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Introducción
Como sucedía con otros muchos niños de mi generación, mi madre y mi abuela cantaban para mí y para mis hermanos en casa. Cantaban y contaban mucho. De memoria puedo citar y recitar aún bastante de aquel caudal oral que nos llegaba durante esos años infantiles: cuentos, canciones, adivinanzas, trabalenguas... pero que hoy, con la llegada de otros entretenimientos mucho menos entrañables, parece estar ya en serio peligro de extinción. De entre todo esto una canción me ha acompañado hasta la edad adulta porque nunca terminé de comprender su significado ni de ubicarla en el ámbito de lo real o de lo imaginario. Se trata de una canción que a mí me cantaban para ir a dormir y que contenía una palabra extraña, alpino, que nadie supo explicarme entonces. Me estoy refiriendo a la canción de Los tres alpinos o Eran tres alpinos, como también aparece recogida en varias antologías de folclore infantil español. Su letra, en versión de Isabel María Lucas Lucas (recogida en Cáceres en noviembre de 2019), siguiendo la de su madre, Felicísima Lucas Collado, nacida y criada en Arroyo de la Luz (Cáceres), es esta:
Eran tres alpinos que volvían de la guerra,
eran tres alpinos que volvían de la guerra,
ría, ría, rataplán,
que volvían de la guerra.
Y el más pequeño traía un ramo de flores,
y el más pequeño traía un ramo de flores,
ría, ría, rataplán,
traía un ramo de flores.
Y la princesa que estaba en la ventana,
y la princesa que estaba en la ventana,
ría, ría, rataplán,
que estaba en la ventana.
Pequeño alpino[1], regálame esas flores,
pequeño alpino, regálame esas flores,
ría, ría, rataplán,
regálame esas flores.
Te las regalo si te casas conmigo,
te las regalo si te casas conmigo,
ría, ría, rataplán,
si te casas conmigo.
Para casarme has de hablar con mi padre,
para casarme has de hablar con mi padre,
ría, ría, rataplán,
has de hablar con mi padre.
Oh, señor rey, me caso con su hija,
oh, señor rey, me caso con su hija,
ría, ría, rataplán,
me caso con su hija.
Fuera de aquí o te mando fusilar,
fuera de aquí o te mando fusilar,
ría, ría, rataplán,
o te mando fusilar.
Yo no me marcho si no es con la princesa,
yo no me marcho si no es con la princesa,
ría, ría, rataplán,
si no es con la princesa.
Al día siguiente moría fusilado,
al día siguiente moría fusilado,
ría, ría, rataplán,
moría fusilado.
Y la princesa también murió de pena,
y la princesa también murió de pena,
ría, ría, rataplán,
también murió de pena[2].
En busca de una canción misteriosa
Como decía, la primera pregunta que se hace un chaval nacido en el árido interior español a finales de los años setenta es: «¿Qué diablos es un alpino?». Que eran tres soldados –por eso de que volvían de la guerra– era la respuesta obvia, pero nada más. Y es que un niño curioso quiere saberlo todo. No se conforma con la vuelta a casa de un joven militar que ve a una princesa asomada al balcón. Un primer elemento útil para mi interpretación infantil de esta canción vino al ver un documental en el que se hablaba de las flores alpinas: una flora colorida y variada que crecía a una gran altura en la zona de los Alpes, y yo imaginaba que habrían de ser esas las flores que el soldado llevase en sus manos y que, por lo diferentes a las que crecían en el llano, habrían de haber gustado mucho a la princesa. Aunque aquello no tuviese ningún fundamento, ya sabía, al menos, que un alpino era alguien vinculado a zona de los Alpes.
Sin embargo, sobre su origen, sobre dónde nació la tonada, sobre la historia de dicha canción no se encuentra apenas nada. En efecto, es una canción a la que es muy difícil seguirle la pista. Si comenzamos a tirar del hilo tropezaremos con una complicada madeja dificil de desentrañar. Aunque ahora, con eficaces medios virtuales a nuestra disposición, podemos afirmar que se trata de una pieza que bebe directamente del repertorio musical del denominado Corpo Alpino o, simplemente, Alpini[3], parte de la infantería de choque del Ejército Italiano[4], cuyo elemento más característico es el sombrero color verde botella que tiene cosida una larga pluma en su lado izquierdo.
Comenzaremos diciendo que la zona del norte de Italia es de una gran riqueza musical, patrimonio de hombres y mujeres ligados a la montaña, aguerridos y habituados al frío y la nieve, que han conservado muy sonoras canciones que influenciaron a escritores de la talla de Chino Ermacora (1894–1957) o Guido Gozzano (1883–1916), quien tomó las cadencias rítmicas de varias de estas canciones para componer algunos de sus poemas[5]. Según algunos especialistas, este haber musical, además de recordar pasajes militares basados en hechos reales, fragmentos de historias ocurridas en las guerras, gestas de montañistas, lances amorosos, etc., tiene como fin alentarse y darse ánimo antes o después de las duras escaladas[6].
Volviendo a lo que nos ocupa, sólo muchos años después he conocido, por fin, el trasfondo histórico de la canción. También he podido comprobar que gran parte de lo que se dice en los artículos o manuales de folclore sobre los orígenes de esta canción –aparentemente infantil– es equivocado o inexacto. Aún así, en la escasa bibliografía que existe al respecto se pueden espigar algunos datos constatables, por ejemplo, que la canción española tiene raíces francesas; digo esto aludiendo a la vieja tonada militar de los Trois jeunes tambours (Tres jóvenes tamborileros), que ciertos folcloristas han fechado en el transcurso de las Guerras Napoleónicas (1803–1815), si bien, otras fuentes afirman que su origen se podría datar con certeza en 1745, tras la batalla de Fontenoy, en el marco de la Guerra de Sucesión Austríaca (1740–1748), en donde los franceses lucharon junto a los hombres del Ducado de Módena y Reggio y los de la República de Génova (territorios del norte de la Península Itálica que ahora forman parte de la actual República Italiana), que tal vez la llevaron consigo una vez terminado el conflicto armado y que el pueblo acabó versionando en italiano. Aunque, vayamos por parte.
Para comenzar, el texto de la vieja canción francesa que dio origen a diferentes versiones europeas es este (aportamos su traducción al español en nota a pie de página):
Trois jeunes tambours
s’en revenaient de guerre,
trois jeunes tambours
s’en revenaient de guerre.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
S’en revenaient de guerre.
Le plus jeune des trois
avait une rose blanche,
le plus jeune des trois
avait une rose blanche.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Avait une rose blanche.
La fille du roi était à sa fenêtre,
la fille du roi était à sa fenêtre.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Était à sa fenêtre.
Joli tambour, donnez–moi votre rose,
joli tambour, donnez–moi votre rose.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Donnez–moi votre rose.
Fille du roi, donnez–moi votre cœur,
fille du roi, donnez–moi votre cœur.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Donnez–moi votre cœur.
Joli tambour, demandez–le à mon père,
joli tambour, demandez–le à mon père.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Demandez–le à mon père.
Sire le roi, donnez–moi votre fille,
sire le roi, donnez–moi votre fille.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Donnez–moi votre fille.
Joli tambour, tu n’es pas assez riche,
joli tambour, tu n’es pas assez riche.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Tu n’est pas assez riche.
J’ai trois vaisseaux dessus la mer jolie,
j’ai trois vaisseaux dessus la mer jolie.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Dessus la mer jolie.
L’un chargé d’or, l’autre d’argenterie
et le troisième pour promener ma mie.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Pour promener ma mie.
Joli tambour, tu auras donc ma fille,
joli tambour, tu auras donc ma fille.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Tu auras donc ma fille.
Sire le roi, je vous en remercie,
sire le roi, je vous en remercie.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Je vous en remercie.
Dans mon pays il y en a de plus jolies,
dans mon pays il y en a de plus jolies.
Et ri, et ran, ran–pa–ta–plan.
Comprobamos que el inicio de la canción francesa es prácticamente igual a la versión española si cambiamos a los tamborileros por los soldados alpinos; sin embargo, nuestro final es mucho más dramático y patético –muy del gusto español, dirán algunos–. Así, mientras que la canción francesa es casi una broma, una chanza de un pobre tamboril hacia el monarca, o una burla del pueblo llano hacia la nobleza[9], en la versión española asistimos al (trágico) desenlace de una fugaz historia de amor. En cambio, en las dos versiones las palabras se acompasan con el: et ri, et ran, ran–pa–ta–plan, o con el: ría, ría, rataplán, que no son sino las onomatopeyas del tambor marcando su aire marcial durante toda la canción.
Resumiendo la canción francesa, en escena aparecen tres tamborileros que, haciendo sonar sus instrumentos, llegan hasta el balcón de la princesa. Es el más joven el que porta una flor blanca (una rosa) en su boca (o un manojo de flores, segùn otras versiones), que despierta el deseo de la princesa. Surge el amor de inmediato, pero el padre de la doncella no quiere a un pobretón por yerno; sólo tras decirle que tiene tres barcos y abundantes riquezas surge el interés del rey por el tamboril, pero este termina diciendo que en su lugar de origen las muchachas son más bellas que su hija. Y así termina la canción, in media res, sin que sepamos si lo de los barcos era un farol o no, si los jóvenes terminan juntos o si, por el contrario, el rey echa a patadas de allí al bisoño tamborilero y a sus dos compañeros.
Interesante resulta saber que encontramos versiones de esta misma canción en alemán[10], catalán o italiano[11], pero en dichas adaptaciones no hay (todavía) alpinos, ni rastro de ellos. Como cabe esperar, el más bello de todos (o el más joven, como se hace siempre en los cuentos tradicionales) es el claro protagonista de la canción, el enamorado de la princesa, pasando los otros dos tamborileros (y luego alpinos) a un marcadísimo segundo plano, puesto que ni hablan ni interactúan en toda la canción. No sabemos siquiera si siguen ahí, junto a su compañero de filas, o se han marchado y lo dejan platicando con la doncella y luego con el monarca.
Ahora bien, para llegar hasta la canción infantil española hemos de pararnos primero en una canción toscana (hoy ya poco conocida incluso en Italia), en la que su título nos proporciona un atributo de estos tres músicos militares: Tre tamburini belli (Tres hermosos tamborileros). Podemos pensar que esta y otras versiones muy cercanas a esta sirvieron de base para la canción que cantan hoy los alpinos italianos, a la que luego nos referiremos con atención. Escribo esto porque esta versión sí tiene estribillo, pero no el de los redobles de los tambores, sino uno muy sonoro, muy culinario y muy italiano: Urrà, urrà urrà,/ pastasciutta e baccalà;/ urrà urrà, urrà,/ ´le son buone da mangià[12], que con seguirdad se añadió en la primera fase de adaptación de la canción. La letra completa es esta:
Tre tamburini belli
tornaban dalla guerra.
Tre tamburini belli
tornaban dalla guerra.
Urrà, urrà urrà,
pastasciutta e baccalà.
Urrà urrà, urrà,
´le son buone da mangià.
L´ppiú piccin dei tre
l´avea ´n mazzo di rosse.
L´ppiú piccin dei tre
l´avea ´n mazzo di rosse.
Urrà, urrà urrà,
pastasciutta e baccalà.
Urrà urrà, urrà,
´le son buone da mangià.
«O, tamburino bello,
per chi son codeste rosse?»
«O tamburino bello,
per chi son codeste rosse?»
Urrà, urrà urrà,
pastasciutta e baccalà.
Urrà, urrà, urrà,
´le son buone da mangià.
«Ed io darò le rose
a chi sarà mia sposa.»
«Ed io darò le rose
a chi sarà mia sposa.»
Urrà, urrà urrà,
pastasciutta e baccalà.
Urrà urrà, urrà,
´le son buone da mangià.
Alla finestra c´era
la figlia del ré–e.
Alla finestra c´era
la figlia del ré–e.
Urrà, urrà urrà,
pastasciutta e baccalà.
Urrà, urrà, urrà,
´le son buone da mangià.
«O tamburino bello,
mi dai codeste rose?»
«O tamburino bello,
mi dai codeste rose?»
Urrà, urrà, urrà,
pastasciutta e baccalà.
Urrà, urrà, urrà,
´le son buone da mangià.
«Io ti daró le rose
se tu sarai mia sposa».
«Io ti daró le rose
se tu sarai mia sposa».
Urrà, urrà, urrà,
pastasciutta e baccalà.
Urrà, urrà, urrà,
´le son buone da mangià[13].
Y vuelve a terminar la canción in media res, sin que sepamos qué sucede con los amantes, con el rey o con los otros dos tamborileros. Aclaremos que esto del número tres y de que el más pequeño (caracterizado siempre como el más bello) sea el protagonista llama la atención y nos lleva directamente a los cuentos populares, donde, por ejemplo, en El gato con botas, son tres hermanos los que aparecen y es el más pequeño el más hábil y quien se casa con la princesa; en Los tres cerditos también aparece la tripla, y es de nuevo el más joven el que salva los muebles, los propios y los de sus hermanos; y vuelven a ser tres en el cuento Los tres perezosos, que ya se cita en El libro de buen amor (de la primera mitad del siglo xiv); o en el cuento anónimo portugués de Las tres manzanitas de oro; y son tres las bellísimas hermanas de Farizada, la de sonrisa de rosa, etcétera. Como curiosidad, añado que incluso existe un cuento tradicional italiano, recogido por el inmenso Italo Calvino (1923–1985) en sus Fiabe italiane, que se titula El soldado napolitano y que tiene como protagonistas a tres soldados, de los cuales –como el lector habrá ya intuido– el más joven de ellos será el héroe del relato[14].
Como decíamos, de lo poco cierto que se puede encontrar en bibliotecas o archivos físicos o digitales se colige que la canción francesa, de época napoleónica o algo anterior, se difundió por buena parte de Europa y se adaptó a otros idiomas. En el caso de Italia, esta traducción fue la que sirvió como molde para acuñar la canción de los tres alpinos que, a su vez, fue el modelo de la canción que yo escuché en casa.
Traslado ahora la letra de la canción anónima italiana de la que, con probabilidad, se nutrió nuestra canción infantil, y que con bastante seguridad cambió los tamborileros por alpinos en la Primera Guerra Mundial, más en concreto durante la denominada Guerra bianca, en donde con tanto valor se desempeñaron los alpinos del Ejército Italiano:
E c’erano tre alpin,
e c’erano tre alpin,
tornavan dalla guerra;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra.
Il più bellin dei tre,
il più bellin dei tre
aveva un mazz di rose;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra.
La figlia del Re,
la figlia del Re,
vedendo quelle rose;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra.
Dammele a me,
dammele a me,
io voglio quei bei fiori;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra.
Le rose io ti darò,
le rose io ti darò,
se tu sarai mia sposa;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra.
Va a dirlo al mio papà,
vai dirlo al mio papà,
ed io sarò tua sposa;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra.
Buongiorno signor Re,
buongiorno signor Re,
voglio tua figlia in sposa;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra.
Vai via di qua,
vai via di qua
o ti faccio fucilare;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra.
E va sull’ostia ti[15],
e va sull’ostia ti,
e la tua figlia ancora;
guarda che bell’alpin
tornavan dalla guerra[16].
Así, mi propuesta es que la canción con la que comenzaba este artículo es el resultado híbrido de la canción francesa e italiana, puesto que en ella encontramos elementos directamente tomados tanto de Trois jeunes tambours (ya hemos dicho que existía una versión en catalán, facilmente localizable en varios cancioneros infantiles, posible paso intermedio entre una y otra) como de la canción en italiano de los tres alpinos (a su vez, una adaptación de la misma tonada francesa, como hemos visto).
Desenredando la madeja. Hacia una posible datación
Que hubo soldados alpinos en la Guerra Civil Española (1936-1939) está comprobado[17], lo mismo que también hubo miembros del Reggio Esercito, bersaglieri[18] y camicie nere (sumando un total de unos 75.000 efectivos[19]). Que ellos pudieron traer esta canción hasta la Península Ibérica y que luego aquí se adaptase a nuestro idioma puede ser la opción más plausible. Confieso que desconozco si pudo arribar en el intervalo que va desde que se hace la adaptación de Trois jeunes tambours al italiano, con alpinos ya en su letra (1914/18), hasta la llegada de las tropas italianas a nuestro país (1936), un periodo durante el cual se intercalaron momentos de acercamiento y alejamiento entre los dos países europeos[20].
Lo que es indiscutible es que desde sus orígenes esta y otras canciones han acompañado a este cuerpo de montaña, e incluso hoy organiza conciertos y son conocidos por su coro, que tiene una multitud de seguidores, graba discos, etc. En la cultura italiana están presentes canciones del cuerpo de los alpinos tales como: Era una notte che pioveva, Oh, Dio del cielo (que ha tenido diversas versiones), Il testamento del capitano o Ta pum, todas canciones militares que han trascendido las fronteras del ámbito castrense.
En la esfera de las versiones, como curiosidad señalo que Los tres alpinos cuenta con variantes en Cuba o Santo Domingo, por seguir con las letras cantadas en países hispanohablantes, donde los alpinos son sustituidos –de forma absurda, en mi opinión– por tres «albinos», un cambio que se produce tan sólo por la semejanza fonética entre ambas palabras[21].
Una variación bastante estrambótica, sin fundamento alguno, aunque en internet también se encuentren justificaciones para esta y otras teorías no menos extrañas. Léase, por ejemplo, una de ellas (y no es, advierto, de las peores[22]):
La Versión Española y muchas otras versiones en Latino América se canta como «Tres Alpinos» (Raza humana de Europa central y occidental. de estatura media 1,65 m, cráneo braquicéfalo, cara ancha, cabello castaño o moreno y piel blanca –según The Free Dictionary by Farlex–). Pero las versiones dominicanas, cubanas y puertorriqueñas se refieren «Tres albinos» (condición genética en la que hay una ausencia congénita de pigmentación (melanina) en piel, cabello y ojos –Según Wikipedia.com–)[23].
Sin comentarios.
Existe, como decía –y casi voy concluyendo–, una bonita versión en catalán de los Trois jeunes tambours, más rica en detalles narrativos, titulada Si n’eren tres tambors, que tal vez pudo influir en la canción Eran tres alpinos. Digo esto por la semejanza entre ambos estribillos: ram, rataplan (o ram, ram rataplan), en catalán, y ría, ría, rataplán en español, y porque sabemos que los tamborileros son anteriores a los alpinos. Aunque, como digo, es sólo una teoría. Quizá en un futuro investigadores, musicólogos, folcloristas, etc., podrían continuar con lo que yo apenas he esbozado aquí. Seguro que el trabajo les aguardará agradables sorpresas.
Dedicando un momento a esta variante, en la canción en catalán se nos dice que el rey no es otro que el rey de Francia, y que el joven músico (en realidad príncipe de Inglaterra) se presenta no sólo ante el padre, sino también ante la madre de la princesa para pedir la mano de esta. Una vez más, el final de la canción termina con el tamborilero afirmando que ya no quiere a la muchacha, y que en su país de origen las chicas son más hermosas que las de allí. La letra en catalán (que creo se entiende bastante bien) es la siguiente:
Si n’eren tres tambors:
venien de la guerra;
el més petit de tots
porta un ram de rosetes.
Ram, rataplam.
La filla del rei n’es
al balcó que’s passeja.
— Vine, vine, tambor.
Dô’m aquestes rosetes.
— No us donaré jo’l ram
si no m deu l’amoreta.
— L’haveu de demanar
al pare i a la mare.
Si ells diuen que sí,
per mi no s’ha de perdre. —
Tambor se n va a trobar
al rei i ane la reina.
— Déu te guard, rei francès,
vols dar–me la filleta?
— Ix–me d’aquí, tambor,
abans no’t faci pendre.
— No’m fareu pendre vós,
ni cap d’aquesta terra,
que allà en el meu país
hi tinc gent que’m defensa.
— Digues, digues, tambor:
qui es, doncs, el teu peire?
— El meu pare es el rei
de tota l’Anglaterra
— Vine, vine, tambor,
que’t daré la filleta.
— No m sento grat de vós,
tampoc me’n sento d’ella,
que allà en el meu país
se veuen de més belles[24].
Así, pues, con las cartas puestas sobre la mesa (quizá no todas), la teoría más plausible es que, al pasar los protagonistas de la canción de tamborileros a alpinos en Italia, se suprimió la onomatopoeya musical, puesto que no tenía sentido mantenerla. Mi duda mayor estriba en si llegó a convivir con el resto de versiones italiana una en la que los protagonistas eran los soldados alpinos y mantenía la onomatopeya del tambor y si así se tradujo luego al español o si la refundición se produjo aquí empleando dos canciones diferentes (que en realidad son la misma). Desde luego que estas son unas pocas aristas del poliedro de una canción que hemos cantado sin saber de dónde nos ha llegado, quedan en el tintero algunas más, como una versión (seguramente posterior a las presentadas aquí) en la que el primero de los alpinos toca el tambor, el segundo lee un despacho con las órdenes y el tercero lleva una rosa, que rima de maravilla con sposa (esposa) en italiano[25].
La tradición oral ha mostrado, a lo largo de los siglos, ser el lugar de encuentro de diferentes culturas, lenguas, tradiciones, etc.[26], la canción que se ha analizado en este artículo es una pequeña prueba de ello. Por tanto, aunque el origen haya sido el mismo, podemos decir que el producto final ha pasado y fructificado por Francia, por Italia, por España... que incluso dio un salto luego hasta Latinoamérica. El folclore no sabe de fronteras, es de todos y es de nadie, o mejor sería decir que es de quien lo usa y no lo olvida. El folclore va creando caminos de ida y vuelta que se hacen transitando por ellos muchas veces y en distintos idiomas: ejércitos que caminaron de arriba a abajo por Europa, intrépidos peregrinos, mercaderes ambiciosos, curiosos viajeros que no se conformaron con los territorios cartografiados... todos fueron los responsables de importar y exportar palabras, música, modas, medicinas... y, como hemos visto, también canciones. Así, antes de la llegada de Youtube, Spotify o Napster ya realizaban esta tarea de «descarga» y «compartición» de música los soldados franceses, alemanes, italianos o españoles... y luego, recogida de sus bocas, llegó hasta el pueblo una rara tonada, y mucho tiempo después, alguien del pueblo, sin importancia, nacido en Extremadura pero residente en Nápoles, trató de estudiarla y preservarla tal y como la escuchó en su casa, poniéndola negro sobre blanco.
Fernando Cid Lucas
Investigador GIR[27]
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NOTAS
[1] En otras versiones comprobamos que se canta: Oh, bello alpino, aunque, para ser coherentes con lo que sucede en los cuentos populares, en donde el protagonista suele ser el más pequeño de los hermanos o del grupo, consideramos que esta versión está más ligada con la teoría general del cuento o del relato popular. Véase para esto lo escrito por: PROPP, Vladimir, Morfología del cuento, Madrid, Fundamentos, 1971.
[2] En algunas versiones que se pueden localizar fácilmente en internet, a esta letra (canónica, aunque existan otras más con alguna que otra mínima variación), se le añade un colofón que no aparece en la versión que yo escuché en casa. Es el que sigue:
Y el señor rey se fue a morir a China,
y el señor rey se fue a morir a China,
ría, ría, rataplán,
se fue a morir a China.
[3] Fundado en 1872 y actualmente inserto y regulado por el Cuerpo de Infantería Italiana.
[4] Cabe mencionar que la mayoría de los arditi o «llamas negras», aquellas unidades especiales que lograban infiltrarse en las trincheras enemigas durante las dos guerras mundiales, y que luchaban con sus bayonetas o cuerpo a cuerpo, salían de las filas de los alpini y de las de los bersaglieri.
[5] Véase para esto, por ejemplo, el interesante artículo de: MUÑOZ RIVAS, José, «El canto popular narrativo en la poética y poesía de Guido Gozzano», Anuari de Filologia. Llengües y Literatures Modernes, nº 3, 2013, pp. 33–59; o el interesantísimo libro de: DISANTO, Giulia A., La poesia al tempo della guerra. Percorsi esemplari del Novecento, Milano, FrancoAngeli, 2007 (con especial atención a los capítulos I y II).
[6] Léase, para profundizar en esta cuestión, la completa monografía de: GHERZI, Andrea, La musica delle montagne: musicisti e alpinisti fra vette e pentagrammi, Torino, CDA, 2000.
[7] Texto disponible en: https://blogs.transparent.com/french/french–folklore–song–three–young–drummers/ (última consulta: 12/08/2020).
[8]Tres jóvenes tamborileros venían de la guerra,
el más joven de los tres tenía una rosa blanca.
La hija del rey estaba en su ventana.
Hermoso tamboril, entrégame tu rosa.
Hija del rey, entrégame tu corazón.
Hermoso tamboril, pregúntale a mi padre.
Señor rey, entrégueme a su hija.
Hermoso tamboril, no eres lo bastante rico.
Tengo tres barcos en la mar hermosa,
uno cargado de oro, otro de objetos de plata
y el tercero para pasear a mi amada.
Hermoso tamboril, entonces, tendrás a mi hija.
Señor rey, se lo agradezco,
en mi país las hay más guapas.
Traduzco aquí la letra de la canción, sin añadir la onomatopeya del redoble de tambor (et ri, et ran, ran–pa–ta–plan), las repeticiones de los versos y el estribillo.
[9] Pienso en los numerosos ejemplos recogidos en el libro de: PANECKA, Ewa, Literature and the Monarchy: The Traditional and the Modern Concept of the Office of Poet Laureate of England, Newcastle upon Tyne, Cambridge Scholars Publishing, 2014.
[10] La versión alemana, titulada Junger Tambour (Joven tamborilero), es prácticamente un calco de la letra francesa, incluso se incluye la fórmula en esta lengua de: Sire le Roi, pero no es interesante para nuestro artículo. Sólo diremos que suele sonar aún hoy en recreaciones militares ambientadas en los siglos xvii y xviii en dicho país.
[11] En otra versión (me refiero a la cantada por Giuditta Scorcelletti y Alessandro Bongi y recogida en Toscana) el tamborilero lleva la flor en la mano y no en la boca, y el final contiene una interesante variante. Tras preguntar el rey por las riquezas del muchacho este le responde que sólo posee las baquetas y su tambor, como le sucede al tamborilero del villancico que popularizó Raphael. El rey lo conmina a marcharse de allí, pero este le responde que es hijo del rey de Francia e Inglaterra. Tras aceptarlo como yerno, el joven replica ahora que se marcha, y que en su país las muchachas son más hermosas que su hija. En: https://www.youtube.com/watch?v=0wYYCeIiJZY (última consulta: 12/05/2020).
[12] La traducción sería: «Hurra, hurra, hurra, pasta y bacalao; hurra, hurra, hurra, son ricas para comer».
[13] Letra y partitura en: https://drive.google.com/file/d/19pnBb2QGfg39PKlr0jntk0xwu2QlLib5/view (última consulta: 07/05/2020); en interpretación del Nuovo Quartteto Vocale Fiorentino en: https://www.youtube.com/watch?v=8UaqH_YoBw4 (última consulta: 07/05/2020), si bien, en esta versión no se canta la última estrofa que transcribo en este artículo.
[14] En: CALVINO, Italo (ed.), Fiabe italiane (vol. II), Milano, Mondadori, 1956, pp. 390–392.
[15] Locución que en el dialecto bergamasco quiere decir algo así como mandar al carajo o mandar a freír espárragos a alguien.
[16] La traducción de la letra, obviando escribir los versos duplicados y el estribillo, es esta:
Y eran tres alpinos,
y eran tres alpinos;
volvían de la guerra,
mira que hermosos alpinos
volvían de la guerra.
El más guapo de los tres
tenía un ramo de rosas.
La hija del rey, al ver aquellas rosas,
dámelas a mí,
yo quiero esas bellas flores.
Te daré las rosas
si te casas conmigo.
Ve a dercírselo a mi papá
y yo seré tu esposa.
Buenos días, señor rey,
quiero a tu hija por esposa.
Vete de aquí o te mando fusilar.
Vete a la porra
y tu hija también.
[17] Véase, por ejemplo, el completo artículo titulado: «Guerra Civil Española», disponible en la web: https://www.eurasia1945.com/acontecimientos/causas–1918–1939/guerra–civil–espanola/ (última consulta: 05/05/2020); o la monografía de: GRINER, Massimiliano, I ragazzi del ‘36–L’avventura dei fascisti italiani nella Guerra Civile Spagnola, Milano, Rizzoli, 2006.
[18] Parte también de la infantería italiana. Históricamente ha habido una gran rivalidad entre bersaglieri y alpini.
[19] Datos sacados del libro de: LUNDARI, Giuseppe, C.T.V., il Corpo truppe volontarie italiano durante la Guerra Civile Spagnola, 1936–1939: cronistoria, uniformi, Milano, EMI, 2003.
[20] Léase para esto el artículo de: LÓPEZ VEGA, Antonio & MARTÍNEZ NEIRA, Manuel, «España y las(s) cuestión(es) de Italia», Giornale di Storia Costituzionale, nº 22 (IIº semestre), 2011, pp. 91–101.
[21] Esta versión se puede escuchar en: https://open.spotify.com/album/7uG6y56qXTnPW7pCzJVNqy (última consulta: 30/04/2020).
[22] Otra interpretación estrambótica de esta misma canción la recoge el profesor de la Universidad de Alcalá de Henares José Manuel Pedrosa Bartolomé en su magnífico artículo titulado Folclore y juegos infantiles: caracterización, historia, poética y funcionalidad de un género tradicional cuando escribe: «En lo que respecta a las versiones en español hay una gran confusión. Un cancionero del Seminario Conciliar de Logroño abrevia al máximo la canción dejándola casi exenta de sentido, mientras que en un libro de canciones del intérprete catalán Toni Giménez se considera el tema como castellano y se titula “Los tres alpinos”, eliminando algunos pasajes y haciendo morir al tamborilero y a la hija del rey para resucitar después y unirse en matrimonio, naciendo así “la raza alpina”. Tan curiosa traducción, que más bien se podría denominar traición al texto original, fue producto seguramente de algún poeta más interesado en una imposible cuestión racial que en la fidelidad a un poema de amor frustrado». Texto íntegro disponible en: https://funjdiaz.net/simposio.php?id=97 (última consulta: 09/12/2020).
[23] Disponible en: https://cancionesinfantilesdominicanas.blogspot.com/2018/05/eran–tres–alpinos–que–venian–de–la.html (última consulta: 30/04/2020).
[24] En: https://ca.wikisource.org/wiki/40_cançons_populars_catalanes/Els_tres_Tambors (última consulta: 10/05/2020).
[25] En: https://www.youtube.com/watch?v=bEMOqHRZ_rQ (última consulta: 01/05/2020).
[26] Léase, por ejemplo, lo recogido en: FINNEGAN, Ruth, Oral Poetry: Its Nature, Significance and Social Context, Cambridge, Cambridge University Press, 1979; o en: GÓMEZ PELLÓN, Eloy, DÍAZ VIANA, Luis, MARTÍ, Josep & AZURMENDI, Mikel, Tradición oral, Oiartzun, Aula de Etnografía de la Universidad de Cantabria y Sendoa ediciones, 1999.
[27]https://www.uatatumi.org/. Grupo dirigido por la Dra. Lourdes Terrón Barbosa (última consulta: 02/09/2020).