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Revista de Folklore número

458



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Un puente con categoría de emperador

ALONSO DIEZ, Jesús

Publicado en el año 2020 en la Revista de Folklore número 458 - sumario >



Resumen

Como consecuencia de los aluviones del río Esgueva que periódicamente inundaban la ciudad de Valladolid, decidieron construir un puente con dos ojos. En el derecho, por el que discurría el ramal norte, interior, o Esgueva madre, colocaron una compuerta que habitualmente se encontraba levantada. Cuando se preveían grandes precipitaciones de lluvia, se bajaba esta compuerta, orientando el agua hacia el ramal sur o exterior que tenía más cauce y, por lo tanto, mayor capacidad para absorber el excedente del ramal norte que, debido a su escasa profundidad, rápido se desbordaba ocasionando graves perjuicios a las personas que tenían la desgracia de vivir en sus proximidades, sufriendo así las consecuencias perversas de la naturaleza.

A este puente, al que se referían como paredón en alguna ocasión, lo llamaron puente del Emperador en honor al emperador Carlos.

Palabras clave: Esgueva, puente del Emperador, repartidor de aguas, aguatochos, puente de la Reina, cauce de reversión.

Muchas personas saben que en otros tiempos hubo en Valladolid dos Esguevas; que un ramal pasaba por la calle Miguel Íscar y otro por la Antigua, y también han oído decir a los de mayor edad que en algún punto, del cual nada se sabe, la Esgueva se partía en dos. En algunos casos, dependiendo de quién redactara el escrito, se los llamaba Esgueva norte y Esgueva sur, Esgueva interior y Esgueva exterior o, según redactó don José Santos en la evaluación de daños después de la inundación de 1788, Esgueva madre, haciendo referencia al ramal norte o interior que era el que entraba por los Arcos del Prado de la Magdalena.

Hace algún tiempo, en una presentación de fotografías del Valladolid antiguo, apareció en pantalla una foto del puente del ferrocarril sobre el Esgueva, conocido según dijeron entonces como puente Encarnado –nombre que no sé de dónde ha salido, ya que el puente Encarnado es en realidad el conocido como puente de la tía Juliana[1]–. Al ver esta fotografía, alguien preguntó: «¿Se sabe en qué punto partían los dos ramales?», a lo cual, el presentador de las fotografías contestó: «Eso no se puede saber». Lo cierto es que sí se sabe: partían del puente del Emperador, conocido como «repartidor de aguas».

A lo largo de este trabajo vamos a reflejar algunos rastros documentales sobre el puente del Emperador, posteriormente llamado de la Reina, y al que en algunos escritos llaman también paredón.

I. Historia del puente del Emperador según los legajos del Archivo Municipal de Valladolid

El primer legajo que aparece en el Archivo Municipal de Valladolid (en adelante AMVA), haciendo referencia a este puente está fechado en noviembre de 1609 y es un libramiento de pago por los trabajos realizados: «Cincuenta reales que se le libran por cuenta de la piedra que ade ssacar para el reparo y prevención de la junta de las esguebas [sic]».

La junta de las esguevas era el punto donde se juntaban los dos ramales del Esgueva; por lo tanto, ya en este legajo se comprueba la relación de los dos ramales con el puente y, además, se conoce que la reparación del paredón o puente del Emperador, por la piedra empleada y el trabajo realizado, suma la cantidad de cincuenta reales[2] (documento n.º 1).

El segundo legajo que aparece en AMVA data del año 1620, y trata de la reparación del puente del Emperador[3], (documento n.º 2): «Digo que fui por mandado VS. ala puente del enperador juntoarenedo aechar los aguatochos ynolos ay [sic]». Gracias a las palabras «junto a Renedo» podemos ir ubicando el lugar de donde partían las dos esguevas, el lugar donde se encontraba el puente del Emperador, posteriormente llamado de la Reina. En este legajo vemos que aquello estaba en malas condiciones y –según se dice en el documento– «que el terraplén del Esgueva se lo va llevando».

Por otro lado, en este y varios documentos más aparece la expresión aguatochos, que era tanto una zona que se encharcaba fácilmente como el nombre que se le daba a las compuertas de los canales y acequias. Se dice que fue a echar los aguatochos y no los hay; ¿qué significa esto? Que le mandaron a echar las compuertas y no las había; esta situación la podemos ver en más documentos: van a revisar las compuertas y han desaparecido.

Cuando empecé a investigar este tema, siempre que hablaban de las compuertas del puente del Emperador, tenía la idea de que serían metálicas, pero cada vez que aparecía un legajo haciendo referencia a las compuertas o portón y habían desaparecido o se encontraban en mal estado, empecé a pensar que no podían ser de metal, que posiblemente fueran de madera y por eso en algunos casos lo denominaban trampón. Esto se aclaró cuando en un documento de la segunda mitad del siglo XIX hablan de «colocar fierros» para asegurar las compuertas –como veremos más adelante–.

En el mismo legajo vemos otro libramiento de pago de 1629, referente a otras obras en el mismo puente, y en 1633 aparece el siguiente acuerdo[4] (documento n.º 3):

En laciudad devalladolid lunes beintey tres de setimbredemilly seis cientos ytreintaytresaños.

Estedia seacordo Juandiaz goncalez. mayordomo de obras por cuenta delos maravedís desu cargo pague asantiago delarriva maestrodecanteria quinientos Reales que selelibran aquenta delo queadefacer PorelRemate del paredon delapuente de El Emperador [sic].

En esta carta de pago, vemos que habla de maravedís y después dice que se le librarán quinientos reales por las obras del puente del Emperador.

El 24 de septiembre de 1635 vuelven a reparar el puente, y el importe del trabajo fue de trescientos reales a cuenta de la obra que está haciendo en el puente del Emperador[5] (documento n.º 4).

El siguiente documento, de 1641, trata de la reparación de la compuerta del puente[6]:

Mande VM Juan diez Gonzalez pagar agustin desanquirce portero deayuntamiento los mismos que yran declarados que gasto enyr aquitar los aguatochos delapuente del emperador pormandato del señor correxidor y comisarios deobras quesonlossiguientes [sic].

Como vemos, vuelve aquí a hacerse referencia a los aguatochos.

En otro documento aparecen algunos detalles de gastos de reparación, incluidos los de mantenimiento de los trabajadores[7] (documento n.º 5).

El siguiente documento es de 1642; en él podemos leer que fray Alonso de los Santos recibe de manos de Francisco de Palacios, mayordomo de propios del Ayuntamiento, doce reales por cuidar las compuertas del puente del Emperador[8] (documento n.º 6):

Recibí del Sr. Francisco de Palacios Mayordomo de propio deesta Ciudad deballadolid doce reales que por acuerdo deladicha ciudad esta mandado dar de limosna a nuestra señora de los Santos porlaguarda de las compuetrtas dela puente delenperador y por berdad quelos recivi le doy esta cartade pago firmada de mi nombre enballadolid en treinta dediciembre de mil y seiscientos y cuarenta y dos años [sic].

En 1643 aparece otra carta de pago por valor de ciento treinta reales que corresponde al arreglo de las compuertas[9] (Documento n.º 7):

Diego Guerrero, alarife y maestro de obras de VS digo. Que por los Señores Don Gomez de Enebro y Juan diaz Gonzalez regidores de ciudad aquienes seles cometio arreglo de la puentedel emperador questa en la Esgueva desta Ciudad, camino de Renedo, hice una compuerta nueva para un ojo dela puente y se adereco la otra que estavamuy mal tratadaque lo concertaron en ciento y treinta reales y atento esta la obra dicha acabada con toda perfeccion para que en las avenidas viniera de agua sea por el rastro y no por la platería desta ciudad [sic].

Es esta carta de pago hemos podido ver que hace una compuerta nueva y arregla la otra, lo que parece confirmar que en ese tiempo había dos.

Los primeros legajos que aparecen con el nombre de puente de la Reina son del siglo xviii. No se sabe a ciencia cierta el motivo por el que cambia de nombre; lo que sí está claro es que a esa zona la llamaban pago de la Reina, y es posible que con el paso del tiempo este nombre se utilizara por extensión para el puente, perdiendo fuerza el término del Emperador.

En otro legajo de 1745[10] (documento n.º 8) vemos que el maestro de obras solicita, a los señores procuradores caballeros generales del común, se le abone la cantidad de cuarenta y dos reales de vellón, por una compuerta en la puentecilla de la Reina.

Como se comentó al principio de este trabajo, cuando se empezó esta investigación, lo más llamativo era la cantidad de veces que se reparaba el puente, y especialmente las compuertas, llamadas también trampones en alguna ocasión. Si retrocedemos cinco siglos, nos podemos dar cuenta de que en aquella época lo normal era emplear la madera como materia prima; por eso, en muchos documentos se habla de trampón y, por eso, cada dos por tres la compuerta desaparecía. Con tanta humedad, la madera se deterioraba con facilidad y, por otra parte, cuando la bajaban, la presión del agua también influiría en su deterioro.

Como no hay planos ni dibujos de la primera época del puente del Emperador –por lo menos un servidor no los ha conseguido ver– me he tomado el atrevimiento de construir uno, teniendo en cuenta las descripciones de los documentos[11] (dibujos n.º 1 y nº 2). Es de suponer que se dispusiera de algún mecanismo para elevarlas o bajarlas, como por ejemplo un sistema de poleas, ya que según se puede leer, en muchos casos iba una sola persona a echarlas –que dicen algunos escritos– y, en el caso del ermitaño fray Alonso, le daban doce reales por la vigilancia, lo que quiere decir que estaba él solo. Salvo que hubiera un sistema de poleas, una persona no podría elevarlas, pero no hay documentos que hagan referencia a este asunto.

¿Qué finalidad tenía este puente?

Como ya hemos comentado al principio del trabajo, como consecuencia de las desgraciadas inundaciones que periódicamente sufría la población de Valladolid, pensaron que si en el punto en el que se dividían las dos Esguevas, construían un puente con dos ojos y se instalaba una compuerta, en épocas de fuertes precipitaciones se podría salvar la situación desviando la avenida.

Realmente el peligro estaba en el ramal norte o interior, especialmente a partir de los arcos de la cerca del Prado de la Magdalena; por este motivo, la compuerta más importante, si es que hubo dos, era la del ramal norte, porque a partir del Prado de la Magdalena hacia la Antigua, Cantarranas, Platerías, y el resto del recorrido hasta la desembocadura en el Pisuerga, era donde se producían los mayores problemas.

Cuando se preveía inundación, como el ramal sur o exterior admitía más caudal que el norte o interior, bajaban la compuerta en el ramal norte, orientando el agua hacia el sur y evitando de esta manera la inundación. Con esta finalidad se construyó el puente del Emperador o repartidor de aguas y la compuerta o compuertas.

Situación del puente del Emperador

En el plano de Francisco Coello de 1852[12] (plano n.º 1), vemos el punto donde se encontraba el puente del Emperador o repartidor de aguas. Este se hallaba dentro del término municipal de Valladolid próximo al de Renedo. El puente desapareció cuando se eliminó el ramal derecho o interior unificando los dos en el canal actual.

En el Archivo Municipal de Valladolid, encontramos también este legajo de 1799, en el que se aprecia la necesidad de reparar el puente de la Reina[13]:

Sr. Inttendente General de estta Ciudad y Pxovincia. Con el Ayto. geal destta ciudad se ha formado el espediente que acompaña oxiginal por el cual de hace ber la necesidad que tiene el Puente tittulado dela Reyna de repararse. Y sigue diciendo, que de no repararse, puede padecer el publico en las inundaciones según ya lo ha esperimentado alguna bez, ha acordado ese Ayto. y crehido preciso represnttar AVI. la necesidad que aprobando su ejecucion reserba habilitar los canales y reparar la presa [sic].

Nueva denominación del puente

Como se ha podido ver documentos anteriores, en el siglo xviii lo empiezan a llamar puente de la Reina. Para que veamos la importancia que tenía este puente, el miércoles siete de febrero de 1816[14] (documento n.º 9) envían al arquitecto interino del Ayuntamiento, Julián Sánchez, a reconocer las compuertas. Por lo que se puede apreciar en el documento, las lluvias les empezaban a preocupar –hay que tener en cuenta que en 1788 la ciudad había sufrido la segunda inundación más importante de la que se tiene conocimiento– y cuando el arquitecto interino don Julián Sánchez regresa de revisarlas, entra en el Ayuntamiento y dice que «según el encargo que le habían hecho había pasado a reconocer el Puente de la Reyna donde no había podido hechar [sic] las compuertas por no haberlas y además había advertido el defecto de estar destruido un vallado inmediato».

Otra vez van a echar las compuertas y han desaparecido; esto se puede ver en varios documentos a lo largo del tiempo, lo que significa que los materiales empleados no eran los más adecuados dada su fragilidad, pero teniendo en cuenta la época, los medios disponibles y la débil economía del momento, salvaban la situación como podían, y así en muchos casos, pasaba lo que pasaba.

Reguladores de agua del puente de la Reina

En el siguiente documento, de 1853, vemos que el título del legajo es «Reguladores de agua», porque realmente con esa finalidad se construyeron. En este legajo[15] (documentos n.º 10 y 10a) vemos un certificado que dice:

En la tarde del día veinte y tres del corriente agosto se había pensado previo papeleta de aviso en el puente titulado dela Reina y punto en el que esisten los trampones de freno que sirben de reguladores para que las aguas del Rio Esgueba no perjudique en sus grandes abenidas á los edificios y moradores de esta capital, ni menos tampoco a los terrenos destinados a los cereales inmediatos álas márgenes ni orillas de dicho Rio […].

Más adelante, en la segunda página podemos observar que el aparejador de obras pasa a revisar las compuertas

[...] y ve que han sido manipuladas y propone medidas para que esto no pueda suceder, y por si algún repentino nublado y excesiba lluvia, colocó los trampones reguladores, en términos de evitar las funestas consecuencias que pudiesen sobrevenir por el indicado motivo; pero cuando descansaba el referido aparejador y con todas las seguridades de que dichos trampones ó reguladores permanecieran en los mismos puntos que los hubieran quedado se encontró con un oficio del Sr. Alcalde en el que se le manifestaba aconsecuencia del puente dado por el guarda rural se habían variado totalmente los referidos trampones ó reguladores con perjuicio según su entender de esta capital.

Aquí se ve que quieren hacerlo bien y proponen colocar compuertas en los dos arcos u ojos del puente, que sean de «madera y Fierro» y conservando el batiente de cantería general y común a los dos ojos del puente. En este legajo aparece por primera vez la expresión «trampones móviles» lo que significa que había que dotarlos de algún mecanismo para subirlos o bajarlos. En el último documento veremos un plano de la reforma, en el que se aprecia el nuevo puente con una compuerta aparentemente metálica y una especie de barra vertical en forma de cremallera, la cual sería movida por algún engranaje, aunque de los mecanismos utilizados no se dice nada.

Se construirán dos nuevos arcos paralelos al batiente ya citado, distinto de este, los nuevos arcos y sus boquillas:

[...] un pie castellano por todo el ancho de los dos ojos ó otroscuya abertura ó distancia es el verdadero regulador y el que estará en lo sucesibo. Las dovelas de Cantgería Silleria, y Manposteria que se han de emplear serán de piedra dura y clase caliza é seguramente las cuales serán de buena calidad, las arenas de mina de oya, y la embuelta para los morters consistirá en una parte de cal y dos iguales de arena [sic].

Vemos que, antes igual que ahora, los arquitectos dictaban las normas de construcción, y después los contratistas se encargaban de hacerlo de la forma más beneficiosa para ellos, entonces con la cal y ahora con el cemento.

Dice que el total del valor de la obra incluidos los materiales y mano de obra hasta su total conclusión será de mil setecientos reales de vellón, «y para los efectos convenientes lo firma en Valladolid, a 25 de Noviembre de 1853, Julian Sanchez García».

Sigue diciendo que se ejecuten las obras lo antes posible para evitar todo peligro de las avenidas, pero que citen a los dueños de los artefactos a quienes puedan perjudicar.

Estos artefactos a los que hace referencia son los molinos que en los dos ramales había, por lo que, como es lógico, no podían cortar el caudal sin avisar. Aquí hace referencia a la fábrica de papel continuo de Garaizabal del Prado de la Magdalena.

El día 18 de noviembre de 1853, el Ayuntamiento acordó el arreglo de los trampones de división de las aguas en el puente de la Reina, y el 28 del mismo mes, el Ayuntamiento recoge la aprobación de la Comisión de obras «en unión del Arquitecto y Agrimensor de Ciudad y acuerdo de D. José Garaizabal para proceder a las obras del regulador de aguas del Esgueva en el puente de la Reyna»[16] (documento n.º 11).

¿Por qué tenían que contar con D. José Garaizabal para ejecutar las obras? Está claro; este caballero era el propietario del famoso molino de papel Garaizabal, que en la última etapa se llamaba fábrica de papel continuo la Magdalena, y que se encontraba en el paseo del Prado de la Magdalena, en el solar que hoy ocupa el polideportivo Miriam Blasco.

En la última página del legajo[17] (documento n.º 12) se anuncia la subasta de las obras de fábrica del regulador de aguas del puente titulado «de la Reyna». En este documento podemos ver que la distancia desde el citado puente hasta la ciudad era de una legua, lo que traducido en metros supone aproximadamente cuatro mil ochocientos metros. (En el documento correspondiente al último arreglo del siglo xix, que veremos más adelante, se dice que el puente se encontraba a 4100 m del puente de los Vadillos).

En 1866 vuelven a la carga y presentan nuevo proyecto para la modificación de la alcantarilla llamada puente de la Reina[18] (documento n.º 13) y en la página 5 podemos ver el proyecto al que

[...] acompaña un plano y secciones de la obra vieja para representar el estado de la descomposición de sus fábricas y cimientos, que se hallan quebrantados y sin argamasa, todo afecto indudablemente de mala cimentación y motivo del notable deterioro que viene sufriendo esta edificación […][19] (plano n.º 2).

En este plano podemos apreciar el deterioro del viejo puente o repartidor. Por este motivo, deciden la reedificación, aprovechando los materiales existentes y las compuertas de hierro y, además, la «sustitución de la puente actual de madera por un dintel de sillería, para colocar con más permanencia la placa y engranajes de hierro que mueven las compuertas y un pequeño artefacto en los costados de los muros para mayor seguridad del paso»[20] (plano n.º 3).

Como hemos visto en el documento anterior, se aprecia claramente que en este caso colocan una compuerta metálica y elementos mecánicos para su movimiento.

En el artículo 2 del pliego de condiciones vemos que se contempla el «desmonte de la fábrica existente estrayendo [sic] por completo toda la piedra y depositándola según clases fuera de los trabajos […]».

El nuevo puente estará notablemente mejor construido, ya que

[...] la anchura del pavimento superior entre barandas es veinte centímetros mayor que la mínima actual entre aristas superiores de los paramentos, y no debe aumentarse, pues su solo objeto es dar paso a caballerías y a lo más a yuntas de labranza; en manera alguna conviene habilitarle para carros, porque entonces la sirga del cauce principal que es al propio tiempo malecón de contención de aguas […].

En algún momento de las conversaciones, los responsables de este tema, cuestionan la utilidad de los malecones, piensan que podían utilizarlo como camino vecinal preferido por los ciudadanos de Renedo y otros pueblos del valle de Esgueva, y que «además de no reunir las condiciones necesarias para tal servicio, quedarían sugetas [sic] a costosas reparaciones para el municipio».

El mantenimiento del Esgueva desde la entrada en el término municipal de Valladolid, le correspondía al Ayuntamiento de Valladolid, motivo por el cual dudan de la conveniencia de convertir los malecones en caminos transitables, porque su mantenimiento también correspondería al municipio de Valladolid. Después se dice que la obra se realizará desde primeros de mayo a fin de octubre, aprovechando la época en que el Sr. Garaizabal retira las aguas del cauce de su artefacto para efectuar la limpieza necesaria.

Pliego de condiciones

En el siguiente documento podemos ver el pliego de condiciones de esta obra[21] (documento n.º 14). En su artículo 10 especifica que la «madera que se emplee para los vaineros de las compuertas será de clase negral del país, seca y sin nudos pasantes», y en el artículo 11 se dan instrucciones para la colocación de las compuertas:

Tan luego como la obra tenga la altura de los vaineros de madera, se fijarán estas en su corredera de hierro y después se colocarán las compuertas empalmando bien la plancha y patillas del aparato de engrane, que debe quedar perfectamente asegurado […].

Por último, en el artículo 20, podemos ver que «la piedra se estraerá [sic] de las canteras del páramo de Villanubla o de las canteras de Piña de Esgueva».

Presupuesto

El total de la construcción del puente «equivale a setecientos setenta y siete escudos, ciento setenta y cinco milésimas. Valladolid 24 de octubre de 1866».

Última reparación antes de su desaparición

En 1867-1868 de nuevo vuelven a la carga con el puente de la Reina; en este caso se trata del encauzamiento del tramo comprendido entre el tan citado puente y el de Vadillos. Entre los dos puentes había una distancia de 4110 m.

Sobre la aplicación de mapas de Google (plano n.º 4)[22], se han insertado indicaciones de la situación del puente de la Reina, del Encarnado, –conocido también como puente de la tía Juliana– y del puente de Vadillos, desmontado en julio de 1915.

Esta fue la última gran obra del Esgueva antes de la reforma y unificación en un solo canal, llevadas a cabo entre 1907 y 1910.

Para que quede constancia de la realización de esta obra de encauzamiento entre los puentes anteriormente citados, aportamos unos documentos: presupuesto, gastos y obra ejecutada. Como hay catorce páginas de presupuestos detallando los materiales empleados, gastos de personal y otros, solo se van a insertar el presupuesto inicial, uno de gastos de materiales y otro de ejecución.

En los documentos (documentos nºs 14, 15 y 16)[23] se expone el pliego de condiciones, presupuesto de expropiaciones, y obra ejecutada.

Como muestra de la importancia que le daban al tramo del Esgueva comprendido entre el puente de la Reina y la entrada a la ciudad por los arcos de la cerca del Prado de la Magdalena, hay que dar cuenta de la existencia de la llamada Junta de Conservación del cauce del río Esgueva, que aparece en la página 3 de este legajo:

[…] manifestó el Exmo. Sr. Gobernador que, habiéndole participado el Presidente de la Junta de Conservación del cauce del río Esgueva en 14 de Enero último que las obras de encauzamiento en término de esta Ciudad comprendido entre los puentes de la Reyna y el de los Vadillos […].

Acta de recepción provisional de las obras de encauzamiento

En el artículo 4 del acta de recepción de las obras realizadas entre los puentes de la Reina y Vadillos, se hace referencia de dos reguladores de aguas, uno en «el puente de la Reyna y de otro en el cauce de reversión del puente encarnado en el ramal del Norte […]».

Este cauce de reversión apenas es conocido –en el mapa del Signa (plano n.º 5)[24] lo hemos señalado para un mejor entendimiento de la situación–. Se encontraba entre el ramal norte o interior, junto a la antigua carretera de circunvalación (hoy Juan Carlos Primero, los Santos-Pilarica). El cauce de reversión al que se hace referencia iba del ramal norte o interior al ramal sur o exterior, junto al puente Encarnado.

En la página 10 del legajo, el ingeniero jefe y los señores comisionados, que revisan las obras para la recepción definitiva, reconocen que la obra del puente se ha hecho en buenas condiciones «y restableciendo las compuertas de hierro para cortar cuando creyeren conveniente el paso de las aguas por ese ramal del norte […]».

En este párrafo, vemos por primera vez, expresión literal de que las compuertas son de hierro.

II. Conclusión

En estas páginas hemos dado a conocer la historia de un pequeño puente con nombre de Emperador y más tarde de Reina; un puente que a pesar de lo insignificante que podía parecer a primera vista, constituía un punto clave para los vallisoletanos, y que traía de cabeza a las autoridades municipales.

De este pequeño puente partían las dos Esguevas, que decían entonces; el ramal norte o Esgueva madre, por la derecha, entraba por los arcos del Prado de la Magdalena, en sentido hacia el centro de la ciudad. Periódicamente, este ramal causaba serios problemas a la población, motivo por el que construyeron el puente protagonista de este trabajo.

Hace más de cien años, como consecuencia del plan de saneamiento de la ciudad diseñado por los señores Uhagón y Suárez, desaparecieron los dos ramales de la ciudad, liberando a los ciudadanos de las zonas por donde pasaba de una pesadilla interminable. Se acabaron las inundaciones en invierno y las miasmas en verano.

Para acabar, introducimos una fotografía, hecha desde la ronda este, sentido Renedo. (fotografía n.º 1)[25] en la que se pueden ver claramente los dos ramales convergiendo. En el punto donde se unen las dos líneas, allí estaría el puente del Emperador.

En la fotografía tomada en sentido Renedo-Valladolid (fotografía n.º 2)[26], vemos el ramal norte prácticamente anegado. Gracias al carrizo que marca el cauce, podemos apreciar por donde iba el ramal norte. Al fondo, el nuevo barrio Los Santos-Pilarica.

Reflexión final

Sin nos fijamos en la primera fotografía, podemos ver la fila de chopos de la izquierda que se levanta en lo que fue el ramal norte. Mientras sigan ahí, sabremos por donde iba el río; cuando desaparezcan los chopos, habremos perdido el último testimonio que da fe de que por ese lugar pasaba el pequeño gran río que, cuando se enfurruñaba, ponía los pelos de punta a los vallisoletanos que lo tenían que sufrir. Sin embargo, este río tan querido, y a la vez tan odiado en otros tiempos, actualmente ofrece en sus márgenes un lugar de paseo y contacto con la naturaleza[27] (fotografía n.º 3).

En la fotografía número cuatro, se puede ver la entrada del Esgueva en Valladolid por el puente de la tía Juliana (o puente Encarnado) [28] (fotografía n.º 4).

Debido a la belleza de las proximidades y aledaños del Esgueva en primavera, queremos dejar buen sabor de boca a los lectores de este trabajo. Con esta galería de fotos se deja constancia de por qué los ciudadanos que viven en su entorno, con cariño lo llaman «la Esgueva»[29] (Ver galería de fotos al final).

De nuevo y como siempre, quiero agradecer al Archivo Municipal de Valladolid, mi segunda casa, por acoger en sus entrañas tanta historia desconocida por los ciudadanos y a la vez por facilitarnos tanto conocimiento. A todo el personal, que trabaja de verdad y que ya forma parte de mi familia, gracias a todos.




NOTAS

[1] Por este puente sobre el Esgueva discurre en realidad el paseo de Juan Carlos Primero. Se podrían citar varios expedientes de obras del Archivo Municipal haciendo referencia a dicho puente, sobre el que se debería realizar un próximo artículo, con el fin de aclarar la confusión mencionada.

[2] AMVA CH-107-01.

[3] AMVA CH-170-bis.

[4] AMVA CH-107-01. Pg. 4.

[5] AMVA CH-177-023.

[6] AMVA CH-7-9.

[7] AMVA CH-007-09.

[8] AMVA CH-177-23.

[9] AMVA CH-177-24.

[10] AMVA CH-366-54.

[11] Dibujos n.º 1 y nº 2. Jesús Alonso Díez.

[12] Plano de Francisco Coello.

[13] AMVA, CH-376-126.

[14] AMVA CH-373-235.

[15] AMVA CH-381-129.

[16] AMVA CH-182-129.

[17] AMVA CH-182-129.

[18] AMVA CH-399.124.

[19] AMVA CH-399-124. Plano demostrativo del deterioro del viejo puente.

[20] AMVS CH-399.124.

[21] AMVA CH-399-124. Pliego de condiciones.

[22] Plano n.º 4. Google mapas. Localización de los puentes del Emperador o de la Reina, Encarnado y Vadillos.

[23] AMVA CH-287-032 1877-78. Pliego de condiciones, presupuesto y obra ejecutada.

[24] Mapa del Signa. Cauce de reversión.

[25] Fotografía 1 Jesús Alonso Díez.

[26] Fotografía 2 Jesús Alonso Díez.

[27] Fotografía 3. Jesús Alonso Díez. Paseo del Cauce desde el puente de la tía Juliana.

[28] Fotografía 4. Jesús Alonso Díez. Entrada en Valladolid por el puente de la tía Juliana (el puente se puede ver al fondo).

[29] Galería de fotos. Jesús Alonso Díez.



Un puente con categoría de emperador

ALONSO DIEZ, Jesús

Publicado en el año 2020 en la Revista de Folklore número 458.

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