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LAS DESGRACIAS NUNCA VIENEN SOLAS
Antiguamente, los arrieros andaban por todas partes y se alojaban en las posadas, ventas y ventorros, corriendo toda clase de suerte...
El negocio de la arriería ha durado bastante, hasta hace poco, y de ello dan testimonio en la provincia de Cáceres y, concretamente en el espinazo de la sierra de Gata, con el transporte de vinos y otros productos. Díganlo si no en Cilleros y Hoyos, que tanto saben de la arriería. También en Montánchez, espléndido balcón de la alta Extremadura, por los vinos y jamones, en Guijo de Granadilla, Ahigal, Santibáñez el Bajo, etc., que se distinguían por la arriería. Los arrieros traían arroz, azúcar, bacalao, etc., y al regreso se llevaban aceite, principalmente. Esta arriería se extendía por todo el año.
Los caminos, entonces, estaban muy concurridos durante el día y la noche por el movimiento de los arrieros. Las posadas tenían buenos clientes con estos profesionales asendereados. El transcurso de su vida discurría muy animado. Verdaderamente, siendo en los anales de la parcela extremeña una profesión con historia, vamos a contarles una historia de arrieros.
Esto eran dos arrieros. Se formó un escándalo enorme porque durante la noche mataron a un hombre... Siempre se dijo en la paremiología popular de estos pagos: "Hay que ir en busca del día y no de la noche". Lo precisaban los arrieros con su gran experiencia y visión.
Por la mañana cogieron el cadáver y lo metieron en un pellejo de aceite.
Tenían un potro a medias carnes, más bien delgado. Lo cargaron con el pellejo y les iba dando calda con el camino. No podía por menos, dadas las dificultades de su colocación.
Esto ocurría por el mes de febrero, cuando la hoja está ya alta. Al potro le dieron larga, no sin antes atar al muerto sentado dentro del pellejo. Quedó como si fuera montado... Pero la verdad es que imponía la figura.
El guarda de la finca donde esto ocurría se asomaba al cerro y veía al caballo comiendo en la hoja.
Cuando el guarda se acercó al caballo y vio a un pellejo de forma humana cabalgando sobre el animal, le dijo:
-¡Que haces ahí....?
Conforme se agachaba el caballo a comer, se movía el cadáver y hacía una pequeña inclinación de cabeza. Así sobrecogía más a quienes le veían...
Entonces, el. guarda cogió miedo y se fue rápidamente, huyendo al pueblo y a contar el caso ocurrido a la justicia...para que procediese como correspondía.
Enterado el cura de todo lo que había pasado, fue a ver lo sucedido. Iba muy diligente montado en una yegua que caminaba con fiebre, ya que estaba alta...
Al irse acercando al caballo, éste la olió -le dio el tufo- y salió corriendo detrás de ella. La cosa no pudo evitarse por la rapidez con que lo hizo el caballo.
El cura rural no podía controlar a su caballo, que, desbocado, salió corriendo hasta su cuadra. A todo esto, el caballo de los arrieros seguía en pos de la yegua.
Ante la situación engendrada, el cura le dijo al ama:
-Abran la puerta...
Y se coló la yegua. Y el caballo detrás.
Al entrar el cura, se dio un golpe con la toza de la puerta y quedó con la cabeza...
Aunque no falta quien dice que el sacerdote alcanzó a meterse en la cama y, del susto y del golpe tan terrible que recibió el pobre, halló en seguida el final de sus días...
Recogido por Valeriano Gutiérrez Macías.
ALCUESCAR
Me estoy muriendo de risa
porque he visto en tu tejao
tus enaguas amarillas
con remiendos coloraos.
Recogido en la localidad de Alcuéscar, alta Extremadura, por Rafael García-Plata de Osma, notable investigador y académico C. de la Real de la Historia. Apareció en su obra "La musa de los cantares".
La copla era cantada antiguamente por los pastores extremeños, cuando sorprendían, casi ocultos, puestos a secar, o mejor a solear, camisones femeninos, manchados de modo accidental al menstruar, ya que en aquella época, las gentes del pueblo no utilizaban, en su gran mayoría, apósito o tampón alguno.
Se ocultaban las prendas manchadas con gran recato, pero, a falta de lavadoras automáticas, había que irse al río a hacer la colada, y, claro, había que solear y secar la ropa de algún modo.
ARROYOMOLINOS DE MONTANCHEZ
A tu madre le meto
y a ti, te saco,
del bolsillo las perras,
para tabaco.
Las perras para tabaco, niña,
para tabaco...
* * *
Echeme usté una copita,
que hace mucho tiempo
que no bebo ná;
me emborracho con la mío
ya naide le importa ná.
Comunicado por Pedro Cámara Solís, musicólogo.
A continuación transcribimos lo que cantan las mujeres en Palomero, antesala de Las Hurdes -las tan traídas y llevadas Hurdes-, cuando van a apañar aceitunas:
Anda diciendo tu madre
que quiere uno de carrera,
en mi casa tengo un galgo,
que vaya a por él cuando quiera.
* * *
De las raíces del jelecho
hizo un nido la canaria,
de las llaves de mi pecho
tú eres la depositaria.
* * *
Buena vida me llevo,
macho pindongo;
buena vida me llevo,
-pero no como.
Comunicado por Antonio Paniagua Palomero.
MANUEL "EL BORRADOR"
Manuel "El Borrador",
en el medio de la plaza,
la justicia lo prendió.
Ya lo cogen y lo llevan a la cárcel,
ya lo suben, ya lo bajan
a tomar declaraciones.
Manuel "El Borrador",
Dios te libre de soplones.
Ya lo sacan de la cárcel
y lo montan en un borrico
y el pregonero delante
pregonando sus delitos.
Al subir la segunda escalera
pide un vaso de aguardiente,
para dárselo al verdugo
que le dé la buena muerte.
Y al decir su único hijo
el alma le entregó a Dios.
Ya lo llevan a enterrar
y encima la caja lleva
la capa de torear
y dentro de la caja lleva
la navaje de afeitar.
Comunicado por Pedro Romero Pardo, de 80 años, natural de Las Brozas, villa de preclaros varones, y residente en Cáceres, con domicilio en la calle Sierra Trapera.
Recogido por Valeriano Gutiérrez Macías.
SEGUIDILLAS MANCHEGAS
Aunque tú no me quieres
tengo consuelo,
en saber que tú sabes
que yo te quiero.
Pa ti va ésa
si la quieres la tomas
si no la dejas.
* * *
Cuatro plumas le faltan
a la Urraca,
como son de la cola
no le hacen falta.
* * *
Al pasar por el río
te vi los bajos,
creyendo que eran flecos
y eran colgajos.
* * *
Una vez que te quise
fue por el pelo,
ahora que estás pelona
ya no te quiero.
* * *
Tiene la molinera
ricos anillos,
y el pobre molinero
sin calzoncillos.
* * *
Dicen que está llorando
la molinera,
con un saco de harina
a la cadera.
* * *
Tiene la molinera
ricos pendientes,
y el pobre molinero
está sin dientes.
* * *
Me han dicho que te acuestas
con los calzones,
como no te los quitas
no te los pones.
* * *
Como vives enfrente
de la botica,
oyes las almireces
cuando repican.
* * *
Me han dicho que te acuestas
con las abarcas,
como no te las quitas,
no te las calzas.
* * *
Mi marido es un necio
quiere que vaya,
con una criba al río
a cribar agua.
Informante: Gabina Lara Heras, de 83 años de edad, natural de Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
Recopiló: José Manuel Fernández Cano.
LAS AMONESTACIONES
(Mayo)
(Se cantan en Porzuna)
Desde el río me he venido
más de prisa que despacio,
y en el camino me han dicho
que te estabas desposando.
Primero me quitaría
la vida con un rejón,
que yo verte en manos de otro
prenda de mi corazón.
Primera amonestación
que en el coro te leyeren,
que es el primer. paraíso
que a mi corazón le dieren.
Segunda amonestación
yo te puse impedimento,
para que no des a dos
palabra de casamiento.
Tercera amonestación
yo perdí las esperanzas,
de lo mucho que te quise
dulce prenda de mi alma.
El día que tú te cases
te vestirás de encarnado,
y mi vestido será
un hábito franciscano.
El día que tú te cases
aquel día muero yo,
se juntarán en la iglesia
mi entierro y tu velación.
Te sentarás en la mesa
en compaña de tu gente,
y mi compaña será
cuatro velas solamente.
El padrino y la madrina
te llevarán a acostar,
y a mí entre cuatro amigos
me llevarán a enterrar.
Ya te estarás acostando
gozando de tus amores,
ya murió la mejor rosa
que había en todas las flores.
Cuántas veces pasarás
por donde yo esté enterrado
y ni siquiera dirás
Dios le haya perdonado.
Al decir Dios te perdone
me levantaré rompiendo
los mármoles del sepulcro
sólo por volver a veros.
Recogidos en Porzuna (Ciudad Real), por gentileza de Juan Dorado Palomares y la rondalla y danzantes del Corpus Christi, y Calixto García Ormeño, de 69 años de edad. El 15 de enero de 1983, en una encuesta de campo del Grupo de Coros y Danzas Renfe de Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
LA PULGA
A los viejos
no les pican las pulgas,
porque tienen
el pellejo duro.
Ay, chibiri, chibiri, chibiri.
Ay, chibiri, chibiri, chon.
Van a los cuarteles
como de visita,
y a los pobres soldados
me los mortifican.
Ay, chibiri...
y yo con las mujeres
me muero de risa.
Saltan y brincan
por la camisa.
Se mojan el dedo
con ligereza,
y a la pobre pulga
la llevan presa.
Ay, chibiri...
Nota. -El informante lo aprendió siendo mozo, en su pueblo natal.
Recogido de Félix Cano García "El Chiclanero", de 83 años de edad, natural de Villanueva del Arzobispo (Jaén).
Recopiló: José Manuel Fernández Cano, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), año 1983.
JERIGONZAS
La señorita Encarni
como es tan formal,
lleva los perros a misa
y los gatos a confesar.
Su madre toca el bombo
su padre los palillos,
la señorita Encarni
que nos baile un fandanguillo.
Que salga usté
que la quiero ver bailar,
saltar y brincar
dar vueltas al aire.
Con lo bien
que lo baila la moza,
déjala sola,
sola que sola.
Informante: Fuensanta Cano Rodríguez "Chiclanera", de 56 años de edad, natural de Villanueva del Arzobispo (Jaén).
Recopilado en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) por José Manuel Fernández Cano, el 7 de abril de 1983.
LA VIDA DE MELITON
La vida de Melitón
es muy larga de contar,
se necesita un notario
para poderla explicar.
Un dieciocho de enero
ha salido Melitón,
a quitarle cinco ovejas
a Pedro José el pastor.
Al otro día por la mañana
llega la Guardia Civil
sale la mujer corriendo:
-Mi marido no está aquí;
hace ya bastante tiempo
que se fue para Melilla,
y no le ha dado vergüenza
de abandonar su familia.
-Si está, como si no está,
ábreme la puerta franca.
Al oír estas palabras
se ha tirado de la cama.
-Buenos días, caballeros.
-Venga usté con Dios, buen mozo.
¿No decías que no estaba
el señor de Melitroncho?
Se lo llevan al cuartel,
preparan cuatro zurriagos.
-A mí no me pega usté,
canto más que un papagayo.
Nota.-Según la informante, la canción está basada en un hecho real, sucedido en Herencia (Ciudad Real), en el presente siglo, y antes de la guerra civil española.
Informante: Gregoria Gil-Ortega Alameda, de 67 años de edad, natural de Las Labores de San Juan (Ciudad Real).
Recopiló: José Manuel Fernández Cano, el 5 de agosto de 1981, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
CANCIONES CALABACERAS
Te has alabado buen mozo
que las tenías a pares,
calabazas y no pocas
esas son tus vanidades.
* * *
Me diste las calabazas
me las comí con vinagre,
los besos y los abrazos
que te los quite tu madre.
* * *
Me diste las calabazas
me las comí con tocino,
y me estuvieron mejor
que si me caso contigo.
* * *
Si me das las calabazas
no me las des meloneras,
dámelas del cuello alto
que pueda echar vino en ellas-
* * *
Me diste las calabazas
me las comí con tomate,
mejor quiero calabazas
que cargar con un petate.
* * *
Mírala por dónde viene
mi novia calabacera,
la que me dio calabazas
después de dormir con ella.
Recogidas por J osé Manuel Femández Cano, de: Manuel "Cerro", Angel Sánchez-Mateos Ramos "Carreras" o "Carrerillas", Gabina Lara, de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y de Marcelina Yébenes Luengo "La Sardina", de Villafranca de los Caballeros (Toledo).
EN LAS MONTAÑAS DE ASTURIAS
(Romance)
En las montañas de Asturias
a una niña vi,
de catorce a quince años
regando su jardín.
Pasó un caballero
le pidió una flor,
y la bella asturiana
le ha dicho que no.
Aunque me ves tan pequeña
regando en un jardín,
no tengo padre ni madre
ni abuse de mí.
Pues qué han intentado
abusar de ti,
tan sólo te he pedido
la flor de tu jardín.
Las flores de mi jardín
no son para caballeros,
que las tengo yo guardadas
para mi pecho y mi pelo.
Oh, bella asturiana,
oh, bella de Dios,
te tienes que acordar
de la flor del amor.
Y a los tres días siguientes
la niña salió,
y en busca del caballero
a darle la flor.
Toma caballero
la flor de mis manos,
y déjame vivir
a mí y a mis hermanos.
No quiero flor de tus manos
ni tampoco a ti,
porque a la bella asturiana
la veo de venir.
La encerró en un cuarto
le enseñó el puñal,
después de abusar de ella
le dio de puñalás.
Ya la suben, ya la bajan,
ya la ponen en la losa,
ya la ponen la mortaja
toda cubierta de rosas.
Y en la cabecera
rosas y jazmines,
y un letrero que dice:
Criada entre jardines.
Y en los pies llevaba
un ramo de azahar,
y un letrero que dice:
Matar al criminal.
Que se merecía
que lo degollaran,
y que pagara el crimen
de la bella asturiana.
Informante: Felicitas Martín de Ruedas Fernández-Amaro, la del "Majo los Botones", quien a su vez lo aprendió de su madre, natural de Herencia (Ciudad Real) y de 17 años de edad.
Recogido en Herencia (Ciudad Real), por José Manuel Fernández Cano, año 1980.
LOS DOS ZORRITOS
Estamos situados en la parte septentrional de la provincia de Cáceres, en la sierra de Tormantos, bellísimo escenario de la fértil e idílica comarca natural de La Vera, que tanto significa en la historia de Extremadura, principalmente por cuanto se refiere y relaciona con Carlos I de España y V de Alemania, el César de Occidente, un genio de la guerra, que se retiró al solemne y solitario monasterio de Yuste -fundado por "los hermanos de la pobre vida"-, cuando ya se hallaba más que cansado, agotado, después de haber prestado magníficos servicios a la religión y a su patria.
Eranse dos zorritos, que vivían alegremente en una zorrera de la serranía del jardín verato. Se les conocía por Vicente y Matías.
Ha ido un leñador con la yunta de vacas y, al parar y desuncirlar, soltó las coyundas en la puerta misma de la zorrera. La verdad es que lo hizo sin darse apenas cuenta de ello.
Las vacas las puso a pastar para que repusieran sus fuerzas, que es ni más, ni menos, lo que tiene que hacer todo el que cuenta con ganado a su cargo: atenderlo como le corresponde.
Como Vicente y Matías eran chicos y muy juguetones y como la cosa más natural, se ataron a las coyundas a ver si las podías guardar en la zorrera para comérselas. Indudablemente, los zorritos barrían para dentro, para su casa...
Entonces, el leñador, que había regresado al punto de origen, se dio cuenta de lo que sucedía, tiró de las coyundas y salió corriendo con los zorrillos a rastras...
¡Pobres zorrillos, con lo ilusionados que estaban con sus coyundas que habían arrastrado con tanto trabajo...!
La madre zorra, que lo había presenciado todo, les llamó apresuradamente a gritos, en estos términos:
-¡Vicente, deja las coyundas y vente!
-¡Matías, quítate ya de esas porfías...!
Los zorros acudieron presurosos y asustados a donde se encontraba la madre. Fue lo mejor que pudieron hacer... Y de esta forma y por la rapidez con que actuó la zorra al ver la actitud que suponía peligrosa del carretero-leñador, pudo evitar la tragedia que se avecinaba sobre los zorritos juguetones...
VALERIANO GUTIERREZ MACIAS