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Revista de Folklore número

468



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Rogativas pro pluvia. Ayllón, 1769

GARCIA DE ANDRES, Paulino

Publicado en el año 2021 en la Revista de Folklore número 468 - sumario >



Era [1]el caso que aquel año habían las nubes negado su rocío á la tierra, y por todos los lugares de aquella comarca se hacían procesiones, rogativas y disciplinas, pidiendo á Dios abriese las manos de su misericordia y les lloviese; y para este efecto la gente de una aldea que allí junto estaba venía en procesión á una devota ermita, que en un recuesto de aquel valle había[2].

Resumen

El médico de Ayllón (Segovia) informa que están «los habitadores de ella infectados y perseguidos de dolencias perniciosas; y que la causa de todas a mi parecer (salvo meliori)[3], no es ni ha sido otra que la rigurosa presente cálida estación y excesiva secura, en cuia necesidad, y deseando remedio, declaro es conveniente y justíssimo suplicar y pedir a el Todopoderoso, nos provea del alivio y remedio, que esperamos conseguir con el riego del Cielo». Este escrito llega al Concejo de Ayllón y sus miembros, siguiendo esa propuesta del médico, hacen una petición de celebrar rogativas al Cabildo de la villa; éste especifica las imágenes que quieren sacar en rogativas así como el deseo de celebrar una novena y deciden solicitar al Provisor del Obispado la correspondiente licencia para la dicha celebración. El Obispado concede el permiso pero restringiendo el nº de imágenes que serán solo las de la villa, prescindiendo de algunas otras de los pueblos de su jurisdicción muy queridas por todos.

Territorio y paisaje

La Comunidad de Villa y Tierra de Ayllón estaba dividida administrativamente en sexmos; religiosamente, en arciprestazgos. Esta comunidad, tras la división de España en provincias en 1833, quedó muy fragmentada de forma que, por una parte, los sexmos de Torraño y Valdeliceras pasaron a ser de Soria; así como tres pueblos del sexmo de Mazagatos, como puede observarse más abajo. Por otra parte los pueblos del sexmo de la Transierra pasaron a la provincia de Guadalajara.

El sexmo lo componía un grupo de seis pueblos. Los siete sexmeros de los comunes de Ayllón se reunían, con un escribano y un receptor en la Casa de la Tierra, sita en la villa y ahí se discutían los asuntos de la comunidad, de acuerdo con las leyes contenidas en su fuero. Y estos eran los sexmos de la tierra de Ayllón:

Exceptuando los pueblos de la Transierra, los demás, aunque algo montañosos, con encinares en terrenos pedregosos y pinares por la sierra, disponen de bastantes llanuras con tierras fuertes y rojizas, con una sola cosecha en años alternos por regla general. Los huertos y huertas producían al menos dos cosechas al año y eran imprescindibles para el sostenimiento de la población. Si bien los ríos, recién nacidos, no eran ni son caudalosos, sí eran indispensables para lograr buenas cosechas de hortalizas. Los pequeños manantiales, origen de mínimos arroyos, también cumplían una misión muy importante en los pequeños huertos.

Clima

Es admitido en líneas generales que el devenir de las sociedades se basa en diferentes variables, siendo el clima, dentro de las variables externas, la principal. No es objeto de este trabajo analizar el clima a lo largo de la historia de la Humanidad, aunque sí dedicaremos unas líneas al periodo de nuestra era, «denominado Pequeña Edad Glacial, que tuvo su apogeo en los siglos xvi y xvii y que no se pudo dar por terminada hasta principios de este siglo xx» [4].

El clima de estos susodichos siglos «trajo consecuencias dramáticas en toda Europa y en España, sobre todo para ambas Castillas, con un extremismo de inviernos gélidos y de veranos ardientes, y de tremendas sequías alternando con lluvias torrenciales e inundaciones, todo ello contribuyó en grado sumo a su decadencia económica ya que la escasez de pastos verdes invernales y consecuente perturbación de la tradición ganadera ovina trashumante, produjo el colapso del comercio de la lana y de la industria textil, que en siglos anteriores habían constituido la base de las florecientes monarquías leonesa y castellanas»[5]. Continua diciendo Font que ese vacío económico fue debidamente llenado por el resurgimiento de Cataluña tras la Guerra de Sucesión.

Los hechos que hoy analizamos suceden en el siglo xviii, del cual no hay apenas información climática, como tampoco sobre el año 1769, al que hacen referencia las rogativas, objeto de este trabajo. Este siglo comenzó con alguna mejoría de las condiciones climáticas, aunque hubo inviernos muy fríos con algunos veranos calurosos. En las décadas de los sesenta y setenta fueron de transición hacia grandes heladas y nevadas, aunque no en toda la Península. Señala Font que son excepcionales las noticias relativas a los calores durante todo el siglo. Se tienen noticias de sequía de carácter local en muchas regiones de España en más de la mitad de los años del siglo. También señala que en Castilla se padeció hambre debido a las malas cosechas en 1764[6]. No hay datos que hagan referencia al año en que se celebraron las rogativas en Ayllón. Si bien en esta villa se hicieron rogativas pro pluvia, en otras partes, en el otoño del 64 las tormentas dieron lugar a rogativas pro serenitatem. A pesar de que el clima ibérico es un contraste de calor y frio, de lluvias y/o inundaciones y sequía, el balance en el siglo xviii suele ser favorable con respecto a siglos anteriores, gracias a una marcada disminución en los extremismos en el régimen de precipitaciones.

La sequía, que no era tan local como el nublado o el pedrisco, sino que abarcaba regiones enteras, y en algunos casos toda la península española, provocaba cosechas harto menguadas, produciéndose hambres espantosas en la población, con tremendos resultados de sobremortalidad, como ocurrió en 1702, 1705, 1707, el bienio 1752–53, en 1763, en el trienio 1766–68 –que fue realmente espantoso– y los bienios 1774–75, 1777–78, sólo por citar los más brutales ejemplos de este siglo, que a las puertas del siguiente, en 1799, se despidió con otra mala cosecha cerealista, estimada en un 68,3 por ciento de lo normal.

Existen dos formas de llegar al conocimiento de la climatología en épocas .pasadas. El primero se refiere a la información documental escrita: legajos, relatos, memorias, crónicas, etc. El segundo es la información deducida de datos físicos y biológicos de muchas clases que facilitan evidencias sobre los efectos de la temperie del pasado. Nosotros solo disponemos de unos legajos que constituyen una información documental escrita de extraordinaria importancia y que es la única que podemos disponer de aquella época. Nuestros legajos se refieren a unas rogativas, si bien hacen alguna mención a novenas y otros actos religiosos. Se admite que las rogativas se remontan al siglo v y que fueron muy frecuentes en la Edad Media. Pero cuando alcanzan su mayor auge es en la susodicha Pequeña Edad Glacial, dentro de la cual se encuentra el siglo xviii. Las rogativas estaban motivadas por calamidades meteorológicas, hambre, sequia, pestes y plagas, que hacían que se recurriera a la intervención divina buscando ayuda.

España es un territorio dedicado mayoritariamente a la agricultura de secano, sobre todo las dos Castillas, no tanto sus zonas montañosas, y depende dicha agricultura de la cantidad de agua que cae del cielo y de su distribución a lo largo de las estaciones. Tanto la tierra de Ayllón cuanto la termestina, soriana y castellana en general, tan propensas a las heladas, sequías y tormentas, conformaban la trilogía del pesar y de la desesperación. La sequía en la actualidad perjudica notablemente, pero en los siglos pasados significaba pasar hambre y enfermedades. Esta tierra de las comunidades de Caracena y Ayllón, como otras muchas de Castilla, agrícolas y ganaderas, se abastecían, especialmente de los cultivos de cereales y de las hortalizas de sus pequeñas huertas y, si no llovía, no había cultivos ni comida. Por otra parte los animales también eran receptores de hambre y enfermedades con el consiguiente perjuicio para los agricultores y ganaderos. Y contra las desgracias que podían sobrevenir a causa de esa trilogía, se organizaban una serie de actos religiosos dirigidos a la protección de las cosechas.

Individuo y sociedad

Conviene señalar que la fuente de información que vamos a seguir es la que nos ha proporcionado el Catastro del Marqués de la Ensenada en sus hojas sobre Ayllón con fecha veinte y dos de mayo de 1752, pocos años antes de la celebración de las Rogativas, objeto de este trabajo, por lo que es deducible que, si hubo algún cambio en esos años, no fue importante.

«A mediados del s. xviii, Ayllón contaba con “ciento y sesenta vecinos, todos habitantes en la Población, a excepción de un molinero”, y el núcleo urbano lo integraban 143 casas, de ellas dos arruinadas, que normalmente eran de estrecha fachada y de mucho fondo; casi todas constaban de habitación alta con cocina, horno, una sala y varias alcobas, que servía para vivienda de sus dueños, el piso bajo se dedicaba como cuadra y pajar para animales domésticos, tan necesarios al hombre, como caballerías, vacas, cerdos y gallinas; algunas casas tenían pozo en algún huerto o corral contiguos[7]. Los edificios estaban construidos con algo de piedra en sus cimientos y el resto con adobes, conservando por fuera un color rojizo propio de la tierra de esta región; por dentro estaban enlucidas con agua de cal o con tierra blanca»[8]. De toda su vecindad 65 eran labradores, inclusos hijos y jornaleros y seis pastores. Había dos pobres de solemnidad.

En el término de villa de Ayllón hay terrenos de regadío y de secano, que comprehende las especies de sembradura que priorice, viñas, dehesas, montes casi pelados con pasto menor y con tierra inculta por imposibilidad, infructífero por naturaleza; en el terreno de regadío huertas de hortaliza, prados de riego con frutales y sin ellos, de pradera con pasto boyal cuyas especies, excepto la tierra infructífera por naturaleza, dan sus regulares frutos anualmente. Los cereales que se cultivaban eran los cuatro tradicionales: trigo, cebada, avena y centeno. Entre los frutales que conseguían tener frutos eran las parras y algunas viñas, los manzanos, perales, cirolares, membrillares, nogales y guindos. Es de señalar que el Común tenía por propias ocho obradas de sembradura de secano de primera, nueve de segunda y siete de tercera. También tenía monte de encinas, pastos etc. por los que tenía ingresos que, juntamente con los diferentes impuestos, se dedicaban a la justicia, a las funciones de iglesia, a las fiestas del Corpus, a la composición de la fuentes, a las calles, al pago de funcionarios, al hospital Santi Spiritus, refugio de pobres y niños expósitos hasta los siete años, y a otras obras y necesidades del Común.

En todos los pueblos castellanos –también en los de esta Tierra– había una gran variedad de animales esenciales, unos para la vida laboral del pueblo como el ganado mular, yegual y asnal y otros para el beneficio de sus productos como el de cerda, el caprino y el ovino. Tanto los ganados de la villa como los de los demás pueblos que componían su Tierra, se aprovechan de los pastos comunes y el pueblo de la leña. El Catastro del Marqués de la Ensenada recoge que la mayor parte del ganado ovino trashumaba en los tiempos regulares a la Extremadura. No podía faltar en Ayllón, como ha venido sucediendo hasta la gran huida a las ciudades a mediados del siglo xx, la producción de miel de óptima calidad, con un total de sesenta y seis colmenas repartidas entre bastantes vecinos, teniendo el que más veinte y ocho. Las gentes de Ayllón disponían de tres molinos harineros que molían 8 meses en el año con agua corriente del rio Aguisejo, dos eran particulares y el otro del señor Marqués, que lo tenía arrendado; de dos mesones, uno del cabildo eclesiástico y otro particular; asimismo el Común disponía de una taberna propia del estado general de villa y tierra. También de cuatro tiendas de mercería, tres tejedores de lienzos y jergas, tres sastres, cerrajeros, herreros, carpinteros, albañiles, maestro de hacer carretas, etc. Una feria que se celebraba en el día de San Juan, veinte y cuatro de junio de cada un año, que su comercio se componía de tiendas de mercería, ganados y granos por cuya venta se contribuía al Marques de Villena con los derechos de tres por ciento; mercados que tenían y tienen lugar el día jueves de cada semana, todos los cuales se componían en todo tiempo de granos; solo en el de cuaresma de pescado y variadas legumbres. En el actual mercado de los jueves se puede encontrar desde frutas y hortalizas, herramientas y loza, hasta todo tipo de tejidos y calzados y un largo etcétera de objetos de nuestro tiempo. «El vecino es dueño de la casa en que vive y las tierras que labra, pero la gran propiedad –bosques, montes, aguas, prados y dehesas– es colectiva, corporativa o comunal de todo el concejo»[9].

Espacio público y espacio privado

El Concejo

La Comunidad de villa y tierra de Ayllón pertenecía al señorío del marqués de Villena, pero sin derecho alguno político como tal señor, salvo el derecho de nombrar al Corregidor, primera autoridad del Común. Le seguían los alcaldes, uno por el estado noble y otro por el estado llano. El alcalde mayor lo era de la villa y de la tierra. Posteriormente estaban los regidores de cada pueblo que eran los representantes de cada uno de los pueblos de los sexmos en la villa. El alguacil y/o pregonero estaba al servicio del ayuntamiento. El Común disfrutaba de tres casas: una para las juntas, otra para carnecería y otra para vivienda del pregonero, y tres corrales para encerrar el ganado. Ha sido costumbre hasta los años sesenta del siglo pasado encerrar el ganado vacuno en corrales municipales durante los meses de verano en que iban a pastar a las dehesas del Común, con el cuidado de un vaquero para todos los vecinos que tuvieran ese ganado, ya que los propietarios estaban en la época de la recolección de hierbas, hortalizas y sobre todo cereales. El Concejo contrataba al médico, cirujano, veterinario, a los taberneros del vino y del aguardiente, boticario, estafetero, administrador de la renta del tabaco y una larga lista de otros profesionales para el servicio de la villa y comunidad.

En la villa de Ayllón había un maestro de primeras letras y un preceptor de Gramática, este para todos aquellos que pretendían seguir estudios superiores. En los pueblos de la Tierra de Ayllón tampoco faltaban los maestros de primeras letras siempre a cargo económico de cada lugar o pueblo.

Iglesias[10]

Santa María la Mayor es la única iglesia que queda abierta al culto de las nueve que, según antigua estadística, y que recoge la publicación de 1928 Las iglesias de Ayllón, de don Pelayo Artigas y Corominas, cronista de la villa y docto catedrático, llevaban este título: San Martin, Santa María del Castillo, San Juan Evangelista, Santa María de Mediavilla, San Millán, San Miguel, San Esteban, San Salvador y San Pedro. A fines del siglo xviii, por el tiempo de las rogativas que nos conciernen, fueron suprimidas las parroquias de Santa María de Mediavilla, San Millán y San Esteban, quedando solamente dos: la de Santa María la Mayor y la de San Miguel. Esta última es un templo románico del siglo xii que se localiza en la mismísima Plaza Mayor de la localidad y que es uno de los ingredientes fundamentales del patrimonio histórico–cultural ayllonense. En la actualidad es un centro de turismo. La iglesia de Santa María la Mayor es la única parroquia que queda en la villa de Ayllón, fue construida entre los siglos xvii y xviii sobre los restos de una antigua parroquia. La de San Juan ya era un montón de ruinas en el xix. Conviene señalar que había seis ermitas: San Lázaro, San Sebastián, San Nicolás, emplazada en el ángulo más bajo del cementerio, la dedicada a la Santísima Trinidad, Santiago, de la cual queda el ábside y la del Santo Cristo Arrodillado, con romería actualmente el 3 de mayo. El cabildo eclesiástico estaba formado por quince clérigos[11].

En la villa de Ayllón había dos conventos: uno de religión seráfica de Nuestro Padre San Francisco, padres observantes extramuros de esta villa, cuya comunidad se componía de 29 individuos y el otro de religiosas de la Concepción Francisca, con 19 profesas.

La autonomía de la tierra abarcaba todos los aspectos de la vida de sus vecinos, extendiéndose a lo sanitario asistencial, no faltando en ninguna comunidad por pequeña que fuera, un Hospital, en el caso de Ayllón nombrado Santi Spiritus, para refugio de pobres y niños expósitos que los mantenía hasta los siete años.

Podemos nombrar aquí otros edificios o espacios para el servicio público como era el espacio para la taberna propia del estado general de villa y tierra, el de la carnecería, los de las cuatro tiendas de mercería, el puente inmediato a la villa cuyo portazgo correspondía al marqués. La fragua, los lavaderos eran otros espacios públicos importantes para la vida del lugar.

Esta villa de Ayllón, como se ha señalado arriba, era la cabecera de villa y tierra, centro de los pueblos componentes de su tierra, con todos los servicios económicos, asistenciales, culturales y religiosos de cualquier otra demarcación de la época, autosuficientes y casi señores de su destino.

Las rogativas

Históricamente en las sociedades católicas se practicaba una fe externa construida a base de ritos. Las sociedades campesinas dependían de los fenómenos meteorológicos, por los que las cosechas podían ser excelentes o desastrosas. El campesino vivía con una preocupación constante. Conocido es el hecho del cura de Tarancueña, al que llamaban el tió Fraile, que tenía ovejas y tierras de labor. Tal era su preocupación por la cosecha que el día de Santiago, cerca del mediodía, empezaron los truenos. Y cada vez con más frecuencia y más cerca. Estaba diciendo misa y al volverse hacia los fieles para decir «Dominus vobiscum» dijo «No queda garra», significando que se iba a perder toda la cosecha. La mentalidad dominante atribuía a los fenómenos atmosféricos un doble origen sobrenatural. O estaban ocasionados por brujos y espíritus malignos o eran una severa amonestación o castigo de Dios por los pecados que se cometían.

En esta época se seguían interpretando las calamidades naturales como amonestaciones y castigos divinos por los que Dios impulsaba a corregir a los fieles para corregir su comportamiento. La sociedad de esta época era rehén de las supersticiones. El devenir cotidiano de las personas dependía de los avatares de la existencia y de las consecuencias de las fuerzas favorables o desfavorables de la naturaleza. Se achacaba tanto el bienestar cuanto la desgracia a la voluntad de Dios. La terminología castellana está plagada de expresiones que corroboran estas ideas: Dios lo ha querido, Es la voluntad de Dios, Dios nos lo da y Dios nos lo quita, Si Dios quiere, etc. Así pues había que acumular recursos teúrgicos para protegerse de las calamidades. Aunque el cristiano de esta época acataba los designios divinos, al mismo tiempo echaba mano de un repertorio de ritos con la intención de obligar a las fuerzas de la naturaleza –designios de Dios por otra parte– a actuar de forma que favoreciera sus deseos. Se quería controlar la voluntad divina.

Una práctica externa para combatir los fenómenos meteorológicos eran las rogativas, antiguos conjuros que la iglesia católica controló, adaptándolos a su espiritualidad. Podemos definirlas como oraciones públicas hechas a Dios para conseguir remedio en una grave necesidad. Pero el catolicismo ofrecía además un largo repertorio de ritos protectores: unos remedios ordinarios como eran las novenas, las procesiones, alguna ceremonia de carácter preventivo como la Procesión de Letanías el día de la Santa Cruz con la bendición de los campos y las preces dominicales en las que se pedía por los frutos del campo como se mandaba por la autoridad eclesiástica: «Ítem mandamos que los curas hagan cada domingo plegarias por la paz y la unión de la iglesia y por el Rey y por el Prelado y por las ánimas del purgatorio y por los frutos (…)»[12]. Se hacían las rogativas con la creencia de que un cristo, una virgen o un santo podían hacer llover. La Virgen era la abogada más a propósito para asuntos de fertilidad, particularmente desde el momento en que los campos empezaron a poblarse de ermitas y santuarios marianos. La cruz de mayo venía a coincidir en la época en que las mieses estaban más necesitadas de agua; de ahí, probablemente, los votos. Y la misma función tenían las rogativas procesionales[13] .

Se sacaba del templo en solemne procesión su imagen, para que, al contemplar de cerca la calamitosa situación de los campos, decidiera apiadarse de ellos y ponerles remedio. En algunos lugares y cumpliendo un antiquísimo rito de inmersión, la efigie del cristo o virgen o reliquias de santos era sumergida en agua con la creencia de que el hecho de su inmersión concediera el agua deseada, como sucedió en Tarancueña en 1655. Se tiene documentación escrita de una denuncia que, en 1655, el médico de Atienza hizo ante la Inquisición contra el pueblo de Tarancueña, por bañar las reliquias de los Santos Mártires San Félix y San Adauto con la esperanza de que lloviera. Se hizo la rogativa, bañaron las reliquias y según todos los testigos llovió, aunque poco[14]. En procesión penitencial hasta el manantial de la Fuensanta participaron todos los vecinos. Reunió a cuatro curas y a los pueblos del arciprestazgo en la rogativa para pedir agua para los campos. A pesar de que la Inquisición aconsejó no hacer dicho baño en el futuro, la última rogativa que se hizo en Tarancueña para pedir agua tuvo lugar a finales de la primavera de 1946. Me contó mi madre que cuando bajaba de la Fuensanta tras haber hecho la procesión-rogativa, tuvo que correr porque empezaba a llover. A un suceso semejante, aunque esta vez no se consiguió la lluvia, debía referirse la copla de origen alcarreño:

No he visto gente más bruta

Que la gente de Alcocer

Que echaron el cristo al rio

Porque no quiso llover.

Frente a las hechicerías de los siglos xvi y xvii para conseguir su propósito, el cristiano tuvo tras el concilio de Trento más confianza en el poder de las imágenes. «La Iglesia católica de la decimoséptima y decimoctava centurias siguió dando respuestas a las necesidades psicológicas de la gente (miedo a la muerte y a los espíritus malignos, pánico a lo desconocido, terror a sufrir alguna de las innumerables desgracias que aterrorizaban, etc.) y, consiguientemente, ofrecía un amplio repertorio de remedios prácticos: oraciones para esquivar o sanar enfermedades, conjuros para enfrentarse a los estragos meteorológicos (…)»[15]. Practicar el cristianismo suponía desarrollar unas formas de religiosidad basadas en una gran exuberancia de ceremonias y ritos, entre los cuales cabe citar a las rogativas. Nuestros campesinos vivían y viven en una constante inseguridad, dependiendo de los fenómenos meteorológicos para obtener una cosecha excelente o desastrosa. Digamos que el llover o no llover no era capricho de la naturaleza, sino algo que tenía origen sobrenatural, originado bien por brujos y espíritus malignos, bien por castigo de Dios por sus pecados, forma de pensar que estaba inducida por el poder clerical.

Las rogativas de Ayllón

La finalidad de las rogativas de Ayllón no era ética o moral como podía ser salvar el alma, sino que su objetivo era material y a corto plazo: garantizar el buen desarrollo del ciclo agrícola y preservar la salud de las personas y animales. Ante esta circunstancia acudieron a los santos de su devoción como eran las milagrosas imágenes del Santo Cristo de Languilla, Nuestra Señora de Sta. María de Riaza, la de la Estepa, el patriarca San Francisco y las reliquias de San Blas, para que intercedieran ante Dios. El repertorio de ritos protectores que ofrecía el catolicismo era muy diverso. Había ritos para remedios ordinarios como las novenas, los triduos, las procesiones, etc., así como algunos de carácter preventivo como eran la bendición de campos, la procesión de letanías el día de la Santa Cruz y otros como se ha señalado arriba. No olvidemos también las romerías que hacían antes y después de recoger las cosechas, para pedir buenas frutos y dar gracias respectivamente[16]. La mayoría de las rogativas se hacían en mayo o junio, cuando los campos necesitan el agua para que los cereales crecieran y granasen. En el caso de Ayllón era principios del otoño y necesitaban el agua para que, el grano enterrado, pudiera germinar.

El Obispado sólo concede que se haga la Rogativa con las imágenes de la villa. El traer imágenes de otros lugares resultaba muy complicado, como se puede deducir de las exigencias obligatorias en la realización del traslado de las dichas imágenes. En las Constituciones del Obispado se lee «... mandamos que para traer y volver las dichas imágenes solo vaian tres o quatro Prebendados con algunos Capellanes, con los quales en el santuario donde estuviere la imagen se pueda decir missa cantada, y los cabildos solo salgan a recibirla fuera de la ciudad o villa, a una distancia que les parezca conveniente, y de allí la lleven en procesión hasta su iglesia, y de la misma manera la vuelvan al lugar donde la recibieron»[17].

Cruces, pendones y demás insignias

Las rogativas más recientes en esencia consisten en una procesión acompañada del rezo de las Letanías de los Santos, seguida de la misa propia del día. Procesión con cantos que hacían referencia a las imágenes, vírgenes y santos del lugar. Joaquín Díaz ha recogido y cantado innumerables cantos de rogativas y estamos seguros de que en Ayllón también tendrían estos cantos populares, aunque no hemos dado con ellos. Delante de la comitiva va la cruz procesional, entre ciriales, estandartes e imágenes. La procesión de rogativas tiene preces especiales en el Ritual, relativas a peticiones de lluvia para los campos, pan para cada día, abundancia de cosechas, fecundidad de los rebaños, etc.

Siguen dos oraciones tomadas del Rituale Romanum[18] que hacen referencia a la procesión de rogativas para pedir lluvia en la primera y en la segunda que la tierra árida de buenos frutos.

Rogativas en Ayllón. Documento y proceso

Tenemos frente a nosotros los escritos que precisó la villa de Ayllón, su ayuntamiento y su cabildo eclesiástico hasta conseguir el permiso de celebrar los actos conducentes al acto cumbre y final cual era la procesión en rogativas.

La gestión y organización de las rogativas estaban regidas por los usos y costumbres de cada población, pero tenían todos unos signos comunes. La competencia primera para realizar rogativas era de las autoridades municipales. Los escritos que hoy se presentan están de acuerdo con el esquema que se seguía en todos los pueblos. Bien los gremios de los labradores, de los ganaderos u otros daban la voz de alarma y empezaban inmediatamente a darse los pasos para la celebración de las rogativas. En nuestro caso es el médico el que da la voz de alarma, después el Concejo lo aprueba y solicita al cabildo de la villa, posteriormente el cabildo eclesiástico lo aprueba, para terminar con la autorización del obispo de la diócesis y la realización de las rogativas según los mandatos del Obispado.

Este documento sigue la secuencia cronológica que Carmen Gozalo de Andrés[19] estableció en el desarrollo de las rogativas:

1. La primera secuencia es la producción de una variación o anomalía ambiental, que viene expresada por la certificación del médico de la villa, fundamentando los motivos que, desde su punto de vista, considerara de suficiente entidad para que, tanto la autoridad municipal cuanto la eclesiástica, lo tomara en cuenta y diera los pasos conducentes a su posible solución. El médico encuentra muchas dolencias y enfermedades causadas por la excesiva sequía y ya no tiene otra solución que recomendar las plegarias pertinentes para conseguir el riego del cielo.

Certifico, yo el infrascripto médico titular desta villa de Ayllón y su Tierra, estar los habitadores de ella infectados y perseguidos de dolencias perniciosas; y que la causa de todas a mi parecer (salvo meliori)[20], no es ni ha sido otra que la rigurosa presente cálida estación y excesiva secura en cuia necesidad, y deseando remedio, declaro es conveniente y justíssimo suplicar y pedir a el Todo-poderoso, nos provea del alivio y remedio, que esperamos conseguir con el riego del Cielo. Así lo siento en este mi estudio de Ayllón y Octubre 2 de 1769. Don Pedro Uzero.

2. La segunda secuencia o paso para conseguir la realización de una rogativa era que algún gremio de hortelanos, labradores, ganaderos, etc., transmitiese su inquietud a las autoridades municipales: en nuestro caso es el médico el que lo comunica al cabildo de la villa con el escrito-certificado expresado en el párrafo anterior.

3. En la tercera secuencia el gobierno municipal evalúa la situación y toma las determinaciones convenientes para encargar algún tipo de rogativa a la Iglesia.

Resolución en junta del Aiuntamiento

Yo, Pedro Díaz Julián, escribano de su Md., (que Dios guarde) de Número, Ayuntamiento y Rentas de esta villa de Ayllón y su Tierra[21], doy fe y verdadero testimonio cómo, en junta de Ayuntamiento de villa y Tierra, celebrado en este día, en decreto que acordaron los señores capitulares que la han compuesto, se relaciona la sequedad del tiempo y que por falta de lluvia se experimenta notorio detrimento en no poderse sembrar ni mantenerse los ganados lanares y, lo que es más, en la salud de los naturales de esta villa y pueblos comarcanos, experimentándose frecuentes dolencias las que el titular medico capitula a la estación del tiempo por su sequedad y mediante la notoria experiencia de haverse conseguido el alivio ocurriendo a implorar el hacerlo […] a las milagrosas imágenes del Santo Cristo de el lugar de Languilla, el de Santiago de esta villa, Nuestra Señora de Santa María de Riaza, de el lugar de este nombre, la de la Estepa, el Patriarca San Francisco y Reliquias de San Blas, de esta villa, traéndolas y llevándolas procesionalmente y haciéndolas una fervorosa y devota novena en la iglesia del Convento de Religiosas de la Concepción Franciscana, de esta villa, para cuia traída y llevada de las santas imágenes procesionalmente, según práctica inmemorial an concurrido los pueblos de dos leguas de distancia a esta villa y los curas con las cruces y pendones y demás insignias, bajo de lo cual y para remedio de tan urgente necesidad así a la salud pública como para poderse surtir la tierra de agua y ejecutar la simienza y mantener los ganados, resolvieron dichos señores se diese parte al cavildo eclesiástico de esta villa que se compone de la clerecía de ella para que, con arreglo a lo determinado por el tribunal eclesiástico de la ciudad de /fol.2v Sigüenza, mediante dicha necesidad, botasen en dicha novena; y echo, respecto de que por las constituciones sinodales, está reservado a S.I. el ilustrísimo Señor Obispo y Señor de dicha ciudad, o a su tribunal de […] y discreto Provisor hacer dar y mandar ejecutar dichas rogaciones se concurra a su piadoso y caritativo celo a fin de que se digne espedir su licencia para traer dichas santas imágenes del Santo Christo de Languilla y Santa Maria de Riaza y que, juntas con los de aquí, se practique la novena, mandando a los curas del districto de las dos leguas concurran con las cruces pendones y demás insignias con que se acostumbra para que procesionalmente y según corresponde, se traigan y lleven dichas santas imágenes para su culto y evacuar dicha novena con la veneración que corresponde a tan santo fin está pronta villa y tierra a soportar los gastos en cera y lo demás que […] ha practicado cometiendo como cometieron esta comisaría para conseguir la licencia con mandato de concurrencia y demás correspondiente a los dos señores regidores premieros por ambos estados¸ según que más latamente así resulta del citado acuerdo que lo traen el libro de ellos a que me refiero. Y para que así conste y dichos acomisionados puedan hacer la súplica a S.I. o su discreto Provisor a fin de conseguir la lizª y mandato de concurrencia de los curas e insignias de dichas dos leguas a su instancia y pedimento. Doy el presente qe signo y firmo en esta villa de Aillón a dos de octubre de mil setecientos sesenta y nuebe.

En testimonio de verdad Pedro Díaz Julián

El ayuntamiento comunica su resolución al Cabildo

Señor e ilustre Abad y Cabildo eclesiástico:

Habiéndose juntado en este día el ayuntamiento de villa y tierra y expuesto la urjente necesidad de llubia tanto para remediar la simienza y ganados quanto para aplacar la abundancia de dolencias que en villa y partido se experimentan, nacidas según concepto del Médico del intemperie que ocasiona la secura, en esta virtud tiene resuelto el que se ejecute la nobena que en semejantes necesidades se acostumbra con las milagrosas imágenes del Santísimo Cristo del lugar de Languilla, el de Santiago de esta villa, Ntra Señra de Santa Maria de Riaza y la de la Estepa, el Patriarca San Francisco y Reliquias de San Blas, mediante que, por esperiencia de sus milagrosos efectos está acreditado conseguir el fin a que se dirije la súplica; y por quanto por determinación de el tribunal eclesiástico esta prebenido que en semejante ocurrencia sea botada la novena por el Ilustre cabildo que es el que compone la clerecía de esta villa, ocurrimos como acomisionados en dicho ayuntamiento de villa y tierra a poner/fol.3r lo presente en su justificada considerazíon para que, teniendo por cierta y urjente la necesidad se sirvan botar la nobena y, ejecutándolo así, ocurrir como acomisionados al patrocinio del Illmo. Señor Obispo y Señor de Sigüenza o de su discreto Provisor para que se digne mediante la facultad que por las constituciones sinodales tienen en sí reservadas, de conceder la licencia con orden o mandato para practicarla con la concurrencia de cruces, pendones e insignias y sus respectivos curas de dos leguas en virtud de práctica in(…)cursa sea obserbado. Así lo esperamos para remedio de dichas necesidades como el que la divina Magestad pro-(vere?) y guarde las bidas de los endebiduos de dicho benerable cabildo ….. Ayllon y Hoctubre, dos, de mil setecientos sesenta y nuebe.

B.S.M. de V.S. sus maiores y rendidos servidores D. Manuel Bermúdez, Balthasar Sanz Galacho.

4. Las autoridades eclesiásticas reciben la solicitud de hacer una rogativa y realizan las gestiones ante el Obispado.

El Cabildo vota hacer la novena y la rogativa

Visto y echo cargo el Cavildo Eclesiástico de esta villa de Ayllón //fol3v lo que contiene y expresa el memorial que antezede y ser cierta su narrazion, la necesidad urjente y grave de falta de lluvia por las que se esperimentan perniciosas dolencias y el no poderse hacer la sementera, desde luego con arreglo y determinado por el Señor Probisor y Bicario general de la Ziudad de Sigüenza y su Obispado todos los Sres que componen el dicho Cabildo botaron la novena y rogativa con las Sas imágenes que en semejantes necesidades an impetrado su divina misericordia. Así lo decretaron de que yo el secretario de el referido Cabildo doy fe. Ayllón y octubre 2 de 1769. Dn Bicente Pastor Marz fol. 4r

Autos. Octubre de 1769

Agustín de Camara en nombre de la Justicia, Aiuntamiento y demás de que se compone la villa y tierra de Aillón ante vmd, como más bien proceda, parezco y digo que esperimentandose la sequedad por falta de lluvia, como es bien notorio, lo que es causa para no poderse hacer la presente simienza, ni mantenerse los ganados lanares y, lo que es más, en la salud de los naturales de dicha villa y pueblos comarcanos, esperimentandose por ello frecuentes dolencias que el titular médico capitula a la estación de el tiempo por su sequedad y assí lo certifica por la que presento; y teniendo mis partes experiencia de haverse conseguido el alivio ocurriendo a implorar el auxilio de las milagrosas imájenes de el Santo Christo de el lugar de Languilla, Nuestra Señora de Sta. Maria de Riaza, de el lugar de este nombre, la de la Estepa, el patriarca San Francisco y reliquias de San Blas de dicha vª, traiendolas y llevándolas procesionalmente y haciéndolas una fervorosa y devota novena en la iglª de el Convento de Religiosas de la Concepción Franca de dicha villa de Aillón, para cuia función tan deseosa han concurrido los pueblos de dos leguas de distancia y los curas con las cruzes, pendones y demás insinias según práctica inmemorial. Vajo de lo cual y para remedio de tan urjente nece– /fol. 4v sidad, acordó dicho aiuntamiento se diese parte a el Cabildo eclesiástico de dicha vª que se compone de la clerecía para que, con arreglo a lo que determine este tribunal, puedan unos y otros hacer las procesiones, y habiéndose presentado memorial a dicho Abad y Cabildo, conoziendose por estar el piadoso fin y la utilidad que en ello se sigue, decretaron que mediante el beneplazito de vmd que estaban prontos a asistir a la Nobena y Rogativa según assí resulta lo decretado por el testimonio que presento memorial y decreto de dicho cavildo.

A vmd pido y suplico que, haviendolo todo por presentado en su vista, se sirva conceder su permiso y licencia para que se pueda hacer las prozesiones y rogativa, librando su despacho para que los curas y thenientes de dos leguas al contorno asistan con la cruz e insinias que es costumbre, que mis partes están prontos a soportar los gastos de zera y lo demás que siempre en semejantes casos se a practicado, que rezicn mrd con justicia. Agn de Camara.

Decreto y autos para en su vista probeher lo que convenga. Así lo mando el señor Probisor y Vicario Gral en Sigüenza y octubre de nueve de mil setecientos sesenta y nueve años. Doy fe Ante mi Andrés Jph Toledano. Luego lo notifiqué a Agustín de Cámara, Provor Gral de su pte en su persona. Doy fe, Toledano fol. 5r

El provisor del Obispado

concede la licencia

Auto. En la ciudad de Sigüenza a nueve de octubre de mil setecientos sesenta y nueve años, su merced el señor Provisor y Vicario General de ella y su Obispado por su Srª Ilustrisima VSª, habiendo visto el pedimento antezedente presentado este día a nombre de la Justicia, Aiuntamiento y demás de que se compone la villa y tierra de Aillón y lo que en él se solicita por ante mí el Notario,

Dixo su merced devia de conceder y concedió a la referida villa de Aillón lzª pª hacer la Rogativa que tiene determinada y, espuesta dicho pedimento, por esta vez y con solo las imágenes que hai en ella; y no ha lugar a librar el despacho que pide para la concurrencia de los demás pueblos circunvezinos a dicha Rogativa. Y por este su auto en cuia execuzion se libre la correspondiente lizª. Así lo probeio, mando y firmo su Mrd, de que doy fee. Ldo. Ortega

Ante mi Andrés Jph Toledano. Luego lo notifique a Agustín de Cámara Pror. en nombre de sus partes en sus personas, doy fee. Toledano /fol. 5v

5. Se realiza la rogativa en los plazos y modo estipulado por las autoridades municipales y eclesiásticas.

No he encontrado constancia escrita de la realización de estas rogativas, pero quiero creer que se realizaran y tuvieran la lluvia deseada.




NOTAS

[1] Archivo Diocesano de Sigüenza. Sección Civil, 25-3. 10 folios. Título: Ayllón. Rogativas. Año de 1769. Soporte: papel.

[2] DON MIGUEL DE CERVANTES, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, cap. C. LII.

[3]Salvo meliori uidicio.

[4] FONT TULLOT, Inocencio: Historia del clima en España, Instituto Nacional de Meteorología, Madrid, 1988, pp. 6-7.

[5] FONT, íbídem, p.7.

[6] FONT, íbídem, p.101.

[7] Respuestas 21 y 22 de Autos generales del Catastro Ensenada de Ayllón.

[8] FERNÁNDEZ GARCÍA, Matías: Ayllón, Caja de Ahorros y M. de Piedad de Segovia, 1977, pp. 11-12.

[9] GONZALEZ HERRERO, Manuel: La entidad histórica de Segovia, Segovia 1981, p.72.

[10] MONTIEL, I: Historia de la Universidad de Sigüenza, Universidad del Zulia, 1963. En 1765 aparecen las siguientes parroquias de Ayllón con las fanegas que tiene que dar al Colegio San Antonio de Portaceli de Sigüenza: San Miguel, Santa María del Castillo, San Millán, San Esteban, San Martin, San Juan, San Juan del Carrascal, Santo Domingo de Gargabere, todas con 3 fanegas de trigo y otras tres de cebada. p.362.

[11] Para parroquias, conventos y ermitas de Ayllón puede consultarse Historia de la diócesis de Sigüenza de MINGUELLA, Toribio, Vol. 3º, Madrid 1913, pp. 640-5.

[12] FRAY GARCIA DE LOAYSA: Constituciones sinodales del Obispado de Sigüenza, Cap. XVII: De las fiestas que se han de guardar.

[13] WILLIAM A. CHRISTIAN, Jr. Religiosidad local en tiempos de Felipe II, p. 62. NEREA, Madrid, 1991.

[14] GARCIA DE ANDRÉS, Inocente: La Inquisición contra el pueblo de Tarancueña, año 1655-56. Fe y/o superstición en la religiosidad popular. CELTIBERIA, nº 97, pp. 173-214. Centro de Estudios Sorianos, Soria, 2003.

[15] ALBEROLA, Armando y OLCINA, Jorge (Eds.): «La religiosidad instrumental comunitaria en la ribera del Júcar durante los siglos xvi-xviii: El ejemplo de las rogativas» de T. Peris Albentosa». Desastre natural, vida cotidiana y religiosidad popular en la España moderna y contemporánea. Universidad de Alicante, 2009, p. 343.

[16] Para información sobre los santuarios y las romerías de la Tierra de Caracena véase Inocente GARCIA DE ANDRÉS: Tiermes, Caracena y Tarancueña, los tres santuarios de la Comunidad de Villa y Tierra, Gráficas La Paz, Griñón (Madrid), 2015.

[17] SANTOS DE RISOBA, B.: Constituciones sinodales del Obispado de Sigüenza, Tit. X, 8, f.o 43.

[18]Rituale Romanum cum Canto Toletano. Pauli V. Pontificis Maximi. Matriti MDCCCXLVIII.

[19] GOZALO DE ANDRÉS, Carmen: «Las rogativas» en Meteorología popular: Revista del aficionado a la meteorología (digital):

http://www.meteored.com/ram/1121/meteorologa–popular/ (6/01/2018).

[20] Salvo «meliori uidicio».

[21] La Tierra de Ayllón incluía los siguientes pueblos de la actual Comarca de Tiermes-Caracena: Cuevas de Ayllón, Ligos, Liceras y Noviales, pertenecientes también a su arciprestazgo. Montejo y Torresuso también pertenecían a la Tierra de Ayllón, aunque al arciprestazgo de Caracena.



Rogativas pro pluvia. Ayllón, 1769

GARCIA DE ANDRES, Paulino

Publicado en el año 2021 en la Revista de Folklore número 468.

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Fundación Joaquín Díaz