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Desde épocas remotas el hombre siempre ha tenido la necesidad de conservar el patrimonio cultural como una seña de identidad y continuidad de sus antepasados. En sus inicios, los esfuerzos se dirigieron a conservar el patrimonio material y natural, formado por monumentos, sitios con valor histórico, arqueológico y parajes naturales. A mediados del siglo xx, se tomó conciencia de la importancia del patrimonio inmaterial que comprende los rituales, costumbres, folclore y tradiciones vivas de las comunidades. Esta cultura intangible, no se toca, pero se ve, se oye y se transmite de generación en generación.
Uno de los rituales de la comarca que tuvo mucho arraigo en Arauzo de Miel es la Cuartilla, un ritual desaparecido hace más de 70 años y que tuve la suerte de documentar en un trabajo sobre el patrimonio cultural de la mancomunidad Alfoz de Lara (Burgos). Este ritual se celebraba en todos los pueblos de esta agrupación, pero cada uno de ellos incorporaba sus variantes siguiendo su propia idiosincrasia.
La Cuartilla consistía en un ritual, exclusivamente masculino, del paso de los mozos de la infancia a la mocedad y formaba parte de un rito cíclico de iniciación rural que se realizaba colectivamente. El paso de un joven a un estatus superior dentro de la comunidad se celebraba con vino. Como la mayoría de tradiciones rurales, el vino formaba parte de la vida, de la alimentación y de la cultura, costumbre que ha persistido siglo tras siglo.
A pesar de su desaparición, he tenido la suerte de contar con algunos testimonios que lo han vivido y así lo cuentan. Un vecino de Arauzo de Miel, de 84 años, relata emocionado que la Cuartilla se hacía en la Trinidad o en el Corpus (no recuerda bien), pero que él no llego a celebrarla porque cuando cumplió los 18 años había desaparecido. Sus recuerdos son sus vivencias de esta tradición desde su infancia y de la visión de la celebración de este ritual por otros mozos mayores que él.
Para adquirir el estatus de mozo, el aspirante tenía que pagar lo que se llamaba «la cuartilla de vino». Cada aspirante ponía su cántara[1] en medio de la plaza del pueblo, tenía que bailar alrededor de ella sin parar y tratar de que nadie se la llevase. Los mozos veteranos intentaban quitársela urdiendo tretas, estirones de ropa, tirándoles cantos, zancadillas, etc. El juego acababa cuando le arrebataban la cántara a algún aspirante y como castigo el «más tonto» tenía que invitar a todos los mozos del pueblo a vino durante ese día. El resto de aspirantes, como pago, sólo entregaban una cuartilla[2] de vino a los que ya eran mozos. Para el aspirante que le habían conseguido robar la cántara era motivo de vergüenza, ya que en la época cada familia tenía su cosecha propia y el gasto del vino era un dispendio económico bastante grande. Aun así, se respetaba la tradición y se cumplía con el pago.
Una vez acabado el día del ritual los nuevos mozos ya podían asistir a cualquier evento destinado a mayores y el mozo perdedor tenía una serie de obligaciones con el pueblo hasta el año siguiente donde otro mozo tomaba el relevo.
Otra variación de la Cuartilla nos la cuenta un vecino de Hacinas, de 98 años, que sí celebró la Cuartilla, pero cree recordar que fue la última vez que se hizo, ya que estalló la guerra y muchos jóvenes se fueron del pueblo a luchar. El ritual era el mismo, pero primero se hacía una carrera entre todos los quintos aspirantes a mozo y el que llegaba el último debía poner la cántara. Una vez colocada en el centro de la plaza todos los aspirantes se tenían que poner alrededor para defenderla y los mozos veteranos con escobas y cinturones tenían que arrear a los aspirantes, hasta que no podían más y abandonaban la cántara. En otras localidades de la mancomunidad Alfoz de Lara, nos cuentan que el pago no se realizaba con vino, sino que, los quintos tenían que invitar a una merienda a los mozos: pan, tocino, chorizo y vino.
BIBLIOGRAFÍA
Hernando, A. (2017) Patrimonio material e inmaterial en la mancomunidad Alfoz de Lara. Perspectiva y transmisión de la memoria colectiva local. (TFG). Universitat Oberta de Catalunya. Barcelona.
NOTAS
[1] Según los habitantes de la comarca, la cántara es 16,50 litros. Cántara, Medida de capacidad para líquidos, equivalente en Castilla a 16,13 l, y de cabida distinta en otras regiones Diccionario Real Academia de la Lengua [En línea] http://dle.rae.es/?id=7BYNXuH
(consulta julio 2016).
[2] La cuartilla, en cambio, era la cuarta parte de una cántara, que a su vez se dividía en 8 azumbres; por tanto, una cuartilla era dos azumbres y ocho cuartillos. Wikipedia [En línea] https://es.wikipedia.org/wiki/Cuartillo (consulta julio 2016).