Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >
El día 13 de junio los vecinos de Bernuy celebran la festividad de San Antonio de Padua. Este último año, como consecuencia de la pandemia que se viene padeciendo, solamente se llevaron a cabo los actos religiosos consistentes en la celebración de la novena y la misa oficiada por el párroco. Los actos profanos como la enramada (que tiene lugar desde la noche del viernes hasta bien entrada la madrugada del sábado), así como el refresco, la procesión y la subasta de los banzos, de los caramelos, de los cohetes, etc., no se pudieron realizar. Una vez finalizada la Santa Misa, ya en el atrio de la iglesia, los danzantes volvieron a dejar boquiabiertos a los numerosos asistentes al paloteo que ejecutan una vez al año para celebrar las fiestas de San Antonio, recibiendo como premio una cerrada ovación. Un pueblo joven pero enraizado con un rico legado histórico que ha sabido mantener.
Los mismos vecinos a los pocos días celebrarán las fiestas de Santiago y Santa Ana que tienen su momento más destacado en las celebraciones eucarísticas y en la procesión con la imagen de Santiago, que recorre las principales calles del pueblo al son de la dulzaina y el tamboril. Tras intentar recopilar todo aquello que sobre las fiestas de Santiago se hubiera escrito, me llamó la atención que en muchas crónicas se hacía referencia a las tormentas que habían acontecido entre la festividad de San Antonio y Santiago.
Son de todos conocidas las graves consecuencias que tenía en la pobre economía de un lugar, cuya principal fuente de ingresos era la agricultura, el verse afectado por las tormentas de verano. Dichas tormentas son perturbaciones atmosféricas violentas, acompañadas de aparato eléctrico y precipitaciones en forma de lluvia, granizo y pedrisco. En muchas ocasiones ocasionaban graves daños en las cosechas.
Varias son las noticias que aparecían en la prensa histórica que han llegado a nosotros referentes a este asunto en tierras de Benuy. Un ejemplo de ello es la crónica que recogía el Diario de Avisos de fecha 2 de julio de 1903, donde aparecía el siguiente titular: «Cosechas Perdidas-Campos Arrasados» y se hacía constar «A las cinco de la tarde de ayer se desencadenó sobre este pueblo y su término una fuerte tormenta de agua y piedras, que en los 35 minutos de duración ha causado grandísimos daños en los sembrados y barbechos». Los daños fueron notables «Más con ser grandes las pérdidas del sembrado las ocasionadas en el barbecho son más importantes, por haber sido tal la manga de agua y piedra, que ha arrastrado la tierra laborable dejando arena y piedras en tal abundancia, que algunas fincas de primera quedarán como de tercera y mala calidad».
No se imaginaban los vecinos que al año siguiente, en concreto, el día 18 de junio de 1904, como así recoge el Diario de Avisos de fecha 20 de junio, se produciría a las cuatro y media de la tarde «una horrorosa tormenta», como consecuencia de la cual «los verdes y frondosos trigos, las ya casi doradas cebadas y hermosos sembrados de garbanzos; todo, todo cuanto era la esperanza y alegría del labrador, ha quedado destruido en el rápido periodo de 7 minutos». Dicha crónica incluso deja constancia del tamaño del granizo caído «No viendo los sembrados, no es posible formarse una idea de lo que ha sido la tormenta, en la que han caído piedras que a las cinco horas tenían el tamaño de huevos de paloma». También nos deja otro dato curioso «Fue tal la rapidez del avance de la nube, que los labradores sólo tuvieron tiempo de quitar las clavijas de los arados y dejar escapar las yuntas que corrían despavoridas en todas direcciones, llegando los gañanes al pueblo magullados, con las cabezas llenas de chichones y algunos casi descalzos». Como consecuencia de la tormenta del año pasado el pueblo de Bernuy no había recibido ayuda del Fondo de Calamidades así dejaba constancia el corresponsal de la crónica «¿Se volverá a quedar olvidado, cual entonces, este pueblo en el reparto de los socorros concedidos por el Gobierno del fondo de calamidades? ¿Estará destinado el referido socorro a satisfacer otros servicios? Ayer como hoy las subvenciones o ayudas no se sabe quién las recibe. Parece que es algo innato a los Gobiernos.
Adentrémonos ya en las crónicas que recogía la prensa referentes a la festividad de Santiago, y valgan como ejemplo las dos siguientes:
La publicada en el Diario de Avisos de fecha 30 de julio de 1930 donde se daba noticia de la festividad de Santiago con las siguientes palabras «La función religiosa consistió en una misa mayor con sermón, a cargo del virtuoso cura párroco de la localidad D. Mariano Hidalgo, que hizo muy acertadamente el panegírico del Santo». Llama la atención el hecho de que al menos ese año los danzantes efectuaran los típicos paloteos «Como es de costumbre aquí, antes de la misa se verificó la procesión, siendo llevada en andas la sagrada imagen de Santiago, a la que al salir de la iglesia saludaron los clásicos danzantes con sus típicas y variadas danzas». Habiendo preguntado a varias personas de edad avanzada si tenían conocimiento de lo reseñado, ninguna ha sabido darme explicación alguna. ¿Pudiera tratarse de un hecho aislado? ¿Habría algún motivo en concreto? ¿Podría caber la posibilidad de que se llevaran a cabo el día del Patrón, y no, solamente, el día de San Antonio?.
Si bien, hoy en día, es típico llevar como prenda de vestir el traje de la peña, en las fiestas de antaño lo típico era que las jóvenes lucieran los pañolones de Manila «a ella concurrieron luciendo, unos airosos pañolones de Manila y otras, ataviadas con sus mejores galas, las agraciadas jóvenes Carmen Vázquez, María de la Cruz Loriguillo, Vicente Velasco, Teresa G. Martín, María Vallejo, Mercedes Pérez, Inés Íñigo, Ángeles Cristóbal».
La crónica que recoge el periódico Segovia Republicana de fecha 30 de julio de 1931 es más detallada. Hace mención a que en el año pasado los vecinos tuvieron que soportar, nuevamente, una tormenta en sus campos «Como el año pasado, por efecto del pedrisco que asoló toda la cosecha de cereales, este año se ha querido dar toda la solemnidad posible».
Llegados a este punto es bueno recordar que antiguamente el día anterior, es decir, el 24 por la noche se celebraban las Solemnes Vísperas, que eran cantadas en latín por los seminaristas (hijos del pueblo) y por el sacristán. Los vecinos aunque se encontraban en plena faena agrícola, ese día recogían antes la parva para asistir a las mismas. Recordemos que la asistencia a las Solemnes Vísperas era de obligada asistencia a los hermanos de la Cofradía de Santiago. Me gustaría hacer una mención especial a quienes un día participaron en las celebraciones litúrgicas, bien como organistas o como cantores, valga como representación de todos ellos D. Celso Sastre, Miguel Casado, Alberto Casado, al actual organista D. Félix Redondo y miembros que conforman el actual coro. El sermón fue a cargo del virtuoso sacerdote, cura ecónomo de Valseca.
Las crónicas también se hacían eco de las personas que por su posición o su capacidad económica asistían a las fiestas «entre los que tuvimos el gusto de saludar al competente cajero del Banco Castellano D. Bernabé Bardín y familia». Esa misma persona firmó como testigo junto con Dionisio Calle, industrial de Madrid, el acta de matrimonio celebrado en Bernuy de Porreros, el día 27 de septiembre de 1930, entre «la bella y distinguida señorita Dª Celedonia Romano Martín, hija de doña Concepción Martín, rica labradora del Parral de Pirón, con el simpático joven Vicente Olmos Martín, hijo del el acreditado industrial de esta población don Juan Olmos del Pozo».
Las jóvenes volvieron a lucir el traje regional segoviano con manteo de franjas y pañolones de Manila» prendas que recuerdan nuestros años juveniles en los que al son del tamboril y la clásica dulzaina bailábamos la jota en el Juncal».
Ese mismo año se llevó a cabo una exposición de labores de fin de curso realizadas por las niñas que asistían a la escuela y por su profesora Dª Ezequiela Sancho. Exposición a la que asistieron las autoridades locales, así como casi todos los habitantes del pueblo y muchos forasteros, quienes «quedaron admirados de la enorme labor desarrollada en la escuela durante el curso pasado, elogiando que en un rincón de nuestra olvidada Castilla pudiera haber una profesora que se sacrificara con tanto afán por la enseñanza de las alumnas confiadas a su cargo». Las autoridades felicitaron públicamente a la señora maestra y niñas de la escuela, «alentándolas a seguir laborando por la enseñanza, único medio de que España sea grande por obra de su cultura».
Este año se acordó la suspensión de las Fiestas Patronales cuya celebración se iba a llevar a cabo desde el día 23 al 26 de julio, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 29/2020, de 19 de junio, de la Junta de Castilla y León.
Me gustaría terminar con una frase de Miguel Delibes «Si el cielo de Castilla es alto es porque lo han levantado los campesinos de tanto mirarlo». Todavía hoy nuestra Castilla, con sus grandes avances en la agricultura, sigue dependiendo de un tempero adecuado y de un agua del cielo que avive o malogre sus cosechas año tras año.