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Revista de Folklore número

466



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Las coronas de Reyes. Un rito ancestral del Baile de Reyes en la huerta de Murcia

LUJAN ORTEGA, María / GARCIA MARTINEZ, Tomás

Publicado en el año 2020 en la Revista de Folklore número 466 - sumario >



La huerta de Murcia se circunscribe a la zona natural regada por el curso del Río Segura, con una delimitación concreta; desde el azud[1] de La Contraparada del Río Segura, que se encuentra entre las poblaciones de Javalí Nuevo y Javalí Viejo, hasta la población de Beniel (Murcia). Un territorio cursado por acequias mayores y menores, azarbes, meranchos, brazales, sendas, veredas y caminos.

A la hora de tratar las tradiciones de la huerta de Murcia en época de Navidad, son muchos los ritos que perviven en torno a este calendario festivo. Algunas de las manifestaciones populares que siguen activas en nuestros días son: la carrera de aguilandos[2] por las cuadrillas de músicos de la zona, las despiertas de las campanas de auroros, la representación de autos religiosos el día de la Epifanía, las misas de Gozo y Gallo o los actos de santos patronos: San Antón y La Candelaria.

Cuando reseñamos la recreación de autos religiosos, nos referimos a la escenificación de alegorías sobre las vivencias ocurridas ante el nacimiento del Niño, como la Adoración de los Pastores con ofrecimientos en la misa de Nochebuena o la Adoración de los Magos, siguiendo la misma estructura de un belén[3] viviente. Aunque también se viene el caso de la escenificación de autos, que es el tema central de nuestro relato. Los autos de reyes consisten en la composición dramática de breves dimensiones y en la que, por lo común, intervienen personajes bíblicos o alegóricos. Se realiza una obra teatral con ente propio, cuyo tema primordial es la representación religiosa del pasaje de la Biblia, que se conmemora en los días de Navidad, cuando se evoca la Natividad de Jesucristo. La representación religiosa sucede cada año, en distintos lugares de la huerta de Murcia, donde se representa El Auto de los Reyes Magos a modo de función teatral.

1.- Las ediciones de los Autos de Reyes Magos

Los libretos que desarrollan los actos del Auto de Reyes en la actualidad, probablemente tengan como fuente de referencia la obra de Fernández y Ávila[4], La Infancia de Jesu-Christo (1784). A partir de este libro han ido proliferando la publicación de ejemplares, de esta forma en casi todas las poblaciones de la Huerta aparecen libretos adaptados a partir de la obra de Fernández y Ávila, tal es el caso de los guiones encontrados en poblaciones como Rincón de Seca, El Esparragal, Patiño, Churra, La Alberca, Puente Tocinos, Guadalupe, La Ñora, Javalí Nuevo, Aljucer, etc., donde sacerdotes, maestros de escuela o médicos elaboraron su propia versión para escenificarla en el pueblo, de ahí la variedad importante de Autos localizados en los pueblos del territorio huertano.

En la Península Ibérica hay diez ediciones de la obra de Fernández y Ávila editadas entre los siglos xviii y xix, entre las que se localizan cuatro en Málaga, una en Valencia, dos en Madrid, una en Cádiz, una en Játiva y otra en Murcia. En la ciudad de Murcia hay ediciones de este libro, fechadas a mediados del siglo xix, cuyo impresor fue Francisco Benedito, «Impresor y Mercader de Libros», situado en la calle de la Platería. El otro libro encontrado en Murcia se titula La Fiesta de los Reyes vulgarizada en Zarandona[5]. Es un auto alegórico, manuscrito, perteneciente a la Colección José Alegría, depositada en los fondos del Archivo Municipal de Murcia.

Son muchos los nombres que recibe la representación del Auto de los Reyes, cada pueblo, cada territorio de Murcia ha venido denominando su obra de una forma: Fiesta de Reyes, Función de Reyes, Festividad de los Santos Reyes, Drama-sacro de la Adoración de los Santos Reyes, etc. La denominación más repetida por la prensa de la época es la Fiesta de Reyes, ya que entorno a la conmemoración de la Epifanía se hacían pasacalles, bailes, procesiones, rifas de productos, celebraciones religiosas, etc.

2.- Las hermandades, instituciones encargadas de organizar el Baile de Reyes

A lo largo del día se iban desarrollando poco a poco todas las actividades enmarcadas dentro de la representación teatral. Aunque es un teatro popular, realizado por personas del pueblo para el divertimento del mismo, el fin recaudatorio lo establecían las hermandades o cofradías religiosas. Estas instituciones han elaborado un ritual, que ha cristalizado después de atravesar el tamiz eclesiástico, es una asociación fuertemente implantada, con presencia en la vida social y cívica. Las actividades de las hermandades reflejaron los perfiles morales de la colectividad. En la representación del Auto de Reyes, o en la realización del Baile de Reyes y la Rifa de Reyes, las ganancias que traían consigo iban destinadas al sufragio de la Cofradía de Ánimas, de la Hermandad de la Aurora, Hermandad del Cristo, para la Cofradía del Rosario, la Hermandad del Santísimo, etc.

Los bailes de Reyes formaron parte de la representación teatral del Auto de los Reyes Magos. En los pueblos de la huerta y el campo, así como en la propia ciudad de Murcia, existe constancia documental de la celebración de este ritual, en el que participaba el pueblo y los parroquianos del barrio. En la población de El Palmar, la representación de Los Reyes fue muy importante. A finales del siglo xix, las noticias publicadas en la prensa regional y el testimonio documentado por Amador de los Ríos en 1889, le hicieron ganar una fama desaparecía por desgracia en nuestros días[6]. Por aquel entonces, la Cofradía encargada de organizar la representación alquilaba en la guardarropía del teatro de Murcia los trajes con que habían de aparecer vestidos los reyes. Por lo general, los papeles se iban transmitiendo generación en generación, siendo los actores, bien familiares o componentes de la cofradía religiosa en cuestión. Por aquel entonces, los Reyes portaban sobre sus cabezas «dentelladas coronas de latón ó de papel dorado», coronas utilizadas para el famoso baile de Reyes, en el que los mozos pujaban por bailar. Amador de los Ríos apuntaba que mientras se organizaba la música en la plaza, el Ángel era llevado a las principales casas del pueblo para recitar su papel, siendo obsequiado el niño con dulces, dinero y halagos por su interpretación. El Palmar a finales del siglo xix era una población con un elevado nivel industrial, esta actividad se vio materializada en las cosas edificadas en aquella época y en la arquitectura industrial llegada a nuestros días. Por ese motivo, los encargados de realizar la Función de Reyes, llevaban a la figura del Ángel a esos lugares con la intención de recaudar fondos. Durante la comida acontecida en la casa del mayordomo de la cofradía, las coronas permanecían en sobre el altar de la iglesia. El baile era organizado en honor y provecho de las ánimas, las mozas esperaban en sus casas emocionadas y expectantes, ya que para ellas el baile era importante. La puja consistía en que un mozo ofrecía un número determinado de misas por que una chica bailara con la corona del Ángel o de uno de los Reyes; acto seguido, contrarrestaba otro mozo con un número mayor para que no bailase, y así sucesivamente, siendo considerado como un halago de cariño el que el mozo consiguiera que su novia bailase con la monumental corona del Ángel sobre su cabeza «para lo cual, el que lo ha logrado á expensas de su bolsillo y de su rumbo, se apodera de la corona y la lleva á la casa de la señora de sus pensamientos, quien entonces, con la majestad más cómica y el aire de importancia más grande, sale a la plaza y baila pavoneándose orgullosa con aquel extraño tocado, que forma singular contraste con el atavío de la persona». Era un ritual cotizado en aquel tiempo, meditado y estudiado por los mozos ya que daban un paso importante en su vida ofreciéndose a pujar por la corona para que su futura pretendida la portara durante el baile en su cabeza.

En el año 1883 los vecinos de la población huertana de Aljucer[7] se reunían para hacer la Función de Reyes y el popular baile por la tarde. los pobladores de Algezares a la salida del sol celebraron el auto religioso de Los Reyes. Los jóvenes de aquel pueblo prepararon con entusiasmo la Fiesta para el año 1888. Por la tarde tuvo lugar el baile de Reyes[8]. De igual forma ocurrió el merendero de la «Esperanza», ubicado en la carretera de Alcantarilla, allí se organizó un baile de Reyes el 6 de enero de 1899[9], para aquella ocasión acudió «una música de guitarras, violín y bandurrias», músicos encargados de amenizar las pujas de los bailes y las piezas solicitadas por los que allí se dieron cita.

En los barrios de Murcia se representaron de igual manera los Autos Sacramentales de Navidad. Gracias a la documentación de prensa histórica del Archivo Municipal de Murcia, podemos conocer la presencia de este ritual festivo del ciclo de Navidad en los barrios de San Andrés, la zona de Puertas de Castilla o la en las inmediaciones de la nueva cárcel de Murcia, inaugurada en el año 1929. Dentro de esos espacios, entre el la Huerta y el propio núcleo urbano, estaba el Barrio de San Andrés. El 6 de enero del año 1901[10], se representó en la plaza de San Agustín, enfrente de la popular iglesia donde se custodian las imágenes de Francisco Salzillo, la popular fiesta. Se montó un tablado para realizar la representación en la que tomaron parte varios jóvenes de la parroquia de San Andrés y del vecino pueblo de Espinardo «a las nueve se cantará en el templo parroquial misa solemne á la que asistirá los Reyes para hacer adoración del Niño Jesús. Será probable que asista a la plaza una banda de música. Por la tarde á las tres habrá en la mencionada plaza bailes populares de Reyes ó inocentes». En la población de Aljucer, los vecinos prepararon para el año 1902[11] una gran fiesta de Reyes presidida por la Patrona la Santísima Virgen de los Dolores. Para la tarde era organizado su baile de Reyes.

A principios de siglo xx la Ermita de Puche, ubicada en el partido de Santiago y Zaraiche, comenzó a tener repercusión en la prensa regional con motivo de sus actividades festivas. Para el día 5 de enero de 1913 los mayordomos organizaron la Fiesta de Reyes. Por la tarde tuvo lugar el baile al que asistió «enorme concurrencia». Los fondos recaudados durante el desarrollo de aquel baile fueron destinados para el culto de la iglesia. Un trabajo ejecutado por los mayordomos y los vecinos entusiastas de las fiestas de Zaraiche[12].

Los bailes de reyes no eran realizados siempre por la cuadrilla local, también la banda de música era protagonista de estos acontecimientos celebrados durante los días próximos a la Epifanía. Al cabo de la jornada, en algunas poblaciones como en Puente Tocinos, la recaudación del baile era destinada a la beneficencia de la escuela del cercano pueblo de Casillas[13] «mañana domingo se celebrará la fiesta de los Santos Reyes, en la ermita de Puente Tocinos, á beneficio de la escuela de Casillas. Por la tarde á las dos, baile popular de rifa, en la puerta de la referida casa de Tolón. Por la noche otro baile en la casa escuela de Casillas. Asistirá una banda de música y la popular chirimía». Interesante noticia en la que observamos la presencia de banda de música y la popular chirimía o tío de la pita, una tradición musical desaparecida en nuestros días en la huerta y ciudad de Murcia.

Puente Tocinos contaba en el pasado con pequeñas casas de huerta, barracas[14] y una ermita en la que se encontraba la patrona de la localidad, Nuestra Señora del Rosario y San Félix, patrón dedicado a la seda, una imagen muy venerada en este lugar de la huerta murciana, ya que la seda representaba un gran sustento y alivio para las familias en caso de resultar buena cosecha. La ermita como espacio religioso sobre el que giraba gran parte de la vida social, era el lugar de reunión para celebrar, bailes, actos religiosos, obras de teatro, etc. Con el paso del tiempo, la zona de la Ermita fue aumentando demográficamente quedándose «pequeña» para el culto de los que allí vivían, siendo necesaria la construcción de una iglesia en el siglo xviii. Una ermita, un entorno con casa señorial propia de la huerta[15] destruida hacía el año 1917. Así en este entorno, olvidado por el paso del tiempo, tenía lugar la reconocida obra del Auto de los Reyes Magos. A primera hora de la mañana comenzaba en la ermita Puente Tocinos la celebración del Auto de los Reyes Magos en 1902[16], las cinco de la mañana era la hora elegida para comenzar a disparar los primeros cohetes, voladores, tracas, morteretes e iniciar la diana floreada por las calles anunciando el despuntar del alaba. El Auto comenzaba a las seis de la mañana con la entrevista de los Santos Reyes en la Cruz de la Vereda. De seguido daban inicio los coloquios pastoriles y la entrevista de los Magos y Herodes, en el escenario situado en la puerta de la Casa de Talón, espacio público abierto dedicado a otro de los actos de la obra. Seguidamente el Ángel y el Centurión, desarrollaban un discurso para dar entrada a la Adoración de los Santos Reyes en una gruta construida al efecto en la puerta de la Ermita, en donde estaban San José y la Virgen. Algo insólito en la celebración del Auto de los Reyes era lo que aquel año ocurría en la localidad, un desfile de la lucida cabalgata compuesta por treinta jinetes procedentes de las respectivas escoltas de los tres Reyes. Una enorme variedad de espacios dedicados a la obra compuesta con mas de una veintena de personajes[17].

Todos los años de manera tradicional se celebraba el día 6 de enero en los partidos rurales y pueblos de la huerta de Murcia la fiesta de los Reyes Magos. Tras la representación teatral, que solía ser a media mañana, los personajes vestidos con la ropa de la misma representación, se dispersaban por todo el pueblo para hacer la cuestación con la intención de sufragar gastos. Al mediodía se reunían en el «típico banquete de Reyes», en el que se comía y bebía para ir preparándose al baile, un acto muy esperado por los vecinos, en el que la diversión estaba asegurada hasta las primeras horas de la noche.

Las mozas esperan en su casas palpitantes de emoción, comenzaba la puja, ofreciendo un mozo cierto número de misas porque fulana bailara con la corona del Ángel ó de tal rey; otro, mayor número, porque no baile, y así sucesivamente, siendo considerado como el más expresivo testimonio de cariño, el que el novio consiguiera que su novia báilese con la monumental corona del Ángel sobre la cabeza, para lo cual, el que lo había logrado á expensas de su bolsillo y de su rumbo, se apoderaba de la corona y la llevaba á la casa de la señora de sus pensamientos, quien entonces, con la majestad más cómica y el aire de importancia más grande, salía a la plaza del pueblo y bailaba orgullosa con aquel extraño tocado.

En el año 1930, Mundo gráfico editó un interesante artículo con fotografías realizadas por Mateo, dedicado a la Fiesta de Reyes en la huerta de Murcia[18]. Después de la ceremonia de la Adoración en el templo, indicaba Andrés Bolarín, acontecían las peticiones de limosnas por la huerta, y al empezar la tarde, el típico baile de Reyes, en donde se recaudaba por medio de pujas para que bailasen las novias «llevando en las cabezas las coronas de los Magos, y los jóvenes en pretensión el funesto gorro de Lucifer». Ese mismo año[19] se celebraron Los Reyes frente al edificio de la nueva Cárcel inaugurada en mayo de 1929. A las siete de la mañana tuvo lugar la representación teatral, misa en la iglesia de San Andrés y por la tarde a las cuatro, «el tradicional baile de Reyes».

Sobre el tema que nos ocupa, las coronas de Reyes en el baile, Raimundo de los Reyes publicó un atrayente artículo[20] sobre la historia de la representación del auto Sacramental del año 1932, en citado trabajo apuntaba «se celebra este (en relación al baile) en el mismo lugar en que la representación se llevó a cabo, y en él es característica la costumbre que los Reyes coloquen la corona pintada de purpurina y adornada con profusión de cadenas, medallas y monedas, con que se tocan, en la cabeza de aquellas mozas, con las que pretenden bailar, rindiéndolas así el homenaje de sus predilecciones». Durante el baile, cuando las mozas llevaban sobre sus cabezas las coronas de Los Reyes, venía a representar un signo de distinción soberana.

En la fotografía realizada por Mateo y publicada en el ABC de 1932, podemos contemplar los Reyes, el dominio, Jusepe, Rebeca, algunas mozas con las coronas de Reyes y dos músicos, uno con laúd español y otro con guitarra española.

Eusebio Aranda, en su magnífica obra[21] Teatro medieval en un pueblo murciano, recordaba como en el pueblo de Churra, los actores que participaban en la representación continuaban con la ropa de la Obra hasta la noche, con la intención de recorrer el pueblo en demanda de los respectivos donativos para aumentar la cuenta de los Mayordomos o por lo menos para hacer frente a los gastos producidos durante el día de Reyes. Por la tarde en Churra, tras la comida ofrecida en una de las casas de los Mayordomos acontecía el baile en la plaza de la Cruz «en donde por el sistema de pujas se disputaban los jóvenes el derecho de que las chicas bailasen o no con las coronas de los Reyes».

La tradición del baile de Reyes siguió celebrándose en los años 40. En la barriada de Santiago (Quitapellejos) el día 7 de enero del año 1945 tuvo lugar la tradicional representación de la Adoración de los Santos Reyes por un grupo de aficionados de dicha localidad y por la tarde el típico baile de Reyes[22]. En una entrevista[23] realizada a Nicolás Rex hacía un repaso por las fiestas y rituales de la localidad de Espinardo. En su relato recordaba la celebración de Los Reyes y el baile en el atrio del templo «muy parecido al de inocentes, solo que la puja consistía en ponerle la corona de uno de los Reyes a la chica, o lo que el novio se oponía, dando unas monedas para que no se la pusieran, y así continuaba hasta que uno de los rivales cedía».

En nuestros días, la representación del Auto de los Reyes Magos sigue vigente en los pueblos de la huerta de Murcia y en determinados puntos de la geografía regional. Por desgracia el paso del tiempo ha provocado que los Bailes de Reyes dejen paso a otros acontecimientos, fue a mediados de siglo xx cuando la gran mayoría de pueblos del territorio huertano perdieron este ritual tan celebrado durante siglos. Para ver un baile en el día de la Epifanía hay que acudir a las poblaciones de Aledo, Zarzadilla de Totana (Lorca) o El Berro (Alhama de Murcia), donde las cuadrillas de música tradicional siguen tocando para el baile de jotas, malagueñas y seguidillas.

3.- Fuentes documentales

Prensa histórica ABC

Diario de Murcia

El Tiempo

Las Provincias de Levante

La Verdad

Mundo Gráfico




BIBLIOGRAFÍA

Amador de los Ríos y Fernández de Villalta, R.: Murcia y Albacete. Barcelona: Daniel Cortezo, 1889.

Aranda, E.: Teatro medieval en un pueblo murciano. Murcia: Patronato de cultura de la Excelentísima Diputación de Murcia, 1961.

Marín Martínez, A.: Rincones. «La ermita vieja». Caravija. Murcia: Peña huertana «La Crilla».1991.




NOTAS

[1] Presa hecha en los ríos a fin de tomar agua para regar y para otros usos.

[2] En la población de Patiño (Murcia) se celebra desde hace muchos años el ritual propio de la Navidad, «La Carrera» de aguilandos por las calles del pueblo, acompañados del estandarte, la bolsa para recoger las dádivas de los vecinos y con la campana anunciadora de la llegada de la cuadrilla a las casas.

[3] A lo largo de toda la huerta de Murcia, la tradición artesanal del Belén esta presente en diversas localidades como Puente Tocinos donde se ha construido la Casa del Belén, como espacio museístico.

[4] Colegial teólogo del sacro Monte de Granada y cura más antiguo de la iglesia parroquial de la Villa de El Colmenar en Málaga. En este texto recoge el relato de dos pastores, que utilizan numerosas expresiones andaluzas y diversas soluciones ortográficas.

[5] Los personajes descritos en el libreto son los siguientes: «Personas Jesús, María y José, San Miguel Arcángel, San Gabriel Arcángel, Melchor Rey anciano, Gaspar Rey joven, Baltasar Rey negro, 1º Coro de Ángeles, 2º Coro de Ángeles, Adán 1er padre, Herodes Rey Malo, Artiages noble de Jerusalén, Hirecano, Rabino 1º Maestro de la Ley, Rabino 2º, Tocino gracioso, Dos Pobres, Soldados, Música y Acompañamiento. Sale Adán de entre unos árboles vestido de pieles».

[6] AMADOR DE LOS RÍOS Y FERNÁNDEZ DE VILLALTA, R.: Murcia y Albacete. Barcelona: Daniel Cortezo, 1889.

[7]Diario de Murcia. 5 de enero de 1883, p. 1 y 2.

[8]Diario de Murcia. 5 de enero de 1888, p. 3.

[9]Diario de Murcia. 4 de enero de 1899, p. 3.

[10] Noticias Locales: Fiesta de Reyes. Diario de Murcia. 5 de enero de 1901, p. 2.

[11]Las Provincias de Levante. 4 de enero de 1902, p. 1.

[12]El Tiempo. 6 de enero de 1913, p. 3.

[13] FIESTA DE REYES. Diario de Murcia. 11 de enero de 1902, p. 3.

[14] En la Navidad de 1889, el Diario de Murcia informaba a los lectores sobre una triste noticia ocurrida en el partido de Puente Tocinos uno de los días mas festejados del año «sabemos que el día de Noche Buena se incendio una barranca en el partido de Puente Tocinos». Diario de Murcia. 27 de diciembre de 1889, página 3.

[15] MARÍN MARTÍNEZ, A.: Rincones. «La ermita vieja». Caravija. Murcia: Peña huertana «La Crilla».1991.

[16] Los Reyes. Las Provincias de Levante. 11 de enero de 1902, página 2.

[17] De igual forma, aparece la figura de Rebeca, y el Ángel, papeles llevados a cabo en 1912, por Francisca Martínez López y Jesús Sáez Fernández respectivamente. Puente-Tocinos. El Tiempo. 16 de enero de 1912, p. 3.

[18] Andrés Bolarín. Una fiesta tradicional. El retablo de Reyes en la Huerta. Mundo Gráfico. 24 de diciembre de 1930.

[19] El Tiempo. 10 de enero de 1930, p. 4.

[20] Raimundo de los Reyes. «La fiesta de los Reyes Magos en la huerta de Murcia». ABC. 6 de enero de 1932, p. 7 y 8.

[21] ARANDA, E.: Teatro medieval en un pueblo murciano. Murcia: Patronato de cultura de la Excelentísima Diputación de Murcia, 1961.

[22]Línea. 5 de enero de 1945, p. 5.

[23]Línea. 3 de julio de 1969, p. 7.



Las coronas de Reyes. Un rito ancestral del Baile de Reyes en la huerta de Murcia

LUJAN ORTEGA, María / GARCIA MARTINEZ, Tomás

Publicado en el año 2020 en la Revista de Folklore número 466.

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