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(Anna M. Fernández Poncela es profesora-investigadora, Departamento de Política y Cultura, UAM-Xochimilco. El tema de los refranes lo
trabajo desde los años 90 del pasado siglo, los dos primeros artículos publicados al respecto datan de 1994,
el primer libro del 2002, el más reciente está en prensa (véase bibliografía final). Es un objeto de estudio que
me ha acompañado a lo largo de los años, por lo cual es muy grato reencontrarme de nuevo con él, pero en
este caso ampliando el foco de investigación, y más allá de los mensajes y sus significados, en especial con la
construcción social de los géneros y las generaciones, entre otras cuestiones trabajadas, abordarlo desde una
nueva arista: las vigencias, inercias, las percepciones de la gente y su utilización en nuestros días).
Son también, a veces, una creación de nuestro suelo, y otras veces proceden de la herencia hispana... Son los refranes resúmenes de sabiduría vulgar; ya dan consejos morales, ya de higiene o medicina práctica; ya anuncian el tiempo, ya recuerdan sus deberes al agricultor, según las estaciones del año; ya dan reglas de diversos oficios... Los hay tan bellos como los mejores poemas. Los hay que son simples huellas de antiguas supersticiones y hasta conjuros.
(Reyes Heroles s.f.:27)
Introducción
Más allá de los estudios sobre su origen antiguo o significado histórico o geográfico, y en cuanto a su interpretación semántica como narrativa social, el refrán es un gran desconocido en nuestros días. Entre la adjudicación de desaparición o de pervivencia, hay vacíos de información. Y si bien la disminución de su utilización parece un hecho, lo es también su vigencia en nuestra sociedad, en paralelo a otras expresiones y narrativas contemporáneas o posmodernas.
El objetivo del artículo es una revisión sobre los refranes, como parte de la cultura popular actual. Se estudian cuestiones, tales como, su utilización, inercias y vigencias, entre otras cosas. Se reflexiona en torno al tema de la refranística popular en general y en concreto a través de un estudio de caso entre jóvenes estudiantes en nuestros días, para hacer una radiografía de cómo se perciben los refranes y su empleo o no, así como, otra serie de aspectos en torno al tema.
En cuanto a la metodología y el estudio de caso realizado, se trabajó con la información recabada a través de cuestionarios -cuantitativos y cualitativos- aplicados a jóvenes estudiantes de la UAM -véase anexo metodológico-. A modo de una primera aproximación al tema de las percepciones y opiniones de la gente sobre la actualidad o inactividad de los refranes, su uso y cómo éstos se fueron haciendo o no, parte de la vida y expresión de las y los hablantes, en un ir y venir entre sujeto y sociedad, y sobre su percepción en cuanto a su empleo y significado hoy. También, y por supuesto, se revisaron obras y autores/as varias, así como, se contó con la experiencia de estudio sobre el tema en cuestión.
La cultura popular, el discurso social y los refranes
Para empezar y poner en contexto la reflexión y ejercicio que nos ocupa, diremos que partimos de la consideración que la cultura popular es “una realidad viva, dinámica y actual, en la cual todas las personas, de forma consciente o no y en algún momento y grado, participan. Es un hecho y una relación más que esencia o sustancia (Cirese, 1979). Se trata de una construcción ideológica cuya consistencia teórica aún está por encontrarse, es más un campo de trabajo que un objeto de estudio, por así decirlo (García Canclini, 1988). Sus manifestaciones y tradiciones contribuyen, de alguna manera y hasta cierto punto, a expresar la solidaridad y unión entre las diversidades del pueblo en general. En América Latina se habla de la fácil identificación con la cultura popular y a la vez de su difícil definición, pues está claro que no basta con asignarla a las culturas subalternas, y si éstas se relacionan o son réplica de la cultura gobernante, como tampoco es suficiente contraponerlas a ésta última (Rowey y Shelling, 1991). Y es que lo popular más allá de lo indígena o campesino surca la trama de los mestizajes y las deformaciones de lo urbano y lo masivo (Martín-Barbero, 1987), y la hibridación cultural (García Canclini, 1990). En definitiva consideramos…“lo característico de las culturas populares es su condición de subsistemas dentro de sistemas mayores y su elaboración (fraccionaria pero existente) de los distintos niveles de relación con el medio, relaciones internas dentro de la subcultura y relaciones con la cultura dominante. Los contenidos de estas elaboraciones son diferentes en cada caso, pero tienen en común constituir intentos de brindar a sus integrantes un marco coherente de interpretación, subordinado al de la cultura general pero no coincidente con ésta, y que puede -en algunos casos- llegar incluso a erigirse en propuesta alternativa.” (Juliano, 1985: 54).” (Fernández Poncela 2008b: 290-300).
La cultura popular engloba numerosas expresiones, entre ellas las narrativas sociales populares de carácter oral y tradicional, una suerte de discurso social que desde antigua data llega hasta nuestros días, de forma generacional, dinámica y contextualizada, tales como los cuentos y leyendas (Fernández Poncela 2000a), las canciones (Fernández Poncela 2002b), y cómo no, los refranes populares (Fernández Poncela 2002a).
En cuanto al lenguaje, este es cultura, toda vez que un modo de acción, un acto social en sí (Duranti 2000). Un texto es un intercambio social de sentido, parte de un sistema social dado (Lozano; Peña-Marín y Abril 1999). Respecto al discurso, se trata de un proceso semiótico, una forma de uso del lenguaje, un proceso de comunicación (van Dijk 2001). El discurso transporta conocimiento, creencias, significados… Así llegamos a los refranes que son enunciados que básicamente producen y reproducen definiciones sociales, formas de pensar y actuar, roles y estereotipos (Fernández Poncela 2002a).
Los refranes son (1) : “Dicho agudo y sentencioso de uso común” (DRALE 1992). “Cualquier sentencia popular repetida tradicionalmente con forma invariable. En particular, las que son en verso o al menos con cierto ritmo, consonancia o asonancia, que las hace fáciles de retener y les da estabilidad de forma, y de sentido figurado” (Moliner 2001). “Afirmación concisa, de uso popular, que, por lo general, expresa las creencias y las ideas recibidas en una comunidad...En resumen, los proverbios tienen su origen en textos de tipo moral o didáctico; se introducen por vía culta en obras de gran difusión; se transmiten por lengua popular y, tras algunas modificaciones quedan acuñados de forma invariable en la lengua, lo que les permite volver al texto escrito y a la lengua culta” (Encarta 2000).
Si bien, por razones de carácter práctico aquí hablaremos de refranes, conviene aclarar que éstos forman parte de algo más amplio, que son las formas paremiológicas (2), siempre frases breves y de carácter sentencioso, y con características que se encaminan hacia la instrucción, la ética y la moral, tales como, el proverbio -refrán docto-, el adagio -reglas de comportamiento, conocimiento o experiencia-, aforismos -formas de naturaleza científica, verdad incuestionable-, apotegma -consejo moral con sentido gracioso-, axioma -proposición clara que no necesita demostración-, máxima -norma moral-, precepto o frase gnómica -finalidad moralizadora, didáctica y/o represora-, sentencia -carácter moralizador y dogmático-, dicho -frase hecha o modismo-… Sin embargo, emplearemos el nombre genérico de refranes para los efectos de este redactado, por ser el más popular y usual.
Destacar como los refranes son, de alguna manera y en alguna medida, fórmulas de pensamiento y un acto de comunicación nacidos de las necesidades mnemotécnicas -que procuran la capacidad y alcance memorístico- de las culturas populares en clave oral. Contienen mensajes varios -incluso a veces contradictorios como acontece en la cultura popular- y constituyen una parte del discurso social hegemónico en cada contexto histórico-geográfico-social-cultural. Eso sí, cambian a lo largo del tiempo, si bien es considerable la refuncionalización social de su mensaje, supervivencia y readaptación, como parte de cierta autonomía en las ideas, creencias y narrativas culturales frente a los cambios sociales (Herskovits 1952; Kardiner 1955; Balandier 1975; Malinowski 1976). Es un relato didacticomoral, que aunque hoy lejos de sus orígenes (3), todavía hasta cierto punto vigente, quizás ya no en cuanto al significado profundo, pero sí respecto a la práctica discursiva, en algunos espacios sociales.
“… el lenguaje tiene una expansividad tan flexible como para permitirme objetivar una gran variedad de experiencias que me salen al paso en el curso de mi vida... tipifica experiencias” (Berger y Lukmann 1986:57). Esto es, el lenguaje objetiva la realidad, crea, recrea y transforma la vida y el vivir. Y los refranes son parte del lenguaje, por lo que reúnen y contienen significados, objetivan experiencias subjetivas e intersubjetivas, toda vez que configuran creencias, las reproducen, readaptan o cambian, inducen conductas, hacen juicios, señalan caminos a seguir, prescriben qué pensar, opinar, sentir, hacer, a modo de una suerte de manual de la vida misma y de cómo estar en el mundo de una supuesta forma correcta: los deberías, clichés, roles y estereotipos de cómo ser.
Eso sí, el refranero como discurso que es, presenta acciones, sometimientos y reproducciones, resistencias y subversiones, y sobretodo pactos y consensos hegemónicos -a la manera de Gramsci-. Pero además, es tan importante lo que dice como lo que se interpreta, ya que “prevalece la concepción del discurso como una práctica entre otras prácticas y la preferencia analítica no ya por lo que el discurso dice (manifiesta o latentemente), sino por lo que hace, o más bien por lo que hace al decir. En congruencia con este modo de entender del discurso, el proceso de recepción es visto como una actividad interpretativa diversificada según las condiciones de recepción y, sobre todo, posiblemente divergente respecto a las intenciones significativas aplicadas por el emisor” (Lozano; Peña-Marín y Abril 1999:247). En todo caso, el refranero es parte de la semiótica discursiva que “genera, pues, una semiótica de la manipulación orientada al análisis de las prácticas semióticas en cuanto inductoras o disuasorias de comportamientos: intimidación, desafío, seducción, coacción, etc. y su sanción social” (Lozano; Peña-Marín y Abril 1999:250).
A pesar que hay quien opina que “... los refranes son verdades del hablar popular...el valor más importante de estos textos para una cultura es el discurso: sirven de puntos de acuerdo en el argumentar cotidiano, para que no haya necesidad de ponerlo en tela de juicio todo. Estos textos, en efecto, expresan viejos tópicos retóricos que hoy constituyen uno de los elementos más profundamente arraigados en la conciencia discursiva de un pueblo como el mexicano” (Pérez Martínez 2002:17). Se desea dejar claro no obstante que, los refranes no son parte de la esencia humana, como algunos afirman y el mismo refranero señala, esto es, no forman parte de lo que realmente somos como esencia individual. Los refranes son parte de las representaciones mentales (van Dijk 2000), sociales (Moscovici 1979; Ibáñez 1988), de lo aprendido, lo condicionado culturalmente, el imaginario (Castoriadis 1983, 1988), del universo simbólico letitimador (Berger y Luckmann 1986).
Los refranes imponen códigos sociales y normas de conducta, acumulan significados y tipifican experiencias, son parte de un discurso normativo, una narrativa social popular del modelo hegemónico cultural. Por ello aconsejan, recomiendan, describen, evidencian, explican, interpretan, prescriben, persuaden, orientan, seducen, coaccionan, intimidan, etc. Son, en resumen, una ventana desde la cual mirar la vida y el mundo, no son la vida y el mundo, ni mucho menos verdades, repetimos, como algunas autoras y autores señalan, y el mismo refranero subraya (4).
En resumen los refranes son parte de la cultura popular, son parte del lenguaje, y constituyen una suerte de discurso didáctico-moral (Conca y Guía 1996), lapidario (Pérez Martínez 2002) y sentencioso (DRALE 1992), creado con base en lo que éste cree ser, y no en lo que realmente es (5).
Y finalmente, siento necesario dejar claro en esta introducción que yo sí considero que los refranes están vigentes, no como lo estuvieran por supuesto en el pasado, y seguramente más que lo estarán en el futuro, sin embargo en nuestros días las personas, los medios de comunicación, la publicidad, y en varios contextos, todavía es habitual oírlos o leerlos, según sea el caso. En los días que elaboro este texto encontré refranes sobre el pan en las paredes de una conocida y céntrica pastelería de Coyoacán -delegación del DF-; leo en Internet refranes existentes sobre el vino; oigo cómo en mi calle una persona intenta completar la frase de un refrán y lo repite hasta lograrlo; la maestra le pide a mi hija de 10 años que escriba como tarea unos refranes; en una tesis de doctorado sobre relaciones de pareja equitativas una alumna cita refranes con objeto de ejemplificar ciertos aspectos; también en un libro de medicina naturista son utilizados para realizar analogías entre refranes, emociones y órganos o partes del cuerpo humano; en un capítulo de su libro Helen Fisher los utiliza (2000); y en una reciente obra sobre las relaciones entre hombres y mujeres son también empleados en más de una ocasión (Castells y Subirats 2007). Pero hay más, hay frases hechas o refranes creados en un pasado cercano: “Quien fuera Onassis para tener su Jacqueline”, o incluso en el mismo presente, y si tienen dudas hagan la prueba de pasearse por la red de redes, el Internet: “No por mucho megaRAM carga Windows más temprano”, “No hay e mail que por bien no venga”, “No postees mañana lo que puedes publicar hoy”, “Más vale post publicado que cientos preparados”, “Al idiota, bloc de notas”, “Esposa con blog no hace comida”, “La esposa con Chat, al marido en PizzaHut -estos dos últimos son claro y renovado ejemplo del sexismo de muchos refranes, pero con un lenguaje ahora actualizado (Fernández Poncela 2002a) (6) - (http://linuxreflejo.wordpress.com 2008). También hay obras de origen popular cuyo objetivo es reelaborar una suerte de refranes en clave humorística: “Hay políticos que son como el ombligo… están en el centro y no sirven para nada”, “Hay políticos que son como los perros de rancho… nomás el de adelante sabe a qué le ladra, los de atrás sólo hacen cola”, “En política no te metes, te meten… no te sales, te sacan”, “Camarón que se duerme, no amanece desvelado”, “En la política hay que ser como los frijoles de olla, a veces arriba, a veces abajo, pero siempre dendro“La muerte es como los impuestos… son inevitables” (Durón Ruíz s.f.). Es más, se afirma que hay refranes de origen náhuatl: “No se puede chiflar y comer pinole”, “Para todo mal mezcal, para todo bien también”, “Tiene más mañas que un tlacuache”, “Ahora sí les cayó el chahuiztle”, “El tamal que me mandaste aunque no sé con quien, no está mal, pero está bie, porque es tamal”, “No se puede sopear gordita, ni hacer taco con tostada” (Hernández Hernández 2008). Y también en maya: “Ka´alikil táan a pa´atik u tajal m´alob le cono´ku tu´utal” (Mientras esperas que madure bien el aguacate se pudre), “Ts´aaj sa´yéetel túuch´ub” (Dar atole con el índice” (“Yucatán, identidad y cultura maya” 2006) (7).
Vigencia, inercias y empleo de la refranística popular en la actualidad
Durante el primer lustro del siglo xxi se aplicaron un total de 145 cuestionarios a estudiantes de licenciaturas de ciencias sociales de la UAM Xochimilco, con objeto de recabar información en torno a la reproducción y vigencia de la refranística popular en nuestros días. Se trató de un estudio de percepciones. Los resultados son los que siguen (8).
Para empezar es conveniente repasar algunos aspectos de su contexto de reproducción social, tales como las personas que los cuentan, los lugares donde son oídos, la edad en la cual hacen contacto con esta narrativa social discusiva, si gustan, con qué frecuencia se expresan o escuchan y cuál es la opinión sobre su futuro, entre otras cosas; entre la curiosidad y la necesidad de esbozar el panorama de ideas y prácticas de la población sobre el tema.
Quién los cuenta, dónde y a qué edad los escucharon por primera vez
La juventud universitaria consultada señala a la madre, en segundo lugar al padre y en tercero a la abuela como las personas de cuyos labios oyeron por primera vez un refrán, o al menos eso dicen que recuerdan. Le siguen los amigos y los maestros, a cierta distancia. Si bien también se apuntó que “cualquier persona los sabe” o “los libros”, y hubo quien dijo “no lo recuerdo”, a modo de comentarios anecdóticos (9).
¿Quién contó refrán?
Padre Madre Abuela Abuelo Tíos Hermanos Otro familiar Amigos Vecinos Maestros Otros Nc. Total
Hombres 15 12 12 5 2 2 1 11 4 9 4 1 78
Mujeres 12 28 9 1 0 1 0 7 1 8 0 0 67
Total 27 40 21 6 2 3 1 18 5 17 4 1 145
En cuanto al lugar, se trata mayoritariamente de la casa, en segundo pero con bastante distancia la calle, y finalmente la escuela. Se añadió en otra ocasión: “en el trabajo” y en otra “en muchos lugares” (10).
¿Dónde oyó refrán?
Casa Calle Escuela Otro lugar Nc. Total
Hombres 47 17 11 3 0 78
Mujeres 48 14 3 1 1 67
Total 95 31 14 4 1 145
Sobre la edad en la que recuerda haber escuchado por vez primera esta expresión popular, en general oscila entre los 7 y 10, con especial énfasis en los 8 y los 10 años. Alguien aclaró: “Desde adolescente, desde que mi madre me dio sermones”; otro: “Desde que tengo uso de razón”; “Desde la primaria” y “Siempre”.
Edad en que oyó refrán
5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 18 21 Otras Nc. Total
Hombres 2 8 10 14 1 15 4 7 2 2 4 1 0 1 2 5 78
Mujeres 0 4 10 12 7 13 2 8 5 0 1 1 1 0 3 0 67
Total 2 12 20 26 8 28 6 15 7 2 5 2 1 1 5 5 145
En la misma tendencia y en concordancia a la respuesta del anterior interrogante sobre quién dijo el primer refrán que la persona consultada estuchó en su vida, la madre, el padre y la abuela, son los personajes familiares que con más asiduidad pronuncian refranes, como parte de su expresión habitual. Remarcar que el tercer lugar lo ocupa el “yo” esto es, la persona consultada, por lo que se observa cierta tendencia, no muy alta, a seguir la tradición familiar y a hacer uso en nuestros días de la refranística popular.
¿Quién dice más refranes en casa?
Padre Madre Abuela Abuelo Hermanos Padres Nadie Yo Abuelos Tía Todos Nc. Total
Hombres 8 27 9 1 2 4 9 11 2 0 0 5 78
Mujeres 11 27 10 0 2 0 4 4 2 2 1 4 67
Total 19 54 19 1 4 4 13 15 4 2 1 9 145
Otra pregunta realizada en el cuestionario que analizamos en estas páginas fue si les gustan o no los refranes, y la mayoría asintió, como se observa de manera rotunda. Más adelante veremos y analizaremos que refranes se conocen, utilizan, y por tanto y en cierto grado gustan.
Gustan, se dicen o se escuchan, están vigentes o se están perdiendo
¿Te gustan los refranes?
Sí No Nc. Total
Hombres 71 6 1 78
Mujeres 60 6 1 67
Total 131 12 2 145
También se deseaba saber con qué frecuencia oían refranes, y al parecer y según los datos recabados es relativamente alta; lo mismo que la pregunta sobre la frecuencia en que ellos y ellas los enuncian, que también parece elevada, aunque con matices. Aclarar que la mayoría de las respuestas a ambos interrogantes apuntan a que escuchan y dicen “de vez en cuando”, y con bastante diferencia aparece el “a menudo”.
¿Con qué frecuencia oyes refranes?
A menudo De vez en cuando Nunca Nc. Total
Hombres 18 56 3 1 78
Mujeres 19 47 0 1 67
Total 37 103 3 2 145
¿Con qué frecuencia utilizas refranes?
A menudo De vez en cuando Nunca Nc. Total
Hombres 9 52 8 9 78
Mujeres 11 43 10 3 67
Total 20 95 18 12 145
Finalmente, pensando en el desarrollo de este discurso didáctico-moral (Conca y Guía 1996) en nuestra sociedad se planteó el interrogante sobre la opinión acerca de su futuro. Y más personas consideraron que se están perdiendo, que aquellas que los juzgan vivos. Alguien precisó su respuesta con suma lucidez, añadiendo el siguiente comentario: “Depende con quien platiques y su edad, pero en lo particular, los sigo escuchando”. Suscribo totalmente esta expresión.
Crees que los refranes
Están vivos Se están perdiendo Nc. Otras Total
Hombres 35 39 4 0 78
Mujeres 24 38 4 1 67
Total 59 77 8 1 145
Los refranes, conocimiento, utilización, significación
Para continuar bordaremos el conocimiento, significado y actualidad del refranero popular según nuestro estudio de caso. Un cuestionamiento abierto fue el de solicitar escribieran tres refranes, por lo que pasamos a ver el primero que anotaron y que más se reiteró según la consulta realizada (11).
Nº de veces Texto del refrán
25 “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”
16 “Agua que no has de beber déjala correr”
16 “Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”
13 “Al que madruga Dios le ayuda”
Los recogidos en la segunda posición solicitada:
15 “Más vale pájaro en mano que ciento volando”
12 “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”
12 “Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza”
12 “A Dios rogando y con el mazo dando”
12 “Al que madruga Dios le ayuda”
Y en tercer lugar:
13 “Al que madruga Dios le ayuda”
10 “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”
10 “Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza”
8 “No por mucho madrugar, amanece más temprano”
La sumatoria de las tres opciones apunta a los refranes que el grupo de la muestra más conoce, ya sea por decir o por oír, esto es, los refranes que más están en su medio o que ellos conocen y son más proclives a recordar. Y si esto así acontece, por algo será.
47 “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”
38 “Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza”
36 “Al que madruga Dios le ayuda”
30 “Agua que no has de beber, déjala correr”
27 “Más vale pájaro en mano que ciento volando”
22 “No por mucho madrugar amanece más temprano”
14 “De tal palo, tal astilla”
13 “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”
12 “Quien con lobos anda, a aullar se enseña”
10 “Quien nace para maceta no pasa del corredor”
10 “En casa del jabonero, el que cae, resbala”
9 “Dime con quien andas y te diré quien eres”
Si bien es difícil saber el significado concreto otorgado a cada uno de ellos, porque las potencialidades semánticas son muchas, y no se le interrogó acerca de lo que para ellos significaba, podemos establecer unas reflexiones generales al respecto.
Sobre el primer refrán, mayoritario, pues lo apuntó un tercio de la muestra total, “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, sería algo así como, el estar despiertos y no dormirse, estar alerta con las oportunidades y hacer las cosas en su momento. En cuanto al segundo, “Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza”, sobresale el significado de la dificultad del cambio, la importancia de los primeros años en la educación y para otras etapas de la vida. Sobre el tercero “Al que madruga Dios le ayuda”, señala los beneplácitos del levantarse temprano para acabar antes y que te vayan las cosas mejor, esto es, hacer las cosas en su momento y no postergarlas. Mismo que contrasta con el enunciado en la sexta posición, “No por mucho madrugar amanece más temprano”, en el sentido de darse tiempo, ser paciente porque no por ser rápido haces más y mejor, todo a su tiempo parece querer decirnos este refrán. Otro refrán: “Agua que no has de beber, déjala correr”, va en el sentido de si las cosas no sirven hay que dejarlas ir, fluir con la vida y soltar lo que no sirve. Y “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, se trata de considerar mejor el tener algo seguro y concreto que mucho y en el aire sin concretizar, toda vez que valorar las cosas y lo que tienes, la realidad sobre la fantasía. Todos ellos navegan entre el consejo, la descripción, la advertencia y la sentencia, en el más claro tono del refranero popular, como señalamos al iniciar estas páginas.
Por qué gustan o por qué no agradan
A la pregunta de por qué gustan o no los refranes, las expresiones fueron muy variadas, traemos aquí algunas de ellas por ser consideradas las más significativas, por su diversidad o por su contenido reflexivo sobre la razón del gusto; y las reagrupamos en la medida de lo posible en campos semánticos.
Así encontramos las personas que los definen o los encuentran divertidos: “Son como consejos”, pero “chistosos”, “graciosos”, “ocurrentes”, “divertidos”, “me causan risa”, “ingeniosos y divertidos”, “la pura vibra”, “pintorescos”, “interesantes”.
Hubo quien fue más explícito tanto en su brevedad o su supuesta veracidad, como y también en su carácter normativo o educativo, si así se quiere llamar. Curioso es como se definen en ocasiones de manera similar a como lo hace un diccionario o libro especializado sobre el tema, con lo cual denota el conocimiento de la población consultada sobre el tema y la actualidad de los refranes en el presente.
Son breves, directos y concretos: “Dicen mucho en pocas palabras”, “Esquematizan ideas comunes”, “En pocas palabras expresan una reflexión muy verdadera”, “Resumen la idea”, “Dicen cosas fuertes de modo suave”. “Son una forma de decir las cosas sin hacerlo formalmente”, “Expresan de forma graciosa asuntos que no se quieren decir de manera agresiva”, “Hacen alusión a algunos problemas de la realidad social”.
Dicen la verdad, tienen razón y son de mucha utilidad: “Dicen la verdad”, “Dicen cosas muy ciertas y siempre encajan en algo”, “Dicen la verdad con gracia”, “La mayoría tienen razón y te enseñan como una experiencia”, “Unos son muy bonitos y ciertos”, “La mayoría tiene razón”, “Dicen una verdad de manera simple y amena”, “Reflejan un poco lo que sucede en la realidad”, “Tienen parte de verdad y son graciosos”, “Tienen mucho de verdad”, “Porque al final de cuentas son verdad, son enseñanzas que nos son útiles”, “Casi siempre son ciertos y se cumplen”, “En metáforas escuchas verdades que pueden suceder”. Resumiendo: “tienen mucha verdad”.
Se trata de enseñanzas prácticas, ejemplifican, y hacen reflexionar: “Son enseñanzas para no hacer las cosas”, “Una manera práctica de aprender”, “Algunos me enseñan y otros suenan poéticos”, “Nos enseñan a reflexionara”, “Te hacen concienciar acerca de varias cosas”, “Los puedes utilizar para ejemplificar”, “Me parecen una forma muy amena de ejemplificar o ver sucesos de la vida”, “La mayoría de ellos los aplicas en la vida diaria”, “Son geniales y te dejan una moraleja bastante clara”, “Tienen una enseñanza en pocas palabras y que es muy fácil de interpretar para comparar situaciones”, “Son frases hechas útiles”, “Reflexiones sobre las cosas que suceden”, “Son frases que en ocasiones te hacen reflexionar”, “Se me hacen una gran reflexión que dejan una gran moraleja”, “Hacen ver las cosas más simples, y a veces, con gracia”, “Muchos de ellos sí que aplican al mundo de hoy, sobre todo a lo cotidiano”, “Son interesantes y tienen un significado coherente y filosófico, metafórico”, “Te enseñan cosas de la vida”, “Ejemplifican y simplifican lo que quieres dar a entender”. En fin, suelen ser “buenos consejeros”, según opina un buen número de personas consultadas al respecto.
Son para el momento o para la vida, siempre ejemplo de algo: “Es una ejemplificación del momento en el que vives” o “una manera de saber lo que pasa en distintas ocasiones”, explican y predicen al mismo tiempo. Incluso hay definiciones muy claras, directas y completas: “Nos alerta o me deja alguna enseñanza y me hace reír”, “Sintetizan la sabiduría popular y tienen buen sentido del humor”, “Son como mensajes que si se reflexionan o se entienden, influyen en la actuación diaria, de acuerdo a como los interpretes”, “Es una tradición que encierra sabiduría, sentido común e ingenio”, “Llevan un mensaje, así como un consejo, ya sea moral o económico”. Esta última expresión señala el mensaje o consejo, moral o económico, de manera muy pertinente.
Otras tienen que ver con el imaginario de identidad nacional (Anderson 1967): ”Son una parte de la cultura mexicana” y “Desde mi punto de vista reflejan el ingenio y el folklore mexicano”. También identificados con la cultura popular: “Son parte primordial de nuestra cultura popular”, “Son sabiduría popular, casi todos probados, cercanos”, “Reflejan las tradiciones populares”, “Son sabiduría del pueblo”, “Son una muestra del ingenio popular, como los albures, por ejemplo”.
Eso sí, el componente lúdico -ya aparecido en algunos refranes citados con anterioridad- que interpretan las personas consultadas es importante e interesante destacarlo nuevamente: “Me dan risa y me pregunto ¿a quién se le ocurrirán?”, “Los utilizo pero para situaciones de broma”.
En cuanto al porque no gustan los refranes, la información es menor, dado que menos gente se posicionó de dicha forma, pero sí hubo quien arguyó que “No me llaman la atención” o “No estoy familiarizada” o “Se me hacen muy simples”, y es que como señala una jovencita: “Se me olvidan y a veces no los entiendo”. Hubo quien mostró indiferencia como un chico y una muchacha también, al señalar: “Me da igual”, y un joven añadió: “Me son indiferentes”. Hubo también la crítica directa: “No son realistas”.
No obstante y en general, como hemos visto, el ser divertidos, decir la verdad, ser de utilidad y las enseñanzas prácticas, así como la reflexión filosófica, serían las características más importantes y la razón del porque agradan los refranes populares.
Definición de los refranes
Si bien definiciones hay muchas en diversas obras (Appendini 1999, 2001; Calero Fernández 1999; Fernández Poncela 2002a, 2009; Pérez Martínez 2003), nos interesaba saber qué son los refranes según la gente común, lo que piensan o creen que son en realidad, más allá de las reflexiones académicas y las conceptualizaciones teóricas existentes sobre el tema.
Desde la reiteración de una expresión más o menos descriptiva de “dicho popular”, “rima”, “metáfora”, “moraleja”, hasta el significado supuestamente de utilidad más conocido “consejo” o “enseñanza”, varias son las expresiones que se aproximan e intentan describir de que estamos hablando. “Dicho popular con el que se pretende dar una moraleja”, “Frases utilizadas con fines irónicos”, “Expresión de un comentario en sentido figurado y de forma irónica”, “Un verso que refleja la realidad de manera metafórica y que es de sabiduría popular”, “Frase que contiene una figura retórica con moraleja y son populares”, “Dichos populares de uso común”, “Son pequeñas experiencias o consejos”, “Dichos que describen de una forma clara y simple una situación”, “Dicho que describe hechos de la vida en forma metafórica”, “Son consejos sabios dichos en una frase”.
Lo del consejo y su aplicación a la realidad sobresale de forma notable como vimos y seguiremos viendo. Y en especial la incidencia indicada sobre la realidad social: “Una especie de moraleja o consejo, metáforas”, “Enunciado alegórico”, “Frases que transmiten un consejo o mensaje”, “Expresión graciosa que reflexiona”, “Son como mensajes que si se reflexionan o se entienden, influyen en la actuación cotidiana, de acuerdo a como los interpretes”, “Dicho popular que pretende hacer conciencia a la gente”, “Es un consejo breve dado en metáfora”, “Un conjunto de palabras que pueden o no ser verso pero que hacen énfasis en dar una moraleja”, “Representación de un acontecimiento o comparación”, “Rima que tiene un mensaje más allá del literal y deja una enseñanza en un tiempo determinado”, “Una gran reflexión o una idea con varios sentidos para la reflexión de algo acontecido”, “Ideas que relatan algún suceso que advierten generalmente”, “Un tipo de metáfora que intenta explicar casos de la vida cotidiana en una forma rápida”.
Son dichos, expresiones y frases: “Frases que expresan un hecho y su significado”, “Frase que nos indica la causa de algo”, “Frase que trata de explicar cuestiones de la vida con otras palabras”, “Frase o enunciado que alegóricamente enseña algo”, “Pequeñas frases que ayudan a representar situaciones”, “Frases que dan a entender un consejo, invención o realidad con sentido figurado”, “Frase metafórica que alerta, ayuda en algunas ocasiones”, “Frase breve que enuncia hechos cotidianos”, “Frase corta que tiene un cierto tipo de enseñanza”, “Frase con contenido reflexivo”, “Frases que te quieren dar a entender algo”, “Frases donde se trata de poner de manifiesto conocimientos y experiencias de la vida”, “Frase que describe paradójicamente una situación con gran precisión”, “Frase decorosa, figurativa, que de forma pintoresca muestra cierto aspecto de la realidad”, “Frase fácil de entender, de conductas que a veces tenemos y no nos llevan a ningún lado”, “Frases simples que te hacen reflexionar”, “Son oraciones ingeniosas que expresan un contexto de la vida o situación”, “Enunciado o tema de reflexión que advierten circunstancias posibles a ocurrir”.
A veces también se especifica con el componente del paso del tiempo: “Frases que crea la sociedad, generación tras generación, que tienen que ver con la vida cotidiana”, “Frase que refleja la experiencia humana a través del tiempo”.
Es “expresión utilizada dentro de las costumbres de un pueblo”, en fin “algo, explicado metafóricamente y con lenguaje popular que da la razón (empírica) de ese algo que inquieta, preocupa, entristece, etc”. “Un enunciado folklórico de la experiencia de nuestros padres transmitida a nosotros”, “Enunciados populares con moraleja”, “Es una frase creada por el pueblo para ejemplificar las vivencias y experiencias”. “Frases populares que se aplican en diversos escenarios de la vida”. Y es que el carácter popular forma parte de la definición.
Como se observa va de la palabra expresada a la realidad social cotidiana, y es ésta que retomada como ejemplo o experiencia de nuevo transita a la enunciación, es moraleja y aprendizaje, es certero y claro, es advertencia, consejo y reflexión: “es algo así como un consejo y llamada de atención” enfatiza un muchacho y otro añade sabiamente, “otra manera de interpretar la realidad”. Pero entre la enseñanza sobre la realidad y la descripción de ésta es donde se hace énfasis en la mayoría de las definiciones recabadas en estas páginas. Como se señaló en un inicio es imaginario y creación del pensamiento humano, no es la realidad, sino como el joven comenta: una manera de interpretarla.
Para qué sirven o por qué se utilizan
Su utilidad o el para qué sirven es otra cuestión que se consideró interesante, y es por ello que se recabó información en torno a la misma, si bien y en parte, con el análisis de las respuestas de los interrogantes anteriores, ya se tienen pistas e incluso expresiones que lo aclaran y precisan, con lo cual la información parece algo reiterativa al respecto.
Básicamente son fuente de consejo, y parte de la cultura y/o la cultura popular: “Para aconsejar y preservar la cultura mexicana”, “Para fomentar la cultura”, “Es popular y sirve para decir las cosas de otra manera”, “Tiene una moraleja o enseñanza”. “Para amenizar la plática, para decir una conclusión”. “Dar a conocer creencias populares, a través del tiempo y de forma irónica”, se trata pues, de “una tradición”. Finalmente pretenden que “no nos equivoquemos en el transcurso de esta vida, para vivir mejor”. Y hasta sirven para “adornar el vocabulario”. Así, son tema de conversación y adorno, toda vez que cultura, transmisión de creencias y advertencia ante la vida.
Desde “hacer plática” hasta “bromear”, “expresarnos”, “divertirte”, “aconsejar” y “ejemplarizar”, o incluso “decir las cosas de una manera más sencilla” y “expresarnos de una manera cómica”. “Aconsejarnos, reflexionar y divertirnos”. “Explicar razones o prejuicios”. Lo lúdico tiene gran vigencia en cuanto a su utilidad. Así que los refranes parece ser que están ubicados entre el consejo y el divertimento para la mayoría de los consultados y consultadas.
Enseñar, comprender, aconsejar, reflexionar, y además de manera simpática, graciosa y divertida, a veces. “Dan una idea rápida”, “decir algo en pocas palabras”, “simplificar una idea”, “resumir una idea”, “dar una enseñanza”, “entender una idea”, “interpretar cosas”, “comprender algunas cosas”, “reflexionar”, “aconsejar”, ya que se considera es “una forma de consejo”. En fin, para “alentarnos, ayudarnos, alegrarnos, para que reflexionemos” y “dar una enseñanza de una manera simpática y graciosa” y “comparar situaciones de una manera divertida. Y hasta por el simple hecho de “bromear”. “Para ponerle frases chistosas a la gente o cualquier situación que se vive, como cuando llueve…”. “Para explicar en corto y en forma divertida un suceso que está pasando o va a pasar”. “Es una manera cómica de describir las fallas de la conducta social”. “Para hablar de una situación compleja de una forma divertida”. “Para aconsejar a alguien o dejar un mensaje en una situación determinada”. “Para hacer recapacitar a una persona en algunos casos” y “Reflexionar sobre los hechos de la vida”. “Para enseñarte o ser persuasivos de hacer algo bueno”. Prevenir “situaciones no deseadas” o “advertir” sobre las mismas. “Ilustrar situaciones y dar enseñanzas”.
Siempre el ir y venir entre discurso y realidad, explicación de lo acontecido, prevención de lo que sucederá. “Para comentar algunas situaciones que nos pasan y que se relacionan con los refranes”, “Para explicar un hecho o situación de una persona”, “Como apoyo en las cosas que haces”, “sintetizar una idea de alguna situación que pasa frecuentemente”, “Para describir una situación de la vida cotidiana”, “Explicar una acción o suceso que le ocurrió a una persona”, “Para prevenir circunstancias, ya que son como voz de la experiencia”, “Para reflexionar situaciones y cosas que pasan en la vida”. “Son como mensajes que si se reflexionan o se entienden, influyen en la actuación diaria, de acuerdo a como los interpretes”, “Ejemplarizar de manera práctica alguna vivencia”, “Para advertirnos que puede pasar respecto a alguna situación próxima”. “Para prevenir de una manera chusca acontecimientos de la vida” o “Para decir de una forma más agradable lo que ocurre”. “Para ejemplificar situaciones y reflejan la experiencia de varias generaciones en nuestra sociedad”. “Para identificar de forma diferente los acontecimientos que se presentan en la vida diaria”. “Para hacer una analogía ante algo que está sucediendo, son un cómic de lo cotidiano”. “Para decir cosas que creen que están en lo correcto o no”. “La mayoría de las veces para saber lo que sucederá en decisiones importantes”. “Explicar sucesos y acomodarlos a la vida cotidiana”. “Entender situaciones cotidianas y de alguna manera nos ayudan a tomar una decisión”.
Lo más divertido y ameno hasta lo más reflexivo y serio, todo ello se puede encontrar en los refranes: “Para expresar sentimientos de una manera agradable, simpática y hasta un poco chistosa” y “Para analizar y reflexionar el contexto social”. Esto es, lo mismo son útiles “para reflexionar” o “pensar” que para “hacer comparaciones”, “prevenir situaciones” o “ejemplificar un hecho cotidiano de la vida”. En general se considera que “transmiten experiencias y conocimientos” de una forma diferente al lenguaje cotidiano coloquial. Sirven “para muchas cosas” y “las más divertidas, para ironizar sobre algo o alguien”. Lo lúdico siempre presente.
Hubo el joven que dijo de forma directa: “para nada” y otro más “la verdad no sé, en mi caso para divertirme”, si bien como estamos viendo, la gran mayoría sí los considera de utilidad y en general coinciden en ciertas características y para lo que sirven, y siempre con carácter positivo y propositito, incluso más allá de lo que los refranes, si es que lo hace, pueden dar de sí. Ya que se considera son “una guía de nuestros actos, hacer lo que está bien según nuestro criterio, concienciarnos”. Un muchacho se expresó de la siguiente manera: “Mentalizar positivamente a otra persona”, y otro más, “para pensar en los problemas que te ocurrieron y poder pensar en el futuro”. Narrativa social que condensa la cotidianeidad y la catapulta a la reflexión.
Conclusión
Los refranes son narrativa social y expresión oral con cierta vigencia todavía en nuestros días. Son expresión lingüística, transportan mensajes diversos y conforman un determinado discurso social hegemónico, con sus contradicciones y ambigüedades como todo lo oral y popular, pero y también, con cierta tendencia ideológica o un núcleo duro de ideas fuerza que se reproducen de forma tenaz hasta la fecha (Fernández Poncela 2002a, 2002b). Son expresión y parte de la cultura popular que a su vez contiene a la cultura en general, toda vez que la refleja y reproduce en ocasiones, y en otras la resiste o subvierte.
Aquí nos abocamos a revisar la aplicación y manejo actual de los refranes, su validez o desuso, su actividad o inmovilidad a través de un estudio de caso recabando información entre jóvenes estudiantes sobre el tema.
Como se observa, los comentarios y opiniones vertidas en torno a los refranes van en general en el sentido de iluminar aparentemente cierto mensaje con objeto de potencializar la forma de vida de las personas, a través de estas creencias a modo de consejo, recomendación o explicación. Y también, y no menos importante, la gracia y diversión del contenido y expresión, fondo y forma se complementan. Y la mayor parte se refieren a cuestiones prácticas de la vida, materiales, económicas o morales, y van encaminados -como decimos- a optimizar el potencial humano a la hora de tomar decisiones, adaptarse a la vida, fluir, o estar alerta y accionar. Esto es, si algo no te gusta o lo cambias o lo aceptas, nunca estancarse; si bien también inducen a la resignación y generalmente el significado de algunos es en el sentido de imponer pautas y patrones a seguir, esto es, “el deber ser social”. No vamos a entrar en la infructuosa discusión de si son conservadores o no (Fernández Poncela 2002a), sí lo que predomina es un discurso y mensajes inscritos en el modelo hegemónico cultural, o si también hay cierta ambigüedad y libertad de expresión, aunque sólo sea porque es parte de la oralidad que no ha sido barnizada del tamiz político o comercial -como la industria discográfica de la canción popular, por ejemplo (Fernández Poncela 2002b)-.
Pero, si el lenguaje es un acto social y la refranística popular es una ventana a la vida, una manera de verla e interpretarla o acompañarla, podemos concluir que aquí hay consejos para seguirla, algunos sentenciosos o lapidarios (Pérez Martínez 2002), otros que muestran apertura y reflexión, pero los más dicen como son las cosas dando por hecho la veracidad de la afirmación (Calero Fernández 1999), sin dudas ni poder de decisión, a simple vista, por parte de quien escucha o cree. Pero ahí está el sujeto, enunciador o receptor, y su capacidad de utilizarlos, creerlos, reinterpretarlos, o no. Y como veíamos a lo largo de esta investigación los refranes aparecen muy ligados a la socialización primaria, se aprenden a corta edad y en ámbito familiar, con toda la fuerza y peso que psicológicamente ello conlleva; en general agradan y se escuchan y pronuncian de vez en cuando, eso sí, y al parecer se considera que de alguna manera se están perdiendo. La concepción y definición de los mismos va en el sentido del mismo refranero y la mayoría de obras al respecto, y se los considera valiosos y útiles como consejos para la vida cotidiana, además de prácticos y divertidos, a veces.
Si los refranes son una parte más del contexto en el cual nuestras relaciones con otros individuos o con el medio confieren significación, un imaginario social (Castoriadis 1983, 1988) y un universo simbólico legitimador (Berger y Luckman 1986), que se crea y recrea, y conviene saber en qué fluido nos encontramos y qué mensajes se lanzan a los cuatro vientos. Las personas construyen el sentido y significado de sus propias vidas, y los refranes son parte del uso comunicativo del lenguaje.
Son una narrativa social, una interpretación del mundo, una ventana abierta con su perspectiva en el mirar la vida, los acontecimientos, y de forma particular las relaciones sociales. Y, al parecer todavía, lo van a seguir siendo en algunos espacios, para algunos sectores, y por algún tiempo.
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NOTAS
1 Para más información sobre el tema y una reflexión general puede consultarse Fernández Poncela (2002a).
2 La paremia es una frase breve, sentenciosa e ingeniosa, generalmente comporta un consejo moral o una reflexión intelectual, y usualmente también con intención de instrucción. La ciencia de la paremiología es el tratado o estudio de refranes y proverbios y otros enunciados sentenciosos (DRALE 1992; Moliner 2001).
3 De hecho la Biblia o algunos libros sagrados de la antigua India y la Grecia clásica, son algunos de sus orígenes conocidos, son muy antiguos, aunque como mostraremos en esas páginas también existen algunos más recientes e incluso de creación contemporánea, pero sí reconocemos que son los menos. “La primera compilación de refranes que se conoce es la llevada a cabo por Aristóteles, a la que siguieron otras como la de Crisipo y Cleante. El nombre de Plutarco no es extraño tampoco en esta tarea, mientras que las obras de algunos poetas como Plauto se nos aparecen sembradas de abundantes proverbios. El mismo Shakespeare utiliza el aforismo con el carácter sistemático de toda la metodología literario-filosófica... Los griegos lo heredaron, posiblemente del antiguo Oriente, transmitiéndolos a los romanos, quienes a su vez los pasaron a todas las lenguas del mundo occidental. Erasmo contribuyó poderosamente a esta última fase de dicha propagación, con su Adagiorum Collectanae, traducción del latín bajo de numerosísimos proverbios antiguos, que sirvió de puente para que este acervo de cultura popular griega, e incluso anterior, llegara a difundirse por toda Europa.” (Acerete 2001:2-3). Entre otros reconocidos pensadores y literatos “la obra magistral de la mente cervantina, Don Quijote de la Mancha, hizo una parodia del exceso en que habían caído muchas personas en el uso de los refranes y denunció el desconocimiento de su apropiada aplicación.” (Calero Fernández 1999:129).
4 “Cien refranes, cien verdades”, “No hay refrán que no diga la verdad, y una no, es porque dice dos”, “Quien habla por refranes es un saco de verdades”, “Refranes que no sean verdaderos y febreros que no sean locos, pocos”, “Los refranes viejos son profecías”, “Refranes viejos son evangelios pequeños”, “Hombre refranero, medido y certero”, “Saber refranes poco cuesta y mucho vale”, “Refranes y consejos todos buenos”, . Aunque también hay otros con mensaje contrario: “Gente refranera, gente embustera” (Martínez Kleiser 1993; González, 1998).
5 Esto lo reitero, pues al escribir mi primer libro sobre el tema (2002a) quizá no lo tomé suficientemente en cuenta, en el sentido de expresarlo clara y directamente por escrito; sin embargo, sus páginas son un ejemplo de que se trata de un discurso y unos mensajes anclados en percepciones, representaciones e imaginario social.
6 Se trata de antiguos y tradicionales refranes populares adaptados a los blogs e informática actual: “No por mucho madrugar amanece más temprano”, “No hay mal que por bien no venga”, “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, “Más vale pájaro en mano que cientos volando”...
7 En cuanto al contenido, mensajes y significado de los refranes pueden consultarse otras obras. En especial al tema de la construcción del género, roles y estereotipos, relaciones intragenéricas e inersubjetivas, con refranes en español para España y México, entre otros países latinoamericanos, citaremos algunos trabajos: Fernández Poncela 1994a,1994b, 1996, 2000b, 2000c 2000d, 2002a, 2002b, 2003a, 2003c, 2009 (véase bibliografía final).
8 Las edades oscilaban entre los 17 y los 39 años, si bien la moda fue de 19 años. Fueron 78 hombres y 67 mujeres. La residencia recogía todas las delegaciones del DF, con mayor incidencia en Iztapalapa, Coyoacán y Tlalpan. El lugar de nacimiento fue mayoritariamente el DF, con algunos en otros estados de la República, en especial el Estado de México. La autocalificación de nivel socioeconómico fue mayoritariamente medio. La aplicación de los cuestionarios se realizó en el salón de clase en carreras y tronco divisional, entre el año 2000 y 2005, ambos inclusive, al alumnado al cual di clase personalmente (para más información véase cuadros de la muestra en anexo final).
9 Hay diferencias de sexo en el sentido que más mujeres dicen en mucho mayor número que la madre, mientras los hombres apuntan algo más al progenitor masculino. Para estos últimos también la abuela y los amigos son fuente original de acercamiento.
10 No hay discrepancias según sexo en esta ocasión, ambos señalan la casa como el lugar donde oyeron los refranes. Si bien los hombres también los escucharon en la calle o escuela, en mayor número que las mujeres.
11 Para una información más completa de todas las respuestas recabadas puede revisarse el anexo metodológico final.
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BIBLIOGRAFÍA
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Anexo metodológico ejercicio estudiantil
EDADES
17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 37 39 Total
Hombres 1 6 19 7 15 10 8 3 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 78
Mujeres 1 10 18 16 6 5 8 0 2 1 0 0 0 0 0 0 0 0 67
Total 2 16 37 23 21 15 16 3 3 2 1 1 1 1 0 1 1 1 145
EDADES Hombres Mujeres Total
17 1 1 2
18 6 10 16
19 19 18 37
20 7 16 23
21 15 6 21
22 10 5 15
23 8 8 16
24 3 0 3
25 1 2 3
26 1 1 2
27 1 0 1
28 1 0 1
29 1 0 1
30 1 0 1
32 1 0 1
37 1 0 1
39 1 0 1
Total 78 67 145
Residencia Hombres Mujeres Total
A. Obregón 2 3 5
Azcapotzalco 1 0 1
B. Juárez 3 5 8
Chalco 1 2 3
Chicoloapan 0 1 1
Contreras 1 0 1
Coyoacán 14 13 27
Cuahutémoc 0 1 1
Ecatepec 2 1 3
G. A. Madero 0 2 2
Ixtapaluca 0 1 1
Iztacalco 4 3 7
Iztapalapa 16 14 30
La Paz 1 1 2
M. Contreras 2 3 5
Milpa Alta 0 1 1
Nezahualcóyotl 3 0 3
Texcoco 3 0 3
Tláhuac 5 2 7
Tlalpan 11 7 18
V. Carranza 1 4 5
Xochimilco 4 2 6
Nc. 4 1 5
Total 78 67 145
Lugar de Nacimiento Hombres Mujeres Total
Baja California 0 1 1
Chiapas 1 1 2
D. F. 61 55 116
Guerrero 1 0 1
Hidalgo 1 1 2
Jalisco 0 1 1
México 6 6 12
Michoacán 1 0 1
Morelos 1 1 2
Oaxaca 1 0 1
Puebla 1 0 1
Querétaro 1 0 1
Sinaloa 1 0 1
Tlaxcala 1 0 1
Nc. 1 1 2
Total 78 67 145
Nivel Socioeconómico - Hombres - Mujeres - Total
Alto 3 0 3
Mediano 60 64 124
Bajo 10 2 12
Nc. 5 1 6
Total 78 6