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Revista de Folklore número

395



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La Fiesta de San Blas

DE LA CALLE MEJIAS, Inmaculada

Publicado en el año 2015 en la Revista de Folklore número 395 - sumario >



Las fiestas relacionadas con el ciclo anual, sus rituales y formas han sobrevivido vinculadas a festividades religiosas o celebraciones locales unas veces, y otras como carnavales tradicionales. El carnaval marca el punto final de las fiestas y mascaradas de invierno, y da paso a la cuaresma, que es un período de tiempo que tiene un significado religioso en el calendario cristiano.

Las mascaradas se incorporaban a las festividades religiosas cuando era posible dar una explicación cristiana a ciertas creencias o costumbres paganas. El cristianismo se extiende por toda Europa en la Alta Edad Media y supone un cambio en la visión del mundo; sin embargo, la vida de las gentes seguía estando determinada por el ciclo anual de las estaciones y no podían ni querían romper ese vínculo con el orden natural.

El proceso de cristianización de Europa fue lento, si pensamos que se realizó de forma progresiva a lo largo de muchos siglos, desde el sur y este del Mediterráneo hasta alcanzar el norte y oeste durante la Edad Media, siendo muy tardía en algunos lugares en torno al mar Báltico. Por otra parte, hay que determinar qué se entiende por pagano. La Europa celta fue romanizada, pero conservaba al mismo tiempo muchas de sus costumbres y creencias. En cuanto a la religión romana, fue acumulando muchas influencias a lo largo de su historia. Al conquistar Grecia, se heleniza e incorpora a su panteón a los dioses griegos. Después hay una enorme influencia y arraigo de cultos de origen oriental en todo el Imperio.

Uno de los más populares fue el culto a Isis y Osiris. Sus templos eran famosos en Roma, y su presencia se extendió a todas las ciudades importantes y regiones del mundo romano. La leyenda de san Blas tiene algunos puntos de coincidencia con la leyenda de Osiris y es posible que por esta razón, al menos en parte, el culto a este mártir cristiano se hiciera muy popular en los primeros tiempos del cristianismo.

Blas de Sebaste fue obispo de Sebaste (Armenia) y mártir cristiano. Fue torturado y ejecutado en tiempos del emperador romano Licinio, a comienzos del siglo iv. Según cuenta la leyenda, fue torturado (colgado de un poste y lacerado con rastrillos de cardar) y finalmente decapitado. Su culto se extendió en la Edad Media por todo Oriente y más tarde por Occidente, siendo patrono de numerosas localidades. Su festividad se celebra el 3 de febrero y suele estar asociada a multitud de tradiciones y costumbres populares. Hay tantas variantes como lugares.

La fiesta de San Blas de Almonacid del Marquesado (Cuenca), más conocida como La Endiablada, coincide con la Virgen de la Candelaria, que se celebra el día anterior. Aunque actualmente los protagonistas («los diablos») ya no llevan una máscara, sí llevan el atuendo característico y siguen un ritual que es una sucesión de actos o representaciones. Pero no vamos a centrarnos en los diablos, sino que intentaremos dar una explicación de una parte del ritual de esta fiesta.

El mito de Osiris, tal y como se cuenta normalmente, es una reconstrucción realizada a partir de fragmentos y referencias en diferentes escritos, desde los textos de las pirámides hasta los de historiadores griegos y romanos. Osiris es el dios egipcio de la resurrección, de la vegetación y de la agricultura, así como el símbolo de la fertilidad y regeneración de la tierra tras la inundación del Nilo. Osiris es también el primer rey mítico de Egipto, hijo de la diosa del cielo Nut y del dios de la tierra Geb. Fue un rey civilizador que enseñó a los hombres a cultivar la tierra, hasta que murió asesinado por su hermano Seth, quien a continuación cortó su cuerpo en pedazos que esparció por todo Egipto. Su esposa y hermana, Isis, se encargó de recuperar todos los miembros, los embalsamó y con su magia consiguió insuflar una nueva vida al cadáver momificado y quedarse embarazada de él, engendrando a su único hijo Horus. El hijo vengó a su padre desterrando a Seth al desierto y recuperando el trono de Egipto.

Una posible explicación de este mito puede ser que Osiris representa la tierra de Egipto, que es cubierta por las aguas durante la crecida del Nilo. La inundación tiene la virtud de fertilizar la tierra, pero también deja un panorama desolador cuando las aguas se retiran. Los campos deben ser ordenados de nuevo y hay que trabajar la tierra para que pueda dar fruto. Es lo que podría simbolizar la división del cuerpo de Osiris, siendo necesario restituir de nuevo todos sus miembros dispersos para ser embalsamado y volver a la vida. Isis, mediante su magia, lo devuelve a la vida. Isis podría simbolizar el pueblo de Egipto que tiene que realizar todo ese trabajo de reconstrucción, así como las tareas agrícolas. La unión de la tierra y el trabajo de los hombres da como resultado el fruto o el hijo de ambos, Horus, que representa el poder de regeneración de la tierra.

Los mitos y leyendas perduran desde tiempos remotos no porque evolucionen sino porque pueden adaptarse a todos los tiempos y lugares o tenemos la capacidad para adaptarlos a las diferentes épocas y lugares a pesar de las diferencias.

En cuanto a la relación que puede tener este relato con la fiesta de Almonacid del Marquesado, san Blas es un mártir cuyo cuerpo ha sido torturado y decapitado. La decapitación tenía un significado en las culturas de la Antigüedad, puesto que era el castigo que se daba a los enemigos para evitar su resurrección o el paso a la otra vida, porque se pensaba que se perderían en la oscuridad del mundo de las tinieblas. En la visión del mundo cristiana no tiene importancia la conservación del cuerpo después de la muerte o la forma en que esta se haya producido; sin embargo, estas creencias tan arraigadas no habían desaparecido en los primeros tiempos del cristianismo. Una parte del ritual que se sigue en esta fiesta tiene como finalidad restituir la cabeza del santo, porque tenía un significado simbólico de ordenación de la tierra después del caos del invierno, de poner cada cosa de nuevo en su lugar, de hacer todo lo que estaba en manos de los hombres para que se produzca la resurrección o regeneración de la tierra y, con ello, tener una nueva cosecha. Está claro que no hay un cuerpo real, aunque esté presente de forma simbólica. Al no existir un cuerpo material, al no estar en este mundo, no pueden hacer algo que no está en manos de los hombres. Cuando los diablos van a la iglesia y hacen una ofrenda de un pan o una torta a los pies de la Virgen, este pan simboliza la cabeza y también el sol y la luz, como símbolo del renacer o de la continuidad, del resurgir de las tinieblas. Al día siguiente los diablos vuelven a la iglesia y lavan la imagen del santo, como si hubiera vuelto a nacer, porque la cabeza ha sido restituida. No es exactamente la representación de un milagro, puesto que se tiene fe o confianza en que esta restitución se ha producido realmente. Si no fuera así, la tierra no renacería.

El inicio de la primavera es el comienzo de un nuevo ciclo en el que no se sabe qué va a suceder pero, al menos para lo que está fuera del alcance de los hombres, o incluso para los imposibles, se puede contar con la ayuda divina.

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BIBLIOGRAFÍA

ELIADE, Mircea, 1956, Imágenes y símbolos, Ed. Taurus, Madrid.

FRANKFORT, Henry, 2001, Reyes y dioses, Alianza Editorial, Madrid.



La Fiesta de San Blas

DE LA CALLE MEJIAS, Inmaculada

Publicado en el año 2015 en la Revista de Folklore número 395.

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