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Revista de Folklore número

466



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Los santos de Cáparra (la invención de un martirologio)

DOMINGUEZ MORENO, José María

Publicado en el año 2020 en la Revista de Folklore número 466 - sumario >



I.

Flavio Lucio Dextro había nacido en Barcelona en la segunda mitad del siglo iv. Fue hijo de San Paciano, obispo de aquella ciudad, reconocido como Padre de la Iglesia. A este prelado se le califica de teólogo y buen escritor. De su obra Cervus se conserva algún fragmento que nos permite conocer las prácticas paganas de principios de año, muchas de las cuales quedaron integradas en los viejos carnavales.

Pero lo poco que conocemos de Flavio Lucio Dextro, que llegó a alcanzar el cargo de prefecto del Pretorio, se lo debemos prácticamente a San Jerónimo, que le dedicó su libro De Viris Illustribus (Sobre hombres ilustres), en el que incluyó un capítulo sobre su persona (CXXXII. Dexter Paciani filius, nunc praefectus praetorio). A él se refiere en los siguientes términos: «Dexter, Paciani, de quo supra dixi, filius, clarus apud saeculum et Christi fidei deditus, fertur ad me omnimodam historiam texuisse, quam necdum legi».

De esta historia universal escrita por Dextro y citada por San Jerónimo nada se sabía hasta que, en torno al año 1600, el jesuita Jerónimo Román de la Higuera dijo haberla encontrado. Su titulo respondía a Chronici omnimodae historiae, y señalaba haberse redactado en el primer tercio del siglo v. Lo que todos ignoraban en aquellos momentos es que tal manuscrito se debía a la pluma del propio Román de la Higuera, uno de los mayores falsarios de la historia. El mamotreto en cuestión sería conocido como Cronicón de Dextro.

El escritor jesuita, suplantando la figura de Dextro, llenó de acontecimientos históricos toda la Península y ubicó santos y mártires, ya fueran ajenos o inventados, en los más recónditos lugares. Bastaba con que los breviarios o martirologios al uso no los adscribieran a un punto geográfico o sus nombres tuvieran similitudes con otros cercanos, para apropiarse de ellos con la máxima alegría. Y así fue como distribuyó santos por diferentes puntos de la actual Extremadura. Y por si no le bastaba con Dextro, inventó otros cronicones atribuidos a otros tantos personajes (Marco Máximo, Luitprando, Julián Pérez), con los que completó el riego divino.

De este modo fue a parar a Coria toda una pléyade de santos: Bonifacio, Evasio, Claudino, Magiorano, Virgilio, Vicenta y Maxencia. A Mérida le encasquetaron a Hermógenes, Donato, Renovato, Saturnina, Deciano, Fides, Sabina, Servando, Germán y Sestimio, con sus compañeros. En Medellín desembarcaron Teodoro, Eusebio y algunos otros mártires. No quedaron exentos Trujillo (San Donato y veintitrés acompañantes), Cáceres (San Jonás) ni Plasencia (Santos Epitacio y Basileo). Y, por supuesto, también se quiso que Cáparra[1] exhibiera un amplio martirologio (Figura 1).

II.

El Cronicón de Dextro fija en el año 86 el martirio del primer santo caparrense. Se trata de Carilipo. Y ésta es su referencia: Caparae in Lusitania Carilippus et socii martiriun passi sunt[2]. Vemos que Carilipo no muere solo, sino junto a sus compañeros, y a tenor de la data, el hecho tiene lugar durante la supuesta persecución llevada a cabo por el emperador Domiciano (Figura 2).

Para la elección de Carilipo el Padre Román de la Higuera lo tiene fácil. Recurre al Martirologio Romano, y el 28 de abril encuentra citados una serie de santos de los que no aparecen los lugares del nacimiento o de la muerte, aunque atendiendo al contexto todo apunta a su vinculación con Alejandría[3]. Y como indica Rodrigo Caro en sus anotaciones al Cronicón del Dextro tampoco los martirologios anteriores, como son los de Beda (siglo viii) y Usuardo (siglo ix), señalan su origen: «nomine loci emisso»[4].

Los personajes que en el santoral van unidos a Carilipo son Aphrodisio, Agapio y Eusebio. Y todos ellos, al igual que Carilipo, acaban siendo mártires de Cáparra. De este modo los anónimos socii de Carilipo, que leíamos en Dextro, toman nombres. Aunque como curiosidad apuntamos que Carilipio también fue llamado Caralipio, y que a Agapio se le conoció igualmente como Agapato y Agapito[5].

A excepción de la fecha de su muerte, el 28 de abril del año 86, de estos atribuidos santos de Cáparra nada sabíamos de su biografía, puesto que tanto el Dextro como sus comentaristas eran demasiado escuetos, hasta que apareció la pluma de Juan Tamayo Salazar. En su Martirologio Hispano leemos, en torno a la citada fecha del calendario, un sugestivo encabezamiento, que puede darnos una idea de lo que supondrá su desarrollo (Figura 3):

Quarto Kal. Maii. Dies XXVIII. Apud Capparram in Vettonibus Hispania SS.Carilippi, Aphrodisii, Agappii, et Evsebii Martyrum, qui cum ob fidei Christianae confessionem à Neronis Imperatoris Praeside tenti et variis tormentorum generibus excruciati, strenui milites agonis palestram viriliter compleuere[6].

Tras el enunciado correspondiente da paso a la redacción del «Acta SS. Carilippi, Aphrodisii, Eusebii, Martyrum Capparresium, ex Dextro». Comienza lanzando una serie de diatribas contra Nerón, al que considera culpable de la persecución de los cristianos tras el incendio de Roma. Cuando el acoso a los seguidores de Cristo llega a Hispania, la ciudad de Cáparra no es ajena a la intimidación. Y nuestros cuatro hombres, firmes en la fe y con la ayuda de las oraciones, soportan toda clase de suplicios hasta alcanzar la gloria del martirio. Así resume su acta en otra publicación:

[…] el año de LXXXVI del Nacimiento de Christo Iesus, su cabeça, y Señor N. padecieron por la confessio[n] de su Fé, grauissimos tormentos, bolando triunfantes al premio de la celestial Corona[7].

Advertimos en el texto de Tamayo Salazar simples generalidades, que indistintamente pueden atribuirse a cualquiera de los santos del aquel momento[8].

Pero lo más curioso es como Tamayo se las ingenia para conseguir el reconocimiento oficial de estos santos importados, a los que Dextro convirtió en oriundos de Cáparra, junto a otros tan ajenos como ellos e, incluso, inventados. Hay que tener presente, en este sentido, que los bolandistas habían calificado a Tamayo «faecundus sanctorum multiplicator»[9], y las críticas contra sus libros y contra su persona fueron abundantes. Baste con recordar los nombre de Nicolás Antonio, Antonio Valladares de Sotomayor, Martín Vázquez Siruela, José Godoy Alcántara, Henrique Flórez o Gregorio Mayans y Siscar, quien dijo que era «hombre mui leído, pero ignorante, supersticioso i embustero»[10].

Juan Tamayo fue secretario del obispo placentino Diego de Arce y Reinoso, que compartía el cargo presbiteral con el de Inquisidor General. Este, que a la sazón se encontraba en Madrid, aceptó sin más el dosier presentado por Tamayo para hacer una declaración de los santos que atribuía a la diócesis de Plasencia. Empezaba su relación con el supuesto primer obispo de la inexistente diócesis de Ambracia (actual Plasencia), Epitacio, y con su colega Basileo, obispo de Braga, martirizado junto a él, enumerando a continuación los demás santos del obispado y colocando a cada uno en día y mes, entre ellos los de Cáparra. De esta manera se conformaba el decreto elaborado por Tamayo, bajo el título de «Edictum de Publicatione Sanctorum Dioecesis Placentina, corumque Officii consignatione».

Para hacerse efectiva la aprobación se requiere de un formalismo, que traduzco del latín, que implica, de manera especial, a todas las personas relacionadas con la iglesia diocesana, a las que se les pide el cumplimiento de la orden. Tal decreto lo firma el obispo Arce y Reinoso, estando en Madrid, con fecha de 12 de junio de 1651:

[…] exortamos, y mandamos a dichos nuestros muy venerables, y amados hermanos Dean, y Cabildo de nuestra Santa Iglesia de Plasencia, y a los Vicarios, Arciprestes, Curas, Beneficiados, Clerigos Seculares, y Regulares, y a las demas personas, de qualquiera calidad, y condicion que sean, que tienen obligacion de cantar, o rezar el Oficio Canonico sin restricción, ó fuera dél; que de aqui adelante, despues de la publicacion de estas nuestras letras…[11].

Este tipo de procedimiento era demasiado usual a mediados del siglo xvii. Tengamos en cuenta que dos años después de la actuación Arce y Reinoso hacia lo propio Francisco Zapata y Mendoza, obispo de Coria, con San Jonás, al que otro fulero de la tierra, Juan Solano de Figueroa se empeñó en que había sido martirizado en esta diócesis[12]. Y al mismo tiempo incluía en el breviario diocesano a los mártires de Cáparra.

En 1670, el también obispo Antonio Fernández de Campo declaraba santos de la diócesis a un inventado San Evasio, al que se le endilgaron los títulos de primer prelado cauriense y mártir. En un manuscrito atribuido a Andrés Santos Samaniego, canónigo de la catedral de Coria, se reseña que este aumento del santoral viene motivado por la aparición de estos nombres en el Martirologio de Tamayo Salazar, «fundado en Flavio Dextro como tambien alg[uno]s de[n] las noticias en que se apoia el Culto de los S[an]tos referidos son atribuidas al mismo Author con otros fundam[en]tos bien debiles a mi parecer»[13].

Tal proceder no escapa a la censura que de forma enérgica lanza el historiador de la España Sagrada a los inventores de los santos de Cáparra:

No fuera tanto el mal del que fingió el Chronicon atribuido á Dextro, si no huviera inficionado á otros, para irle propagando por diversas Ciudades. Uno de ellos fue D. Juan Tamayo de Salazar, que hallandose Secretario del Ilustrissimo Arce Reynoso, Obispo de Plasencia, le instigó á declarar por Santos naturales de su Obispado á todos los aplicados á lugares de aquel territorio… y como el imaginado de Capara es del territorio de Coria, reza también de ellos este Obispado. Pero el motivo de que padeciessen en Capara no tiene mas fundamento, que la ficción mencionada, la qual basta para levantar la pluma, por no ser razón lidiar contra las sombras[14].

III.

Por si los santos de Cáparra fueran pocos, otros cuantos nos iba a regalar el benedictino Fray Gregorio de Arnaiz (Figura 4). A los citados Carilipio, Aphrodisio, Agapio y Eusebio, añadiría los nombres de Atanasio, Félix y «otros cuarenta monges solitarios». Para ello toma nota del fabuloso Cronicón de Hauberto, redactado por el clérigo visionario Lupián de Zapata hacia 1660 y que atribuyó a un fraile del siglo ix. La segunda parte, que comienza con el nacimiento de Cristo, se refiere al año 86, en estos términos: «In Ciuitate Capra circa Eburam passi sunt Foelix, Carilipus, Athanaius, & quadraginta Monachi folitarii»[15].

A esta reseña de Hauberto, el padre Argaiz le hace sus variopintas anotaciones. Si en este caso la mentira está servida, aún le corrige la plana aumentando la falacia. Está seguro que Hauberto cometió un error en cuanto a la ubicación En este sentido señala que «es Capra la villa de Capara en el Obispado de Plasencia; y no sè como dixo, que etaua cerca de Ebura, sea la Ebora de Portugal, sea la Carpentana». Y la conclusión es aún más sustanciosa:

[...] queda aumentada, y crecida la gloria del Carmelo con tales quarenta y tres Monges Martires; pues conforme el tiempo, no ay Religion, que se los compita con que se sabe quanto se auia dilatado, pues ya tenian en la soledad, y dentro de la Ciudad de Capara hecho Conuento.

A estos cuarenta y tres mártires añade Gregorio de Argaiz los que silencia Hauberto: «Eusebio, Aphrodisio, y Agapio; con que ya son seis los nombrados de estos quarenta y seis»[16].

Con posterioridad se reiteró en estas mismas fabulosas especulaciones[17], a pesar de que en ese tiempo algún cronista de la orden del Carmelo que, si bien aceptando la existencia del monacato en Capra, obvió la identificación de la ciudad que se alzaba «cerca de Ebura» con Cáparra[18].

IV.

En la cronología del Cronicón de Dextro, con la fecha correspondiente al año 308, se incluye el martirio de otros santos caparrenses en los siguientes términos: «In Urbe Capera, vel Caparra urbe Lusitanieae, Sanctus Marcus & eius socii»[19].

Rodrigo Caro, tras copiar la cita, anota que el Martyrologio Romano marca la celebración de San Marcos el día 3 de julio[20]. En lo mismo incide Bivar, si bien nos ofrece el nombre de Muciano, como acompañante de Marco, al que enseguida se le sumarán Paulo y un niño («cum puer parvulus») de nombre desconocido[21]. Su fuente de información es la de Caro, es decir, el Martyrologio Romano, que a su vez había tomado el préstamo del Menologio Griego[22]. Y así es como aparece la traducción latina de dicho martirologio, en una edición de 1678:

El mesmo dia, los Santos Martyres Marco, y Murciano (sic), q[ue] fuero[n] muertos por la gloria de Christo; y estando en el rigor de los tormentos, los exortava vn muchacho de poca edad, con voz alta, q[ue] no sacrificassen à los Idolos; el qual fue luego por esto açotado, y quanto mas le herian, tanto èl mas altamente confessava à Chrito; por lo qual le martyrizaron à èl, juntamente con vno, llamado Paulo, que animava à los Martyres[23].

El hecho de que apareciesen en el Menologio es la prueba evidente que hace que a los supuestos mártires de Caparra deban catalogarse como santos griegos u orientales, posiblemente de Cilicia, ya que sus muertes fueron ordenadas por el Presidente Máximo, que gobernaba aquella zona en tiempos del emperador Maximiano[24]. En consecuencia, el Dextro de Román de la Higuera no solo se apropió de las víctimas, sino que también retrasó en algunos años la fecha del martirio.

Lógicamente Tamayo Salazar tampoco hace mueca a esta usurpación e incluye a los cuatro santos en su Martirologio Hispano como caparrenses[25]. Y a ellos le dedica una larga parrafada que encabeza del siguiente modo:

Apud Caparram in Vettonia Hispaniae SS. MARCI, MVTIANI & PAVLI, qui pro Christi nomine tormentorum angustia oppressi, iamiam declinare visi, ni Paruulus illos ne Idolis litarent, intrepidam supra aetatem libertate, moneret, quo resipiscentes cum Pueruli innocentia coronati sunt.

Tras citar a los martirologios o escritores que han recogido la muerte de estos santos, nos ofrece un epigrama que nos habla del olvido que sufrieron durante la invasión musulmana y su recuperación tras la reconquista. Al mismo tiempo recuerda la disposición del obispo de Plasencia, don Diego Arce Reinoso, para que se les dé culto en la diócesis, como ya vimos en relación con San Carilipo y sus compañeros. Y por último redacta el acta del martirio de los santos Marcos, Muciano, Paulo y el niño anónimo a partir de las informaciones de «Graecorum schedis, Martirologiis, et Flau. Dextro»[26]. Se trata de la narración que, de manera casi literal, nos ofrece en otra posterior publicación:

Andava en nuetro distrito de la Vettonia encendido el fuego de la persecucion contra el Catolico rebaño de Christo: Daciano, y Calsurniano, su Legado, como hambrientos lobos, sin mas causa, que el odio à quel os forçauan sus cabeças, todo era verter sangre de las mansas obejas del aprisco de la Iglesia, con tanta continuacion, y en tanto numero, que por aquella Prouincia no auia Ciudad sin presos, no auia camino sin Martires… Caparra, Ciudad entonces de grande lustre, oy reducida à la cortedad de dos ventas, dio en este tiempo otros frutos del regado campo de su Iglesia con el precioso rocio de la sangre de sus Ciudadanos, antes vertida. Aqui, pues, fueron presos por la Fé los Santos Marco, Muciano, y Paulo con vn Niño Pequeño. Començò el Tirano con su acostumbrado rigor à atormentar à los gloriosos Marco, y Muciano; virilmente sufrieron los primeros destroços del Eculeo, expuestos à la segunda prueua (para mayor gloria de Dios, que adquirió, y logrò dos Sujetos mas.) Començaron à sentir los rigores, aflojaron en la constancia, descaecieron en la firmeza. Miraualos vn Niño, diole Dios discrecion para conocer su flaqueza, valor para increpar su cobardia; lebantó la voz animoso, exortandolos al martirio, disuadiendolos de la adoracio[n] de los Idolos. Despertòlos la voz del sueño de la perdicion, confortòlos la diuina Misericordia; el tropeçar, los adelantò en la confession de Christo, y los alentò a la perseuerancia de su profession. Atendia Paulo al sucesso, era Christiano, y compañero; escuchò al Niño, reconocio las obras de Dios, que tan sin pe[n]sar buelue los coraçones, como dueño dellos. Discurre en la defeccion de sus amigos, ocurrele el valor del Niño, con q[ue] sin temor concurre a la exortacion: prendelos el Tirano al Niño, y a Paulo, y todos quatro despues de auer sentido los rigores de la prision, y los horrores del suplicio, rinden las gargantas a los duros golpes del cuchillo, passando las almas à los celestiales alcaçares a gozar el premio eterno de sus constancias, y el triunfo inmortal de sus vitorias. Año de CCCVIII[27].

V.

En la redacción que Román de la Higuera hace del pseudocronicón de Dextro sigue un orden progresivo a partir de las fechas más alejadas en el tiempo. Esto le supone un problema cuando, en las páginas de los antiguos martirologios, se encuentra con santos desubicados, a los que él se encarga de buscarle alojamiento. Pero una mente ingeniosa como la suya pronto le da una solución. Marcando un año muy posterior recurre al recuerdo que en determinada localidad se mantiene sobre su santo, sacrificado algunos siglos antes. Pero esto no parece que fue lo que ocurrió en relación con dos nuevos mártires de Cáparra.

En el Cronicón de Dextro, en el apartado correspondiente al año 360, leemos este breve párrafo: «Capparra in Vettonia sancti martyres Foelix Fortunatus q[ue] coluntur»[28]. Esto viene a indicarnos, sin más, que en Cáparra pervive la memoria de estos dos mártires.

Si nos metemos en la búsqueda de la fecha de su martirio, a falta de una ubicación anterior en esta ciudad, localizamos esta pareja de santos, Félix y Fortunato, como víctimas del año 255. Sin embargo, no aparecen conectados con Cáparra, sino con otra población de la Lusitania, la actual Valencia de Alcántara, y así lo señala Dextro:

In Lusitania urbe Vectonum Valentia passi sunt Chrysti martyres Foelix, Fortunatus, & Achilaeus a Sancto Irenaeo missi ad praedicadum contra haereticos Gnosticos. 23 Aprilis[29].

Demasiado infantil fue el error de Román de la Higuera al trasplantar a la Valencia lusitana unos santos que los martirologios que se manejaban en su época, como los de Usuardo[30], Ado, Beda o Baronio, los habían situado en la antigua Valentía de las Galias[31]:

En Valencia de Francia, el martyrio de los Santos Felix Presbytero, Fortunato, y Achilleo Diaconos, à los quales embio San Irineo, Obispo de Leon de Francia à predicar el Evangelio a aquellas partes: y aviendo convertido a la Fe de Chrito, la mayor parte de aquella Ciudad, fueron encarcelados por el Capitan Cornelio, y açotados mucho tiempo rigurosamente, y quebrantadas las piernas, y atados à las ruedas, en que los bolteavan, y depues colgados en la garrucha, con humo à narizes: finalmente acabaron su glorioso martyrio decabezados[32].

Bivar (Figura 5) ignorando, o tal vez queriendo ignorar, la triquiñuela de Román de la Higuera, no tiene la menor duda en señalar que Félix y a Fortunato fueron martirizados en Valencia (Hispania), aunque para ello silencie cómo los citados autores introducen el nombre de la ciudad precedido de «in Gallia» o «in Galliis». Tan sólo el obispo Equilino, Petrus de Natalibus, inserta «ad Urbem Valentiam, quae est Civitas Hispaniae»[33] y este dato, que Nicolás Antonio asegura que «se ingerió por error en el texto»[34], le es suficiente a Francisco de Bivar para confirmar la veracidad de la anotación del Dextro[35]. E indudablemente, a la hora de decidirse sobre la elección de una Valencia hispana, se decanta por la lusitana, es decir, por Valencia de Alcántara.

Por su parte, algunos historiadores del levante relacionaron las figuras de los santos Félix y Fortunato con la Valencia del Cid. Es el caso de Fray Francisco Diago, que dedica dos capítulos de su obra a defender el martirio en esa ciudad[36]:

CAPITULO XV. Que los bienauenturados San Felice Presbytero, y sus Diaconos Fortunato y Archileo, padecieron martyrio en este Reyno en la ciudad de Valencia, hauiendolos embiado a predicar el Obispo de Leon de Francia San Ireneo.

CAPITULO XVI. En que se da razon del martyrio que padecieron en Valencia deste Reyno los bienauenturados San Felice Presbytero, y sus Diaconos Fortunato y Archileo.

Un par de años antes que Diago también el Padre Gaspar Escolano se había inclinado por idéntica afiliación martirial para nuestros santos en su magna obra sobre el reino valenciano[37]. En ellas nos informa de «como San Felix, Archiloco, y Fortunato predicaron el Euangelio en Xatiua, y fueron por ello presos y martyrizados en Valencia»[38]. Tanto el uno como el otro citan las fuentes que les sirven de argumento, cuales son los libros de Pero Antoni Beuter[39] y Esteban de Garibay[40]. Y éstos, a su vez, se habían basado en la información de Petrus de Natalibus referida anteriormente. La teoría valenciana fue rebatida, al igual que lo hiciera Nicolás Antonio, por el Padre Ambrosio Morales bajo el enunciado de «Muchos Santos que algunos atribuyen á España y no le pueden pertenecer»[41]. Y lo propio haría Henrique Flórez, que dejaba por sentado, luego de recurrir a múltiples martirologios, que a los tres referidos mártires «Pedro de Natalibus, que acaso por no tener noticia de otra Valencia, mas que de la Española, los aplicó á esta»[42].

Tamayo Salazar tiene claro que los santos que se apropiaron los autores valencianos no pueden tener vinculación alguna con Cáparra, ya que proceden de Francia. Tampoco considera lógico enmarcarlos en Valencia de Alcántara, como pretende Francisco de Bivar siguiendo a Dextro. Para ello recurre al ejercicio de la lógica, precisamente la que le falta en otras ocasiones. No comprende que siendo tres los mártires, Félix, Fortunato y Archiloco, solo se recuerde a los dos primeros:

[...] el culto de Caparra no se estendiò a mas que a dos...; y no auia mas razon de dar culto a dos, que a tres, pues todos tres iban juntos, y todos tres padecieron igualmente. Y no parece, en buena consideracion, que se quisiesse Caparra dexar vno por venerar, y separarle de los otros dos[43].

Ya a Nicolás Antonio le llamaba la atención que Jerónimo Román de la Higuera, el autor del Cronicón de Dextro, reiterara el emparejamiento de un Félix y un Fortunato en diferentes localidades y en diferentes tiempos, lo que le hace incidir en «la poca verosimilitud que tiene hallarse tres partes de Santos iguales llamados Felix, i Fortunato, todos Martires de España»[44].

Y la tercera pareja, puesto que descarta la procedencia levantina y no le convence la de Valencia de Alcántara, es la que atraerá la mirada de Juan Tamayo. De esta, una vez encuadrada en el año 300, dice el Dextro al respecto[45]:

Petauonii in Asturibus gloriosissimi Christi Martyres Saturninu, Foelix, Fortunatus, & alii socii Martyres.

El escritor extremeño nos recuerda que la fiesta de estos santos se celebra el día 26 de febrero. Y, efectivamente, en el martirologio romano encontramos tal efeméride reflejada en una lista de santos, a la que se añaden los nuestros con los siguientes términos: «Item, los Santos, Fortunato, Feliz, y otros veinte y siete»[46]. La utilización del «ítem» nos da a entender, que al igual que los que les preceden, fueron martirizados en Perga, una ciudad de Anatolia, que llegó a ser capital de Panfilia.

En las anotaciones al texto que hace Rodrigo Caro tiende a identificar la esta referencia geográfica (“Petauonii in Asturibus”) con la actual localidad leonesa de La Bañeza[47], al igual que Pedro de Bivar[48]. No obstante sabemos que Petavonium fue una ciudad romana surgida tras el asentamiento de la Legio X Gemina en las proximidades Santibáñez de Vidriales, una localidad zamorana a 25 kilómetros de La Bañeza.

Si el Cronicón de Dextro no tuvo el mínimo problema en hacer emigrar hasta estas tierras a los citados mártires, tampoco Tamayo Salazar iba a tener inconvenientes para forjarles una biografía a la medida para asegurarse la certeza de su tesis. Para él Félix y Fortunato eran vecinos de Cáparra y fueron llevados hasta aquel lugar de «la Bañeza, del Obispado de Astorga», para martirizarlos. Aunque deja abierta otra posibilidad:

[...] o fueron Soldados de la Cohorte Flauia, cuyo Tribuno residia en aquel Lugar de la Bañeza, llamado entonces Patauonium: y serian naturales de nuestra Caparra[49].

Y posteriormente se reafirma:

Y assi creo que fueron soldados naturales de Caparra, que padecieron en Bañeça, y que serian de la lista de la Cohorte Flauia[50].

En el texto del Dextro relativo al año 268 se cita el martirio de Fortunato junto a otros veintiocho innominados: «Uxamaebarcae in Autrigonibus Hispaniae populis‚ S. Fortunatus insignis Christi Martyr, & 28, cum eo»[51].

De las anotaciones de Bivar[52] se deduce que pueden ser los mismos mártires referidos en los años 255 y 300, y ello también lleva a Tamayo Salazar incluir su conmemoración el 26 de febrero en su martirologio, si bien poniendo al lado de Fortunato el nombre de Félix, como observamos en esta traducción del latín:

En Uxama Barca, en los Austrigones, Santos Fortunato y Félix con veintisiete compañeros, que en la persecucion de Galieno emperador, padecieron varios tormentos por la Fé; y finalmente, agonizaron intrépidos por la corona del martirio[53].

Fuera en La Bañeza, como dijo, o sea en Uxama Barca, el hecho es que nada cambia para Juan de Tamayo, que muy bien sabe adaptarse a las circunstancias. Por eso no es extraño que en su Martirologio Hispánico inserte un añadido al párrafo anterior:

[...] fueron llevados de Uxama-barca a la ciudad de Capara, y que merecieron culto célebre, hasta que destruida la ciudad, fue trasladada la cabeza de san Fortunato a Plasencia, donde se conserva honoríficamente, en el sagrario de su iglesia catedral.

El tal traslado a su ciudad de origen, «estando, como ya estaua en paz la Iglesia», lo supone bien avanzado el siglo IV, a tenor de la cita del Dextro, relativa al año 360, sobre el recuerdo que de estos santos se tenía en Cáparra[54].

Para que nadie ponga en duda su proposición, diserta más ampliamente sobre ello cuando hace recuento de las reliquias de la catedral y se topa con las pertenecientes a San Fortunato:

En la relacion destas Reliquias reparo lo primero, que esta S. Iglesia tiene la Cabeça de S. Fortunato Martir, de quien se ha hecho mencion con Dextro, que se veneraua en Caparra… Y auiendo congeturado alli, q[ue] esta veneracion pudo proceder de auer estado sus santas reliquias en aquella Ciudad; confirmo aora esta congetura con la assistencia desta relacion; y que las que se veneran en Plasencia son las de aquel Santo Martir de Caparra; y destruida esta, se lleuaron à la Santa Iglesia de Plasencia, como cabeça de aquella de Caparra, cosa que cada dia se haze, quando quedan rurales algunas en los Obispados: O por otros accidentes que no alcançamos. Siendo esto asi, viene à tener mas credito el fragmento de Dextro, co[n] esta euidencia, y N. S. Martir nueuo apoyo de que lo fue de nuestro Obispado. Añadese à esto, que en el mismo Sagrario se hallan diuididas, en diuersos nichos, algunas reliquias màs del mimo Martir, co[n] que parece, que no solo su santa Cabeça, pero mucha parte de su sagrado Cuerpo conserua, y guarda con veneracion esta S. Iglesia[55].

Muy pronto esta hipótesis, máxime conociendo la personalidad de quien inventarió el relicario, fue objeto de las oportunas críticas y desmentidos. Con una es suficiente:

Mas entre tantos santos mártires que tuvieron el nombre de Fortunato, no consta que la sagrada cabeza, conservada en Plasencia, sea de aquel Fortunato, que se dice tuvo culto célebre en Caprea; ni tampoco del Fortunato, que padeció en Uxama-Barca, bajo del imperio de Galieno; mucho menos de aquel otro Fortunato, de quien dijimos que a 26 de febrero, se hacía mencion en los antiguos martirologios, de que habia sido martirirízado por Cristo en Antioquía[56].

Solo le quedó decir que la roturación de la cabeza con el nombre de San Fortunato partió de quien hizo la enumeración de las reliquias, del propio Tamayo Salazar. Y quizás no le faltaría razón.




NOTAS

[1] Antigua ciudad romana ubicada en la Vía de la Plata, en los términos de los pueblos cacereños de Guijo de Granadilla y Oliva de Plasencia.

[2] HIGUERA, Jerónimo Román de la: Fragmentum Chronici vel Omnimodae historiae Flavii Lucii Dextri Praefecti Praetorio Orientis. Manuscrito de 1594. Biblioteca Nacional. Fol. 8 r.

[3] SALVÁ, Miguel, y SAINZ DE BARANDA, Pedro: Documentos inéditos para la Historia de España. Tomo XXII. Madrid, Imprenta de la viuda de Calero, 1855. Pág. 329.

[4] CARO, Rodrigo: Flavi Luci Dextri. C. C. Omnimodae historiae quae esta[n] fragmenta: cum Chronico. M. Maximi et Helecae AC. S. Braulionis Caesaraugustanorum episcoporum. Notis Ruderici Cari Baetici illustrata. Anno 1627. Fol. 44 r.

[5] BIVAR, Francisco de: Dextri Barcinonensis, Fl. Lucii. Chronicon omnimodae historiae: Primum quidem eidem Hieronymo dicatum, sed eo ad Superos translato, multis locis locupletatum, Paulo Orosio Tarraconensi iterum nuncupatum. Lugduni, Sumtibus Claudii Landry, 1627. Pág. 174.

[6]Anamnesis, sive Commemorationis Sanctorum. Hispanorum, Pontyficum, Martyrum, Confessorum, Virginum, Viduarum, ac sanctarum mulierum. Ad ordinem, et methodum Martirologii Romani, quo utiter Ecclesia. Tomus Secundus. Lugduni (Lyon), Philip Borde, Laurent, Arnaud, & Cl. Rigaud, 1652. Págs. 797-798.

[7]San Epitacio Apóstol y Pastor de Tui, Ciudadano Obispo y Martir de Ambracia, oy Plasencia. Su vida y martirio. Madrid, Diego Díez de Carre[r]a, 1646. Pág. 29.

[8]Anamnesis, sive Commemorationis Sanctorum… Tomus Secundus, págs. 798-799.

[9]Acta sanctorum julii: ex latinis & graecis, aliarumque gentium monumentis, seruata primigenia veterum scriptorum phrasi, collecta, digesta, commentariisque et obseruationibus illustrata a Conrado Janninck, Jean-Bapt. Solliero, Jeanne Pinio. Tomus II. Venetiis, 1747. Pág. 249.

[10]Censura al libro España Primitiva. Manuscrito, Biblioteca Nacional, 1739. Fol. 29 v.

[11] TAMAYO SALAZAR, Juan de: Anamnesis, sive Commemorationis…, pág. 799-801.

[12] SOLANO DE FIGUEROA ALTAMIRANO, Juan: San Jonás, Presbítero y Mártir, Apostol, Predicador y Maestro de la Noble y Muy Leal Villa de Cáceres y otros Santos sus hijos y Naturales del Obispado de Coria. En Madrid, por Ioeph Fernandez de Buendia, Año 1665. Págs. 178-181

[13]Memoria para la Historia de la S[an]ta Igl[esi]a de Coria. Chronologia de sus Obispos. Año 1752. Fol. 39 r – 39 v. En padre Fidel Fita y Colomé, aunque no de forma muy literal, también ofrece una transcripción de esta parte del documento: Actas inéditas de siete Concilios Españoles celebrados desde el año 1282 hasta el de 1314. Madrid, imprenta de Morato e Hijos, 1882, págs. 11.

[14] FLÓREZ, Henrique: España Sagrada: theatro geographico-historico de la iglesia de España: tomo XIV. de las Iglesias de Abila, Calabria, Coria, Coimbra, Ebora, Egitama, Larnego, Lisboa, Ossonoba, Pacense, Salamanca, Viséo, y Zamora, segun su estado antiguo. En Madrid, en la Oficina de Antonio Marín, año de 1758. Tratado 45, cap. 2, pág. 55.

[15]Hauberti Hispalensis monichi Benedictini chronicon.

[16]Población eclesiastica de España y noticia de sus primeras honras: continuada en los escritos, y Chronicon de Hauberto, monge de San Benito. Tomo primero, parte segunda. Madrid, en la Imprenta Real, 1668. Pág. 144.

[17] ARGAIZ, Gregorio de: La Soledad Laureada por San Benito y sus hijos en las Iglesias de España, y theatro monastico de la prouincia lusitania. Tomo quinto. En Madrid, por Joseph Fernandez de Buendia, 1675. Pág. 312.

[18] SANTA TERESA, Fray Joseph de: Flores del Carmelo. Vidas de los Santos de Nuestra Señora del Carmen, que reza su Religion, assi en comun, como en particulares Conventos. En Madrid, por Antonio Gonçalez de Reyes, año de 1674. Pág. 540. Indica que fue el segundo monasterio hispano en sufrir el martirio de sus acogidos, tras el de Coca.

[19] HIGUERA, Jerónimo Román de la: Fragmentum Chronici..., fol. 26 r.

[20] CARO, Rodrigo: Flavi Luci Dextri…, fol. 118 r.

[21]Dextri Barcinonensis, Fl. Lucii. Chronicon omnimodae historiae, pág. 368

[22] ANTONIO, Nicolás: Censura de historias fabulosas: obra posthuma de Don Nicolas Antonio... Van añadidas algunas cartas del mismo autor, i de otros eruditos. Publìca estas obras Don Gregorio Mayans i Siscar, autor de la vida de Don Nicolas Antonio.En Valencia, por Antonio Bordazàr de Artàzu, 1742. Pág. 317.

[23]Matirologio romano para todos los días del año, conforme a la nueva reformación del Kalendario: publicado por mandado de el papa Gregorio XIII y reconocido por autoridad de Clemente X. Pontífice Máximo. Traducido de Latín en Castellano por el Padre Dionisio Blazquez, de la Compañía de Iesus. Y ahora de nuevo aumentado con la traducción de los Santos añadidos en el Martyrologio latino, que se imprimió en Roma año de 1674 por el Padre Francisco Garcia, de la misma Compañía. Madrid, por Antonio Francisco Zafra, 1678. Pág. 162.

[24] ANTONIO, Nicolás: Censura de historias fabulosas…, págs. 291 y 317.

[25] Gil González Dávila, parece que de manera involuntaria, incluye al cuarteto entre los santos que recibieron el martirio en Trujillo, de la diócesis de Plasencia: Teatro Eclesiástico de las Iglesias Metropolitanas, y Catedrales de los Reynos de las dos Castillas. Vidas de sus Arzobispos y Obispos, y cosas memorables de sus sedes. Tomo Segundo. Que contiene las Iglesias de Sevilla, Palencia, Avila, Zamora, Coria, Calahorra, y Plasencia. En Madrid, Imprenta de Pedro de Horna y Villanueva, año de 1647. Pág. 517.

[26] TAMAYO SALAZAR, Juan de: Anamnesis, sive Commemorationis…, Tomus Quartus, págs. 33-35.

[27]San Epitacio Apóstol y Pastor de Tui…, págs. 34-36.

[28] HIGUERA, Jerónimo Román de la: Fragmentum Chronici vel Omnimodae historiae…, fol. 28 v.

[29]Ibid., fol. 18 v.

[30] Para este trabajo he utilizado la edición de principios del siglo xviii, hecha y anotada por Jean Baptiste Sollier: Martyrologium Usuardi Monachii, hac nova editiones. Ad excusa exemplaria quatordecim, ad codies Mss. integros decen & septem, atque ad alios ferme quinquaginta collatum, ab additamentis expurgatum, castigatum & quatidianis observationibus allustratum. Antuerpiae, Typographia Joannis Pauli Robyns, 1714. Texto y observaciones, en pág. 228.

[31]Valentiae in Gallia passio sanctorum martyrum Felicis presbyteri, Fortunati & Achillei diaconorum, qui a beato Irenaeo Lugdunensi episcopo ab praedicandum verbum Dei missi, cum maximam partem illius ciuitatis ad fidem Christi conuertissent, a Cornelio duce in carcerem trusi sunt, deinde diutissime verberati, cruribusq. confractis, circa rotarum vertiginem strictis, fumum quoque in equulei suspensione perpessi, ad extremum gladio consummati sunt. BORONIO SORANO, Caesare: Martyrologium Romanum, ad novam kalendarii rationem, et ecclesiasticae historiae veritatem restitutum Gregorii XIII Pont. Max. Iussu editum; acceserunt notationes atque Tractatio de Martyrologio Romano. Romae, Typographia Dominici Basae, 1586. Págs. 177-178.

[32] La traducción fue hecha por el Padre Dionisio Blázquez Matirologio romano para todos los días del año, conforme a la nueva reformación del Kalendario…, pág. 96.

[33]Sanctorum catalugus vitas: passiones, & miracula co[m]modissime annectens, ex variis voluminibus select[us]. Lugd.: apud Jacobum Giu[n]cti in vico Hercuriali, 1543. Aunque murió a principios del siglo xv, la primera edicción de la obra data de 1493. Para la citar ver Lib. 4, cap. 83, fol. 71 v.

[34]Censura de historias fabulosas…, pág. 192.

[35]Dextri Barcinonensis, Fl. Lucii. Chronicon omnimodae historiae…, pág. 287.

[36]Anales del Reyno de Valencia: Tomo primero : que corre desde su población despues del Diluuio hasta la muerte del Rey Don Iayme el Conquistador. Valencia, en casa de Pedro Patricio Mey, 1613. Libro III, fol. 157 r – 160 v.

[37]Década primera de la Historia de la Insigne, y Coronada Ciudad y Reino de Valencia. Segunda Parte. Valencia, en casa de Pedro Patricio Mey, 1611.

[38] Ibid., Libro nono, cap. XIX, 1134-1138.

[39]Segunda parte de la coronica general de Espana; y especialmente de Aragon, Cathaluña, y Valencia. Donde se tratan las cobranças desta tierras de poder de Moros, por los inclytos reyes de Arago[n], y condes de Barcelona. Y ponese en particular la conquista de la ciudad y reyno de Valencia, y Murcia, con las islas Mallorca, Menorca, Iuiça, y las otras: con muchas cosas de notar, como por las tablas se podra ver. Valencia, en casa de Pedro Patricio, 1604. La primera edición es de 1550. Libro II, cap. XXX, pág. 216.

[40]Los Quarenta Libros del Compendio Historial de las Chronicas y Universal Historia de de todos los Reynos de España. Tomo Primero. Barcelona, por Sebastián de Cormella, 1628. La primera edicción data de 1556. Las referencias al martirio en Valencia de Félix, Fortunato y Archiloco: Libro 7, cap. 21, págs. 204-204.

[41]Coronica General de España. Tomo V. Madrid, en la oficina de don Benito Cano, 1791. Lib. 10, cap. 28, págs. 178-179.

[42]España Sagrada: theatro geographico-historico de la iglesia de España: tomo VIII. De las iglesias que fueron sufragáneas de Toledo: Palencia, Setabi, Segovia, Segobriga, Segoncia, Valencia, Valeria y Urci, según su estado antiguo. En Madrid, por Antonio Marín, 1752. Pág. 45.

[43] TAMAYO SALAZAR, Juan de: San Epitacio Apóstol y Pastor de Tui…, pág. 105.

[44]Censura de historias fabulosas…, pág. 369.

[45] HIGUERA, Jerónimo Román de la: Fragmentum Chronici..., fol. 23 r.

[46]Matirologio romano para todos los días del año, conforme a la nueva reformación del Kalendario: publicado por mandado de el papa Gregorio XIII y reconocido por autoridad de Clemente X. Pontífice Máximo. Traducido de Latín en Castellano por el Padre Dionisio Blazquez, de la Compañía de Iesus. Y ahora de nuevo aumentado con la traducción de los Santos añadidos en el Martyrologio latino, que se imprimió en Roma año de 1674 por el Padre Francisco Garcia, de la misma Compañía. Madrid, por Antonio Francisco Zafra, 1678. Pág. 50.

[47]Flavi Luci Dextri…, pág. 105 v.

[48]Dextri Barcinonensis, Fl. Lucii. Chronicon omnimodae historiae…, pág. 333.

[49] TAMAYO SALAZAR, Juan de: San Epitacio Apóstol y Pastor de Tui…, pág. 37.

[50]Ibid., pág. 105.

[51] HIGUERA, Jerónimo Román de la: Fragmentum Chronici..., fol. 19 v.

[52]Dextri Barcinonensis, Fl. Lucii. Chronicon omnimodae historiae, pág. 390.

[53]Anamnesis, sive Commemorationis Sanctorum..., Tomus Primus. Lugduni (Lyon), 1651. 26 de febrero. Cit. C. R.: Historia Crítico-Geográfica de la Antigüedad, nombre, situación, fueros y privilengos de las principales ciudades de España &. Tomo Primero. Madrid, Imprenta Ortega y Compañía, 1828. Págs. 320-321.

[54]San Epitacio Apóstol y Pastor de Tui…, pág. 37.

[55]Íbid., págs. 407-409.

[56] C. R.: Historia Crítico-Geográfica de la Antigüedad, nombre, situación, fueros y privilengos de las principales ciudades de España &. Tomo Primero. Madrid, Imprenta Ortega y Compañía, 1828. Págs. 324.



Los santos de Cáparra (la invención de un martirologio)

DOMINGUEZ MORENO, José María

Publicado en el año 2020 en la Revista de Folklore número 466.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz