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Revista de Folklore número

474



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Construcciones de falsa cúpula de planta rectangular. parideras, cuadras y casetas

MARTIN CRIADO, Arturo

Publicado en el año 2021 en la Revista de Folklore número 474 - sumario >



1. Introducción

En Castilla y León, cuando hablamos de construcciones de falsa cúpula de tipo pastoril, solemos referirnos a lo chozos. El chozo es una parte de un conjunto que se suele denominar corral, corraliza, tenada, taina, según zonas y pastores. El corral es por lo general una serie de varios espacios delimitados por muros de piedra en seco que se comunican entre sí por estrechas puertas que se cerraban con teleras. De esta manera, los pastores podían apartar las ovejas preñadas de las vacías, las paridas, o las lecheras. Es decir, un rebaño de ovejas era algo complejo y heterogéneo, y el pastor necesitaba esa variedad de espacios para poder organizarlo de la manera más cómoda y efectiva. Dado que los productos principales que se sacaban del rebaño eran la lana y las crías para carne[1], tanto lechazos como corderos, en los corrales había un lugar especial para los lechazos, las crías cuya única alimentación era la leche de su madre. Las ovejas madres salían a pastar con el rebaño, pero los lechazos se quedaban encerrados en un pequeño recinto techado, la paridera. Además de esta, en la mayoría de los corrales, había varios recintos protegidos con tejado, donde dormían las ovejas en invierno y cuando hacía mal tiempo en general. Antaño, estos espacios se techaban con materias vegetales, ramas de encina y roble, retamas. Era una gruesa capa de leña, de donde los pastores tomaban la que necesitaban para quemar, por lo que cada año se renovaba parcialmente. Esto es lo que se consideraba una tenada (del latín tigna, ‘leña’), que a veces por metonimia pasó a denominar todo el corral, sobre todo allí donde el clima es más riguroso y casi no existían los corrales descubiertos, como en las provincias de Burgos o Soria. Con el tiempo, sobre todo en ciertas comarcas, la cubierta vegetal se fue sustituyendo por tejas, incluso en aquellas zonas donde la leña abundaba.

El chozo es una construcción circular de piedra en seco que se cubre por aproximación de hiladas o falsa cúpula, abierta en la parte superior por un pequeño orificio o chimenea para que saliera el humo del fuego que solían encender dentro los pastores para cocinar y calentarse. El chozo, por tanto, es una construcción destinada a vivienda de los pastores (fig. 1).

Hay territorios donde construcciones de falsa cúpula de planta circular se emplean para encerradero o refugio del ganado, caso de las barracas de Menorca, por ejemplo, que tienen la planta circular como el chozo. En Castilla y León son pocas las construcciones destinadas a parideras o cuadras cubiertas con falsa cúpula, y tienen planta rectangular. A continuación, voy a presentar alguno de estos casos, de dos zonas ganaderas de esta región muy distintas, el Abadengo salmantino y el Cerrato palentino.

2. Lumbrales (Salamanca)

Lumbrales es la capital de una pequeña comarca del oeste salmantino, el Abadengo, cuya principal dedicación es la ganadería, sobre todo de vacuno y ovino. El territorio presenta una estructuración acorde con esta dedicación: pequeñas o medianas parcelas cercadas con muros de piedra en seco dedicadas a pastos. Las mejores, cuyo suelo está libre de grandes rocas y es más o menos fértil, son aradas y en ellas se cultivan cereales que son consumidos en verde por los animales, siguiendo la vieja costumbre del alcacer. En algunas de estas parcelas se hallan construcciones de tipo pastoril, chozos, abrigaños o refugios, corrales, etc. El conjunto de chozo, paridera y corral que veremos se encuentra en una parcela del noreste del término municipal, en el pago de Pocito Manzano, entre la carretera de Bermellar y el río Camaces, cerca de donde se alzan las ruinas del castro de las Merchanas (fig. 2). La pieza tiene un tamaño pequeño, algo menos de una hectárea, que viene a estar de acuerdo con lo que es la media en el término de Lumbrales.

El terreno es de monte bajo, con algunos ejemplares jóvenes de roble, y bastante rocoso. La parcela tiene forma trapezoidal, más ancha en su lado occidental, donde se halla un portillo que da a una especie de cañada bastante ancha que va hacia el norte, si bien oficialmente no se considera como tal sino como un camino (fig. 3). Esta es la parte más alta, y desde allí desciende suavemente hacia la cerca oriental, que se asoma a un vallejo por el que corre un arroyuelo y una senda.

El corral es un muro de piedra en seco, de planta cuadrada con las esquinas redondeadas. En el ángulo nororiental se abre una estrecha puerta que se cerraría con una telera. Un poco más abajo está la paridera, también de piedra en seco, de planta casi rectangular, si bien el lado oriental es curvo. En el centro tiene una puerta abierta hacia el noreste, construida con tres grandes losas (fig. 4). El interior no es muy alto, pero sí suficiente para que una persona se pueda mover con comodidad. La bóveda está construida por aproximación de hiladas, con mampuestos de mayor tamaño que los empleados en los muros. En el lado oriental, que se cierra en curva, son losas de tamaño mediano, pero en el occidental son mayores, grandes losas que contrastan por su tamaño con los mampuestos del muro (fig. 5). La abundancia de este tipo de piedras planas y grandes en esta comarca hace que se puedan construir bóvedas de aproximación de hiladas con pocas piezas, por lo que suelen tener poca altura, algunas parecen casi planas. Por otro lado, es más fácil que queden huecos entre ellas, por donde penetraría en viento y el agua si no se impermeabilizara con una capa de tierra. Más abajo está el chozo del pastor, de planta circular y forma cilíndrica, como es habitual en la comarca. La puerta se abre al este.

3. Corral del Dragón de Cevico de la Torre (Palencia)

El corral del Dragón está en el páramo de Capaperros, al noroeste del término municipal de Cevico de la Torre, junto a un ramal de la Cañada Real Burgalesa, cerca del límite con el término de Tariego (fig. 6). Es un corral pequeño, dividido por muros de piedra en seco, de metro y medio de altura, en tres apartados cuadrangulares que forman una especie de V invertida (fig. 7). Desde el punto de vista funcional, está dividido en tres partes. Junto al chozo circular, donde habitaban los pastores, hay una entrada que da acceso al primer recinto. Los otros dos tienen entradas independientes, cercanas también al chozo.

La paridera tiene, exteriormente, planta alargada que se estrecha en el centro y se redondea en los extremos, dando indicios de que, en realidad, se trata de dos chozos circulares, uno a la entrada y otro al fondo, que han sido unidos por un corredor (fig. 8). El perfil exterior de la construcción muestra esto de forma más clara. Se aprecia como dos torres en los extremos y una zona un poco más baja que los une.

La puerta presenta también rasgos muy originales y raros (fig. 9). Es un hueco muy alto para lo que es habitual en este tipo de construcciones y está fabricado como un arco de aproximación de hiladas, o falso arco, que se cierra con una gran piedra. Este tipo de jambas y muros inclinados que se van cerrando por aproximación de hiladas, con remate de una cubierta plana de grandes losas, esta técnica constructiva, se emplea por toda la paridera. Otro de los rasgos originales de este edificio es el que tenga varias ventanas. La mayor se halla sobre la puerta, y además se va ensanchando hacia arriba, hacia el dintel, al revés que la puerta (fig. 10). Enfrente, al fondo del todo hay otra ventana (ahora cegada con piedras), y una tercera en el centro del corredor, aprovechando la diferencia de altura entre las dos cubiertas de dicho corredor. Esto hace que el espacio interior estuviera muy ventilado, sin tener en cuenta que las dos falsas cúpulas de los espacios circulares tienen su centro caído, por lo ahora la sensación en el interior es más luminosa, pero supongo que ambas estarían cerradas como los chozos, y, como mucho, podrían tener un pequeño agujero de ventilación o estar totalmente cerradas[2].

Al entrar, encontramos un primer espacio circular con forma similar a un chozo. Frente a la puerta, se abre el hueco del corredor que comunica este espacio con el círculo del fondo (fig. 11). El corredor está construido por el mismo sistema de aproximación de hiladas que la puerta; estos muros se van acercando hacia arriba y el espacio superior se cierra con grandes losas que están colocadas a una altura descendente, al mismo tiempo que el corredor se va estrechando hasta llegar a una especie de portillo, sobre el que hay una ventana construida ingeniosamente en el techo aprovechando la diferencia de alturas (fig. 12). En efecto, el segundo tramo del corredor es algo más ancho y alto, con forma también de embudo, y desemboca en el chozo del fondo. La vista del exterior desde el este nos muestra una construcción esmerada de piedra en seco, levantada con pequeños mampuestos alargados. Su forma transmite la estructura interior originaria de dos chozos redondos y el corredor central (fig. 13).

4. Corral del Páramo de la Cuadra de Baltanás

Este corral se encuentra en los páramos que hay al norte de la capital del Cerrato, a la izquierda de la carretera que va a Valdecañas, donde la originalidad de esta construcción ha dado nombre a la zona, conocida como Páramo de la Cuadra (fig. 14). En realidad, estos corrales están al comienzo de un vallejo que rompe el páramo hacia el sur y es conocido cono Valdehornillos. Hoy día son terrenos roturados y sembrados de cereal, pero todavía quedan manchas de monte de encina y roble que hasta no hace tanto cubría buena parte de estos páramos.

Las paredes de los corrales están bastante destruidas y lo más interesante del conjunto es una cuadra rectangular con un chozo circular anejo, ambos construidos con piedra caliza del terreno en seco y falsa cúpula (fig. 15). Las dimensiones de la cuadra son modestas, un poco más de dos por tres metros, y muros muy gruesos de casi un metro. En el muro septentrional tiene un poyo corrido sobre el que se colocaría una comedera de madera para echar el pienso a los animales.

Para pasar de la planta rectangular a la circular de la cúpula, hay en las cuatro esquinas grandes pechinas formadas con las hiladas de piedras bastante planas que están colocadas en saliente (fig. 16). La cúpula se conserva perfectamente y, a pesar de estar muy ahumada por los fuegos que encienden dentro los cazadores, se aprecia su buena construcción. En la parte superior tiene un pequeño orificio que se tapa con una piedra móvil. Por fuera, esta cúpula presenta forma ovalada y está rematada con pequeñas lanchas colocadas con tierra formando una ligera caída para que desagüe bien (fig. 17).

5. Casetas de era de Villamediana (Palencia)

En las afueras de Villamediana, al sur y al oeste del pueblo, se conservan todavía las antiguas eras de trillar, si bien muchas han sido ocupadas por construcciones nuevas de uso agropecuario. El terreno tiene una ligera pendiente, desde el valle hacia el oeste, por lo cual las eras están construidas en terrazas, de manera que entre ellas hay muros de contención de piedra. Adosadas a alguno de estos, en el margen de la era, hay algunas que tienen casetas de piedra de planta rectangular que se cubren con falsa bóveda o de aproximación de hiladas (fig. 18). Estas casetas son amplias, de cuatro a cinco metros de longitud, y en ellas se cobijaban los animales de trabajo durante la trilla del cereal. En el Cerrato y más en Tierra de Campos, el trabajo era tan intensivo durante el verano que ni animales ni personas iban por casa en varias semanas. Dormían en la caseta, todavía de noche acudían a las parcelas a cargar el carro con el frescor del amanecer, acarreaban la mies a la era, trillaban en las horas de calor y aparvaban al anochecer.

En una era que está al sur del pueblo, junto a la carretera, hay una caseta adosada al muro de contención que formaba la era, ahora tierra de labor. Se accede por una puerta que mira al sur y tiene otro hueco en el muro lateral, una pequeña ventana en forma de aspillera. Al fondo, frente a esta ventanuca, hay un banco de obra, donde se colocaría un pesebre (fig.19).

La bóveda rectangular está construida sobre trompas en los cuatro ángulos, formadas por simples losas calizas. La bóveda no es muy alta y no llega a cerrarse por aproximación de hiladas sino por varias piedras planas (fig. 20).




NOTAS

[1] En la ganadería ovina tradicional, la leche, que es lo que hoy día da mayores rendimientos, solo se aprovechaba durante una corta temporada para hacer queso. Por lo general, se dejaba mamar a los lechazos hasta que se iban vendiendo, casi siempre en las fiestas de primavera, y después se ordeñaba durante el resto de la estación mientras había pastos abundantes, hasta junio.

[2] Sobre las formas de cerramiento que tienen los chozos pastoriles, véase Arturo Martín Criado, “Construcciones de falsa cúpula en el Valle del Duero”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares (CSIC), XLVII, 1992, pp. 303-358. Véase en concreto la página 319.



Construcciones de falsa cúpula de planta rectangular. parideras, cuadras y casetas

MARTIN CRIADO, Arturo

Publicado en el año 2021 en la Revista de Folklore número 474.

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