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Introducción
La mateixa permanece incluida en un conjunto de manifestaciones folklóricas que han estado muy presentes en todo el archipiélago balear y que se mantienen vigentes. El hecho insular ha contribuido a que cada isla, debido a sus circunstancias históricas y geográficas, desarrolle sus propias expresiones de baile y música.
La mateixa puede considerarse el baile folklórico más tradicional y característico de la isla de Mallorca. Tiene distintas formas de manifestación, pero el modo en el que se desarrolla en la zona del Levante de este territorio está dotado de abundantes peculiaridades que son muy interesantes y merecedoras de estudio concreto. A pesar de que el baile folklórico como tal está muy popularizado y es conocido por todos los habitantes, la mateixa en sí no goza de una práctica muy extendida, solo se conserva entre quienes practican los bailes tradicionales. Por ello, en esta investigación etnomusicológica he estudiado todos los elementos que afectan al baile directa o indirectamente para así poder comprenderlo, difundirlo y seguir manteniendo viva esta parte de la cultura tradicional.
Los motivos que me han llevado a decirme por la realización de este trabajo de investigación parten del hecho de que desde mi infancia haya tenido oportunidad de pertenecer a grupos folklóricos y con ello de aprender el baile tradicional mallorquín. Esta circunstancia me ha llevado casi de modo inconsciente a descubrir y conocer la mateixa y a interesarme cada día más por sus particularidades. Con anterioridad a la presente investigación nadie me ha sabido esclarecer ni dar una explicación concreta del baile sobre todo por lo que respecta a su origen. Por ello, considero que tiene una importancia relevante el adentrarme en todos sus aspectos para así poder difundir y conservar una parte de nuestro patrimonio cultural musical.
El objetivo general de este trabajo es conocer como surgió el baile de la mateixa en la isla de Mallorca, y más concretamente en la zona del Levante, comprender las características descriptivas del baile, los grupos folklóricos que lo conservan y su pervivencia en el futuro.
Orígenes inciertos de la mateixa
El conjunto de entrevistas y conversaciones mantenidas para realizar una parte sustancial de la investigación de este trabajo aportan un abanico de visiones y experiencias muy diversas, pero todas acaban conduciendo a dos vertientes coincidentes. Una de ellas es la procedencia exterior, con respecto a la isla de Mallorca, de la mateixa y la otra que debido a su mantenimiento basado en la tradición oral y en la experiencia del baile, sus orígenes y desarrollo se mantienen muy confusos. La falta de documentación concreta es tal que los investigadores ya dan por asumido que será prácticamente imposible establecer los orígenes concretos de la mateixa.
Xavier Domènech (1990) indica que ya se bailaban mateixes en 1706. Para mantener esta afirmación se basa en una glosa[1] concreta creada a partir de la interpretación de este baile por botiflers[2] en el año indicado.
Luis Salvador, Archiduque de Austria (1984), cuando describe el baile popular conocido como fandango, en realidad está narrando el modo en que se baila una mateixa. Esta misma referencia es usada por Domènech. Por tanto, podemos deducir que la sustitución del fandango por la mateixa se debe a las modas de la época. Contemplado desde el punto de vista actual, esta tesis ha perdido su consistencia debido a que hoy en día el fandango y la mateixa son dos bailes con identidades perfectamente diferenciadas tanto en su aspecto musical como coreográfico. Guillem Bernat (1993) establece una diferenciación geográfica al constatar que la mateixa que se baila en la parte montañosa de la isla, la Serra de Tramuntana, es completamente diferente a la del resto de la isla debido a que su música y coreografía presentan notables singularidades. Apunta que diversas teorías invitan a sospechar que estamos ante una descendencia directa de jotas y fandangos o incluso de una cosa más atrevida, pero él no está de acuerdo con esta teoría debido la falta de similitud coreográfica y musical apuntada antes. También hay que recordar que el Archiduque denomina el final rápido y espectacular de un jota como copeo.
Antoni Noguera (1893) mantiene que las mateixes y los copeos son genuinamente mallorquines pero es muy probable que tengan su procedencia en las courante francesas. En cambio, para Bartolomé Ensenyat (1975) a fin de cuentas hablamos de un baile que para los mallorquines es la jota propiamente dicha. Igual que Martorell (2008) quien muestra su convicción de que la mateixa es un baile idéntico a la jota pero con variantes. La gente al acabar un baile preguntaba a los músicos «¿de qué va?», en relación a la pieza siguiente que iban a interpretar y los músicos respondían de la mateixa (de la misma) y de esta forma fue consolidándose el nombre. Muchos de los testimonios que he recopilado defienden este mismo planteamiento.
La Gran Enciclopedia de Mallorca (1988) define a la mateixa como lo que popularmente es la repetición de un ritmo y de una melodía. Dice que se utiliza para denominar un baile.
Joan Coromines (2013) concede a la mateixa popular mallorquina un origen mozárabe y señala que con la denominación con la que se ha consolidado deriva de la palabra latina metaxa.
Por su parte, el padre Rafel Ginard (1965) precisa que todas las danzas típicas de Mallorca son de importación y no muy antiguas, dos o tres siglos como máximo. El mismo nombre de los bailes desvela que son de origen castellano.
Una parte considerable de los testimonios orales recogidos no se atreven a atribuir un origen definido a la mateixa. Pere (comunicación personal, 2 abril 2017) dice que no sabe cómo surgió y se inclina por ver en ella una variedad de la jota que después fue aclimatándose a los usos folklóricos de Mallorca. Blai (comunicación personal, 12 marzo 2020) otro informante se sitúa en una posición semejante, desconoce de dónde viene este baile; recuerda habérselo preguntado a su abuelo, el cual le dijo que ya se bailaba hace dos siglos. En la misma línea, Gabriel (comunicación personal, 4 abril 2017) mantiene que las mateixes son una evolución de las jotas o al revés, o bien que hubo algún profesor que tenía facilidad por inventar pasos de baile y partiendo de ello creó movimientos que derivaron en lo que ahora es un baile diferente. En las plazas los músicos encargados de hacer la velada indicaban ara va de mateixa (ahora va de la misma) porque de lo contrario se podía bailar como una jota. A su vez, ha quedado con el nombre de mateixa porque los músicos tenían un repertorio muy limitado y siempre repetían lo que tenía mejor aceptación entre el público. Este último planteamiento coincide con el realizado por Francesc (comunicación personal, 11 abril 2020).
Joana (comunicación personal, 1 abril 2017) y Biel (comunicación personal, 5 abirl 2017) confluyen en el convencimiento de que no estamos hablando de un baile exclusivo de Mallorca. Con toda probabilidad se ha practicado en otros sitios, pero en la isla se ha sabido conservar y desarrollar de un modo peculiar.
Andreu (comunicación personal, 7 marzo 2020) observa una relación con las jotas debido a que la primera parte se puede bailar como una jota pero en cambio, la segunda, que marca la diferencia, no.
Por lo que respecta a Margalida y Simó (comunicación personal, 6 abril 2017) se centran en la localización geográfica, y más en concreto, en Puerto Colom, que tuvo una gran importancia en la comercialización de cereales y vino, lo cual facilitó una comunicación muy fluida con Murcia y Valencia. Esta es la explicación de que haya muchas similitudes musicales de estas dos regiones con el actual folklore mallorquín. El hecho curioso de que todos los forasteros que llegaban a la zona fueran identificados como «murcianos» refuerza la teoría de la intercomunicación musical que pudo haber.
Francesc y Joan (comunicación personal, 2 abril 2017) han llegado a la conclusión de que es imposible hallar bailes de ascendencia árabe o judía anteriores a la Conquista de Mallorca y para ellos no hay duda de que la mateixa procede de la jota porque tiene los mismos movimientos y el mismo ritmo. Todo entró a la isla de la mano del teatro de finales del siglo xviii y la gente comenzó a copiarlo, pero simplificando lo que veía. En el mundo rural también se iban adoptando las formas más simples de los bailes. Por tanto, se puede afirmar que la mateixa es una simplificación de la jota de los teatros. También hay que tener en cuenta que en los pueblos se tomaba como referencia a las mejores balladores (bailarinas). Si una de ellas simplificó un paso de baile determinado éste pudo quedar establecido como referencia para la creación de un nuevo baile. Francesc, al igual que Sebastià (comunicación personal, 9 marzo 2020), indica que es posible que procedan de las parrandas murcianas porque todo el que tiene un instrumento musical en sus manos siempre busca relaciones de semejanza. Por lo tanto, podemos atribuirles una procedencia andaluza que pasó por Castilla la Mancha, y Valencia antes de llegar a Mallorca. Hoy lo que quedaría en la isla es el inicio musical de las parrandas con un sonido que es idéntico al del comienzo del de la mateixa. Francesc se apunta esta última teoría como nombre repetitivo para un mismo baile, pero abre otra posibilidad, la de que tal denominación tenga sus antecedentes en el nombre antiguo de unos pasos de contradanza. Todo puede haber sido, en su opinión, una erosión de la música, los pasos y el nombre.
Antònia (comunicación personal, 8 marzo 2020) y Sebastià no están de acuerdo en que la jota y la mateixa sean el mismo baile. Es incorrecto para ellos que se trate de una deformación de la jota. Son bailes que han estado diferenciados desde el primer día.
Toni (comunicación personal, 12 marzo 2020) contempla el baile apartándolo por completo de la jota y apunta que quienes se refieren a la mateixa como una jota mal bailada, lo hacen por su incapacidad para aprender e interpretar el baile debido al grado de dificultad que comporta. Este mismo músico relaciona la segunda parte de la mateixa, que es el copeo, con las seguidillas debido a la semejanza musical que hay entre ambas.
Una versión erosionada de la jota es la identificación que hace Tomeu (comunicación personal, 12 marzo 2020) del sonido de la mateixa, y establece una relación que no ha sido contemplada por ningún otro informante al decir que le recuerdan a les passetes (pasitos) del baile liso ibicenco.
Como resultado de todo lo dicho y recogido hasta el momento entiendo que es imposible que la mateixa sea un baile que ha perdurado desde tiempos anteriores a la Conquista de Mallorca en 1229, esta es una impresión imposible de contrastar dado que no existe documentación para ello. También parece evidente que todos los bailes de Mallorca tienen raíz peninsular, no obstante, dado que tenemos conocimiento de una primera glosa en 1706 podemos deducir de ello que lo que hoy conocemos como mateixa existió en Mallorca antes que la jota. En todo caso, debido a las similitudes musicales, en la isla la jota procedería de la mateixa y este último baile se equipararía con lo que en la península se conoce con el nombre de parrandas y seguidillas; que a su vez me lleva a la idea de que la familia de la jota se derive en dos vertientes. Por otra parte, persiste la confusión sobre la evolución coreográfica o los pasos que ha podido seguir la mateixa. Con el panorama descrito, cada uno tiene la opción de argumentar su propia versión sobre el nacimiento y evolución de la mateixa siendo todas ellas válidas, si hubiera la documentación suficiente, no se daría pie a la dispersión de criterios manifestados.
Cómo es el baile, características coreográficas y musicales
Para situar a la mateixa en su dimensión real, antes de describir sus características coreográficas y musicales, es oportuno hacer referencia a los ámbitos en los que se puede desarrollar. En caso contrario el baile, fuera de contexto, corre el riesgo de perder una parte esencial de su identidad. La mateixa adquiere su verdadera madurez cuando tiene capacidad de situarse en una esfera de entorno familiar o por otro lado, en un espacio público y abierto.
Noguera (1893) y Luis Salvador, Archiduque de Austria (ca. 1886), conceden una gran importancia a la mateixa como baile propio del día de la fiesta mayor de los pueblos. Su puesta en escena iba precedida por unos protocolos y unas costumbres muy singulares consistentes en la subasta de los bailes, de los cuales el primero y el último siempre eran una mateixa y que eran otorgados de forma escalonada al mejor postor. El dinero obtenido a través de las pujas realizadas era destinado a sufragar las fiestas, a fines sociales u a obras de la Iglesia. Luis Salvador, Archiduque de Austria, también señala que se entregaba una vara consistente en una caña verde al ganador de la puja del primer baile. El ganador de la subasta obtenía el privilegio de abrir el baile con su amada y en el caso de que no la tuviera, podía escoger a una muchacha bailarina de su agrado para impresionarla. También se podía dar la circunstancia de que el ganador no supiera bailar y en este caso cedía su puesto a un amigo de confianza conocedor de les mateixes. Esta era la alternativa que tenía para honrar a la mujer y darle oportunidad de lucirse.
Ensenyat (1975) también hace especial incidencia en el significado de las subastas y los aspectos señalados por los dos autores anteriores, si bien aporta mayor precisión de detalles sobre el contenido del baile y su preparación. Especifica que la primera mateixa de la velada era bailada en exclusiva por una sola pareja, mientras que las restantes podían ser interpretadas a la vez por varias parejas. Otra de las aportaciones de este autor está en la reseña que hace a al reparto de confits (confites) en un momento determinado del baile. Era cuando el novio había obtenido la puja y aguardaba a su novia con un pañuelo que contenía avellanas, confites y caramelos para obsequiarla después del baile. Los enamorados también tiraban confits a los pies de sus novias mientras estaban bailando.
En la ponencia realizada por la Secció de Ball de l’Escola Municipal de Mallorquí de Manacor (1993), se aporta la descripción del papel que jugaba en la organización y control del baile la figura del obrer, clavari o sobreposat. Era la persona encargada de coordinar la subasta y el desarrollo de los bailes durante la velada siguiendo las costumbres propias de la ocasión. La plaza mayor del pueblo era siempre el lugar escogido para celebrar este tipo de bailes y festejos.
La localización de los lugares adecuados para el baile y la forma en que se convocaba son explicados en la ponencia Els sonadors de pagès (2016). Una o varias personas se encargaban de buscar el lugar adecuado que era variable según la época del año; si era en verano podía ser en una era o el espacio abierto frente a la entrada principal de una casa significativa, que por lo general solía ser una possessió, es decir, el casal de una explotación agrícola situado dentro de una finca de dimensión grande. En el espacio ocupado por estas instalaciones acostumbraban a convivir, siempre manteniendo su respectivo rol, los señores propietarios de la finca, el amo responsable de su explotación, los empleados, jornaleros que trabajaban en ella y el servicio doméstico de la casa. En invierno, no quedaba más remedio que buscar un espacio más resguardado como el interior de una casa de amplitud suficiente. El encargado de la organización designaba a otra persona, denominada revetler, que debía mantener el orden durante todo el baile, así como contratar a los músicos para el día establecido. El espacio escogido para el baile quedaba delimitado mediante la colocación de bancos y sillas, la primera fila de asientos estaba reservada para las mujeres predispuestas a bailar, sin que su estado civil condicionara su disponibilidad para el baile aunque no estaba bien visto que las mujeres casadas participaran en bailes públicos. En una segunda fila podían sentarse las mujeres de mayor edad, mientras que por lo general los jóvenes y todos los hombres permanecían de pie atrás. En contraposición del orden y del protocolo establecido aparecían grupos de esbucadors (saboteadores) dedicados a interrumpir el baile generalmente movidos por los celos o por el deseo de hacer valer su posición. El baile folklórico y por tanto, también les mateixes, con todos sus protocolos deben ser entendidos como un elemento de socialización.
Por lo que respecta al ámbito privado del baile, en las dos ponencias mencionadas en los párrafos anteriores, se recuerda que está función ha permanecido vigente hasta nuestros días. En el aspecto más familiar, el baile cumple la función de entretener una velada, normalmente, después de una jornada de trabajo rural y puede incorporar a vecinos y amigos que se han sumado a las labores agrícolas. Era común realizar estos bailes como conclusión de unas matanzas, la trilla de cereales, el secado de albaricoques y otras labores similares. Ya que se está en un ambiente de mayor confianza, estos tipos de baile también son la ocasión propicia para enseñarlo a los más jóvenes y su dosis de improvisación contribuye a amortiguar los errores que puedan cometerse por parte de los bailarines menos experimentados. Dentro de esta situación, el baile tenía menos de espectáculo y resaltaba su función de dar sentido a la velada y fomentar la convivencia después de una dura jornada de trabajo. El ambiente de familiaridad permitía que, en el caso de escasa presencia masculina, pudieran bailar dos mujeres juntas, situación que nunca se daba en el ámbito público; en ningún caso estaba contemplada la posibilidad de que dos hombres pudieran bailar juntos.
Luis Salvador, Archiduque de Austria, también sitúa estos bailes como colofón de fiestas y celebraciones de tipo familiar como una boda. Las apreciaciones de este aristócrata austriaco tienen valor en cuanto a su condición de hombre procedente de una cultura completamente diferente a la mallorquina, quedó encandilado por el descubrimiento del folklore mallorquín y otras tradiciones locales. Esto le llevó a dejar testimonio escrito de cuanto observaba en sus recorridos por el archipiélago balear. De este modo, y aún sin pretenderlo, dejó plasmada la diversidad y riqueza del folklore español.
Estos mismos aspectos familiares del baile quedan reflejados en las vivencias descritas por los informantes Margalida Adrover, Sebastià Barceló y Tomeu Adrover. Ellos ya han sido testigos de un baile mucho más informal y menos protocolizado del que pudo haber antes y que prácticamente quedó extinguido cuando los efectos de la situación socio-política interrumpieron las manifestaciones públicas de este tipo.
Una vez contextualizado el dónde y el por qué del baile de la mateixa, nos centramos ahora en sus aspectos musicales y coreográficos. Son dos vertientes que aparecen especialmente entrelazadas en la mateixa porque parten de una estructura que es idéntica, es decir, que se organizan de la misma forma debido a que tanto musicalmente como coreográficamente este baile se divide en dos partes: mateixa y copeo.
El artículo de Adrover y Trujillo (2010) y la ponencia de Canyelles, Domenge y Grimalt (1993) junto con lo dicho en la conferencia de Els sonadors de pagès (2016) coinciden en una misma interpretación de los aspectos musicales que pasamos a detallar a continuación. Son convicciones que también aparecen en lo dicho por los informantes Margalida Rigo y Sebastià Barceló, únicos miembros de Es Revetlers que tienen conocimientos musicales y que han intervenido de manera directa en la conferencia a la que se hace referencia.
La estructura de la mateixa está formada de las siguientes partes:
Sin salir del Llevant hay algunos detalles que varían en función de la localización geográfica. En la zona de Manacor y S’Alqueria Blanca se ciñen a la estructura apuntada antes, en cambio, en el área de Sant Llorenç y Artà hacen dos copeos y acabatall.
A este esquema global se pueden añadir elementos que contribuyen a definir mejor la sonoridad de la mateixa y la enriquecen en sus aspectos musicales. Los instrumentos utilizados para tocar una mateixa son la guitarra, el guitarró, el violín en ocasiones, percusión (cucharas o castañuelas) y la voz humana.
Para tocar una mateixa se establecen dos posiciones para el mástil de los instrumentos de cuerda pulsada, bien por arriba, que corresponde a los acordes de RE y LA, o bien por en medio que son los acordes de LA y MI. A pesar de que ahora adjudiquemos una tonalidad a esta manera de tocar los instrumentos, antiguamente se empezaba afinando la guitarra con la voz de los cantadors como referencia y guía, y a partir de ahí se afinaba también el guitarró. El violín siempre realiza una melodía improvisada sobre la base armónica realizada por los dos instrumentos mencionados anteriormente y dependiendo de los conocimientos del violinista adornará más o menos la pieza. Aún siendo una afinación relativa, los instrumentos suelen permanecer entre medio tono y un tono y medio por debajo de lo que se acostumbra en la actualidad. Todos los instrumentos siempre juegan con los acordes de tónica y dominante, con pequeñas intervenciones de la subdominante. Generalmente se empieza con el sonido de la guitarra y acto seguido se añade el guitarró y los otros instrumentos que pueda haber. A partir de este momento, queda estructurada la base instrumental y sobre ésta siguen las diversas partes cantadas. Habrá fragmentos instrumentales que no serán cantados, pero nunca encontraremos una parte cantada sin base instrumental.
Otra característica a resaltar es la sonoridad que aportan estos dos instrumentos. El guitarró se hace sonar con el dedo grande, buscando una sonoridad más agresiva y rasgada denominado popularmente borino, que se alcanza haciendo sonar dos veces la misma cuerda por cada movimiento ascendente de la mano. La guitarra adquiere su sonido característico al dar un golpe en la caja con una parte de la mano cuando se ejecuta cada acorde; este movimiento se conoce como batut.
Las mateixes están clasificadas dentro de los ritmos ternarios, aunque permanece la eterna duda de si es un 3/4 como defienden los músicos de tradición oral, o un ritmo binario de subdivisión ternaria como un 6/8 como sostienen los músicos de formación académica.
Es frecuente que las canciones de mateixa sean cantadas tanto en mallorquín como en castellano a partir de una temática que suele limitarse a lo amoroso. En algunos casos, los cantadors improvisan canciones, glosses, o modifican alguna palabra y hacen referencia concreta a hechos o circunstancias del momento. Cada cantador se caracteriza por usar una melodía propia que le identifica y suele tener la libertad de hacer variaciones a partir de lo aprendido de las melodías de otros cantadors. Siempre cantan dentro de la tonalidad de los instrumentos y buscando el registro más agudo posible.
En la documentación consultada para realizar este trabajo no aparece ninguna descripción coreográfica detallada de cómo se baila la mateixa. Por tanto, la explicación de los pasos de baile que se ejecutan debe ceñirse en exclusiva a lo descrito por los informantes entrevistados y por la observación directa del baile.
Todas las personas consultadas coinciden en la dificultad de explicar cómo se baila una mateixa. Para ellos viene a ser un hecho natural y espontáneo que tienen asumido desde toda la vida y sobre el cual no han tenido necesidad de indagar o profundizar más. Han aprendido a bailar de forma visual, sin explicaciones teóricas previas; ni siquiera hace una década que las escuelas se han visto en la necesidad de sistematizar los pasos de baile para poder atender a la demanda de alumnos que se interesaban por aprender la mateixa. En cambio, en lo que todos hacen especial hincapié es en que el elemento vital y más característico de la mateixa reside en la capacidad de hacer una buena rossegueta, paso imprescindible y definitorio del baile.
Toni es el único informante que detalla la estructura, en cuanto a pasos, de la mateixa. Son los siguientes: entrada, rossegueta, basta o passeig de mateixa, copeo, passeig de copeo y acabatall.
La entrada del baile consiste en el giro que realiza la mujer siendo inmediatamente seguida por el hombre hasta quedar situados en frente uno del otro, aquí sigue el paso fundamental y básico llamado rossegueta, que adquiere esta denominación por ser el arrastre del pie que se realiza en dirección contraria por parte de los dos balladors (bailarines). Después siguen sobre la misma base distintas mudanzas de la rossegueta, es decir, se le añaden vueltas, cruces con cambio de posición y otras variantes que dependen de la situación de la mujer, la cual mantiene en todo momento el papel dominante. A continuación se inicia el copeo mediante un cambio de posición de los balladors, que se efectúa con un cruce para realizar el paso principal de la segunda parte del baile denominado passeig de copeo. Se ejecuta levantado la pierna en posición interior, con respecto a la pareja, con una leve flexión de rodilla mientras la otra continúa marcando el ritmo y cuando desciende se arrastra y va al encuentro del otro pie. Al igual que en la primera parte del baile, la mujer realiza las mudanzas que considera oportuno realizar, únicamente hay un pequeño cambio en el paso básico. El baile continúa con la dinámica de copeo hasta su conclusión que se puede alcanzar con una vuelta o bien terminando el paso que se estaba realizando pero con la obligación de terminar siempre cara a cara con la pareja.
El baile en su propia estructura tiene tendencia a mantener una movimiento circular, es una posición que se vuelve discontinua con la rossegueta, paso que es marcadamente lineal. Hay que puntualizar también que la mateixa es un baile desprovisto de saltos con los brazos en posición de cruz baja permanente ya que no acompañan al movimiento de los pies. Esta disposición de los brazos es adecuada para realizar los característicos esclafits (chasquear los dedos), el sonido que marcan ejerce una función similar a las castañuelas porque sirve para indicar el ritmo.
Otra punto de coincidencia de todos los informantes está en la puntualización de que la mateixa no admite más apelativos o nombres complementarios. Siempre se denomina mateixa a secas. Lo mismo ocurre con las mudanzas de los pasos básicos, es incorrecto adjudicarles nombres particulares debido cada localización, o incluso, cada mujer pueden ejecutarlas de forma diferente y sistematizarlas.
El grupo folklórico Es Revetlers, testimonio vivo de la mateixa
Es Revetlers es el grupo de folklore musical que ha cogido directamente el testigo del grupo S’Estol des Picot. De hecho, tres de sus componentes formaron parte de este emblemático grupo creado en 1976 y que sigue siendo una referencia del folklore más genuino de Mallorca. He tenido ocasión de recoger los testimonios de Baltasar y Tomàs; que a pesar de su avanzada edad pudieron transmitirme sus vivencias.
También he entrevistado a cuatro de los miembros de Es Revetlers: Toni, Simó, Margalida y Sebastià, cuyas aportaciones me sirven ahora para explicar cómo surgió el grupo, cuales son sus motivaciones y pretensiones dentro del panorama actual de la música folklórica malloquina.
Toni atribuye el nacimiento de Es Revetlers a un hecho casi casual. Recuerda que la construcción de un golf en su zona de residencia motivó un movimiento de rechazo popular. S’Estol des Picot rechazó la invitación de acudir a una cena reivindicativa y a una votación en S’Alquería Blanca, pero los tres jóvenes del grupo decidieron acudir por su cuenta porque a pesar de su voluntad de no implicarse en actuaciones políticas, eran personas nacidas en la democracia pero conocedores de lo vivido por los primeros miembros de S’Estol des Picot con la dictadura franquista; sin embargo consideraron que apoyar el rechazo del golf era un hecho necesario. En el acto coincidieron con el flabioler Tomàs Salom y el xeremier Miquel Tugores que anonadados por su actuación les invitaron a acudir con ellos a Barcelona. Ellos en principio entendieron que era una invitación de compromiso sin mayor trascendencia, de hecho, al día siguiente les llamaron diciéndoles que no era posible. Al cabo de unos meses, en junio de 1999, fueron llamados para participar en la Mostra de Música Tradicional de Carrer de Valls (Cataluña). A partir de este momento, el grupo tuvo la necesidad de estructurarse de manera seria y de adquirir una denominación, así nacieron Es Revetlers; denominación que como se ha apuntado anteriormente en este trabajo, se refiere a la persona delegada para organizar el baile y procurar los medios necesarios para su control y buen desarrollo. Maria del Pilar, Simó y Toni son los iniciadores del grupo a los que después se añadirían Margalida, Sebastià y las últimas incorporaciones, Jaume y Miquel. Hay que hacer mención, que a parte de por las vivencias personales y práctica musical, todos ellos tienen vínculos de parentesco directo y residen en las poblaciones vecinas de S’Alqueria Blanca, Cala d’Or y Felanitx.
Tienen dos discos grabados Encantam sa primera y Va de per llarg y llevan a la práctica dos tipos de música. De una parte la que han heredado y aprendido directamente de sus padres y abuelos, jotas y mateixes, que han registrado en toda su pureza y por otra parte, piezas de creación propia consistentes en boleros y fandangos con los que intentan seguir las mismas pautas de la música tradicional.
Entienden la música y su manera de interpretarla así como hemos explicado en el capítulo dos de este trabajo. Y la conciben dirigida especialmente a los balladors, para ser vivida y bailada en actos populares, ya sea en una plaza o en una fiesta cualquiera.
De lo dicho por los informantes del grupo Es Revetlers se deduce su firme convicción de seguir manteniendo la línea conservacionista de las jotas, mateixes y copeos. En esta línea el grupo promueve un encuentro anual de Sonadors de pagès (músicos de payes) que sirven para difundir y experimentar el baile y su música en toda su pureza. A lo largo del año también realizan talleres puntuales tanto de baile como de instrumentación.
Estos músicos consideran que atraviesan un momento dulce como grupo porque perciben una buena respuesta de los participantes en los encuentros de baile. Esta época plácida no les impide ser realistas y ver los peligros que pueden correr, por eso manifiestan que les gustaría que la gente fuera más escrupulosa y autoexigente al aprender la mateixa para de esta forma garantizar la permanencia de su esencia payesa. En su opinión, ahora se corre el peligro de que grupos y escuela de diversa índole desvirtúen las características propias de este baile cayendo en la tentación de la espectacularidad y de modificar o crear nuevos pasos que no estarían justificados en modo alguno. Es Revetlers tienen claro que deben mantenerse fieles en el aprendizaje que han recibido de sus mayores y por eso manifiestan que tienen especial aprecio a la mateixa.
Conclusiones
La realización de este trabajo ha permitido conseguir unos resultados satisfactorios en cuanto a los objetivos previstos. La investigación da a conocer, hasta donde llegan las fuentes documentales y orales, los orígenes, aunque difusos, de la mateixa, su vigencia actual y los paralelismos de semejanza con respecto a otros bailes de la ribera mediterránea española, y más en concreto, en el área que abarca desde Andalucía a Valencia.
El estudio de los aspectos musicales, la melodía, la instrumentalización y el ritmo de la mateixa, se ha podido realizar de forma más precisa debido fundamentalmente a que este baile permanece vivo y se ha podido entrevistar a sus intérpretes. Sus sonidos y movimientos se prestan, hoy en día, a ser analizados en toda su naturalidad y vigor. Ha sido interesante, por otro lado, enmarcar la localización geográfica de la mateixa porque las manifestaciones que presenta en el levante de Mallorca le confieren una riqueza de carácter, que desde mi punto de vista, la hacen particularmente valiosa. Dicho esto, también hay que puntualizar que la mateixa presenta matices expresivos diferentes en otros lugares de la isla que no se pueden despreciar.
Otra de las aportaciones de este trabajo que me ha resultado interesante ha sido el conocimiento y la convivencia con el grupo folklórico Es Revetlers, lo cual me ha permitido introducirme de forma plena en el mundo de la mateixa y ver cómo la entienden las generaciones mayores y cómo han sido capaces de transmitirlas a los jóvenes.
La realización del trabajo me ha confirmado la impresión inicial de que había poca documentación escrita sobre la mateixa y que para conocerla no quedaba más remedio que basarse en las vías de estudio de la etnomusicología. Ha sido fundamental la colaboración de los informantes y las facilidades que me han dado para poder obtener mis objetivos. También ha contribuido a ello mis vínculos familiares y el conocimiento del mundo del folklore que he ido adquiriendo a lo largo de mi vida a través de grupos organizados y de la participación activa en convocatorias de baile. Este hecho me ha sido útil para establecer unos contactos iniciales de informantes que después se han convertido en una cadena, porque unos me han conducido a otros. La situación de anormalidad vivida desde el pasado mes de marzo como consecuencia de la pandemia del coronavirus ha interrumpido de forma inesperada esta búsqueda de nuevos informantes, si bien estoy convencida de que ya había agotado todas las posibilidades de obtener mayores datos porque las últimas aportaciones realizadas ya eran coincidentes.
Ha sido una satisfacción personal el poder llevar a cabo esta investigación, por dos motivos, uno el interés que siento por la materia y el otro, la implicación y las facilidades dadas por los informantes, tanto en su testimonio oral como en la aportación de elementos documentales. También hay que dejar constancia de que el trabajo ha requerido una importante dedicación de tiempo y esfuerzo. Han sido necesarios numerosos desplazamientos a muchas localidades de la isla de Mallorca, la transcripción de entrevistas y la búsqueda de documentación. Por último, ha sido necesaria la labor de plasmar toda información recopilada, estructurar la información y sacar resultados y conclusiones.
Al margen de lo estrictamente folklórico, el trabajo me ha servido para conocer mucho mejor el ámbito rural de Mallorca, normalmente en situación de olvido o poco apreciado, ya que en la isla predomina el sector turístico. Sin embargo, a medida que una tiene la posibilidad de aproximarse a la agricultura mallorquina comprueba que en torno a ella permanece una vitalidad plena. Igualmente he tenido la oportunidad de conocer los valores humanos de quienes bailan la mateixa, interpretan su música y viven este mundo. Dentro de él, los jóvenes se muestran más críticos y analíticos interpelándose sobre el porqué de las cosas, mientras que los más adultos lo viven de manera natural, asumida y sin mayores complicaciones.
Una vez realizado este trabajo considero que lo dicho en él puede tener un valor divulgativo y didáctico para dar a conocer todo el mundo de la mateixa y proseguir con su investigación. En este aspecto se me ocurren como posibles vías de nuevas investigaciones el comportamiento de las comunidades de mallorquines exiliadas a Estados Unidos a mediados del siglo xix y la labor realizada por los misioneros de Mallorca encabezados por San Junípero Serra en México y la baja California. Son dos canales muy interesantes para trabajos de campo indagando en el origen de la mateixa. El mismo objetivo puede perseguirse estudiando, a partir de las pistas dadas por varios informantes, la relación de la mateixa con las seguidillas y las parrandas de Murcia.
Por último debo expresar mi sincero agradecimiento a todas las personas que se han prestado a facilitar información y a colaborar con el desarrollo de esta investigación. Lo digo no solo en el sentido de mi agradecimiento personal hacia ellos, sino porque he observado en sus reacciones una actitud de gratitud al ver que la mateixa, el baile que ellos practican o los conocimientos que pueden tener sobre ella han merecido el interés de una persona ajena a su mundo. Han visto en ello una oportunidad de difundir su labor y la constatación de que el baile pervivirá y tiene futuro.
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NOTAS
[1] Han ballada una mateixa
molts botiflers est any
i perquè no’ls fassan dany
han donada molta xexa.
[2] Es la palabra utilizada para denominar a los felipistas o bórbonicos, partidarios de Felipe V en la Guerra de Sucesión Española.