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1.-EL VADO.
El Vado constituye un magnífico ejemplo de esos pueblos que, como tantos otros de estas latitudes neocastellanas -en la provincia de Guadalajara- sucumbieron víctima de la construcción de un embalse. En la actualidad son escasos los restos visibles de dicha localidad (1).
Por fortuna hemos podido mantener una larga entrevista con un matrimonio -de los pocos que existen en la actualidad- natural de El Vado, que nos ha informado sobre su desaparecida botarga (2).
Veamos cómo era.
Solamente salía un botarga y su salida tenía lugar el día de San Silvestre (31 de diciembre) y el de Año Nuevo (1 de enero), vistiendo un traje viejo de pana, cuanto más viejo y estropeado mucho mejor, y además, esvuelto. A los pies calcetines de lana gruesos (peales) y albarcas. Por encima de la chaqueta, un cinto sujetándola del que pendían unos diez o doce cencerros de los más grandes (zumbas).
Usaba una careta que él mismo se hacía a base de cartón pintado con carbón vegetal y tinta, aunque la mayor parte de las veces, de las últimas veces que salió, se compraba ya hecha en establecimientos especializados de Madrid.
Para completar la máscara se utilizaban crines de caballería para cejas y bigote. Tocábase con una gorra tan vieja como el traje.
En la mano derecha llevaba una porra o cachiporra como de un metro de longitud, que en realidad no era más que una raíz alargada, terminada en bola. En la izquierda portaba un bote con unte, que restregaba a quien cogía por banda y que, por lo general, solía ser del género femenino, es decir, a las mozas y también a los chiquillos de corta edad, que le iban cantando eso de:
Botarga la larga
Cascaruleta
que mata los piojos
con una escopeta.
Podía entrar impunemente en las cocinas , de cuantas casas encontrase abiertas y si había algo de matanza o dulces, llevárselo sin que nadie pudiera reprenderle.
El botarga se elegía entre los quintos de ese año, y si había más de uno, entonces se echaba a suertes, por lo que se tenía como un gran honor. En los tiempos en que esta tradición se efectuaba, y según nuestros comunicantes, había en el pueblo de doce a quince mozos.
El unte lo sacaban de un lugar que llamaban terreno de almagre y era un barro muy rojizo. Se untaba directamente con la mano y, por lo común, comenzando por la cara, hasta llegar a otras partes...
El día de San Silvestre, a eso de las doce de la noche, se juntaban los mozos llamando de puerta en puerta, avisando para que preparasen el aguinaldo, que solía consistir en tocino, chorizos, etc. Una vez realizado el recorrido por todas las casas del pueblo se retiraban a otra, exclusivamente destinada a ellos, donde comían y bebían cuanto habían recogido en la colecta. Al día siguiente, es decir, el de Año Nuevo, se repetía la operación de colecta de alimentos, esta vez por la mañana, a eso de las diez o las once -en cuanto se levantaba el ganado- y siempre antes de la misa. Entonces era cuando se vestía el botarga. La cuestación: chorizos, patatas, judías, garbanzos, etc., se hacía de una forma muy característica. Por cada chorizo, por ejemplo, que se entregada a los mozos, debía entregarse otro para el Santísimo, y así con todo lo demás.
Por la noche, en el edificio del Ayuntamiento, se subastaban -almonedeaban- los productos recogidos por el Santísimo y el dinero obtenido quedaba para los gastos del pueblo (para la propia fiesta, para velas con que alumbrar al Santísimo, para los del Carnaval, para el vino que se consumía en las labores comunales -cendera-, etc.). Lo recogido y correspondiente a los mozos se lo comían como habían hecho con los aguinaldos.
Solían cantar estas coplillas:
Esta noche es San Silvestre
y mañana es Año Nuevo
que "venemos" a cantar
al señor alcalde nuevo.
(...y hacían sonar los cencerros) para continuar:
Danos, danos, danos,
si nos has de dar,
que la noche es corta
y hay mucho que andar.
Torreznos y huevos
todo lo tomamos,
nueces y bellotas
no las despreciamos.
La limosna que nos des,
dánosla con alegría,
que para subir al cielo,
la limosna es la guía.
La limosna que nos déis,
dénosla con buen contento,
que en el altar la veréis
el día del Nacimiento.
Así transcurría la fiesta de los mozos de El Vado, hasta que las circunstancias obligaron a su supresión, primero con el período de la guerra y después por la evacuación de las gentes, al construirse la presa y por la emigración.
Un dato que puede ser de indudable interés, no sólo como factor sociocéntrico (nuestros informantes nos lo comentaron con gran dignidad y superioridad, como especie de confidencia) es el que se refiere a los dos pueblos anejos de El Vado en aquel entonces: La Vereda y Matallana, más grandes que él, y que no conocían la fiesta del botarga.
UN BOTARGA DE CARACTER INFANTIL EN EL VADO
El día de los Reyes Magos (6 de enero), uno de los niños del pueblo, de unos diez a doce años, no más de catorce, se vestía de botarga, aunque en este caso sin máscara.
PARALELISMOS CON OTROS/AS BOTARGAS DE GUADALAJARA. POSIBLES SIGNIFICADOS
Como hemos podido ver a lo largo de la descripción del desaparecido botarga de El Vado, quedan a las claras algunos aspectos que nos indican fehacientemente la pertenencia del mismo al grupo de botargas Correspondientes al ciclo de invierno, especialmente -aparte de por las fechas de su salida- por el uso de máscara (agresiva y fustigante) de cachiporra, cencerros atronadores y, más concretamente, por perseguir a las mozas y niños con el fin de embadurnarlos con unte, aunque su vestimenta no sea arlequinada como la de otros muchos ejemplos de botargas pertenecientes, igualmente, al ciclo invernal.
Veamos algunos casos de botargas que conservan hoy y conservaron -por desaparecidas- notables similitudes con el que nos sirve de estudio.
En Valdenuño-Fernández, la botarga (en femenino) usa también máscara agresiva, cachiporra, cencerros a la cintura y va acompañando a un grupo de ocho danzantes, que ejecutan sus bailes de casa en casa a cambio de naranjas y dinero. Las danzas son de paloteo y se acompañan exclusivamente por el monótono sonido de un tambor (3). Su salida tiene lugar el domingo siguiente al de Reyes (6 de enero) con motivo de la festividad del Santo Niño Perdido, cuya procesión se celebra por la tarde.
Interesa mucho destacar el uso de la naranja como elemento de carácter transmisor de una posible fuerza fertilizadora de campos y personas.
En El Vado no se usaron nunca las naranjas en este sentido.
En otra botarga como la de Montarrón (19, 20 y 21 de enero, San Sebastián) se vuelven a encontrar los mismos aspectos de agresividad y pertenencia al denominado ciclo invernal, aunque como en el caso de la anteriormente reseñada de Valdenuño-Fernández, carezca de unte.
Con el fin de no ser excesivamente prolijos en lo referente a las similitudes existentes entre el botarga de El Vado y el resto de las botargas invernales, nos limitaremos a los de Palancares (desaparecido), cuya salida tenía lugar en grupo el día de Santa Agueda:
" Vestidos de blanco llevaban cencerros atados a la cintura, junto con un cuerno colgando, lleno de gachas, con las que untaban a mozas y chiquillos, mientras perseguían a los forasteros, amenazándoles con una tosca espada de madera, para que dieran algo de dinero para ayuda de la fiesta" (4),
de los que destacamos, como queda patente, su denominación: vestidos (en masculino); el uso de cencerros, y muy especialmente, el llevar un cuerno colgando con gachas con las que untaban a mozas y chiquillos.
Hay que manifestar que tanto Palancares como El Vado fueron pueblos enclavados en una misma zona: la Serranía de Tamajón.
Más se alejan los/las botargas de Almiruete, ya que salían el Martes de Carnaval, así como los domingos anterior y posterior, haciendo sonar sus cencerros (tilines) y untándose las manos de hollín para manchar las caras de mozas y críos (5). Ningún parecido tan notorio volveremos a encontrar en botargas invernales, aunque como veremos, sí con dos casos que se celebran en verano a pesar de que realmente sean de invierno en sus principales características.
Se trata de los botargas (en masculino) de Majaelrayo, también en las cercanías del pico Ocejón (2.048 m.) y que acompañan a los danzantes el primer domingo de septiembre.
Para don Isidoro Moreno:
"Representa un terror para los chiquillos, porque al ir provisto de un cuerno de vaca, en el que con harina y agua hace una especie de gachas (a decir del vulgo) corre tras ellos para darles de aquello con una cuchara. Mientras los chicos van diciendo: "Remendón...Remendón..." y "Botarga la larga" (6). En las misas nadie quiere dormirse porque le da "sopas" (7).
Si comparamos estos ejemplos más directamente emparentados con el botarga de El Vado nos encontraremos solamente con tres, al menos de los que tengamos noticia: Palancares, Almiruete y Majaelrayo.
a) Palancares.-Varios botargas. Salían en Santa Agueda (5 de febrero). Es decir, invernal.
Cencerros. ¿Máscara? Cuerno con unte. Desaparecidos. Zona de Tamajón.
b) Almiruete.-Varios/as. Salían el Martes de Carnaval (marzo-abril). Es decir, en primavera.
Cencerros. Máscara. Hollín. Desaparecidos/as. Zona de Tamajón.
c) Majaelrayo.-Dos botargas. Primer domingo de septiembre. Verano.
Anteriormente invernal (tercer domingo de enero: Santo Niño).
Cencerros. Sin máscara. Cuerno con unte. Actuales. Danzantes. Zona de Tamajón (8).
EL BOTARGA INFANTIL DE EL VADO
Con respecto al botarga infantil de El Vado, la búsqueda de unos posibles paralelismos se hace más sencilla al conocer un solo caso similar en la provincia de Guadalajara. Se trata de la botarga de Robledillo de Mohernando, que efectúa su salida el día 24 de enero, Nuestra Señora de la Paz.
Va sin careta y en su arlequinada vestimenta lleva cosidos lagartos, serpientes, dragones, astros, etc., recortados en telas de vistosos colores. Va acompañada de otros niños que desempeñan el papel de danzantes, músicos y limosneros. Su cometido es el de dirigir la danza que se ejecuta con el fin de recoger los donativos que les ofrecen los vecinos en su recorrido por las casas de la localidad (tocino, patatas, huevos, etc.) con los que se hace una comida en casa de la botarga. Otro de los acompañantes da a besar la Paz.
El traje de esta botarga escolar lo guardan los padres del niño, entregándoselo al año siguiente al designado para desempeñar tal función (9).
Es lástima que no conozcamos más profundamente, por el momento, al botarga infantil de El Vado.
a) Robledillo de Mohernando.-La botarga. 24 de enero (Virgen de la Paz). Invierno.
Cencerros. Cachiporra. Sin máscara (cara tiznada imitando patillas, barba y bigote). Danzantes y limosneros. Portapaz. Actual. Campiña Alta (cerca de la Serranía de Tamajón). (Existió botarga de adultos.)
b) El Vado.-EI botarga. 6 de enero (Reyes Magos). Invierno.
¿Cencerros? ¿Cachiporra? ¿Acompañantes? Sin máscara. Desaparecido. Serranía de Tamajón (cerca de la Campiña Alta).
Partimos de la base de que los/las botargas encierran un significado de fertilidad que creemos, primeramente, de tipo matriarcalista / agrario, que posteriormente evoluciona a patriarcalista / ganadero, correspondiendo más adelante una fase de cristianización, como queda a la vista con el botarga de El Vado o con la infantil de Robledillo de Mohernando, recogiendo junto a los mozos, alimentos que después se subastarán en honor al Santísimo, y llegando, a veces, a ser simples hechos etnográficos secularizados o municipalizados (asalariados), sin olvidar lo que de lúdico contienen. Esa carga de poder fertilizante, propiciatoria de la fecundidad de campos y ganados y posteriormente ampliada al género humano la vemos -al menos creemos verla- en los ejemplos antes citados de Palancares y Majaelrayo, conteniendo varios sentidos o significados: el de juego (la broma que representa el untar a una persona que se duerma en misa); el de fiesta cristianizada (nadie debe quedarse dormido en misa, porque si lo hace comerá sopas, aparte de que constituya un acto irreverente, de prestar poca atención al hecho religioso que se está produciendo) y el de fertilidad (al manchar con esa especie de gachas que contiene en un cuerno colgado a la cintura, a mozas y niños). Lo que también sucede con el hollín con que tiznaban los botargas de Almiruete, con el mismo contenido y significación que el unte que usaba el botarga de El Vado.
Se trata, en fin, de, mediante ese contacto en el momento de untar (restregar), fertilizar (10).
No sucede lo propio en el caso de las manifestaciones infantiles como hemos podido ver en Robledillo de Mohernando.
Una pregunta. Si como vimos al hacer la descripción del botarga de El Vado, y como caso de sociocentrismo se dijo que esa fiesta era desconocida, o al menos no se hacía, en los anejos de Matallana y La Vereda, dedicados de siempre a la ganadería, contrariamente a El Vado, agrícola por excelencia. ¿No será posible pensar -en principio- que los pueblos de economía agraria mantienen sus costumbres y tradiciones de una manera más pura que los ganaderos?
2.-LA BOTARGA DE VIÑUELAS.
No conocemos datos que hagan referencia a cuándo comenzó a tener vigor esta tradición, lo que sí sabemos es que tal costumbre desapareció alrededor del año 1913, debido, según nos comunicaron, a la apatía de los mozos encargados de realizarla.
En cuanto al aspecto del vestido, nos comentan que lucía un traje de vistosos colores. Un traje de verdad, que servía de soporte a los retales rojos, amarillos, verdes y azules, en tonos muy vivos, que cubrían por completo chaqueta y pantalón, así como al gorro, terminado en punta (forma de cono).
No llevaba careta ni se pintaba o manchaba la cara con tizne u hollín.
Unos pretales de caballería cruzaban su pecho, desde los hombros a la cintura, donde colgaban campanillas y un cencerro de mayor tamaño en la parte de atrás, juntamente con la bolsa para recoger las limosnas que recibía.
En la mano, para obligar a los menos dadivosos, portaba un espetón de hierro, terminado en bola por una de sus partes, que medía casi un metro de longitud (Fig. 1). Por el otro lado terminaba en punta.
El día 1 de enero se disfrazaba de botarga uno de los mozos, y el día 6, uno de los casados.
Acompañaban a la botarga (siempre en femenino) cuatro danzantes que vestían traje oscuro con chaquetilla corta, chaleco a juego y camisa blanca. A la cintura se colocaban anudado un mantón de Manila, rojo, al estilo de otros danzantes de la provincia de Guadalajara: Valverde de los Arroyos, Majaelrayo... Estos bailarines se hacían acompañar instrumentalmente de guitarras, bandurrias, panderetas y castañuelas (estas últimas las tocaban ellos mismos).
A la hora de la misa, la botarga se colocaba en la puerta de la iglesia y no dejaba pasar a nadie hasta que no le diera una limosna en dinero (como mínimo 10 céntimos). Terminada esta colecta, entraba en el recinto sagrado y asistía respetuosamente a la misa, hasta el ofertorio; entonces, cuando se pasaba el platillo de las limosnas entre los fieles, la botarga lo golpeaba haciendo rodar las monedas por el suelo, cogiendo las que le fuese posible en leal competencia con la chiquillería y provocando el lógico y correspondiente alboroto. La botarga permanecía en el interior del templo hasta el fin de los oficios, pero al término de los mismos, salía la primera.
Durante todo ese tiempo conservaba los cencerros a la cintura y la gorra cubriendo su cabeza.
Después de la misa y a lo largo del día, la botarga y los danzantes recorrían todas las casas del pueblo pidiendo el aguinaldo. En cada casa se bailaba el chimilichimilín al acompañamiento del instrumentarium referido anteriormente.
Una vez finalizada la danza, la botarga recogía el donativo correspondiente, que podía ser en metálico o en especies.
Todo lo de esta forma conseguido se almonedeaba por la tarde, sólo a cambio de trigo. Dicha subasta se hacía a beneficio de la iglesia.
Después de concluidas las pujas, los danzantes y sus parejas (novias, hermanas o mujeres) abrían un baile público, también con el chimilimilín.
Este baile de nombre tan curioso como sonoro no se cantaba. Es decir, no tenía letra para ser cantado. Y quizá su nombre responda al sonido de los instrumentos musicales con que se ejecutaba, y especialmente al que hacían las castañuelas, cascabeles y cencerros de la botarga al hacer cabriolas y corretear alrededor de los bailantes.
Al parecer en ritmo y música era parecido a la " jota".
Todo esto se hacía -como hemos dicho- tanto el día 1 como el 6 de enero. El primero los mozos y el segundo los casados.
A propósito de esta botarga nos han referido una anécdota en Viñuelas. Un día 1 de enero llegó al pueblo un nuevo sacerdote recién salido del seminario. Don Arturo Fernández Barquero. Lo primero que quiso hacer nada más llegar al pueblo fue visitar la iglesia, pero cuando llegó a ella se encontró con la puerta custodiada por la botarga, que le negaba el paso al interior hasta que no cumpliese con el precepto establecido secularmente de entregar un donativo. Como hacía todo el mundo. Como no llevaba dinero encima tuvo que volverse a la casa donde iba a vivir y coger dinero, para así poder entrar a la iglesia.
A los dos años fue trasladado a Toledo -a cuya diócesis pertenecía Viñuelas- y posteriormente nombrado Canónigo Magistral. Allí escribió un libro en que se relataba esta anécdota referida. Libro del que no hemos podido averiguar el título, ni siquiera referencias por sencillas que sean...
De quienes desempeñaron antiguamente el papel de botargas, y que solamente recibían tal denominación, se recuerdan algunos nombres: los hermanos Luis y Lorenzo Auñón y Regino Serrano.
Una vez que los mozos dejaron de hacer la fiesta, los casados les sacaron esta coplilla satírica:
Los mocitos de Viñuelas
son pocos y bailan bien,
pero la fiesta del Niño
se ha quedado sin hacer.
3.-LA BOTARGA DE VILLASECA DE UCEDA.
En este otro pueblo, cercano al anterior, la botarga tenía similares características, e incluso salía los mismos días (Primero de Año o Día de Año Nuevo y Día de Reyes o Epifanía, aunque como hemos visto en la copla anterior se refiera al Día del Niño Perdido, que es la Octava de Epifanía).
Los colores de su vestimenta -chaquetilla corta, pantalón hasta debajo de las rodillas y medias blancas- eran los mismos que los empleados en la confección del traje de la botarga de Viñuelas, con la salvedad de añadir el morado (que probablemente fuese en realidad un azul o añil, confundidos).
No usaba careta con asiduidad. Unos años se la ponía -cara de hombre con las facciones muy exageradas-, otros se tiznaba, y algunos, incluso se recuerda que fuera con la cara limpia.
La botarga de Villaseca de Uceda se hacía acompañar también por un grupo de danzantes y además de llevar un asador (similar al espetón) de hierro exclusivamente por la mañana (su cometido era el atravesar con él todas las donaciones que se le habían ofrecido en la cuestación del aguinaldo) (Fig. 2), usaba también una cachiporra, en realidad una garrota de pastor terminada en bola (raíz recortada) (Fig. 3), que sólo llevaba por la tarde, a la hora de la almoneda.
Esta subasta se hacía con todo lo recogido en la ronda que botarga y danzantes hacían por las casas del pueblo.
Para entrar en una casa se pedía permiso con esta coplilla, para comenzar el baile:
-Tengan ustedes buenos días.
-Buenos los tengan ustedes,
como los tuvo María
en el portal de Belén.
De esta forma comenzaban su danza para recibir un donativo y terminar con esta otra copla:
-Adiós, quédate con Dios.
-Con Dios te puedes quedar,
que van a tocar a misa
y tenemos que almorzar.
Los días víspera de la fiesta propiamente dicha, es decir, 31 de diciembre para los mozos y el 5 de enero para los casados, se celebraba una merendola a la que se invitaba a casi todo el pueblo y en el transcurso de la cual era donde salía quien iba a ser la botarga; mediante el procedimiento de ofrecer productos de forma competitiva. Todo aquel que quisiera ser la botarga debía ofrecer lo máximo que pudiese -tanto en dinero como en especies- para competir con otros como él, y lograr el cargo.
No se daba el caso de que algún hacendado fuese botarga. Siempre eran personas de condición humilde.
Esta botarga, al contrario de lo que sucede con la de Viñuelas, salía de misa antes de que terminase.
No perseguía a los hombres ni a las mujeres. Sólo a los niños y niñas.
(Al preguntar si en estas persecuciones utilizaba naranjas nos contestaron que sí, pero que eran las que le habían dado de aguinaldo.)
Aún queda en Villaseca el recuerdo de aquel personaje que hacía la botarga: Martín González, alias "La Leona".
Posteriormente, el declinar del tiempo llevó consigo el de la tradición que fue haciéndose más profundo hasta llegar a los años 33-34, antes de la guerra, en que desapareció por completo, es decir, sobreviviendo en unos 20 años a las de Viñuelas (11).
____________
(*) Los trabajos referidos a El Vado han sido realizados por J. R. López de los Mozos. Los de Viñuelas y Villaseca de Uceda por Raquel Mateo Viñuelas y J. R. López de los Mozos.
(1) GARCIA SAINZ DE BARANDA, J. y CORDAVIAS, L.: Guía arqueológica y de turismo de la provincia de Guadalajara. Guadalajara, 1929, pág. 130. En aquella época El Vado era una "Villa con 274 habitantes, bañada por el río Jarama, a 38 kilómetros de la estación de Humanes. Es Ayuntamiento y está Separada de la cabeza de partido 25 kilómetros (Cogolludo) y 55 de Guadalajara. Está sobre la carretera de Tamajón a la Presa del Pontón de la Oliva. (...) En Su término se va a construir un pantano regulador del canal de Isabel II." En la actualidad figura en los diccionarios al uso como: "Pantano de España, mun. de La Vereda, prov. de Guadalajara, p. j. de Cogolludo, cuya capacidad es de 38 millones de metros cúbicos." (Diccionario Enciclopédico Abreviado, Espasa-Calpe, S. A. 7ª ed., Madrid, 1957, t. VII, pág. 849. Voz: VADO. Para una mejor localización véase el mapa 1:50.000, núm. 459 (Tamajón), 1ª ed. 1916, de la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico (Pantano de El Vado en construcción: Presa) (41° 01' V. y 00 23' H.) o bien el mapa 1:50.000 del I. G. M. E., núm. 459 (Tamajón), 2ª ed., 1968 (41° 02' V. y 3° 18' H.).
(2) Mercedes Esteban Merino y Dionisio Esteban, ambos de El Vado, de 68 y 72 años, respectivamente. Llevan viviendo en Tamajón 24 años (los hizo el día 8 de abril) y fueron los últimos habitantes en abandonar El Vado, al inundarse su casa. Datos tomados el día 2 de mayo de 1983 por el autor.
(3) Sobre esta "botarga" véase: GARCIA SANZ, S.: Botargas y enmascarados alcarreños. (Notas de Etnografía y Folklore). RDTP. Madrid, 1953, t.IX, págs. 446-492. Idem: Valdenuño-Fernández y su fiesta del Niño Perdido, en "Nueva Alcarria". Guadalajara, 23-IV-1949. FUENTE CAMINALS, J. de la: "Botarga" de la fiesta del Niño Perdido en Valdenuño-Fernández (Guadalajara). RDTP. Madrid, 1951, t. VII, págs. 352-353. ARAGONES SUBERO, A.: Danzas, rondas y música popular de Guadalajara. Institución Provincial de Cultura "Marqués de Santillano". Guadalajara, 1973, pág. 56. LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: La botarga vuelve a Valdenuño, en "Revista Informativa Guadalajara", núm. 14, II-1973, págs. 6-9. Idem: Guadalajara en su Folklore. Publicaciones de la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja. Zaragoza, 1976. (Véase "Paso a las máscaras", sin paginar.) Idem: Una muestra de Folklore gráfico, en "Miscelánea del folklore provincial de Guadalajara". Guadalajara, 1976, págs. 89-96. ORTIZ GARCIA, C.: Voz "botarga", en Gran Enciclopedia de Madrid, Castilla-La Mancha, t. II, Zaragoza, 1982, pág. 466. LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: Las "botargas"; su simbolismo y cambios de significado, en "Ponencias y Conclusiones. I Jornadas de Estudio del Folklore Castellano-Manchego". Cuenca, marzo 1983. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Consejería de Educación y Cultura, págs. 113-131.
(4) GARCIA CRUZ, S.: "Las botargas". Ancestrales costumbres provinciales, en "El Alcázar", 20-XI-1946 (...con traje de pellejos de cabra). MIGUEL LOPEZ, M. A.: Guía del macizo de Aillón. Madrid, 1982, pág. 157. LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: Op. cit., pág. 119.
(5) MIGUEL LOPEZ, M. A.: Op. cit., págs. 176-177. GARCIA SANZ, S: Op. Cit. Idem: Botargas y enmascarados...(apartados XVII -Almiruete- y XXVII -Palancares- de la II parte no publicada).
(6) Como vemos, estamos ante una corrupción ya que los comienzos que se mencionan están suficientemente extendidos por la Serranía de Tamajón y por la Campiña Alta, zonas en las que se observa una mayor frecuencia de "botargas", especialmente de las pertenecientes al ciclo de invierno. Notemos, al tiempo, que dichas cancioncillas solamente se aplican a las "botargas" (en femenino, mayormente) del ciclo mencionado, entre las cuales debemos incluir "este" de Majaelrayo, a quien la misma cancioncilla menciona como "Botarga la larga" (en femenino). Ver GARCIA SANZ, S.: Op. cit., pág. 2 (nota 1); pág. 12 (Tortuero y Montarrón); pág. 16 (Robledillo de Mohernando), y pág. 24 (Beleña de Sorbe). Compárese con la que mencionamos en este mismo trabajo. ARAGONES SUBERO, A.: Op. cit., págs. 34-36 (botarga de Jueves Santo, de Yélamos de Abajo). LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: Miscelánea del Folklore provincial de Guadalajara, págs. 89-96.
(7) Programa oficial de festejos. Organizados por la HERMANDAD DEL SANTO NIÑO y el Ayuntamiento de Majaelrayo, que se celebrarán durante los días 4 al 7 de septiembre de 1976, con motivo de las Fiestas Mayores en honor del SANTO NIÑO "DULCE NOMBRE DE JESUS". Majaelrayo (Guadalajara). Septiembre 1976, pág. 4 (firmado El Priostre). Puede verse también en una ampliación del programa de fiestas anterior, titulado: "Majaelrayo; su paisaje, sus costumbres". (Sin lugar de ed., fecha, ni paginación. Firmado por Isidoro MORENO.)
(8) Con respecto a uno o dos "botargas" en Majaelrayo, véase: MIGUEL LOPEZ, M. A.: Op. cit., págs. 186-192, anteriormente GARCIA SAINZ DE BARANDA, J. y CORDAVIAS, L.: Op. cit., págs. 132-133, "Merece citarse la típica danza de los botarga, cuyo clásico baile se verifica el primer domingo de septiembre vistiendo dos curiosos y antiguos trajes los que la ejecutan." Respecto a la fecha del domingo primero de septiembre: "Esta fiesta se celebraba el tercer domingo de enero, festividad del Santo Niño (recordemos la "botarga" y danzantes de Valdenuño-Fernández) patrón del pueblo, hasta principios del siglo pasado en que se trasladó al primer domingo de septiembre." Netamente invernal, quizá no lleven máscara como tributo a dicho cambio de fechas (Programa..., pág. 14). LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: Dos "botargas" de ciclo invernal en Majaelrayo (Guadalajara); Conclusiones definitivas, "Revista de Folklore", núm. 39. Valladolid, Caja de Ahorros Popular, 1984, págs. 82-83.
(9) GARCIA SANZ, S.: Op. cit., págs. 14-18. ORTIZ GARCIA, C.: Op. cit., pág. 466. ARAGONES SUBERO, A.: Op. cit., pág. 106. CARO BAROJA, J.: El Carnaval (Análisis histórico-cultural). Madrid, 1965, págs. 358-359. LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: Guadalajara en su Folklore. Zaragoza, 1976.
(10) Sobre este aspecto de fertilización véase LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: Ponencias y Conclusiones... I Jornadas de Estudio..., págs. 129-131 (notas 22-23).
(11) Datos comunicados por don Urbe Heras, de 87 años, natural de Viñuelas, el día 23-I-84; doña Rosa Mateo Bris, de 64 años, natural de Villaseca de Uceda, el día 3-II-84; doña Inocencia Blasco Mateo, de 78 años, de Villaseca de Uceda, el 23-I-84.