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Partería y medicina tradicional en contextos interculturales: la singularidad de Ecuador
Desde los años setenta, las parteras tradicionales han recibido capacitación en técnicas y métodos básicos de sanidad occidental en la mayoría de los países de ingresos bajos y medianos con resultados generalmente positivos (Benara y Chaturvedi 1990; OMS, 1993; Fleming, 1994). A comienzos del s. xxi, se empezaron a valorar los progresos que esos mismos países estaban haciendo en la implantación y desarrollo de titulaciones medias y superiores para parteras/comadronas profesionales, destinadas a sustituir en el corto plazo a las parteras tradicionales, OMS (2014). Ecuador tiene una situación singular porque, como Estado plurinacional e intercultural desde 2008, reconoce y garantiza los derechos y las prácticas de los sistemas tradicionales de salud, plenamente vigentes entre sus ciudadanos indígenas, que suman en torno a un millón de personas y representan al 7% de su población.
Entre 2006 y 2014, el 96% de los partos ecuatorianos fueron atendidos por personal de salud cualificado en centros sanitarios y en 2015, la mortalidad materna fue de 64 por cien mil partos, OMS (2016); esos datos no proporcionan información desagregada por etnias ni por el tipo de atención recibida, los escasos datos publicados que proporcionan esa información son previos a 2008, e indican que en la región amazónica más del 30% de los partos fueron en domicilio, elevándose al 65% entre las mujeres que se auto-identificaban como indígenas, lo que permite inferir una elevada tasa de atención por parteras tradicionales (González y Corral, 2010).
La complejidad del proceso de integración de la partería tradicional en Ecuador y otros países latinoamericanos con poblaciones indígenas númerosas, presenta múltiples problemas, porque en la práctica cotidiana se confrontan dos mundos con muy diferentes culturas, experiencias y percepciones sobre las medicina y partería tradicional, (González y Corral, 2010; Roosta M. 2013). Las parteras indígenas son respetadas en sus comunidades, como promotoras de los saberes ancestrales, como orientadoras, guías espirituales, guardianas de la reproducción y de la vida y grandes conocedoras del mundo natural y de las plantas medicinales. En contraste, en el entorno de los profesionales sanitarios (y de la población no indígena) han sido negativamente percibidas y los procesos de capacitación que recibieron, ignoraron sus saberes tradicionales, su cosmovisión holística de la salud y los valores culturales de las poblaciones que atienden.
Para superar ese choque cultural que dificulta su actividad profesional y su papel de puente entre lo tradicional e institucional, el mencionado informe ministerial recomienda entre otras cosas, la creación de casas de salud tradicional, centros de formación de parteras y promoción de programas de investigación sobre los saberes de la partería tradicional en Ecuador (González y Corral, 2010).
Asociación de Mujeres Parteras Kichwas del Alto Napo (AMUPAKIN)
En 1998 se funda la Asociación de Parteras Kichwas del Alto Napo (AMUPAKIN) con el objetivo de materializar una estructura organizativa para asegurar el futuro de la medicina tradicional en su contexto cultural, a través de la enseñanza y el estudio de la cultura viva de los Napo Runa y en particular de las mujeres parteras; en 2003 consiguen en un espacio en Archidona para desarrollar sus actividades de acuerdo con los objetivos señalados. Fue un proceso largo y complejo, con aciertos y errores, durante el que hicieron frente a muchas dificultades al sufrir una doble discriminación como mujeres y como indígenas. Contaron con el apoyo del movimiento Indígena Ecuatoriano y con el de Cruz Roja Ecuatoriana, que fue clave para conseguir y acondicionar el espacio que acoge la casa de Salud y la colaboración con los responsables del Ministerio de Sanidad Nacional en la provincia de Napo, de Cruz Roja Española y de la Agencia Española de Cooperación, que contribuyeron a su financiación junto con los ayuntamientos de Madrid y San Martín de Valdeiglesias, (García, 2005)
Mª Antonia Shiguango (1947), partera, hija de partera, fue la promotora y fundadora de AMUPAKIN, sus padres y abuelos le inculcaron las ideas que guiaron su vida: la necesidad de defender su territorio frente a la invasión destructiva de los colonos y la importancia de transmitir a las nuevas generaciones la cultura ancestral del pueblo Kichwa, con su profundo conocimiento de la naturaleza y de la medicina tradicional. Como otras mujeres indígenas, en su juventud tuvo que luchar junto con su esposo, familiares y vecinos para defender las tierras de su propiedad que eran reclamadas por colonos. La incorporación de mujeres indígenas ecuatorianas a las reivindicaciones sobre el acceso a la tierra fue una realidad en la primera mitad del siglo xx, cuando se rompe su relativo aislamiento con el inicio de las explotaciones petrolíferas; ellas actuaron en ocasiones como lideresas y contribuyeron al embrión del posterior movimiento Indígena Ecuatoriano, a través de la creación de la FEI, Federación Ecuatoriana de Indios (Alonso, 2011).
En este periodo de intensa globalización política, económica y cultural (Doghty et al, 2010; Roosta, 2013), se está produciendo la rápida e irreversible monetización de muchos grupos indígenas (Lu, 2007) sometidas a intensa migración a núcleos urbanos, y con un elevado riesgo de aculturación, producto de diferentes situaciones, como la descrita para los extrarradios urbanos de Lima, a través de la integración de saberes tradicionales del mundo andino o amazónico, con saberes aloctonos de procedencia muy variable (Chávez Hualpa, 2016).
La labor de las parteras de AMUPAKIN, contribuye a identificar un espejo de referencia, donde la juventud se pueda mirar, integrando el conocimiento de su cultura ancestral, con la creación de nuevas identidades indígenas en condiciones de igualdad de género, y evitando así, la ruptura intergeneracional tan marcada que se describe para otras poblaciones indígenas de Ecuador (Muratorio, 1998). La iniciativa de AMUPAKIN, tiene un importante valor estratégico, tanto a nivel nacional, con la integración multicultural de sus conocimientos medicinales y de sus tradiciones vivas, con los conocimientos científicos y valores actuales, como a nivel internacional, porque visibiliza la importante contribución de las mujeres al avance de los Objetivos de Sostenibilidad (UN-Women 2015), especialmente los relacionados con pobreza, nutrición, salud, género, igualdad y biodiversidad (Bernis et al, 2017).
Las parteras de AMUPKIN a través de sus actividades cotidianas, organizadas en su Espacio de Salud, cubren cuatro grandes frentes conectados entre sí: el primero la práctica de actividades de salud tradicional ofrecidas a nivel comunitario; el segundo la práctica, promoción y gestión del conocimiento intercultural de la salud, a través de la colaboración con el sector sanitario de Napo; el tercero destinado a asegurar la transmisión intergeneracional de su cultura y conocimientos incorporando a las nuevas generaciones como aprendices y voluntarios en sus actividades y el cuarto organizando actividades formativas y colaborando con proyectos de investigación sobre saberes tradicionales (Garcia, 2005).
Los resultados que se presentan a continuación, resumen entrevistas y grabaciones realizadas en Kichwa a Mª Antonio Shiguando y a otras parteras, sobre la atención al parto y la ceremonia de entrega de la Ashanga; el trabajo de campo forma parte del proyecto de investigación La voz de las mujeres Napo Kichwa: Un proyecto de documentación con parteras y sus redes sociales, dirigido por A. Schwarz (1).
Atención tradicional al parto: integración de lo práctico y lo simbólico
La salud holística en la cosmovisión indígena debe integrar el cuidado del cuerpo, la protección del espíritu y el resguardo de los riesgos emocionales. Dentro de esa cosmovisión, uno de los roles que se le otorgan a las mujeres es el de la preservación del conocimiento y tradición (Alamo 2011). Aplicado a la salud materna y las parteras tradicionales, implica la integración entre lo práctico y lo simbólico, entre el conocimiento empírico por observación del proceso biológico y la interpretación simbólica del significado biocultural y emocional que genera una nueva vida. La manera de acompañar a la parturienta, de comunicar y celebrar el parto en las comunidades, incluye el conjunto de creencias, ritos y celebraciones realizadas para proteger la identidad en contextos ecológicos concretos.
Salvo los utensilios de barro para cocinar, el resto de los objetos utilizados, que se describen a continuación, son de origen vegetal o animal y forman parte de la biodiversidad que caracteriza a su entorno, cuya gestión asumen en gran parte las mujeres. Nada se compraba, todo se obtenía de la caza, recolección o cultivo y era transformado por las propias parteras u otras mujeres para la utilidad a la que se destinaba.
Los partos tradicionales ocurrían en el domicilio, donde las parturientas recibían de manera constante alimentos y bebidas medicinales calientes, para cuya preparación las parteras utilizan cacharros de barro pertenecientes a la familia. Tanto las ollas (manga) para preparar los alimentos e infusiones medicinales, como los cuencos (kallana) para servir comidas, bebidas, ají etc, son piezas de barro realizadas a mano, generalmente por las mujeres, que moldean y superponen tiras de barro circularmente hasta conseguir el tamaño y forma deseada; tras dejarlo secar un tiempo, están un día alisando la superficie del recipiente por dentro y por fuera con una piedra pequeña. A continuación se frota con hojas (de yuca, de iraya o de otras plantas), se cuece durante un día en fuego prendido con Guadúa seco (bambú) y se vuelve a alisar frotando con las hojas. Finalmente se pone leña húmeda en el fuego para que se origine mucho humo que ennegrece al recipiente (colocado boca abajo).
La ollas (manga) se nombran precedidas por un sustantivo que indica bien el material con el que está hecho, por ejemplo: Allpa manga, olla de barro, o bien para que se utilizan, por ejemplo waisa manga, olla para hervir la hoja de Waisa o ‘guayusa’, que es una bebida energética, muy popular entre algunas poblaciones indígenas de Ecuador (Sidali et al, 2016).
Lo práctico: conocimiento y manejo del proceso biológico
Las parteras tradicionales tienen un conocimiento empírico del proceso de la vida adquirido durante milenios, que determina su manera de abordarlo en posición vertical (aunque con diferentes posturas), postura generalizada en todo el mundo, incluidos los países occidentales, como España al menos hasta principios del siglo xx, (Limón y Castellote, 1990), y el sistema persistió en algunas zonas rurales hasta los años setenta del siglo xx (Bernis, 2014). Las parteras kiwcha, destacan las ventajas de la posición vertical para dar a luz y de una dieta específica con alimentos autóctonos; identifican posibles problemas o situaciones de riesgo y utilizan plantas medicinales para resolver las que afectan a las contracciones, a las hemorragias y a la tardanza en la expulsión de la placenta, siendo muy hábiles para recolocar fetos mal posicionados cuando se acerca el parto. También aplican el conocimiento a la manera de recibir y cuidar al recién nacido, incluido el baño, el corte del cordón, el cuidado del ombligo para su cicatrización y la inmediata introducción a la lactancia materna.
Los remedios se basan en su conocimiento etnobotánico, que en Ecuador es el resultado de un proceso cultural, derivado principalmente de la etnia kichwa (Lalama et al 2016). Las parteras de Amupakin cultivan en su huerto más de 70 especies diferentes, útiles para aspectos de la salud sexual y reproductiva (regular menstruación, anticoncepción, aborto), del parto, (controlar el dolor, el ritmo de las contracciones, la dilatación del cuello, cortar hemorragias) y de la salud de los lactantes (sobretodo catarros y diarreas), descritas en su mayor parte por las biólogas Burbano y Gómez (2004) en un documento no publicado, realizado en colaboración con las parteras.
Objetos asociados a la posición vertical del parto, al manejo del cordón umbilical, de la expulsión placentaria y del descanso una vez finalizado
1. Kara waska, agarradera vegetal. En ella se sujetan las mujeres durante el parto, mientras hacen pujos para la expulsión, generalmente de rodillas (como muestra la partera en la imagen). Es corteza del árbol Kara waska (Annona sp) utilizada para hacer cestas (Ashanga) y otros útiles artesanos. La agarradera para el parto es idéntica a la que llevan las cestas para sujetarlas sobre la cabeza y a la de otros sistemas para cargar leña que utilizan los hombres. El árbol se encuentra sobretodo en monte virgen, cuya extensión se reduce rápidamente y por ello, hoy día, si los árboles no se encuentran cerca, también se compra la corteza a personas que lo recolectan.
2. Wamaj kara. Pieza de bambú diseñada con un perfil afilado, para cortar el cordón umbilical una vez expulsada la placenta. Primero se miden dos dedos para atar el cordón, luego se miden otros dos dedos y se corta; los dos dedos que «cuelgan» es lo que se cae tras tres o cuatro días. Para esterilizarlo, se hierve con plantas medicinales, se envuelve en hoja de plátano y Allu panga (Cracopia sp) luego se introduce en un recipiente de calabaza específico, que llaman Yaku puru.
3. Palanda kara waska. Hilo para atar el cordón. Lo hacen las parteras con fibras de hoja de plátano, que retuercen sobre su pierna, como se ve en la imagen. Se hierve con la Wamaj kara para su esterilización y envuelto en hoja de plátano, se guarda también en la calabaza Yaku puru.
4. Yaku puru. Calabaza donde se guardan, una vez esterilizadas la Wamaj kara, para cortar el ombligo y la Palanda kara waska o hilo para atarlo. Presenta un hueco rectangular, realizado para introducir ambos objetos. El ombligo no se tapa, (…) pero se unta con ceniza, almidón de yuca y polvo de plátano asado, así se seca y cae por si solo a los 3 o 4 días. El cuidado diario se mantiene durante 8 días a la mama y al bebé, a quien se baña todas las noches y se le aplica la cura del ombligo, incluso después de que se haya caído.
Churu o caracol terrestre. Se utiliza para la comunicación entre personas y comunidades, para solicitar ayuda, o para informar de cualquier cosa que pase, (…) cuando soplan el caracol nos enteramos de que surgió algún problema o que nos quieren informar sobre algo. Se oye en 5 Km de distancia.
5. Urku waisa puru, (también llamada Shuya puru, Cuya puru, Imbulu puru). Fruto alargado, perforado en los extremos, por donde se hace soplar a la mujer para ayudarle a bajar la placenta. Solo se usa cuando tarda más de 15 minutos en ser expulsada de manera espontánea. Dicen que ahora lo usan más porque las jóvenes comen diferente que antes, especialmente, lo atribuyen al arroz tostado, que pega la placenta. Las plantas de las cuales procede se llaman Waisa, Cuya, etc.
6. Wamaj taula gaitu, cama con estructura de bambu (guadúa), igual que el Wamaj kara, pero conservando las tablas gran longitud. El tablero se cubre con hojas secas de Palanda panga y Allu panga, para proteger la cama de las hemorragias; después del parto la mamá se sienta y descansa (como el niño de la imagen). Las hojas se cambian cuando la mujer sangra mucho.
7. Sauna. Almohada vegetal de hojas plegadas de plátano guineo, Allu panga, donde la madre reposa la cabeza tras el parto. En la imagen se ven también Pilches de calabaza utilizados para beber la chicha. El aspecto de las hojas de plátano secas, se aprecia bien en la imagen 1, sobre las que se apoya la Wamaj kara.
Plantas y animales con usos practicos y medicinales
Los nombres comunes de plantas y animales representan un simbolismo intrínseco, asociado a los elementos de la selva y se basan en su morfología, usos y otras categorías mágico – míticas de su universo material y social (Lalama et al 2016). Se recogen aquí algunos ejemplos tanto de uso práctico, (para iluminar o absorber) como medicinal (utilizados para regular dos aspectos esenciales del parto: el ritmo de las contracciones y las hemorragias).
8. Ata muyu. Semillas grandes utilizadas como velas durante las noches, proceden de una planta trepadora: Ata muyu waska semejante al maracuyá y frejol (compara, Waska ‘liana’). Siempre estaban disponibles para las parteras, porque en nuestra especie como en otros primates diurnos, la mayoría de los partos fisiológicos, ocurren de noche, (Bernis y Varea, 2012; Varea et al. 2016)
9. Tutura. Musgo, por su poder absorbente se utilizó como pañal de los bebes y como toallas de menstruación de las mujeres.
10. Cruz kaspi (Brownea grandiceps). Cultivada en el huerto medicinal de la Casa de Salud, se utiliza en infusión, para regular las hemorragias durante el parto.
11a. Verbena (Verbena litoralis?). Se cultiva en el huerto medicinal, la hoja machacada y hervida, se le da de beber a la parturienta, para para cortar hemorragias.
11b. Imbulu. Calabaza para guardar agua (u otros líquidos) que se perfora con un hueco circular para llenarla y beber.
12. Kutu chupa (lit. rabo del mono kutu). Planta cuyo aspecto recuerda a la cola del mono araña, se utiliza rallada, para preparar una infusión que regula hemorragias post parto.
13. Chundaruku chaki [1]. Pata de venado, seca. Se raspan las pezuñas para obtener un polvo que se añade a una infusión con hierbas medicinales, sirve para acelerar las contracciones del parto, combinado con Raya chupa.
14. Raya chupa. Pescado venenoso, seco, que vive en el río Napo y en otros grandes ríos de la región. Se raspa y se le da a la parturienta en forma de infusión antes del parto mezclado con el polvo de Chundaruku chaki, para acelerar el proceso.
15. Yakuncillo. Uña de Yakun (tipo de armadillo, conocido también con otros nombres: Kutimbu, Titimbu). Se ralla y el polvillo obtenido añade al agua de Waisa (guayusa), para acelerar el parto.
16. Mullucillo. Garras de Mullu, que es el armadillo de menor tamaño (Orr y Wrisley, 1981), se rallan y el polvo obtenido se añade al agua de Waisa (guayusa), para acelerar el parto.
Lo simbólico y ritual a través de los objetos incluidos en la Ashanga de las parteras
El octavo día después del parto, tiene lugar una celebración ritual en torno a la mamá y su criatura, dirigido por la partera principal, en la que participan otras parteras, aprendizas de partera, parientes y vecinos. La ceremonia incluye la limpia de la mamá y de todos los presentes, la entrega formal de la criatura a la madre, el reparto de chicha a todos los participantes y la danza que hacen las parteras con las canastas colgando de la frente, mientras cantan lo que debe enseñar la madre a sus nuevas criaturas. Finaliza con la entrega de la Ashanga y su contenido a la madre, que ese día se reincorpora a su vida cotidiana.
Los objetos utilizados en la ceremonia, incluida la diadema que lleva la partera principal, la Chaskina y la Waisa, simbolizan la importancia de la vida social, su significado identitario y las responsabilidades y roles de género tradicionales que las madres debían saber transmitir a sus descendientes.
17. Tawasamba. Diadema vegetal con adornos de semillas que lleva la partera principal para identificarla entre el resto de las parteras y aprendizas
18. Chaskina. Especie de pelota de hoja de maíz, con la que se materializa la entrega de la criatura a los 8 días, ocasionalmente se hacía también el primer día. En una de las grabaciones registrada, mientras muestra cómo se lanzan la Chaskina al aire, una partera explica: recibimos con alegría al lindo bebé y de felicidad nos ponemos a recibirlo jugando así con la Chaskina. (que significa acto de recibir o entregar).
19. Waisa o Guayusa. Hojas del árbol de igual nombre (Ilex guayusa), característico de la amazonia ecuatoriana, que se utilizan secas para hacer infusiones energizantes. Es una planta sagrada, de importante valor simbólico y cultural. Su análisis químico evidencia un alto contenido en substancias energizantes como cafeína, teobromina y L-teatina, que contribuyen a reducir el estrés y la fatiga física y mental (Kimura et al., 2007). Las parteras la consumen con frecuencia a lo largo del día para (…) estar activas, con fuerza y relajadas, aunque no tengamos mucho más que comer. También se la proporcionan a las parturientas a lo largo del parto como bebida caliente, mezcladas en ocasiones con otros remedios medicinales.
En la imagen de la cesta o Ashanga que lleva la partera para el ritual, se han numerado del 18 al 26 los objetos que contiene, cuyo uso y significado se describen a continuación.
Ashanga de partera con objetos utilizados en el ritual del octavo día tras el nacimiento
20. Pitun kara. Corteza del árbol Pitón (Grias neuberthii). Muy utilizada para diferentes fines incluida la ceremonia de limpia del cuerpo que se celebra ese día. Se recogen doce plantas de pitón, de donde sale el sol y donde se pierde el sol, o de todas partes donde ilumine el sol a la planta, sólo de ahí se le saca la corteza. La infusión se prepara la noche anterior, se hierve la corteza con otras plantas medicinales y se le da ritualmente a la mujer y a todos los presentes la madrugada del octavo día después del parto para inducir el vómito. La primera persona que lo bebe es la partera que ayudó, después se le hace tomar a la mamá que dio a luz y después a todos los presentes, que beben una Cuya grande cada uno y vomitan. Durante el proceso la partera pide que el vómito se lleve toda la baba, las enfermedades y los males, simbolizando una limpia física y espiritual. Ese día se levanta la mujer y se reincorpora a su actividad cotidiana. El primer vómito es de color blanco.
21. Pilche. Conjunto de recipientes hechos de calabazas con distintos tamaños, para invitar a chicha a parientes y vecinos; los más grandes son para los hombres, los medianos para las mujeres y los menores para los niños. Esas calabazas también se cortan en aros de diferentes medidas, para apoyar ollas y cacharros de base esférica y evitar que se caigan.
22. Canoas. Objetos para niños tallados en bejucos. Simbolizan el desplazamiento fuera de la comunidad que singularizaba a los hombres, porque los ríos fueron el medio de comunicación tradicional hasta bien entrado siglo xx. (…) y eso tenemos que enseñar a los niños, que deben jugar con eso en el agua y aprender que los ríos son los caminos para el mundo.
23. Wami. Tipo de trampa de pesca, utilizada sobre todo por mujeres y niñas, para coger pequeños peces.
24. Batán y Takana muku. Objeto destinado a las niñas para que aprendan a machacar la yuca y obtener la chicha (bebida alcohólica); es una miniatura del utilizado por las mujeres. Simboliza la labor esencial de las mujeres, gestionando la alimentación familiar, cuya base es la yuca.
25. Shushuna. Cedazo donde se colocan para cernir la chicha de yuca, de chonta, o de otros frutos, previamente machacados. Es también una labor esencial de la mujer Napo kichwa. Las niñas aprenden como debe ponerse y mover el cedazo sobre una olla (cernir) para que salga la chicha bien espesa. Las sobras o desperdicios, (Anzi) quedan en el cedazo y se utilizan para alimentar pollos y chanchos.
26. Patas cuya. Cascaras del fruto del árbol Theobroma bicolor, conocido también como cacao blanco, del que se obtenía desde muy antiguo una bebida muy popular. Las cáscaras del fruto con aspecto de enorme nuez, se utilizan como cucharón (para trasvasar y servir líquidos) o como recipiente donde acumular restos (afrechos), por ejemplo los de la yuca machacada para hacer chicha.
Entrega ritual de la Ashanga y de su contenido a la madre
Una vez que todos los presentes han limpiado su cuerpo tras el vómito, las parteras danzan en círculo y cantan en kichwa; lo que sigue es la transcripción de la grabación de danza y canto realizada por Antonia Shiguango y otras parteras, explicando los caminos de la vida a través de los diferentes objetos contenidos de la canasta que van mencionando.
Entonces, ahora que ya el niño tiene ocho días, entonces cargando las canastas así (sobre la frente), nos levantamos a tocar el tambor. Es así que ahora usted tocará así el tambor dando vueltas alrededor, así debemos hacer.
¡Entonemos! ¡Entonemos!
Cuando viene un recién nacido, venimos a cantar, le estamos enseñando al niño la canasta. Y ahora, aquí al bebé vamos a dar esta canasta,
Por aquí está el camino para ir al «baño», como madre le enseñarás el camino para ir al «baño».
Este camino es para ir a la chagra para sembrar la yuca, e ir a traer la yuca, (eso es lo que hacemos conocer al recién nacido cuando es mujercita).
Cuando viene el recién nacido felices, felices enseñamos a la niña.
Por aquí es el camino para ir a la ciudad cuando ella crezca, que camine por aquí, eso es lo que hacemos conocer.
Conociendo toda la chagra puede ir a caserío (a buscar comida, ya sea animales, pescados y pájaros) para eso es para lo que enseñamos este camino.
Esto es para traer el agua. Por aquí ya viene la niña a traer el agua, como nosotras mismas; con (este caracol), si de repente pasa algún peligro puede soplar para pedir auxilio.
Con el cedazo se pone el afrecho de chicha.
Esta es la trampa para pescar que se pone en el riachuelo, para pescar peces pequeños.
En esta canasta se recoge todas las hojas medicinales, yendo a la chagra se trae cargando todas estas hojas en esta canasta, que le entregamos así mismo a ella, (para que) como nosotras aprenda.
Esto te entregamos a ti mama, tú enseñarás, como es mujercita, lo guardarás, entonces aquí terminamos entregándolo para ella.
La mamá responde:
Ya, muchas gracias madre partera, me has entregado esta canasta para mi hija, así ha de aprender con todas estas cosas. Muchas gracias por entregarme esta valiosa Ashanga.
Cristina Bernis 1, Anne Schwarz 2, Carlos Varea 1 y Mª Antonia Shiguango 3
1 Universidad Autónoma de Madrid, 2 Universidad Regional Amazónica IKIAM, 3 AMUPAKIN
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Más información: https://www.facebook.com/people/Amupakin-Achimamas/100007675938747
[1] Los restos animales utilizados como remedios medicinales, se conservan secos y para cada infusión se requiere muy pequeñas cantidades de polvo raspado del resto correspondiente, lo que permite ser utilizados durante mucho tiempo; los representados en las imágenes, utilizados para informar a investigadores y personas interesadas, fueron obtenidos hace muchos años.