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Revista de Folklore número

393



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Memorias del lino en Prádena del Rincón (Madrid)

LOPEZ MARTIN, Margarita

Publicado en el año 2014 en la Revista de Folklore número 393 - sumario >



A mis vecinas y amigos de Prádena del Rincón, por compartir conmigo sus vivencias y descifrarme los valores de su paisaje cultural.

El siguiente texto consta de 2 partes:

En la primera, se recopila información referente a las características botánicas del lino cultivado, origen y características del cultivo, datos procedentes de la bibliografía y gracias a algunos artículos facilitados por Emilio Blanco y Chema Fraile.

La segunda parte se centra en el caso de Prádena del Rincón y la información recogida allí.

Las fotos de las herramientas de trabajo fueron tomadas en el Museo Etnográfico de La Hiruela y de Horcajuelo de la Sierra, así como en el festival Repicandanzas, con la finalidad de ilustrar y apoyar el texto.

Este documento tendrá mayor sentido si se da a conocer, se corrigen sus errores y se enriquece su información.

PARTE I

LINO CULTIVADO (Linum usitatissimum), DESCRIPCIÓN

DESCRIPCIÓN DE LAS PARTES DE LA PLANTA

UN POCO DE HISTORIA

Origen del cultivo en el mundo

A nivel local

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL CULTIVO EN LA ESPAÑA PENINSULAR

En relación a la Sierra Norte

PARTE II

MEMORIAS DEL LINO EN PRÁDENA DEL RINCÓN (Madrid)

Siembra y recolección

Preparado de la fibra

El hilado

El tejido

HERRAMIENTAS DEL PROCESO DEL LINO

QUIÉN Y CUÁNDO LO TRABAJABA

TOPONIMIA DE LOS PARAJES EN LOS QUE SE CULTIVABA

PERVIVENCIA DEL CULTIVO

TRADICIONES

DICHOS

GLOSARIO DE TÉRMINOS

FUENTES DE INFORMACIÓN

PARTE I

LINO CULTIVADO (LINUM USITATISSIMUM), DESCRIPCIÓN

Familia: lináceas.

Características: planta herbácea anual, de tallos huecos y finos, poco ramificados, con raíces tenues.

Hojas: alternas y enteras.

Flores: pentámeras, cinco sépalos y cinco pétalos azules bilobulados (en alguna ocasión blancos). Se convierten en cápsulas globosas, cada una contiene en su interior dos semillas separadas.

Semillas: ovaladas, aplanadas, marrones y brillantes.

Origen: la variedad cultivada se debe a la domesticación de los linos silvestres del grupo Linum bienne. Su origen geográfico más probable se ubica en las montañas del Cáucaso, montañas del Tauro (Turquía), Irán, Irak y la zona del mar Caspio.

Parece que se distinguen distintas variedades de lino cultivado: con cápsula dehiscente (abierta) o indehiscente (cerrada), flor azul o blanca, tallos altos y fibra estrecha, tallos cortos y fibra ancha. Unas variedades se prefieren para semilla (para transformarlas en aceite) y otras para fibra.

DESCRIPCIÓN DE LAS PARTES DE LA PLANTA

A: Parte aérea de la planta: tallo, hojas, flores y frutos

1: Brote sin cáliz

2: Sépalo

3: Pétalo

4: Flor sin cáliz ni corola

5: Estambres

6: Corte longitudinal de la flor, sin cáliz ni corola

7: Corte transversal del fruto inmaduro

8: Fruto inmaduro

9: Fruto maduro abierto (detalle de las cápsulas)

10: Semilla normal

11: Corte de la semilla

UN POCO DE HISTORIA

Origen del cultivo en el mundo

El cultivo del lino se conoce desde la Antigüedad: ya en Egipto la fibra del lino era una de las principales. Parece ser que también en Egipto surge la industria tejedora y el lino tiene que ver con la fabricación del papiro.

Se han encontrado evidencias del uso del lino en la indumentaria egipcia, por ejemplo en momias envueltas en cintas o vendas de lino, y también en los vestidos de las esculturas de los dioses.

En Europa, los hallazgos arqueológicos lo sitúan en la época del Imperio romano y, geográficamente, en Suiza, Europa central y meridional. A nivel europeo, el lino español era considerado el de mejor calidad, solo superado por el de Egipto. Destacaba sobre todo el de Tarragona, por su blancura y brillo. También eran famosos los tejedores de Emporium (Ampurias), donde la mayoría de sus habitantes vivía de este oficio. El lino de Setabis (Xátiva) era conocido también como de gran calidad. De no menos importancia eran los lienzos de Cela y otros lugares en Galicia, donde se fabricaba un lino muy apreciado para redes, tamices y cedazos (estos últimos parecen ser un invento español).

Se sabe que, en la época romana, la linaza se empleó como alimento, además del uso medicinal.

A nivel local

Nos remontamos a la Edad Media y, según datos recogidos por Matilde Fernández Montes (Cultura tradicional en la comarca de Buitrago, 1990), la producción de paños de lino y lana fue la artesanía más importante para la tierra y villa de Buitrago. Estas artesanías eran de las pocas que producían excedentes comercializables.

También recoge cómo se organizaban las tareas en el proceso de preparación de la fibra del lino, desde el empozado hasta el hilado, que era realizado por las mujeres de la unidad familiar, haciéndose el trabajo en grupos familiares, de amigas o vecinas. No era considerado un oficio independiente y no se obtenía remuneración por él: formaba parte de las tareas domésticas. Lo hacían generalmente todas las mujeres, quienes, con la práctica y el aprendizaje común, acababan dominando la técnica.

Una vez tejida la fibra de lino y convertida en lienzo, una parte se destinaba a autoabastecimiento (para fabricar su propia ropa, sábanas, sacos…) y otra a cubrir las necesidades familiares de pago de algunos servicios, como los del médico, el carnicero, el panadero, las cofradías… quienes debían aceptar obligatoriamente esta forma de pago. Los tejedores estaban instalados de forma dispersa en los pueblos y elaboraban los lienzos con la producción de su localidad.

El catastro de Ensenada, de mediados del siglo xviii, enumera los tejedores de la comarca de Buitrago; había unos 80, repartidos en 22 de los 33 pueblos.

La artesanía textil y los tejedores desaparecieron durante el siglo xix y principios del xx. Madoz y Miñano[1] reflejan la existencia de este oficio en varias localidades, pero con cifras más bajas.

En el caso de Prádena del Rincón: diez telares de lienzo casero y jerga.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL CULTIVO EN LA ESPAÑA PENINSULAR

En cuanto al cultivo, se distinguen dos grupos:

«Lino bayal», «lino fino», «lino de otoño»: se siembra en otoño, los tallos son altos y de hilaza más fina y blanca.

«Lino caliente», «cañonazo», «lino de primavera»: se siembra en primavera, tallos cortos y más ramificados, dan mucha hilaza pero de baja calidad.

El cultivo es sencillo, requiere terrenos algo húmedos y suelos profundos y fértiles; su ciclo es de unos 100-150 días.

Se siembra a voleo, como el cereal, y repartiendo abundante semilla, para que crezca espeso y los tallos sean numerosos y finos.

La semilla pierde rápidamente su poder germinativo, es importante que sea la de la última cosecha. Riego: se riega antes de que la planta sea madura. Si la planta no tiene suficiente vigor y se dobla, en contacto con el suelo húmedo puede pudrirse y quebrar.

Escarda: se realiza cuando la planta tiene un palmo de altura.

Cuando alcanza su máximo desarrollo, florece; las flores son reemplazadas por 4-5 cabezas o «gárgolas», que se granan al poco tiempo y después comienzan a amarillear los tallos.

En lo referente a la preparación de la fibra, lo que se conoce por «enriar», se podía hacer de diferentes formas:

1. Dejarlo sobre el suelo, expuesto al aire y al rocío.

2. Sumergirlo en agua, a su vez:

a. Dentro del cauce de una corriente de agua, como se hace en la zona de Zamora, Salamanca…

b. En pozas realizadas para esta finalidad, esta es la forma más habitual en la sierra madrileña.

En relación a la Sierra Norte

Según el Estudio etnobotánico y agroecológico de la Sierra Norte de Madrid (Laura Aceituno, 2010), en los terrenos de regadío de la Sierra Norte, hasta los años 60, se distinguía entre huertos y linares, por tener diferente localización y manejo:

Huertos: pequeñas parcelas en las cercanías del pueblo, también podían estar dentro de cascos urbanos y regados por el agua de ríos y arroyos, manantiales o regueras.

Linares: parcelas más grandes y alejadas del casco urbano, regadas por el sistema de regueras. Solían estar en zonas de escasa pendiente o muy aterrazadas. A mediados del siglo xix, se introdujeron la patata y la judía en la comarca y se alternaban con el lino. Tras el abandono del cultivo del lino se rotaban patatas, judías y plantas hortícolas forrajeras.

En cuanto a las características del suelo, en la zona diferencian: «tierra fuerte» y «tierra floja».

La «tierra floja», en la que se localizaban los linares, hace referencia a los suelos arenosos, ligeros y sueltos. Se dejaba labrar bien, pero era más floja para todo, «no sujetaba la humedad». Lo que en ella se cultivaba tenía mejor sabor, tierra más cálida y de producción más temprana.

En la sierra se sigue el ciclo de primavera y la siembra se hacía también a voleo, pasando después un espino para que la cubriera de tierra, pero no quedara muy profunda. La periodicidad del riego era menor que la actual en los mismos parajes, regando los linares cada 10-15 días.

Las rotaciones que se hacían con el lino ya se practicaban en el siglo xviii, según los datos del catastro de Ensenada.

Rotación a tres años: trigo, lino, centeno.

Rotación a dos años: cereal o leguminosa, lino.

El cereal no se regaba, pero el lino sí.

En general, el lino se cultivó en la comarca hasta finales del siglo xix en el valle del Lozoya, y hasta antes de la guerra civil en el entorno de Buitrago y la sierra del Rincón. En algunos pueblos superó la guerra civil y se siguió cultivando hasta cerca de los años 60 para poder fabricar sus propios tejidos (Puebla de la Sierra, Paredes de Buitrago, Berzosa de Lozoya, Valdemanco, Prádena del Rincón, La Hiruela).

Como se ha comentado anteriormente, para poder extraer la fibra de lino en la sierra, primero se empozaba la planta para dar lugar a una pudrición incipiente.

En cuanto al hilado, Chema Fraile (El cultivo del lino en la sierra Pobre de Madrid, 1987) distingue dos tipos de ruecas en la comarca[2]:

«De bolas», en la zona de Somosierra.

«De papo», habituales en Lozoya y Somosierra.

«Rueca de bolas»

Consta de un palo de 85-90 cm de longitud, realizado con madera dura (ej. acebo). La rueca se solía tallar a punta de navaja para grabar las iniciales de la propietaria y decorarla. Los hombres regalaban ruecas y husos a sus novias y hermanas.

Aproximadamente a un tercio, se fabricaban tres esferas, hechas con corteza de acebo o espino, unidas entre sí por las extremidades con un cordel delgado. El tamaño de las esferas era decreciente, de abajo a arriba. Se introducían semillas en el interior de estas esferas, que hacían la función de un sonajero.

«Rueca de papo»

Habituales en la llamada Sierra Pobre Madrileña, y también en otras regiones españolas, se construían de una rama de zarza o espino y a un tercio del extremo superior se les hacía un «rocadero». Este se hacía abriendo en dos secciones la madera y formando como unas ventanas, hechas introduciendo palos recios por las secciones practicadas; los palos se retiraban cuando la rueca se había secado. Se fabricaba la rueca con la rama en verde.

El «rocadero» servía para apoyar el lino y que no se deslizara por la rueca.

PARTE II

MEMORIAS DEL LINO EN PRÁDENA DEL RINCÓN (Madrid)

He tenido la suerte de vivir cinco años en Prádena del Rincón, donde despertó mi curiosidad por los linares, en los cuales ya no encontraba lino cultivado, pero sí recuerdos de su cultivo.

Quiero compartir, a través de este sencillo texto, lo que mis vecinos me trasmitieron, siendo lo más fiel posible a la información que me facilitaron.

Entrevistas con: Alejandra Jiménez González, María Jiménez Jiménez, Gregorio González y Esperanza Jiménez (2008).

SIEMBRA Y RECOLECCIÓN

El ciclo del lino comienza con la siembra, que se realizaba a finales de abril o en mayo, según como viniera el año. La semilla es el linuezo: pepita dura, resbaladiza y brillante.

Se elegían las tierras más suaves y flojas, en zonas muy labradas. Primero había que esterronar la tierra. Se sembraba cuando ya había llovido un poco y la tierra ya estaba buena. Como la semilla es muy pequeña y fina, después de sembrar se pasaba un espino suave para enterrar la semilla.

El lino lo sembraban cuando hacía falta, podía sembrarse cada diez o quince años, o una vez en la vida. Se alternaba con patatas, judías, garbanzos o cebada.

Se empezaba a regar cuando ya hubiera crecido. Daba tiempo a regar todos los linares un par de turnos, es decir, de dos a tres veces en toda la temporada de riego. Cuando se sembraba el lino, había menos agua que ahora para riego, el estanque era de menor tamaño. La periodicidad era de una vez cada dos semanas. Se veía a ojo cuándo había que regarlo.

Florece entre mayo y junio, una flor azul.

Hay que escardarlo si es necesario, cuando está crecido. Hay que tener cuidado de no tumbarlo, es muy delicado. Se escarda antes de entallarse.

Para recogerlo no se siega, se arranca después de verano, entre agosto y septiembre. Arrancado cuando está seco. No se corta, se arranca, de esta manera se puede obtener toda la fibra. Se realiza cuando la planta ya está curada y tiene un color dorado, no tiene que estar muy seca porque, si no, se rompe. Se arranca cuando la planta conserva el rocío de la mañana; no es recomendable hacerlo por la tarde porque se chasca.

Cuando se arrancaba se hacían gavillas y se dejaba en el linar para secar, para poder machacarlo posteriormente.

PREPARADO DE LA FIBRA

Las gavillas se llevan a casa para gargolarlo (o esgargolarlo) y quitar la semilla. Se esgargolaba en la puerta de casa, en una lancha grande en la puerta de casa. Todas las casas tenían una piedra grande y plana en la puerta. Se lanzaban al aire para que perdiera la semilla, se lanzaba de un cubo a otro, con mantas debajo para recoger la semilla.

Las semillas se guardaban. Se usaban mucho para hacer cataplasmas cuando alguien tenía pulmonía[3].

Luego, las gavillas se empozaban y se dejaban un tiempo hasta que se pudría un poco. Se iba llevando el lino a las pozas cuando se podía. No había prisa. Cuando estaban en las pozas se iba a hacer una cata, para ver si ya estaba listo. Cada uno hacía su cata. Cuando se empozaba el lino, sobre las gavillas se ponían unas lanchas de piedra, para que el lino quedase sumergido.

Originariamente, habría unas 6 o 7 pozas, de unos 40 cm de profundidad, situadas como en laberinto, y se hacían muretes de piedra para poder acumular el agua. El agua para inundarlas provenía del arroyo del Prao Trabajo o de otro arroyo de Horcajuelo. Se hacía una salida de agua, para que el sobrante vertiera al río otra vez. Cuando las visitamos estaban colmatadas de tierra y había crecido la hierba.

Después de empozarlo, lo sacaban y hacían seis u ocho capullos de cada gavilla. Lo que diera de sí. Se secaban al sol cerca de las pozas, haciéndole tres patas al capullo por la base y lo dejaban secar.

Cuando ya estaba seco, se subía al pueblo. Lo machacaban con una maza en casa. Se quedaba la hebra y lo espadaban. Lo que se quedaba en la mano era lo más fino. Lo más gordo se lo llevaba la espadilla.

Después se rastrillaba con una tabla redonda, con muchos pinchos y sacaban las hebras. Se pasaban los manojos por el rastrillo. Tras el rastrillado, se obtenían tres tipos de (calidad de) fibra:

— Estopa, hilo gordo, para costales;

— Arrotas, sacos para costales (calidad media);

— Lino, lo más fino, para sábanas y camisas.

EL HILADO

El hilado se hacía a mano, con la rueca y el huso. Del huso se hacían husadas (o usás) y había que asparlo para luego hacer madejas.

Las madejas se blanqueaban cociéndolas en agua con ceniza. Se ponían en una cesta grande para que escurrieran el agua. La cesta se colocaba en algún sitio que tuviera pendiente para que escurriera el agua. Después se lavaban en el río y se hacían ovillos. También se lavaban en la reguera con agua clara y jabón. Había tres pilas en la reguera (se citan a continuación, de más cerca a más lejos del pueblo):

— La casa del agua, la primera y más cercana al pueblo;

— El canto blanco;

— El chorro, la que está más arriba (actualmente, esta pila se ha rehabilitado dentro de la obra senda del agua. En esta iban, sobre todo, a aclarar).

Todo se hilaba por separado. La rueca tenía unas bolitas y con el huso y en la rueca se hilaba el lino. Sobre la rueca, se le ponía un rocairo, para ir regulando la fibra que salía. Se ponía pez en la punta de la rueca para retorcer mejor el hilo.

Se ataba el copo en la rueca, con el huso se tiraba y se iba hilando. El huso se untaba con pez[4].

La pez tenía aspecto de piedra, brillante y negra. También se usaba cuando se ponía la marca a las ovejas.

En la casa de la tía Simona estaba el hilandero, un lugar en el que se reunían a hilar. No había momentos concretos, cuando había días soleados se ponían más al sol y así.

Después de hilar, torcer y aspar, se blanqueaba. Se blanqueaba con agua y ceniza. Después se cocía y se lavaba con jabón.

La madera utilizada para los aperos era fresno, en el caso de la rueca y el huso. La maza para machacar era de encina, tenía que ser de una madera más dura.

EL TEJIDO

Los ovillos se llevaban al tejedor del pueblo, que eran:

— Tío Faustino;

— Pedro (los Miedosos) y Rufino;

— Tío Joaquín;

— Tío Cándido, marido de la tía Simona.

Estos eran los que tenían los telares, de allí salía una pieza. Se hacían sábanas, camisas, calzoncillos. Los telares tenían una madera gorda, como un badajo, que hacía de contrapeso y que lo llamaban «la conciencia del tejedor».

Hurdir consistía en preparar el lino en el telar. Las hurdidoras devanaban el lino en el telar. De La Hiruela venían a hurdir. Todas eran mujeres, cada una traía sus ovillos. La persona que tejía era el tejedor. Ese día, las mujeres de La Hiruela que venían con el lino traían merienda y echaban el día. Preparaban y hacían el trabajo en el telar en un día[5].

Cuando estaba la pieza de lino (lienzo), se lavaba, se mojaba y se ponía al sol. Se echaba un poco de agua y se secaba.

El lino de cada familia era para uso de casa. A veces las vecinas cambiaban lienzos de un año para otro (por ejemplo, si una necesitaba paño para una sábana se le prestaba un trozo y al año siguiente, o cuando fuera, lo devolvía). No comerciaban con el paño de lino, ni se hacía trueque por otros productos.

No todos los años se obtenía la misma calidad de lino, así que prestar un trozo de lienzo era un riesgo, ya que el que te devolvían podía ser muy diferente. A veces se hacían «mantas de tiras» (que se ponían debajo de los colchones) y alforjas con restos de estopa y restos de lana.

HERRAMIENTAS DEL PROCESO DEL LINO

Museo Etnográfico de La Hiruela, 24 de enero de 2009

Museo Etnográfico de Horcajuelo de la Sierra, 2 de mayo de 2009

La fibra de lino se utilizaba para fabricar piezas de la indumentaria tradicional, sobre todo de la ropa interior.

Las fotos muestran algunas piezas de la indumentaria tradicional de la colección del museo. Dentro de esta colección, hay piezas de la sierra de Madrid y otras de otros lugares.

Taller del lino en Puebla de la Sierra (festival Repicadanzas)

5 de julio de 2014. Organizado por la Asociación Repiques Serranos, con la participación de los vecinos de La Puebla (de la Sierra).

QUIÉN Y CUÁNDO LO TRABAJABA

El cultivo del lino, y sobre todo su procesado posterior, es un proceso muy largo y trabajoso. Desde el momento de espadar y hasta el final del proceso, se hacía en el invierno, fundamentalmente. En el invierno, las mujeres se reunían en las cuadras del ganado e hilaban a la luz de los candiles.

En cuanto al reparto de tareas:

— Desde preparar la tierra hasta el machado, eran tareas familiares que podían hacerse en grupo o indistintamente. Generalmente, los hombres se encargaban de las que requerían mayor esfuerzo físico. También dependía de las características de la unidad familiar y de otros trabajos agroganaderos que tuvieran que realizar.

— Desde espadar a tejer, eran realizadas por mujeres, teniendo en cuenta que el lienzo lo hacía el tejedor, pero eran las mujeres las que hurdían.

TOPONIMIA DE LOS PARAJES EN LOS QUE SE CULTIVABA EL LINO

Los nombres de los parajes donde se cultivaba el lino son:

En la zona alta por encima del pueblo:

Los Llanos (sobre todo),

Las Guijas,

Linares de los Álamos,

Los Pernudos (orilla del chorro),

Los Collaos,

Las Carreras.

Por debajo del casco urbano, hacia la carretera de Montejo:

Los Carros Montejos,

Los Lomos (donde más había),

Las Fanegas,

Las Matosas,

Las Cercas.

PERVIVENCIA DEL CULTIVO

Después de la guerra civil, todavía se sembraban los dos últimos linares. Hubo telares hasta los años 50 del siglo pasado, el último fue el del tío Joaquín. Se dejó de cultivar porque era un proceso muy laborioso y en el pueblo tenían acceso a comprar otras fibras como el retor[6] y luego el tergal[7]. Se compraba la tela y se hacían la ropa, aunque el lino cayó en desuso, la lana se seguía utilizando para la ropa.

Los últimos linares que conocieron en Prádena fueron: el linarcito de la señora Marcelina (5 × 5 m2), en un paraje llamado El Llano, y el linar de la tía Vitoria, en el Carro Montejo.

TRADICIONES

Cuando una pareja se casaba, a veces le regalaban un capullo de lino a la novia. Después de la boda, había baile. Bailaban la novia y la madrina con los invitados; cuando se bailaba con ellas, se les entregaba el regalo para los novios.


DICHOS

«Poco a poco

Hilaba la vieja el copo».

«Dile a tu tío José

Que el cáñamo ya está hilao

Que le dé un puntapié

al que lleva el recao».

25 de julio de 2014. La Cabrera (Madrid)

GLOSARIO DE TÉRMINOS (cronológicamente)

Cultivo y recolección

Linueso: semilla.

Cáñamo o cañamón: a veces se usaba para la planta de lino.

Esterronar: deshacer los terrones de tierra.

Labrar: preparar la tierra con al arado romano.

Sembrar: se reparte la semilla a voleo y arrastrar con una zarza o espino.

Regar: con agua de la reguera. Si lo necesita, hasta tres veces.

Escardar: quitar las malas hierbas.

Arrancar: cuando está granado y se seca la planta.

Agavillar: hacer grandes manojos. Se engavilla, se hacen gavillas o haces.

Preparado de la fibra

Gargolar o esgargolar: golpear sobre una superficie dura y firme para que caiga la semilla.

Fermentar: poner en pozas de agua 8 o 10 días aproximadamente, hasta que empieza una pudrición incipiente. Enriar, empozar.

Acapullar: hacer manojos y tender al sol para secar. Estos se podían sostener de pie.

Machacar: en losas de piedra (lanchas) y dar con una maza de madera, para quitar la cascarilla de fuera.

Espadar: con espadilla y gramejón de madera.

Rastrillar: con rastrillo de púas de hierro o clavos puesto en una superficie ancha de madera.

Hilado

Hilar: con rueca y huso, hacer usás. Se juntaban dos usás, se torcían y se hacía el hilo para coser. También se hacían botones con hilo de lino.

Aspar: hacer madejas.

Cocerlas: en un recipiente de agua caliente y ceniza para que blanquee. Se cocían en calderos grandes que tenían unas cuantas vecinas. Luego se llevaban a la reguera y se lavaba con jabón.

Secar.

Devanar: con devanadora, hacer ovillos. Cuando se tienen los ovillos, se puede torcer o tejer.

Torcer: con husos para hacer hilo para coser.

Tejido

Hurdir: preparar el hilo en el telar.

Tejer: llevar al telar los ovillos para terminar haciendo el lienzo.

Pezuelo: era un trocito de lienzo que quedaba en el telar, es decir, el remate o el comienzo de alguna pieza. De los pezuelos se sacaban los hilos para atar las morcillas.

FUENTES DE INFORMACIÓN

BIBLIOGRAFÍA

Fraile, J. M. (1987). «El cultivo del lino en la Sierra Pobre de Madrid». Etnografía Española, 6, pp. 77-86.

Fernández Montes, M. (1990). Cultura tradicional en la comarca de Buitrago. Colección científico-técnica. Patronato Madrileño de Áreas de Montaña. Madrid.

Blanco Castro, E. (1996). «Cultivo y usos textiles del lino». Revista Quercus, 130.

Blanco Castro, E. (1997). «Usos medicinales, alimentarios, mágicos e industriales del lino». Revista Quercus, 131.

Aceituno Mata, L. (2010). Estudio etnobotánico y agroecológico en la Sierra Norte de Madrid. Tesis doctoral (Medicina popular, p. 245; Huertos y linares, p. 327; Cultivos para uso artesanal, p. 518).

TRADICIÓN ORAL

Los informantes fueron:

Alejandra Jiménez González, 98 años (fallecida en 2012, a los 102 años);

Gregorio González Castro, 81 años (87 años en la actualidad);

Esperanza Jiménez, 64 años (70 años en la actualidad). Recoge información de su madre, Castora Jiménez Ribero, 98 años (fallecida en 2008);

María Jiménez García, 76 años (82 en la actualidad).

NOTAS

[1] Cuando se hace referencia a Madoz y Miñano, se refiere a la información recogida por estos autores en: Miñano, Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal, 1829; Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar» (16 volúmenes), publicada por Madoz entre 1846-1850.

[2] Se transcribe prácticamente la explicación de ambas ruecas por distinguir ambas con gran exactitud.

[3] Este uso también queda recogido en otros pueblos como Montejo de la Sierra (L. Aceituno Mata, 2010), Montejo y Valdemanco (J. M. Fraile, 1987) y en otros lugares de España, como en la comarca de Sanabria (E. Blanco Castro, 1997).

[4]Pez: Sustancia resinosa, sólida, lustrosa, quebradiza y de color pardo amarillento, que se obtiene echando en agua fría el residuo que deja la trementina al acabar de sacarle el aguarrás.

Trementina: Jugo casi líquido, pegajoso, odorífero y de sabor picante, que fluye de los pinos, abetos, alerces y terebintos. Se emplea principalmente como disolvente en la industria de pinturas y barnices.

[5] Últimos cultivos de lino en La Hiruela (E. Blanco, com. pers.). Entrevista realizada el 7/10/1990 a Cecilio, de 59 años, y su mujer: «Se cultivó hasta 1959-1960. Él lo llevó a Campillo por última vez en 1958, por el puente de la Hoz. De Campillo lo llevaban a Valverde» (Campillo de Ranas y Valverde de los Arroyos, Guadalajara).

[6] Retor: Tela de algodón fuerte y ordinaria en que la trama y urdimbre están muy torcidas (Diccionario de la RAE).

[7] Tergal: Tejido de fibra sintética muy resistente (Diccionario de la RAE).


Memorias del lino en Prádena del Rincón (Madrid)

LOPEZ MARTIN, Margarita

Publicado en el año 2014 en la Revista de Folklore número 393.

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