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Béznar es una localidad del municipio de Lecrín, en la provincia de Granada. Inserta en la comarca del Valle de Lecrín, Béznar destaca por su producción de cítricos y frutales. Desde un punto de vista demográfico se trata de un pueblo pequeño y presenta un considerable descenso de población, debido, entre otros factores, a la emigración y al envejecimiento de su población. Entre 1986 y 2008 perdió alrededor del 24% de su población, habiendo pasado de 458 habitantes en 1986 a 350 en 2008[1].
Cada primer fin de semana del mes de septiembre, se celebra en Béznar un ritual festivo denominado los “Mosqueteros del Santísimo Sacramento”, que también es conocido como los “Mosqueteros de Béznar” o los “Mosqueteros de San Antón”. San Antonio Abad, San Antón, es el patrón de la localidad y es la imagen que se procesiona durante las fiestas[2]. La fiesta se desarrolla durante las jornadas del sábado y el domingo, repitiéndose cada día la misma secuencia de actos. El origen de los “Mosqueteros del Santísimo Sacramento” es la celebración de la victoria de una milicia local sobre un grupo de moriscos sublevados durante la llamada “rebelión de las Alpujarras”. Los distintos actos que componen esta fiesta son una serie de desfiles, pases de revista, etc., que se realizan desde el amanecer hasta la caída de la noche, en los que los que destaca el atronador sonido del disparo de los mosquetes que porta la soldadesca.
El principal objetivo de este artículo, lejos de cualquier pretensión teórica, es ofrecer una descripción etnográfica del modo en que se celebran estas fiestas en la actualidad y contribuir, de esa forma, a la mejora del conocimiento del Patrimonio Inmaterial de Andalucía[3]. Para ello, comenzamos señalando los personajes que intervienen en el ritual y cuáles son sus funciones en el mismo; continuaremos con una descripción de la secuencia de actos que tienen lugar a lo largo del tiempo festivo y terminaremos ofreciendo algunos datos sobre los dos elementos materiales más destacados del ritual: la indumentaria de los mosqueteros y los propios mosquetes.
Personajes
La fiesta de los Mosqueteros del Santísimo Sacramento sigue el modelo de las soldadescas, descritas por Brisset (1997) para el caso de las fiestas de Moros y Cristianos, con las que comparte algunas características, sobre todo con las celebradas en la Alpujarra y en otras partes de Andalucía. Sin embargo, no puede ser encuadrada dentro de éstas, puesto que carece de dos bandos y de la representación del enfrentamiento.
El origen de las soldadescas son las milicias locales organizadas por los Reyes Católicos, encargadas de la protección del territorio circundante, que fueron incorporándose a la celebración de las festividades de sus respectivas localidades. Felipe II configuró la jerarquía de estas milicias estableciendo las siguientes figuras: capitán, alférez, sargento, cabo y soldados (Brisset 1997: 369). En la actualidad, los Mosqueteros de Béznar se estructuran de un modo similar: teniente, sargento, cabo y mosqueteros.
Teniente (Abanderado)
El Teniente o Abanderado es el cargo de mayor rango dentro de la jerarquía de los Mosqueteros. Su distintivo es una bandera con los colores del Vaticano y el escudo de España. El Teniente es el último del grupo en ser recogido. A su salida la banda toca la Marcha Real y se realiza una descarga de mosquetes. Su función principal es tremolar la bandera ante la imagen de San Antón, al principio y al final de la procesión.
Sargento (Pica)
El Sargento o Pica es el enlace entre la tropa de mosqueteros y el Teniente. El traje que usa es el mismo que el del Teniente y su insignia o distintivo es la pica o alabarda. Durante los desfiles acompaña siempre al teniente y tiene un papel destacado en el acto de la escolta que se realiza en la iglesia.
Cabo
El Cabo es el Mosquetero que dirige al resto del grupo, encabeza el desfile y es el encargado de realizar los disparos del alba. Su traje es igual que el del resto de los Mosqueteros.
Mosqueteros
Los Mosqueteros son el elemento principal y más llamativo de la fiesta. En la actualidad, el grupo de Mosqueteros está compuesto por una veintena de varones “adultos”[4] aproximadamente. Además, sobre todo durante los actos que se desarrollan por la tarde, también se visten de Mosqueteros muchos niños y niñas de la localidad.
El reparto de los cargos
Los cargos de Teniente, Sargento y Cabo, según nos cuentan nuestros informantes, aunque existía un reglamento formal, era habitual que se transmitiese de padres a hijos dentro de una misma familia, sobre todo en el caso del teniente abanderado.
Antes había un reglamento, pero hoy ya no se lleva…. Antes si el de la bandera no era mayordomo y había otro que era mayordomo, tenía prioridad. Si se llevaba un músico tenía prioridad. Porque antes los músicos venían y había que llevarse uno a cada casa…. Si tú no tenías músico y yo tenía, y peleábamos por llevar la bandera, pues el que era mayordomo o tenía un músico, ese tenía derecho a salir con la bandera (Vecino de Béznar, Mosquetero desde la década de los 50 del siglo xx).
En la actualidad, aunque persiste cierto carácter hereditario (los hijos de un teniente suelen querer ostentar ese cargo durante las fiestas), el reparto se hace mediante consenso entre los mosqueteros.
Para representar el papel de mosquetero los únicos requisitos son disponer de un mosquete y de la indumentaria adecuada.
El reglamento al que aludíamos data de la creación de la Hermandad del Santísimo Sacramento de Béznar, fundada en 1578 (Río, 2006: 83-154). Hoy, esta hermandad ya no existe como tal, aunque se sigue aludiendo en ocasiones a la fiesta como el desfile de la Hermandad de los Mosqueteros del Santísimo Sacramento.
Además de los personajes que acabamos de señalar, que forman parte de la soldadesca e intervienen directamente en los desfiles, es necesario mencionar la existencia de otras figuras cuya participación es indispensable para el adecuado desarrollo de las fiestas.
Polvorista
Es el encargado de transportar la pólvora que se usará para efectuar los disparos durante todo el recorrido. También se encarga de realizar la carga de los mosquetes. No lleva ninguna indumentaria especial y suele ir, durante el desfile, a la altura del cabo.
Mayordomos
El sistema de mayordomías en las fiestas de Béznar supone el ofrecimiento voluntario, a diferencia de otras localidades donde se hace por designación (Rodríguez, 12), de cierta cantidad de dinero (en la actualidad una media de 150 euros aproximadamente) con el objeto de sufragar los costes generados por la celebración. Al dinero recaudado de entre los mayordomos, hay que sumarle los fondos obtenidos por la Comisión de Fiestas a través de diversas actividades (organización de rifas, publicación de libros, confección del programa, etc.) y la aportación municipal. Esta comisión está formada cada año por un grupo distinto de personas que voluntariamente se ofrecen para organizar estas actividades. Durante el desarrollo de las fiestas no son objeto de ningún acto específico, a no ser que, como sucede habitualmente, sean también mayordomos o mosqueteros.
Los mayordomos adquieren un especial protagonismo a lo largo de la jornada festiva en el momento en que son homenajeados, individualmente, por parte de la banda y los mosqueteros.
Banda de música
Hasta el último tercio del siglo pasado, el desfile era acompañado por un tamborilero. Con el tiempo, este tambor ha sido sustituido por una banda de música de Dúrcal que acompaña a los mosqueteros desde su salida, al alba. Por la tarde, se le suma también un grupo de Majorettes.
Entonces venía un tamborilero, cuando yo salí la primera vez, que era de Dúrcal y venía todos los años, le pasaba que llegaban las fiestas y no había que decirle nada, ya estaba aquí. Y estuvo viniendo hasta que el hombre pudo, porque ya estaba muy viejo. Entonces buscaron a un tamborilero de Granada, de la Cruz Roja, que se llamaba Juan, y Juan, un año, dijo que iba a traer a su hijo, que era un redoblante. Entonces, ya venían dos, el tamborilero y el redoblante, ya iba a más…. A los pocos años, se trajo cuatro o cinco cornetas de la Cruz Roja, y ya no me veas la que armaron…. Pues ya venían todos los años. Hasta que ya empezó a venir una banda de Dúrcal…. y ya vienen majorettes y todo (Vecino de Béznar, Mosquetero desde la década de los 50 del siglo xx).
Momento del desfile de los Mosqueteros. En primera posición aparece el Cabo,
acompañado del polvorista a su derecha. Fotografía: Juan de Dios López (2009)
Secuencia festiva
El alba
La fiesta comienza entre las 6.00 y 6.30 h. de la mañana, cuando el cabo de los Mosqueteros, acompañado por la banda de música que tocará la diana, realiza el primer disparo para anunciar al resto de Mosqueteros que se va a iniciar la recogida y que deben ir preparando sus trajes y armamento. Tradicionalmente, durante el alba, el cabo sólo realizaba este primer disparo y otro inmediatamente antes de comenzar la recogida. En la actualidad, suelen acompañarle algunos mosqueteros más, que disparan sus mosquetes en diversos puntos del pueblo.
Tanto el cabo como el resto de los mosqueteros que le acompañan en el alba, aún no visten su traje completo. El cabo no lleva su vistoso sombrero de flores y el resto puede ir vestido de calle.
A esta hora son muchos los grupos de jóvenes que salen de la verbena[5] para acompañar los primeros disparos de los mosqueteros y bailar tras la banda de música. Durante este tiempo, la banda interpretará marchas, pasodobles, himnos y hasta adaptaciones de los últimos éxitos del pop.
Algunos grupos de vecinos se despiertan y esperan en la puerta de su casa o en la plaza el paso del cabo y su comitiva. Tras recorrer algunos puntos de la localidad disparando su mosquete, el cabo vuelve a su casa a descansar y sale de nuevo a las 8.00, para iniciar la recogida.
La recogida
La recogida la comienza el cabo, ya debidamente uniformado, disparando en la puerta de la casa del primer mosquetero que encuentre a su paso. Cuando escuche el crujío[6], este primer mosquetero saldrá de su vivienda y realizará otro disparo. Luego se colocará detrás del cabo e iniciarán el desfile. El mosquetero que ha salido disparará en la puerta de la casa de su compañero de filas y así sucesivamente hasta que se haya reunido todo el grupo.
Durante la recogida y siempre que la soldadesca recorre el entorno urbano de Béznar, los mosqueteros desfilan en formación. El cabo dirige la marcha y está siempre delante. El resto de los mosqueteros se agrupan por parejas, en dos filas, y marchan al ritmo del tambor. Cuando se paran, flexionan alternativamente y de forma leve sus piernas, izquierda y derecha, de manera que sus mantones y lazos estén siempre en movimiento. Cada vez que, durante el desfile, se dobla una esquina, las parejas se cruzan de modo que la hilera que estaba a la izquierda queda a la derecha en la nueva dirección, y viceversa (Cuadro 1).
Cuando se llega a la casa del Sargento, se disparan dos mosquetes y éste se incorpora al desfile junto al resto del grupo. Casi el total del recorrido se hace a pie, excepto cuando se dirigen hacia Los Peloteos[7], para recoger a algún Mosquetero o a homenajear a algún mayordomo, que se hace uso de varios vehículos particulares.
Una vez que todas las escuadras de Mosqueteros se han reunido, se dirigen hacia el domicilio del Teniente Abanderado. Allí, la banda interpreta el himno de España, la Marcha Real, y el Teniente sale a su puerta. Mientras tanto, el polvorista se encarga de cargar y cebar los mosquetes y se realiza una descarga.
Tras la descarga, el Teniente se incorpora al desfile, junto al Sargento, y el grupo se dirige hacia la plaza de San Antón, donde tendrá lugar el pase de revista.
Cuadro 1: Recomposición de las hileras del desfile de los Mosqueteros en los cruces. Si durante el recorrido, los Mosqueteros desfilan según el modelo A, al doblar una esquina la formación se recompondrá según el modelo B
El pase de revista
El pase de revista es uno de los actos que más espectadores atrae y muchos vecinos y visitantes se congregan en la plaza de San Antón para ver su desarrollo. El sentido de este acto es que el cabo, el sargento y el teniente, comprueben la correcta uniformidad de la tropa. Esta comprobación también la realizan el resto de los asistentes, que gustan de ver quién lleva bien el traje y quién no.
Momento del pase de revista de los Mosqueteros en la Plaza de San Antón. Fotografía: Juan de Dios López (2009)
La revista comienza cuando, al borde exterior de la plaza de la Iglesia, desde la calle Real, el cabo, de espaldas y a paso lento, a ritmo del tambor, desfila hasta la fachada del fondo opuesto. Las dos hileras de Mosqueteros, una a cada lado del cabo, le siguen de frente al mismo paso. Al llegar a la fachada opuesta a la entrada de la plaza, el cabo se para y es flanqueado por el teniente y el sargento. Los Mosqueteros desfilan hasta quedar frente al cabo. Una vez ahí, los dos primeros Mosqueteros se cruzarán y emprenderán el camino hacia el exterior de la plaza, dejando las dos hileras de mosqueteros que se están acercando al cabo en el centro. De este modo, se forman cuatro hileras, dos que se dirigen hacia el exterior de la plaza, en los laterales; y dos que se dirigen hacia el cabo, en el centro (Cuadro 2).
Cuando todos los Mosqueteros han desfilado frente al cabo, el abanderando y el pica, el primero dispara su arma y el desfile continua en la calle Real. Es el momento del homenaje a los mayordomos.
Cuadro 2: Posición de las hileras de Mosqueteros durante el pase de revista
El homenaje a los mayordomos
Al finalizar el pase de revista, los Mosqueteros continúan el desfile y esta vez se pararán en todas las viviendas en las que hay uno o varios mayordomos para rendirles el debido homenaje. Hasta el último tercio del siglo xx, el número de mayordomos era relativamente reducido, por lo que este acto podía hacerse en una sola jornada. La ampliación de la celebración de la fiesta a dos días, ha sido motivada, entre otras razones, por el aumento del número de mayordomos.
La gente cada vez va a más, va aportando más, van siendo más mayordomos que, digamos, que en definitiva es lo que se pretende, porque son los que realmente costean las fiestas y cuánto más mayordomos haya pues, digamos, que más económico es a nivel personal, porque cuánta mayor sea la distribución del gasto, pues más económico sale. Por lo menos es un punto de vista mío, yo creo que la tendencia es a más porque yo creo que la gente lo que le gusta y quiere es que perdure, y la única forma de que perdure es colaborando con las mismas (Mosquetero y mayordomo).
Homenaje a los mayordomos, a la izquierda de la imagen el Sargento y a la derecha el teniente.
Fotografía: Juan de Dios López (2009)
El primer día se hace el homenaje a un grupo de mayordomos y el segundo al resto. El teniente abanderado lleva una lista para recordar cuáles son las viviendas en las que hay algún mayordomo. Y si en una casa en la que hay mayordomos, por olvido o confusión, no se realiza este acto, éstos saldrán a recordar a los mosqueteros su deber de homenajearles
… los mayordomos son las autoridades de las fiestas, porque ellos son los que responden al coste de las mismas y es la máxima representación de las fiestas, en el sentido económico se refiere… (Vecino de Béznar, mosquetero y mayordomo).
Para realizar este acto de homenaje se procede de la siguiente forma: el teniente abanderado y el sargento pica, mirándose de frente, se colocan a ambos lados de la puerta del domicilio. El sargento llama a la puerta y, cuando abre el mayordomo, la banda empieza a tocar hasta que un Mosquetero efectúa un disparo. En el caso de que haya más de un mayordomo en la vivienda, la banda volverá a tocar hasta que suene otro disparo de mosquete y así sucesivamente, hasta que se hayan efectuado tantos disparos como mayordomos vivan en el domicilio.
En algunas viviendas, los mayordomos ofrecen tanto a los Mosqueteros como a los miembros de la banda de música, que les acompaña, algo para comer y bebidas (refrescos, cerveza, sangría, etc.).
Cuando el homenaje a los mayordomos ha concluido, tiene lugar en la Iglesia de San Antón la celebración de la eucaristía donde los Mosqueteros ocuparán un lugar destacado.
La escolta del Santísimo Sacramento
Durante la celebración de la misa, los Mosqueteros llevan a cabo la llamada escolta del Santísimo Sacramento. El acto sucede de la siguiente forma: el sargento (pica) nombra a una pareja de Mosqueteros para realizar la primera escolta y los tres se dirigen, por la nave central de la iglesia, hacia el altar mayor en fila de uno, quedando en el centro el sargento. Al llegar a los pies de la escalinata que sube al altar, el sargento se inclina y sujeta la pica por encima de los escalones señalando al altar mayor. Los Mosqueteros se colocan a su lado y se arrodillan. Se levantan y suben los escalones, poniendo los dos pies en cada uno de ellos. Al llegar al cuarto y último escalón, se vuelven a inclinar. Una vez que se levantan, se colocan de pie, mirándose de frente, uno a cada lado de la escalinata. Y allí permanecen hasta que son relevados por otra pareja. Cada escolta dura unos 10 minutos, y todas las parejas de Mosqueteros la realizarán durante el desarrollo de la liturgia, exceptuando al cabo, al teniente y al sargento.
Cada vez que una nueva pareja de Mosqueteros llega para hacer el relevo, se vuelve a efectuar el mismo acto. La pareja que estaba realizando la escolta abandonará la posición en la que se encontraba, para dejar paso a los dos nuevos Mosqueteros, y se colocarán en el centro de la parte superior de la escalinata mirando hacia el sagrario. Entonces volverán a hacer una reverencia, arrodillándose, y bajarán los escalones poniendo los dos pies en cada uno de ellos, pero esta vez de espaldas, con la vista fija en el sagrario. Una vez abajo, hacen una nueva reverencia, se dan la vuelta y se colocan en fila de uno, dejando al sargento en el centro. Ya mirando hacia el coro a los pies de la iglesia, saldrán.
A mediados del siglo pasado, este ritual tenía un procedimiento distinto. Varios ejemplos: el avance hacia el altar mayor se realizaba por la izquierda, la escolta se hacía de rodillas, etc. Según los escritos de Valentín del Río, recogidos en el libro Los Mosqueteros del Santísimo de Ana María del Río, el protocolo en 1957 era el siguiente:
Al empezar la celebración de la Santa Misa, el Sargento, cuyo distintivo es una pica, nombra la primera pareja de mosqueteros que han de cumplir esta misión. Los mosqueteros uno delante y otro detrás del Sargento, avanzan hacia el Altar Mayor.
El Sargento inicia la subida acompañado rigurosamente por ambos mosqueteros y manteniendo la pica en alto, se arrodillan en el primer escalón, haciendo el primer acatamiento; vuelven a levantarse y suben al segundo escalón en el que repiten el mismo homenaje y al subir el tercer escalón el Sargento rinde su Pica hasta tocar los tramos que parten y entonces la pareja de mosqueteros terminan de subir los escalones que le falten y quedan arrodillados a ambos lados de la escalinata.
Transcurridos unos quince minutos, el Sargento designa la segunda pareja para el relevo, el cual se efectúa en las mismas condiciones en que lo hizo la primera, con la alteración de que una vez que el Sargento rinde su arma –distintivo–, la primera pareja siempre de rodillas, se desplaza hacia el centro de la escalinata, dejando libre el sitio donde habían permanecido arrodillados, sitio que pasa a ser ocupado por la segunda pareja (Río, 68).
Mientras una pareja está realizando la escolta, el resto de los Mosqueteros espera fuera del templo. Cuando el sacerdote eleva el cáliz para consagrar el vino, los mosqueteros están preparados y a una señal del Sargento realizarán una descarga o salva con sus mosquetes.
Al terminar la liturgia eucarística, los Mosqueteros volverán a desfilar hasta el domicilio del Teniente Abanderado para proceder a su encierro hasta la hora de la procesión de San Antón.
Comida popular y juegos infantiles
Una vez que ha concluido el desfile y el Teniente Abanderado ha sido encerrado, la mayoría del pueblo y los visitantes se reúnen en la plaza de la iglesia, donde la Comisión de Fiestas ha instalado una barra en la que se sirven distintos tipos de bebidas. Al mismo tiempo, se comienza a repartir de forma gratuita un plato de paella a todo aquel que lo solicite. Algunas personas se quedan comiendo en la plaza, mientras que otros grupos de parentesco o de amistad se irán a sus casas con el arroz para comer y descansar. Poco a poco los adultos abandonan la plaza y sólo van quedando grupos de adolescentes y de niños y niñas. En ese momento se ponen en funcionamiento los cañones de espuma, que ha instalado la Comisión y el Ayuntamiento de Lecrín, y los más jóvenes se quedan divirtiéndose con la espuma y arrojándose agua unos a otros; mientras los adultos descansan o toman café y otras bebidas en el único bar de la localidad[8].
Recogida y desfile por la tarde
A las 18.30 h. aproximadamente, los Mosqueteros vuelven a desfilar hasta el domicilio del Teniente Abanderado para recogerlo. Hay que destacar que por la tarde se incorporan al desfile muchos niños y niñas de entre 4 y 14 años que, vestidos de mosqueteros y portando pequeños mosquetes de juguete, realizan el paso y la revista junto a sus mayores. Aunque la indumentaria de los niños es igual que la de los mosqueteros adultos, en el caso de algunas niñas se sustituye el sombrero de flores por un lazo rojo en el pelo; hasta el momento, sólo una mujer adulta, se ha incorporado un año al desfile.
Tras recoger al Teniente, los Mosqueteros vuelven a la plaza de San Antón para iniciar la procesión.
La procesión de San Antón y el revoloteo de la bandera
La imagen de San Antón es transportada hasta el exterior del templo por cuatro hombres en un trono sobre ruedas; en la puerta de la iglesia, el Teniente y el Sargento, uno a cada lado, esperan la salida del patrón en posición de saludo. En la Plaza se coloca la imagen en la fachada opuesta a la entrada a la misma. Bajo la imagen se sitúan el cura, las autoridades municipales (el alcalde o algún concejal) y los muchachos que han sido elegidos “Rey” y “Reina” de las fiestas.
Entonces, un miembro de la banda empieza a tocar un redoble de tambor. Al ritmo del redoble, el sargento desfila de espaldas a la imagen hasta encontrarse con el teniente, que se ha quedado en el centro de la plaza dejando a su derecha la imagen del santo. En el centro de la plaza, el sargento se gira y mira de frente al teniente. A una señal del tambor, ambos vuelven a girarse quedando frente a la imagen. Entonces, dan tres pasos hacia el santo, el tambor intensifica el redoble y ambos se inclinan apoyando la rodilla derecha en el suelo, se quitan el sombrero con la mano izquierda y lo mantienen en la dirección de la imagen, mientras con la mano derecha rinden sus insignias, la bandera y la pica. Aún con el redoble, se levantan y se colocan el sombrero. Este acto se repite tres veces dando pasos hacia delante y otras tres veces dando leves pasos hacia atrás, tras lo cual el teniente se despoja por última vez de su sombrero y se lo deja al sargento para iniciar el revoloteo de la bandera.
El Sargento Pica y el Teniente Abanderado haciendo una ofrenda a San Antón, momentos antes del revoloteo de la bandera. Fotografía: Francisco Muñoz, extraída de www.padulcofrade.com
Para realizar el revoloteo o baile de la bandera se procede de la siguiente forma. El teniente despliega la bandera en su totalidad, sujetándola con su mando izquierda en el extremo inferior del mástil y con la mano derecha tres cuartas aproximadamente más arriba. La banda comienza a interpretar un vals, “Olas del Danubio”[9] de Ion Ivanovici, y el teniente, al ritmo de la música, hace girar la bandera tres veces a su lado derecho; después, en sentido inverso, la gira otras tres veces a su lado izquierdo y, por último repite lo mismo elevando la mano izquierda por encima de sus ojos, de modo que la bandera voltea a su espalda. Tras esto, el vals continúa sonando y el teniente sujeta la bandera por encima de su cabeza, sólo con la mano izquierda en el extremo inferior del asta, haciéndola girar, con el brazo extendido y tratando de sólo mover la muñeca, hasta que quede enrollada al mástil; después volverá a girarla en sentido contrario hasta que quede desplegada de nuevo. Al finalizar se inclina y con la rodilla derecha en el suelo ofrece la bandera a la imagen del santo y, entonces, los mosqueteros que han estado durante todo este protocolo en la calle aledaña a la plaza realizarán una nueva salva o descarga con sus mosquetes. Este acto se volverá a repetir al finalizar la procesión y, en algunas ocasiones, también en el barrio de Los Peloteos.
Finalizado el baile de la bandera, comienza la procesión. Los mosqueteros encabezan la comitiva y disparan sus mosquetes en determinados puntos del trayecto. Tras ellos desfila una de las bandas, acompañadas por un grupo de Majorettes que se incorpora al recorrido por la tarde. Entre la banda y la imagen de San Antón, caminan un buen número de vecinos y vecinas de Béznar. Tras el trono que porta la imagen de San Antón, se sitúan el sacerdote, el alcalde u otras autoridades municipales, el “Rey” y la “Reina” de las fiestas y, flanqueando a este grupo, el sargento y el teniente. A la espalda de éstos, cerrando el desfile procesional, se coloca la otra banda de música.
Al llegar a la plaza de la ermita de San Antón, donde en 2007 el ayuntamiento de Lecrín instaló el monumento al Mosquetero, se realiza una ofrenda floral a los pies de la estatua, mientras la banda interpreta la Marcha Real y los Mosqueteros permanecen en formación entre la hornacina de la ermita y el monumento.
Cuando el desfile procesional llega de nuevo a la plaza de San Antón, el teniente vuelve a tremolar la bandera y, tras esto, se procede al encierro del Santo en la iglesia.
Por último, los Mosqueteros vuelven a hacer un pase de revista en la plaza, con lo que la participación de los Mosqueteros en las fiestas concluye y tanto los bezneros como los asistentes se dirigen a la verbena.
Indumentaria
Uno de los elementos más singulares de este ritual festivo es la indumentaria de los Mosqueteros, así como la del Teniente y el Sargento. La composición del traje de los mosqueteros encuentra su justificación en la historia del origen de la fiesta, entendiéndose los distintos ornamentos que contiene como regalos que recibieron los vecinos que volvieron victoriosos tras rescatar el Santísimo Sacramento:
Cuando las gentes del pueblo se enteraron de que se traían al Santísimo, que lo habían rescatado, pues no me veas. Entonces, salieron todas las muchachas del pueblo y se despojaban de todo lo que tenían: se sacaban sus lazos y se los colgaban en las correas, en los cinturones. Los ramos de flores se lo ponían en los sombreros. Todos los adornos que llevaban las muchachas se lo ponían a los mosqueteros. Cada prenda que llevan hoy los mosqueteros es un resultado de aquello (Vecino de Béznar de 80 años, ex mosquetero).
El traje del Mosquetero está compuesto por un sombrero, adornado con flores, y un coleto al que se le añade también una profusa ornamentación. El coleto es una especie de chaleco de piel al que se le cosen unas mangas de tela roja. En el cuello llevan un pañuelo blanco, anudado con un anillo. En la espalda del coleto se pueden observar nueve moñas, hechas de tela de diversos colores. Bajo las moñas, y apenas perceptibles, están cosidos dos lazos de distintos colores, uno formando la letra A y otro formando la letra M (iniciales del Ave María). En los vértices de cada una de estas letras, entrelazadas, se colocan las moñas. De los lazos, con los que se han formado las letras, sólo pueden observarse con claridad los extremos que van sueltos por debajo del coleto. A la altura de la cintura, los Mosqueteros llevan una faja roja, atada en el lado izquierdo. De esta faja, por la parte trasera, cuelgan distintos mantones.
Espalda de algunos mosqueteros durante el pase de revista. Fotografía: Juan de Dios López (2009)
El sombrero es de los denominados “catites” (Río, 2006) y destaca por su ornamentación floral. La base del sombrero es redonda y está forrada de color rojo. Sobre la base se coloca una estructura en forma cónica, hecha con alambres o cañas, sobre las que se entremezclan ramos de flores.
El traje, y sobre todo la forma de llevarlo, es uno de los elementos de la fiesta que más expectación suscita entre los participantes. Las mujeres, que tradicionalmente se han dedicado a elaborar los trajes de los Mosqueteros de su familia, ponen mucho empeño en su elaboración y en su colocación, de forma que todo quede “en su sitio”. Una mujer, que lleva más de cincuenta años elaborando trajes a varones de su familia, nos lo explicaba de la siguiente forma:
A mí me gusta que las cosas vayan en su sitio, no me gusta que las moñas vayan arrastrando…, no me gusta que la moña vaya en la cintura, siempre debe ir tres dedos más alta de la cintura, por lo menos tres dedos, para que vayan los mantones debajo de los lazos, que algunos se ponen la faja encima y se la atan con una moña. Pero la faja es una faja, y se le echa un ataero de faja, con una lazada, y las moñas pues se pone el AM, el nombre de la virgen me parece que es, y se pone que caiga bien. Y luego pues las moñas se hacen con cinco lazadas y se van pegando para que vayan parejas y que vaya bien. Es cosa de tener un capricho de que esa persona salga bien (…). No se mira el tiempo, yo me gusta ver lo que hago (vecina de Béznar).
La elaboración del traje, como decimos, se hace en el ámbito doméstico y corresponde a cada Mosquetero o grupo doméstico tanto su elaboración como su coste y su mantenimiento. Sin embargo, los trajes del sargento y del teniente son, como nos decía un vecino, “propiedad del pueblo” y se guardan en la iglesia. Estos trajes son totalmente diferentes al del resto de Mosqueteros y están inspirados en la época napoleónica (Río, 67). Están compuestos por una casaca negra con faldones hasta las corvas, peto rojo con botones dorados, guantes y pantalón blanco. El sombrero es un bicornio emplumado de color negro, con adornos rojos y amarillos.
Otras fiestas de la provincia de Granada destacan por la presencia de personajes que, ataviados de una forma parecida a la de los Mosqueteros de Béznar, hacen tronar distintos tipos de armas. Es el caso, por ejemplo, de los “tiraores” de Campotéjar y de la fiesta de Moros y Cristianos de Quéntar.
Tiraores de Quéntar (en primer plano) durante las fiestas de Moros y Cristianos.
Momento de la procesión. Fotografía: Juan de Dios López (2009)
Los mosquetes
Este ritual festivo no podría entenderse sin el estruendoso sonido producido por los Mosquetes. Esta “pasión por el ruido” ha sido descrita en otros fenómenos festivos que se celebran en localidades cercanas, como es el caso de los Guájares (González Alcantud, 1993: 13-36), y en otros rituales de Andalucía, como en la Semana Santa de Priego de Córdoba (Briones, 1999: 53-57). El gusto por el ruido producido por los disparos de mosquete puede considerarse, de hecho, un elemento de identificación con la fiesta. Y, del mismo modo, el visitante foráneo que manifiesta su desconcierto ante el estruendo de los mosquetes, podrá ser objeto de amables mofas.
Qué se siente cuando se escucha un mosquetazo, eso depende de quién es el que lo sienta. Para algunos les parecerá un espanto, para otros pues es… digamos, de lo que vive y por lo que sale también. Porque es parte de su ritual durante todo el día y lo oye agradablemente. Después puede haber gente que el sonido le parezca un poco más desagradable, pero eso es una cuestión personalísima de cada uno (mosquetero).
Los mosquetes son armas de avancarga, es decir, que son cargadas por el cañón. Tienen una longitud media aproximada de un metro y ochenta centímetros, y un peso de entre 12 y 14 kilos. Se componen de la campana (lugar por el que se realiza la carga), el cañón, la caña o madera y la culata. Una pieza esencial es la llave, que permite efectuar los disparos. La llave esta compuesta por espoleta, espejuelo y cebador. La espoleta, que lleva una piedra de pedernal, se tira hacia atrás y se suelta. Entonces golpea con el espejuelo y produce una chispa que prende la pólvora del cebador y se produce el disparo.
Según los testimonios de informantes y algunos autores (Brisset, 1997; Río, 2006; Rodríguez Becerra, 1982); aún quedan en Béznar mosquetes originales del siglo xvi. Hasta el último tercio del siglo xx, la mayoría de los mosquetes se transmitían hereditariamente en el seno de la misma familia (Rodríguez Becerra, 1982). Quién no disponía de mosquete propio, podía alquilárselo a una familia propietaria, que en el año en cuestión no tuviese ningún mosquetero. En la actualidad, la mayoría de los mosqueteros encargan réplicas a fábricas de armamento del País Vasco o Valencia y su coste aproximado ronda los 1.200 euros.
En la representación de Moros y Cristianos de Quéntar también se utilizaban mosquetes, pero éstos fueron confiscados por grupos de falangistas durante la guerra civil (Brisset, 2008) y han sido sustituidos por trabucos, más pequeños y disparados con gatillo.
Una nota final
Las fiestas, en tanto que expresiones culturales vivas, están sujetas a transformaciones continuas. Quienes participan en la fiesta son sus legítimos propietarios, los portadores de este patrimonio, y a ellos les corresponde dirigir la dirección de los cambios que se realicen en el ritual. En este sentido, es importante tener en cuenta que la descripción de “los Mosqueteros del Santísimo Sacramento” que acabamos de exponer corresponde a la observación que hemos hecho en un periodo concreto (las fiestas de 2009) y a las entrevistas que hemos realizado a un grupo de participantes en las fiestas en fechas próximas a la celebración. Por lo tanto, algunos de los actos que aquí se describen pueden haber cambiado ya, una vez publicado este trabajo. En cualquier caso, esperamos que esta descripción permita dar cuenta en el futuro de los cambios acaecidos en la fiesta y contribuya a la generación de nuevos trabajos que profundicen en la significación social de los Mosqueteros y su carácter patrimonial.
Juan de Dios López López
Universidad de Granada. Taller ACSA
José Francisco Ruiz Ruiz
Universidad de Sevilla. Delegación de Cultura de Granada
BIBLIOGRAFÍA
BRIONES, R. Prieguenses y nazarenos. Ritual e identidad social y cultural. Córdoba: Ministerio de Educación y Cultura, 1999
BRISSET, D.E. “Fiestas hispanas de moros y cristianos”. En SÁNCHEZ RAMOS. V. y J. RUIZ FERNÁNDEZ (coord.). Actas de la I Jornada de Religiosidad Popular. Almería: Instituto de Estudios Almerienses, 1997, pp. 361-380
BRISSET, D.E. “Prologo: Una fiesta antigua y singular” En HDAD. DE MOROS Y CRISTIANOS DE QUÉNTAR. La función de Moros y Cristianos de Quéntar. Granada: Hermandad de Moros y Cristianos, 2008, pp. 13-15
GONZALEZ ALCANTUD, J.A. Agresión y rito. Y otros ensayos de antropología andaluza. Granada: Diputación Provincial de Granada, 1993
RÍO, A.M. Los Mosqueteros del Santísimo Sacramento. Granada: Velocitynet, 2006
RODRÍGUEZ BECERRA, S. (dir.) Guía de fiestas populares de Andalucía. Sevilla: Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 1982
VELASCO, H. “Tiempos modernos para fiestas tradicionales” En GARCÍA CASTAÑO, F.J. Fiesta, tradición y cambio. Granada: Proyecto Sur, 2000, pp. 97-128
[1] Datos elaborados a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía (SIMA).
[2] Es importante señalar que la fiesta de los Mosqueteros del Santísimo se celebraban el 17 de enero, festividad de San Antón, hasta el último tercio del siglo xx. El gran porcentaje de población emigrante que deseaba acudir a las fiestas, y que por motivos laborales no podían hacerlo en tal fecha, provocó que las fiestas se trasladaran al primer fin de semana de septiembre. Este traslado del tiempo festivo fue común en muchas localidades de la península ibérica, tras la muerte del dictador y la apertura del proceso de transición democrática (cfr. Velasco 2000).
[3]La Delegación Provincial en Granada de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía inició en el año 2009 los trámites necesarios para inscribir en el Catálogo Andaluz del Patrimonio Histórico de Andalucía (CGPHA) el ritual festivo de los Mosqueteros del Santísimo Sacramento de Béznar, en base a sus destacados valores patrimoniales.
[4] Los Mosqueteros del Santísimo pueden ser interpretados como un rito de paso y algunos muchachos en torno a los 15 años acceden a la condición de mosqueteros y portan y disparan sus armas, durante las fiestas. Aun así, en el desfile de la tarde, es habitual que se incorporen niños y niñas, vestidos de igual modo que los adultos –aunque en el caso de las niñas en ocasiones sustituyen el sombrero por un lazo rojo en el pelo- y que realizan los mismos pasos que sus mayores, aunque portando mosquetes de juguete y sin hacer uso de la pólvora. Hasta el momento, según nos comentaban, sólo una mujer adulta se ha incorporado al desfile y lo ha hecho en una única ocasión.
[5] “En Béznar la verbena nunca acaba hasta que el cabo pega el primer tiro”, nos decían algunos vecinos del pueblo, mientras esperábamos la salida del cabo a las 6.00 de la mañana alrededor de un café.
[6] Nombre por el que se conoce el ruido producido por el disparo del mosquete. En otras localidades cercanas también se le da este nombre al sonido procedente de los cohetes, las tracas y otros fuegos artificiales (cfr. González Alcantud 1993:27).
[7] Los Peloteos es un barrio de Béznar, situado a un kilómetro aproximadamente del resto del casco urbano. Fue construido para albergar a las personas que vivían en el antiguo Barrio de Abajo de la localidad, ante el riesgo de que sus antiguas casas pudieran sufrir inundaciones al construirse, entre 1977 y 1985, el pantano de Béznar.
[8] En la actualidad, sólo hay un bar en Béznar, el bar de la Asociación Cultural San Antón, cuyo símbolo es la imagen de un mosquetero. Uno de los mosqueteros nos decía, subrayando el descenso de población que sufre Béznar, “aquí ya no hay trabajo, fíjate que sólo queda un bar y yo he conocido hasta cuatro bares en el pueblo”.
[9] Este acto del baile de la bandera se repite, con algunas variantes, en varias fiestas de la provincia de Granada, usándose incluso la misma música, como ocurre en las fiestas de Moros y Cristianos de Quéntar.