Revista de Folklore • 500 números

Fundación Joaquín Díaz

Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >

Búsqueda por: autor, título, año o número de revista *
* Es válido cualquier término del nombre/apellido del autor, del título del artículo y del número de revista o año.

Revista de Folklore número

042



Esta visualización es solo del texto del artículo.
Puede leer el artículo completo descargando la revista en formato PDF

Editorial

DIAZ GONZALEZ, Joaquín

Publicado en el año 1984 en la Revista de Folklore número 42 - sumario >



Editorial

El trabalenguas que, como su propio nombre indica consiste en poner un obstáculo a la libre pronunciación, basa fundamentalmente su atractivo en presentarnos una palabra, frase o copla cuya repetición o enunciación ofrezcan dificultad o resistencia a quien los emita. Los términos utilizados en la frase suelen comenzar por la misma letra o sílaba, lo que acrecienta aún más la confusi6n y contribuye a considerar más meritoria su perfecta ejecución.

Cada uno de nosotros podría repasar mentalmente las ocasiones en que ha tenido que superar una de estas pruebas y llegaría a la conclusión de que su familia (como todas; incluso las más reacias a la cultura tradicional) le ha legado unos cuantos de estos ejemplos como parte del patrimonio común. Sin embargo, pese a la enorme cantidad de trabalenguas con que se puede topar el recopilador todavía en nuestros días, no existen colecciones específicamente dedicadas al género y menos aún -salvo aislados artículos breves- estudios profundos sobre el tema.

Dos parece ser los fines que perseguían estos ejercicios lingüísticos. El primero, de carácter funcional, mejorar o perfeccionar la dicción siguiendo la tradicional escuela de Demóstenes quien, según algunos autores, no curó su tartamudez introduciendo piedras en la boca, sino repitiendo constantemente trabalenguas; numerosos libros de gramática, retórica u oratoria editados en siglos pasados ofrecen peregrinos ejemplos, salidos casi todos ellos de escritores cultos o, como diría Rodríguez Marín, de "algún dómine cuaternario". El segundo fin perseguido es lúdico: niños y niñas lo utilizaban como juego de prendas o, actualmente, como mero ejercicio de competición para demostrar una superioridad en la dicción. De pasada aludiremos a otras aplicaciones que el trabalenguas ha tenido en distintos países, como la de servir a la policía para determinar el grado de embriaguez de una persona; la de permitir a un médico dentista comprobar su trabajo en la dentadura de un cliente o, simplemente, la de aplicarse como remedio contra el hipo siempre que se pronunciara de una sola vez y sin respirar.



Editorial

DIAZ GONZALEZ, Joaquín

Publicado en el año 1984 en la Revista de Folklore número 42.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz