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Beleña de Sorbe o simplemente Beleña, como se conoce en los pueblos de los alrededores, es actualmente un pueblo minúsculo, casi despoblado, asentado en las estribaciones de Tamajón, en lo alto de un otero en plena Campiña de Guadalajara, desde el que puede contemplarse en la profundidad de la barranquera el corte que el río Sorbe, que le da su apellido y que ha ido horadando a lo largo del tiempo[1]. Lugar salvaje donde manan una serie de fuentes que dieron lugar a leyendas medievales como las de doña Urraca y de don Sancho.
Hoy se conoce este lugar gracias a las dos fuentes mencionadas, a los restos de su castillo y al mensario o menologio románico de su iglesia de San Miguel[2], aparte de por su conocido «botarga»[3].
I.- La procesión del Domingo de Resurrección
Primeramente se coloca la imagen de la Virgen de las Candelas enlutada, sobre unas andas y, al Niño Jesús en otras.
En el interior de la iglesia se canta:
1. Paloma levanta el vuelo
de esa mesa de nogal
que está mi Dios aguardando
a la Reina Celestial.
Y las mujeres dicen:
2. Andad vosotros los mozos
con el lucero del día
que nosotras nos iremos
a acompañar a María.
Hombres y mujeres salen juntos de la iglesia. Las mujeres acompañando a la Virgen y los mozos al Niño, por calles diferentes.
Van cantando:
3. Los santos se quedan tristes,
la Virgen se va llorando,
las baldosas de la iglesia
agua clara están manando.
4. ¡Oh qué mañana de Pascua,
oh qué mañana de flores,
oh que mañana de Pascua
ha amanecido señores!
5. ¡Oh qué mañana de Pascua,
Pascua de Resurrección
que hasta las aves que vuelan
gozan de su resplandor!
Una vez que las procesiones han recorrido todo el pueblo se prepara en «encuentro» entre la Virgen y el Niño.
Cuando éste aparece, cantan:
6. ¡Oh qué mañana de Pascua,
Oh que mañana de flores,
Oh qué limpieza de calles,
sin duda se van a ver
el Redentor y su Madre!
Las dos procesiones se van aproximando frente a la casa del Alcalde.
7. Señor Alcalde Mayor
con ese bastón dorado
quitad el luto a María,
ponédsele de alegría
su Hijo ha resucitado.
El Alcalde le quita el manto de luto y hasta que se encuentran las dos imágenes hacen tres reverencias, mientras se sigue cantando:
8. Tres reverencias se han hecho
y no se han podido hablar
de pena y de sentimiento
que en su corazón tendrán.
Finalmente:
9. Ya va subiendo la Virgen
por estas calles arriba,
ya va subiendo la Virgen
contenta y con alegría.
Así llega a la iglesia donde acaban los ritos de Semana Santa.
A la hora de cantar estas canciones de Pascua es muy importante la labor que desempeñan «las Ramas», o sea, las jóvenes solteras que durante todo el año cuidan y piden limosna para la Virgen, así como durante la procesión cantando algunas piezas de profundo sentir religioso.
Es evidente que la versión que aquí presentamos no está completa, ya que solamente contiene nueve cuartetas (menos la 6 y la 7, que tienen cinco versos), mientras que la que recogió María Asunción Lizarazu consta de treinta y seis estrofas de versos octosílabos (cuartetas asonantadas, excepto la 16 que consta de seis)[4].
Si comparamos ambas versiones, podremos apreciar que, de las mencionadas nueve estrofas, al parecer sueltas, que recogimos, tan sólo cuatro, –la 2: «Andad vosotros los mozos / …» (en Lizararu Andar), la: 5 «¡Oh qué mañana de Pascua, / Pascua de Resurrección / …», la 7: «Señor Alcalde Mayor /…» y la 8: «Tres reverencias se han hecho /…»–, se corresponden con la 10, 12, 17 y 21 de Lizarazu[5], en la que faltan las nuestras, 3, 4, 6 y 9, lo cual posiblemente indique que pudiera haber existido otro texto distinto, que el estudiado por Lizarazu también se trate de una versión incompleta o que haya ciertas impregnaciones de otros cánticos similares procedentes de pueblos cercanos.
Tal vez esto último sea lo más probable dado que en las de Lizarazu, las estrofas son de cuatro y de seis versos, mientras que en la nuestra son de cuatro y cinco.
Pero veamos algunos casos más.
De las cuarenta y cinco poblaciones de la provincia de Guadalajara donde se canta la Pascua de Resurrección, –algunas con diferentes nombres como Pascua de Resurrección (El encuentro), Pascua de Resurrección (Las albricias), Las Pascuas, La Pascua[6] y La Palomita–, únicamente hemos encontrado variaciones mínimas en algunos casos, por ejemplo, en la que se canta en Arbeteta, la estrofa 5: «¡Oh, qué mañana de Pascua! / «¡Oh, qué mañana de flores! / …», coincide plenamente con la 4 nuestra[7], lo mismo que sucede en la versión de Budia[8]; menos en el caso de Bujalaro, cuya estrofa es de seis versos porque se ha completado con estos dos: «… / un poquito nublo está / que alegra los corazones».
Volvemos a encontrar esta misma cuarteta en La Pascua de Gualda[9] y en La Huerce, donde la Pascua de Resurrección se conoce también como Las Albricias, y donde en lugar de cantar: «¡Oh, qué mañana de Pascua, / …», se canta: «¡Ay, qué mañana de Pascua! / …»[10].
En la versión del desaparecido pueblo de Jócar aparecen dos coincidencias con la nuestra. Se trata de la estrofa 16: «Tres reverencias se han hecho /…», idéntica a nuestra 8, y la 26, coincidente con la 4 de Beleña de Sorbe[11].
Una vez más, esta vez en Majaelrayo, la estrofa 14[12], coincide con la 4 nuestra, al igual que sucede en Megina[13].
En La Mierla, la estrofa 1 coincide totalmente con nuestra 4[14].
También puede apreciarse cierto parecido entre la estrofa 1 de Mirabueno: «Levanta, paloma el vuelo / de esa mesa de nogal / que está la gente esperando / a vos, Reina celestial»[15] y nuestra 1.
En Ocentejo también existe cierto parecido entre la estrofa 21[16]: «¡Oh, qué mañana de Pascua! / ¡Oh, qué mañana de flor! / ¡Oh, qué mañana de Pascua / que ha amanecido Señor!», con la 4 nuestra.
En Orea[17], el cántico de Las Pascuas, contiene la estrofa 2, exactamente igual que nuestra 4.
Una mínima variación respecto a la 4 nuestra, encontramos en la estrofa 1 de la Pascua de Resurrección que se canta en Peñalver[18], de la que Lizarazu da a conocer un fragmento de tres estrofas.
La estrofa 1 de Peralejos de las Truchas coincide en todo con nuestra 4[19], hecho que se repite en Peralveche[20] y en Pinilla de Molina[21], donde, además, la estrofa 2: «¡Oh, qué mañana tan bella! / Pascua de Resurrección, / que hasta las aves que vuelan / gozan de su bendición», guarda cierta semejanza con la 5 nuestra[22].
En Robledo de Corpes[23], donde la Pascua de Resurrección es más conocida por La Palomita, notamos cierto parecido entre la estrofa 3: «Alza, palomita, el vuelo / de esa mesa de nogal. / Alza, palomita, el vuelo / a (sic) Jesucristo a buscar», y nuestra estrofa 1.
De las tres estrofas, dos de ellas muy fragmentadas, recogidas por Lizarazu en San Andrés de Congosto, versión numerada 562[24], la 1, coincide en todo con nuestra l, igual que sucede en la versión 563[25], cuya estrofa 1, también coincide.
De Santiuste solamente se recogen cuatro estrofas y parte de una quinta, de entre las que la 2, coincide con nuestra 4[26].
En Solanillos del Extremo -al igual que sucedía en San Andrés del Congosto-, se conservan dos versiones de la Pascua de Resurrección, ambas con ese mismo nombre: la 638, en la que encontramos que su estrofa 5: «Levanta, paloma, el vuelo / de esa mesa de nogal. / Levanta, paloma, el vuelo / al Redentor a buscar», es hasta cierto punto, parecida a la 1 nuestra[27]. Algo semejante a lo que sucede con la estrofa 5 de Tortuera[28].
En Valtablado del Río coinciden las estrofas 10 y 11 con las nuestras 4 y 5[29].
Una vez más la estrofa 5 de Villanueva de Alcorón, coincide con nuestra 4[30], así como las estrofas 21 y 22: «Quítale, varón, el luto / que es un luto muy pesado, / que son mañanas alegres, / pues Cristo ha resucitado» y «Quítale el veo negro / a la piadosa María, / quítale ese velo negro / y pónselo de alegría»[31], podrían acercarse a la nuestra 7, de cinco versos.
Finalmente, en Zaorejas, las estrofas 3 y 4, coinciden con nuestras 4 y 5 y podemos apreciar un lejano parecido entre su estrofa 9 y nuestra 7[32].
Parece que la estrofa 4 de nuestra versión es la que más se repite o tiene gran parecido con otras, como acabamos de ver.
II.- Mayos a las mozas
Buenas noches tenga usted
de San Felipe y Santiago,
que hemos tenido noticias,
que el mes de mayo ha llegado.
Mayo florido y hermoso
que a esta puerta me has traído
para echarte un lindo mayo,
señora, licencia pido.
Esa licencia, señores,
vosotros la traéis consigo,
tirad por donde queráis
no echándome a mí en olvido.
Eso de olvidarte a ti
lo tengo pronosticado,
traigo por intercesora
a la Virgen del Rosario.
Y después de esa Señora
a su hijo soberano,
y después de ese señor
a una niña de quince años.
Aunque tenga dieciséis,
en un año no reparo,
Que tenga los ojos negros
y los labios encarnados
y los dientes de su boquita
como piñones mondados.
Me subí a la santa torre,
me puse a considerar
que a la señorita (en nombre de la moza)
qué mayo la hemos de echar.
La echaremos (nombre del mozo)
mozo robusto y galán.
ella dice que le quiere,
él dice que tanto y más.
Moza si no estás contenta
con el novio que te he echado
mañana si vas a misa
le cogerás de tu mano.
Tras cantar estos mayos, la moza tenía la obligación de bailar durante todo el año con el chico que la había correspondido. Y en el caso de que ésta tuviese novio, él debía comprarla con vino, roscas, etc., que pasaban a los mozos.
[1] A. Herrera Casado (1988): Crónica de la provincia de Guadalajara, Guadalajara, Excma. Diputación Provincial de Guadalajara, pág. 43.
[2] F. Layna Serrano (1935): La arquitectura románica en Guadalajara, Madrid, C.S.I.C., pág. 122; A. Castillo de Lucas (1968): «El Menologio de Beleña», Semana Médica. Medicamenta, 12 / IX; A. Herrera Casado (1974): «El calendario románico de Beleña de Sorbe», Traza y Baza. Cuadernos Hispanos de Simbología, Arte y Literatura, Barcelona, Universidad, pág. 31; T. Nieto, E. Alegre y M. A. Embid (1991): El románico y en Guadalajara, Madrid, Estudio Museo, pág. 215.
http://www.arteguias.com/iglesia/beleñadelsorbe.htm (22 / VI / 2016).
[3] S. García Sanz (1953): «Botargas y enmascarados alcarreños. (Notas de Etnografía y Folklore)», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, IX, pág. 467; Idem. (1987): op. cit., Cuadernos de Etnología de Guadalajara 1, pág. 27 (incluye la segunda parte, hasta entonces inédita); también Sinforiano García Sanz. Su obra. Notas de Etnología y Folklore, (Madrid, Casa de Guadalajara, 1996), 87; J. Caro Baroja (1965): «A caza de botargas», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, XXI; J. R. López de los Mozos (1986): Folklore tradicional de Guadalajara. Fiestas declaradas de Interés turístico provincial, (Guadalajara, Excma. Diputación Provincial, pág. 28; Idem. (2005): Guadalajara, Fiesta y Tradición, (Guadalajara, Nueva Alcarria, pág. 272; Idem. (2006): Fiestas Tradicionales de Guadalajara, Guadalajara, Excmª. Diputación Provincial de Guadalajara, pág. 110; Idem. (2007): «El botarga de Beleña de Sorbe», Revista de Folklore 313, pág. 29, y O. J. González (2014): Mascaradas de la península Ibérica, s.l., El Autor, pág. 476.
[4] Mª. A. Lizarazu de Mesa (1995): Cancionero popular tradicional de Guadalajara, Guadalajara, Diputación Provincial de Guadalajara / Caja de Guadalajara, pág. 434.
[5] Idem., op. cit., 435.
[6] Idem., op. cit., 269: Con el título de Pascua de Resurrección se canta en Algora, Anquela del Ducado, Arbancón, Arbeteta, Barriopedro, Beleña de Sorbe, Bocigano, Bochones, Budia, Bujalaro, Bustares, Castejón de Henares, Corduente, Chiloeches, Embid, Jócar, Majaelrayo, Megina, La Mierla, Milmarcos, Mirabueno, Ocentejo, Peñalver, Peralejos de las Truchas, Peralveche, Pinilla de Molina, Robledo de Corpes, San Andrés del Congosto (dos versiones), Santiuste, Sienes, Solanillos del Extremo (dos versiones), Sotodosos, Terzaga, Tortuera, Valtablado del Río, Villanueva de Alcorón y Zaorejas (total, 39); con el de Pascua de Resurrección (El encuentro), en Durón y Valdenuño-Fernández (total, 2); el de Pascua de Resurrección (Las albricias), en La Huerce (total, 1), el de Las Pascuas, Orea (total, 1) y con el de La Pascua, Colmenar de la Sierra y Gualda (total, 2).
[7] Idem., op. cit., 416, estrofa 5.
[8] Idem., op. cit., 464, estrofa 1.
[9] Idem., op. cit., 742, estrofa 15.
[10] Idem., op. cit., 771, estrofa 14,
[11] Idem., op. cit., 799.
[12] Idem., op. cit., 816.
[13] Idem., op. cit., 830, estrofa 4.
[14] Idem., op. cit., 839.
[15] Idem., op. cit., 871.
[16] Idem., op. cit., 897.
[17] Idem., op. cit., 917.
[18] Idem., op. cit., 955.
[19] Idem., op. cit., 965.
[20] Idem., op. cit., 972, estrofa 12.
[21] Idem., op. cit., 984, estrofa 1.
[22] Idem., op. cit., 984.
[23] Idem., op. cit., 995.
[24] Idem., op. cit., 1019.
[25] Idem., op. cit., 1020.
[26] Idem., op. cit., 1029.
[27] Idem., op. cit., 1106.
[28] Idem., op. cit., 1201.
[29] Idem., op. cit., 1278.
[30] Idem., op. cit., 1329.
[31] Idem., op. cit., 1330.
[32] Idem., op. cit., 1357.