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Revista de Folklore número

474



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Danzas beduinas: danzas tradicionales de los Emiratos Árabes Unidos

REY ANTON, Pedro

Publicado en el año 2021 en la Revista de Folklore número 474 - sumario >



Pasear hoy en día por cualquiera de las ciudades del Golfo Pérsico en general y de los Emiratos Árabes Unidos en particular es, aparentemente, más un ejercicio de mirar hacia el futuro que al pasado. Urbes que han surgido en mitad del desierto tras el descubrimiento del petróleo, como oasis artificiales de cristal y hormigón, formadas por los magnánimos rascacielos y que albergan los más grandes y lujosos centros comerciales del mundo, que pretenden suplir a los antiguos zocos del pasado. Sin embargo, pese a ello no es difícil percibir el espíritu de lo que un día fue la vida de sus habitantes en el duro desierto, no tantos años atrás, en contraposición a las facilidades de sus nuevas ciudades de hoy.

El mero pensamiento de la historia de los Emiratos Árabes Unidos evoca la tradicional imagen de los árabes cabalgando sobre sus camellos en la fina arena. Los emiratíes eran y siguen siendo beduinos. Aún hoy, la gente del desierto se llama así a sí misma: «beduina». Esa parte de la tradición viva del desierto aún está presente día a día en multitud de aspectos como sus vestimentas con Kandoras y Ghutras en los hombres y Abayas en las mujeres, óptimas para el agreste clima. En sus costumbres diarias; el uso de inciensos y dibujos geométricos de henna en sus manos, su tradicional café arábigo servido y bebido en un modo prácticamente ritual. También en los Majlis, espacios de reunión en sus casas a semejanza de los ámbitos públicos de las tiendas beduinas, donde a los invitados se le ofrece café y dátiles, o comidas, y donde se comparten todas las noticias y cotilleos, una parte que fue crucial para la supervivencia en un entorno tan hostil. No es difícil ver a los locales enloquecer en carreras de camellos, espectáculos de cetrería o de caza con Saluki o Galgo Persa... Incluso cuando se pasea por esos inmensos centros comerciales que actúan como plazas cubiertas, rodados de las más lujosas marcas comerciales del mundo, te puedes topar con un grupo de hombres alineados realizando una danza al son de un pequeño tambor de mano de doble cara (mirwas), panderetas (al-duffu) y una vasija de barro (jahlah), mientras un hombre canta poesía[1]. En su ritual alzan y mueven palos y espadas (incluso rifles), recordando a un paloteo o a un baile de espadas; logrando retrotraer en el tiempo y en el lugar al ritmo de sus movimientos y sonidos.

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El territorio constituido por los actuales Emiratos Árabes Unidos consta de tres entornos naturales principales: costa, montaña y desierto; encuadrados en un duro clima árido-subtropical, cálido y húmedo a lo largo de la costa y cálido y seco en el interior. La costa se encuentra bañada por las cálidas aguas del Golfo Pérsico, por el oeste y del Golfo de Omán, al este. Las montañas Hajar, la columna vertebral de los Emiratos Árabes Unidos, ocupa alrededor del 20 por ciento del territorio de la federación. Pedregosas montañas de roca afilada en las que se han excavado profundos wadis, cauces de ríos secos, que rara vez contienen algo de agua. Por último, más de la mitad de los Emiratos Árabes Unidos está ocupada por un árido desierto de fina arena y dunas que se encuentran en la franja oriental del desierto conocido como Rab al Khali, literalmente «cuarto vacío». Un territorio con temperaturas medias de 50 ºC y donde las precipitaciones raramente superan los 35 milímetros por año[2]. En lo profundo de este mar de arena se encuentran algunos oasis como el de Liwa, adyacente a enormes dunas que pueden tener hasta 100 metros de altura, justo en el borde de esa vasta masa de arena, o el de Al Ain, capital histórica de estos territorios. Pequeños cristales de agua cerca de los pies de las dunas han hecho posible que se establezcan esos pequeños oasis. Cultivados otrora por tribus nómadas, aprovecharon esos acuíferos subterráneos de agua dulce para plantar dátiles, y constituían el último punto habitable antes de adentrarse en esa inmensidad vacía[3].

La rica herencia cultural de los Emiratos se basa en el ingenio de su gente, que aprendió a sobrevivir en ese duro entorno. Los moradores de esos siete emiratos que conforman los actuales Emiratos Árabes Unidos: Abu Dhabi, Ajman, Dubai, Ra´s al-Khaimah, Sharjah, Umm al-Qaiwain y Fujairah descienden de muy diversos antecesores. Los habitantes originales de la península se fueron complementando poco a poco con inmigrantes, invasores, peregrinos, comerciantes, exiliados, prisioneros y esclavos; que se fueron integrando con esa gente del desierto, y que se llamaron a sí mismos beduinos. Estos pueblos nómadas vivían en tribus y viajaban de oasis en oasis. Se dedicaban al pastoreo nómada, la pesca, la recolección de perlas o la agricultura de subsistencia cerca de esos citados aislados puntos de agua. Su vida se centró en los escasos recursos que el desierto les podía dar. Los camellos y las gacelas se utilizaron para la cría de animales, el comercio de caravanas y la caza, mientras que esos oasis ofrecían una paupérrima agricultura a pequeña escala, de supervivencia, o casi ni eso[4].

Antes del descubrimiento del petróleo en los Emiratos Árabes Unidos, incluso las personas más poderosas de la región no podían llegar a soñar con aumentar drásticamente su riqueza ni sus condiciones de vida, como sucedió. La economía se había estancado durante años, el progreso era nulo y sus simples pilares económicos seguían siendo los mismos que durante siglos. Tanto es así que la población de estos territorios en 1930, unas 80.000 personas, no varió en los últimos mil años, y su forma de vida tampoco[5].

Hay varios factores que han jugado un papel fundamental en la sociedad local de los Emiratos. De ellos destacan las estructuras tribales tradicionales, la falta de opciones económicas y el orden de vida islámico[6]. Y aunque todos confluyen, la tribu ha sido el pilar fundamental de la sociedad de estas tierras desde mediados del primer milenio antes de Cristo. En un principio, el desierto y las costas más allá de las montañas no estaban bajo el dominio de nadie, pero en un acto de supervivencia, las tribus pasaron a ser consideradas el bloque de construcción genealógica de esta sociedad[7]. Se organizaron en torno a un líder que debía proteger a sus miembros y estar abierto a sus opiniones. Un jeque que si traicionaba podía ser depuesto con facilidad, como ocurrió en multitud de ocasiones. Los líderes sabían que su posición dependía de garantizar que la riqueza se distribuya de manera justa. La influencia de las mujeres fue decisiva. A lo largo de la historia árabe, el matrimonio ha sido un medio de formar alianzas; las cuales aún hoy son notorias pues la mayoría de los líderes árabes modernos son aún pertenecientes a esas antaño grandes tribus beduinas[8].

Partes de esas tribus se trasladaron en pequeñas unidades a otras áreas, ya sea instalándose en el vecindario de las otras tribus o directamente invadiendo las tierras y, sobretodo, los recursos de otros grupos. De este modo, el sistema tribal se consolidó en el desierto y las tribus se expandieron a través del citado matrimonio y la alianza en confederaciones que llegaron incluso a contar con miles de individuos. No había fronteras que se separaran unas de otras, pero cada pozo de agua y wadi estaba claramente controlado por un grupo tribal. En esa sociedad del desierto, la disputa por el agua y el pastoreo era endémica.

Las familias estaban tradicionalmente obligadas a ayudar a sus parientes inmediatos y a su tribu. Entre la tribu, la hospitalidad era fuente de honor y orgullo. La gente estaba unida a su religión común del Islam. Los fuertes lazos de amistad permitieron que grupos relacionados o amigos compartieran actividades económicas. Un grupo tribal ayudaría a cuidar de sus propios animales domésticos, así como de las tribus afines o amigas[9].La filosofía beduina era y es muy simple, pero efectiva. Se basa en el hoy por mí mañana por tí, y esto en el desierto es una cuestión de supervivencia. Un código de conducta como este asegura la supervivencia de todos en un entorno difícil con recursos escasos; además de permitir el mantenimiento del estilo de vida nómada y la continuación del comercio. El núcleo de la familia beduina estaba muy unido y definido. Las mujeres se ocupaban de las tareas domésticas, como la búsqueda de agua, actividad esencial y muy complicada, la elaboración de pan y el tejido. Los hombres eran proveedores en tiempos de paz y guerreros terribles en tiempo de hostilidades[10].

Recordando esa tradición viva del desierto, los hombres se reunían bailando y cantando para recrear antiguas batallas y gratificantes cacerías usando palos y espadas, y posteriormente rifles. Bailes tradicionales populares que celebraban las virtudes de la victoria, el orgullo y el coraje. A esto le acompañaba la música Khaliji que es un estilo tradicional típico en el mundo árabe y, principalmente, de la región del Golfo. La música folklórica beduina tenía tambores y panderetas para convertir las palabras en canciones. A ello se le ligó la poesía nabati, que es un resultado original de la vida popular beduina, y se utilizaron letras para transmitir historias y valores[11]. A partir de esa rica historia de pueblos nómadas surgieron esas danzas o bailes folclóricos que hoy son una de las expresiones culturales más populares y símbolo de la identidad nacional en los Emiratos Árabes Unidos, y en otros de estos jóvenes países del Golfo Pérsico. Convertida en una actividad permanente en actos oficiales, eventos de diplomacia cultural y fiestas nacionales; y que, como digo, es frecuentemente bailada en los espacios públicos[12]. A continuación relato las tres danzas más importantes que hoy en día se practican.

Al-Ayyala

La danza folclórica Al-Ayyala se ha establecido durante mucho tiempo como un arte popular en los Emiratos Árabes Unidos y el noroeste de Omán. Esta representación que simula una batalla incluye, además de danza, poesía cantada y música de tambor. La palabra Al Ayala es una expresión de peligro inminente, y se cree que se usó para dar la alarma de una amenaza cercana mediante tambores y gritos. La actuación se usaba para infundir valor a los miembros de las tribus para defender su campamento y, después de que el ataque terminase, continuaban la actuación como un baile de la victoria[13].

Esta danza es realizada por dos filas de unos veinte hombres que se enfrentan entre sí, portando finas varas de bambú, que representan a lanzas o espadas. Los miembros de cada fila están de pie muy cerca el uno del otro, fuertemente entrelazados con sus manos alrededor de la cintura, lo cual simboliza la cohesión tribal y la creación de un frente común. Entre las filas se disponen una serie de músicos que tocan ouds, instrumentos de cuerda similares al laud; tambores utilizados para producir los sonidos rítmicos de acompañamiento y sincronización, incluyendo tanto tambores grandes con un sonido profundo (al-ras) como tambores más pequeños (al-takhmir); al-duffuf (panderetas) y al-tous (platillos de bronce). El parche del tambor suele estar hecho de piel de cabra y se toca con la mano o con hojas de palma[14].

La actuación es dirigida por un líder, Al Abu (el padre), que es el responsable de coordinar y mantener la armonía del ritmo en la actuación. Los bailarines confían principalmente en él porque sus ritmos generan entusiasmo y movilizan a las masas en esa teórica preparación para la guerra. Este actor principal suele ser un rol heredado y es responsable de capacitar a otros artistas, en consonancia con la idea del líder tribal (sheik), que se explicaba anteriormente.

El baile comienza cuando Al Abu da una señal específica. En ese momento los percusionistas comienzan a tocar sus tambores y las filas de hombres mueven la cabeza y los palos en sincronía con el ritmo del tambor y mientras cantan letras poéticas. Cada bailarín, que varía en edad y estatus social, se balancea rítmicamente al unísono mientras mueve la delgada vara de bambú al ritmo del compás y entonando cánticos al grupo contrario. Los danzantes van produciendo ciertos movimientos de baile que dan la sensación de guerra, y parece como si se estuvieran encontrando en el combate o en duelo con enemigos[15].

La melodía tiene siete tonos en un patrón repetido irregular, y la poesía cantada varía según la ocasión. Los poemas cantados, repletos de sentimientos de valor y caballerosidad, se consideran parte integral del espectáculo, dado que están relacionados con la poesía nabati. Se pueden elegir diferentes tipos de poesía según el espectáculo.

Además en la actuación también participan las Al Na´ashat, un grupo de mujeres jóvenes ornamentadas con coloridos vestidos tradicionales, llamados Al Mekhwar, y joyas doradas. Éstas se paran frente a las filas de hombres formando un semicírculo e inclinando su cuerpo y moviendo el pelo largo de lado a lado; es la llamada «na´asha» o «danza del cabello». Su actuación está en armonía con el ritmo de la música tradicional que acompaña a Al Ayala. Se afirma que el origen de Al Na›ashat en estas representaciones se remonta a las guerras en la antigüedad. En ese entonces, las mujeres jóvenes salían de sus casas y se quitaban el velo para levantar el ánimo de los hombres, con el fin de motivarlos a defender el honor de la tribu y recordarles su deber de procurar protección[16].

Junto a todos ellos, acompañando la actuación, hay un grupo de hombres conocidos como Al Jaweela, o «Al Yaweela» en dialecto emiratí (el nombre implica movimiento), que se mueven en un amplio círculo, caminando al ritmo de la música y agitando espadas o pistolas simuladas, que ellos ocasionalmente lanzan al aire y vuelven a atrapar.

Históricamente, Al-Ayyala siempre ha estado vinculado con la cultura y la valentía del desierto, y se considera uno de los rituales sociales importantes que contribuyen al espíritu de dignidad y honor de la tribu. Como se ha dicho representa un simulacro de batalla y describe la victoria de algunas personas sobre el ejército enemigo. Estas personas han sometido a sus enemigos para que pasen por la humillante experiencia de la derrota. Por estas razones, dicha danza refleja y materializa los valores de valentía, caballerosidad, heroísmo y poder beduino. Al-Ayyala se practica entre las comunidades que viven tanto en los oasis del desierto como en las ciudades costeras y del interior de los Emiratos. De hecho, esxisten dos tipos; el que se practica en las regiones marítimas y el que se realiza en el interior. Además, en la actualidad, se ha convertido en una parte integral de sus celebraciones, una tradición basada en el patrimonio y un espectáculo cultural que encarna su pasado y simboliza su identidad nacional[17]. Por esta razón, se realiza especialmente durante las celebraciones nacionales y eventos sociales o en presencia de jefes de estado, durante sus ceremonias de bienvenida. También se usa en conferencias y festividades, debido a su alto estatus en la sociedad como un medio clave de recreación y entretenimiento social.

Al Razfa

Una de las formas más conocidas del arte popular emiratí es Al-Razfa (Razafat). Este espectáculo popular combina la poesía con una danza que utiliza también finas cañas de bambú. Se sabe que esta danza surgió entre las comunidades y grupos beduinos en las áreas desérticas de la región de Dhafra, al oeste de la ciudad de Abu Dhabi, y de ahí se extendió por todas las ciudades y regiones de los Emiratos Árabes Unidos, tanto costeras como montañosas[18].

La banda varía entre 20 y 30 miembros, llamados Al-Razeefa o Al-Muzafnen, que se encuentran situados en dos filas enfrentadas entre sí a unos 10-20 metros de distancia. A su lado se sitúan algunos músicos, principalmente percusionistas. Los artistas se alinean uno al lado del otro, también en un signo de unidad. Un poeta recita un verso a la audiencia. Acto seguido, la primera fila repite ese primer verso y la segunda fila hace lo propio después. Repitiendo esto varias veces por ambos bandos. El poeta entonces recita el segundo verso a la primera fila y luego a la segunda fila. Continuarán con este modo de proceder hasta terminar el poema. Cuando se han recitado todos los versos, los intérpretes descansan y los bailarines o razzafeen toman el relevo; realizando una danza de balanceo, cruzándose entre las dos filas y de vez en cuando dibujando círculos con los rifles por encima de sus cabezas. Muchos cánticos son igualmente versos de la poesía tradicional nabati, cuidadosamente seleccionados para adaptarse a la ocasión. Al-Razfa juega un papel importante en la preservación de la poesía tradicional y, aún hoy, los poetas componen versos para estas representaciones.

Durante la exhibición, todos sostienen un palo en sus manos, usado tradicionalmente para controlar a los camellos. En el pasado, se cree que se usaban espadas o dagas en su lugar. El espectáculo se acompaña de un juego de espadas y disparos de rifle. La mayoría de las veces, los artistas están vestidos con trajes tradicionales aderezados con cinturones de cartuchos y ornamentadas dagas curvas típicas de la región (khanjar) que portan alrededor de sus cinturas. La actuación comienza con un puñado de personas a las que se van uniendo otras, convirtiéndose en un grupo más grande.

Aunque en el pasado se interpretó solo al ritmo de los tambores, en la actualidad se han introducido otros instrumentos musicales en la interpretación. Al-Razfa, que originalmente se realizaba como una celebración comunitaria de la victoria, ahora es muy popular como una forma de entretenimiento. Es un acto importante en reuniones sociales y bodas, ya que se considera una forma de celebración y expresión de gratitud y valor. Este arte otorga a los intérpretes y danzantes un sentido de identidad y comunicación a través de su interpretación, canciones y ritmos que se han mantenido en su patrimonio cultural durante muchos años, transmitiéndose directamente de una generación a otra a través de la participación y el aprendizaje[19].

Al Azi

Al Azi es un espectáculo que en su origen era realizado por beduinos de la región de Al Ain, en Abu Dhabi. Este lugar era la capital histórica debido a que estaba constituida alrededor de uno de los más importantes oasis, y desde allí se fue extendiendo a muchas otras partes de los Emiratos Árabes Unidos.

Inspirándose tanto en la poesía coloquial nabati como en la árabe clásica, los temas principales de los poemas de Al Azi son muy similares a los anteriores ejemplos: el orgullo por la familia, la tribu o los gobernantes. Consta de versos rimados al estilo de la poesía árabe tradicional, con refranes y proverbios intercalados en ocasiones en el poema. En sus versos, el poeta habla de la generosidad, el coraje y otras cualidades que ejemplifican para ellos la grandeza.

La poesía de Al Azi no incluye entonación estructurada, percusión u otro acompañamiento de instrumentos. Es entregado por un poeta o intérprete principal, respaldado por un coro de vocalistas masculinos. Este intérprete principal recita una pieza preestablecida de poesía tradicional, en la que el ritmo de cada verso varía del anterior, y que generalmente está impregnado de proverbios y dichos de la sabiduría tradicional. El poeta suplica recitando una pieza que invoca a Dios y una oración por el Profeta Mahoma. El coro masculino que se encuentra detrás de él, se mueve al paso del poeta o intérprete, haciéndose eco de palabras y frases específicas en respuesta y en ritmo al intérprete principal y respondiendo al unísono: al-mulk lillah («la soberanía pertenece a Dios»), a la vez que lo acompañan del levantamiento ritual de espadas y/o palos. Los miembros del coro sostienen rifles simulados y se colocan en filas detrás del poeta, que sostiene una espada. La actuación de llamada y respuesta transmite un sentido de unidad y solidaridad, mientras que las armas simbolizan el coraje y la lucha. Al Azi se caracteriza por las poderosas voces tanto del poeta como del coro que le «responde». De este modo su realización suele darse en función a la colaboración entre el poeta, que escribe y arregla los poemas, y el intérprete, entrenado con una fuerte y resonante voz. En ocasiones, y dependiendo de sus inclinaciones, el propio poeta puede interpretar los versos.

Con sus orígenes como una celebración de la victoria en el campo de batalla, la poesía de Al Azi se ha transmitido de padres a hijos durante cientos de años. Se clasifica como un arte de interpretación oral y es ciertamente popular para los emiratíes, ya que fomenta la cohesión y la unidad social y fortalece la afinidad con su tierra natal. Además sirvió como un medio importante para transmitir tradiciones, conocimientos y la forma beduina de relacionarse con la naturaleza.

Al Azi fue interpretado regularmente por las comunidades hasta mediados de la década de 1900, cuando las representaciones comenzaron a disminuir gradualmente. Debido al desarrollo, miles de habitantes se trasladaron del desierto a las zonas urbanas, y el auge económico de 1970 a 1990 llevó a los ciudadanos a abandonar el empleo en los sectores tradicionales y la cultura y las artes asociadas a tales actividades. A pesar de que el número de poetas ha disminuido considerablemente en los últimos veinte años, la práctica está disfrutando de un renacimiento desde hace varios años coincidiendo con su introducción en eventos nacionales; dándole así una gran cobertura en los medios[20].

Danzas de espadas y paloteos

En la exposición anterior a más de uno se le habrán venido a la mente los tradicionales bailes de espadas y de paloteos, tan populares por toda España. Mucho se ha escrito sobre su origen; la mayoría de las veces han sido catalogadas como danzas de origen «primitivo, celtíbero o ibérico»[21], o se han retrotraído a la Antigüedad Clásica, aunque no está muy claro cuál sea su procedencia.

Entrar a explicarles «es cuento largo», como diría Günter Grass, y no es objetivo de este texto. Julio Caro Baroja hace un impecable estudio en su libro El estío festivo[22] donde nos dice que la danza de espadas tiene un carácter menos «villanesco» que el paloteo y que por ello la primera es «objeto de especulaciones eruditas que la ponen en conexión con las danzas armadas de los griegos». Nos recuerda igualmente que aparecen en varios textos clásicos como es el caso de este famoso texto de El Quijote en el que se expone la danza de espadas como elemento de las «fiestas de boda» de un rico labrador. En ese famosos pasaje de las Bodas de Camacho, Cervantes dice así: «Tiene assimismo malheridas danças, assi de espadas como de cascabel menudo, que ay en su pueblo quien los repique, y sacuda por estremo, de çapateadores no digo nada, que es un juyzio los que tienen muñidos...«; y continúa después: «De allí a poco començaron a entrar por diversas partes de la enramada muchas y diferentes danças, entre las quales venía una de espadas de hasta veinticuatro zagales de gallardo parecer y brío, todos vestidos de delgado y blanquissimo lienço, con sus paños de tocar, labrados de varias colores de fina seda, y al que los guiava, que era un ligero mancebo, preguntó uno de los de las yeguas si se avia herido alguno de los dançantes. (...) y luego començo a enredarse con los demás compañeros con tantas bueltas y tanta destreza, que aunque don Quixote estava hecho a ver semejantes danças, ninguna le avia parecido tan bien como aquella».

Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana (1611), en su artículo «dança de espadas» la define de este modo: «Esta dança se usa en el reyno de Toledo y dançanla en camisa y en gregüescos de lienço, con unos tocadores en la cabeças, y traen espadas blancas y hazen con ellas grandes bueltas y rebueltas y una mudança que llaman la degollada, porque cercan el cuello del que los guía con las espadas, y cuando parece que se le van a cortar por todas partes se les escurre de entre ellas». También nos cuenta que estas danzas aparecen en «La Gran conquista de Ultramar», en «Guzmán de Alfarache» de Mateo Alemán, y que de ellas escriben Vicente Espinel, Lope de Vega, Jovellanos, etc.

Respecto a los paloteos (o paloteados), el mismo Caro Baroja nos dice que están menos documentados en nuestra literatura, debido a que «eran más rústicos y sencillos» y a que «estaban unidos a las fiestas religiosas más sencillas». Según comenta, el texto que utiliza el viejo diccionario «de Autoridades» lo define como «danza rústica que se hace entre muchos, con unos palos en las manos, como baquetas de tambor, con los quales bailando dan unos con otros, haciendo un ruido concertado al compás del instrumento».

Como digo, aún hoy las danzas de paloteo son una manifestación folclórica muy extendida por toda la península, aunque por desgracia se hayan perdido un gran número de ellas a lo largo del siglo pasado. Se puede constatar la presencia de las mismas en casi todas las provincias septentrionales, donde usualmente danzan a ritmo de dulzaina[23].

De ellos podemos encontrar importantes cancioneros, recopilaciones y documentos. En el Cancionero de Agapito Marazuela, por ejemplo, nos relata varios ejemplos de la provincia de Segovia, donde destaca en fama el pueblo Fuentelcésped; en el cual el 13 de junio festejan a Nuestra Señora la Virgen de la Nava. En esa fiesta ocho niños de diez a catorce años bailan incansablemente sus danzas de paloteo ante la imagen de la patrona. El que dirige las danzas y no para de brincar entre los muchachos se llama «zagarrón» y va vestido de blanco[24]. En otros lugares este tipo, medio director, medio bufón, se le conoce como «zacarrón», «mojigón», «botarga», «cachibirrio», etc. Cuando menos curiosa la comparación que se podría establecer con el líder de las danzas emiratíes descritas.

También interesante es el recopilatorio de Aragonés Subero[25] de las danzas de paloteo en la provincia de Guadalajara, donde entre las muchas que cita nos dice que en el paloteo de Galve de Sorbe es realizado por «nueve danzantes y el «zarragón», que lleva los palos huecos o rajados para hacer distinto ruido cuando los hace sonar, y para que no hagan daño cuando pega con ellos a los chiquillos»; o el paloteo de Utande donde se realizan las danzas de San Acacio al ritmo del laúd, más parejo a lo descrito anteriormente. También nos cuenta cómo en Molina de Aragón se realiza una Danza de Espadas que «simboliza la defensa, que hizo el Señorío de Molina contra los árabes, pero está indudablemente tomada de otra más antigua, ya que su primitivo significado es de rito fertilizante y fecundante, al igual que los paloteos; y añade que en la India existen muchas danzas similares».

Diferentes variantes en cada pueblo pero que, como comenta Fuencisla Álvarez Collado[26], son vertebradas por la indumentaria usada en ellas. Así pues «Las enagüillas en la sierra son nexo de unión con danzas de palos de Castilla y León y el País Vasco» mientras que «en los pueblos del llano encontramos una predominancia en la actualidad del traje napoleónico (...) con variaciones en los complementos». También explica que «entendiendo las danzas de paloteo como danzas rituales asociadas a festividades distribuidas alrededor del calendario de labores del ciclo del año,» aunque con particularidades locales, agrupándose mayormente entre mayo y septiembre «poniendo a priori de manifiesto una relación de festividades relacionadas con el comienzo o fin de las labores de la tierra».

De todo ello se ha tendido a decir que es una danza de origen guerrero y que reproduce alguna batalla pasada, en muchos casos de las batallas, de la «Antigüedad», de la «Reconquista» o de las «Guerras napoleónicas». Además existen ciertas interpretaciones de que son danzas de corte ritual[27], protector o de fertilidad, más vinculadas a sociedades agrícolas primarias, y, siendo en este caso las espadas y los palos usados símbolos de salvaguarda y defensa[28].

La escritora y viajera Wortley Montagu, ya en el siglo xviii relataba que «las costumbres de la humanidad no son tan diferentes como nuestros escritores de viajes nos quieren hacer creer», refiriéndose de las «costumbres y modales» de la gente que conoció en las tierras árabes en el siglo xviii; para decepción, sin embargo, de muchos de sus contemporáneos que esperaban relatos más salvajes sobre aquellas tierras. Se dice que Lady Montagu incluso estuvo tentada de «agregar algunas costumbres sorpresivas» de su propia invención para aplacar a los lectores, aunque al parecer desistió[29]. (19) Valga este artículo para constatar la afirmación de esta viajera inglesa. Y es que por muy diverso y dispar que fuera el ambiente y el entorno que se encontró, el ser humano siempre se las apañó mediante su ingenio y la creación de mecanismos similares para sobrevivir lo mejor que pudo.




NOTAS

[1] Jeremy Williams. Don’t They Know It’s Friday. A Cross-Cultural Considerations for Business and Life in the Gulf. Ajman, 2017.

[2]Héctor Rodríguez. El cuarto vacío. 31 de mayo de 2016. https://www.nationalgeographic.com.es/fotografia/foto-del-dia/cuarto-vacio_10403

[3]Edmund O’Sullivan. The New Gulf - How Modern Arabia is Changing the World for Good.

[4]Davidson, Christopher M. The United Arab Emirates: A Study in Survival. 2005 USA.

[5] Jim Krane. Dubai: The Story of the World’s Fastest City. USA, 2009.

[6] Arwa bint Faisal bin Sultan Al Qassimi. Biladi: UAE the Land of History and Home of the Future. Abu Dhabi, 2008.

[7] Milton Viorst .The storm from the East. The Struggle Between the Arab World and the Christian West. New York, 2007.

[8]Jeremy Williams. Don’t They Know It’s Friday. A Cross-Cultural Considerations for Business and Life in the Gulf. Ajman, 2017.

[9] Paul Grieve. Islam: Faith, Religion, Politics: the complete introduction. Londres, 2006.

[10] Thomas Patrick Hughes. Dictionary of Islam; Being a Cyclopaedia of the Doctrines, Rites, Ceremonies and Customs, Together with the Technical and Theological Terms, of the Mohammedan Religion. Nueva Delhi, 2001.

[11] Roudha Al Marri & Ilaria Caielli. UAE 101 Stories and Cultural Learnings. Dubai, 2018.

[12] Gulf News. Building a Nation: 40 Years of the UAE in Pictures. Dubai 2011.

[13] Gulf News. Building a Nation: 40 Years of the UAE in Pictures. Dubai 2011.

[14] Gulf News. Building a Nation: 40 Years of the UAE in Pictures. Dubai 2011.

[15]Roudha Al Marri & Ilaria Caielli. UAE 101 Stories and Cultural Learnings. Dubai, 2018.

[16] Gulf News. Building a Nation: 40 Years of the UAE in Pictures. Dubai 2011.

[17]Arwa bint Faisal bin Sultan Al Qassimi. Biladi: UAE the Land of History and Home of the Future. Abu Dhabi, 2008.

[18]Gulf News. Building a Nation: 40 Years of the UAE in Pictures. Dubai 2011.

[19]Arwa bint Faisal bin Sultan Al Qassimi. Biladi: UAE the Land of History and Home of the Future. Abu Dhabi, 2008.

[20]Arwa bint Faisal bin Sultan Al Qassimi. Biladi: UAE the Land of History and Home of the Future. Abu Dhabi, 2008.

[21] Ignacio Carral. Folklore de Castilla. Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Segovia, 1985.

[22] Julio Caro Baroja. El Estío Festivo. Fiestas populares de Verano. Círculo de Lectores. Madrid, 1992.

[23] Fuencisla Álvarez Collado. Las danzas de paloteo en Tabanera del Monte (Segovia): análisis del repertorio para dulzaina. Revista de Folklore nº 382.

[24] Carlos Blanco Álvaro, De Año y Vez. Fiestas Populares de Castilla y León. Caja España. Valladolid, 1993.

[25] Antonio Aragonés Subero. Danzas, rondas y música popular de Guadalajara. Inst. Marqués de Santillana. Guadalajara, 1973.

[26] Fuencisla Álvarez Collado. Las danzas de paloteo en Tabanera del Monte (Segovia): análisis del repertorio para dulzaina. Revista de Folklore nº 382.

[27] Marius Schneider. La danza de espadas y la tarantela. Ensayo musicológico, etnográfico y arqueológico sobre los ritos medicinales. Institución Fernando el Católico, Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2016.

[28] Fernando Lázaro Palomino. Danzas de paloteo en Aranda de Duero. Revista de Folklore nº 82.

[29] Lonely Planet Oman, UAE & Arabian Peninsula (Travel Guide) 2nd edition.



Danzas beduinas: danzas tradicionales de los Emiratos Árabes Unidos

REY ANTON, Pedro

Publicado en el año 2021 en la Revista de Folklore número 474.

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