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En el presente año 2018, se conmemora y celebra el Bicentenario de la Batalla de Maipú (Chile 5 de abril de 1818), en que el triunfo de las armas argentino-chilenas, al mando del General José de San Martin, terminó con la dominación realista en el Cono Sur de América.
A raíz de este suceso, la Dra. Olga Fernandez Latour de Botas ha propuesto para que este año sea celebrado también como el del «Bicentenario de la Poesía Gauchesca».
La Dra. Olga F. L. de Botas, escritora, investigadora, poeta, narradora y ensayista especializada en los campos concurrentes del Folklore, la Historia y la Filología, profesora nacional de Danzas Folklóricas Argentinas, fue Directora de Educación Artística de la Nación Profesora de la Universidad Católica Argentina, y de la Universidad del Salvador y Doctora en Letras por esta universidad. Directora del programa «Atlas de la cultura tradicional argentina» (P.P.UNESCO, 1984) Actual presidente y fundadora de FERLABO cuyo lema es «Por la comprensión, para la paz».
Cabe señalar que, con la doctora y quien suscribe la nota, venimos realizando en distintos auditorios conferencias sobre el «Bicentenario de la poesía gauchesca», ilustrando de mi parte en canto y guitarra con los Cielitos Patrióticos por la acción de Maipú, y otras obras, además de la presentación de su libro «Bartolomé Hidalgo – un poeta sanmartiniano» (Editorial Dunken, Buenos Aires, República Argentina, 2018).
Haciendo referencia al Bicentenario de la poesía gauchesca, dice la Doctora lo siguiente:
Reconozco que es infrecuente, y puede prestarse a interminables querellas, el determinar el nacimiento de un tipo de manifestación literaria, pero en cuanto al nacimiento de la poesía gauchesca sostengo que los argumentos no han sido rebatidos y hasta que no son rebatibles. En efecto, de esa expresión poética, de la que Borges sostuvo que es uno de los acontecimientos «más singulares que la historia de la Literatura registra», no puede decirse que comienza hasta que el gaucho, bajo ese nombre genérico dado al jinete ganadero de las pampas y de las cuchillas, aparece como emisor y como protagonista.
Por eso es que en 1818, Bartolomé Hidalgo, (Nacido en Montevideo, Uruguay, en 1788 y falleció en Argentina en 1822), escritor, considerado el primer precursor de la poesía gauchesca del Río de la Plata, publica los Cielitos Patrióticos que escribió algún gaucho para ser cantado en la acción de Maipú.
Rodríguez Molas sostuvo, hace más de medio siglo, que el primer ciclo de la literatura gauchesca nace con los Cielitos de la Independencia (1958: 5). En coincidencia, y con mayor precisión, Olga Fernández Latour señaló recientemente: «El poeta montevideano Bartolomé Hidalgo es el primer autor de obras literarias, explícitamente protagonizadas por gauchos que hablan “en su idioma”, por lo que han recibido y merecen el calificativo de gauchescas. La poesía gauchesca, por obra de Hidalgo y en la voz de personajes gauchos porteños, nació en Buenos Aires, en 1818, con el primer Cielito del ciclo de Chano y Contreras» (Fernández Latour de Botas, en Hidalgo, 2007: 12; 2008; 173).
Pasaron décadas de aprontes poéticos que no llegaban a mencionar al gaucho como portador de aquellas composiciones en lengua de isofonía rústica rioplatense que reconocemos en el sainete de autor desconocido «El amor de la estanciera» en el celebrado texto del canónigo Juan Baltazar Maziel Canta un guaso en estilo campestre las hazañas del Excelentísimo Señor D. Pedro de Ceballos, ambos a fines del siglo xviii y aún en coplas popularizadas, generalmente del Siglo xix. Hasta en el sainete provincial anónimo titulado EL detall de la acción de Maipú, 1818, coetáneo de los hechos cuya celebración propone la Dra. Olga F. L. de Botas (y acaso obra no firmada del mismo Hidalgo), se ha evitado la mención del gaucho como voz cantante y protagonista de los hechos, si bien el riguroso cuidado de José L. Moure ha podido hallar en las indicaciones correspondientes a su puesta en escena, una mención de hombres y mujeres vestidos de paisano-gaucho, que no deja de tener interés.
De más está decir que no estamos hablando de piezas del folklore del gaucho, de su patrimonio oral tradicional, ya que los rasgos de voluntario color local «señores de Buenos Aires o de Montevideo» como dice Jorge L. Borges, hace hablar o cantar a gauchos en su lenguaje que remeda al de su conversación común.
La aparición explícita del gaucho no ocurre en las letras rioplatenses hasta la publicación del Cielito Patriótico que compuso un gaucho para cantar la acción de Maipú, redactado, publicado en doble folio y puesto en venta en el local de la Gazeta de Buenos Aires, por el poeta montevideano residente en esta ciudad Bartolomé Hidalgo, entre los meses de abril y mayo de 1818.
La doctora propone con firme voluntad y trato, en su libro Bartolomé Hidalgo, que ella comparte la consideración del año 2018 como «Bicentenario de la batalla de Maipú y Bicentenario de la poesía gauchesca» y hasta ha imaginado un breve texto para dar fuerza legal a la idea.
Así lo describe en su libro entre otros considerandos:
Podría decirse así que, en vista de que todas las conmemoraciones de alto impacto social y cultural generadas por las acciones libertadoras de las tropas conducidas por el General San Martín, merecen ser recordadas en sus bicentenarios y atento a:
La poesía patriótica constituía una de las armas estratégicas de la política revolucionaria, como ya lo había sido para inflamar el espíritu de los pueblos rioplatenses en tiempos de las invasiones inglesas (1806) y fue precisamente como lo señala Pedro L. Barcia, en su Cancionero, la floración poética que provocara el triunfo de san Martin en Chacabuco, lo que motivó al religioso chileno Fray Camilo Henriquez a desear que dichas composiciones fueran reunidas en un cuerpo. Hubo que esperar hasta 1824 para que se editara en Buenos Aires e imprimiera en Paris La Lira Argentina o colección de piezas poéticas dadas a la luz en Buenos Aires durante la guerra de la Independencia, obra en la cual sólo una séptima parte de los poemas hace referencia a las campañas sanmartinianas.
Cabe destacar que El Cielito, como baile, fue practicado en todos los ambientes durante el siglo xix. Es una danza de conjunto de parejas interdependientes, con figuras sueltas y enlazadas, derivada de la contradanza europea en versión española, como El Pericón y la Media Caña. Aunque posee una birritmia no es exacto, como a veces se ha dicho, que pertenezca a la generación de las danzas graves-vivas, porque estas son aquellas que integran un ritmo de Minué-Gavota y un allegro que en Argentina, procede de danzas de la llamada generación de la Gallarda: Gato en el caso de El Cuando, Zamba en el de La Condición, Valse en el de La Sajuriana.
Las expresiones básicas del folklore están representadas por el canto, la música y la danza y todas las manifestaciones espirituales y materiales. La poesía folklórica que acompaña a la música y a la danza, tiene principios universales que la distinguen y diferencian de los bienes culturales. Estas características universales permiten establecer que la poesía folklórica generalmente es:
a) De arte menor: es decir, de versos nunca excedidos del octosílabo (8 sílabas).
b) Formal: Tiene formas literarias invariables, o sea que la cuarteta folklórica es siempre serventesio. El Serventesio o sirventés, es una forma poética originada entre los trovadores de la región de Provenza, en Francia, alrededor del siglo xi.
c) Odicas: generalmente son cantadas.
d) Funcional: expresan, como la palabra lo dice, una función determinada.
Las formas estróficas de la poesía folklórica argentina son: la cuarteta, quintilla, sextilla, octavilla y la décima.
La copla, es siempre una estrofa independiente en relación a otra copla. Generalmente es una cuarteta independiente, donde riman el primer verso con el tercero (rima asonante) y el segundo con el cuarto (rima consonante). Esta ha sido la combinación estrófica más empleada, también fue muy empleada la sextilla.
La poesía, y los diversos cantares ,las coplas del Cielito que se han documentado como anónimas y sueltas muestran , por un parte, que el Cielito no tiene necesariamente que cantarse con letras en lenguaje gauchesco ni tratar temas patrióticos o políticos, sino que pueden ser también de carácter:
- de pena y dolor - religiosas - históricas y de lugares
- piropos y amorosas - celos y quejas - desprecio y olvido
- del carnaval - de guapos y soldados -payadorescas
- picarescas, festivas y jocosas y malintencionadas -descriptivas.
Como sistema lingüístico, la denominada «lengua gauchesca» surgió como un producto artificial gestado por hablantes de la variedad autónoma (estándar y culta), que fue volcado en el canal escrito de esta última. Ese sistema tomó efectivamente sus elementos del habla real de los habitantes de un vasto territorio de llanura de límites difusos, y se constituyó como un dialecto secundario y heterónomo con respecto al estándar, y también virtual, en tanto resultó de un recorte consciente y selectivo de los rasgos lingüísticos –fonéticos, morfológicos, sintácticos y léxicos– que en la percepción de los autores del género poseían un mayor poder caracterizador de la lengua de los personajes que se proponían reflejar. La «lengua gauchesca» nació escrita. Detrás y debajo de ella estaba la heterogénea variedad rural de la llanura rioplatense efectivamente hablada, a partir de la cual los autores sintetizaron un nuevo código (José L Moure, UBA , 2010).
Según distintos testimonios varios años antes de que Bartolomé Hidalgo diera letras patrióticas a las coplas del Cielito que puso en las bocas de sus gauchos de ficción, la especie poética, musical y coreográfica denominada Cielito había conquistado al pueblo de la campaña bonaerense (de la provincia de Buenos Aires) y era cantada, ejecutada en guitarra y bailada por reales gauchos y paisanas de los pagos del interior.
Para esta danza se compusieron y adaptaron coplas muy diversas tanto por parte de anónimos cantores populares como por obra de distinguidos poetas, especialmente los que cultivaron la expresión gauchi-política, que ha sido llamada poesía gauchesca como Bartolomé Hidalgo e Hiladio Ascasubi, por ejemplo.
Un fragmento de los versos del Cielitos de la Independencia de Bartolomé Hidalgo escrito en cuartetas.
Cielito, cielo festivo,
cielo de la libertad,
jurando la Independencia
no somos esclavos ya.
Los del Río de la Plata
cantan con aclamación,
su libertad recobrada
a esfuerzos de su valor.
Cielo, cielito cantemos,
cielo de la amada Patria,
que con sus hijos celebra
su libertad suspirada.
Los constantes argentinos
juran hoy con heroísmo
eterna guerra al tirano
guerra eterna al despotismo.
Cielo, cielito cantemos,
se acabarán nuestras penas,
porque ya hemos arrojado
los grillos y las cadenas.
Fragmento de Cielito Patriótico de 1818, que compuso un gaucho para cantar la acción de Maipú - Bartolomé Hidalgo.
No me neguéis este día
cuerditas vuestro favor,
y contaré en el Cielito.
de Maipú la grande acción.
Cielo, cielito que sí,
cielito de Chacabuco,
si Marcó perdió el envite
Osorio no ganó el truco.
En el paraje mentado
que llaman Cancha Rayada,
el general San Martín.
llegó con la grande armada.
Cielito, cielo que sí,
era la gente lucida,
y todos mozos amargos
para hacer una embestida.
Al fin el cinco de abril
se vieron las dos armadas
en el arroyo Maipú,
que hace como una quebrada.
Quedó el campo enteramente
por nuestros americanos,
y Chile libre quedó
para siempre de tiranos.
Ya puede el virrey de Lima
echar su banda en remojo,
si quiere librar el cuero
vaya largando el abrojo.
Cielito, cielo que sí,
largue el mono, no sea primo,
porque cuanto se resista
ya quedó como racimo.
Viva nuestra libertad
y el general San Martín,
y publíquelo la fama
con su sonoro clarín.
Cielito, cielo que sí,
de Maipú la competencia
consolidó para siempre
nuestra augusta independencia.
Viva el gobierno presente,
que por su constancia y celo
ha hecho florecer la causa
de nuestro nativo suelo.
Cielito, cielo que sí,
vivan las autoridades,
y también que viva yo
para cantar las verdades.
Se puede escuchar un fragmento del Cielito Patriótico de 1818, interpretado por el guitarrista Raul Chuliver en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=glDXBl4Av3o
En el Rio de la Plata, (Río caudaloso que separa las Repúblicas de Uruguay y Argentina) se conocieron variantes del Cielito relacionadas con la ubicación de las parejas de bailarines, como El Cielito en Batalla y el Cielito de la bolsa.
El máximo estudioso y gran folklorólogo Carlos Vega de todas las danzas folklóricas argentinas, especialmente desde los puntos de vista musical y coreográfico, señala la difusión de este baile en ambas Bandas del Río de la Plata en coincidencia con los años de las guerras por la Independencia y en la misma época, también en Chile, donde aparentemente, fue llevado por las mismas tropas del General San Martin.
Otro documentalista de nuestro folklore, Ventura R. Lynch, en su libro de 1883 La Provincia de Buenos Aires hasta la definición de la cuestión capital de la República Argentina, proporciona datos del Cielito entre los bailes y cantos de los primeros gauchos.
La poesía y por lógica extensión el canto, son los medios de expresión de mayor popularidad en los pueblos folk, y ofrece formas y funciones específicas. Esas formas y funciones permiten identificar las expresiones literarias en cualquier lugar del mundo, pues cada pueblo ofrece caracteres elementales propios.
Como conclusión dejó las palabras finales de la Dra. Olga Fernández Latour de Botas:
El ideario de Bartolomé Hidalgo debería ser considerado un símbolo de la unión permanente entre ambas naciones del Rio de la Plata y como un ejemplo moderador universal de todo desborde generado por el poder, sufrió crueles dolencias físicas, y muchas injusticias pero valoró siempre el don del patriotismo y lo honró hasta el fin.
Raul Chuliver
Guitarrista, folklore argentino, Premio Santa Clara de Asís, 2015