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Manuel García Matos. Datos biográficos
Manuel García Matos (Plasencia, Cáceres: 1912 – Madrid: 1974) fue un investigador reconocido a nivel nacional e internacional, tanto por su investigación de la música folklórica y flamenca, como por su labor compositora y pedagógica. Una de las obras que marcaría su vida sería el Cancionero musical popular español de Felipe Pedrell[2], motivado por ello, quiso realizar el mismo un trabajo de campo recogiendo melodías del folklore español (1933 - 1935). Entre las grandes autoridades extranjeras conocidas por Matos, cabría destacar a Kurt Schindler[3], musicólogo alemán que vino a España para realizar determinadas grabaciones y que, en su estancia por Extremadura, García Matos coincidió con él. Pronto se daría cuenta que, en la capital de España, Madrid, se encontraban los recursos documentales (bibliotecas, archivos, etc.) para las investigaciones y los músicos de prestigio, por ello se trasladó en el año 1941 en busca de un mayor conocimiento sobre la música popular española. Desde el año 1944 se le incluyó entre los investigadores del CSIC como colaborador permanente del Instituto de Musicología. Su labor fue realizar «misiones de campo» recorriendo bastantes regiones españolas para documentar el patrimonio musical «de labios de los nativos». Muy pronto comenzaría a publicar sus primeros trabajos importantes relacionados con el cancionero de Madrid, siendo reconocido su prestigio como catedrático interino de folklore en el Conservatorio Superior de Madrid (1951) y por la obtención de la Cátedra en el año 1958.
Manuel García Matos, grabó y documento muchos aspectos del folklore español, a pesar de todo ello, y promovido por su misión pedagógica, fue el organizador del Primer Congreso Internacional de Folklore de 1952, convocado en Mallorca, acontecimiento de relevada importancia al que se dieron cita folkloristas de todo el mundo, a destacar el etnomusicólogo estadounidense Alan Lomax, el cual, en diciembre de ese año, llegaría a Murcia para realizar sus grabaciones de campo.
En el año 1961 la casa discográfica Hispavox le encargaría al profesor García Matos, la dirección y realización de una obra discográfica bajo el patrocinio del Consejo Internacional de Música de la UNESCO, con un objetivo claro, recoger las tonadas más características de los pueblos de España con la idea de salvaguardar el folklore musical español. De esta forma el profesor iniciaría un viaje por toda España con la pretensión de conseguir material sonoro destinado para la Antología del Folklore Musical de España. A colación de este trabajo fueron publicadas tres antologías en los años sucesivos, 1960, 1971 y 1978, siendo esta última una obra póstuma preparada por su hija Mª Carmen García Matos bajo el título genérico Magna Antología del Folklore Musical de España.
Durante esta etapa de grabación y edición de trabajos sonoros, Matos fue por toda España impartiendo conferencias en colegios y centros culturales, sin olvidar el flamenco, convirtiéndose en un personaje transcendental dentro del estudio y conservación del folklore de nuestro país.
Sin la exigente investigación de García Matos, sería inconcebible el diseño del estudio del folklore en la España reciente y la pervivencia de muchos de sus incalculables tesoros. Gracias a su trabajo, con una visión global, se consiguió registrar más de 10.000 obras del acervo folklórico hispano, una labor promovida por su afán de recopilador[4], así lo demostró en la carta que Matos envió a Higinio Anglés en el año 1944 «tengo la certeza de que, por el amor que siento por esta actividad del folklore, ni regateo sacrificios ni ingenio para lograr eficazmente el objetivo de arrancar de las garras de la perdición y el olvido hasta el último ápice de lo que cada pueblo posee de sustancia folklórica». Sin la figura del catedrático, afirma Gabriel Sanabria, el eslabón intergeneracional estaría quizás perdido para siempre.
La Magna Antología del Folklore Musical de España: el caso de Murcia
Bajo el epígrafe genérico de Antología del Folklore Musical Español, el profesor Manuel García Matos recogió el fruto de sus trabajos de investigación y recopilación llevados a cabo por toda la geografía española durante el siglo xx. Sin duda alguna, Matos supo comprender y apreciar lo que representaba estas músicas interpretadas por el pueblo. A lo largo de la historia sonora de García Matos sus obras fueron editadas en discos de vinilo, casetes y discos compactos. La firma del profesor Matos con la discográfica Hispavox en el año 1955 sería de relativa importancia, ya que se iba a registrar sonoramente el folklore musical de España. Y así fue, Manuel García Matos recorrió junto a su equipo 115 comarcas, obteniendo 648 tonadas y toques de instrumentos musicales de cuerda, viento y percusión.
Tras el análisis y estudio de las ediciones, podemos observar los siguientes datos:
EDICIÓN | REFERENCIA | NOTAS |
1 | Antología del folklore musical de España, interpretada por el pueblo español. 4 LPs. Madrid, 1960. | Publicada en el año 1960 esta formado por unos 100 documentos sonoros, cuatro discos de vinilo y un folleto adjunto. Obtuvo diversos premios y ediciones internacionales. En esta etapa discográfica se editó el Cancionero Folklórico de Murcia (1963). |
2 | Antología del folklore musical de España, interpretada por el pueblo español. 4 LPs. Madrid, 1971. | Publicada en el año 1971 comprende cuatro discos de vinilo y un folleto adjunto. Esta compilación apareció como complemento de la primera Antología formada por unos 90 documentos sonoros. |
3 | Magna antología del folklore musical de España, interpretado por el pueblo español. 17 LPs. Madrid, 1978. | Colección realizada por su hija Carmen García Matos basada en las grabaciones de la primera y segunda selección, así como otras grabaciones que no habían sido publicadas hasta el momento. Un trabajo que recibió diversos premios por la importancia de su contenido. |
4 | Magna antología del folklore musical de España. 10 CDs. Madrid, 1992. | Remasterización de la tercera edición Magna antología del folklore musical de España, interpretado por el pueblo español. Trabajo formado por 364 canciones. |
Fuente: Tomás García Martínez, 2021
El profesor Manuel García Matos realizó las grabaciones para la primera antología española entre los años 1956 y 1959. Acompañado de un equipo técnico, llegó a Murcia con escasos medios, el trabajo de campo y las anotaciones musicales tomadas fueron realizadas por él mismo, ya que la gente que le acompañaba no tenía su conocimiento etnomusicológico. Debido a su relación con músicos de otras provincias, pudo tomar contacto con ellos, y así se facilitó el trabajo en la búsqueda de informantes. Con la compañía Hispavox se registraría los testimonios musicales de forma directa, sin intermediarios que pudieran deformar la transmisión de los temas recogidos.
1957 - 1958
El profesor García Matos recibió el encargo de realizar una antología sonora de canciones populares de todas las regiones de España, incluidas las insulares, tarea llevada a cabo desde el año 1957 a 1961, aproximadamente. Fruto de aquel trabajo efectuado durante este periodo, se produjo la edición de un primer volumen con canciones y láminas a color acompañado de tipos representativos de la geografía española, y cuatro discos, en los que se documentaba «una estudiada selección de cantos, interpretados en las propias aldeas». Grabaciones profesionales, realizadas con equipo de alta fidelidad bajo los auspicios del Consejo Internacional de la Música (UNESCO). Trabajo de gran importancia registrado en unas 18 horas de grabaciones para toda España. En lo que respecta a Murcia, fueron grabados el Mayo, el aguilando, Nana (canción de cuna) y Malagueñas huertanas, canciones anónimas por el aquel tiempo y que gracias a la difusión sonora dada por las ediciones discográficas, obtuvieron una importante popularidad, sobre todo el canto del aguilando interpretado por Juan Antonio Gambín Navarro «el Compadre»[5]. La Nana y la Malagueña huertana, fueron reproducidas de igual forma, pero sin tener la importancia conseguida por Los Mayos, una melodía incorporada unos años antes de la grabación al repertorio[6] de las dos campanas de auroros de Rincón de Seca.
Con todo aquel material se pretendía hacer una selección y editar el cancionero de la Huerta murciana, con tal objetivo se preparó una expedición en sucesivos años.
En el año 1957 los equipos de grabación Hispavox iban de gira por España[7], a la pedanía de Rincón de Seca (Murcia) llegaron para grabar «los más típicos cantos regionales de nuestro país». Los registros sonoros iban a ser efectuados por los hermanos cantores de ambas campanas de auroros (la del Rosario y la del Carmen), los auroros cantaron melodías de gran valor, destinadas para la Unesco con la finalidad de contribuir a la educación y cultura.
El salón, donde se instalaron los mencionados equipos, estaba repleto, el pueblo de Rincón de Seca se dio cita para presenciar con atención la conferencia del catedrático del Conservatorio de Madrid D. Manuel García Matos, donde mostró el trabajo que venía realizando por la Península, recogiendo los cantos populares. Ambas campanas de auroros interpretaron «los aguinaldos», con el solista Juan Antonio Gambín Navarro; «los mayos», con la solista Isabel Nicolás Moreno; «Malagueña», con el solista Antonio Ruipérez Campoy, para concluir con «Jotas» con el solista Tomás Amante Monteagudo. De esta forma observamos como uno de los temas musicales descritos en la prensa (jotas) no coincide con la pista sonora incluida en el disco de vinilo (nana), posiblemente se grabaron más temas de los que posteriormente se editaron en la primera selección.
Es a raíz de la nota de prensa publicada en el Diario Línea de Murcia[8] (1957), donde podemos localizar algunas de las voces que participaron en la grabación coral y solista, entre ellos destacó «Carmen Fernández Pérez, Carmen Hernández Alcaráz, Gloria Parra Montoya, María Ruíz García, Josefa Parra Ortuño, Manuel Ortuño Cánovas, José Ortuño Cánovas, Diego ¿? Moreno, Mercedes Orenes Cano, el niño Ricardo Castaño López» acompañados de los músicos «Pedro y Domingo Hernández Belmonte, Joaquín Ruíz Bolaño, Tomás Mirete Salmerón, José Córdoba Martínez y los auroros José Ruíz Molina, José Pellicer Nicolás, Antonio Juan y Manuel Ortuño Cánovas, Diego Ruíz Montoya, Antonio Parra Beltrán, Antonio López Vigueras, Joaquín Hernández Mirete y Francisco Ibáñez Mellado». Aquella tarde, aunque había mucha expectación por parte de los vecinos, no pudieron estar todos los componentes de ambas campanas, ya que varios de sus miembros estaban atendiendo sus labores profesionales.
1962
Manuel García Matos visitó la ciudad de Murcia a finales del año 1962 en busca de «los viejos cantos de las faenas agrícolas». La idea, tal y como indicaba el rotativo de La Verdad era buscar por la huerta el autentico folklore murciano. La expedición que el profesor García Matos organizó quería de igual forma «recoger canciones de baile, que en la región de murciana tienen especial fisionomía».
El día 1 de noviembre de 1962 salía desde Madrid a la ciudad de Murcia un equipo de grabación mandado por el folklorista Manuel García Matos. Gracias al reportaje proporcionado por La Verdad a la Agencia Logos, que elaboró un dossier especial enviado el 31 de octubre de ese año; podemos saber interesantes datos en relación al trabajo que Matos pretendía llevar a cabo en los pueblos de Murcia. La Academia Alfonso X «el Sabio» invitó a las campanas de auroros a visitar durante la festividad de Todos los Santos (1 de noviembre) el Cementerio de Nuestro Padre Jesús (ubicado en Espinardo), para rememorar una costumbre que, desde hace siglos se venía haciendo en los cementerios de la huerta de Murcia. Con motivo de tal efecto, el diario Línea a 31 de octubre de 1962 se hizo eco de la innovadora propuesta de rescatar la visita a las tumbas y las grabaciones de estos hermanos de la Aurora.
El día 1 de noviembre de ese año el diario Línea[9] apuntaba la presencia de los auroros de la Huerta en el cementerio de Espinardo, acompañados del incansable don Antonio Garrigós, con la intención de entonar salves en las tumbas de los murcianos ilustres. Para tal ocasión, los hermanos de la aurora fueron acompañados por los técnicos de una importante casa de grabación de discos, con su director al frente, con la intención de «estudiar las posibilidades de grabación de las composiciones que los auroros interpretan, para que estas viejas melodías no se pierdan y puedan ser conocidas en el mundo entero». Los técnicos que se desplazaron de Madrid a grabar el folklore murciano, escucharon con interés las melodías de los auroros.
La expedición quería documentar una completa selección de cantos representativos de la Región, haciendo un trabajo de campo por los pueblos de la Huerta, con la intención de grabar material y salvar el Cancionero en decadencia, no solo en Murcia, sino en otras regiones de España. Otro de los objetivos planteados era que las canciones de Murcia fueran conocidas en toda España y el extranjero, a través de la distribución sonora del material grabado.
El profesor titular de la cátedra de Folklore del Conservatorio de Música de Madrid, única por aquel entonces en toda España, venía trabajando desde los años 50 en la recopilación, estudio y difusión de las músicas de raíz. Su labor se centró de igual forma en el Instituto Español de Músicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, del que era miembro colaborador; de igual forma venía trabajando en la composición del Cancionero Popular español bajo los auspicios del Consejo Internacional de Música de la UNESCO. Por último, la Sección Femenina le encargó por aquel entonces la misión de recoger y estudiar este tipo de melodías y canciones del pueblo español, siendo publicadas solamente las de Castilla la Nueva, ya que tal y como indicaba al periodista de la Agencia Lagos para La Verdad, las de Extremadura y Andalucía estaban en curso[10].
Con motivo de las grabaciones realizadas entre 1957 y 1961, García Matos pretendía realizar un monográfico de Murcia, por ello preparó su viaje en noviembre de 1962 con el objeto de buscar por sus pueblos el material necesario. Matos tenía especial interés en «obtener las múltiples expresiones musicales que integran el vasto repertorio de los famosos “Auroros”», cofradías de huertanos organizadas desde hace siglos. Otro de los objetos de Manuel García Matos fue la búsqueda de los viejos cantos de las faenas agrícolas, por encontrarse en decadencia desde hacía algún tiempo. La pretensión de García Matos era registrar nuevos temas del folklore de Murcia para formar el citado Cancionero folklórico regional, tal y como informó a la agencia Logos, su propuesta era permanecer en Murcia de doce a quince días.
A finales de los años 50 e inicios de los 60, el popular escultor Antonio Garrigós, amante y defensor de los auroros de la Huerta, y Manuel Cárceles Caballero «el Patiñero», entablaron unos potentes lazos de amistad. El artista murciano vio en el joven de Patiño un rayo de luz en pro de la cultura tradicional de Murcia. Justo por aquellos años de grabación, en los que Matos estaba en Murcia en busca de informantes, este se apoyó en el defensor de los hermanos cantores de la aurora murciana para que le pusiera en contacto con trascendentales personalidades de la música, el folklore y la cultura, tal fue el caso de Manuel Muñoz Cortés (profesor) o Salvador Martínez (músico), importante contacto que, tal y como indica Emilio del Carmelo Tomás Loba[11] «supo orientar bastante bien al musicólogo García Matos sobre las joyas musicales que todavía quedaban vivas en la huerta de Murcia, el Bajo Guadalentín y Cartagena». Debido a este contacto pudo registrar a la Cuadrilla de Aledo, a la Campana de Auroros de Rincón de Seca, a los Auroros de Monteagudo o los cantes mineros de La Unión, entre otros. Dentro de su trabajo recopilatorio, documentó voces individuales, tesoros humanos de la tradición murciana, entre los que se encontraba Andrés Martínez Pina, «tío Abogao» de La Albatalía (Murcia) o el José López Belmar, conocido también como José «el Bolero» de Puente Tocinos (Murcia), sin olvidar la presencia de Manuel Cárceles, registrando de forma magistral su voz repleta de melismas en la Canción de Trilla.
¡Hale, hale!
¡Venga, vamos!, ¡Hale!
Tengo una jaca lucera
y otra morena,
que cuando van trillando
van muy serenas
¡Ay, que van muy serenas!
¡Hale, tira!
Y a la orilla, a la orilla,
y al medio, al medio,
ya está la parva trillada
venga el dinero,
¡Ay, venga el dinero!
¡Cuidao a la orilla!
¡Tráele agua nene, a las bestias estas!
El día dos de noviembre, el profesor García Matos y Roberto Plá (director artístico de la firma grabadora), recorrían gran parte de la vega murciana «en busca de viejos huertanos que recordasen canciones de laboreo», a duras penas encontraron a alguien que supiera interpretar tal melodía. En un golpe de suerte «dieron con uno, que, en efecto, medio se acordaba de la letra y la música». En la entrevista[12] concedida al rotativo de La Verdad, García Matos aseguraba que «esta búsqueda folklórica debió haberse realizado cincuenta años atrás. Las generaciones futuras tendrán constancia de unos valores musicales extraordinarios gracias a nuestra labor».
Tras varios días en Murcia, el equipo de técnicos grabadores decidía que escenarios iban a ser los adecuados para efectuar las grabaciones del folklore murciano. Al parecer, tal y como indicaba la prensa, fueron tres las «campanas» de auroros participantes (Monteagudo, el Rosario y el Carmen de Rincón de Seca), las cuales actuaron en el Casino de la ciudad de Murcia durante la noche del 3 de noviembre de 1962. El resto de agrupaciones, entre las que se encontraba Fernández Caballero y la Banda de la Academia del Aire de San Javier, lo hicieron aprovechando las magníficas condiciones acústicas del Teatro Romea de la ciudad. La grabación se realizó en dos microsurcos de treinta y tres revoluciones por minuto, uno de los ejemplares iba a ser dedicado exclusivamente «al folklore puro» y el otro «a motivaciones folklóricas modernas» entre las que se encontraba la pista denominada «La Parranda», ya que fue una composición registrada por vez primera usando letras populares del cancionero murciano.
La grabación comenzó el 3 de noviembre, la prensa regional se hacia eco de tal acontecimiento en amplio reportaje gráfico, imágenes realizadas por el popular Juan López (1914-1985). Roberto Plá, director artístico de la firma grabadora daba las órdenes antes un micro «¡Motor!… 1031, “Canción de trilla”, uno - uno», instrucciones técnicas que pasaban al tablero de mandos listo para registrar el sonido. Junto al equipo profesional, se registraba la primera estrofa del trillador:
De los cuatro muleros
que van al agua,
el de la mula torda
me roba el alma.
Grabación realizada durante un minuto y treinta y dos segundos por «el Comino» de Monteagudo, huertano de 64 años, 50 de ellos dedicados al cante. Este intérprete anónimo por aquel entonces no era otro que el auroro Mariano García Abellán (Monteagudo, 1898), hombre bueno de la huerta de Murcia, huertano, auroro, ejecutor de cantos de trabajo y actor en el popular auto de Los Reyes Magos con el papel de Jusepe[13]. La importancia de Mariano no queda descrita con estos detalles ya que debemos retroceder al año 1952, época en la que Alan Lomax visitó la población de Monteagudo para grabar aguilando, malagueña, repertorio de auroros y un canto de trabajo, grabaciones sonoras en las que Mariano García participó junto a Juan Valverde, Camilo Nicolás Alacid, Fernando Castejón, Juan Hernández Castejón, Manuel Castejón, Antonio Pardo Serrano, Francisco Bravo Reina y Juan Pedro López Sánchez, a la campana. La grabación en solitario fue documentada por Lomax como «en la orilla del río», una canción de trabajo, interpretada por García Abellán el 14 de diciembre de 1952[14].
EN LA ORILLA DEL RÍO. Coplas de trilla[15]
Y en la orilla del río
que llora Tomasa,
porque no tiene vino
que la calabaza.
La calabaza, nena,
que la calabaza.
En la orilla del río
que llora Tomasa.
A la orilla del río
que yo planté y puse
un albercoquerico
que de hueso dulce.
Que, de hueso dulce, nena,
que de hueso dulce.
Y en la orilla del río
que yo planté y puse.
Ay, a la orilla de una puerta
que llega un sediento,
si no le dan limosna,
que pobre averiento,
que pobre averiento, nena,
que pobre averiento,
Y en la puerta de un pobre
que llega un sediento.
La campana de auroros de Monteagudo aguardó en el «Congresillo» del Casino. Tras la tertulia, el profesor García Matos fue a por ellos para trasladarlos al salón de baile. Con esta grabación, los técnicos de sonido tuvieron algunas incidencias, ya que los hermanos de la aurora se movieron en varias ocasiones, tosieron y los técnicos tuvieron que llamar al silencio en más de una ocasión. Tras un carraspeo comenzaba la Salve cartagenera, sonido maravilloso, pero tuvo que ser interrumpida a los dos minutos y treinta segundos, algo falló. Los técnicos solicitaron a los auroros repetir la Salve. García Matos apuntó antes de iniciar la segunda toma «un momento señores, auroros, tosan, tosan cuanto quieran… ¿y que tal les vendría un vasito de vino?». El vino llegó y los «actuantes» se relajaron tras el trago de tinto, los regidores de sonido se entusiasmaron. Matos, Plá y el resto de equipo, quedaron maravillados antes las voces que los hermanos de la aurora de Monteagudo rezaron cantando.
Para seguir la grabación se acercaron representantes de la cultura murciana, entre tantos destacaron Antonio Garrigós, Agustín Virgili o José Viudes. Lo que tampoco faltó, fue público curioso en presenciar que estaba ocurriendo en el interior del Casino, quedando todos ellos en la puerta, ya que una grabación exigía mucho silencio.
La jornada del día 4 de noviembre fue denominada como «operación folklore», a lo largo del día se grabarían en el Teatro Romea los Cuadros murcianos de Ramírez por el Orfeón Fernández Caballero y la orquesta de músicos del maestro Mendoza Lasalle. Por la tarde, estaba prevista la grabación de las «campanas» del Carmen y Rosario.
Dentro de los personajes con los que García Matos trató, cabría destacar la figura de José López Belmar[16] (1890 - 1972), más conocido por «el Tío José el Bolero». Natural de la pedanía de Torreagüera (Murcia), nació el 12 de mayo de 1890. Sus primeros pasos relacionados con el baile los recibió de un maestro bolero que recorría la zona de Santa Cruz (Murcia). Participó en varios concursos de baile, actuó varias veces en el Teatro Romea (1905), en el Murcia Parque, de igual forma intervino para la filmación de un NO-DO que se efectuó en Murcia y su presencia era requerida en todas las fiestas. Una vez convertido en la figura de José «el Bolero», maestro de baile, el itinerario que hacía para enseñar los bailes comenzaba en Puente Tocinos, Monteagudo y regreso a Santa Cruz, instruyendo de casa en casa a mozos y mozas a través de jotas, sevillanas y toreras. Tras conocer a su esposa, María Alarcón Gambín, se trasladó a vivir a Puente Tocinos, dedicándose al negocio de compra y venta de cerdos y mulas, sin abandonar en ningún momento el baile. Fue profesor en la SEU y Sección Femenina. Durante la Navidad tocaba las postizas y cantaba el aguilando acompañado por «el Platillero» en las nueve misas de gozo que se celebraban en el pueblo de Puente Tocinos (Murcia). A lo largo de su trayectoria enseñando los bailes gozo de una importante popularidad en todo el territorio de la Huerta.
En 1962 el profesor Manuel García Matos realizaba la grabación en el salón de baile del Casino de Murcia sobre folklore murciano. En ese tiempo, José López Belmar tenía 73 años y un amago de parálisis en el lado izquierdo. Durante su intervención, acompañado de la guitarra, interpretó varias malagueñas, entre ellas, la malagueña de la madrugá, «joya de la etnomusicología murciana tanto por su toque como por su difícil entonación y ejecución melismática[17]» y una Malagueña por Arriba. Durante la grabación, por iniciativa de Antonio Garrigos, «el Bolero» grabó otros estilos de malagueña. Las descripciones publicadas en el diario La Verdad de Murcia el 4 de noviembre de 1962, indicaban sobre José «es el único, en veinte leguas a la redonda que canta y toca a la guitarra las malagueñas murcianas más viejas y más sensacionales que escucharse pueda». Tanto el profesor Matos como el ingenio Plá se frotaban las manos con el descubrimiento de José López. Durante la entrevista realizada por el periodista Galiana al cantaor, exclamaba que llevaba cerca de treinta años sin cantar las coplas de malagueña, es decir desde los años 30, haciendo coincidir con el periodo de la Guerra Civil (1936 - 1939). En sus interesantes declaraciones el músico revelaba que las coplas interpretadas eran «canciones de ronda», cantadas por lo general al llegar el fin de semana. Durante su vida, como indicamos anteriormente, José fue maestro de baile, por eso la denominación de «el Bolero» el cual «iba enseñando a las mocicas, de casa en casa, jotas, sevillanas, toreras». Las coplas registradas dentro de la malagueña de madrugada fueron:
Ni la quiero ni me alumbra,
la luz de la madrugada
lo que me alumbra es tu cara,
ya no quiero sol ni luna
que la luz de la madrugada.
Sabrás que soy palomo
y no tengo palomar
a las montañas me asomo,
y me meto en tu bancal
y el mejor grano me como.
Mis ojos lloran por verte
tu redoblas mi martirio
tan desgraciada es mi suerte,
que te quise con delirio
y tendré que aborrecerte.
De igual forma, se registró una malagueña bajo la denominación de malagueña de arriba, en la que, acompañado de guitarra española, fue arropado con exclamaciones realizadas por algunas personas que se encontraban presentes en la sala del Casino. Las coplas que interpretó fueron las siguientes:
Eres clavel escogido
de la más frondosa rama
gracias a Dios que he sabido,
que tu María te llamas
pero no se tú apellido.
Pensando en ti me dormí
retrato del mismo cielo
ahora me encuentro sin ti
para mi que desconsuelo
cielo que será de mí.
Todos los días lo lavo
el pañuelo que me diste
con lágrimas de mis ojos
de ver que me has olvidado.
Los nervios afloraron ante las máquinas de grabación, en realidad José López acudió a la cita por la insistencia del «Tío Garrigós». En las declaraciones de José se pueden desprender varias denominaciones, entre ellas la de «malagueñas de la madrugá» o «malagueñas gitanas». El reportero Galiana preguntó «¿sabe de algún huertano que entienda de malagueñas?», a la que José respondió «Viven tres: Celestino, que está peor que un servidor, Manolo Pérez y Dieguito Sánchez».
Matos en las grabaciones intentaba buscar a los mejores representantes del folclore musical, el investigador consideraba al intérprete como un profesional, con la intención de reflejar y grabar la perfecta interpretación de los cantos populares, se buscaban los mejores medios y espacios con exquisitas sonorizaciones para registrar un buen sonido. Matos evitó los escenarios naturales (romerías, plazas, huertas o campos) donde en realidad se producía el ritual y sus cantos de forma natural, restringía la naturalidad de la expresión festivas para ampliar las calidades técnicas, sus grabaciones las efectuaba en lugares adecuados para la buena toma de sonido (Real Casino de Murcia o Teatro Romea).
La estancia del catedrático García Matos en la Región fue más allá de la capital y su huerta, aprovechando sus contactos, recogió piezas del campo de Caravaca de la Cruz[18]. Fue acompañado por el matrimonio Garrigós, Francisco Martínez Mirete de Caravaca de la Cruz, sacerdote Antolinez y otros murcianos para grabar «el cancionero folklórico de Murcia». La idea que tenían era «obtener las muestras de los campos caravaqueños», por ello se reunieron en la pedanía de Archivel, en aquella ocasión gozaron «oyendo cantar y bailar a diversos grupos».
Tras su estancia en Murcia, el profesor García Matos publicó un intenso y extenso artículo[19] en Hoja del Lunes (3 de diciembre de 1962). En los momentos previos a su regreso para Madrid, Matos fue entrevistado para dar cuenta de su misión de estudios folklóricos y para mostrar su opinión sobre los cantores de la Aurora de Murcia, donde se recogió «son los auroros uno de los productos más bellos, típicos y admirables del folklore murciano, siendo elevado el interés que entrañan considerados bajo cualquiera de los aspectos que en ellos se dan». En relación al origen de estos grupos vocales, Matos establece una fecha aproximada «aunque oscura, o no bien determinada hasta o de hoy, la fecha de su nacimiento, posible es que la de su verdadera cristalización se sitúa hacia el segundo tercio del siglo xvii o poco antes» y es que, para el músico e investigador de la raíz sonora de España, los auroros posiblemente comenzaron a proliferar en España sobre el siglo xvi, momento en el que apareció la exaltación al Santo Rosario. Sobre este tema, el profesor estaba bien documentado, ya que aludía a ejemplos relacionados con la iglesia de Santo Domingo en Murcia, germen o foco de esta tradición religiosa. Como buen conocedor de la música española y como estudioso del folklore, García Matos hace una de las primeras descripciones sobre la forma que estos hermanos de la aurora de la huerta murciana tienen «dejando a un lado el problema de sus fuentes, que en casos se denuncian cultas, aunque con adiciones transformantes de sello popular, el rasgo que sustancialmente más las avalora y realza es el del modo como son ejecutadas. Cual es sabido, son entonadas a varias voces, es decir, polifónicamente, discurriendo cada línea melódica en régimen armónico de terceras alternadas, por veces, con sextas. Procedimiento tal, no puede decirse excepcional, por cuanto en otras provincias españolas lo vemos también aplicado a determinadas especies cancionísticas. Pero es que de añadidura en los cantos de los «auroros» aparecen otras dos voces, la una más baja que las principales y la segunda más aguda, cuyo cometido general es el de cantar en notas de «pedal» o «bordón» sobre los grados de la «dominante» y la «tónica», no siendo, empero, constante o único ese proceder, sino que, por momentos, ambos «pedales» se producen al unísono activado, o, alguno, o los dos, cesan en silencio súbitamente para sonar de nuevo poco después de manera inesperada; o bien el uno, o el otro, se desliza a doblar o a asumir alguna de las voces melódicas; o ya a adornar o redondear algún diseño o cadencia de éstas mediante agregados armónicos o de caudas melismáticas, combinaciones éstos, o juegos, que hacen que el efecto coral resulte seductoramente extraño y vario de contrastes y bellísimo y conmovedor en la totalidad de su expresión. Todo ello, ya, supone un singularísimo y típico fenómeno folklórico de creación genuina murciana; hasta lo de ahora, al menos, nada igual o parecido he hallado yo en las tradiciones populares musicales de las demás regiones de España, todas las cuales he visitado y estudiado más o menos ampliamente».
A colación del artículo clarificador de Matos, el acérrimo defensor de los auroros de Murcia, Antonio Garrigos publicó[20] un artículo en la Hoja del Lunes (10 de diciembre de 1962), en el que comentaba la satisfacción a raíz del escrito trasmitido por Manuel García Matos sobre el valor folklórico de los auroros en Murcia. El representante de la UNESCO en España, sorprendió a muchos murcianos con el juicio crítico efectuado sobre estos grupos de hombres portadores de una singular costumbre.
El viaje del profesor García Matos provocó que la Diputación de Murcia pusiera atención en las grabaciones del Orfeón y en las campanas de Auroros, también se propició a que se sumaban algunas de las primeras grabaciones orquestales sobre bailes populares murcianos. De esta forma en el año[21] 1963 se editaba la primera colección de bailes murcianos transcritos para orquestaba realizados por los profesores José Salas y Missotti Littel. Un trabajo integrado por la Parranda murciana, Murcianas o malagueñas murcianas, Jota murciana de Gómez Templado, orquestadas las tres por el maestro Massotti; y el Zángano, en adaptación del maestro Salas.
Ese mismo año se editó el Cancionero folklórico de Murcia, de la Antología del Folklore Musical de España, un trabajo efectuado por Manuel García Matos e interpretado por el pueblo español. En este caso las pistas sonoras registradas en el volumen de Murcia fueron: El Mayo, Malagueña huertana I, La Pascua, Parranda, Nana, Salve del Rosario: auroros, Marcha de Pascua I, Minera 1, De siega, Malagueña «de arriba», Jota navideña[22], La Trilla, Cartagenera, El Aguilando, Salve de San José: auroros, Marcha de Pascua II, Minera 2, El Sacerdote: auroros y Jota. La prensa[23] de Murcia publicó una noticia el 22 de junio de 1963 en la que se anunciaba a los amantes de la música regional de Murcia que la famosa casa Hispavox ya tenía casi preparada la salida al mercado del disco Cancionero folklórico popular de Murcia. De igual forma se tenía pensado editar otro disco más pequeño en el que aparecía el grupo de Patiño «Virgen de la Fuensanta» y el Orfeón «Fernández Caballero».
En la Magna Antología se pueden encontrar piezas de flamenco registradas en La Unión – Murcia. Como se indicó en las primeras páginas, García Matos trabajó de forma apasionada el arte del flamenco, y en Murcia pudo rastrear algunos palos del flamenco. Asensio Sáez, entusiasta del flamenco, recordaba en una entrevista[24] realizada en el año 1975 con motivo del fallecimiento del musicólogo, el proyecto sonoro que realizó en La Unión, cuna del cante de las minas, altar mayor de muchas coplas. En esta ocasión solicitaba material vivo para sus «estupendas antologías musicales». En las declaraciones ofrecidas por Asencio Sáez al rotativo de La Verdad explicaba que por aquel tiempo se intentó localizar a un «cantaor de bandera, protagonista de cartel a cuatro tintas», pero curiosamente Matos se opuso «¡no, por favor, buscadme un minero a seca!». Sin duda alguna para el etnomusicólogo importaba antes el «quejío del terreno», el drama de la copla brava, desnuda y solitaria, la prefería antes que el cante domesticado, cuyo fruto de la flor preciosa de invernadero.
1969
La relación de Manuel García Matos con Murcia fue muy satisfactoria, el profesor y músico volvía a visitar la ciudad de Murcia en octubre de 1969[25] con motivo del Festival Internacional de Folklore del Mediterráneo. En sus declaraciones al diario Línea, Matos apuntó que «Murcia tiene un rico y variado folklore», y es que el cancionero folklórico de esta tierra supuso una de mas mayores satisfacciones para García Matos. Por aquel tiempo regentaba la catedra del Conservatorio de Madrid y a su vez ejercía como profesor del Instituto de Musicología del Instituto de Investigaciones Científicas.
Conclusiones
Por lo general, el patrimonio sonoro, fotográfico o documental suele olvidarse al fallecimiento de su interlocutor, desapareciendo de esta forma la unidad documental de todo el proyecto. En este caso, el legado de Matos fue salvado, protegido y divulgado gracias a su hija María del Carmen García, la cual dedicó parte de su vida al cuidado de la obra y a la edición de materiales como la Magna Antología. Grande fue la obra del profesor, pero suspensa, ya que dejó una importante obra literaria y sonora sin escribir. Pensamos que faltan por escribir muchos resultados de las investigaciones realizadas sin revelar, estudios que habría dado una visión más global a la que realizó hasta los años 60 del pasado siglo xx.
BIBLIOGRAFIA
AA.VV.: Estudio de la Magna Antología del Folklore Musical de España de Manuel García Matos. Madrid: CIOFF, 2011.
Pedrell, F.: Cancionero musical popular español. 4 vols. Barcelona: Boileau et Bernasconi, 1919 – 1922.
Sanabria, G.: «Manuel García Matos. El músico folklorista». Interfolk, Nº 54. Madrid: Asociación cultural El Almirez, 2012.
Subirá, J.: «Un insigne folkorista español: Manuel García Matos». Revista de Ideas Estéticas, Nº 126. Madrid: CSIC, 1974.
Tomás Loba, E. C.: «La producción musical de Manuel Cárceles Caballero “El Patiñero”». Cangilón, nº 31. Murcia: Asociación de amigos del Museo de la Huerta de Alcantarilla, 2008.
Tomás Loba, E. C.: «Un maestro bolero de la huerta de Murcia. José López Belmar, el Tío José “el bolero”». Cangilón, Nº 32. Murcia: Asociación de Amigos del Museo de la Huerta de Murcia, 2009.
Vila, M.: «Juan Antonio Gambín Navarro “el Compadre”». Aldaba. Murcia: Federación de Peñas Huertanas, 1986.
PRENSA
Archivo Municipal de Murcia
La Verdad
Línea
Hoja del Lunes
NOTAS
[1] SUBIRÁ, J.: «Un insigne folkorista español: Manuel García Matos». Revista de Ideas Estéticas, Nº 126. Madrid: CSIC, 1974.
[2] PEDRELL, F.: Cancionero musical popular español. 4 vols. Barcelona: Boileau et Bernasconi, 1919-1922.
[3] Berlín, 17 de febrero de 1882 - Nueva York, 16 de noviembre de 1935, fue un compositor, director, folclorista y musicólogo alemán nacionalizado estadounidense. Fue el primer investigador extranjero que realizó en España trabajos de campo, grabando en discos de aluminio un millar de tonadas de canciones y bailes.
[4] SANABRIA, G.: «Manuel García Matos. El músico folklorista». Interfolk, Nº 54. Madrid: Asociación cultural El Almirez, 2012.
[5] Juan Antonio Gambín nació en la pedanía murciana de Rincón de Seca el 18 de septiembre de 1903, siendo el primero de los hijos de una familia numerosa. Apodado «el Compadre» en honor a su padre, llevó hasta el final de su vida mencionado apelativo. A lo largo de su trayectoria le tocó vivir epidemias, como la de la gripe del año 1918; guerras, como la guerra civil española (1936), la postguerra y momentos de angustia y sacrificio. Este hombre bueno de la huerta de Murcia fue un carmelitano de corazón, enamorado de la Virgen del Carmen y de los auroros, con lo que pasó toda su vida. Fue Hermano Mayor de la Hermandad de Auroros de Nuestra Señora del Carmen de Rincón de Seca, popular aguilandero, viajó por toda España y parte de Europa llevando su arte junto a sus hermanos (Antonio Ruipérez Campoy, Juan José Ortuño, Antonio Ortuño, el tío Chico Macario, etc.). Entre sus logros internacionales cabría destacar la presencia de los Auroros de Rincón de Seca en el Festival Mundial de Nancy de 1979 (Francia) done efectuaron un amplio repertorio de salves y música popular de la Huerta. VILA, M.: «Juan Antonio Gambín Navarro “el Compadre”». Aldaba. Murcia: Federación de Peñas Huertanas, 1986.
[6]Los Mayos fueron resucitados el 18 de mayo de 1957 por Antonio Garrigós, ayudado de Salvador Martínez Marín-Baldo y a un grupo de hombres y mujeres, auroros y músicos de Rincón de Seca: con la parte musical Antonio Mateos (Campana Nuestra Señora del Carmen de Rincón de Seca) y José Parreño (Campana Nuestra Señora del Rosario de Rincón de Seca) con la parte vocal. La melodía recuperada en los años 50, y documentada por García Matos en sus grabaciones, no fue la que Verdú editó en el año 1906, por el contrario, esta nueva melodía fue traída de Castila La Mancha a la misma huerta de Murcia. García Baro. La Verdad, 8 de mayo de 1957.
[7] Durante muchos años el profesor García Matos fue realizando trabajo de campo. En el año 1955 formalizó la firma con la discográfica Hispavox para recoger 648 tonadas y toques instrumentales de toda España.
[8] Línea. 10 de septiembre de 1957, p. 12.
[9]Línea. 1 de noviembre de 1962, p. 2.
[10] La Verdad. 1 de noviembre de 1962, p. 1.
[11] TOMÁS LOBA, E. C.: «La producción musical de Manuel Cárceles Caballero “el Patiñero”». Cangilón, nº 31. Murcia: Asociación de amigos del Museo de la Huerta de Alcantarilla, 2008.
[12]La Verdad. 3 de noviembre de 1963, p. 2.
[13] Agradecimiento a Magdalena Pérez y a Pepe Zomeño por la información facilitada.
[14]http://www.culturalequity.org/
[15] Canción de trilla grabada a Mariano García Abellán por el etnomusicólogo estadounidense Alan Lomax el 14 de diciembre de 1952 en la pedanía de Monteagudo (Murcia).
[16]La Verdad. 24 de abril de 1984, p. 49 y 50.
[17] TOMÁS LOBA, E. C.: «Un maestro bolero de la huerta de Murcia. José López Belmar, el Tío José “el bolero”». Cangilón, Nº 32. Murcia: Asociación de Amigos del Museo de la Huerta de Murcia, 2009.
[18]Línea. 28 de agosto de 1966, p. 24.
[19] García Matos, M.: Los Auroros, una joya, y de las más estimables, del folklore hispano. Hoja del Lunes. 3 de diciembre de 1962, p. 8.
[20] Garrigós, A.: Otro juicio sobre los «Auroros». Hoja del Lunes. 10 de diciembre de 1962, p. 8.
[21]La Verdad. 19 de enero de 1963, p. 4.
[22] En la interpretación de la Estudiantina navideña grabada por Matos, se observa un grupo de voces femeninas y masculinas. Tras las conversaciones mantenidas con los informantes de diversos lugares de la huerta y la ciudad de Murcia, podemos llegar a la conclusión de que la grabación concreta de esta Estudiantina con aire navideño se grabó con personal procedente de varias agrupaciones existentes en aquel momento.
[23]Línea. 22 de junio de 1963, p. 5.
[24] La Verdad. 13 de julio de 1975, p. 28.
[25]Línea. 11 de octubre de 1969, p. 6.