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En un tranquilo paraje junto al río Torío, se asienta el santuario de Nuestra Señora de Manzaneda. Sus orígenes podrían haber tenido lugar en un monasterio de monjes fundado por Alfonso III en los últimos años de la monarquía asturiana (finales del siglo ix o comienzo del siglo x). En los inicios del siglo xi, el prelado legionense lo anexionó a la Catedral y aún se sostuvo en esta época un pleito entre el abad de San Pelayo y el obispo de León sobre si la villa de Planos –hoy desaparecida- ubicada frente al santuario, pertenecía a San Pelayo o a Santa María de Manzaneda.
El templo actual data, en su mayor parte, de finales del siglo xv. En el interior destaca el retablo barroco del siglo xviii. Es de dos cuerpos y tres calles, con columnas salomónicas y mucho follaje. La imagen titular está tallada en piedra en los talleres de la Catedral de León. Se trata de la Virgen María, venerada bajo la advocación de «la Manzaneda». Lleva al Niño Jesús en el brazo izquierdo y una manzana en la mano derecha. Se presenta como una escultura típica del gótico arcaizante.
Si en otro tiempo el monasterio sirvió para contribuir a la repoblación de las tierras conquistadas a los musulmanes, hoy hay que sostener que la fe y devoción que giran en torno a su patrona siguen repoblando el valle de Torío. Lo hace de una forma singular en la romería de «Las Manzanedas», en honor a la Virgen, que se celebra el lunes siguiente al 15 de septiembre, y congrega a gentes de toda la comarca. La fiesta sirve como lugar de encuentro entre las muchas familias que se reúnen en las praderas aledañas para merendar. El eje en torno al cual se vertebran todos los actos es la celebración de la Misa y procesión. Desde tiempo inmemorial se canta el ramo a la Virgen. Con el fin de evitar que se pierda su letra y acordes, se ofrece de forma inédita la letra acompañada de su música.
En este Campo Sagrado,
un santuario se levanta,
sus cimientos son de piedra,
sus altares de oro y plata.
En él habita una Reina,
de los Dolores llamada;
danos licencia, Señora,
para cantar tu alabanza.
En este portal estamos,
dispuestos para cantar,
si el Señor nos da licencia,
ya podemos empezar.
Tomamos agua bendita,
dámela tú, compañera,
que yo me hallo muy distante,
no puedo pasar por ella.
Aquí venimos gozosos,
los que te amamos de veras,
a ofrecerte nuestro amor,
¡Oh Virgen de Manzaneda!
Por eso Madre querida,
a tus plantas nos llegamos,
y un ramo que es nuestra vida,
con cariño te ofrendamos.
Con él, te damos también,
nuestros pobres corazones,
condúcenos hacia el bien,
y nunca nos abandones.
Entre todos los señores,
entren todos para adentro,
que en el portal no se adora,
como en el sagrado templo.
Desvíense los seglares,
no ocupen la iglesia toda,
que va el ramo con sus flores,
a ver a Nuestra Señora.
Arrodíllense los señores,
también me arrodillo yo,
también se arrodilló Cristo,
cuando con la cruz cayó.
Miren todos devotos,
miren todos para un lado…
verán, en el lado izquierdo,
a Jesucristo clavado.
A los ministros de Cristo,
y dignas autoridades,
y a todos los presentes,
la Virgen les acompañe.
AL PUEBLO DE MANZANEDA,
Y A TODOS LOS PEREGRINOS,
BENDÍCENOS TÚ SEÑORA,
QUE POR ESO HEMOS VENIDO.
Al mozo que lleva el ramo,
la Virgen le ha de premiar,
porque ha tenido, señores,
una buena voluntad.
Levántese el mayordomo,
coja este ramo bendito,
y ofrézcaselo a María,
cual hace a su madre un hijo.
Señor cura de este templo,
gracias le queremos dar,
que nos ha dado licencia,
para este ramo cantar.
Quédense con vos, Señora,
corona y ramo de flores,
y échanos la bendición,
a todos los pecadores.
Para escuchar el canto del ramo usar el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=5G2gkFAHcYc