el día de San Silvestre,
y el día del Nacimiento,
que es el veinticinco siempre.
De diciembre entraba enero,
cuando los crueles fríos,
cuando las grandes nevadas,
hacían crecer los ríos.
Sale enero entra febrero,
el más cortito mes del año,
que tiene veintiocho días,
con San Blas y San Matías.
Con bien vengan las colmenas,
hasta los témpanos llenas.
El que quiera coger miel,
que cate por San Miguel.
El que quiera coger cera,
que cate por las Candelas.
La estructura en pareados favorece la formación de paremias, y a su vez, la absorción de elementos de la cultura popular es continua por parte de las marzas.
En cuanto a la mayor o menor extensión que ocupan los meses en las distintas versiones, y su función propiciatoria de las buenas cosechas, Pérez Trascasa refuta su importancia, pese al protagonismo que se le ha querido dar en las modernas recreaciones:
Por lo que respecta a su carácter de canto propiciatorio del buen tiempo y de mágico conjuro del despertar de la naturaleza, si alguna vez lo hubo, desde luego no se conservó en la memoria de nuestros informantes. Este aspecto, que es el más insistentemente citado en algunas recreaciones folklóricas de las marzas actuales, es el más alejado de la voluntad de quienes en su día lo cantaron (Pérez Trascasa en Manzano Alonso, 2003: 45).
Nosotros añadiremos, que hoy, con el cambio tan radical que ha habido en la agricultura, el mantener el sentido de las marzas como canto propiciatorio de las cosechas es, cuanto menos, aventurado. Evidentemente, tampoco se puede hablar, en sentido estricto hoy día, de canciones de ronda o petitorias, pues la sociedad actual es bien distinta de aquella que las crearon. Las marzas han girado hacia una fiesta colectiva en invierno, aunque sus letras mantienen aquellos ritos.
Si las paremias y otros elementos populares, como el Romance del prisionero, o el Retrato de la doncella, que veremos a continuación, aparecen en ellas, es por la facilidad de incorporar elementos populares que residen en la memoria colectiva de los pueblos. El acomodo de esta memoria a todo tipo de cambios se manifiesta también en el léxico, donde un estudio detallado podría arrojar luz de cómo y cuándo se han introducido las distintas estrofas.[8]
Tampoco se deben despreciar a priori, las improvisaciones que puedan producirse, y que en muchos casos llegan a cuajar. Por ejemplo, en el canto de las marzas en Baños de Valdearados en 2020 pudimos registrar estos versos añadidos, que, aunque sea de forma testimonial y anecdótica, relacionan marzas y cosechas; algo de la vieja motivación siempre queda[9]:
Que nos caiga un chaparrón /
pa que crezcan bien los yeros.
El Romance del prisionero
En mayor o menor medida, pues en algunos casos los versos que se incluyen son muy pocos, todas las marzas de la zona incluyen una versión del Romance del prisionero. Aunque normalmente se canta tras la serie de los meses del año, en algunas versiones ocupa otros lugares dentro de la composición. Son interesantes aquellas que lo incluyen intercalado entre los meses, ya que de este modo se refuerza la idea de considerarlo como una glosa más amplia del mes de mayo[10].
Rodríguez Urriz (1988: 198) manifiesta una cierta extrañeza por el protagonismo de este romance dedicado a mayo en unas composiciones denominadas marzas, pero como dijimos arriba, quizá sea fácil explicar su presencia por la relevancia dentro de la memoria colectiva, y su estrecha relación con uno de los meses más importantes desde el punto de vista productivo: abril y mayo tienen las llaves del año.
Peticiones y despedida
Terminan normalmente las marzas con las peticiones a las puertas de las casas.
Hay que volver a insistir en que el recoger viandas con las que celebrar una fiesta de invierno, era el objetivo principal, o al menos el funcional, del canto de las marzas. Hoy estas peticiones, si se dan, son meramente simbólicas.
El retrato de la doncella y otras composiciones
Por ser cantos de ronda, la mayoría de las versiones incluyen el retrato de la amada, popular ronda cantada de forma autónoma en los distintos pueblos. Otras versiones de las marzas incluyen también versiones de Los mandamientos del amor, o Los sacramentos del amor, lo que refuerza el tono galante que tenía antes la tradición.
Refranes presentes en las marzas
Las paremias, especialmente las relacionadas con la meteorología y el calendario, se integran en las marzas, proporcionándonos un buen ejemplo de ida y vuelta entre el habla popular y este género poético, incluso después de haber desaparecido dicha tradición en algunos de los pueblos. Podemos decir, por otro lado, que la vía culta y la vía popular se funden en este proceso.
Las paremias agrícolas y meteorológicas son las predominantes en los textos de las marzas dentro de los versos dedicados a la naturaleza y a los meses del año. Veamos algunos ejemplos:
Junio, con las hoces en el puño y Julio, segando más a menudo, que aparecen prácticamente en todas las versiones con ligeras variantes, han pasado al acervo popular paremiológico, incluso en localidades donde no se cantan marzas hace más de cien años. Por ejemplo, tenemos testimonios de informantes de Coruña del Conde[11] y Gumiel de Izán,[12] localidades donde se cantaron las marzas, pero ya no se cantan (Manzano Alonso, 2003: 235).
En Hontoria de Valdearados encontramos una de las pocas variantes notables que se producen en estos versos:
Desde mayo entra San Juan,
cuando grana bien el pan.
Desde San Juan entra julio,
con las hoces en el puño.
De estos versos o paremias, los alumnos del Empecinado (Ugarte García, 2012) nos dieron algunas variantes: Cuando llega junio, la hoz en el puño (Villalba de Duero), En junio, hoz en puño (Peñalba de Castro) y En junio la hoz en el puño (Gumiel de Izán).
Por su parte, si acudimos a los repertorios clásicos, son numerosas las variantes que encontramos ya desde el siglo xvi: En Junio, hoz en puño; para lo seco, mas no lo maduro (Hernán Núñez, 1555 = 2001: II, 93), pero de alguna forma en la mayor parte se puntualiza que es realmente en julio cuando se siega el cereal en Castilla: En junio, hoz en puño; de verde, más no de pan maduro, encontramos en Correas (1627 = 2001: 318), al que añade una explicación: «Esto es en tierras tardías de Castilla la Vieja».
Ya en la actualidad, para Panizo Rodríguez (1999: 159-160) el mes de julio también es el más adecuado para segar, y esa es la significación que le da a En julio, la hoz en el puño. A la vista de estos testimonios, diremos que las marzas del sur de Burgos parecen haber elegido entre las distintas variantes, aquellas que mejor se adaptan a la realidad de la zona en los primeros meses del verano.
Con respecto a agosto también han dejado las marzas su huella en la paremiología. Tres son las variantes que encontramos en ellas:
La primera y más frecuente, Entra agosto que lo remata todo, hace lógicamente referencia al final de la cosecha del cereal. En la misma línea podría incluirse otra de las variantes, Agosto, que lo arrebata todo, con la idea de que el calor de este mes termina por secar, incluso en exceso, cualquier cosecha.
Más interés paremiológico hay en Agosto, con las pajas en el rostro, que encontramos en las marzas de Arauzo de Torre, Arauzo de Miel y Brazacorta. Llama la atención, en primer lugar, la proximidad formal con la paremia muy popular en España, y por supuesto en la zona, Agosto, frío en el rostro, de tal forma, que en principio podríamos pensar que «las pajas en el rostro» es una variante espuria de aquella. Un análisis más reposado nos lleva a la actividad en las eras que en otro tiempo ocupaba todo este mes y parte del anterior, y de la que los versos de las marzas son fiel reflejo: Sale julio y entra agosto / con las pajas en el rostro.
Pese a que este pareado suele aparecer vinculado a las marzas, los alumnos del Empecinado lo reportan como paremias exentas: En agosto, con las pajas en el rostro (Arandilla) y Agosto, con las pajas en el rostro (Coruña del Conde), localidades próximas entre sí y en las que se cantan o se han cantado las marzas.
Con la llegada de septiembre encontramos uniformidad de nuevo en las marzas de todas las localidades, con ligeras variantes en la resolución final. Partamos de la versión más sencilla:
Desde agosto entra septiembre, /
¡oh qué lindo mes es este!
Que se coge pan y vino, /
si durara para siempre.
Si para siempre durara, /
pan y vino no faltara (Caleruega).
Comparémosla con la recogida por Olmeda (1903 = 1992: 70):
Sale agosto, entra septiembre.
¡Oh, qué lindo mes es éste,
que se coge pan y vino!
¡Si durara para siempre!
Si para siempre durara,
pan y vino no faltara.
En la versión unificada de Aranda de Duero añaden un verso más a la hora de asegurarse las bondades y abundancia:
Desde agosto entra septiembre, /
oh qué lindo mes es este!
Que se coge pan y vino, /
si durara para siempre.
Si para siempre durara, /
pan y vino no faltara.
Ni la harina en los molinos, /
ni las rejas en la fragua.
La versión de Brazacorta es más realista, atendiendo tanto a los rezagados a la hora de la cosecha, como a los madrugadores a la hora de la siembra:
Sale agosto y entra septiembre,
unos trillen y otros siembren.
¡Oh, que lindo mes es éste!
Que se coge pan y vino,
si durara para siempre.
Si para siempre durara,
pan y vino no faltara.
En cuanto a Bahabón de Esgueva, encontramos también algo distinta esta parte:
Que se coge pan y vino /
y harina en carramolino.
Carramolino es seguramente un topónimo. No hemos podido constatarlo en otros pueblos, pero sí en varias localidades de la provincia de Burgos, algunas bastante próximas[13].
El motivo principal de estos versos es sin duda una glosa de la conocida paremia Agosto y septiembre no duran siempre, que Correas (1627 = 2001: 46) comenta: «entiéndase con el trabajo de coger los esquilmos y en la abundancia de gozar de los frutos» y que ya en la actualidad, Panizo Rodríguez (1999: 160) reduce a la parte de la abundancia: «refrán que enseña que el tiempo de la abundancia y goce no suele ser duradero».
Sin embargo, pese a su difusión en los distintos refraneros y su presencia en las marzas, la paremia como tal no es excesivamente popular en la zona que analizamos.[14]
Un caso interesante de inserción en las marzas de la corriente paremiológica más culta, en lo que respecta al refranero meteorológico, la encontramos en El que quiera coger miel, que cate por San Miguel y El que quiera coger cera, que cate por las Candelas, que aparecen en Villanueva de Gumiel y en Arauzo de Torre.
De Hoyos Sancho (1954: 450-451) relaciona estas paremias, presentes en otros lugares y lenguas de España, con la enjambrazón, que debe ser temprana, y con la castración, que debe ser tardía: Si quieres sacar colmenas, sácalas por las Candelas; y si quieres sacar miel, sácala por San Miguel, paremia que ya estaba en Correas (1627 = 2001: 744)[15]. Más adelante, la misma De Hoyos se extraña de no haber podido encontrar refranes referentes a la primera castración, es decir la realizada en primavera, pero sí los relativos a la segunda castración en otoño «cuando todavía hay flores», repitiendo parcialmente la paremia anterior, Si quieres sacar miel, sácala por San Miguel; y ampliando el inventario con Por San Miguel, cata las colmenas y guarda la miel, para completarlo con Hasta no vendimiar, no cates el colmenar, «porque las abejas usan de las uvas cuando están muy maduras».
Por su parte, el profesor Cantera Ortiz de Urbina (Sevilla Muñoz y Cantera Ortiz de Urbina, 2002: 197) nos recuerda las paremias que un cura del pueblo de Cañas, en la Rioja, le había enseñado en su infancia: Quien quiera sacar colmenas, sáquelas por las Candelas; y quien quiera sacar miel, que la saque por San Miguel, y Por San Miguel se cata la miel; quien por entonces no la cate, que le amargue.
Estas dos fechas clave, San Miguel (29 de septiembre) y la Candelaria (2 de febrero), parecen regir la cosecha de miel en el sur de Europa, a juzgar por las paremias que encontramos en las distintas lenguas romances (Correas Martínez y Gargallo Gil, 2003: 268) con redacciones muy próximas o iguales a los pareados que estamos analizando. En castellano se recogen las siguientes:
Si quieres sacar miel, sácala por San Miguel (S. F.)[16].
Si quieres sacar colmenas, sácalas por las Candelas; y si quieres sacar miel, sácala por San Miguel (M. K., 138)[17].
El que quiera coger miel, que cate por San Miguel; el que quiera coger cera, que cate por las Candelas (Par., 9, 141)[18].
Si quieres tener miel, cata por San Miguel; si miel y colmenas, por la Candelera (S. F.).
Si quieres tener abejas, visítalas por la Candelaria, y si quieres tener miel, visítalas por San Miguel (S. F.).
Como se apuntaba arriba, las dos fechas tienen su lógica, pues por San Miguel cabe esperar que esté la colmena repleta de miel, pero por las Candelas es muy posible que la mayor parte haya sido consumida por las propias abejas, quedando solo la cera.
Sin embargo, en nuestra zona de estudio, la tradición difiere, pues la cata de otoño se sitúa muy avanzado este, entrados casi en el invierno. La paremiología local no es ajena a esta realidad: Si quieres miel, [cata] por San Andrés; si quieres cera por las Candelas registrada en Quintana del Pidio (Ugarte García y Calvo Pérez, 2008: 32) y en Sotillo de la Ribera, pueblos donde por cierto no se han cantado las marzas. En la comarca próxima del Cerrato (Palencia), encontramos, en su momento, registrada igualmente esta paremia en una excelente web etnográfica sobre el pueblo de Hérmedes de Cerrato, hoy desaparecida, en la que además se proporcionaba una sencilla explicación[19]:
En la calidad de la miel influye no solo las características de los enjambres, sino también la gran variedad de plantas aromáticas (romero, tomillo...). Es en otoño, octubre fundamentalmente, la época en la que se recolecta tan apreciado néctar.
Si quieres miel, por San Andrés (31 de noviembre) [sic]
y si quieres colmenas, por las Candelas (2 de febrero).
La explicación del refrán es la siguiente: si se cata antes del invierno se pueden morir las abejas, pues se quedan sin reserva de comida. Si se quieren conservar es mejor esperar a que pase el invierno.
Miguel Delibes[20] utiliza también esta paremia, lo que nos da una prueba de que en la Castilla actual conviven, por lo menos, ambas variantes: San Miguel y San Andrés. Cejador había dejado constancia igualmente de la coexistencia de ambas festividades como referentes para la recogida de la miel:
Si quieres sacar colmenas, sácalas por las [C]candelas; y si quieres sacar miel, sácala por San Miguel. (Otros dicen: «cátalas o cástralas».) C. 257. El que sólo quiera miel, que cate por San Miguel: y el que quiera miel y cera, que cate por las Candelas. El que quiera sólo miel por San Andrés; y el que quiera miel y colmenas, por Candelas (Cejador, 1928 = 2008: 196).
Si la tradición apícola es favorable al segundo modelo de paremias, ¿de dónde viene, entonces, el primer modelo reflejado en las marzas? Nuestros informantes en Villanueva de Gumiel, localidad en la que no se conoce interrupción en la tradición de las marzas, creen que son estas, las marzas, el origen de las paremias[21]; pero cabe la posibilidad de que tanto la tradición local como las marzas se nutrieran de la tradición paremiológica general, por ejemplo a través de los almanaques, o de la propia tradición oral a través de los viajeros. Probablemente estas paremias se incluyeron en las marzas en fechas tempranas, cuando aún se cataba en esas fechas, y posteriormente las propias marzas han servido para fijarlas como paremias.
La paremia que menciona a San Andrés sería de formación posterior y esencialmente castellana, recogiendo estrictamente la tradición apícola local, sin influencias externas, pero utilizando la estructura de las paremias ya existentes.
Volvemos al mes de mayo, pues como ya hemos apuntado, en Caleruega las marzas se «interrumpen» y se «reanudan» dos meses más tarde con el canto de las mayas, en los que encontramos también algunos refranes meteorológicos:
Ya ha venido mayo, bienvenido seas,
que con tu venida los campos se alegran.
Alegraos, chicas y también chiquillos,
que ha venido mayo sobre esos cerritos,
floreciendo aliagas y también tomillos.
Alegraos, mozas, mozas y casadas,
que ha venido mayo por esas cañadas,
floreciendo trigos y también cebadas.
Versos muy similares se encuentran en las marzas de Arauzo de Torre y Hontoria de Valdearados[22]. Si bien la tradición paremiológica adelanta la cosecha: Ya viene mayo por esas cañadas, espigando trigos y segando cebadas (Martínez Kleiser, 1945: 247), los labradores de la Ribera saben bien en qué estado se encuentran los trigos y las cebadas en el mes de mayo, de ahí que lo que nos encontremos, tanto en las marzas como en la paremiología local (Ugarte García, 2007), sea «floreciendo trigos y también cebadas» y «floreciendo trigos y dorando cebadas».
Sin duda, una de las paremias más populares en España es Abril, aguas mil; pues bien, esa paremia parece inducir en Hontoria de Valdearados el siguiente verso de las marzas: Desde marzo entra abril, con las flores más de mil, clara variante de lo que es más habitual Desde marzo entra abril, con las flores relucir, que encontramos en la mayoría de los pueblos ribereños.
La sabiduría popular ribereña sabe bien lo que ocurre cuando se ha bebido mucho por las noches: El que borracho se acuesta, con agua se desayuna y A cena de vino, desayuno de agua son dos refranes recogidos en nuestras encuestas. Como hemos visto arriba, las marzas de Arauzo de Torre se hacen eco de estas paremias incluyendo una curiosa introducción, que retoma un tópico repetido en la lírica popular:
De septiembre viene octubre,
cuando la zorra madruga,
el que con chispa se acuesta,
con agua se desayuna.
Encontramos, igualmente, a la zorra en las marzas de Bahabón, pero esta vez en el mes de mayo, repitiendo en el primer verso el que suele dar entrada al Romance del prisionero, pues tratan en esta parte, como ellos mismos explican, de hacer burla, y de distinguirse de los demás (Asociación Bahabón va Bien):
Mes de mayo, mes de mayo,
cuando la zorra madruga,
el que mucho vino bebe,
con agua se desayuna.
Si vas a cantar las marzas,
no digas que tienes frío.
Te llaman el Poca Ropa,
¡jódete, y no haber venido!
Este curioso «madrugar de la zorra», que se relaciona con las fiestas nocturnas, y por tanto, con las borracheras, lo encontramos en Quintana del Pidio formando parte de una paremia que quiere ser copla de la noche de San Juan, la más corta del año: Mañanita de San Juan, cuando la zorra madruga, el que con vino se acuesta, con agua se desayuna.
Aunque tradicionalmente aparezca relacionada con esa noche en la que se coge la verbena, no faltan variantes en las que la paremia se relaciona con otros meses: abril en Almería, mayo en Briongos de Cervera, y julio en Murcia (Ugarte García, 2012). Es, pues, la propia expresión, «cuando la zorra madruga», la que se mantiene fija sin estar ligada a ningún mes en concreto, aunque sí a períodos de amaneceres tempranos.
El mes de octubre resulta, por tanto, un mes raro para que madrugue la zorra, por lo que su aparición en esta copla de las marzas solo puede tener una función de relleno para completar el mes de octubre, e introducir la proverbial segunda parte: El que con vino se acuesta, con agua se desayuna. Su presencia en la letra de las marzas sirve, sin duda, para reforzar la petición de dádivas de vino. Una vez más, las letras de las marzas se han ido componiendo con materiales diversos, probablemente como fruto de «improvisaciones» sobre materiales conocidos, que suplían los fallos de memoria.
Las estrofas que hemos reproducido más arriba relativas a los meses de invierno en Arauzo de Torre se basan directamente en tópicos populares, con inclusión de alguna expresión fija intercalada, y referencias paremiológicas, pero no llegan a reproducir de forma fiel las paremias. Así en el mes de febrero se mencionan dos festividades muy ligadas a la paremiología San Blas (3 de febrero) y San Matías (24 de febrero).
No queremos terminar este repaso por las marzas del sur de la provincia de Burgos y sus elementos paremiológico-meteorológicos sin mencionar una estrofa de las marzas de Terradillos de Esgueva en la que los consejos morales se enlazan con las fechas del calendario:
Cazador, que vas de caza,
teniendo hierba en las viñas,
así te darán el pago,
cuando vayas a vendimias.
Consejo que encontramos recogido con parecidas palabras en las encuestas paremiológicas realizadas por nosotros: Cazador que vas de caza pegando blincos (brincos) y coces, ya llegará la vendimia, verás el vino que coges y Cazador que vas de caza teniendo tierras y viñas, en agosto las verás y también en vendimias.
Finalmente, en las marzas de Bahabón de Esgueva, así como en las de Pinillos de Esgueva, encontramos el tradicional refrán, La mujer con su marido, en el monte tiene abrigo, inserto en las marzas. ¿Qué significado puede tener incluir este refrán en ellas?
El refrán ya era registrado por Correas (1627), junto a algún otro que vienen a asegurar que la mujer tiene amparo en cualquier sitio, si va acompañada del marido. El refrán ha ido pasando de refranero en refranero hasta llegar al siglo xx (Bergua, 1944), y que Sbarbi (1922) resumía su significado en «Salvaguardada por el marido, la mujer es bien recibida y honrada en todas partes». Su inclusión en las marzas, canciones de ronda, parece apuntar a salvaguardar la honra de las casadas, no vayan a pasarse los mozos a la hora de rondarlas, pues ya «están servidas».
En apoyo de esta hipótesis, parecen venir las marzas de Bahabón, pues estos versos se situán detrás de aquellos que cantan al mes de mayo como el mes de los enamorados y del amor, y en el cual, esos enamorados se sirven de cualquier medio para llegar a las damas. Alto ahí, pero respetad a las casadas, parecen decir estos versos. A continuación se inicia el Romance del prisionero, luego estos dos versos tienen un claro carácter de añadido.
Más sorprendente resulta aún su colocación en el caso de Pinillos de Esgueva, justo detrás de los pareados dedicados a los meses, que en el caso de este pueblo terminan en septiembre. Además incluyen un tercer verso, que queda claramente suelto, y que todo apunta a ser una corrupción fonética del que hallamos en Bahabón, y que hemos visto con anterioridad:
La mujer con su marido,
en el monte tiene abrigo,
y harina en carro molido.
Pese a la permanencia en los refraneros, no hemos podido constatar que el refrán se utilice de forma exenta en la actualidad.
Las marzas del año 2021
El 27 de febrero de 2020, cuando la pandemia ya estaba entre nosotros, pero no éramos conscientes de lo que se avecinaba, Isidro Ferreras, de ADRI Ribera del Duero, reunió en Villanueva de Gumiel a un grupo de interesados en el tema de las marzas (Ugarte García, 2020).
Gumersindo Ontañón hizo una exposición acerca del origen, presente y ¿futuro? de esta tradición, que dio paso a la posterior puesta en común de ideas y perspectivas. Los allí presentes, en su mayoría representantes de pueblos de la zona donde la tradición sigue viva, no dudamos en augurarles futuro, pues constatamos que las marzas, como toda tradición con espirítu de durar, saben adaptarse a las circunstancias.
Antes de seguir, convendría insistir en el hecho de que en la tercera década del siglo xxi, y fuera cual fuera su motivación inicial, las marzas tienen hoy el carácter de celebración colectiva para el pueblo, y que sin distinción ni de sexos, ni de edades, en ellas participa todo el que quiera participar (Hernando Prior, 2017). A estas alturas, poco importa si eran canciones petitorias, si se hacía por hambre, o se hacía por amor, si la mujer estaba en casa, esperando a ser cortejada, si alguna de las letras tiene un sentido pícaro, y menos si cantándolas se propicia el buen tiempo, o si nos llegaron directamente de los romanos, o desde anteayer.
Lo que sí sabemos es que es una fiesta que engancha a los jóvenes, quizá porque les permite ser un poco «irreverentes» con la propia tradición, hacer un poco el «gamberro», si a mano sale, o adaptar la melodía a aires más modernos, que sobre estos puntos se habló en la reunión de Villanueva.
El 2020 fue un año optimista para las marzas: el paso de febrero a marzo coincidió en fin de semana, lo que propició la masiva participación, no hizo excesivo mal tiempo, aunque sí se dejaron escapar algunos copos que animaron las fogatas, y un año más, los dos grupos de marzantes en Villanueva de Gumiel cerraron el acto con el abrazo en la plaza[23].
Nada hacía pensar aquella noche, que en pocos días la pandemia iba a hacernos cambiar el modo de reinterpretar la tradición.
Un año después, seguíamos sin poder reunirnos, el maldito virus, restricciones legales aparte, no nos iba a permitir celebrar las marzas a las doce la noche, siguiendo la fórmula tradicional, pero ¿nos íbamos a quedar sin ellas? En la mayoría de los pueblos, las redes sociales empezaron a movilizarse, y ya con anterioridad, desde distintos medios se empezó a rescatar y difundir materiales de años anteriores[24]. En 2021 íbamos a tener marzas también, aunque no hubiera ni cenas, ni abrazos, pero las marzas se cantarían. «Cantarlas bien o cantarlas mal, lo importante es cantarlas», fue la consigna.
Quizá la fórmula mayormente difundida haya sido la de cantarlas cada uno en su casa, y luego unir esos trozos en un vídeo, que se iban a difundir por las redes sociales:
Para cantar las marzas por separado licencia tenemos.
Sirva como muestra los vídeos de Pinillos de Esgueva (https://fb.watch/4A5u2y31B_) y Villanueva de Gumiel (https://fb.watch/4xwz9QCUXo/)[25]. En otros casos, y guardando las respectivas normas, se adelantó la hora y los marzantes respetaron la distancia de seguridad. Fue el caso de Arauzo de Miel[26], y Terradillos de Esgueva, cuyas fotos, facilitadas respectivamente por Isidro Ferreras, de Arauzo de Miel, y Montserrat Monje, de Terradillos, ilustran este artículo.
En este último pueblo, en Terradillos, también se cantaron marzas virtuales, añadiendo trozos sonoros grabados por los marzantes, y enviados al grupo de Facebook; pero además se celebraron las marzas de una forma original, poniéndole nombre a un páramo. Tiempo atrás, la Asociación Cultural «La Iluminaria» lanzó la idea de poner nombre a una amplia extensión de terreno, que se extiende entre varios pueblos del Valle del Esgueva. Tras votación popular, resultó elegida la denominación Páramo del Argallar, rescatando así una palabra tradicional en la zona, argallar, cuyo significado es ‘inclinarase a un lado, ladearse’ (Adeliño Vélez, 2021).
Tras este año excepcional, el que más y el que menos espera poder seguir cantando las marzas en años venideros, poder compartir la cena comunitaria de antes, recorrer todas las esquinas del pueblo, calentarnos en la lumbre, tomar el chocolate y fundirnos en un abrazo fraterno la noche del último día de febrero, porque las marzas siguen muy vivas.
Fuentes e Informantes
De las letras de las marzas:
Aranda de Duero: http://www.arandahoy.com/archivos/marzas2009.pdf, [consulta: 30-03-2021], más entrevista telefónica realizada a Angelina, de la Asociación de Vecinos de Santa Catalina en febrero de 2020.
Arauzo de Miel: Letra facilitada en febrero de 2020 por Dolores Merino.
Arauzo de Torre: http://terra.es/personal7/asctorre/canciones/CANCIONE.doc, [consulta: 01-09-2011].
Bahabón de Esgueva:Asociación Bahabón va Bien a través de su web https://bahabonvabien.com/las-marzas/, [consulta: 28-03-2021].
Baños de Valdearados: www.banosdevaldearados.es/marzas.pdf, [consulta: 01-09-2011].
Caleruega: www.caleruega.es/files/fiestas/lasmarzas.pdf, [consulta: 01-09-2011].
Ciruelos de Cervera: Grabación de 2019: https://www.youtube.com/watch?v=uqhF6zTVwK8, [consulta 03-03-2021].
Hontoria de Valdearados: http://hontoriadevaldearados.burgos.es/municipio/tradiciones/las-marzas, [consulta: 01-09-2011].
Pineda Trasmonte: http://www.pinedatrasmonte.com/pineda/lonuestro_lasmarzas.htm, [consulta: 01/09/2011].
Pinillos de Esgueva: Grabación de 2021: https://www.facebook.com/watch/?v=127903355864603, [consulta 03-03-2021].
Terradillos de Esgueva: http://club.telepolis.com/jcabanes/fiestas/marzas.htm, [consulta: 24-03-2008], José María Cabañes, Montserrat Monje y María Jesús Mínguez.
Torresandino: Letra facilitada a través de correo electrónico por Montse Román en julio de 2013.
Tubilla del Lago: www.tubilladellago.com/marzas.html, [consulta: 28-03-2021].
Valdeande: Letra facilitada por la Asociación Cultural «El Moral» en septiembre de 2020.
Villalbilla de Gumiel: http://usuarios.multimania.es/gutiruben/marzas.html, [consulta: 01-09-2011].
Villatuelda: http://villatuelda.wordpress.com/2010/01/21/tradiciones-populares-las-marzas/, [consulta: 28-03-2021].
Bibliografía complementaria
Adeliño Vélez, Antonio (2021): «Páramo del Argallar, un nombre popular», ArandaHoy.com, http://www.arandahoy.com/0303/paramo-del-argallar-un-nombre-popular/, [consultada: 30-03-2021].
ADRI (2021): «Las marzas en la Ribera 2021», Ribera del Duero Burgalesa, http://riberadeldueroburgalesa.com/las-marzas-en-la-ribera-en-2021/. [consulta: 30-03-2021].
Bergua, José (1944 = 1998): Refranero español, 13ª ed. Madrid: Ediciones Ibéricas. Colec. Tesoro literario, 28.
Cejador y Frauca, Julio (1928 = 2008): Refranero castellano. Pamplona, Analecta Ediciones y Libros, reimp. facs.
Correas, Gonzalo (1627 = 2001): Vocabulario de refranes y frases proverbiales. Edición de Louis Combet, revisada por R. Jammes y M. Mir, Madrid. Madrid: Castalia. Nueva Biblioteca de Erudición y Crítica, 19.
Correas Martínez, Miguel y Gargallo Gil, José Enrique (2003): Calendario romance de refranes. Barcelona: Edicions de la Universitat de Barcelona.
(DLE) Real Academia Española: Diccionario de la lengua española. Edición del Tricentenario. https://dle.rae.es/, [consulta: 28-03-2021].
Hernando Prior, Àngels (2017): Patrimonio material e inmaterial en la mancomunidad Alfoz de Lara. Trabajo de fin de grado. Nuria Peist Rojzman (dir.). Universitat Oberta de Catalunya, http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/61325/9/ahernandopr0117TFGmemoria.pdf, [consulta: 30-03-2021].
Hoyos Sancho, Nieves de (1954 = 2006): Refranero agrícola español. Madrid: Ministerio de Agricultura. Ed. fácsimil.
Manzano Alonso, Miguel (2003): Cancionero popular de Burgos. Vol. V. Burgos: Diputación Provincial de Burgos. Notas sobre la recopilación de Gonzalo Pérez Trascasa.
Martínez Bustamante, David y Losa Hernández, Roberto (2012): «Las marzas en Ciruelos de Cervera», Estudios del Patrimonio Cultural, n.º 8, pp. 12-17. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4002547, [consultado: 30-03-2021].
Martínez Kleiser, Luis (1945): El tiempo y los espacios de tiempo en los refranes. Madrid: Librería General de Victoriano Suárez.
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Olmeda, Federico (1903 = 1992): Folklore de Burgos. Burgos, Diputación de Burgos, 3.ª ed. (2.ª facs.), prólog. de Miguel Manzano.
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Ugarte García, María del Carmen (2012): Paremias y otros materiales de tradición oral en la Ribera del Duero. Estudio etnolingüístico y literario. Tesis doctoral. Dir. Postigo Aldeamil, Josefa. Universidad Complutense de Madrid. 2 tomos. Versión en línea completa: www.infoling.org/informacion/T106.html, [consulta: 28-03-2021].
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– (2020): «Las marzas (I)», Lunes galbana, http://lunesgalbana.blogspot.com/2020/03/num-221-las-marzas-i.html, [consulta: 28-03-2021].
Ugarte García, María del Carmen y Calvo Pérez, Juan José (2008): «Refranero agrícola de Quintana del Pidio», Cuadernos del Salegar, 55-56. http://mimosa.pntic.mec.es/~jcalvo10/Textos-CdS/55-56-RefranestiempoQuintana.pdf, [consultada: 30-03-2021].
Valdivieso Arce, J. L. (1992): «Las marzas según se cantaban en el pueblo de Bezana (Burgos)», Revista de Folklore, 137: 169-173. https://funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?ID=1076, [consulta: 28-03-2021].
NOTAS
[1] Sirva como ejemplo de este «volver sobre las marzas», el programa de La Riproposta, conducido por Yolanda Criado, del 13-03-2021. https://www.rtve.es/alacarta/audios/la-riproposta/marzas/5817698/.
[2]https://twitter.com/arsenioescolar/status/307265566580801536, [consultado: 28-03-2021].
[3] Como cada pueblo tiene sus propias letras, nos limitaremos a apuntar algún ejemplo.
[4] En la primavera de 2007 y como parte del levantamiento de datos para la tesis Paremias y otros materiales de tradición oral en la Ribera del Duero. Estudio etnolingüístico y literario (Ugarte García, 2012) solicité la colaboración del Departamento de Lengua del I. E. S. Juan Martín el Empecinado (en adelante el Empecinado) de Aranda de Duero para que los alumnos de ESO completaran una encuesta entre sus familias. El texto de las marzas de Brazacorta fue facilitado por la alumna Lidia Kwuadu López, que a su vez lo había recogido del informante José Lozano Santamaría. Mi reconocimiento a los alumnos y al profesor Fermín Heredero por la valiosa y abundante información que me proporcionaron.
[5] Esta parte de los meses tiene bastantes coincidencias con la recogida por Olmeda (1903 = 1992: 70-71).
[6] Mudre = mugre.
[7] Estrofa alternativa a la anterior.
[8] Por ejemplo, cuando en algunos pueblos los mozos piden unas perras para echarse un trago de vino, estamos hablando de elementos, o al menos de modificaciones, que se introdujeron como muy pronto en el último tercio del siglo xix. Las perras se convierten en euros en la moderna versión refundida de Aranda de Duero.
[9]http://lunesgalbana.blogspot.com/2020/03/num-222-las-marzas-ii-banos-de.html, [consulta: 28-03-2021].
[10] En Caleruega El romance del prisionero solo se apunta, pues se continúa en el canto de las mayas, el primer día de mayo, como acto final de la plantada del pino mayo (Fuente: Radio Aranda Cadena Ser: Mayo Caleruega. Mayo 2013. Documento sonoro disponible en docs.google.com/file/d/0B640h0t9CMB1Q2s2Xzh0amtXaHM/, consulta: 28-03-2021).
[11] A través de las encuestas realizadas a los alumnos del Empecinado durante la primavera del 2007, al que hemos hecho referencia con anterioridad.
[12] Testimonios de Dominica Izquierdo de 101 años entrevistada el 28-12-2004 por la autora de este trabajo y Ángeles García Molero, de 83 años, entrevistada igualmente el 09-02-2006.
[13] Sanz Elorza, Mario (212): «Toponomástica molinologíca de la provincia de Burgos», Revista de Folklore, n. º 361, pp 4032.
[14] En las encuestas realizadas: un caso de Arauzo de Torre más la variante En septiembre se coge pan y vino para siempre (Coruña del Conde).
[15] La tradición es medieval reflejada en el refrán latino Festum Michaelis, dat nobis poculum melis, y sustentada por el hecho de que al ser los días más cortos, las abejas empiezan a consumir la miel almacenada.
[16] Serra Fábregas (1955): Refranero apícola. Barcelona: Gráficas Condal.
[17] Martínez Kleiser (1944).
[18] Revista Peremia.
[19]http://www.carrascal.comze.com/hermedes/, [consulta: 19-11-2011].
[20] «Si quieres miel, por San Andrés; si quieres cera, por las Candelas» (Delibes, Miguel: La guerra de nuestros antepasados. Barcelona: Ediciones Destino, 1975, p. 114).
[21] La conversación con Gumersindo Ontañón y Sergio Gete tuvo lugar el 28 de julio de 2005 (Ugarte García, 2012). La otra localidad donde hemos registrado estos pareados como paremias exentas es Gumiel de Izán, localidad de la que dependió Villanueva de Gumiel hasta principios del siglo xix, y en la que se cantaron las marzas hasta finales del siglo xix o principios del xx.
[22] En ambas localidades: «Que ha venido mayo por esas cañadas, floreciendo trigos y dorando cebadas».
[23]https://fb.watch/4CD2qItdeQ/, [consulta: 30-03-2021]
[24] La ADRI elaboró su propio resumen: http://riberadeldueroburgalesa.com/las-marzas-en-la-ribera-en-2021/, [consulta: 30-03-2021].
[25] Podría sumársele el de Baños de Valdearados, https://www.facebook.com/100003991304605/videos/2044335439042813/, con el principio de las marzas, y este pequeño toque gamberro y juvenil del mismo pueblo, https://www.facebook.com/528958026/videos/10157989670618027/, lamentablemente ninguno de los dos de acceso público, [consulta: 30-03-2021].
[26]https://www.facebook.com/groups/1690734084492405/permalink/2925251474373987/, [consulta: 30-03-2021].