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Resumen
Con el objetivo de dar a conocer y preservar la cultura tradicional, en este trabajo se documenta el uso de determinadas plantas en la fabricación tradicional de instrumentos musicales y juguetes en la comarca de Las Arribes del Duero (Salamanca-Zamora, España). Los habitantes de este territorio usan, o usaron en un pasado reciente, 22 plantas vasculares (incluidas en 12 familias botánicas). Las tres especies de mayor importancia cultural en este ámbito del patrimonio cultural de esta comunidad rural son: Thapsia villosa L., Quercus ilex L. subsp. ballota (Desf.) Samp. y Q. pyrenaica Willd. Se analiza cómo varía el conocimiento tradicional de los informantes según sus características socio-demográficas. Los hombres de mayor edad aportan un mayor grado de conocimiento. Los datos obtenidos reflejan un conocimiento perfecto de las maderas u otros recursos vegetales y sus propiedades.
Palabras clave: Recursos vegetales, instrumentos musicales, juguetes, conocimiento tradicional, Arribes del Duero (España).
Abstract
In order to publicize and preserve the traditional culture, this work documents the use of certain plant species in traditional manufacturing of musical instruments and toys in Las Arribes del Duero area (Salamanca-Zamora, Spain). The inhabitants of this territory make use of 22 vascular plants (included in 12 botanical families). The three species of greatest cultural importance in this field of cultural heritage of this rural community are: Thapsia villosa L., Quercus ilex L. subsp. ballota (Desf.) Samp. and Q. pyrenaica Willd. It analyzes how informants’ traditional knowledge varies relating to their socio-demographic characteristics. The older men show a greater degree of knowledge. The data obtained show a perfect knowledge of wood or other plant resources and their properties.
Key words: Plant resources, musical instruments, toys, traditional knowledge, Arribes del Duero (Spain).
Introducción
Al analizar el ciclo anual o vital de la cultura tradicional española, vemos cómo las plantas intervenían hasta no hace mucho tiempo, o siguen interviniendo en la actualidad, en todos los aspectos básicos que facilitan la supervivencia, entre ellos la nutrición o el cobijo. Pero también intervienen en aspectos más elevados de la cultura que llamamos “no material”, como la religiosidad o el ocio (Blanco, 2000: passim; Pardo de Santayana y Gómez Pellón, 2003: 172–175). Un elemento muy importante del patrimonio cultural de las comunidades rurales es la música generada por las propias personas que constituyen dichas comunidades.
Por otro lado, es impensable concebir a la especie humana sin el juego, el entretenimiento y la diversión, actividades que resultan imprescindibles para alcanzar nuestro desarrollo psicomotor, afectivo-social y educativo (Paredes Ortiz, 2003: passim; García Gómez, 2009: passim). Se denomina “etnobotánica infantil” a los juegos de niños y niñas realizados con plantas (Blanco, 2000: 25), que en muchos casos eran los únicos materiales disponibles. Antiguamente los niños empleaban a fondo su ingenio cuando querían jugar, buscando elementos del medio que estuvieran a su alcance y pudieran servirles como entretenimiento.
Todos estos recursos culturales corren peligro de desaparición por el despoblamiento y envejecimiento de la población, y la consiguiente ruptura del proceso de transmisión oral que han sufrido los espacios rurales en las últimas décadas. Para evitar esta situación, recientemente se ha aprobado el Real Decreto 556/2011, de 20 de abril, para el desarrollo del Inventario Español del Patrimonio Natural y la Biodiversidad[1].
En este ámbito, y continuando con el estudio y análisis de la Etnobotánica en el territorio de Las Arribes del Duero –en adelante ARD– (Salamanca-Zamora, occidente español), iniciado con la publicación de los datos referidos al conocimiento tradicional (CT) relativo a las plantas medicinales y la etnoveterinaria (González et al., 2010, 2011), nos centraremos ahora en aquellas especies de plantas vasculares utilizadas en la elaboración tradicional de los instrumentos musicales más característicos del folklore de este territorio y de juguetes infantiles.
Con todo ello, los objetivos del presente estudio son: (i) documentar y analizar el CT ligado al uso de diferentes especies vegetales en la fabricación de instrumentos musicales y juguetes que guarda la población de ARD, y (ii) contribuir a la difusión de los resultados a toda la comunidad científica y abrir una puerta a la participación de otras disciplinas.
Área de estudio
Aunque en los trabajos arriba citados se incluye una amplia descripción del área de estudio, es importante destacar que el territorio de ARD forma frontera administrativa entre España y Portugal a lo largo de unos 120 km (40º50’ – 41º35’ N, 6º00’ – 6º41’ O), que fue declarado Parque Natural en 2002 y se encuentra en el listado de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) propuestos por España para integrar Red Natura 2000. Asimismo, enfatizar que su peculiar climatología lo convierte en un espacio natural singular en el interior de la Península Ibérica; caracterizado por una temperatura media anual suave (11ºC de media), la práctica inexistencia de heladas a lo largo del año y ciertas condiciones de humedad (~700 mm/año) (Calonge-Cano, 1990: passim). Desde el punto de vista geomorfológico, ARD constituyen una extensa penillanura en la que destacan los profundos valles del río Duero y su red de afluentes (“arribes”). Las diferencias de altitud existentes se manifiestan en una elevada diversidad vegetal, caracterizada por la gran abundancia de plantas típicamente mediterráneas y cultivos no habituales en esta latitud sobre penillanura tales como el olivo, la vid o el almendro (Santos et al., 2006: passim; Amich y Bernardos, 2008: passim). La economía se basa principalmente en el sector primario, siendo la ganadería preponderante respecto a la agricultura (Calabuig, 2008: 167–173) y la zona se caracteriza por una fuerte regresión demográfica, con pérdidas de casi el 60% de la población local, por un alto índice de envejecimiento (casi el 40% de las personas son mayores de 65 años) y por una densidad de población muy baja (8,6 habitantes/km2) (Morales y Caballero, 2003: 8–10). Esta comunidad rural ha sufrido cambios en las últimas décadas, aunque han sido muy lentos, pudiéndose asegurar que una parte representativa de su población ha subsistido en condiciones de autoabastecimiento de recursos, generando casi todo lo necesario para su supervivencia, y de forma relativamente aislada.
Metodología
La incidencia y contexto social del uso de plantas para la fabricación tradicional de instrumentos musicales y juguetes han sido estudiados como parte de una investigación etnobotánica amplia implementada en ARD. Entre los años 2005 y 2009 hemos llevado a cabo 116 entrevistas semiestructuradas con 80 personas, 44 hombres y 36 mujeres (rango de edades, 45–98 años; media de edad, 72 años). Con la gran mayoría de los informantes se han concertado entrevistas y salidas al campo, pequeñas excursiones botánicas de reconocimiento de especies. Todos estos informantes son naturales de la zona y conocedores del medio natural. Asimismo, representan a un total de 18 localidades: 12 salmantinas y 6 zamoranas (ver González et al., 2010, 2011).
En el análisis de datos se ha utilizado el índice de importancia cultural (CI) propuesto por Tardío y Pardo de Santayana (2008: 29–30), que permite calcular el valor relativo de cada especie útil. En primer lugar se suman los registros de uso (UR) de la especie s dentro de una determinada categoría de uso (ui) para todos los informantes (desde i1 hasta iN) y se divide entre el número total de informantes (N). Seguidamente se suman los cocientes anteriormente calculados para cada categoría, desde u1 hasta uNC.
Este índice varía entre 0 y el número total de categorías de uso definidas (NC), en nuestro caso 2.
Para analizar cómo varía el CT de los informantes según sus características socio-demográficas, se ha realizado un análisis de la covarianza (ANCOVA), tomando como variable del modelo el número de usos mencionados por cada informante (UR) y usando el programa estadístico XLSTAT 2009. Del mismo modo, como variables explicativas se incluyeron los dos datos personales que se solicitaron: “edad” y “género” (variable cualitativa que toma valores de h = hombre o m = mujer).
En cuanto a la taxonomía y nomenclatura de la plantas, se ha seguido “Flora iberica” (Castroviejo, 1986–2012) para aquellas familias incluidas en los volúmenes ya publicados y “Flora Europaea” (Tutin et al., 1964–1993) para el resto de ellas. Diferentes pliegos fueron depositados en el Herbario de la Universidad de Salamanca (SALA). En el caso de algunas especies, para las que fue imposible recoger muestra alguna, se incluye el número de una fotografía digital (PHO).
Resultados y discusión
Los habitantes de ARD usan, o usaron en un pasado reciente, 22 plantas vasculares (incluidas en 12 familias botánicas) para fabricar instrumentos musicales y/o juguetes. En la Tabla 1 se recoge la lista de especies mencionadas y se incluye información etnobotánica sobre ellas. La mayoría de los taxones (68%) son silvestres y las familias mejor representadas en el estudio son Fagaceae y Poaceae, con cinco especies en ambos casos (~23%); representando un 45% del total.
Tomando en consideración las categorías de uso definidas, 19 especies se usan en la elaboración artesanal de instrumentos musicales y seis en la confección de juguetes. Las tres especies más importantes culturalmente en este ámbito de las tradiciones de ARD son: Thapsia villosa L. (CI = 1,05), Quercus ilex L. subsp. ballota (Desf.) Samp. (CI = 0,85) y Q. pyrenaica Willd. (CI = 0,84) (Tabla 1).
Los informantes entrevistados han permitido obtener un total de 681 UR (media 8 UR/informante; máximo = 18). Los resultados del análisis exploratorio llevado a cabo en relación con el CT acumulado por los distintos informantes en función de sus características demuestran que cerca del 34% de la variabilidad de dicho CT puede ser explicada en términos de edad y género (R2adj. = 0,338) –la variabilidad restante se debe a ciertos efectos (variables explicativas) que no se midieron durante nuestro estudio–. Atendiendo a los resultados del análisis de la varianza se puede concluir, con un cierto grado de confianza, que las dos variables explicativas contienen una cantidad importante de información para el modelo (F2, 77 = 21,126; P < 0,0001, intervalo de confianza = 95%). La Tabla 2 recoge los detalles numéricos del modelo matemático. Los dos parámetros considerados tienen un efecto significativo; así, los hombres de mayor edad aportan un mayor grado de conocimiento.
Instrumentos musicales
Con el objetivo de generar notas musicales, en ARD se han llegado a utilizar, como sencillo silbato, dos hojas de olivo puestas entre los labios; pero también se han elaborado pequeños pitos (conocidos popularmente como “silbos”) siguiendo rudimentarias técnicas. Con el endocarpio leñoso de los albaricoques (fruto de Prunus armeniaca L.) fabricaban silbatos los muchachos a base de desgastarlos contra una piedra áspera y extrayendo la semilla. Otro elemento vegetal utilizado con esta finalidad son los tallos huecos de algunas plantas. Los de la cebada (Hordeum vulgare L.), centeno (Secale cereale L.) o trigo (Triticum aestivum L.) se cortaban a nivel de los nudos, se aplastaba unos de los lados y se soplaba, o se hacía una rajita a la paja. De los tallos del “barceo” (Stipa gigantea L.) se cortaba un trozo verde por debajo de un nudo, se le hacía un corte, se metía bien en la boca y se soplaba provocando la vibración de la lengüeta generada. Las cañas de Arundo donax L. se agujereaban.
En este punto destacar también las sencillas flautas que muchos pastores fabricaron, ayudándose únicamente de la punta de su navaja, con las ramas del “canillero” (Sambucus nigra L.)[2] o con los tallos de Thapsia villosa L., retirando su médula blanda.
Continuando con la “sección de viento”, debemos destacar la gran diversidad de especies vegetales utilizadas en la elaboración de la flauta tradicional denominada “gaita”[3]. La madera de “enguelgue” (Acer monspessulanum L.), fácil de trabajar, es muy apreciada para la elaboración de este instrumento musical; de hecho, las gaitas consideradas de mejor calidad en ARD son las fabricadas con ella. El conocido como “corazón de la encina”, es decir, el duramen de Quercus ilex L. subsp. ballota (Desf.) Samp., también es una madera muy apreciada por su dureza y consistencia. Otros árboles empleados son: el castaño (Castanea sativa Mill.), el hojaranzo (Celtis australis L.), el fresno (Fraxinus angustifolia Vahl) y el cerezo (Prunus avium L.).
La gaita es tocada en fechas festivas por los “tamborileros”. Estos músicos, al unísono de la gaita, hacen sonar su “tamboril” o “tamborino”, un tambor tradicional golpeado con una sola porra (Fig. 1). La madera elástica y compacta del hojaranzo es la preferida para hacer este tipo de tambor, aunque también se ha hecho su caja de resonancia con madera de castaño. La porra se labra en el torno a partir de ramas de encina, roble, olivo o enguelgue (Fig. 2).
En relación con las danzas populares destacaremos, en primer lugar, el empleo de las castañuelas por los danzantes. En la elaboración de este instrumento de percusión son siempre elegidas maderas resistentes y de gran sonoridad como la de encina (en especial el “corazón”), roble rebollo (Quercus pyrenaica Willd.), castaño, enebro (Juniperus oxycedrus L.) y fresno (en especial a partir de su raíz). La madera del olivo (Olea europaea L.), enguelgue y “cornicabra” (Pistacia terebinthus L.) ha servido para crear castañuelas de gran belleza, pues presentan un precioso veteado (Fig. 3).
El otro gran elemento característico de las danzas tradicionales de ARD son los “palos” empleados en la danza del “paleo” o “paloteo”. Esta danza ritual de origen pagano se interpreta en días señalados del calendario religioso (Falcón, 2005: passim) y que, temiendo desapareciera, está siendo recuperada en varias localidades por diferentes grupos de jóvenes[4]. Los danzantes hacen chocar sus palos al ritmo de la música tradicional (Fig. 4). Al igual que en el caso anterior, se emplean para su fabricación maderas resistentes, en especial han sido mencionadas el “corazón” y la raíz de la encina, el enguelgue y el olivo silvestre (Olea europaea L. var. sylvestris (Mill.) Lehr.)[5].
Fig. 4. Danza del paleo, reminiscencia de las danzas militares prerromanas de los celtíberos
Por otro lado, aunque normalmente se empleaba un bote de lata, con las calabazas del peregrino se hacían zambombas. Estos rústicos instrumentos están cerrados por un extremo con una piel muy tirante que tiene en el centro un palo a manera de mástil, el cual, frotando arriba y abajo con la mano humedecida, produce un sonido fuerte y monótono. Se confeccionaban con vejiga de cerdo o tripas compradas para embutir la carne en la matanza tradicional. La paja larga del centeno podía ser utilizada para hacer el palo que produce el sonido sobre la caja de resonancia formada por la tripa y la calabaza, pero habitualmente se empleaba un tallo seco del barceo.
Juguetes
En cuanto a juguetes tradicionales, en ARD encontramos diversos ejemplos que se basaban en el uso de plantas. Además de los populares silbatos anteriormente citados, había entretenimientos tan sencillos como: (i) realizar dibujos en las hojas de Umbilicus rupestris (Salisb.) Dandy (Crassulaceae), que se quedaban marcados gracias a la carnosidad de éstas; (ii) hacer explotar los “cohetes” o “restrallos”, que no son otra cosa que las flores de Digitalis thapsi L. (Scrophulariaceae) –el efecto se consigue cogiéndolas por la boca y cerrándolas con los dedos y golpeando contra una el pantalón o la piel provocando que ésta reviente emitiendo ruido y asustando–; o (iii) elaborar sencillos collares con los frutos maduros de Rosa canina L. (Rosaceae), insertados en una cuerda a modo de cuentas. Pero en este apartado queremos destacar la fabricación personal de juguetes más elaborados basados en el aprovechamiento de recursos vegetales del entorno inmediato a los pueblos.
Los agallas de los robles (Quercus pyrenaica y Q. faginea Lam.), que en ARD reciben nombres tales como “bogallas”, “bobajas” o “bodajos” en el caso de las de mayor tamaño y coronadas de puntas, y “bogallos”, “bobajos” o “bodajines” las pequeñas, duras y esféricas[6], han tenido un papel relevante como entretenimiento infantil. Con estas agallas los niños construían pequeños molinos de agua. La agalla se atravesaba con un palo largo y recto y clavaban en ella palitos (de los árboles próximos), que hacían las veces de aspas. El conjunto se colocaba sobre dos piedras y la fuerza del agua de las regateras lo hacía girar. También confeccionaban figuritas de animales (toros, caballos, etc.), clavaban palitos en las agallas a modo de patas y cuernos. Los bogallos, debido a su dureza y forma esférica, se utilizaron como canicas (Fig. 5).
Otro juguete de origen vegetal muy apreciado por los niños de ARD eran las denominadas “volantinas”, “rejigatas” o “tarabillas”, rudimentarios molinillos de viento realizados a partir de los tallos de Thapsia villosa. Para ello usaban una de estas cañas y varios trozos de la inflorescencia, que giraban clavados sobre una agalla de roble atravesada por un palo. Al correr y hacerlos girar velozmente, hacían un ruido muy característico que gustaba a los niños (Fig. 6). Por este motivo, además de servir de divertimento, algunos informantes han mencionado que en muchos huertos estos molinillos han hecho las veces de espantapájaros. Estas cañas, cortadas en trozos de diferente grosor, junto con trozos de corcho y palitos de distintos tamaños también fueron empleadas en la elaboración de pequeños carros o figuras animales. Las peonzas eran elaboradas en especial a partir del “corazón” de encina.
Incluir, por último, también en este apartado, el uso que hacían los niños de Villarino de los Aires (Salamanca) y Fermoselle (Zamora) –hoy hombres de más de 70 años en todos los casos– de los tallos del “bayón” (Typha latifolia L.). Los cortaban y hacían con ellos un haz, que ataban con cuerdas y que empleaban como flotador para aprender a nadar en el río Tormes.
Conclusiones
La “tecnología rural” de ARD relacionada con la fabricación de instrumentos musicales y juguetes refleja un conocimiento perfecto de las maderas y sus propiedades. Se conoce cuál es la madera más adecuada para cada pieza o elemento.
Como en otras comunidades rurales españolas, se trata de instrumentos y juguetes del ayer que cuesta encontrar en la vida actual, y más aún en uso, a no ser en pequeños museos etnográficos o colecciones particulares.
Por último, apuntar que se hace necesario desarrollar proyectos y programas encaminados a dar a conocer y preservar la cultura tradicional de ARD en lo relativo al folklore musical o a la elaboración rudimentaria de juguetes.
Agradecimiento
Nuestro agradecimiento a todas las personas entrevistadas por compartir generosamente su conocimiento.
Todos los autores de este artículo (José Antonio González, Mónica García-Barriuso,
Rubén Ramírez-Rodríguez, Sonia Bernardos y Francisco Amich) son miembros del
Grupo de Investigación de Recursos Etnobiológicos del Duero-Douro (GRIRED),
Facultad de Biología, Universidad de Salamanca
BIBLIOGRAFÍA
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[1] Publicado en: BOE, núm. 112 de 11 de mayo de 2011, páginas 47905 a 47932 (28 págs.) Disponible en: http://www.boe.es/boe/dias/2011/05/11/pdfs/BOE-A-2011-8228.pdf (consultado el 21/08/2012)
[2] Para una recreación histórica véase Mata, L. (1998): Lenguaje peculiar y tradiciones de Las Arribes del Duero. Edición del autor, imprime Gráficas Cervantes, Salamanca, p. 45.
[3]Flauta de pico de tres agujeros tocada con una sola mano.
[4] Véase http://www.lagacetadesalamanca.es/provincia/2012/04/17/paleo-arribes-duero-danza-guerrera-2000-anos-historia/59307.html (consultado el 08/09/2012).
[5] En ARD el olivo silvestre recibe localmente nombres tales como “zambuyo”, “zambuy”, “zambuño” o “zambuche”.
[6] En los robles la formación de agallas es inducida por himenópteros de la familia Cynipidae; en especial destacar las especies Andricus coronatus (Giraud, 1859) y A. kollari (Hartig, 1843) [ver Nieves-Aldrey, J. L. (2001): Hymenoptera, Cynipidae, en: Ramos, M. A. et al. (eds.), Fauna Ibérica, vol. 16. Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC, Madrid].