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Resumen
Glosaremos en este artículo la tradición que ha llegado hasta nuestros días en la localidad de Quintanilla de la Mata (Burgos), que instituye a San Gregorio Ostiense como abogado defensor de las plagas del campo. Aunque su devoción se encontró muy extendida en siglos pretéritos por las provincias aragonesas, navarra y riojana, resulta sorprendente que se haya mantenido en esta tierra burgalesa del Arlanza, propensa a otras devociones más convencionales. También se hablará de la romería de la Virgen de las Tribulaciones, en Torrecitores del Enebral.
Palabras clave
Edades Moderna y Contemporánea. Siglos xvii y xviii. Burgos. Religiosidad popular. Creencias. Superstición.
Abstract
We will describe in this article the tradition held in the small village of Quintanilla de la Mata (Burgos), which institutes San Gregorio Ostiense as a sort of lawyer for the plagues of the countryside. Although his devotion was widespread in past centuries by the Aragonese, Navarre and Rioja provinces, it is surprising that it is maintained in this Arlanza land, more prone to other more conventional devotions. We will also talk about the pilgrimage of the Virgen de las Tribulaciones, in Torrecitores del Enebral.
Keywords
Modern and Contemporary ages. 17th and 18th Centuries. Burgos. Popular religiosity. Beliefs. Superstition.
Los rituales de purificación de los campos en las fechas que median entre el 25 de abril (San Marcos) y el 15 de mayo (San Isidro) fueron una práctica común del agro castellano: tan preocupados estaban nuestros ancestros de recibir las bendiciones divinas en esa época crucial para las cosechas, que sacaban en procesión y rogativa a los más preciados abogados y abogadas para conjurar los peligros inherentes a la particular meteorología castellana, como heladas, granizos, también plagas, y en general todo lo que pudiera perjudicar a la correcta germinación del cereal y la viña.
Nos referiremos aquí a la antigua devoción a San Gregorio Ostiense, Santo patrón contra las plagas del campo que celebra su festividad el día 9 de mayo, y que dispone de una Basílica propia como centro de peregrinación en Sorlada, al suroeste de Navarra. Este santo, que fue obispo de Ostia, y cuyo fallecimiento debió acaecer en la ciudad de Logroño en el año 1044, se celebra en la localidad de Quintanilla de la Mata, en la comarca burgalesa del Arlanza, también en Ruyales del Agua; e igualmente en otros lugares cercanos, como Baltanás, en el Cerrato palentino, o Nava de Roa, en la Ribera. También en Cueva de Juarros, encontrando una curiosa nota en el Diario de Burgos de 1948, donde se cita que
El día 9, festividad de San Gregorio, se celebrarán animados bailes y grandes partidas de bolos, sirviéndose ricos claretes en Casa de Casado[1].
Las Rogativas, que el Concilio Vaticano II definía como «súplicas públicas de la bendición de Dios sobre los campos y sobre el trabajo del hombre, que tienen un carácter penitencial», son muy populares en toda la comarca Arlanza y más allá de las connotaciones de superstición, que ya desde hace muchos años han sido reprobadas por remedios más terrenales como los abonos químicos o los insecticidas, suponen un elemento de cohesión vecinal, tan importante hoy en día, cuando el rural se despuebla perdiéndose sin remedio todo ese legado secular. Tan solo como muestra, en los alrededores de Lerma, tenemos catalogadas al menos una decena de romerías en el mes de mayo, con sus respectivas ermitas-santuario, como las correspondientes a la Virgen de Báscones en Mahamud, la Virgen de la Peña en Pineda Trasmonte (21 de mayo), la Virgen de las Naves en Quintanilla del Coco (tercer domingo de mayo), la Virgen de Nava en Villamayor de los Montes (16 de mayo), la Virgen de la Vega en Tejada (domingo de Pentecostés), San Justo en Paúles del Agua (6 de mayo), o la Virgen del Madrigal de Villahoz, que cierra el ciclo, tal y como reza la coplilla: Mayo ermitaño, que empiezas en la Cruz, y acabas en lo alto, en referencia a la escarpada ubicación de la ermita. Y todo esto sin mencionar a San Isidro Labrador, cuya devoción se repite en mayor o menor medida en todos los pueblos y pedanías de los alrededores, destacando el de Villalmanzo, donde es conducido sobre un remolque bellamente engalanado arrastrado por un tractor; o el de Quintanilla del Agua, donde la figura de San Isidro es acompañada por una gran cruz de madera, que es empleada para bendecir los campos[2].
La despierta imaginación de las gentes del lugar estableció divertidas leyendas populares, como la que unía en una especie de sainete a los patrones de las cercanas localidades de Quintanilla de la Mata (San Adrián), Fontioso (Santa Columba) y Villoviado (San Vitores): el primero de ellos, un impetuoso centurión romano cuya esposa era Santa Columba, sorprendió a esta en ignominioso acto carnal con San Vitores, y en venganza sacó a Columba un ojo –razón por la cual es representada tuerta-, mientras que a Vitores le cortó la cabeza, siendo representado en la iglesia de Villoviado decapitado y con la testa entre sus manos.
De igual manera, la expresión popular «tener el sangregorio» se utilizaba como perífrasis de la menstruación en el agro castellano, prohibiéndose antaño a las mujeres el amasar o bajar a las bodegas durante el período para no perjudicar al pan o al vino; la única relación plausible con la figura del santo que nos trata es la homofonía sangre-gorio. Son muchos los textos del Antiguo Testamento que aluden a la impureza de la mujer durante el período menstrual, especialmente en el Levítico.
Rogativas en la comarca Arlanza
Por cercanía, las procesiones más afines en la comarca a esta de San Gregorio, son la de San Justo, en el vecino Paúles del Agua, y la correspondiente a la Virgen de las Tribulaciones, de Torrecitores del Enebral, pequeña pedanía conocida popularmente como La Torre.
La celebración de San Justo en Paúles tiene lugar unos pocos días después de la de San Gregorio, por lo que el fin terapéutico de bendición de los campos viene a ser el mismo con diferente advocación. Se saca la imagen el último sábado del mes de mayo y el acto religioso termina en profano, con una gran paellada. De un tiempo a esta parte se homenajea a los hijos del pueblo que llegan a los ochenta años.
Sin embargo, la devoción a la Virgen de las Tribulaciones trasciende a todas las mencionadas con anterioridad, e hizo de este minúsculo santuario repleto de exvotos un lugar de peregrinación de toda la comarca Arlanza. En los planos antiguos y en las fotos de Sigpac aún se advierten los caminos que conducían a la pequeña iglesia de Torrecitores, y que por desgracia en muchos tramos han desaparecido por la codicia de algunos agricultores; incluso se levantó un puente sobre el tajo de la vía férrea Madrid-Irún (el siguiente al del pago de Santa Centola hacia el norte, en el kilómetro 227) entre Avellanosa y Quintanilla para permitir el paso de los peregrinos, que se reunían para almorzar en la fuente de San Miguel, desde donde ya se vislumbraba el santuario. Hoy se ponen en valor itinerarios de presunto interés cultural que envidiarían la relevancia que tuvo este camino hasta bien entrado el siglo xx.
En Torrecitores se dan cita el día dos de julio de cada año (actualmente lo hacen el primer domingo del mismo mes) una amalgama de peregrinos, ofrecidos y gente curiosa de toda la comarca en una romería poco convencional, que tiene más de milagrería o de idolatría, que del puro hecho religioso o devocional. La imagen de la Virgen de las Tribulaciones y Paz Interior es sacada en procesión junto a las cruces y pendones, y a un pequeño San Miguel, apodado San Miguelito, que con una mano sujeta la balanza de la justicia, mientras que con la otra alancea sin piedad al demonio, que se retuerce bajo la sobrenatural fuerza del arcangelillo justiciero.
Quizá la romería de La Torre sería una procesión más del calendario provincial, si no fuera porque uno de los estandartes lleva las armas de la enérgica reina consorte Isabel de Farnesio, noble y elevadísima cofrade de origen parmesano, que matrimonió con Felipe V y alumbró al ilustrado rey Carlos III; la Farnesio inaugura el libro de la Cofradía, de la que ya se han cumplido 250 años. Un exvoto en forma de fotografía de una pareja en tono sepia, conservado en el interior del templo, reza «Regalo que hace Domingo Gonzalo Valdivielso a Nuestra Señora de las Tribulaciones y Paz Interior habiéndose hallado gravemente enfermo de gripe, desahuciado de los médicos, su afligida esposa María Mercedes Delgado pidió a la Virgen de todo corazón, ofreciéndose a venir descalza a visitarla si le saca de aquella triste enfermedad, y a los pocos días recobró la salud por intercesión de Nuestra Señora de las Tribulaciones; adiós Virgen de las Tribulaciones, que jamás te olvidaré. Villaverde del Monte, año 1920». Esta localidad dista veinte kilómetros de Torrecitores, de ahí la importancia de buscar la línea recta si el ofrecimiento se hacía para caminar descalzo o de rodillas hasta el santuario.
Las mismas imágenes que nos escandalizan cuando en las procesiones rocieras se toma a los niños en volandas para pasarlos bajo el manto de la virgen, se repiten –aunque en menor medida- en este olvidado rincón de la austera Castilla, adonde acudían los ofrecidos como el que acabamos de ver en agradecimiento por el cumplimiento de una promesa; o donde se izan a los infantes para que la gracia protectora de la Virgen de las Tribulaciones les libre de enfermedades y aojamientos. Los más devotos se agarran con fuerza a la carroza de la Virgen, mientras que otros esperan con paciencia su turno hasta el final de la romería para pasar por el manto virginal los objetos más diversos: una flor, el bolso, un libro de texto, un ordenador portátil… lo más común es pasar una cartera con dinero, como esperando el milagro de la multiplicación. Milagros es, por cierto, un nombre muy común en la comarca. La procesión anual atrae y anima por un día a paisanos y visitantes, que al final del acto se toman un refrigerio en el clásico chamizo-cochera, mientras la modesta orquesta interpreta desde un remolque pasodobles, y los pícaros almendreros hacen sonar ruidosamente su bote con los dados cargados en busca de clientes.
Una crónica provincial correspondiente al Año Mariano de 1954[3] nos da cuenta de la devoción que arrastraba antaño esta milagrera imagen:
El arciprestazgo de Tórtoles de Esgueva ha honrado con solemnísimos cultos a la Santísima Virgen bajo su advocación de Nuestra Señora de las Tribulaciones y Paz Interior, que se venera en su santuario de la granja de Torrecitores del Enebral, imagen muy venerada en la región y enriquecida con gracias e indulgencias por un Breve de Benedicto XIV y también por los Prelados burgaleses. Durante un novenario, iniciado el 24 de junio, la sagrada imagen ha recorrido en peregrinación los pueblos de Pinedillo, La Veguecilla, Paúles del Agua, Avellanosa de Muñó, Iglesiarrubia y Villafruela, bendiciendo sus campos y bendiciendo, sobre todo a sus hijos que la saludaban cantando el «Ave María» (…)
El día 2 de julio se inició el regreso al santuario, pasando los de Iglesiarrubia, llevando la imagen en bella carroza cuajada de flores, adornada por los señores maestros, destacando sobre ella la leyenda «Regina Pacis». Unidos a la comitiva los vecinos del pueblo siguieron hasta la ermita, donde fue recibida por más de cuatro mil peregrinos de los pueblos citados, presididos por las autoridades que ofrecieron sus bastones de mando a la Santísima Virgen, mientras la multitud, enfervorizada, cantaba el santo Rosario.
San Gregorio en Quintanilla
Centrándonos ya en nuestro San Gregorio, existe sobre su figura una amplia bibliografía, hallándose su apogeo durante los siglos xvii y xviii como abogado protector contra las plagas de langosta en pueblos y ciudades desde Logroño hasta Tortosa[4]. Ya en una Real Cédula de Fernando VI datada en 1756, se exhortaba a la salida de la cabeza del Señor San Gregorio Ostiense para que por su intercesión «se consiga de la Divina Misericordia la extinción de la plaga de langosta, oruga, pulgón y otras, que tantos frutos ha destruido, y aniquile su simiente, y hovación, para preservar de semejante ahogo à los venideros…» Y es que la tradición dictaba purificar el agua pasándola por la cabeza del santo, totalmente recubierta de plata con un orificio en la parte superior del cráneo y otros en el cuello; mediante un embudo de plata se vertía el agua por la parte superior y tras bañar toda la santa reliquia, salía el agua a una vasija de plata de donde era recogida cuidadosamente; el relicario actual, de 1728, sustituyó a uno anterior, de 1511.
La cabeza de San Gregorio adquirió una fama milagrera tal contra las plagas del campo, sobre todo en las comarcas navarras, aragonesas y riojanas, que los pueblos y ciudades la comenzaron a reclamar como el mejor protector contra pulgón, gardama y langosta, emprendiéndose expediciones que sacaron la cabeza entre 1756 y 1757 por toda España, al «hallarse infestados de la plaga de langosta los reinos de Andalucía, Murcia y Valencia y las Provincias de Estremadura y la Mancha[5]».
Para evitar los fraudes típicos de la picaresca de la época, la Cofradía de San Gregorio de Sorlada mantenía un perfecto control de la autenticidad del agua, emitiendo el capellán un certificado de autenticidad firmado y sellado. De esta manera, encontramos un documento con un sello adherido con el relieve de la imagen de San Gregorio[6], en el que se cita «Remito el agua pasada por las reliquias de San Gregorio, recibo la limosna, doi la botta sellada y es en dicho santo a 10 de abril de 1741. Don Joseph Yañez».
Antes de ello, la autoridad civil había otorgado una especie de salvoconducto en otro pequeño documento que llevaba adherido, y en el que se explicaba que «Juan Bernardo de Manrique, del Ayuntamiento de la villa de Lerma, certifica que a Gregorio Santillán, del lugar de Qlla. Lamata para que pase al Santuario de San Gregorio y baje agua para la bendición de los campos de esta villa. Da 4 reales para la limosna y le ha de celebrar en el altar del santo en el paraje donde se celebra, y la vasija en que se tiene dicha agua ha de venir sellada con el sello que se muestra».
La devoción a San Gregorio en el lugar de Quintanilla de la Mata era tal, que en el listado de propietarios de fincas de 1851, figuraban seis con el nombre de pila de Gregorio, que sobre un censo total de 120, equivale a un cinco por ciento del total. Hoy, el último representante de la estirpe es Gregorio González, nacido prematuramente en la festividad del santo, el día 9 de mayo de 1969.
En el misal romano de Quintanilla de la Mata, datado en 1730, se mantiene la tradicional confusión entre San Gregorio Ostiense y San Gregorio Nacianceno, obispo de Ostia el que nos trata, y fallecido en España, de donde –como estamos viendo- partió su devoción; y afamado teólogo capadocio el segundo, que le antecedió setecientos años en el santoral. El misal reza «IX MAIJ. In festo S. Gregorij Nazianzeni Episcopi & Confessor. Evang. Vos estis Salterrae. Vt in communi Doctorum. Pag. XV». No hemos hallado otras oraciones conjuratorias.
En Quintanilla de la Mata, en la tarde del día 9 de mayo tiene lugar una procesión con dulzaineros y redoblantes, en la que se saca una imagen de la Virgen del Rosario, puesto que no existe como tal una imagen de San Gregorio. Hoy el recorrido es mucho más corto que el que se celebraba antiguamente, cuando se llegaba hasta la cruz del Mesquero, uno de los puntos más altos de la localidad, desde el que había una buena visibilidad de los campos, de ahí el topónimo, «guardián de la mies». El sacerdote asperja con su hisopo el agua bendita en las cuatro direcciones, protegiendo la futura cosecha contra toda plaga. Se lanzan unos cohetes al final del acto litúrgico, y la jornada termina con una cena festiva consistente en pescado en escabeche, huevos cocidos y abundante vino, de la que hoy participa todo el pueblo, pero que hasta la postguerra solo congregaba a los hombres[7].
Estos rituales podríamos ponerlos en relación con otras prácticas mágicas, propias de la comarca Arlanza, y muy enraizadas en el campo castellano a pesar de su aparente y mil veces recordada austeridad, como la venta de cartillas contra el mal de ojo en el cercano monasterio cisterciense de Villamayor de los Montes, o la representación en los dinteles de las viviendas de cruces protectoras «contra las brujas», fundamentalmente hexapétalas y esvásticas (cruces gamadas), que son muy frecuentes en la zona, y que nos trasladan a antiguos ritos paganos, muy anteriores al cristianismo.
Finalmente, y como ejemplo aleccionador de la Iglesia para evitar las tentaciones de sus feligreses, reproduciremos una coplilla popular que hemos encontrado en un cuaderno manuscrito con esmerada ortografía de «Cánticos Populares para Cuaresma, Semana Santa y Pascua», firmado por Milagros Arnáiz en 1950, y que recoge coplillas rimadas de tradición piadosa para los reseñados períodos eclesiásticos en Quintanilla de la Mata, y al mismo tiempo, alguna más aleccionadora, a base de metáforas, como la que se transcribe a continuación alusiva al juego de naipes, uno de los pocos vicios que podían permitirse los labradores castellanos en aquella época[8]:
En la baraja de naipes,
Considero que es el as,
Hay un solo Dios inmenso,
Y que no puede haber más.
En el dos yo considero,
Aquella grande belleza,
Que siendo el verbo encarnado,
Tiene dos naturalezas.
En el tres yo considero,
Esta sí que es cierta y clara,
Las tres personas distintas,
De la Trinidad Sagrada.
En el cuatro considero,
Lo que veo desde lejos,
Cosas que manda la Iglesia,
Serán los cuatro Evangelios.
En el cinco considero,
Y siempre considerando,
Las cinco llagas de Cristo,
De pies, manos y costado.
En el seis yo considero,
Como carta más hermosa,
La muerte y Pasión de Cristo,
Afligida y dolorosa.
En el siete considero,
Esto me sirva de guía,
El Corazón de Jesús,
Los dolores de María.
En el ocho considero,
Que es el arca de Noé,
Aquellas ocho personas
Que se salvaron con él.
En el nueve considero
Cuando la Virgen María
Los nueve meses estuvo,
Encinta con alegría.
En la sota considero,
Aquella mujer piadosa,
Que con un lienzo limpió
A Jesús la cara hermosa.
En el caballo considero,
Corrido y avergonzado,
Y privado de la gracia,
Adán caído en el pecado.
En el rey yo considero,
Contemplo cuál podrá ser,
Siendo el rey de cielo y tierra,
Le ha obligado a padecer.
Las cartas de la baraja,
Ya te las tengo explicadas,
En la oración a María
No dejes de contemplarlas.
Bien sabes tú que a los naipes,
Se juega de varios modos,
En la gloria que esperamos,
Allí nos veamos todos.
BIBLIOGRAFÍA
Archivo Municipal de la Villa de Lerma.
Barragan Landa, Juan José: Las plagas del campo español y la devoción a San Gregorio Ostiense. Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra, nº 29, 1978.
Ortega Garcia, Pedro: Torrecitores del Enebral. Madrid, 2002.
Revista Vive Arlanza (Lerma).
Testimonios de los mayores de Quintanilla de la Mata y tradición oral.
NOTAS
[1]Diario de Burgos, 5 de mayo de 1948.
[2] Revista Vive Arlanza, Número 57, Junio de 2019.
[3]Diario de Burgos, 11 de julio de 1954
[4] BARRAGAN LANDA, Juan José: Las plagas del campo español y la devoción a San Gregorio Ostiense. Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra, nº 29, 1978.
[5] Archivo de la Cofradía de San Gregorio de Sorlada.
[6] Archivo de la Villa de Lerma, Signatura 12246 (Año 1741).
[7] Testimonio de la informante, Carmen Rodríguez, de 96 años de edad.
[8] Mi agradecimiento a su hijo, Pedro Alfonso Rodríguez Arnáiz, que me cedió los textos.